¿una nueva enfermedad? ¡Ladrona de Corazones!

todo estaba borroso, temblores repentinos sacudían constantemente mi camino.  Esta era la primera vez que estaba en Japón, y no podía perder la oportunidad de visitar todos los centros de entretención nocturna que tanto promocionan. Aunque poseo la Mayoría de edad según mi país no salgo mucho a este tipo de eventos, por lo que el trago me paso la cuenta... - ¿donde dijo que vivía? - en este país desconocido me estaba alojando con Yamato, y mi Agumon se quedo con él. - ¿era Odaiba? ¿o tal vez Hikarigaoka? - el alcohol estaba en mi cerebro, por lo que con todas mis fuerzas con suerte me mantenía en pie. - tenía entendido que Japón es igual de sísmico que de donde vengo, pero esto ya es el colmo... - ya sin poder sostenerme me siento sobre una banca para pasar la borrachera.

La rubia suspiró, esa misma noche había hablado con Zayyn tratando de hacer que recuperara a su hijo Naois, y había tenido que tomar una decisión muy mala para sí misma para lograr que la pelirroja reaccionara y dejase de lamentarse. Ponerse como la mala de la película de disney... Un ser egoísta que había jugado con sus sentimientos siempre... Y lo peor de todo, es que la pelirroja no había ni un segundo de sus palabras. Lo cual era malo para ella.

- Estúpida Zayyn...- murmuró por enésima vez en la noche.

Dos regueros por los que corrían lágrimas estaban marcados por sus mejillas, desde que estaba en la calle no había parado de llorar. A fin de cuentas, la dolía mucho. Pero lo peor de todo, es que tenía que aguantarlo, porque era la expiación de sus propios pecados. En ese estado, continuó caminando por las frías calles de Tokio con  único abrigo la capa de su evolución. Que era calentita, pero no lo suficiente para las temperaturas nocturnas.

En un momento dado, ya cansada de andar, se acercó hasta un banco, pero al acercarse pudo ver que había un chico sentado en él, con un aspecto bastante malo. Parecía que se había pasado con las copas por el olor a alcohol que emanaba. Sin embargo, no había más bancos por el lugar y a ella le dolían bastante los pies, así que, a pesar de que seguro que le molestaba tenía que preguntarle si le dejaba sentarse junto a él.
Se limpió lo mejor que pudo las mejillas y probó a forzar una sonrisa que casi salió natural.

- Buenas noches ¿me dejarías sentarme contigo? No hay muchos más bancos y me duelen los pies.- miró a su alrededor en busca de los acompañantes del chico, que seguro que tenían que estar cerca, a fin de cuentas, es raro ir a beber solo.- ¿Y tus amigos?- preguntó algo preocupada, de verdad parecía que le iba a dar algo al chico.

¿cuanto tiempo llevaba en esta banca? ni idea, pero mis meditaciones Filosóficas por culpa del alcohol se vieron interrumpidas por una voz femenina. - pues claro, no soy dueño de la banca o algo por el estilo. - la vista la tenia nublada gracias a esas mezclas de Sake y Ron que se formaron en mi estómago. - ¿amigos? todos los que conozco en esta ciudad son menores, ¿como es posible que no conozca a nadie de mi edad? bueno, y Agumon... ¿ Cuantos años tiene Agumon? - gracias a la falta de claridad revele uno de los hechos más importantes que me habían sucedido en este ultimo año y que se supone era un secreto. - Da igual, a Agumon no le gusta mostrarse en publico... ¿y tú? ¿también estas sola en esta noche?

La chica sonrió y se sentó al lado del chico que arrastraba un poco las palabras por culpa del alcohol, pero por suerte, ella conocía bastante bien ese lenguaje, así que, no tenía problemas en seguirle. Cosas de haberse tirado desde que era niña bebiendo... Pero es que esa era la única forma de sobrevivir al frío de Moscú en las calles.

- Gracias, aunque no seas el dueño, estabas tú antes. Y no quería molestarte, no parece que estés demasiado bien, precisamente.- dijo con una sonrisa que intentaba conseguir parecer amable.

Se rió cuando dijo que todos sus amigos eran menores, ella también lo era, pero no evitaba que pudiera entrar a los sitios de copas. Aunque claro, eso es porque era chica, y muchas veces con que tan solo parecieras una fresca ya te dejaban pasar... En fin, políticas de bares.

- ¿Una Agumon? ¡Vaya! ¡Un tamer! No pensé encontrar a ninguno por aquí. Aunque parece que el mundo es un pañuelo.- ya podía estar tranquilo el chico, si es que se había percatado de su problema de control de la lengua. Al menos ahora sabía que la chica sí que sabía cosas de los digimons.- Bueno, dado que estás solo ahora, si quieres podemos ser amigos. Me llamo Natasha, ¿y tú eres?

Hacía mucho que no tenía nuevos amigos, porque claro, la pelirroja era muy celosa y seguro que si la veía hablando con alguien que no era ella, seguro que pensaba que la había puesto los cuernos. Ahora que lo pensaba era un poco infantil por parte de Zayyn, pero bueno, era una forma de sentir que la necesitaban al menos.

La mirada azul se oscureció y opacó cuando el chico preguntó por qué estaba sola esa noche. Se abrazó a sí misma como si tuviese frío. Pero no le negó la información, si algo sabía es que a pesar de que un borracho podía no enterarse de lo que hablabas, cuando lo hacía eran personas sinceras y que siempre te daban el mejor consejo que se les ocurría.

- Paseaba... Porque la idiota de mi novia acaba de cortar definitivamente conmigo... Se cree que la mala de la historia soy yo, aunque no está tan equivocada, he hecho cosas malas... Y ahora, como no tengo ningún sitio al que regresar sólo paseo.- contestó con voz entristecida.- Pero no es necesario que te sientas mal por mí... Seguramente he sido la peor de las dos...Así que, ahora tengo lo que me merezco...- no se la notaba precisamente feliz al decirlo, sino que más bien, parecía que quería convencerse a sí misma.

¿como sabes de Agumon? - el alcohol estaba llegando a su Punto más alto de concentración en la sangre, por lo que no se acordaba de lo que había hablado o no. - da igual, pareces conocer a los Digimon. mi nombre es Carlos, y claro que me gustaría tener una amiga. - el chico intentaba gestionar una Sonrisa, que gracias a su estado no salio muy bien.

la chica parecía desahogarse con el ebrio. le contaba sobre su ruptura con su novia ¿escucho bien? y que ella era la mala de la película. - ¿mala? pero si me pareces adorable, ¿que cosas podrías haber hecho? - Cada vez estaba más pálido por no hidratarse.

La chica se arrebujó en el abrigo y decidió contarle la verdad sobre por qué conocía a los digimons a Carlos, porque a fin de cuentas, no se conocían de nada y es verdad eso que decían que es más fácil contarles los problemas a los extraños, y por qué no tu pasado. Sin embargo, las habituales lagunas la asaltaron... Lo primero que recordó de los digimons fue el día que conoció a Zayyn y a Samuel. Pero más allá no recordaba más que trozos sueltos. Era raro...

- Bueno, digamos que tras que mi novia me convenciera, me hice una operación y ahora soy biohybrido... Aunque no sé muy bien para qué sirve esto ahora... Yo sólo lo hice por ella, era feliz siendo humana.- suspiró resignada.

Le sonrió débilmente a la sonrisa que él trato de realizar. Hacía mucho que nadie la daba una sonrisa que intentaba salir de verdad sincera y solo por el hecho de que estaba feliz de conocerla.

- Bueno... Le secuestré a su hijo hace casi un año... Porque antes de ser pareja nos odiabamos... De hecho aún no entiendo por qué nos enamoramos.- respondió al chico, aunque al mirarle se percató de que no tenía buen color, parecía del color de la nieve, y la nieve era una mala señal para ella.-¿Seguro que estás bien?

Estaba bastante preocupada, para el primer amigo que hacía en meses va y se tenía que poner enfermo... Si es que la mala suerte la perseguía.

wow, biohybrido... había escuchado antes el termino pero nunca vi uno con mis propios ojos. - los ojos rojos del chico se centraron en ella como si intentaran buscar algo fuera de lo normal. - ¿acaso esa operación no se puede revertir?

cada vez la chica iba soltando más y más información, de la cual solo podía retener una parte. - ¿secuestraste a su hijo? creo que ahora comprendo porque dicen que del odio al amor hay solo un paso... -al parecer la chica se dio cuenta del estado en el que estaba y por la testarudez del ebrio parece recuperarse momentáneamente- claro, continua por favor.

La chica se rió suavemente, los biohybridos eran bastante escasos en todo el mundo. Si algo bueno tenía es que al menos ahora era una criatura bastante especial en el universo. Aunque nunca había necesitado de eso para sentirse bien consigo misma, pero algo bueno tendría que encontrarle.

- Bueno, ya puedes decir que conoces a uno. Y que encima no tiene el mal humor de los demás. Yo con lo que siempre me he topado me querían matar, sólo una vez no lo intentaron... Aunque no recuerdo muy bien quién era esa persona... Desde la operación tengo como lagunas.- se llevó una mano a la sien y la acarició con cuidado para borrar la molestia de no poder recordar.- No regreso a ser humana, porque estuve a punto de morirme al hacer la operación. Te duele todo y es un infierno pasar por eso. Así que, no se lo recomiendo a nadie. Yo lo hice por amor, pero eso no lleva a nada; y si lo que buscas es poder, bueno, hay mejores formas de conseguirlo.

Suspiró cansada cuando la preguntó si lo había secuestrado, no estaba muy orgullosa de esa parte de la historia. Aunque lo peor de todo es que no recordaba cómo lo había realizado, sólo que tenía un bebé en brazos que sabía que pertenecía a la pelirroja. Y también sentía la mezquina satisfación de saber que había logrado su golpe maestro.

- Bueno, si dices estar bien te dejo así, pero si te encuentras peor dímelo. Lo mejor será acercarnos al hospital por si acaso.- dijo preocupada, a fin de cuentas, los amigos para ella eran gente bastante importante.- Sí, secuestro... Por eso digo que soy la mala... Aunque lo peor, es que estoy tratando de hacer que se reencuentren, y para ello no tengo que estar yo. Pero se pensó que sólo la había utilizado no sé para qué y después de recuperar a su hijo, seguro que querrá matarme.- suspiró- Pensé que me entendería, pero al parecer la sobrestimé.

Las palabras se quebraron al final de la frase, y tuvo que parpadear un buen rato para que no salieran las lágrimas, la dolía bastante que no la hiciera caso.

si, ahora conozco una... - el chico estaba un tanto distraído. el mal color regreso ahora acompañado por un sudor en su frente y unos temblores en todo el cuerpo.

al parecer al chico se le olvido que recién se habían conocido, ya que de improvisto abraza a Natasha. - no creo que seas mala, tal vez tampoco seas un Ángel. - el chico al contacto estaba helado aunque llevaba unas ropas térmicas.

el abrazo duro más de lo necesario, parece que se había quedado dormido y al intentar soltarse cae a un lado. - c..creo... que... no estoy... del todo bien... - dijo cayendo desmayado.

Se ruborizó cuando el chico la abrazó, no se lo había esperado y hacia mucho tiempo que no se dejaba abrazar por nadie desconocido, por no decir que ahora su piel era más sensible que antes ante el tacto. Así que se quedó algo extrañada por este y de ahí que se sonrojara. Pero enseguida se le pasó, había algo anormal con la temperatura del chico. Estaba tan frío como la nieve que había pensado antes...

- ¡Ey! ¡No desfallezcas!- le consiguió sujetar antes de que cayera gracias a su fuerza de híbrido.- ¡Carlos! Ay... ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí? En fin... Te llevaré al hospital, no mueras... Por favor...- a cada palabra su tono fue bajando hasta casi ser un susurro lleno de desesperación. A fin de cuentas, no le gustaba que le pasase nada a la gente que la caía bien, dado que eran amigos para ella.

Sacó el dispositivo del liguero que llevaba, porque no tenía más prendas que la capa y un ajustado vestido negro de fiesta. A fin de cuentas, para localizar a la pelirroja había tenido que hacerlo. Su cuerpo se cubrió con un suave digisoul de color rosado que entró al dispositivo cuando apoyó la mano con suavidad en él. Esperaba poder hacerlo, porque era la segunda vez en la noche y quizás se quedara sin energía.

- Biohybrid digivolves... Witchmon- a la vista apareció donde antes había una chica rubia una bruja de cabellos dorados y vestido rojo como la sangre, al igual que el gorro. - Quizás no sea un ángel, pero puedo volar como ellos, puesto que soy una bruja.

Una escoba apareció en las manos de la digimon. Se subió a esta con cuidado de colocar al chico de una manera segura y se dirigió velozmente hacia el hospital más cercano para que se ocuparan de él.
Al llegar aterrizó y recuperó su cuerpo humano, después simplemente entró cargando con el chico con bastante facilidad gracias a su fuerza. Dejó que los enfermeros y médicos se encargaran de él, y mientras se dedicó a pasear como un león enjaulado por la sala de esperas hasta que acabaran.

Cuando acabaron, la permitieron ir a verle. El chico estaba en una habitación en la que por suerte sólo estaba él. Se encontraba en una camilla y tenía un color de nuevo saludable. Un suspiro de alivio salio de los labios de la chica. Los médicos la aseguraron que sólo necesitaba descansar y tener más cuidado la siguiente vez que fuera a beber.

Así que, con todo ya solucionado y calmado, la chica acabó quedándose dormida en una silla al lado de la cama, apoyando la cabeza y los brazos en la cama.

recuerdos vagos llenan la mente del chico. un resplandor rosado, el cielo y nubes ¿volaba? ¿como era posible? donde debería estar Natasha ve una mujer rubia con un vestido rojo. - ¿Natasha?

al abrir los ojos lo primero que ve es una paquete de suero. - ¡¿otra vez?! debo dejar de mezclar fermentados con destilados... - al incorporarse ve una muchacha durmiendo apoyada en su camilla. ahora que los efectos del alcohol se le pasaron puede fijarse bien en su rostro. al ver con quien estuvo hablando en realidad la noche anterior se sonrojo. - si que es bella... parece un Ángel que me salvo cuando más lo necesitaba. - intenta hacer memoria de cual era su nombre, ya que gracias a la borrachera no se acordaba de muchas cosas. - ¿Natasha? - dijo en un susurro hablándose a si mismo.

Los ojos de la joven parpadearon como las alas de una mariposa. De manera delicada hasta que pudo enfocar la vista de nuevo. No recordaba si había dormido mucho, pero se encontraba cansada y algo incómoda por la postura, así que, se sentó de nuevo derecha y se estiraba, lo que provocó que los huesos de la espalda chasquearan.

- Bueee... - bostezó sin poder contenerse.-Nos días. ¿Ya te encuentras mejor? Ayer me preocupaste bastante cuando te desmayaste. Pensé que te ibas a morir. Pero por suerte había un hospital cerca.

Las palabras parecían ser vomitadas por la chica a causa de la velocidad a la que hablaba, pero estaba algo nerviosa y no sabía bien cómo reaccionar, porque a fin de cuentas, no sabía si al chico le parecería correcto que se hubiese quedado allí toda la noche. O quizás no la recordaba de nada de la noche anterior... O... O
Por oes había muchas, pero entonces recordó que al despertar habían dicho su nombre, lo que significaba que de algo se acordaba.

- ¿Quieres que avise a alguno de tus conocidos para que no se preocupen?

al parecer mencionar el nombre de la chica la activo como a un robot, esta abrió sus ojos mostrando dos zafiros azulados. - bu... buenos días. - dijo el chico poniéndose aun más ruborizado.- si, me encuentro mejor gracias a ti. - al parecer el atracón de bebidas etílicas fue tal que pudo matarlo.

la chica parecía estar nerviosa, como si temiera algo que podía pasar. al hacer la pregunta de llamar a un conocido salto de la cama. - ¡Agumon! - me puse la polera a toda velocidad. - de seguro me debe estar buscando, o por lo menos estar molestando a Yamato para que lo haga.

en ese instante la puerta se abre y entra Agumon por ella. - ¡Carlos! - grito saltando sobre mi. - ¡¿que te sucedió?!- estábamos en el suelo de la habitación.

¿Agumon? ¿como llegaste aquí?  -¿acaso había atravesado todo Tokio el solo?

el hermano de Joe llamo a Yamato para informarle que estabas aquí. Yamato me acompaño durante todo el trayecto hasta el hospital, y Shin hasta tu habitación - en este instante Agumon ve a Natasha y la huele. - un Biohybrido...

La rubia se levantó a la misma vez que el chico y trató de devolverlo a la cama, a fin de cuentas, acababa de despertar y quizás esos movimientos tan repentinos no le viniesen demasiado bien al cuerpo. Aunque ya parecía estar completamente recuperado, es más, incluso el color que mostraba, sobre todo en las mejillas era tirando a rojizo. Aunque ese color, con el paso de los minutos se rebajó.

- N-no deberías levantarte tan rápido. Quizás te hagas daño.- dijo preocupada.

Sin embargo, no hizo falta que llamara a nadie, puesto que la puerta se abrió y de golpe un dinosaurio naranja fue a estrellarse contra Carlos. Aunque la caída al suelo seguro que no le tenía que haber sentado demasiado bien... Pero eso claro, quizás estaba poniendo peor el estado de salud del chico. Pero es que preocuparse le era bastante natural a ella. Aunque tras cerrar los ojos y centrarse, lo vio todo más objetivo. Si se encontrase mal ya lo diría.

- Pr- Privet- saludó en ruso al Agumon, pero se puso algo tensa cuando la miró y la llamó biohybrido. Aún no se acostumbraba a eso.- Un placer conocerte, Agumon. Carlos me habló un poco sobre ti ayer.

al parecer Agumon no se confiaba de Natasha, ya que seguía con los músculos tensos. - Agumon ya basta es una Amiga y su nombre es Natasha, si no fuera por ella tal vez hoy estaría muerto. - Agumon pareció comprender lo que eso significaba, por lo que fue relajándose cada vez más.

¿tú lo salvaste? - Agumon tomo la mano de Natasha. - Gracias, muchísimas gracias.

me incorporo, y como todo fue tan rápido me mareo un poco.

bueno, sera mejor que salgamos de acá, alguien más puede necesitar este cuarto. Agumon transformate en Koromon para que sea más fácil salir de acá. - Agumon hizo caso y se transformo en una criatura rosada y redonda. - ¿puedes sostenerlo mientras yo bajo a firmar?

La chica retrocedió un paso notando la hostilidad que desprendía el dinosaurio. No le culpaba por ponerse así, como ya había pensado antes, pocos biohybridos se podían considerar como buenos, dado que todos querían vengarse de los humanos por ser como eran. Pero ella no se veía en esa necesidad. En caso de tener que odiar a alguien lo haría de los propios biohybridos.

- Bueno... Lo único que hice yo fue traerle hasta el hospital. Fueron los doctores los que le salvaron.- respondió siendo modesta, o quizás, objetiva. Sin embargo, no apartó la mano de la garra de Agumon.- No iba a dejar a un amigo que muriera en mitad de la calle. No es algo agradable de ver, y luego tienes a alguien menos cerca de ti. Y es complicado conocer a gente agradable, al menos, últimamente.

Dejó de hablar con el Agumon del chico cuando le vio levantarse del suelo. Salió de la sala a la vez que el chico que sostenía al Agumon en su forma de principiante con la que podía hacerse pasar por un peluche rosado.

- No creo que haya problemas... Aunque no se rompe, ¿verdad?- se la podía ver algo nervosa al sostener al digimon. Nunca había tenido un compañero digimon y no sabía muy bien cómo tratarlos, sobre todo cuando se mostraban en un tamaño tan pequeño.

tranquila, no se rompe. -dijo el muchacho con una sonrisa en el rostro.

pero no me aprietes mucho que preocuparme me hincha.- Koromon dijo esto con un tono de burla, pero el chico sabia que era verdad y por esto se sonrojo.

el chico sale de la habitación seguido por la muchacha dirigiéndose a recepción.

¿y que vergonzoso hizo esta vez Carlos? -Koromon siempre sentía curiosidad de las tonterías que hacia su amigo cuando estaba ebrio.

- ¿Seguro de que no lo hace? >.<- se notaba que la rubia estaba bastante tensa respecto a eso, no por nada era la primera vez que sujetaba a un digimon de una etapa tan baja. Lo menos que había llevado era roockie.- Jo, es que desde que me hicieron la operación tengo miedo de hacer daño a la gente por mi fuerza, porque no soy capaz de controlarla bien. Además de que mi lado digimon toma control de vez en cuando, aunque no se porta demasiado mal.

La chica sujetó a la bola rosa como si fuese de cristal cuando dijo lo de que cuando se preocupaba se hinchaba. Eso no tenía que ser para nada cómodo, así que, mejor sujetarlo de una forma en la que no le hiciera daño o le causara algún tipo de molestia.

- Si te encuentras mal, me lo dices, Koromon. No querría causarte daños.- dijo con una leve sonrisa.

Continuó caminando en dirección a la recepción. Donde esperaba que no estuvieran dos horas para hacer todo el papeleo. Odiaba esas cosas de los registros, de tener que firmar y esas cosas. No eran divertidas y al final si te equivocabas en algo tenías muchos problemas. Por buena, o mala suerte en realidad, en su país ella tenía acceso a la sanidad, pero nunca a la que era buena, así que, si se ponía muy enferma, tendría que sufrir con casi la total probabilidad de no volver a despertar al día siguiente. Cosas que tiene no tener una casa, la gente te trata como si no fueses más que basura.

- No hizo nada más que beber mucho y no decirme que estaba mal. A pesar de que le pregunté varias veces. Pero al menos dio tiempo a traerle aquí.

eso no esta tan mal. - Koromon parecía decepcionado, le encantaba cuando su amigo se equivocaba y hacia algo erróneo. - ¿recuerdas cuando hiciste esa junta en tu casa y bebiste tanto que vomitaste a la chica que te gustaba? - un escalofrió recorrió el cuerpo del chico y su cara pasaba al rojo rápidamente. - ¿como se llamaba?

¡eh! ahora que me acuerdo has saludado a Agumon en un idioma que no reconozco. - el muchacho intento cambiar de tema con lo primero que se le vino a la mente.- claramente tus rasgos no son Japoneses... ¿de donde provienes?

Natasha se rió con suavidad ante el gesto del Koromon, no siempre tenía por qué haber una buena historia detrás de una visita al hospital. Y eso al menos solía indicar que no había tantos problemas como lo sería con una historia larga, extensa y especial detrás.
La chica escuchó con atención todo lo que dijo la pelota rosada, para clavar rápidamente la mirada en la espalda del chico, porque claro, iba más adelantado que los dos. Una carcajada intentó escapar de sus labios, sin embargo, por no molestar a Carlos intentó reprimirla.

- ¿Es eso verdad? Deberías tener más cuidado al beber.- al final de la frase no pudo contener las carcajadas.- Lo tuyo sí que es mala suerte. Ya sabes, no mezcles alcohol y chicas por ahora.

Sin embargo dejó de hablar del tema cuando Carlos la preguntó que de donde venía. Japonesa estaba claro que no era, y tampoco del continente asiático. Tampoco tenía la complexión de alguien que viviera en paises cálidos, porque el color de sus cabellos y ojos así como el de su piel era muy claro. Pero eso no siempre se cumplía.

- Nací en Rusia. - respondió con sencillez.-Y ahora quiero saber de dónde vienes tú, a fin de cuentas, tampoco pareces Japonés.

que buen consejo, intentare seguirlo de ahora en adelante... - Lamentablemente para el chico hablarle al sexo opuesto le era muy difícil, y solo encontraba el valor para entablar conversaciones en el fondo de una botella.

la joven le confeso que su país de procedencia era Rusia ¿porque no se le ocurrió antes? su cabello y tez eran claros indicios de procedencia Europea. - vengo de Latino América, si bien mi país no es tan grande como el tuyo es muy largo... - al parecer el problema de las conversaciones regreso a él. - ¿Chile? ¿te suena? bueno, deberías ir a visitarme uno de estos Días.

la recepcion esta repleta, por lo que tenían que esperar su turno. - algo común en todos los países...

Natasha asintió y sonrió, acariciando con una mano de forma distraída la cabeza de Koromon, estaba acostumbrada a cargar con Salamon o Blackgatomon, así que, se acostumbró a darla mimos antes de que abriera la boca para decir algo incómodo o molesto. Su relación nunca había sido demasiado buena, pero las dos habían trabajado por hacerla mejorar para que la pelirroja se alegrara.

- Lo siento, pero la verdad es que no... No tengo ni idea de Geografía y de nombre solo me suenan algunos, como Estados Unidos o Japón. Pero no tengo ni idea de dónde están en realidad en el mapa.- suspiró con un leve rubor en el rostro, nunca había ido a la escuela y eso a veces era molesto a la hora de hablar con la gente.- Nunca he ido a un colegio, así que, no tengo demasiada idea de cosas que sabe todo el mundo. Pero me encantaría ir a ver tu país algún día. Es mejor viajar a un sitio cuando sabes que tienes amigos con los que poder estar.- respondió con una sonrisa sincera.

Esperó junto al chico en la larga cola que había en el lugar. Ella generalmente se hubiera marchado aprovechando la cantidad de personas que había en el lugar. Pero claro está, porque no tenía ninguna referencia para darles y tampoco es que su firma contara con mucha validez. Sólo había aprendido a escribir hasta los seis años y había practicado poco desde entonces.

- Y dime, ¿vives con tu familia?- preguntó para hacer algo de conversación, porque se había hecho un silencio de esos que tienen que ser rellenado con alguna conversación poco interesante.

Koromon esta sumido en un trance por las caricias de Natasha, gracias a esto no se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor.

al ver como la chica se ruborizaba le sonríe amigablemente. - no te preocupes, ni que fuera una de las potencias mundiales. - la confesión de la muchacha sobre que nunca había ido a un colegio lo tomo por sorpresa, ya que por lo que sabía los países de Europa del Este tenían un buen sistema educacional. - viajas mucho al parecer. siempre seras bienvenida en mi hogar.


la espera lo estaba matando, y gracias a Dios la chica saco un nuevo tema de conversación. - claro que vivo con mi Familia. eso si, últimamente han estado de viaje recorriendo el mundo y me han dejado solo. ¿acaso tu ya vives de forma independiente?

La chica no se enteró del estado en el que estaba sumido el digimon, porque a decir verdad, le prestaba bastante poca atención. Así que, las caricias continuaron por automatismo, sin faltar en su momento correcto.

- Viajar he viajado mucho más por el mundo digital que por el humano, la verdad. Porque a decir verdad tan solo he estado en 4 o 5 países y en todos ellos porque tenía que hacer algo. Salvo mi propio país, pero eso es más normal, dado que allí nací.- Casi todos los viajes allí en la Tierra habían sido siguiendo a la pelirroja y sus necesidades.

La cola no parecía avanzar demasiado rápido y de ahí que hubiera tanta acumulación de gente, pero con un poco -o mucha- paciencia, lograrían llegar al mostrador y podrían irse de nuevo a la calle. Aunque fuera seguía haciendo temperaturas bajas, al menos no era como por la noche en la que la oscuridad no ayuda para nada a caldear el cuerpo.

- Bueno, mientras que no te metes en problemas, imagino que está bien que estés solo. Seguro que así puedes hacer lo que quieras.- dijo lo primero que se la ocurrió, porque aunque fuera por estar viajando, para ella estar sin una familiar era algo malo.-... - el silencio se hizo en cuanto el chico preguntó, el rostro de Natasha se ensombreció y dejo de acariciar a Koromon. Tras unos minutos de espera, finalmente contestó.- Mis padres murieron cuando tenía cuatro años, y ninguno de los demás familiares quisieron hacerse cargo de mí. Así que, fui enviada a un orfanato... Dos años después me escapé de allí... Así que, podría decirse que llevo diez años o más viviendo de manera independiente.

Se notaba que a la chica no le gustaba mucho hablar de eso, porque su tono había perdido toda chispa de energía que antes había existido. Aunque no solo en su voz se había perdido esa vitalidad que la rodeaba cuando estaba contenta, sino que había desaparecido de toda ella.
Sin embargo algo la hizo darse cuenta de que no había sido culpa de Carlos preguntar, a fin de cuentas, ella preguntó primero sobre la familia.

- Pero no te preocupes, no me gusta hablar del tema, pero cuando uno pregunta por la familia del otro, es normal que la otra persona le pregunte por el mismo tema. Así que, no te preocupes por que me haya molestado.- trató de relajar el ambiente sonriendo débilmente.

las caricias a Koromon cesaron, pero este no protesto por toda la gente que se encontraba ahí. La alegría y buenas vibras finalizaron junto con estas, ya que al parecer el Joven había tocado un tema sensible. - yo y mi curiosidad... - la historia de la chica lo había dejado anonadado nunca creyó encontrarse con alguien así en su camino. - podón por eso. - Carlos extiende un brazo y abraza a Natasha. <¿ya había hecho eso no? digo, recuerdo que cuando estaba ebrio la abrace sin su permiso.> la cola comenzó de nuevo a moverse, por lo que pronto llegaría su turno. - si quieres puedes pasar una temporada con nosotros. nuestra casa es amplia ya que mis padres querían tener varios hijos. - esperaba que esta propuesta no fuera mal recibida por Natasha.

Ella negó con la cabeza para que no se sintiera mal por eso. Era normal querer saber las cosas y no había nada que pudiera impedir que los demás preguntaran si de verdad querían saberlo.

- Ya te he dicho que no te preocupes, es algo nor... - las palabras fueron cortadas un segundo porque Carlos pasó los brazos a su alrededor, abrazándola.-[b] ...mal.

Un leve sonrojo apareció en sus mejillas, pero correspondió con uno de los brazos al abrazo, porque con el otro seguía sosteniendo a la bola rosa. Necesitaba un abrazo siempre que contaban esas cosas, pero se había acostumbrado a no pedirlos, porque no siempre la gente los daba con tanta generosidad como el chico.
Se separó cuando la fila avanzó, porque caminar abrazado no es algo muy seguro para evitar caídas.

- Muchas gracias por tu hospitalidad. Pero no quiero ser una molestia. Además, quiero intentar estudiar algo y creo que me iré a Estados Unidos a hacerlo... Creo que estudiaré actuación, siempre me han dicho que se me da bien contar cuentos, porque hago de los personajes. Además ya sé hablar inglés, por lo que solo me restaría aprender a leerlo. - dijo contenta de poder hablar de sus planes a corto plazo.

La actuación en sí no era algo que ella percibiera como algo demasiado complicado, y menos ahora que tenía la ayuda de sus digimons para memorizar y analizar cosas. Así que, quizás sería una buena opción para estar entretenida.

- ¿Trabajas ya en algo o estudias?- preguntó curiosa, ahora que había salido el tema.

¿molestia? para nada, siempre es grato tener a alguien que te ayude cuando lo necesitas. - la chica le contó sus planes, quería estudiar teatro en EEUU - bueno, todos siguen sus sueños. ojala que lo logres. - llego el turno de la pregunta hacia él. - estudio, aun no quiero dedicarme a trabajar. me encantaría estudiar Medicina, pero últimamente con Agumon lastimándose a cada momento me a dado la gana de Veterinario. - Koromon se enojo tanto por decir que pasaba lastimándose y por insinuar que era una clase de Animal. - mejor sera que te relajes, no quiero tener que convencer a estas personas de que eres una clase de Furby deforme... - la fila se iba acortando, ahora solo quedaban unas 2 personas delante de ellos.

La chica sonrió agradecida a la generosidad de prestarle un tiempo una habitación de su casa. Pero además de sus planes de estudio, había otro motivo más por el que quería estar en EEUU, y no era más ni menos que comprobar que la pelirroja de verdad se ponía en marcha de una maldita vez...

- Bueno, siempre puedes darme tu teléfono y cuando me pase por tu ciudad te llame... Aunque también deberías decírmela, no vaya a ser que me equivoque.- sonrió alegremente a sus palabras de ánimo.- Sí, yo también espero conseguirlo, aunque creo que tendré que trabajar bastante hasta lograrlo. Pero no pierdo la esperanza, cosa que es importante no perder.

La chica observó al Koromon que se veía bastante molesto por las palabras del chico. Aunque era muy difícil que la mayoría de los digimons no fuesen considerados animales por los humanos, puesto que se parecían a ellos. Regresó a hacerle caricias para que no se disgustara por eso.

- Ese es un buen estudio, al menos ayudas a la gente. Aunque estaría mejor que no solo los ricos pudiesen acceder a los tratamientos buenos... Pero ya se sabe, el dinero mueve a las personas.- suspiró, eso era una lástima.- Cualquiera de las dos opciones está bien, porque también podrás ayudar a los digimons.- a fin de cuentas los había más humanos y otros más animales.

Trató de aguantar la risa con eso del furby deforme, a pesar no saber qué era un furby, le hacía gracia la forma en que se pronunciaba.

- No sé lo que será eso, pero no suena a algo demasiado bonito.

claro toma. - Carlos saca de su bolsillo una Hoja de papel un tanto arrugada y un lapiz, en esta anota su teléfono, su ciudad y la dirección de su casa. - si estas por ahí y no tienes dinero para un teléfono solo anda. preguntando se llega a Roma...

Koromon regresa al trance de las caricias y vuelve a relajarse. - esa es la idea, ayudar a la mayor cantidad de personas posibles. - el ultimo sujeto antes de ellos se estaba marchando, por lo que queda el camino despejado. - ¡nuestro turno al fin!

en el mesón estaba un sujeto robusto, posiblemente ayudaba a subir personas a la camilla. - ¿cual es su número? - pregunto este sin levantar los ojos de un libro en la mesa.

¿numero? - dije mirando hacia atrás para ver is existía una maquina que nos hayamos saltado. - no vimos ninguna maquina para sacarlo. - el sujeto levanta la vista del libro y me toma la muñeca dejando a la vista una pulsera con un código.

paciente N° 324... - baja nuevamente la vista a su libro y busca una hoja en particular. - intoxicación por alcohol... si no fuera por tu Novia no estarías en este mundo...

al escuchar la palabra Novia me ruborizo completamente. - e.. ella no es mi novia - dije algo cortado.

Guardó el papel y sonrió divertida por lo que dijo el chico. Ella ya tenía teléfono, al menos, estar con Zayyn había tenido algunas cosas buenas, y digamos que para poder mantenerse unos cuantos días hasta que encontrara algo fuera de la casa se había llevado de manera disimulada algo de dinero. Así que, viendo que para una casa era poco, decidió gastarlo en un aparato para comunicarse. La tarifa que tenía no era demasiado cara y la permitía tener internet y poder gastar hasta 300 mensajes al mes. Lo demás sólo sería cuestión de conseguir un trabajo a media jornada y poder pagarlo.

- No te preocupes, ya tengo con qué llamar, aunque ahora mismo no lo he traído encima por si me lo robaban en la discoteca. Pero sí, las preguntas suelen llevarte al menos a buen puerto.

Sonrió más al saber que Carlos pretendía ayudar a los demás, eso le hacía ser una buena persona... Hacía tanto que no estaba con gente tan desinteresada que apenas sabía como comportarse... Incluso, se sentía como un ser egoísta y malo que solo se preocupaba por sí mismo.

- Pues que tengas mucha suerte en conseguirlo. Te daré todo mi apoyo aunque no esté. Creo que es una buena forma de empezar a limpiar mi alma por todas las cosas que he hecho.

Pero no pudo decir nada más, porque ya era el turno de Carlos para registrarse -un poco tarde- y firmar en el hospital. La chica esperó que no fuese algo obligatorio de pagar el tratamiento, porque que ella supiera no era demasiado complicado de realizar. Pero cada país es un mundo y es difícil saber cuándo hay que pagar y cuando no.
Puso expresión de abrurrimiento, mientras seguía con las caricias a Koromon, cuando de repente una palabra en la conversación con el enfermero o lo que fuese: "novia". Sus mejillas se tornaron rojas y por un segundo estuvo a punto de dejar caer al digimon al suelo, pero por suerte reaccionó rápido y lo estrechó contra sí misma.

- ¡N-n-no somos novios! - respondió nerviosa.- Por ahora solo somos amigos.

Su mirada bajó un poco, por ahora no quería estar con nadie en una relación. A fin de cuentas, aún estaba enamorada -o el sentimiento que fuera- de Zayyn. Aunque parecía que poco a poco iba dándose cuenta de lo que de verdad sentía. Pero aunque no fuese amor lo que sintiese por ella, prefería tener un tiempo de calma para poder centrarse en sus propios asuntos.

claro claro, amigos. - el sujeto parecía divertirse con la situación - bueno, como esto es un hospital publico no te cobraremos por el tratamiento, pero los insumos son otro tema...

no hay problema, viaje con unos cuantos dolares de más por si esto sucedía. -nunca se sabe cuando uno podía caer "enfermo" en otro país.

muy bien, firma aquí. - el Sujeto levanta el libro y le indica a Carlos donde firmar, esto no duro más de un minuto. - muy bien, eres libre.

los chicos salen del hospital, afuera hay un día soleado no muy acorde con la noche anterior. - tanto jaleo por 2 minutos... - Natasha seguía con Koromon embobado en sus brazos. - bueno ¿y ahora que?

A la chica le molestó ligeramente la actitud del hombre, aunque era la normal para alguien que piensa que le están ocultando una relación o al menos que hay una pequeña chispa de atracción.
Al menos se alegró por haber escogido bien el hospital y que fuese uno público, con las prisas no había tenido tiempo de averiguarlo, además de que no tenía ni la menor idea de leer los kanjis. Así que, hubiera sido inútil que hubiese intentado adivinarlo.

- Hasta luego.- se despidió la jovencita en cuanto fueron ya libres.

La verdad es que seguía sin sentirse del todo cómoda dentro de edificios muy grandes, porque no estaba acostumbrada a ellos, y menos con tanta gente dentro. Pero sabía que tenía que hacer el esfuerzo, si quería intentar ser una persona normal. Así que, al llegar al exterior no pudo evitar respirar hondo y poner una expresión muy relajada cuando el Sol se posó en su rostro.

- Uhm... ¿qué hacer ahora? Pues, lo que queramos. Tenemos toda la ciudad para hacer lo que queramos. Sólo es cuestión de investigar.

Dicho eso, echó a andar en una dirección indeterminada. A algún lugar tendría que llegar, así que, solo había que armarse de paciencia. Eso mismo había hecho por la noche y había conocido a Carlos. Así que, era un método que funcionaba... O al menos más veces que menos.

Natasha comenzo a caminar en una dirección desconocida. como aun tenia a Koromon con ella no tube otra opcion que seguirla. - ¡eh espérenme! no me dejen solo. - grito mientras salia corriendo tras ellos.

tras caminar un par de minutos llegamos a lo que parecía ser un parque de Diversiones.


¡mira eso, una noria! - agarro a Natasha de la mano sin siquiera preguntarle y me dirijo a la fila para subir. - dos por favor. - le dije al sujeto que vendía los boletos

Siguió caminando, aunque detuvo un poco el ritmo para que Carlos no les perdiera de vista, aunque en una calle recta eso era complicado. Pero al ir andando, podía darte por cambiar la dirección, y entonces sí que sería fácil perderla de vista. Pero como ahora no trataba de despistarle, y dudaba que tuviese que hacerlo, pues redujo el ritmo.

El camino continuó tranquilo y sin cambios entre los grandes edificios, cuando de repente una enorme rueda se alzó en el cielo, llamando la atención de ambos jóvenes: una noria. Antes de que la propia Natasha dijera nada, Carlos ya la había sostenido por la mano y "arrastrado" hasta el sitio donde se vendían las entradas.

Al llegar, el encargado les miró a los dos y les indicó el precio para poder subir. Tras pagar, el hombre les sonreiría a los dos, alegre de ver a una "pareja" tan alegre.

- Pasadlo bien los dos. Seguro que os gustarán las vistas.- no quería ser indiscreto, a fin de cuentas, estaba acostumbrado a ver muchas parejas y a todas no les gustaba que se lo dijeran claramente.

Les dejaron pasar al interior, y la noria comenzó con su lento movimiento rotatorio. Natasha nada más entrar pegó su rostro contra el cristal y se puso a observar todo lo que pudiera, porque esa era la primera vez que estaba en un parque de esos. Y la verdad, nunca había tenido la ilusión infantil de poder verlo todo desde una altura considerable.

- Es la primera vez que subo a una de estos aparatos.

al subirnos Natasha se pego en el cristal, algo muy gracioso para Carlos, que no pudo aguantar una carcajada - je je, pareces una Niña pequeña. - la maquina comenzó a moverse lentamente. Koromon se quedo sentado e intentaba mirar hacia afuera. - creo que no te eh preguntado tu edad real... - muchas de las mujeres que conocía tenían la misma estatura que ella, pero algo le decía que era menor de lo que aparentaba.

la maquina se detuvo en lo que parecía ser su punto más alto, algo normal en este tipo de atracción. - ¿que sucedió? - Koromon  se asusto al escuchar el sonido que hizo la maquina al parar. - ¿se a averiado o algo por el estilo?

no, solo es la típica pausa romántica que... - el joven se dio cuenta de donde se habían ido a meter realmente, las norias se han caracterizado como una de las atracciones de pareja junto con los túneles del amor. - ¡pausa dramática! - grito el chico para intentar distraer a Koromon de lo que estaba diciendo antes. mientras su cara comenzaba a tornarse Roja.

La chica se ruborizo ante las palabras de Carlos, porque desde siempre había sido muy infantil, pero tenía esa absurda manía que tenía la gente de fingir que no lo era, sólo por parecer más madura y así poder ser aceptada con los demás. Lo cual sí que era un comportamiento infantil al pensar así.

- ¡No lo soy!- se quejó en un tono total y absolutamente infantil, incluso infló las mejillas al hacerlo.- Bueno... Puede que lo sea, pero guardarme el secreto. ¿Vale? - contestó unos segundos después sonriendo de forma cómplice.

Parpadeó algo confusa y trató de concentrarse en saber cuál era su edad. Lo de vivir en las calles hace que solo te interese saber cuándo amanece y atardece. Nunca llevas un cálculo más preciso del tiempo. Por eso trató de contar los inviernos que había pasado en la calle, porque de esa forma podría saber aproximadamente su edad, dado que ella cumplía los años en diciembre. De eso no se olvidaba, aunque hiciera años que no recibía ningún regalo por la fecha.

- Creo que debo de tener, aproximadamente, unos 15 o 16 años. Nunca llevé la cuenta, la verdad. ¿Tú cuántos tienes?- preguntó curiosa, sabía que el chico era mayor que ella, pero no sabía cuánto; además de que las apariencias pueden engañar.

La rubia se sobresaltó cuando la atracción se detuvo, tensa por eso. Pero se le olvidó en el instante en que miró por la ventana. Podía ver toda la ciudad desde allí. Sus ojos se iluminaron ilusionados al ver la preciosa escena del exterior. Tan concentrada estaba, que no se percató del "error" de Carlos al hablar.

- Es precioso...

claro. - acepto el trato de Natasha seguido por una carcajada y una sonrisa. - tu secreto esta a salvo conmigo.

la chica le confeso su verdadera edad. como sospechaba su edad no concordaba con su apariencia, pensó el Joven. - tengo 19 años. - en este punto el chico se sintió como un Idiota al ser salvado por alguien menor que él.


al detenerse la noria la muchacha se asomo por la ventana, "Es precioso" dijo la chica. - si... precioso... - Carlos no estaba mirando precisamente hacia afuera, por el contrario, su mirada estaba fija en la parte posterior de la cabeza de Natasha.

Natasha se sentía mucho más contenta ese día que en todos los días de los últimos meses; a pesar de estar con la persona que ella había dicho que era la única en su corazón, no era como ahora. Con Zayyn solía fingir ser algo más madura de lo que era por naturaleza, y eso la hacía estar algo sombría. Sin embargo, ahora con Carlos, simplemente con hacer actividades que cualquiera podría hacer se sentía alegre y liviana. Casi como si se hubiese quitado un peso de encima. Sin duda, esto debía deberse a que el chico y ella se compenetraban muy bien.

Asintió conforme con saber que Carlos era mayor que ella. Era lo que había pensado, de haberle dicho que era más joven que ella, se hubiera sorprendido. Pero eso dejaba un pequeño problema, que salvo en el caso de Samuel, siempre se cumplía...

- ¡Jo! Todos a los que conozco son mayores que yo... Aunque bueno, imagino que ser la pequeña tendrá sus cosas buenas.

Seguía asomada mientras que hablaba con el mayor. Observando toda la ciudad,o al menos la zona que podía ver. Pensando que seguro que de noche con las luces iluminando todo y el cielo oscuro, debía ser aún más bello y mágico de lo que era ahora. Deberían probar otro día al caer el Sol.

- ¿Verdad que sí? ^^ - se volteó a ver a Carlos con una amplia sonrisa y un leve color en las mejillas por la alegría de ver algo bonito. - Pero creo que deberíamos volver otro día por la noche, seguro que las con las luces debe quedar aún más maravilloso.

Natasha se voltea, y le muestra una amplia sonrisa, Carlos al ver esto se sonroja - si quieres volver solo dímelo, siempre sera un placer acompañarte. - la maquina vuelve a producir el sonido de partida, y lentamente comienza a decender.

ya en el suelo Carlos baja antes y le ofrece su mano a Natasha para ayudarla a bajarse. - tenemos todo el día para disfrutar de este parque. ¿hay algo en particular que quieras probar? - siempre quiso ser el sujeto que cumpliera los Sueños de alguien, y con el pasado amargo de Natasha, esta podía ser su oportunidad.

Natasha asintió a las palabras de Carlos, estaba segura de que el chico volvería a aceptar, porque no creía que se lo estuviese pasando mal. Y por tanto, no tendría un motivo real para poder decir que no... A menos, que la hubiese mentido. Pero por lo que ella sabía no lo había hecho, y además, no era una persona desconfiada. Cosa que de vez en cuando le daba alguna que otra decepción. Entre ellas la última al ver con que velocidad había pasado la pelirroja de la depresión a la ira con decir una vil y absurda mentira.

- ¡Nooo! No bajes, noria.- dijo alarmada mientras que la maquina volvía a ponerse en marcha. De haber sido por ella, no se hubiera bajado jamás.

Al bajar la chica aceptó con una sonrisa la mano del chico para bajar. Otro detalle que cierta persona nunca habría hecho. Ya casi se había olvidado de lo que era que le hiciera a uno esos favores, sólo por el hecho de ser amable.

- Uhm... ¿Adónde ir? ¿Adónde ir?... - decía una y otra vez, mientras que miraba por el parque. No sabía el nombre de muchas de ella, pero sus ojos destellaron ilusionados al ver una montaña rusa. El motivo: era tan alta como la propia noria y se veía divertida.- ¡A esa!

Señaló con el dedo su elección y tras agarrar con fuerza la mano de Carlos, le arrastró hasta el lugar.

la chica en su búsqueda de la siguiente atracción vio una Montaña Rusa, y sus ojos se iluminaron. - curioso... - al decir esto una carcajada y una sonrisa se asomo en la cara de Carlos. - la chica rusa quiere subirse a una montaña rusa. - para la sorpresa del Joven la Rubia eligió la única atracción que no le gustaba mucho, gracias a malas experiencias que tubo cuando era menor con estas maquinas.   - pues vamos. - dijo el muchacho con un tono de inseguridad cuando lo tomo por la mano. si bien no le gustaba tanto la idea de subirse no desilusionaría a Natasha este día.

Se rió ante la broma de la montaña rusa y que ella misma era rusa. En eso tenía razón, pero es que se veía rápida, veloz y sobre todo divertida. Que a fin de cuentas, eso era lo que la chica quería sentir en ese mismo momento. O al menos, mantener ese nivel de euforia que te da el pasártelo bien.

- Bueno, para ser sincera no sabía como se llamaba. Pero imagino que cuando una pasa tanto tiempo fuera de su país, acaba echándolo de menos.- ahora que lo pensaba quizás debería regresar a dar una vuelta por allí. Al menos para recordar su vieja vida. Quería cambiarla, pero no deshacerse de ella, puesto que el pasado es lo que le hace ser a cada uno como es en realidad.

Finalmente llegaron al lugar, y la chica, por culpa de la fuerza inhumana que tenía ahora no se había percatado de que a Carlos no le gustaba esa atracción. Puesto que al arrastrarle apenas había notado resistencia.
La chica pagó la entrada a la atracción y se dirigió a hacer la cola que había antes de subir, porque claro está, siendo de las atracciones más famosas, todo el mundo quería montarse en ella. La chica no paraba de dar botes en el sitio, porque estaba impaciente por montar.

- Quiero que se acabe la cola ya >.< - se notaba que estaba tan entusiasmada como un niño el día de su cumpleaños antes de recibir los regalos.

la chica pago su entrada a la atracción y Carlos no podía abusar de ella. - no te preocupes, yo las pago. - su padre siempre le había enseñado que si salia con una chica el debería correr con los gastos. < no es como si fuera una cita ¿cierto? >

Natasha estaba tan emocionada por subirse que toda la fila los miraba, pero no como si fueran raros o algo por el estilo. esto no perturbaba al Joven, pero si se preguntaba que pasaba por las mentes de los demás.

A pesar de intento de Carlos por pagar las entradas ella rehusó, puesto que no le parecía justo aprovecharse de que pagase siempre el chico. Por mucha educación que hubiese recibido la otra persona, detestaba tener que ser un "chupasangre" en cuestiones de dinero, y más cuando ella tenía dinero suficiente como para pagar. Aunque después se quedara sin él.

- No, no, no; yo soy la que paga las entradas. Lo siguiente, si quieres lo pagas tú. Pero esta atracción quiero pagarla yo. - dijo con seriedad. No estaba dispuesta a aceptar que sólo él corriera con los gastos.

La rusa ignoró las miradas de los demás, porque después de todo, no era demasiado raro que alguien quisiera montarse ya. Puesto que seguramente todos los que hacían cola querían montar ya, pero tenían que esperar.
Tras unos interminables minutos y un par de salidas más del "tren", finalmente llegó el turno de los dos jóvenes. Natasha consiguió controlarse lo suficiente como para no ir corriendo al vagón. En cuanto estuvo sentada y con el arnés bien sujeto movía los pies de arriba a abajo con impaciencia.

- Tardan mucho... - aunque era normal, porque claro, había que comprobar que todo estuviese bien asegurado para que no hubiera ningún accidente.

Tras otro par de minutos, finalmente la atracción se puso en marcha, subiendo lentamente por la primera gran pendiente para cuando llegaran arriba del todo les soltaran a toda velocidad, recorriendo la atracción.
Fueron menos de cinco minutos en los que Natasha sonrió contentísima con los ojos brillando por la ilusión. Aunque era posible que para alguien que no le gustaran ese tipo de atracciones sintiera que no se acababa nunca la tortura.

Al bajar y salir de allí, la chica iba con una amplia sonrisa de felicidad. Sin embargo, eso se le acabó cuando su estómago gruñó con violencia. No había desayunado nada y desde las nueve del día anterior no había tomado nada de comida con el que rellenar su estómago. Sólo una copa de vodka.

al ver la negativa de la chica sobre pagar él las entradas no tuvo más que aceptar. - bueno, pero lo siguiente lo pago yo. - después de enterarse de su historia no podía abusar de ese modo de ella.

la fila se iba acortando de a poco, pero el nudo en el Estomago del muchacha estaba creciendo. finalmente llego su turno y esa sensación de mal estar estaba en su punto más alto.

tranquila, ya comenzara. - estaba comprobando que su arnés estuviera bien sujeto, y que Koromon no se cayera en la posición en que etaba.

esto aprieta. - dijo Koromon algo asfixiado entre el arnés y el cuerpo de Carlos.

la maquina comenzó a traquetear y a acender por los rieles, pronto llegarían a la cima y les dejarían caer a toda velocidad. cinco minutos o más duro el trayecto según el chico, si no fuera por Natasha claramente no se hubiera subido en esa atracción.

al descender del juego mecánico la chica tenía una amplia sonrisa. < bueno, verla así de contenta vale la pena hacer el esfuerzo. >. Al escuchar el sonido del estomago de Natasha se dio cuenta que no habían desayunado. - jeje ¿quieres comer algo en particular? -

Natasha se ruborizó tras el rugido que dio su estómago, llevó una de sus manos encima de la capa justo a la altura de la tripa para intentar de esa forma acallarlo. Pero el órgano poco podía intentar dejar de sonar si estaba vacío.
Pasados esos bochornosos segundos para la joven, decidió pensar en dónde ir. Nunca tenía problemas para comer, en las calles había tenido poco para escoger que le gustaba y que no, así que, podía comer de todo. Se quedó pensativa un rato más, porque además, no sabía que había cerca del lugar.

- Pues me da igual... - empezó, pero entonces se le ocurrió una idea.- ¡Espera! Podemos ir al sitio que más cerca esté, y vemos que hay allí.

La chica cerró los ojos y olfateó el aire, que gracias a sus sentidos más potentes que los de un humano pudo localizar un aroma entre todos los que había en el lugar. Fue siguiéndolo como un sabueso hasta llegar a un puesto de venta ambulante de takoyaki.

- Huele bien y tienen buen aspecto ¿quieres comer aquí?- preguntó por educación, aunque se notaba que le quedaba poco para babear.

Natasha se ruborizo por el sonido que emitía su estomago. < se ve muy linda cuando se ruboriza > - tranquila, no pasa nada.

al parecer la data modificada de la Chica le había dado un olfato sobre humano, que nos condujo a un puesto de takoyaki. - claro, dos por favor. - esto ultimo dirigiéndose al vendedor.

El encargado del puesto les entregó una ración de las bolas de masa con un corazón hecho de pulpo y les cobró. La rubia, feliz, empezó a comer nada más entregárselo, pero claro está, aún estaba caliente, y se quemó la lengua. Tras poner caras y tomar aire por la boca un par de veces consiguió tragárselo sólo para sacar la lengua fuera y darse aire frío encima. Además de darle un trago a la botella de agua que también había pedido.

- Ten cuidado que queman... - dijo como si no se hubiese dado cuenta del pequeño espectáculo que acababa de dar.

después de pagar el chico recibe su ración, esta emanaba vapores y era un claro indicio de que estaba caliente. - ten cui... - las palabras se quedaron en su boca al ver como Natasha tomaba bocanadas de aire y bebía su agua.

Koromon intentaba aguantar las carcajadas cuando se dio cuenta de algo. - ¿y yo? ¿no me has comprado uno a mi?

tranquilo Koromon. te daré del mio. - como el nudo en su estomago aun permanecía, Carlos no sentía apetito por lo que la mayoría de su alimento se lo daría a Koromon.

Respiró profundamente tras beber del líquido. Aparte de que la comida en sí estuviera muy caliente, desde que se había operado era más sensible a cualquier cosa caliente. Parecía que su cuerpo se hubiese acostumbrado a las cosas frías, puesto que con una capa de abrigo sobre la ropa ya podía estar relativamente bien en la calle en invierno. Quizás tuviera algo que ver que su digimon fuese una bruja de agua y aire. Pero quien sabía...

- ¡Oh! Lo siento Koromon, no me acordé de que también estabas tú. Lo siento... - la chica parecía de verdad arrepentida por no haberse acordado del digimon, pero no estaba acostumbrada a pensar en alguien extra además de sí misma.

La chica terminó la comida en silencio, pensando en qué hacer después de esta. Porque volver a montarse en las atracciones no, porque podrían marearse, y eso sería tirar el dinero.
Al no llegar a nada, simplemente decidió hacer la cosa más sencilla del mundo: preguntar a otra persona. Y las "personas" seleccionadas habían sido Carlos y Koromon, puesto que eran los únicos que conocía en el lugar, y con los que estaba pasando su tiempo.

- Después de comer, ¿dónde queréis ir?