[Las Vegas (Nevada)] Un poco de suerte no vendría mal

Suoh se encontraba en Las Vegas es la ciudad más grande del estado de Nevada, en Estados Unidos. Es uno de los principales destinos turísticos del país gracias a sus zonas comerciales y vacacionales, pero sobre todo gracias a sus casinos. Debido a ello es conocida como «La Capital del Entretenimiento Mundial», «La Ciudad del Pecado» o «La Capital de las Segundas Oportunidades». Era justo en el lugar donde el pelirrojo se encontraba luego de haber partido de de China y haberse separado de Zess, Selene y ese Kotemon molesto. Suoh quería pasar tiempo de "calidad" en los famosos casinos de la ciudad, tal vez el día de hoy tendría suerte y la diosa de la fortuna, Tyche estaría a su lado para ayudarlo.

—Kotemon, si pudieras obtener una forma humana como la de Selene, te dejaría salir poco como no poseemos ninguno de los Digimentals o podemos hacer magia... Tendrás que quedarte allí.—Kotemon mostró una cara de desilusión, él también quería divertirse un poco junto con Suoh, pero al parecer no iba a ser así... Amenos que algún Digielegido pareciera con algun Digimental o Digimon que pudiera hacer magia.

Deimons: Pero Suoh, yo quería divertirme un poco. Me has tenido aquí encerrado desde que nos fuimos de China.—Kotemon se estaba comportando como un niño pequeño, pero tal cosa no iba a hacer que Suoh cambiara de parecer, no podía arriesgarse de que los humanos vieran a Kotemon caminando por ahí, ya que entre los humanos se suelen esconder los agentes de DATS.

Suoh continuo caminando hacia algún casino de Las Vegas, mientras sostenía la Terminal en una mano y el Digivice en la otra, estaba viendo en el mapa un casino que quedara cerca a su posición, iba tan concentrado en la Terminal que no veía por donde caminaba...

Toda la noche despierta, toda una maldita noche despierta y sin atreverme a hablar con nadie, ni de avisar a Kenshi y a Zerker de que ya había despertado, y de que mi cuerpo volvía a ser mío, de que mi mente había retomado el control... Mis ojos observaban las estrellas que se veían a través del techo de cristal que mostraba todo el firmamento nocturno, pero en cambio mis ojos no podían mirarle a la cara al chico que dormía en la misma cama, a mi lado...

O al menos me costaba mucho hacerlo. Ladeé la cabeza, y suspiré, mirando su expresión de paz absoluta, ese pálido rostro enmarcado en el suave y sedoso pelo rubio... Parpadeé lentamente, y comencé a incorporarme lentamente, hasta salir de la cama con sigilo, y coger un par de cosas antes de marcharme de la habitación. Subí a la azotea, a contemplar el horizonte, la gran luna reflejada sobre las aguas del océano... No pude evitar recordar de golpe a la esferita de luz que me había acompañado por las Tierras de Muerte, para reunirme con la Primera...

- La novena... -El susurro de mi voz quebró el silencio de la noche, mientras me miraba las manos con impotencia y rabia, al recordar también el momento enn el cual había perdido el juicio.

<< No era yo... Era una parte muy oscura de mí, una parte terrorífica que sólo quiere ver arder el mundo... >>Abrí la palma de una de mis manos, y con ella hice aparecer un arma larga, una oscura guadaña de unos dos metros de largo. Un arma que, ya de por sí, imponía bastante<< ¿Y todo por eso? ¿He estado a punto de matarles solo por este poder? >> Apreté los labios, enfadada conmigo misma, pero a la vez aliviada... Cada vez quedaba menos para construir un mundo seguro para Kenshi y... Nuestro pequeño. Una leve sonrisa afloró por mi rostro, apenas una mueca irónica ante lo que eso significaba... La Muerte estaba embarazada, era un pensamiento incluso macabro... Me froté la barbilla, y finalmente me decidí por hacer algo esa noche. No podía quedarme en ese lugar mientras no pudiera dormir... Necesitaba descansar, así que, con la guadaña, cree una apertura en el aire, una especie de grieta frente a mí.

- Zayyn...-La repentina voz me sobresaltó al principio, y al darme la vuelta, me di cuenta de que no había podido engañarla a ella... Kali me miraba a unos metros de distancia, con expresión preocupada-. ¿Qué te sucede?

- Kali...-Inspiré hondo-. Kali... No puedo quedarme... Necesito pensar... Esto.... Tengo la cabeza bombeando cosas... No es fácil de asumir, a diferencia de cómo pensaba que sería todo...-Trataba de buscar las palabras exactas para expresar lo que mi repentino cambio estaba haciendo en mi-. No pensé que... Pero convertirme en la Novena Muerte... No es algo que se pueda aceptar así como así... A pesar de que este fue el camino que yo elegí...

La gata negra me miró largamente, moviendo su rabo de lado a lado de manera tranquila. Sus ojos dorados relucían aún más si cabe en la noche, inteligentes, como si entendiera cómo debía de sentirme.

- Vale, pero déjame acompañarte-fui a protestar, pero la minina digital negó con la cabeza y prosiguió-. No te tengo miedo, Zayyn... No me harás daño, lo sabes tú, y lo sé yo. Además, iré tanto si quiereas, como si no.

Me quedé pensativa durante unos momentos, en parte sorprendida, en parte agradecida. A pesar de haberme convertido en... Algo alejado de cualquier comprensión humana, Kali seguía siéndome fiel... Seguía apoyándome.

Suoh continuaba caminado, mientras le echaba un pequeño vistazo a sus contactos, tenia a muy pocos agregados, pues solamente se había topado con muy pocos Digielegidos. Puso su dedo indice en la pantalla de la Terminal y lo deslizo hacia arriba, para mirar a quien le podía enviar la invitación para que lo acompañara en las Vegas.

—Zess... Nos acabamos de ver, Fary... No, Janaan... No, Layla, o tal vez Ruben... No, veamos quien mas tengo por aquí... Oh, tal vez...—No pudo terminar de hablar, ya que una vos lo interrumpió, era Kotemon que había vuelto a molestar con lo de salir del Digivice.

—¡Suoh! Déjame salir, me haré pasar como un niño disfrazado.—Suoh miro la pantalla del IC para escuchar las palabras de su camarada, ¿un niño disfrazado? ¿era en serio? Como se le ocurriría decir esas cosas.

—¿Crees que dejaran entrar a un niño a un casino?—Guardo la Terminal y saco un cigarrillo seguido de un encendedor, puso el cigarrillo en su boca y lo encendió, dándole unas cuantas caladas, expulsando el humo por la nariz. Kotemon quería salir del Digivice, si seguía encerrado en ese pequeño dispositivo, iba a sufrir de claustrofobia.

Suoh dejo de prestarle atención a Kotemon para seguir buscando algún casino, pero no cualquier casino, uno que fuera elegante tanto por fuera como por dentro.

Miré una última vez a la gata negra, y finalmente asentí, permitiéndola acercarse a mí, trepar por mi pierna y mi brazo, y posarse en mi hombro. Kali no era muy grande para su especie, y eso hacía que cupiera fácilmente en mi hombro. Pero tampoco por eso era menos fuerte, mi compañera era experta en repartir puñetazos y patadas.

Entré por la brecha en el aire. No sabía a dónde me llevaría, había actuado de manera aleatoria para llegar a un lugar cualquiera del mundo, me daba igual dónde fuera, mientras no estuviera cerca de nadie conocido. Sin embargo, la guadaña parecía tener un extraño sentido del humor, puesto que al otro lado del portal, una calle de luces y grandes edificios me recibió, junto con un fuerte barullo por la cantidad de gente que había. Aparecí justo en mitad de una carretera, y pude escuchar casi al instante un coche que conducía hacia mí, y que me pitaba para que me apartara de su trayectoria. Por suerte, de un fluido movimiento me aparte sin apenas esfuerzo, viendo al vehículo pasar de largo y escuchando al conductor llamarme por todos los insultos posibles... Algo como "Loca borracha".

- Tsk...-con una última mirada indiferente me di la vuelta y di un potente salto para alcanzar la acera más cercana, aunque por el impulso, acabé agarrada de la parte rasposa del tronco de una de las palmeras que había por todo el paseo. Me dejé caer de manera hábil al suelo, como era de noche, era más dificil de percibirme, aunque en ese lugar, todo era demasiado iluminado y concurrido para mi gusto.

Di un rodeo, mientras Kali me preguntaba sobre el lugar en el que estábamos. Mis ojos escrutaron cualquier cosa que pudiera servirme de referencia, hasta que hallé un cartel con luces de neón, citando "Welcome to Fabulous Las Vegas, Nevada". << Oh, ¿en serio? ¿Estamos en la ciudad de los casinos? >>

- En Estados Unidos... Tal parece que me tocará lidiar con la gente de este lugar...-suspiré, y comencé a caminar por la calle, ignorando a la gente que iba y venía por esos lares.

Me fijé entonces en tres cosas muy vistosas que tenía enfrente: Un enorme edificio idéntico a la Torre Eiffel, pero con más luces, una especie de globo aerostático, y un gran edificio, el cual debía de ser un lujoso hotel, o un casino... O ambas cosas.

- ¿Por qué este lugar?-inquirió entonces Kali.

- No lo sé-respondí-. Pero supongo que debe de haber una razón para ello...

Seguí al tumulto de gente, las cuales aprecían ir a los mismos sitios, posiblemente al centro de la ciudad, en donde más hoteles y casinos había... Personalmente, no entiendo por qué la gente se gastaba el dinero en los casinos, van a perder igualmente una fortuna, una fortuna que yo misma podría usar para hacer cosas de mejor provecho. Pero los humanos eran así de ambiciosos y egoístas...

Parpadeé repetidamente. Nunca me había considerado humana, y siempre me habría creído mejor que ellos, pero esta vez... Había sentido algo extraño, había sentido como si entender a los humanos no fuera algo de provecho... Algo así como que no merecía la pena plantearme ese tipo de dudas en seres que iban a desaparecer en unas cuantas décadas. Sacudí la cabeza, eso no era propio de mí, nunca había pensado de esa manera por ejemplo con Kenshi, siempre había temido perderlo, que le sucediera algo y no poder volverlo a ver...

- ¿Qué te pasa?

- Nada...-sacudí la cabeza de nuevo, y sin emitir ningún sonido más,  continué caminando, hasta llegar al mismo centro de la metrópolis.

Los pies de Suoh lo llevaron al centro de la Metrópolis, aquel lugar estaba invadido por una cantidad de personas con un mismo objetivo, malgastar su dinero en los casinos, al igual que el pelirrojo. Caminar entre tanta gente era casi imposible, era como un mar hecho por humanos. Suoh se adentro en el gran casino que había allí, era un enorme edificio parecido a un lujoso hotel, al parecer era un hotel y a la vez casino.

Ya estando dentro del casino, Suoh empezó a darle un pequeño vistazo al lugar, para poder elegir en cual perdería todo su dinero bobamente, habían muchas que le atraían la atención, pero quería escoger una que de verdad fuera interesante.

Luego de un par de minutos, el pelirrojo se detuvo y peino el lugar con su mirada, por fin se había decidido en que malgastaría su dinero, se acerco a las maquinas tragaperras para jugar un rato, era la maquina perfecta para comenzar a perder dinero.

Observé sin mucho entusiasmo a las personas de ese lugar. Muchas reían y bromeaban con amigos, otras se daban lástima a sí mismos, posiblemente por haber pérdido una gran suma de billetes en las máquinas engañosas de uno de los casinos. Pero no me interesaban sus problemas, ellos habían decidido arriesgarse, y ellos habían perdido. No todo el mundo tiene tanta suerte como para llevarse el bote del día.

Mi mirada se clavó en uno de los edificios, era el que me había llamado la atención con anterioridad, y al que acudía la mayoría de las personas. Al dirigirme hacia allí, pasé junto a un hombre sentado en un banco que se sujetaba la cabeza con ambas manos y que emitía murmullos lastimeros. Le miré por unos instantes, y no le habría pestado mucha más atención, de no ser por algo que flotaba sobre su cabeza...

Spoiler:

- Michael... Black...-mis labios gesticularon el nombre del humano que aparecía sobre su cabeza, al igual que los números que flotaban cobraban sentido para mí... Eran las cifras que marcaban el tiempo exacto que le quedaba de vida.

Me di la vuelta de nuevo, inspirando hondo para tranquilizarme. A ese humano le quedaban horas de vida, horas, horas que posiblemente él mismo trataría de acortar, debido a su desgracia. No era agradable saber la esperanza de vida de la gente, sobretodo, si tú mismo tenías que llevarte sus vidas... El pensamiento de tener que aguantar esa presión, casi me hace devolver.

- Vámonos de aquí-gruñí, alejándome lo más rápido posible de ese hombre, y acercándome al casino. Kali me miró con curiosidad y preocupación, así que le aclaré-. Ser la Novena Muerte también conlleva responsabilidades. Y presión, sobretodo mucha presión, ahora me doy cuenta...

Cerré los ojos, y me uní a la cola de ente que esperaba a entrar al casino. Por suerte, no había demasiada, pero me dio tiempo a reflexionar sobre lo que acababa de ver, sobre el conocimiento de una de mis nuevas habilidades... Pero era extraño. Tenía a mi alrededor centenas de personas, y no veía los mismos números sobre cualquiera de sus cabezas. El caso del humano llamado Michael Black, era él único por ahora... << Quizás solo ocurra con los que les queda poco tiempo de vida... Esa puede ser una explicación... >>Me froté la barbilla, pensativa, y no despejé mi mente, hasta que no llegué al inicio de la cola y uno de los porteros me sacó de mi ensimismamiento.

- Señorita, el gato debe quedarse fuera.

Parpadeé repetidamente, y clavé mis ojos en el hombre. Se trataba de un adulto joven y trajeado, de ojos claros y cabellos oscuros. Me miraba con el ceño fruncido, como si fuera la primera vez que veía a un gato sobre el hombro de una muchacha.

- ¿Por qué?-inquirí, con voz monótona, sin apartar mis fríos ojos de él, como si le escrutara con la mirada.

- Normas de seguridad del hotel.

- ¿Normas de seguridad? ¿Qué mal puede hacer un gato?-ladeé la cabeza, todavía mirándole, y sin haber parpadeado una sola vez-. Sé controlar a mis animales. Además, deberíais preocuparos por otras cosas más importantes...-murmuré de manera peligrosa. Entonces, dí un parpadeo y por un instante, mis ojos verdes parecieron tornarse de un intenso rojizo, pero fue algo tan breve, que nadie más aparte de mi y del portero pudo notarlo.

El hombre retrocedió, asustado, y yo pasé a su lado sin inmutarme, y metiéndole en uno de los bolsillos de su chaqueta un par de billetes verdes. Entré en el interior del edificio, comprobando que, efectivamente, era un muy lujoso hotel con un pasillo en la planta baja que daba al casino. Seguí ese camino, y pasé como si nada por la puerta, internándome en aquella feria de tragaperras, ruletas y cartas. El lugar estaba repleto de todo tipo de gente, la mayoría de ellos trajeados y vestidos elegantemente para la ocasión. Observé cada movimiento, cada rincón, cada detalle, y ni por un instante me detuve a perder mi valioso tiempo en cualquiera de las actividades que se realizaban allí. De hecho, veía mucho más eficaz quedarme en un mismo sitio fijo, a observarlo todo con tranquilidad, sin temor a que me molestasen,o a que me empujaran. Por suerte, pronto atisbé un grupo de mesas y sofás de cuero color vino dispuestos en el centro de la sala, de manera circular; así que me encaminé hacía allí, golpeando sin querer por el camino a un muchacho que jugaba muy entretenido con una máquina tragaperra.

- Lo siento...-murmuré, sin mirarle y sin pararme, directa a una de las mesas vacías para sentarme a pedir algo. Kali, en todo momento, había estado callada y quieta, actuando como si fuera un gato negro normal, una pequeña mascota de una chica que, aparentemente, había ido allí a pasar el tiempo

Suoh solo había jugado un par de veces en la tragaperras, y hubiera seguido sino hubiera sido por alguien que choco con él, se trataba de una chica de cabellera escarlata, ropa de cuero y muy ajustada al cuerpo, ademas de que traía algo en su hombro, la criatura que traía en su hombro fue lo que mas llamo su atención, no era un gato ordinario.

—¿Un gato que usa guantes...?—La voz de Kotemon volvió a surgir del interior del Digivice, Suoh lo saco del bolsillo para ver que era lo que quería esta vez, ojala fuera importante.

—¡Suoh!, siento la presencia de un Digimon y esta muy cerca.—Sin duda la criatura que posaba en el hombro de la pelirroja, no era un gato ordinario, se trataba de un Digimon, Gatomon Virus... Suoh se levanto para ver hacia donde se dirigiría la pelirroja, no fue muy lejos, pues se sentó en una de las mesas del lugar. Decidió seguirla para saber un poco mas de ella, que clase de "Digielegido" era y cuales eran sus verdaderas intenciones, porque habían muchos de los Digielegidos que solo quieren causar caos y destrucción tanto en el Mundo Digital como en el Mundo Humano, como los "terroristas" que se divertían destruyendo preciados monumentos como la Dama de Cobre, el Big Beng, la Torre Eiffel, y ahora ultimo el Kremlin.

Estando ya justo parado detrás de ella, se limito en hablarle, ella no comía gente, por lo que no había que temer... O tal vez ¿si?

—Así que conoces a los Digimons, ¿eh?—Le susurro a la chica, para evitar que la gente del casino escuchara su conversación, si las personas se enteraban de que aquel gato no era un gato ordinario, se llenarían de pánico y formarían un alboroto allí.

—Dos... ¡Son dos Digimons!—Dijo Kotemon desde el interior del IC, ¿dos Digimons? ¿Pero donde estaba el otro? Suoh solo veía a uno, a BlackGatomon. El pelirrojo comenzó a buscar con su mirada el segundo Digimon que había sentido su camarada, pero no lo podía hallar tan fácil entre tanta gente amontonada.

Antes de que tuviera tiempo para sentarme, cuando casi alcanzaba la mesa, una voz a mi espalda susurró junto a mi oído. Seguramente no le habría prestado atención, de no ser porque la palabra digimon no era algo que fuera habitual escuchar. Me di la vuelta, clavando mis ojos verdes en los rojos de un muchacho que curiosamente poseía un color de cabello similar al mío. Le eché una mirada de arriba a abajo, evaluándolo, y el común olor a humano pronto me vino a la nariz, acompañado de una leve impronta a Digimon... Claro, si no, ¿de qué otra manera podría conocer a los Digimons?

- Tal parece que siempre tengo que encontrarme con otros tamers-murmuré por lo bajo, mientras me sentaba ya definitivamente en uno de los sillones que rodeaban una de las mesas. Di un suspiro, resignada. Esa noche no iba a forzar nada, no tenía ganas de huir, de escapar, ni de pelearme... Que ese humano hiciera lo que quisiera-. En fin... ¿quieres algo?

Cuando un camarero pasó cerca de allí, alcé una mano, exigiéndole que se acercara y tomara nota. De manera algo desganada, le pedí una copa de un cocktail llamado "Sex on the beach", que había probado hacía tiempo. El camarero asintió, y se marchó rápidamente a anunciar el pedido, prepararlo, y traermelo de vuelta.

Al parecer la chica no era tan mala como él creía, la siguió hasta la mesa, tomo asiento y espero a que el camarero llegara para tomar la orden de ambos. Cuando por fin el camarero llego a tomar su orden, dejo que la pelirroja lo hiciera primero, ella pidió un cocktail llamado "Sex on the beach", Suoh decidió pedir lo mismo que la chica, ya que había pasado mucho desde que no volvía a probar dicho cocktail. El camarero asintió y se marchó rápidamente a anunciar el pedido, prepararlo, y traérmelo de vuelta.

—Y dime, ¿que clase de Tamer eres exactamente?—Se quedo mirando los verdosos ojos de la pelirroja, curiosamente ambos tenían color de pelo similar, si Suoh hubiera tenido ojos verdes, hubieran parecido hasta hermanos. Soltó una leve risa con solo pensar en esas cosas, tal vez eso haría que la pelirroja lo mirara extrañada y le preguntara que le causaba tanta gracia, y le daría vergüenza decirle en lo que estaba pensado.

El muchacho se sentó en el sillón frente a mí, y pidió exactamente lo mismo que yo al camarero. Expresé una leve mueca de molestia, pero, como ya he dicho, no iba a detenerle. Dejé a BlackGatomon sobre el asiento, pero ella insistió en posarse limpiamente sobre la mesa y hacerse una pequeña bolita negra, aunque sus ojos ambarinos estaban clavados en el humano pelirrojo, vigilándole. Yo me relajé, apoyando la espalda sobre el respaldo, y mirando fijamente a una de las ruletas, que estaba cerca de nosotros... Al parecer, a uno de los jugadores se le había acabado su insistente suerte, aunque estaba claro que los responsables del casino se habían encargado de que en ese turno perdiera y no ganara ni un centavo más... Este es el poder del dinero.

Sin embargo, pronto la voz del pelirrojo volvió a hacer que prestara mi atención en él. Le miré fijamente, sin parpadear al principio, antes de responderle. Después, tras dar un leve suspiro, me arremangué un brazo, mostrando el digivice rojo y negro que estaba sujeto a él con un extraño mecanismo. Lo desenganché de ahí, y coloqué el dispositivo IC sobre la mesa, deslizándolo un poco hacia el centro.

- Suponlo tú mismo-dije simplemente, sin dar ningún otro dato. Quizás el chico conocía ese tipo de digivice, o quizás nunca lo había visto, pero en cualquier caso me era indiferente.

Justo en ese momento, regresó el camarero, con ambas copas, y las depositó sobre la mesa, aunque mirando de manera recelosa al gato. Hizo ademán de marcharse, pero yo lo detuve de nuevo, con un carraspeo.

- Trae también un bol con leche para el gato, por favor-compartí una breve mirada con el hombre, pero sólo necesité eso para infunderle un poco de temor con el brillo peligroso que cruzó por mis ojos. El camarero asintió de manera nerviosa, y se marchó de nuevo, al tiempo que tomaba la copa con una mano y me la llevaba lentamente a los labios.

La pelirroja coloco su Digivice sobre la mesa, le era familiar, pues como no lo iba a conocer, si era un modelo casi parecido al de él, solo que con modificaciones. Sin duda era un IC, pero no de los Savers, claro que no, aquel Digivice pertenecía a los Bio-Hybridos, Suoh conocía aquel dispositivo porqué el tiempo en el que estuvo trabajando en DATS tuvo la oportunidad de toparse con uno de esos humanos, mitad Digimon.

—Así que eres una Bio-Hybrida, ¿eh?—Suoh saco su Digivice de su bolsillo, depositando este sobre la mesa, junto al de la pelirroja. Luego de eso, tomo la copa y la poso sobre sus labios, sin quitar la mirada de la chica.—¿Y tendré el privilegio de conocer tu nombre?Le dio un sorbo a su bebida sin quitar la mirada de la chica, esperando alguna respuesta que proviniera de esta.

—Suoh, ¿no vas a presentarme?—La voz de Kotemon surgió desde el interior del IC, Suoh mando su ambarina mirada en el dispositivo para ver a Kotemon.

—Ah, cierto, el es Kotemon.—Señalo el Digivice para que miraran a Kotemon.

Continué bebiendo distraídamente de mi copa, sin prestarle demasada atención al humano al principio, aunque después, cuando depositó su propio digivice -el cual era casi idéntico al mío- sobre la mesa, retomé mi interés en él, y lo miré. Iba a decir algo con respecto a sus suposiciones, cuando el camarero regresó con el bol de leche y lo depositó en la mesa, frente a Kali. Miré al hombre, y esperé a que se hubiera marchado para hablar.

- Parece que no soy la única de mi raza a la que has visto...-dije tranquilamente, moviendo con la pajita el fondo del cocktail. Luego sonreí levemente cuando quiso saber mi nombre-. No te conozco, y tampoco quiero presentarme... Digamos que no soy alguien que sigue mucho las leyes... Y tú podrías ser uno de esos polís.

Miré su digivice cuando nos presentó a su digimon, una especie de criatura bípeda y pequeña disfrazada con un mono de kendo. No recordaba haber visto un digimon como ese, pero supuse que tampoco era algo de lo que preocuparme... No conocía mucha gente nueva muy a menudo.

- Ella es Kali-dije, señalando con la barbilla a la gata. Esta dejó de beber la leche, para acercarse al dispositivo del pelirrojo, y darle un leve golpe con una patita, con curiosidad.

Mostró una leve risa en su rostro al escuchar la respuesta de la pelirroja, ¿polis? aquella chica misteriosa creía que Suoh era agente de DATS, o así lo había entendido él. Tomo un sorbo de su cocktail antes de responder a la pelirroja.

—Que quede bien claro: Yo no soy de DATS.—Dijo el pelirrojo antes de darle otro sorbo a la bebida.—Así qué Kali, ¿eh?—La Digimon gatuna empezó a golpear el dispositivo con su patita por curiosidad, haciendo qué Kotemon saliera de este.

—¡Gracias, Kali!—El Kotemon le agradeció a BlackGatomon por haberlo liberado del Digivice, ¿ahora que iban a decir si lo veían por ahí? Sin duda esta noche iban a haber muchos problemas, primero por la gata de la pelirroja y segundo por el "niño" de Suoh.

—¡Deimons! ¡¿Pero qué haces?!—Por haber levantado la voz, hizo que las pocas personas que estaban en las otras mesas fijaran sus miradas en ellos, Suoh oculto a Deimons para que no lo vieran. Cuando las personas regresaron a lo suyo, dejo que su camarada saliera, dio un leve suspiro, pues ya no había mas de otra que dejarlo que se divirtiera un poco.

Suspiré, creo que me dejé llevar un poco por la rebeldía al mencionarle que no me gustaba la policía. Me encogí de hombros, y dejé a un lado la copa para apoyar los brazos sobre la mesa y colocar la barbilla sobre estos, mientras miraba al infinito y recogía mi digivice. No presté demasiada atención al hecho de que Kali hubiera liberado al compañero del tal Suoh, a fin de cuentas no era problema mío, y respondería por Kali si había que hacerlo... Pero lo haría por las malas.

- Ah... ¿Por qué encierras a tu compañero? Déjale que se divierta, la mayoría de los humanos no os enteráis de lo que ocurre a vuestro alrededor, dudo que se fijen en él...-Alcé un poco la mirada, y contemplé el ambiente-. Míralos, solo se preocupan por el dinero, la fama y la bebida... Cosas que, o bien perderan en un par de décadas, o bien harán que mueran...

Esbocé una irónica sonrisa, suponiendo que, si morían, yo tendría que hacerme cargo de llevar sus almas al... ¿Más allá? Ni idea, no acababa de acostumbrarme a este nuevo trabajo, y no sabía bien cómo funcionaban las cosas de momento...

Escucho las palabras de la pelirroja, al parecer ella tenia razón al respecto, por lo qué dejo que Deimons se quedara fuera del Digivice para que se divirtiera un poco, el también tenia derecho de hacerlo, como todos los demás. Le dio un sorbo mas a su bebida antes de dejar la copa sobre la mesa, recoger su Digivice y apoyo la espalda sobre el respaldo de la silla, observando como la pelirroja miraba al infinito. Suoh saco un un cigarrillo seguido de un encendedor, coloco el cigarrillo en su boca y regreso su mirada en la pelirroja, no quería molestarla con el humo.

—¿Te molesta si fumo?—Le pregunto antes de hacerlo, no quería que la chica misteriosa se incomodara por culpa suya. A Suoh no le importo si estaba prohibido fumar dentro del casino, pues eso era lo de menos.

Deimons por otro lado se encontraba observando a la felina de color negro, era la primera vez que veía a un BlackGatomon. Cuando Deimons estaba en su etapa Roockie siempre se mostraba como un niño pequeño y curioso, pero todo eso cambiaba cuando entraba en combate o Digievolucionaba en sus demás etapas.

—¿Qué Digimon eres?—Se subió en la silla, después de haberle hecho aquella pregunta a la felina, tenia curiosidad en saber su nombre y el porqué ese color de piel, o mejor dicho, por qué tenia el pelo negro.

Un leve suspiro salió de mi nariz al continuar con mis pensamientos, pensamientos que fueron rápidamente interrumpidos de nuevo por el humano. Mis ojos se elevaron para prestarle atención, y percatarme de que se había encendido un cigarro. Eso me hizo recordar que llevaba una nueva vida en mi interior, y que había estado bebiendo alcohol, algo que indudablemente podría perjudicarlo. Retiré la copa, dejándola a un lado y ladeé la cabeza para no tener que respirar el humo.

- Sólo echa el humo para el otro lado-no temía salir perjudicada por el tabaco, a fin de cuentas yo misma era fumadora, pero mi hijo aún se estaba formando, y no quería que el humo le dañara. Para evitar la tentación de pedirle un cigarrillo, enredé los dedos de la mano izquierda entre los dos cordones de los colgantes que pendían de mi cuello. Con la otra mano,, tamborileé los dedos sobre la mesa, provocando una serie de golpecitos secos, acompañados de otro "toc" más fuerte, provocado por la punta del anillo con forma de garra que portaba en el dedo central.

Kali, mientras tanto, continuaba tomando su leche con tranquilidad, y cuando terminó se estiró como buena felina que era. Mientras bostezaba y se hacía de nuevo una pequeña rosca sobre si misma, miró al Kotemon que le acababa de preguntar. Parecía que el pequeño samurai quería saber sobre el tipo de especie de la propia gata. Algo que tampoco me sorprendió, podría haber muchos Gatomons, pero escaseaban los mismos de atributo virus, aquellos que, como mi compañera, poseían un pelaje tan oscuro como la misma noche.

- Soy un BlackGatomon, nya~-respondió ella.

Kotemon se sorprendió un poco, no muchas veces se veían BlackGatomons por el Digimundo, de hecho, los Digimons de atributo Virus no eran muy bienvenidos en el Mundo Digital, pues siempre acostumbraban a perturbar la tranquilidad y a causar el caos, pero esta felina en estos momentos se encontraba neutra, como si no tuviera ganas de causar problemas o algo parecido.

Suoh al escuchar que a la pelirroja no le molestara que fumara al frente de ella, opto por encender el cigarrillo y darle un par de caladas, expulsando el humo por su nariz hacia el lado opuesto del que se encontraban los demás, el pelirrojo repitió el proceso un par de veces, regresando su mirada en la pelirroja.

—Eres un tanto callada, al igual que tu camarada.—Quiso entablar algún tema de conversación para no dejar un silencio en el ambiente.

Me quedé un tanto distraída, observando cómo los humanos cercanos se ponían a jugar a la ruleta. Parecían entusiasmados pero, ¿qué pasaría si jugaban demasiado y lo perdían todo? ¿Qué les aseguraba que todo saldría bien, y que no acabarían suicidándose por ver esfumado su dinero? Recordar al humano de la calle de antes, me hizo dar un escalofrío. Yo ya había matado en incontables ocasiones, pero nunca me había preguntado por el lugar al que iban mis víctimas después de morir... ¿Eso significaba que podría llegar a verlos alguna vez? Porque no me hacía demasiada gracia tener que verle el pelo de nuevo a Kira, o a aquel digihuman que maté en un cementerio...

- ¿Eh?-solté, mirando a Suoh, cuando el me dijo algo. Después, al entender sus palabras, resoplé, mirando a mi compañera digital-. Ella es callada delante de desconocidos, y sólo habla cuando le interesa. Yo... tengo muchas cosas en la cabeza ultimamente...-me froté la frente, tratando de mitigar un repentino y leve pinchazo que me hizo fruncir el ceño. No le presté atención al principio, sino que continué hablando-. Pero si quieres que hable, hablemos... ¿No eres de DATS, entonces?

—¿DATS? No, alguna vez pertenecí a su organización, pero ahora quiero verlo caer.—Dijo con un poco de ira hacia DATS, tenia rencor hacia aquella organización y simplemente quería ver el día que se cayera a pedazos.—Tal vez alguna vez me una a ese grupo de "terroristas" que están destruyendo los monumentos.—Le dio una calada a su cigarrillo hasta terminarlo por completo, luego lo deposito en un cenicero estrujándolo contra este para que se apagara por completo.

Segundos después, tomo de nuevo su cocktail dándole un par de sorbos. No despego su mirada de la pelirroja, pues había dejado un pequeño silencio en el ambiente ¿acaso dijo algo malo que la molestara? Si había sido así, debía de disculparse antes de que las cosas se pusieran feas

Aquel chico captó mi atención, pero de manera diferente. Lo miré con un brillo curioso en la mirada cuando dijo que odiaba DATS, y que quería verlo destruído. Estuve a punto de esbozar una sonrisa, pero conseguí mantener mis emociones aparte, y mostrar únicamente una máscara de mármol como expresión. Lo miré largamente durante varios minutos, pregunrándome si me estaba vacilando, si me estaba tendiendo una trampa, o si de verdad pensaba unirse a esa banda de "terroristas". Me senté recta sobre el sofá, apoyé los codos sobre la mesa y entrelacé los dedos de ambas manos, posando posteriormente mi barbilla sobre estas. En ningún momento aparté la mirada de él, y parpadeé lo menos posible para tratar de intimidarle un poco.

- "Terroristas"-cité, tras un par de minutos-. ¿Te refieres a Chaos?

Di un silbido, y al escucharlo, Kali saltó de la mesa para posarse sobre mi regazo. Dibujé una sonrisa en mis labios, divertida, cuando empecé a acariciarla lentamente, tal como el malo de James Bond. No llegaba a fiarme de ese humano, me había encontrado de manera muy fácil, y me resultaba muy conveniente que apareciera justo en ese lugar y en ese momento. Y sobretodo, me resultaba muy curioso que hablara de repente en mi presencia de mi propia organización. Aquella que yo misma había fundado hacía un par de meses.

Al parecer la chica conocía perfectamente a ese tal "Chaos", ¿que mas secretos tenia ella guardados? Esta chica era muy extraña y misteriosa, pero que fuera así no era de su incumbencia, pues el no tenia el control en las personas como para obligarlas a que actuaran como él quisiera.

—¿Chaos? ¿Los conoces?—La conversación cada vez se ponía mas interesante, si la pelirroja decía conocer aquella organización que se hacia llamar "Chaos", iba a ser fácil ser parte de ella, tal vez ellos también tenían las mismas intenciones que él. No despego la mirada de la pelirroja, quería saber mas acerca de esa organización, y así ser parte de ella.

Esbocé una leve sonrisa, soltando una suave risa entre mis labios. Metí mano en los bolsillos de la chaqueta de cuero, y saqué un trozo de papel y un pequeño boli que siempre llevaba por si acaso. Sin mirar al humano, me puse a escribir, o más bien a dibujar algo en el papel, con suaves trazos negros, hasta dibujar la figura de una curiosa calavera que poseía una especie de línea atravesando una de las cuencas de los ojos. Lo contemplé un momento, revisándo que no se me olvidara nada antes de deslizar por la mesa el papel para colocarlo frente al chico.

Spoiler:

- Esta es su marca, su símbolo...-le miré a los ojos fijamente de nuevo, dándole, con la cicatriz que yo misma poseía en mi ojo izquierdo, una pequeña pista de por qué conocía a ese siniestro grupo que tanto parecía interesarle. Si era listo, se daría cuenta de la relación.

Observo atentamente el dibujo que realizo la pelirroja, así que esa era la marca que los identificaba, su símbolo. Regreso su mirada a la chica, se fijo bien de la pequeña cicatriz que esta tenia en su ojo izquierdo. Ahora todo tenia sentido, Suoh soltó una leve risa entre dientes, estaba frente de nada mas y nada menos que la fundadora de aquella organización que se hacia llamar "Chaos", ¿acaso no podría tener mas suerte? Al parecer, el día de hoy, Suoh tenia las cartas a su favor.

—Así que estoy hablando con la fundadora de Chaos, ¿eh? Entonces no te molestara que me una a tu organización, ¿o si?—La sonrisa seguía marcada en su rostro, si la pelirroja lo aceptaba como nuevo miembro, ¿que mas suerte podría pedir?

Me guardé el bolígrafo mientras el miraba el dibujo. No tuve que esperar mucho por su reacción, como había esperado, el humano había captado al instante mi insinuación, parecía ser más listo de lo que aparentaba. Me incliné sobre la mesa, mirándole fijamente, cuando me pidió formar parte de mi organización. Un fugaz brillo peligroso cruzó por mis ojos, como si fuera una advertencia al ajeno de lo que podría pasar, si las cosas no iban como yo las quería ver.

- En realidad, sí que me importa-murmuré-. Has descubierto fácilmente mi identidad, pero no tienes ni idea de cómo puedo llegar a ser...-miré a Kali, y con un gesto le indiqué que se posara, de nuevo, sobre mi hombro. Después me levanté, dejando un par de billetes sobre la mesa para pagar lo mío, y lo del chico... Que no pensara que era una tacaña-. Camina conmigo.

Comencé a avanzar por el casino, sin prestar atención a nada, y subí unas escaleras aterciopeladas hasta llegar al siguiente piso, desde cuyo balcón se podía observar el ambiente del anterior lugar. Sin mirar si Suoh me estaba siguiendo, apoyé mis brazos sobre la barandilla del balcón.

- Dime... ¿Por qué la gente ansía el dinero? ¿Por qué le dan tanto valor a unos trozos de papel?

Observo fijamente a la pelirroja, y tomo a Deimons posando a este en su hombro de la mima forma que la chica y su BlackGatomon. Se levanto de la silla y siguió a la pelirroja, tenia ganas de saber hacia donde lo llevaría.

Comenzó a avanzar por el casino tratando de seguir el ritmo a la pelirroja, subieron por unas escaleras aterciopeladas hasta llegar al piso siguiente, había un balcón desde el cual se podía contemplar el ambiente del lugar anterior. Suoh escucho las palabras que dijo, eso lo puso a pensar un poco.

—La gente es muy codiciosa al dinero, creen que por tener mucho dinero, son los que tienen el poder a su merced.—Se acerco al balcón, y se reclino contra el barandal.

Miré, desde la barandilla, a los humanos del piso de abajo, cada movimiento, cada acción, cada expresión… En realidad no tenía mucho interés de seguir en ese lugar, pero haberme encontrado con el pelirrojo, me había hecho quedarme un rato, tan solo por mera curiosidad. Le escuché hablar después de haberle preguntado, y le miré de reojo. Si bien me había esperado esa respuesta, esa no era la que había querido escuchar. Di un suspiro, me separé del balcón, y me di la vuelta hacia una salida que había en ese mismo piso dado el desnivel del suelo. Se trataba de la típica puerta giratoria, seguida de un guardia  junto a las cintas para evitar que la gente se colara. Salí tranquilamente, sintiendo pronto la brisa del aire revolver mis cabellos rojos. Continué por la calle, siguiendo un nuevo instinto, y sabiendo que Suoh estaría detrás de mí, y al cabo de un rato, me desvié en una esquina y giré hacia un callejón oscuro.
Allí, tal y como esperaba, estaba el hombre de antes, aquel al cual había visto llorando por su desdicha en un banco, Michael Black. Y, también como me había imaginado, el hombre estaba suspendido en el aire, colgando de una corbata desde un hierro saliente del mismo edificio continuo. No estaba muerto, todavía no, pero sí inconsciente, y pronto su alma sería enviada al mundo de los muertos. Kali, intuyendo qué pasaría, se bajó de mi hombro, se alejó, y se sentó sobre sus cuartos traseros para observar el espectáculo. Yo extendí el brazo derecho hacia un lado, y moví los dedos de la mano.

- Será mejor que te alejes…-murmuré, mientras mis dedos brillaban con un siniestro color negro, y mi rostro se llenaba de pequeñas marcas, como vetas rojizas que iban desde el cuello, hasta mis pómulos.

aspecto:

De repente, en mi mano apareció un arma larga, una guadaña hecha de un extraño material blanco, y decorada con ciertos motivos y varias vendas negras.

Guadaña:

Exhalé un suspiro, y di un par de pasos antes de plantarme frente al cuerpo del humano colgado, y enarbolar la guadaña de tal forma, que la hoja afilada atravesó su cuerpo, sin cortarlo, como si sólo sesgara algo que se encontraba en su interior. Al extraer el arma del cuerpo, el afilado metal estaba rodeado de una especie de neblina azul blanquecina… El alma del difunto.

- Rest in Peace…-cerré los ojos, solemne, mientras el alma se introducía en el interior de la guadaña. Había matado a muchas personas, pero nunca lo había hecho de esa forma… En realidad no era culpa mía, el humano se había quitado la vida a sí mismo, yo sólo había hecho mi trabajo, y le había ayudado a pasar a una mejor vida.

Volvió a seguir a la pelirroja, esta vez fuera del casino, ahora se encontraban en la calle. Suoh iba abrazando su nuca con ambos brazos, siguiendo a la pelirroja desde atrás, dejando un metro de distancia entre ellos. ¿A donde ira esta misteriosa chica? Era lo que Suoh se preguntaba todo el tiempo, sus pensamientos fueron interrumpidos por algo que llamo su atención, y si que le llamo la atención...

—¿Pero que...?—La pelirroja comenzó a cambiar su aspecto, ¿estaba Digievolucionando? No... Definitivamente no era eso, sus dudas se aclararon cuando vio esa esplendida guadaña, ¡¿ella era la muerte?! Suoh estaba un poco aterrado y a la vez emocionado, ademas de ser la fundadora de Chaos, ¿era la misma muerte? ¿Que mas secretos ocultaba esta chica?

Por otro lado, Kotemon estaba sin palabras, había quedado con la boca abierta, ademas de ser Bio-Hybrida y fundadora de Chaos, ¿era la muerte? ¿Que clase de chica era ella? Después de todo, la pelirroja no era cualquier persona, esta era un ser con demasiado poder, y no era conveniente meterse con ella, porque de lo contrario terminaría de la misma forma que ese sujeto, del cual su alma fue desprendida con un simple movimiento de su guadaña.

Había que aceptar que la pelirroja se vía demasiado sexy como para ser la muerte, pero lo mas conveniente era tratar de no coquetear con ella, aun no era su momento de partir, aun debía de cumplir con un par de trabajitos, los cuales compartiría con los miembros de Chaos, si es que lograba entrar en su organización, claro esta.

Giré la cabeza cuando Suoh expresó su sorpresa al ver en qué me acababa de convertir. Le miré de manera indiferente, como si estuviera viendo a través de él, y no fuera nada importante. Aún tenía la guadaña entre mis dedos, así que hice uso de ella, para alzarla y colocar la hoja justo detrás de su nuca. Le miré a los ojos, como mira un señor a un lacayo, con la incertidumbre de si confiar, pero con la promesa de pagar muy caro una traición.

- Mi nombre es Zayyn Scarlet, Novena Muerte, Líder de Chaos, biohybrida, y tamer de tres digimons... Estás aceptado en la organización. Sígueme, y moveré montañas por tí... Pero traicióname, y dejaré caer esas montañas sobre tu apestoso cadáver-aparté la guadaña de él y la hice desaparecer al mismo tiempo que mi aspecto volvía a la normalidad. Después, dí un paso atrás-. Y créeme, que me enteraré si tan solo piensas en engañarme.

Inspiré hondo y moví la mano, gesto que la gata negra interpretó como que debía volver a subirse en mi hombro. Cuando la tuve ahí, salí de aquel callejón.

—Créeme, no tengo intenciones de traicionarte.—Respondió con una voz seria y firme, no temía a las amenazas de la pelirroja llamada Zayyn, después de todo si llegase a traicionarla era porque el mismo se lo busco, y debería de recibir su castigo. Movió su cabeza de un lado hacia otro, haciendo que este traqueara un poco, estaba dispuesto a seguir a Zayyn a donde sea que fuera necesario, quería saber mas sobre esta chica y sus verdaderas intenciones.

—Vaya, estaremos en una nueva organización.—Kotemon dijo un par de palabras, mientras se encontraba en el hombro de Suoh, de igual forma que la felina de la pelirroja.

—Y ahora, ¿hacia donde vamos?—Mando su ambarina mirada a la pelirroja, esperando alguna respuesta que proviniera de esta, ya que estaba ansioso por conocer su base y sus nuevos compañeros de equipo, si es que se les podía llamar así.

Miré a los lados al salir de nuevo a calle abierta.. No miré a Suoh cuando este me habló, pero no necesitaba hacerlo para responderle:

- Más te vale, humano. No me gustaría tener que deshacerme de tí-dije, como si tal cosa-. Ahora sígueme, tengo algo que darte.

Volví a introducirme dentro del angosto y oscuro callejón, y una vez allí, hice aparecer un portal con la guadaña, la cual invoqué durante un par de segundos. El portal llevaba al digimundo, a una zona muy oscura en la cual, un enorme castillo de hielo se elevaba frente a nosotros. Era un edificio abandonado, y en el gran patio dentro de las murallas, había varios esqueletos y trozos de madera.

Me volví hacia Suoh, una vez hubo cruzado el portal.

- Esta es una de las bases. Eres libre de explorarla, pero no rompas nada. Y...-saqué mi terminal de batalla, y de ella extraje una larga gabardina sin mangas, negra y con motivos de llamas rojas. Se la lancé con un movimiento fluído-. Este es el "uniforme", por así decirlo... Úsalo cuando destruyas algo, o mates enemigos... Y siempre deja la marca que te enseñé antes.

Escucho atentamente las palabras de Zayyn, y se dispuso a seguirla hasta el angosto callejón. Esta abrio un portal que conducía hacia el Digimundo, a una zona muy oscura en la cual, un enorme castillo de hielo se elevaba frente a ellos. Era un edificio abandonado, y en el gran patio dentro de las murallas, había varios esqueletos y trozos de madera.

Segundos después, la pelirroja saco su Terminal, extrayendo una larga gabardina sin mangas, negra y con motivos de llamas rojas. Suoh la atrapo, mientras escuchaba las recomendaciones de Zayyn. Como vio que ya le habían explicado cierta parte de la organización, opto por introducirse en el portal para echarle un pequeño vistazo, no perdía nada en hacerlo.

—Bueno, hasta entonces, espero tu llamada.—Sin nada mas que decir, se adentro en el portal, el cual conducía hacia una de las bases de Chaos, por lo visto tenían mas de una base.

Me di la vuelta y le hice un gesto a Suoh con la mano para que me siguiera. Posé las manos sobre los enormes portones y los empujé para abrir paso. La sala principal, era simplemente un gran recibidor, con dos escaleras en caracol a los lados, y un elevador en el centro de la habitación. Caminé pasando de largo, e introduciéndome por un alto arco apuntado que había más allá y que daba a un largo pasillo helado, que se abría de nuevo a una sala de trono, congelada también, y bastante vacía, de no ser por los largos escalones fríos, que llevaban a un enorme trono de escarcha.

Spoiler:

Además, a los lados del último escalón, se elevaban dos pilares de hielo, en los cuales había unas cadenas atadas, que sujetaban de pies y manos a un humano malherido e desnudo.

- En los pisos superiores tienes cocina, comedor, biblioteca y habitaciones... En las almenas puedes alzar el vuelo cuando te maches-subí los escalones de hielo, sin inmutarme por el humano que colgaba sobre mí-. Ese fue el último que me traicionó, un humano agente menor de DATS que pensó que sería buena idea entrar en la organización para espíarme... Sin duda, la peor escoria con la que me podría encontrar-alcé la mirada para dedicarle una mueca de desprecio al maniatado, y después me senté sobre el trono de escarcha-. ¿Y bien? ¿Qué planeas hacer para contribuir en nuestra expansión?-esta vez, le hablé a Suoh.

Ya estando todos al otro lado del portal, Suoh se limito a seguir a su nueva... ¿Líder? Esta iba a ser la primera vez que seguiría ordenes de una chica, pero había que darle el lado bueno al asunto, era una chica con un cuerpo muy detallado, ¿que mas podría pedir un hombre? Dejo de pensar en tonterías y se dispuso a seguir a la pelirroja hasta adentro del castillo de hielo. Segundos después, llegaron a una sala de trono, congelada también, y bastante vacía, de no ser por los largos escalones fríos, que llevaban a un enorme trono de escarcha.

A los lados del último escalón, se elevaban dos pilares de hielo, en los cuales habían unas cadenas atadas, que sujetaban de pies y manos a un humano malherido y desnudo. La pelirroja dijo que aquel humano era antiguo agente de DATS, y que se encontraba en dichas condiciones por una traición. Por lo visto, la pelirroja aun no confiaba en él por completo, así que trataría de hacer todo lo posible para no terminar como aquel sujeto, aunque Suoh no tenia en mente traicionar a Zayyn, no por eso se había unido a su organización.

—Puedo darles información de DATS... Información muy valiosa.—Su mirada seguía fija en la pelirroja, tal vez a ella no le importara en lo absoluto lo que tuviera que ver con DATS y sus miembros, pero no perdía nada en intentarlo.

Una vez sentada sobre el trono, crucé una pierna por encima de la otra, y me crucé de brazos sobre el pecho, observando al pelirrojo subir las escaleras. Esbocé una sonrisa socarrona mientras se acercaba, y dejé que Kali se bajara de mi hombro para evolucionar en su etapa mega y colocarse a un lado del trono en donde me encontraba, como si fuera una especie de guardaespaldas. Aunque estaba claro que yo no necesitaba nada de eso, pero pasaba de mostrar mi verdadero poder, no cuando contaba con el poder de un digimon tan poderoso como era Kali.

Se trataba de un digimon con apariencia casi humana. Vestía como una motera -ropa de cuero negra, bastante provocativa-, y sobre sus cabellos rubios, portaba un singular casco oscuro que ocultaba parte de su rostro, a excepción de sus tres ojos rosados. La miré un momento, divertida y curiosa, al escuchar que el humano tenía jugosa información acerca de DATS. Información que seguramente me vendría de perlas en mis futuros movimientos, y en mis acciones como líder de Chaos...

- Oh... ¿Qué información es esa?-me incliné hacia delante, descruzando las piernas y prestándole toda mi atención.

Al parecer Zayyn si estaba interesada en saber que clase de información era la que traía Suoh de DATS, esbozo una sonrisa, mientras subía un escalón mas y Deimons bajaba de sus hombros para Digievolucionar en su etapa Mega.

—Así que te interesa, ¿eh? Pues mira, DATS esta llevando a cabo un proyecto conocido como "Proyecto Armagedón".—Deimons se encontraba parado atrás de Suoh, mirando con su rojiza mirada a las presentes. El pelirrojo le estaba dando información muy valiosa para demostrar su lealtad hacia ella.

Miré fijamente al chico, sin afectarme que hubiera evolucionado a su digimon. Beelkomon estaba vigilando, y llevaba dos digimons más en mi digivice. Eso sin contar con que yo misma podría evolucionar y deshacerme fácilmente del Dynasmon impoluto que vigilaba junto a su compañero humano. Alcé una ceja, divertida, cuando Suoh finalmente sacó sus cartas. ¿Proyecto Armagedón? Tenía un nombre curioso, e incluso hubiera mostrado un mínimo interés de no ser porque...

- ¿Proyecto Armagedón?-alcé la mirada, y comencé a reirme de manera algo histérica y desquiciada. Me llevé una mano al rostro, ocultándolo un poco en una pequeña sombra, y después, me levanté-. Llegas tarde. Estoy al tanto de dicho proyecto... Un proyecto que resultó fallido y que como consecuencia dejó escapar el virus que ahora ronda por todo el digimundo...

No en vano, yo había sido una de las personas que habían provocado la creación de dicho virus, cuando ayudé a Mashury a recuperar a su digimon. Al desconectar el digihuevo de los cables, un error surgió, y tras la explosión, el virus se expansión por casi todo el mundo digital.

- Si no tienes nada más interesante que contarme, te sugiero que empieces a hacer méritos para ser considerado como uno de los nuestros.

Así que ella y esa tal "Mashury" eran las causantes del Virus que dominaba en el Digimundo, ¿a esto se refería Ruben? Tal vez Ruben estaba involucrado y por eso huía de DATS. Chasqueo su lengua y guardo sus manos en los bolsillos de su pantalón, mirando a la pelirroja.

—Ademas, hay un Digi-Human buscando a los causantes de lo que esta ocurriendo en el Mundo Digital, su nombre es Firewall.—Dijo, mientras le echaba un pequeño vistazo al lugar con su mirada.

Puse una mueca de molestia al escuchar acerca de un digihuman que se encargaba de buscar a los responsables de expandir el virus por el Digimundo. ¿Se suponía que iba a cazarme, como si fuera un animal? Bueno, podría buscarme, cuando me encontrara lo estaría esperando, y no iba a dejarme vencer tan fácilmente... Y menos por un digihuman.

- Un digihuman... Ya me he tomado alguna vez con algunos de ellos... No me gustan, son simples datos con apariencia humana que se creen con derecho a "evolucionar"...-resoplé mientras caminaba de un lado a otro, pensativa-. Y se creen que lo saben todo-esbocé entonces una siniestra sonrisa y miré a Suoh-. Pero si quiere buscarme, que lo haga... Estaré encantada de recibirle y de borrar sus datos para siempre.

Soltó una risa entre dientes al escuchar decir a la pelirroja que mataría a ese molesto Digi-Human, ¿eso significaba que esta completamente dentro de Chaos? Fuera lo que fuera, para él era un si. Traqueo los dedos de ambas manos, mientras le dedicaba una mirada a Zayyn.

—Ahora dime, ¿cual es el objetivo de Chaos?—Dijo con un tono normal pero serio, al igual que su mirada. Si se iba a unir a su organización, debía de estar al tanto de sus planes y cual era su objetivo actual, tenia un tanto de curiosidad por saber que planeaban realmente, ademas de destruir tan preciados monumentos.

Pasé al lado de Suoh para bajar las escaleras. Beelkomon me siguió detrás, sin decir nada, pero dedicándole una mirada de advertencia al Dynasmon que acompañaba al pelirrojo. Seguramente ella no se fiara de ninguno de los dos. Yo tampoco, pero estaba tranquila, porque sabía que no podrían hacerme nada. Recorrí la sala del trono, y en el centro de esta, invoqué la guadaña de nuevo y rasgué el aire. Un nuevo portal surgió frente a mí, pero yo me había dado la vuelta para invitar al humano a traspasarlo.

- Nuestro objetivo principal por el momento es secreto para ti, pero haz méritos para ganarte mi confianza, y serás como uno más-señalé el portal-. Ahora pasa, y cumple tu primera misión... Quiero probarte.

Sin nada mas que decir, siguió a la pelirroja hasta el nuevo portal que había abierto con su guadaña. Zayyn menciono algo sobre una misión, eso quería decir que él aun estaba en periodo de prueba. Opto por introducirse en el portal para ver que prueba le tenia preparado la pelirroja.

Deimons siguió a su camarada, el Digimon alado no confiaba en ese par en lo absoluto, ¿quien confiaría en una persona que ha asesinado a muchos sin piedad? En cualquier momento le podría pasar lo mismo a Suoh, pero Deimons estaría ahí para impedirlo, o al menos para intentarlo.

Cuando Suoh entró por el portal, le dediqué una malévola y cómplice mirada a Kali. Ella ladeó la cabeza, curiosa por lo que tuviera en mente, pero no hizo preguntas.

- Necesito que distraigas a su digimon...-murmuré, con un brillo socarrón en los ojos, antes de pasar al otro lado.

La motera me siguió, algo confundida, pero tampoco en ese momento pidió explicaciones, pues suficientemente confiaba en mí, para saber que tenía algo interesante en mente. Cuando ambas cruzamos el portal después, nos colocamos junto a Suoh y su compañero, observando el enorme bosque en el que nos hallábamos. Sin duda estábamos en el Digimundo, pues a nuestro alrededor, en las ramas de los árboles, en las raíces, y entre los arbustos, había digihuevos de todos los tamaños y colores posibles.

Alcé la mirada al cielo oscurecido, el cual estaba pincelado por pequeñas estrellas. Beelko dedigievolucionó en el BlackGatomon y le dio un pequeño golpecito amistoso al Dynasmon en una de sus piernas.

- Ven, juguemos al pilla pilla, nya~-maulló la gata negra, juguetona, antes de comenzar a corretear alrededor de la zona.

Miré a ambos digimons, esperando que el Dynasmon aceptara el juego, dedigievolucionara, y se alejara al menos un poco de su tamer. Era consciente de que era poco probable que el digimon lo dejara a solas conmigo, pero tampoco tenía pensado hacerle daño... Al menos no a él.

Le hablé en susurros, para que sólamente él escuchara lo que tenía que decirle.

- Tienes un digimon poderoso, al menos lo es su especie... Pero quiero saber cuánto poder puede llegar a tener, y también quiero comprobar cuan leal puede llegar a ser su tamer-le miré fijamente, sin sonreír, ni mostrar ninguna expresión que pudiera hacerle creer que estaba bromeando-. La prueba es sencilla. Voy a luchar contra tu digimon, y cuando esté débil, quiero que tú seas quien lo mate.

Me separé de él, y desvié la mirada a los cientos de huevos que había a nuestro alrededor.

- ¿Por qué?, te preguntarás. Bueno, eso ya lo he dicho. ¿Cuántas ganas tienes de pertenecer a Chaos? ¿Serás capaz de matar a tu compañero solo para entrar, o lo salvarás y te enfrentarás a mí?-me agaché y tomé entre mis manos un digihuevo-. De todas formas, no es para tanto... Tu digimon sólo se convertiría en un digihuevo... Y aquí tienes miles, siempre puedes coger prestado uno que esté a punto de eclosionar...

Deimons dudo por un momento, pero luego de ver a la felina revolotear por todo el verdoso bosque, se animo a jugar, así que volvió a su etapa Rookie y empezó a seguir a la gata negra para jugar al pilla pilla, el Digimon estaba algo dudoso en dejar a su camarada solo con aquella pelirroja desquiciada, pero confiaba en él, así que opto por dejarlos solos.

Las palabras que susurro Zayyn resonaron en la cabeza del pelirrojo, muchas cosas pasaron por su mente, tanto cosas buenas como cosas malas, no sabia como reaccionar al respecto ante la macabra propuesta de ella. ¿Por qué pedir tal cosa tan atroz? Matar a su propio camarada, el cual lo a apoyado desde que era un Choromon, era algo que no debía de dudarse ni por un segundo. Al ver que la pelirroja toma uno de los tantos Digihuevos del suelo, y dice tales palabras, se pone a pensar un poco mas. Es cierto, si Deimons muere volverá a ser un Digihuevo, ¿pero que tal que Deimons quede con ese rencor hacia Mikoto? Tal cosa haría que se distanciaran y fuera distinto a como lo es ahora...

—Acepto...—No dijo ni una palabra mas, estaba decidido a aniquilar a su propio camarada para demostrar su lealtad, y ademas de tener el Digihuevo de Kotemon, podría tomar uno nuevo, y así tener dos Digimons.

Asentí una única vez al escuchar su aprobación. Dejé el digihuevo a un lado y di un silbido para llamar a Kali y que trajera de paso al compañero de Suoh. Mientras la gata venía, me volví hacia el humano.

- Tu digimon no debe saber nada. Cuando haya perdido, lo rematarás ante sus ojos.

Fue entonces cuando Kali regresó, correteando animadamente, y se subió de un salto a mi hombro. Extraje mi digivice, y dejé salir de él a los dos digimons que quedaban: un gabumon de pelaje oscuro y un veemon de escamas rojas.

- Te dejaré que elijas a tu oponente para pelear. Que no se diga que no doy oportunidades-murmuré, sarcástica, mientras me cruzaba de brazos.

Suoh señalo al Veemon rojo, era la primera vez que veía a uno de ese color, pues normalmente acostumbraba a ver Veemons negros o su color tradicional, azul. Deimons llego algo extrañado, pues dos nuevos Digimons habían aparecido en el lugar, se paro al lado de su camarada para ver que era lo que pasaba.

—Zayyn, haz lo que tengas que hacer... Y que sea rápido.—Saco otro de sus cigarrillos y lo puso en su boca, antes de encenderlo y darle un par de caldas, expulsando el humo por su boca en forma circulares. No quería ver como su camarada iba a ser aniquilado sin poder hacer nada al respecto.

Miré a Rukriel, y le indiqué con un gesto de la cabeza que se adelantara un paso. Fenrir dio un paso atrás, y se sentó en el suelo a observar, mientras que yo me quedaba sentada sobre un tronco caído y podrido. Mi digisoul negro surgió alrededor de mi cuerpo, e hice uso de él para golpear el digivice y hacer evolucionar a Rukriel a un UlforceVDramon rojo. Era gracioso. Dos digimons que procedían de los Royal Knights enfrentados. Dos dragones digimons enfrentados, ya fuera por motivos violentos, o por decisión de sus tamers.

Me acomodé tranquilamente sobre el tronco, mirando al Ulforce rojo, y esperando que Suoh hiciera evolucionar al suyo.

- Cuando quieras, humano. Mi digimon ya está preparado.

Rukriel, para constatar ese hecho, movió sus brazos para preparar sus músculos rojos. Era un digimon leal conmigo, al igual que lo había sido con mi madre cuando esta fue su entrenadora. Y había demostrado en numerosas ocasiones ser un poderoso digimon, pero no había que fiarse, quizás el Dynasmon del pelirrojo fuera fuerte, y no me apetecía para nada que mis digimons fueran ridiculizados de manera tan sencilla... Rukriel iría en serio.

Dejo el cigarrillo en su boca y saco su Digivice Burst e hizo surgir su Digisoul por todo su cuerpo, e hizo uso de este para golpear la parte superior del Digivice, e introducir toda la carga de Digisoul haciendo que Deimons evolucionara en Dynasmon.

—Deimons ya esta listo.—El Digimon alado no sabia con exactitud lo que estaba pasando, pero se abstuvo por preguntar y seguir con el "juego". Dos Digimons que procedían de los Royal Knights enfrentados. Dos dragones Digimons enfrentados, ya fuera por motivos violentos, o por decisión de sus Tamers.

Aunque todo esto ya estaba planeado, no iba a dejar que Deimons perdiera de una manera ridícula y vergonzosa, no iba a permitir que un Digimon proveniente de los Royal Knigths muriera de esa forma, claro que no.

—Si se trata de un combate, estoy listo.—Dijo, mientras aferraba su mirada carmesí, esperando a que la batalla diera inicio.

El lugar quedó en silencio. Rukriel miró al Dynasmon a los ojos, y noté por su postura que estaba tranquilo, o quizás eso pretendía aparentar, pero tenía constancia de que haría buena pelea. Cerré los ojos un segundo, y cuando los volví a abrir, Rukriel ya había desaparecido de su posición, para volar velozmente hacia el Dynasmon de frente.

Rukriel retrasó un brazo mientras volaba, quizás para mandarle un derechazo a la cara, pero en lugar de realizar cualquier golpe o ataque ofensivo, el digimon rojo dio un giro brusco hacia arriba, alzándose en el cielo y sobresaliendo de los altos árboles bajo los que los demás estábamos. Alcé la mirada, y miré con curiosidad a mi digimon, con una leve sonrisa en el rostro. Fenrir se subió al tronco y se colocó junto a mí, observando también el espectáculo, aunque él parecía más interesado en el digimon blanco.

- Shining V-Force-anunció Rukriel, mientras la V de la victoria de su pecho se iluminaba, apuntando directamente a su oponente.

Al instante siguiente, un potente y gran rayo rojizo salió de la V en línea recta, directamente hacia el Dynasmon, el cual estaba, por suerte, a una prudente distancia de nosotros, por lo que el rayo, no nos podría dañar ni a Suoh, ni a mi y a mis demás digimons.

OFF:

Shining V-Force:

Dispara un rayo de energía súper caliente de la V dorada que lleva en su pecho.

Deimons no parpadeo ningún segundo, se quedo inmóvil observando los movimientos del UlforceVeedramon rojo, hasta el punto que decidió atacar con su "Shining V-Force", pero Deimons no se iba a quedar sin hacer nada, ni trataría de evadir el ataque, lo iba a enfrentar con sus propio poderes.

—¡Rugido del Dragón!—Un rayo de energía salio disparado de las palmas de sus dos manos, apuntando al rayo disparado por el UlforceVeedramon rojo.

Por otro lado, Suoh se encontraba recostado en un árbol contemplando la batalla, mientras se acababa su cigarrillo.

Off:

La colisión entre ambos ataques creó una leve onda de choque que hizo revolotear mis cabellos mientras observaba de manera aburrida la pelea. No me interesaban demasiado las peleas igualadas, o en las que no se sabía a ciencia cierta -en un principio- quién sería el vencedor. Me gustaba más observar cómo liquidaban al débil, y cómo el fuerte se alzaba en la gloria de la victoria... Aunque en este caso, más bien ansiaba presenciar la muerte del Dynasmon por parte de su propio tamer.

Entretanto mis pensamientos acerca de lo divertido que sería ver eso, Rukriel rompió el contacto entre los dos ataques, y se lanzó en una maniobra en diagonal contra su oponente. Moviéndose de lado a lado mientras de sus brazos surgían dos sables rojos y brillantes. Así mismo, el digimon rojizo hizo acopio de toda su velocidad, y aprovechándola, potencionó los sables para, al llegar junto al Dynasmon, enarbolarlos contra él para cortarlo en forma de X.

OFF:

Sable Ulforce:

Crea sables de luz de sus V-Bracelets para atacar a su oponente, aprovechando su gran velocidad para generar mas daño.