El laberinto de los caídos

Cuando ningún lugar es como en casa...

Camino con el paso acelerado a través de la espesura del Bosque de las Pesadillas. Una capucha negra cubre mi rostro, aunque voy echando la mirada hacia atrás de vez en cuando. Una nunca sabe con estos juegos. Llevo a Gabumon entre mis brazos, no consciente, y a la espalda el estuche de mi violín y mi mochila. No debería faltar mucho para llegar a algún sitio, aunque teniendo en cuenta donde nos encontramos deberemos dar por hecho perdernos antes. Observo de soslayo unos cuantos arañazos y rasguños por diferentes partes de mi ropa. ¿De qué estamos huyendo? Sería una buena pregunta... con el corazón desbocado y cierta presión en los músculos. Los últimos días han sido una prisión de locura y malos sueños. Pero lo mejor es que, no espero que eso llegue a cambiar. Aquí es cuando la gente normal se plantea ir al médico, tomar pastillas, aniquilar cualquier sensación de ser un humano desesperado. Pero este es el Mundo Digital, ármate hasta los dientes y sobrevive un día más. Desde mi última visita al Mundo Real, lo más acogedor ha sido que mi oscuridad decidiese abrazarme. Cierro los ojos y todavía pienso en ese mensaje.

Un ulular entre los árboles se hace más creciente marcando que por fin ha llegado la noche. Las sombras de los árboles, se crecen y retuercen a nuestro alrededor. No dejan de ser árboles, no más terrorífico de otras cosas que haya llegado a ver en los últimos días. Y de repente un silencio sordo, un parón súbito del viento que nos rodeaba. Es como si hubiésemos al principio del Bosque pese a ser consciente de seguir la ruta trazada por mi digivice. Siento un sudor frío cruzar mi garganta. Supongo que es la señal que esperábamos para hacer un merecido descanso.

Esto es lo correcto ¿verdad?... finalmente terminará aceptándonos.-le comento a mi acompañante dejándolo cuidadosamente sobre el suelo para levantarme y apoyarme sobre el tronco de un árbol.-Sobreviviremos...¿verdad?...

La noche se cernía sobre el bosque, oscura, siniestra, y amenazante. La luna llena creaba sombras serpenteantes bajo los árboles viejos, los cuales se retorcían como si sufrieran la peor de las torturas. Todo parecía sacado de un cuento de pesadilla: Negrura, silencio, y una sensación de que miles de ojos te observaban desde la penumbra. Si bien de por si ese bosque asustaba de día, no te quiero ni contar de noche...

Sin embargo, yo iba más allá de eso. ¿Oscuridad? Yo formaba parte de ella, me había criado en ella, con sufrimiento, odio, soledad, rabia, rencor... La historia de mi vida, Invitado, pero ¿qué se puede esperar de una niña que ha vivido sin el amor de una madre?

Torcí el gesto, restándole importancia a ese asunto. Mi madre se había sacrificado por mí, así que no tenía sentido lamentarse por eso, porque yo misma pensaba actuar más o menos igual. Ahora tenía una hija, pero no la iba a dejar sola, no la abandonaría como hizo Erin conmigo; yo pensaba estar siempre a su lado para protegerla.

Caminé con paso lento, sin preocuparme por los miles de pares de ojos rojos que me vigilaban desde sus escondites. Hoy en día, no temía a casi nada, había conseguido suficiente poder como para defenderme a mí o a los míos, y no estaba en mis planes dejarme vencer tampoco. Aunque, si hay que ser fiel a la verdad, no sabía muy bien que hacía allí... Es decir, sabía cómo había llegado, pero no entendía cómo mi mente había decidido visualzar ese lugar al abrir el portal. ¿El bosque de las Pesadillas? Ya había ido a ese lugar en otras ocasiones, pero nunca le había encontrado un especial encanto.

- Supongo que la Oscuridad llama a los suyos de vez en cuando...-murmuré, deteniéndome justo entre dos árboles que dibujaban un arco con sus ramas-. Aunque he de reconocer que el viento es ahora quien me guía... ¿Qué es lo que quieres?-alcé la mirada, y olfateé un poco, sin entender el porqué de que mi elemento principal hubiera decidido llevarme allí.

Me rasqué la nuca con la mano izquierda, aquella que estaba enfundada en un guantelete de aspecto algo viejo, pero muy util cuando había que protegerse, y suspiré; después continué con el paseo, haciendo ondear en el proceso el largo cabello rojo que llegaba hasta el final de la espalda. Los pelos volaron lentamente, como si flotaran, antes de posarse sobre mis hombros, mi espalda, y sobre el arma que pendía a mi espalda, el "boomerang-shuriken" que recién había conseguido, aunque sin dejar de lado a mis espadas originales, las cuales pendían del cinto, cada una a un lado.

De repente, justo después de traspasar esa "puerta" que conformaban ambos árboles, el viento que me había guiado se detuvo, como si se desvaneciera, como si el mismo aire ya hubiera terminado de llevarme a donde quería. Detuve mis pasos, y miré a mi alrededor, en busca de alguna señal que pudiera darme la respuesta que buscaba.

- ¿Qué me intentas decir...?

OFF:

Observo la lenta respiración de Gabumon, no puedo preveer cuando despertará así que deberé mantenerme alerta por las dos. Acaricio con paciencia la cabeza de mi acompañante, están siendo unos días especialmente difíciles. El aire volvió a colarse por entre los árboles formando ese característico sonido bien parecido a un quejido. Por alguna extraña razón lo que se respiraba era incierto. Parecido a la atmosfera que se carga cuando algo inminente está a punto de pasar, es esa calma que invita a permanecer precavido. Cierro los ojos, de ser cierta una intuición tan primitiva y tan humana, este es uno de los peores momentos en los que podría acontecernos. Sea como sea, no puedo permanecer quieta. Tomo un último aliento para recoger a Gabumon nuevamente entre mis brazos. No me había fijado, pero camuflado entre la oscuridad de la espesura mis ojos se topan con miles de pares rojos expectantes. No estamos solos tal y como era correcto deducir.

A escasos pasos de nosotros, dos grandes árboles quedaban encorvados justo enfrente, como delimitando una entrada natural hacia algo. El resto del camino solo conducía a través de caminos que ya habíamos seguido y que nos habían conducido de nuevo hasta el claro del Bosque por el comenzamos a correr. Miro hacia atrás con nerviosismo, creo que por el momento no nos sigue nada. Como puedo, intento alcanzar el dispositivo de mi chaqueta para comprobar si efectivamente mis pasos solo pueden encaminarse en un sentido. Cuando lo tengo entre mis manos, sale el recorrido que hemos estado haciendo hasta ahora… de alguna misteriosa forma se ha dibujado un nuevo mapa. ¿Tenemos elección?

No me puedo creer que salgamos de aquel sitio para ahora meternos en esto…-mi rostro refleja cansancio y cierta exasperación.

Parece como si hubiese pasado una eternidad desde la última vez que pude estar tranquila y relajada. Bueno, igual eso de relajada es pasarse: Una doble vida, la mitad de ojo manchado de negro por la oscuridad de mi interior y quién sabe si se extenderá, la formación de un equipo con intereses diversos… En fin, una cosa llevó la otra y este es el resultado. Camino sin convicción por la entrada de árboles que ha emergido, mirando con desconfianza a mi alrededor…

Off:

Levanté la mirada hacia el cielo estrellado, con la idea de encontrarme con las leves pinceladas brillantes del manto nocturno. Sin embargo, las ramas malévolas de los árboles tapaban parte de ese firmamento, imposibilitándome cualquier referencia en el cielo para tratar de saber hacia qué dirección miraba. Con un suspiro desistí, tampoco es que la astrología se me diera demasiado bien, y tampoco era algo importante en esos momentos, no necesitaba a la Osa Mayor (o como se llamara), para guiarme; para eso ya tenía al viento.

Sin embargo, este se había detenido, dejandome parada en mitad de la nada. ¿Por qué? ¿Qué se suponía que habría de hacer ahora? Ni idea, supuse que debía de buscar alguna otra señal, o algo por el estilo...

- ¿Qué mierda...?-chasqueé la lengua, irritada, y sin mirar, retrocedí un pie, empezando a girar el cuerpo-. Maldita sea...

Terminé de darme la vuelta, y al voltear la cabeza por fin, mis ojos se abrieron como platos durante un instante, el tiempo que tarde en detextarla y en procesar la información que recibía desde mis ojos.  Se  trataba de una muchacha joven, más joven que yo, de cabellos largos y oscuros como la noche que se cernía sobre nosotras, y ojos rojizos, uno de ellos con una extraña mancha oscura. Sostenía entre sus brazos a un compañero de pelaje blanco y amarillo, un tipo de digimon que conocía bien. Fenrir, uno de mis compañeros, era un Gabumon, un poco distinto físicamente del Gabumon común, pero un Gabumon al fin y al cabo. No se encontraba conmigo en esos momentos, ni él ni los demás, pues había decidido hacer ese viaje en solitario, para despejarme un poco después de tanto trabajo... Ser una villana mundialmente perseguida también cansaba.

No dije nada en su momento, sólo me quedé quieta, de pie, mirando desde mi posición a la chica, con una expresión entre torva y sorprendida, aunque también con cierto brillo de advertencia en mis ojos verdes. No tenía ganas de matar a nadie, y aunque esa joven no tenía la pinta de alguien con intenciones de atacar, tampoco me iba a fiar de buenas a primeras. No obstante... Había algo en ella, algo que me resultaba familiar, y que no terminaba de ubicar del todo. Sabía que tenía algo que ver con mi pasado perdido, pero no me venía nada la cabeza.

El camino se va cerrando a medida que voy avanzando, indicándome una sola dirección. Claro que se podría idear un camino alternativo pero el problema es que habría que atravesar las ramas secas, puntiagudas y esto generaría un ruido terrible. Sería como llamar a la puerta de cualquier merodeador que ande cerca de nosotros, y de los que estén lejos, también. Apenas es visible el cielo salvo por alguna pequeña estrella que se escapa al poblado ramaje que cubre la senda. Pero tras girar a la izquierda, el camino se despeja agrandando su anchura. Pero ese no es el único cambio; los árboles ya no configuran una única dirección. El ruido de unas ramas secas me pone en sobreaviso de algo. Escruto con cierto nerviosismo a mi alrededor hasta que mis ojos se chocan con los de una chica con el rostro frío y poco amigable. ¿Otro reto? Sus ojos me invitan a pensar que está esperando a algo. La confronto con la mirada de forma tranquila, apagada, como el que mira hacia el vacío. Sobre su espalda se puede ver que algo pende de ella. No creo que se trate de algo tan inofensivo como un violín…

Una media sonrisa aflora de mis labios sin proponérmelo. Si en algún punto la soberbia pudiera confundirse con la insensatez, sería este. No se me ocurre un mejor momento en el que haya estado más perdida que ahora, psicológicamente y bueno… digamos que literalmente también. No acostumbro a tener persecuciones en medio de la noche y meterme entre lo que parece un complejo enredado de troncos y ramas. Lo cierto es que, tras el breve descanso, esta era la única vez que me permitía descansar aunque solo fuese permaneciendo quieta por unos segundos. He perdido la cuenta de cuanto llevo corriendo y ahora empiezo a sentir la aparición de calambres en mis piernas.

He perdido el rumbo…-le comento con la voz quebrada, no sabía que al alzarla en voz alta el esfuerzo habría hecho mella en ella.- y volver hacia atrás no es una opción.

Por detrás de ella veo como dos sombras fugaces se deslizan y corren en direcciones contrarias. Parpadeo algo confusa y trago saliva ¿estoy alucinando? Ahora es imposible que tome ningún tiempo para ordenar mis ideas. Un cansancio intenta agolparse en mis músculos, todavía no… tengo que permanecer alerta.

Eres real… ¿verdad?-nunca había preguntado algo tan estúpido pero si esas sombras moviéndose solo las estaba viendo yo, me estaba empezando a enfrentar a problemas mayores.

La muchacha parecía cansada, agotada después de un largo viaje, o después de alguna dura prueba. Sinceramente, no tenía pintas de buscar pelea, como había supuesto, sino que más bien, buscaba huir de ellas. Parpadeé una vez lentamente, inmóvil todavía, esperando por cualquier movimiento que aquella joven realizara. La vi sonreír, pero mis facciones continuaban marmóreas, si dejar entrever lo que pensaba en esos instantes. De repente, la chica frente a mí separó los labios, y habló con voz cansada y rota, comentando que estaba perdida, y que no podía simplemente volver sobre sus pisadas y regresar. Mi curiosidad se vio en aumento, como había dicho antes, no estaba allí para pelear, pero... Si el viento me había traído hasta allí, significaba que había sido inevitable toparme con la desconocida.

Solté un leve suspiro, y ya cuando la jovencita comienzó a hablar y a desvariar de nuevo, ladeé la cabeza, con el ceño fruncido. ¿Que si era real? No pude evitar esbozar una leve sonrisa divertida, pues definitivamente, esa chica estaba mal, seguramente no sabía ni en dónde se encontraba, ni siquiera a dónde la llevaban sus pies.

- ¿Qué te hace pensar que soy una ilusión?-pregunté, cruzándome de brazos sobre el pecho, y apoyando el peso de todo el cuerpo sobre la pierna derecha-. ¿Tan pálida estoy que parezco un fantasma?

Y de repente, "click". La palabra fantasma fue la llave que abrió la cerradura de mi mente que mantenía oculta la razón de por qué el rostro de esa jovencita me resultaba tan familiar. Abrí los ojos sorprendida, y me quedé algo atontada al principio, más después, con una leve sacudida de cabeza, me obligué a regresar al mundo de los mortales.

- ¿Alyria?-no era exactamente como recordaba, la chica cuyo espíritu había visto hacía unos meses tenía los cabellos azules, y los ojos del mismo color... Incluso la ropa era distinta, el brillo de sus ojos, y la forma de moverse... No, no era Alyria. Era una persona completamente distinta, pero a la vez, casi idéntica... Qué irónica situación-. No... ¿Quién eres?-exigí saber.

La muchacha aparecida reacciona como cabría esperar de una persona que está en sus cabales. Subo con mi brazo derecho a Gabumon para que no se me caiga al suelo mientras con el izquierdo revuelvo mi pelo a la par que cierro los ojos. Niego lentamente, estoy empezando a cerciorarme de que ese lugar me está pasando factura antes de lo previsto. Pero entonces escucho que me llama por un nombre desconocido para mí. Todo apuntaba a que me estaba confundiendo con otra persona. Bienvenido al bosque de las ilusiones y las apariciones pasadas. Rogaré que no aparezca él… esta noche no podría soportarlo, enloquecería por completo. Suspiro ante la petición de la desconocida por saber mi nombre. Nuestras intenciones son completamente ocultas para ambas, pero abusaré de los tiempos de paz y tranquilidad mientras sea posible.

Entiendo que no sea algo que se pregunta todos los días, pero hoy han jugado demasiado con mi sesera. Supongo que tendré que caer en el cliché de…”no eres tú, soy yo” la que ve fantasmas.-comento todavía con la voz algo rota…lo que daría por un trago de algo. Me acerco con decisión pero lenta hacia ella para extenderle una temblorosa mano llena de cortes-Soy Ada Hunter. Otros días soy más chistosa, lo siento.-Esbozo una media sonrisa mientras mis ojos permanecen inertes frente a los suyos. Si tan solo volviese a escuchar la melodía de mi violín una vez más…¿renacería? ¿regresaría del mundo de los caídos?- Posiblemente te preguntes qué me ha sucedido-¿Tenía algo que perder por sincerarme con una extraña? Creo que ya no-Quien consigue sacar fuera de sí mismo a su bestia interior, consigue manejar el dolor de ser humano.-Me encojo de hombros y ladeo la cabeza.- Qué descortés estoy siendo te estoy contando cosas sin preguntarte lo esencial… ¿Quién eres…?

La desconocida se llevó una mano al pelo, y abrazó aún más a su compañero. Tardó un poco en responder, pero la chica respondió a mi pregunta con una actitud un tanto sarcástica. Lentamente, se acercó a mí, y yo la esperé sin inmutame. Observé la mano que me tendió después, una mano cansada y llena de heridas... Parecía que el digimundo no le sentaba bien a alguien, pero ea lo que tocaba. Cuando empezabas como tamer, solo quedaba, o morir, o fortalecerse, y los inicios nunca eran fáciles... Lo sabía por experiencia.

La muchacha se presentó entonces como... "Ada Hunter". Sonrió, aún en sus circunstancias lamentables, y lejos de sorprenderme, me agradó. No había muchos que pudieran superar las penurias del digimundo y mostrarse medianamente positivos después... Aunque también era posible que ese "optimismo" que la chica demostraba, no fuera más que una máscara bajo su verdadera faceta. No quise meter el dedo en la llaga preguntando, porque tampoco me interesaba. Únicamente me había quedado a mirarla por su similitud con Alyria, y si resultaba no aportarme ningnua información o señal, entonces tampoco me interesaba demasiado.

- No tengo interés en saber qué te ha dejado así, pero eres libre de decirlo si así lo quieres-murmuré, estrechando su mano con la propia. Ya que estamos, vamos a ser, "medianamente" sociable. Un día al año, no hace daño, como muchos dicen. Ese podía ser para mí lo que otros llamaban un día con el pie izquierdo; mientras los demás eran bordes, a mí me daba la vena amable-. Mi nombre es Zayyn Scarlet-respondí después de enmudecer unos segundos.

¿Decir mi nombre? Qué más daba, si total todo el mundo me buscaba ya por todo lo que había hecho. No me daba miedo que me encontraran, no me iban a atrapar ni muerta. Por algo era de las que encabezaban las listas de criminales de DATS.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo tras escuchar el nombre de la muchacha. Tengo que decir que en un primer momento me alegré de que eso ocurriese. Todavía estoy viva, todavía puedo sentir cómo mi cuerpo reacciona pese a todo lo que ha acontecido el día de hoy. Pero no, aquello no era una buena señal en absoluto. De hecho, sé que por una extraña razón tenía que preocuparme, sé que ese nombre lo había visto en algún sitio y sobre el que me habían hecho una serie de advertencias. ¿Debía hacer algo? ¿Debía asumir que me encontraba en problemas? El mundo nunca se había vuelto tan retorcido como esta noche. Pero si algo tengo claro es que este no va a ser el fin. Mi fin está muy lejos de eclipsar… todavía tengo grandes planes.

El viento comienza a ulular de nuevo, es tan agudo y refinado que casi parece el cántico de un niño. Sin poder evitarlo miro hacia ambos lados una vez más en busca de alguna amenaza. ¿Más amenaza que haberme encontrado con la supuesta Zayyn perseguida por todo DATS? Debo estar soñando, una de esas pesadillas que ensombrecen la delgada línea de realidad y sueño. Aunque pensar algo así, sería demasiado benevolente ahora mismo…

Me he escapado…creo…-¿he salido yo por mi propia cuenta o él me ha dejado? Ciertamente no lo recuerdo, ahora mismo siento una mezcla de emoción, recuerdos y ganas de vomitar que se acrecentan y no terminan por definirse.-siento que la cabeza está a punto de estallarme, no sabría recomponer la historia ahora mismo aunque quisiera...-Entonces una idea alocada cruza mi mente cual rayo centella en una tormenta. Ya le había preguntado a Puppetmon por eso y no fue precisamente una buena idea. ¿Qué me hacía pensar que esta vez sí lo sería? Nada en absoluto. Pero si había podido salir de allí… también podría salir de ésta si es que la dichosa pregunta me costaba un precio alto. Además todo podría ser que no se tratase de quien me estaba imaginando. Mis ojos han tomado un brillo nuevo ¿esperanza? No, nada como eso… más bien, obstinación. Voy a descubrir que me está pasando y lo controlaré…

¿Sabes qué camino podría llevarme a un sitio tranquilo?-Le indico señalando con la cabeza hacia la dirección donde los árboles marcan los caminos. –Aunque es posible que tus intenciones te hayan traído aquí por otros motivos, en ese caso no te robaré mucho tiempo.-trato de sonreír aunque sea a medias- Podrías responderme a una pregunta… estoy buscando el origen… algo me llamó de este mundo… y me está consumiendo… Acabo de venir del Valle de los Demonios ¿Dónde puedo encontrar respuestas?-lentamente llevo mi mano izquierda hacia mi ojo derecho para remarcar la fluctuante mancha que lo recubre en una gran parte.

No me había equivocado al suponer que tal vez esa muchacha conocería mi nombre. Al presentarme, la vi sufrir un escalofrío, así que, a menos que tuviera frío, o algo, la tal Ada, había escuchado mi nombre por alguna parte... Y me atrevería a decir que también lo que ello conllevaba. No hice ningún comentario al respecto, no tenía ganas de alardear de que me hubiera hecho famosa, y tampoco mi objetivo era asustarla más de lo que parecía estar... Por su aspecto, debía de haber tenido algún enfrentamiento reciente, y como ya he dicho, ese día me había levantado con el pie izquierdo.

Aunque también me preocupaba el motivo por el cual conocía mi nombre... Supongo que debía de haber tamers conscientes de mie xistencia por el mundo, pero los que me conocían, eran principalmente los que iban en mi busca...

- ¿De quién te has escapado?-inquirí, soltándole la mano e inclinando la cabeza, con cierta curiosidad-. Dicen que cerca de aquí vive un demonio, pero no me parece que se trate de él, ¿verdad?

Me encogí de hombros, y con una imperceptible sonrisa,, extraje de un bolsillo una cajetilla de tabaco. Después del embarazo, mis ganas de fumar habían regresado, y aunque sabía que en período de lactancia no era beneficioso meterse mierda al cuerpo, no podía evitar fumarme alguno de vez en cuando. Tampoco iba a pasar nada por uno solo, ¿no?

Suspiré, y miré de manera distraída al gabumon de la chica mientras ella continuaba hablando. En realidad, no había nada en especial que pudiera haberme traído allí, únicamente el rastro del viento, y este había comenzado de nueva a moverse, como incitando algo, como si esperara alguna cosa. Traté de que el humo no molestara a la humana, y me posicioné en dirección al vuento para que esto no pasase, quedando junto a la chica.

- No tengo muchas cosas que hacer... Digamos que estoy descansando-le expliqué sin mirarla. Seguidamente, fui a dar otra calada, pero las prosiguientes palabras de la morena, me hicieron detenerme, y separar el cigarro de la boca. La miré a los ojos, como si tratara de ver su alma, tan solo por aquello que había dicho-. El origen... ¿de algo que te está consumiendo?

Observé de refilón el extremo del cigarro, intentando entender de a qué se refería, al igual que ella, el fuego iba consumiendo el tabaco del cilindro, poco a poco, envenenando el cuerpo con una llama infernal. Entrecerré los ojos, y necesité un par de segundos para darme cuenta de que había vuelto a preguntarme algo.

- Este es un mundo dificil... Depende de qué preguntas tengas, las respuestas pueden encontrarse en un lugar o en otro-decidí abandonar el cigarro, tirándolo al suelo y pisandolo para que no prendiera. Ahora me parecía incluso más importante esa chica que cualquier vicio que pudiera permitirme.

Sonrío sarcásticamente cuando me pregunta de quién me he escapado. Eso sí lo recuerdo demasiado bien; sus cientos de hilos, sus ojitos burlones, esa voz infantil incapaz de pronunciar bien, esa risa sádica que ha taladrado por completo mis entrañas… Mi mirada se oscurece al recordarle. Abro la boca pero esta vez no salen palabras… observo cómo se enciende un cigarro con la consideración de que no me moleste el humo. Supongo que una buena historia no puede contarse a medias, supongo que cuando ansías una respuesta importante antes tienes que dar los pasos correctos. Cierro los ojos tratando de hacer un acopio de todas mis fuerzas para ordenar mis recuerdos y pensamientos. Necesito estos segundos si voy a contar esto a alguien… por primera vez…

La primera vez que llegué al Mundo Digital fue a través de una pesadilla-comienzo de forma serena pero en un tono bajo.-Era atravesada por miles de agujas por todo el cuerpo… una… y otra vez…-mi piel se eriza y estremece- después se sucedieron los dolores de cabeza. Hasta que me encontré con un Devimon que estaba jugando conmigo… pero lejos de cambiar algo, me dijo que solo era el principio. –Hago una pausa para mirarla directamente a los ojos-Efectivamente, tenía razón… los dolores remitieron pero, entonces quedó marcado mi ojo derecho. Siento que está creciendo, estoy cayendo…-me muestro inquieta por el incesante viento que sigue ululando como si pretendiese dar una banda sonora a mis palabras-No me malinterpretes, estoy encantada de ser quién soy y lo que soy. No voy por ahí rogando ninguna cura… pero tengo demasiados proyectos como para esto termine destruyéndome…-sonrío…aunque siento que ya no volveré a ver el mundo como hasta ahora. Estoy en las últimas y he terminado contándole mi verdad a una chica que bien podría ser una de las villanas sanguinarias más buscadas de ambos mundos. Ja… ¿no se supone que estas cosas se le cuentan a las personas que se preocupan por ti? No, supongo que precisamente por eso mismo, deberán ser de quienes más me cuide en que no se enteren de esta lucha.  

Gabumon comienza a abrir los ojos por lo que decido inclinarme para dejarlo en el suelo. De esa forma también descansará mi brazo. Gabumon parece confuso acerca del lugar en el que nos encontramos. No me extraña en absoluto. Ladeo mi mochila y mi violín para recostarme contra uno de los troncos más cercano, luego paso a apoyar mi pie izquierdo. – ¿Y ahora qué, querida? El baile de las sombras me está empujando para dejarme fuera de juego.

Aunque el mañana se tiña de promesas rotas, nada detendrá nuestra vuelta… Ada-hime…-comenta un Gabumon todavía exhausto. Rio sin poder evitarlo, ahora mismo esas palabras suenan como un chiste mal contado. Pero aún así, sé que de alguna forma podré hacer que las palabras de Gabumon se vuelvan ciertas.

Quizás me estaba equivocando, quizás no debiera de estar con esa chica. Quizás el viento había sido simplemente eso, viento, sin tener ninguna señal o algo parecido. Sin embargo, a medida que mi conversación con ella avanzaba, según la iba escuchando, iba comprendiendo lo raro del asunto. Había sido atacada, trorturada quizás, a juzgar por el estado de sus manos y de su ánimo casi deprimente... No estaba interesada en las desgracias ajenas, al menos no en el ámbito de querer ayudarlas, pero en fin...

Me crucé de brazos, sobre el pecho, y alcé la barbilla al cielo, cada vez más oscuro, ya no era capaz de ver la Luna, quizás unas nubes la taparon, o quizás simplemente las ramas la ocultaban, qué más daba, era capaz de ver en la oscuridad... Eso me hizo percatarme de que Ada, como humana, quizás no pudiera vfer bien a su alrededor. Me volví, y mientras ella me contaba algo de unas pesadillas y de cosas clavándose en su carne, me acerqué a unos árboles, arranqué unas ramillas y regresé al lugar.

- ¿Todo eso en una sola pesadilla?-inquirí en voz baja, distraída, dejando la leña en el suelo-. ¿No tienes miedo de cerrar los ojos y dormirte?

Esbocé una leve sonrisa, saqué mi digivice, y tras dar un leve golpe acompañado de digisoul, alargué una mano hacia la madera. Esperé por unos segundos, concentrada, hasta que finalmente, entre los dedos, se formó una leve bola de fuego, sin quemarlos. Así, encendí una hoguera, no muy grande, pero suficiente para ver un poco. Sin decir nada más, me senté con las piernas dobladas contra el pecho.

- ¿Un Devimon dijo eso? ¿No pensaste que quizás solo quería engañarte?-Golpeé de nuevo el digivice, el digisoul desapareció tras dar un chisporroteo. Finalmente volví la mirada para clavar mis ojos en los suyos, con un leve brillo de burla y sarcasmo. Los digimons demonio eran conocidos por ser mentirosos y manipuladores, raro era el caso de ver un demonio bueno y honesto-. Nah... No importa. Si un digimon oscuro te dijo eso, posiblemente tuviera razón.

Me fijé en la mancha oscura de sus ojos, observándola por unos segundos más. ¿Decía que cada vez iba a más y que se iba cayendo? Me sonaba a una semejanza con la oscuridad, como cuando estas al borde de la tentación, e inevitablemente caes a ella... Cada vez más y más profundo... Era casi imposible de resistir, hacía falta un corazón muy fuerte para ello.

- Si te gusta como eres... ¿por qué te resistes?-inquirí, entornando los ojos-. Si es lo que creo que es... No debes tener miedo de la Oscuridad, forma parte de nosotros...-bajé la mirada-. Y en algunos casos incluso es más fuerte que la Luz...-observé uno de los anillos que llevaba, el que tenía foma de garra... Era un objeto especial, gracias a él podía materializar el poder del Digimental de la Oscuridad... Ante una leve órden. de la punta del metal empezó a salir una especie de humo negro que se concentró alrededor de mi mano-. Podrías usar esa oscuridad a tu favor.

Justo en ese instante, un sonido me hizo mirar hacia la chica. Su digimon empezaba a despertar, después de una larga "siesta". Volví de nuevo mi mirada a la pequeña nube de sombras de mi mano, y la moldeé un poco para crear pequeñas formas y figuras, mientras tamer y digimon hablaban entre ellos.

Sonrío abiertamente y con sinceridad tras escuchar sus palabras, realmente no necesitaba que alguien se apiadase, sino todo lo contrario, más bien que me pegase una patada en el culo. La actitud sarcástica y de mente ágil de Zayyn, me recordaba a mí misma mucho antes de querer formar parte de esa fracción del mundo oscuro y sádico del Digimundo. Tampoco podía evitar pensar que estaba jodidamente loca si una supuesta asesina, iba a alegrarme la noche y quién sabe, quizás recuperar un pequeño fragmento de mi ser. Observo en silencio cómo a partir de su digivice, Zayyn es capaz de crear fuego para después pasar a sentarse junto a él.No soy capaz de analizar nada, sólo sé que cada vez que abría la boca con alguno de sus comentarios burlones, hacía que una sonrisa instantánea brotase de mis labios. Su presencia hacia que me sintiese extrañamente reconfortada. ¿Así era una de las personas más buscadas? Entonces supongo que tarde o temprano solo me quedará hacer lo correcto. Lo que mi alma me empuja a hacer cuando mis objetivos están tan claros y definidos.

Maté y humillé al Devimon, puede ser que quisiese gastar un chiste final.-me encojo de hombros- Pero me hizo un bonito regalo al pararme las migrañas. Además puestos en lo peor… ¿Quién no diría que esta mancha no es una lentilla a la última moda?  Los ojos iguales están sobrevalorados.-chasqueo la lengua con cierto ápice de diversión en los ojos.

Claro que había pensado en las palabras de Zayyn. Repasemos… hasta ahora me he enfrentado directamente contra las pistas que tenía relacionadas con mi oscuridad y que llevó a Gabumon a evolucionar y volverse un psciópata...Pero ¿pensar que pudiera tratarse de algo tan sencillo como dejarse “aceptar” por lo que te engulle desde tus adentros? Sinceramente… era el último riesgo que podría habérseme pasado por la cabeza. Y desde luego, en las últimas semanas he tenido muchos…

En esta vida hemos venido a jugar ¿no?- después de perder esa especie de pureza que otorga el Mundo Real, el juego tomaba un matiz todavía más enriquecedor. Me había metido en cientos de peleas, pero nada podía compararse con todo lo vivido hasta la noche de hoy.-Haz lo mejor con lo que te ha sido dado. Simple. Hasta ahora pensaba que todo lo que tenía era mi violín…-Resoplo ladeando la cabeza hacia el estuche del mismo- Si me preguntas, por supuesto que noté el poder que crecía en mí, gracias a esa oscuridad. Aunque debo admitir que siempre pensé que acabaría conmigo.-mi propia música cambió de forma radical tras mi primera pesadilla y eso, es lo que me ha permitido ser recordada hasta hoy- Acepté eso una vez. El problema es que yo quiero más, porque puedo ofrecer algo único e irrepetible a este mundo podrido.-Siento todas mis extremidades entumecerse por el cansancio pero también un extraño alivio crece en mi interior. –Zaynn, has tenido que presenciar muchas cosas… pero ¿conoces el réquiem de la luna negra? Hace tiempo que no lo toco para nadie… de hecho, entre los antiguos estaba considerado como una melodía pagana prohibida.

Las palabras de Zayyn me han servido para detener esos pensamientos que me obligaban a huir como un pollo que corre sin cabeza. “¿Por qué resistirse?” Como si de un resorte secreto que ha abierto mi celda se tratase, cuya voluntad había sido encerrada en su interior, ahora soy libre. Sonrío con expresión cansada, realmente tocar esa pieza supondría un desgaste que no sé si estoy en condiciones de asumir. Pero de alguna forma, sentía que tenía que hacerle este regalo. Quién sabe si podré volver a tocar para ella… hay cosas que no pueden expresarse con palabras. Jamás. Ni deberían. Todo empieza a cobrar sentido a partir de ahora… desenfundo mi violín y acaricio en silencio sus cuerdas… Podría tocar esta melodía incluso aunque me faltasen… Es el maravilloso poder de la resistencia de las palabras vencidas…

Me mantuve en silencio durante el largo rato en el que Ada enmudeció, tras mis palabras. Pasé el tiempo moldeando la sombra de mi mano, convirtiendola en diferentes figuras de consistencia más o menos gaseosa. Finalmente, tras un rato sin hablar, hice desaparecer la sombra, con un leve movimiento de muñeca, pero continué frente al fuego, observando las ardientes lenguas que bailaban bajo la noche. Ladeé la cabeza, y me pasé una mano por el pelo, desde el flequillo hasta la parte de atrás, apartando los mechones de la fente. Pocuré no sacar precipitadas conclusiones, pero por lo que iba notando, parecía estar conforme consigo misma, aunque en parte temiendo por esa parte "oscura" que iba surgiendo de su ojo... Como ya le había dicho, sólo era parte de algo que había estado encerrado en su interior, una oscuridad escondida, que había estado esperando el momento oportuno para resurgir con fuerza... Así actuaba la oscuridad, una vez empezaras a dudar, estabas acabado... Pero no si aceptabas esa parte de tí.

La miré de reojo, levemente, cuando mencionó que se había cargado al Devimon de su historia... Entonces, ¿era él el que la había hecho transformarse? ¿Era él el origen de esa oscuridad? Si así fuera... quizás hubiera hecho bien en apartarlo de en medio, a fin de cuentas, no solo lo había hecho desaparecer... también lo había humillado... Qué cuel. Dejé escapar una leve, pero sarcástica risa, casi en un resoplido, y me aparté con una mano parte del pelo para colocarlo tras la oreja.

- ¿Qué le hiciste para humillarle?-inquirí, curiosa.

Poco después, la muchacha empezó a hablar de riesgos, y de que había que ir a por todas si así podías... Tenía razón, si yo no me hubiera arriesgado en Grecia, no habría conseguido el poder mortuorio... Podría haber muerto, yo, Kenshi, y nuestra hija... Hubo un momento en el que me perdí a mí misma, y estuve a punto de matar a la persona más importante de mi vida... Pero irónicamente, la otra había conseguido devolverme la cordura... Había sido muy peligroso, pero ni siquiera después de eso me arrepentía, pues había conseguido liberar a Vladimir... Había conseguido aumentar mi poder.

- Lo mejor con lo que te ha sido dado, y con lo que puedes llegar a conseguir... El poder en ocasiones resulta adictivo cuando lo pruebas-volví la mirada a Ada-. Lo mismo sucede con la Oscuridad. Una vez te vendes a ella, comprendes que es lo mejor que puedes hacer... Aceptar tu naturaleza, tu forma de ser sin que te afecte lo que digan los demás... Pero también sin perder el juicio... Eso es lo dificil...-me miré las manos, y dibujé una extraña sonrisa en mis labios, como si estuviera rememorando algun momento de locura que me hubiera hecho perder el Norte... Había habido tantos momentos como esos...-Si quieres más... Entonces haz lo que sea para conseguirlo, que nada te frene...-mis palabras, acabadas en un susurro, casi parecían ser dichas por otra persona, como si me encontrara en un lugar muy lejano de allí...

Parpadeé repetidamente al terminar de hablar, saliendo de mi empanamiento. Clavé mis ojos verdes en los "heterocromáticos" de Ada, y asentí ante su ofrecimiento de... ¿Tocar el violín? Bueno, yo era más de guitarra, pero el violín también me gustaba... Algunos de esos instrumentos que se consideraban "antiguos", como el piano o el mismo violín, siempre tenían su encanto si sabías arrancarles las notas adecuadas.

Por unos segundos mis pensamientos se perturban con la pregunta acerca de Devimon. No estaba sola aquel día y traer recuerdos de Yuri en estos momentos no sé si resultaba…conveniente. Reposo el violín contra mi pecho y paso a masajearme las sienes con suavidad. Fue un día complejo y sin él no sabría predecir el resultado de dicho encuentro, en ningúno de los aspectos que acontecieron antes, durante y después. Supongo que hay preguntas para las que se requiere otro tipo de preparación y más teniendo en cuenta que el propio Lucky Cat me echó la culpa de su muerte y desaparición.

En estos momentos no me preocupaba el poder o la falta de control, todos los procesos son largos a su modo. Requieren de un aprendizaje, pasar por unas experiencias… en fin, las maravillosas crónicas de la vida y sus seres insignificantes. En cambio perder el juicio…ya he visto cosas que no están precisamente en sus cabales. ¿Qué podría significar que llegase a enfermar mi salud mental? Nunca me había dado por contemplar las cosas desde esa perspectiva tan caótica pero que tenía un fundamento real. Si el mundo dependiese de mi violín…pero me convirtiese en un artífice de la locura… Tendría mucho en lo que pensar a partir de ahora.

Zayyn ha aceptado mi ofrecimiento por lo que vuelvo a tomar mi violín y depositarlo encima del cuello. Deslizo el arco por las cuerdas con un pequeño trino inicial, cuidando al detalle la expresión de cada nota. El carácter se va animando pero no de una forma que te invitaría a bailar, sino a esbozar una sonrisa con una copa de brindis en la mano desde un cómodo sofá. Acompaño con mi cuerpo la sinuosa melodía sin poder evitarlo, mi estado es lo de menos, porque el ritmo crece de mi interior. Va tomando fuerza, como si arrancase un poco de mí en cada pasada del arco. Nunca había sonado mejor esta canción que en medio de un bosque escabroso y nocturno, además de un ánimo que estaba cosido con remaches. Cada compás desgarraba con más fuerza como si estuviese llamando a tu puerta un invitado imponente. ¿La melodía había llegado a su fin o era tu cabeza la que seguía repitiéndola como un lejano eco?

Pisando el acelerador hasta el final, querida-hago un ademán con la cabeza imitando una reverencia.-¿Podría ser de otra manera? Algún día me matará uno de esos secretos que gobiernan mi vida, pero hasta entonces gozaré de la libertad que me da el viento de estar aquí y allá.-Comento con la voz sosegada mientras voy guardando mi violín-Pero eso es lo divertido de conocer a alguien, lo que no te cuenta. ¿Cuántos secretos conoces de tus mejores allegados?-mis ojos se agudizan astutamente, todos tenemos un lado oculto que cuesta de rascar hasta dar con el núcleo-Conocemos tanto de ellos y tan poco de lo que callan…¿Quieres que te cuente un secreto?-mis ojos parpadean con malicia y un brillo especial.

Lo que es deuda (?):

Me di cuenta casi al instante de que mi pregunta le había incomodado. ¿Cómo habría humillado a dicho Devimon? Al parecer ella sería la única que lo sabría, si no queía contármelo, ella era libre de callárselo, no iba a forzarla a algo de lo que ni ella era cómoda... Al menos no iba a hacer nada así esa noche. Por alguna razón, el destino había decidido reunirnos a las dos, Ada Hunter y Zayyn Scarlet, por alguna razón... Y de momento esa razón me valía bien poco, empezaba a pensar que era incluso una suete haberme topado con tan interesante jovencita... Tenía cierta oscuridad en su interior que me invitaba a conocer más a la que era su recipiente.

Cuando ella se muestra animada ante mi afirmativa de que tocara el violín, me senté mirándola a ella, fijamente. Esperé con paciencia a que empezara, tomando el silencio como algo que va antes del verdadero espectáculo. Me acomodé mientras ella sacaba su instumento y se lo colocaba bajo el cuello, y ya con cierta impaciencia, observé al arco posarse sobre las finas cuerdas... Seguidamente, la mano de Ada lo arrastró por estas, arrancando un suave lamento que rasgó el silencio de la noche como un llanto lastimero... En un principio no parecía una melodía muy alegre, o animada, o al menos eso pensé al comenzar, porque después de un breve silencio, la música empezó a adquirir fuerza, e incluso cierto ritmo... Casi podía ver las notas, sinuosas, salir de las cuerdas de su violín, alzándose sobre nosostras y perdiéndose en la oscuridad.

He de decir, que a pesar de que ese instrumento no era de los que yo solía tocar (más que nada porque no sabía), me gustó su música, me tenía como hipnotizada, como si únicamente me alimentara de los pentagramas que cruzaba... Esa chica tenía un estilo único, no era lo estándar de un violinista, ella tenía algo que me hacía escuchar hasta el final, como si plasmara todo lo que pasara por su cabeza de manera sútil en una canción sin letra... Era algo curioso, había melodías, como aquella, que demostraban más sentimiento en un par de notas en solitario, que otras, acompañadas de todo un abanico de intrumentos...

Cuando minutos después, la música se esfumó como el humo, torcí el gesto, algo apenada, si así pudiera decirse, por ver terminada aquella demostración de habilidad. Me quedé mirándola fijamente, con una leve sonrisa de diversión e interés pintada en mi rostro pálido.

- Hacía tiempo que no esuchaba algo tan... "personal"-todavía seguía pensativa, podía sentir cómo las notas resonaban en mi cabeza, como si, por algun hechizo, Ada no hubiera querido que lo olvidara-. Buena pieza, te felicito.

La observé moverse, sin quitarle el ojo de encima. Como anteriormente mencioné, aún podía tararear la música en mi cabeza, como una letanía. Definitivamente, el viento había acertado al llevarme allí, no era simplemente un capricho del destino, era algo que simplemente debía ocurrir, sin ningún motivo. Me levanté del suelo, sin perder el equilibrio, para no tener que mirarla desde el suelo. Sentía admiración por ella, no lo iba a negar, pero no iba conmigo eso de alzar la mirada ante otros... Yo también tenía mi orgullo, si había que mirar, lo haría desde arriba, o de frente.

- Todo el mundo tiene secretos... secretos que no confiarían a nadie, y que muestran el lado más oscuro de sí mismos-No la entendí muy bien a qué vino lo de "algún día me matará uno de esos secretos que gobiernan mi vida", aunque me hizo recorfdar algo-. Existe un proverbio chino, que dice que todos tenemos tres caras: La primera es la que muestras al mundo, la segunda es la que muestras a tus amigos y familiares... Y la tercera es la que nunca, jamás, se muestra a nadie... Ella es el reflejo de lo que realmente eres.

Sonreí de nuevo, divertida al pensar en cuál sería esa faceta de Kenshi, o de cualquiera de mis digimons, aquella que ni siquiera a mí me habían mostrado... En mi caso no tenía muy claro cual era, quizás mi crueldad, en mi sadismo... O incluso en mi ambición por el poder. Porque vamos a ser sinceros, estaba haciendome poderosa para proteger a los míos, pero no voy a negar que ese poder es lo que me llena, lo que me hace sentir... ¿feliz?

- Adelante-la invité, ladeando mi sonrisa hacia la izquierda, cuando se ofreció a contarme un secreto-. ¿Vas a mostrarme tu tercera cara?-inquirí con cierto sarcasmo.

Observo cómo se va acercando hacia mí. No podía estar más de acuerdo con las palabras que había expresado Zayyn. Pensar en las tres caras de la verdad acerca de alguien hace que se estire mi sonrisa, son esas razones ocultas que no salen a la superficie hasta que hay una buena razón para ello. Ese era un bonito reto que llevaba entre manos… hacer que dichas voluntades saliesen a la luz y tomasen lo que les corresponde; el control. Echo mi violín hacia mi espalda mientras llevo mi dedo índice hacia el labio inferior. Me acerco con cierta timidez fingida hacia uno de sus oídos apartando con suavidad su pelo para susurrarla.

Me separo con lentitud esbozando una sonrisa sincera, luego pivoto sobre mi pie izquierdo en un elegante giro sobre mí misma. No es algo sencillo de confesar pero dentro de mi retorcida psique soy una humana bastante pasional. ¿Decidirá matarme por mi confesión? No es que haya tenido ningún entrenamiento desde que se me dijo de unirme a DATS, he estado bastante ocupada con mis propios asuntos. Pero las circunstancias me han empujado a querer iniciar este descenso sin paracaídas. Así es como se aprende a volar ¿no?

Creía en muchas cosas y en un solo camino antes de habernos cruzado, sinceramente. Tenía los ojos cerrados como la triste marioneta con la que me ha hecho jugar...-vuelvo a apoyarme contra el tronco del árbol, esta vez juntando mis manos y ladeando la cabeza expectante- La noche estaba rota para mí, mi alma vagaba por algún lugar que olía como cuando una gran fiesta ha terminado. Pero tras este encuentro... he despertado del hechizo, princesa-Esbozo teatralmente una mueca de desagrado para regresar, una vez terminada la pantomima, a una expresión desafiante.-Te he abierto mi corazón, te he dicho lo que soy… ¿qué vas a hacer ahora conmigo?    

Esperé a que se acercara, observándola con mi media sonrisa. No retrocedí ni me aparté cuando posicionó un dedo sobre sus labios e hizo ademán de detenerse frente a mí, pues quería ver qué tramaba... No temía por ningún ataque, me sabía poderosa, y dudo mucho que Ada se arriesgara a hacerme enfadar de una manera tan estúpida. Clavé mis ojos en los suyos cuando la tuve frente a fente, y le dejé alargar su mano y retirarme el pelo del oído... aunque con un leve deje de advertencia en los ojos.

Esperé por su confesión, intrigada, aunque esta no tardó en llegar. Las palabras de Ada se introdujeron por mis oídos, haciendo que, sorprendida, la mirara a los ojos fijamente. Me habría esperado cualquier cosa, incluso la típica broma de "yo soy tu padre", pero su  revelación me dejó hasta tonta. Tardé un par de segundos en procesarlo todo, un tiempo que ella aprovechó para separarse y alejarse un par de metros.

Sin embargo, una vez me hube recuperado, clavé los ojos en ella, con un brillo casi psicótico en la mirada verde. Mis pies caminaron, muy lentamente, en su dirección.

- Que bien que hayas despertado al fin...-extendí un brazo hacia un lado, y a mi muda orden, un portal mortuorio se abrió a una distancia cercana-. Pero no soy ninguna princesa-dejé escapar una leve risotada-. Este dragón va a llevarte a su fortaleza, jovencita, con o sin tu consentimiento... Esto va a ser divertido.

De repente, mi figura desapaeció de la vista de la chica, pero no porque me hubiera hecho invisible... Aparecí a su espalda, y poco tiempo le dejé para que se percatara de ello, antes de darle un golpe en la cabeza para noquearla y dejarla inconsciente... Antes de que cayera al suelo, sujeté su cuerpo para que no se dañara dándose con el suelo.

- Hay muuucho que hacer ahora ~

Tomé su cuerpo en brazos, colgándomelo al hombro como un saco de patatas. Antes de cruzar el portal, pudo escuchárseme entonar una alegre cancioncilla silbada.