Mensaje.... ¿De Salvación?

Atlantida es la localización continental de América del Sur que representaba el hogar de muchos humanos, por lo que su función no es otra que albergar a muchas personas. También es el lugar de 1 semana después de la búsqueda de la cura contra el Virus y desde ahí hay desarrollado una posible cura contra ello, según los datos que recibió de Atlantida dentro de poco recibiría un mensaje si pudieron crear una cura o no.

Era en ese lugar donde la Digi-Humana Norn se encontraba, en la Atlantida, esta había acabado de completar una misión la cual fue encargada. La Digi-Humana caminaba tranquilamente supervisando la playa reflejando como un espejo el cálido sol del día mientras llenaba la nariz a través de un profundo suspiro de los olores naturales de la playa, disminuyendo más los nervios de la Digi-Humana debido la impaciencia que sentía si pudieron o no solucionar este problema tan catastrófico, ¿Porque mundos tan bellos llegan infectarse de esta manera? Pensaba tristemente mientras clavaba la mirada en la arena blanquecina a su vez juntaba ambas manos formando un puño sobre el pecho de Norn, aun esperanza que pudieron encontrar una respuesta ante tal problema.

-Wow, primera vez contemplo una vista tan bella.-El comportamiento de la Digi-Humana era de cualquier persona común, está admiraba el paisaje por su belleza acuática. Una vibración se siente en el bolsillo derecho del vestuario de la Digi-Humana, esta introduce la mano en el bolsillo extrayendo de este una figura rectangular con marco negro bastante parecido a un !Phone pero no era un aparato ordinario mas bien era una herramienta; Un Terminal de Batalla la cual recibió un mensaje de texto y inmediatamente la Digi-Humana la abre con esperanzados ojos por una positiva respuesta. Acomodando el lacio flequillo rubio permitiéndole una mejor vista para leer con claridad el mensaje asegurando leer correctamente cada palabra del mensaje de texto.



Duras, indescriptibles y indudable dolor penetraba como una fría daga en el corazón, llenándola de una desilusión muy fuerte a la Digi-Humana llegando al borde del llanto aun así intentaba ser fuerte ante la situación y con el pulgar cierra el mensaje a su vez mete el Terminal en el bolsillo. Alzo la mirada en cuanto sentía disminuir ese sentimiento de tristeza, y se sentó en la suave arena, pensativa ¿Como iba decirle esto a los Tamers? Sin duda no sera una tarea fácil sin embargo no tiene más remedio que avisarle a los Digielegidos del mundo de tan desastrosa noticia.

-Odio cortar las alas pero, así es la realidad que vivirán estos humanos.-Dijo confirmándose así misma terminando de incorporarse, sacudiendo la arena que se pego en la ropa y a punto de abrir un portal al Mundo del Sistema otra vibración atrajo poderosamente la atención de la Digi-Humana, impactada y de reojo observo su bolsillo donde guardaba el Terminal.- ¿Sera posible...?-Pronuncia esperanzada pensando en los atlanticos, extrayendo nuevamente el Terminal de su bolsillo, sin embargo, el mensaje dictaba unas cosas que desconcierta a Norn.



El mensaje dejo confundida sin embargo no puede negarse ante una tentadora propuesta así que contesto inmediatamente el mensaje un: <Acepto, ¿Donde nos vemos? > Y lo envía de mala gana, ¿Quien sera dicha Z? Sin remedio se cruzo de brazos mientras esperaba la respuesta anónima.

Una semana antes de ese mismo instante, había escuchado de la boca de uno de los nuevos reclutas de nuestro grupo que un grupo de tamer, liderados por un digihuman y una humana frontier, habían ido a un extraño lugar, y que nunca me habría imaginado que fuese real: La Atlántida. Más alla de mitos, leyendas y cuentos, aquella ciudad sumergida era real, y no fue sólo eso lo que me sorprendió, sino que al parecer allí todos conocían de la existencia de los digimons.

- Curioso...-había mencionado, desde mi asiento-. Y trataban de encontrar una cura contra el virus... Es obvio que fracasarán...

¿Por qué sabía eso? Nada más y nada menos que por mí encarcelado mensajero... Vladimir había vuelto a ponerse en contacto conmigo, y esta vez me había dado nuevas intrucciones.

<< Ya estáis los tres reunidos, ya podéis liberarme... Pero necesitais para ello la ayuda de Norn, la administradora del digimundo... Has de convencerla para que os ayude a liberarme... Dila que se cómo eliminar el virus... >>

Y por eso, una semana después, me encontraba sentada en un cómodo sillón, con las piernas apoyadas sobre una mesa. Ese era un lugar muy concurrido, al ser una famosa discoteca de Ibiza, una isla ubicada en España, llena de extranjeros y turistas debido al casi permanente ambiente festivo, y a que solía ser una ciudad que nunca dormía. Pero la muchedumbre que se atiborraba a alcohol y a drogas estaba afuera, obviamente yo no me iba a juntar con ellos, y por eso me había hecho con una habitación del personal, una sala VIP para el dueño de ese local. A la fuerza, claro.

Desvié una mirada de mi terminal de batalla, para clavarla en el rico dueño del local y en sus "guardaespaldas" (si es que podían llamarse así), quienes se encontraban en un rincçon, atados de pies y manos y amordazados. Fenrir y Kali estaban a mi lado, ambos en sus etapas rockies, jugando entre ellos, mientras que Rukriel estaba afuera, resguardando la puerta cerrada de la sala, en su forma humana.


Los tres rehenes me miraron con temor cuando clave mis ojos en ellos, pero yo sólo les sonreí.

- Si hay suerte, puede que os deje vivos-murmuré, prestando de nuevo mi atención a la terminal, la cual vibró en ese instante-. Oh, aquí está...

Lei con siniestra satisfacción el mensaje que me habían mandado de vuelta. Norn aceptaba reunirse conmigo, se notaba que debía de estar desesperada por encontrar una cura contra el virus... << Te mando mi ubicación... Ven sola, o no hay trato >>, le escribí en mi mensaje, adjuntándo también mi ubicación sacada de la app de Google.

Una vez enviada la respuesta, dejé la terminal sobre la mesa, y me crucé de brazos por detrás de la cabeza, sujetando la nuca, en una postura de infinita comodidad y total despreocupación.

< Te mando mi ubicación... Ven sola, o no hay trato. > Desde la creación de Norn siempre ha vagado por todo el Digimundo en la soledad incluyendo en las misiones se ha responsabilizado de sus cargos como administradora del Digimundo sin ninguna ayuda, exceptuando algunos casos muy especiales así que esas ''condiciones'' no la intimidaron mas bien le valía un pepino esa amenaza, luego de haber leído el mensaje de ''Z'', su objetivo dio ha dado un giro de 180º, además de que ahora tiene que acudir en la ayuda de una misteriosa persona además que la desesperación de buscar otra alternativa la consumía por completo y ahora tiene una alternativa que no puede desaprovecharlo. La Digi-Humana observa detenidamente la ubicación que le mando (Google Map) Cerro los ojos mientras con lentitud alzo el dedo indice (Derecho) rozando suavemente el plano de la pantalla, precisamente, el sitio donde la tal ''Z'' se encuentra, luego desplazo el dedo frente a ella ''dibujando'' una linea vertical llegando crear un portal. Norn respira intentando disminuir esa inquietud que sentía en hacer esta opción tan imprudente pero si era necesario para proteger al Digimundo, necesita recurrir a cualquier opción.  

El ''viaje'' no demoro mucho tiempo en llegar a una isla o mejor dicho en una discoteca de una isla de Ibiza, en España, o precisamente, dentro de una habitación muy lujosa abordando a espaldas de la puerta, mirando fijamente la pelirroja quien se encuentra sentada con despreocupación. Hizo un gesto de saludo mientras analizaba el lugar con curiosidad.

-¿Eres la propietaria del mensaje? ¿Z?-Pregunto con amabilidad mientra daba una reverencia por educación.-Soy  la Digi-Humana, Norn.-Se presenta mientras alzaba la mirada aun viendo con disgusto el lugar.- Tienes un muy mal gusto de escoger lugares tan indecentes como este para algo muy importante.-Comento un poco frustrada de estar rodeada de un ambiente muy incomoda como un bar, lleno de ruidos y un olor que dan ganas de vomitar.

No tuve que esperar demasiado por una respuesta, pues un a los pocos segundos de enviar ese mensaje, un portal digital se abrió junto a la puerta, frente a mí. Bajé las piernas al suelo, y me incliné un poco para delante. Mientras, Kali se subió a mi regazo, y yo comencé a acariciarla al más puro estilo del malo de James Bond. Fue entonces cuando, de la puerta interdimensional, surgió una pequeña figura, una niña rubita, ataviada con un vestido blanco y negro. Muchos la verían como una niña de apenas doce años, pero yo sabía que eso no era más que una fachada, una vulgar mentira.

- Bienvenida, es un placer tenerla aquí, majestad ~-mis ojos verdes, brillaron, divertidos y calculadores, mientras que mis manos encendían un cigarrito que después me llevé a los labios-. Efectivamente, yo soy Z, y todos en esta sala sabemos que tú eres Norn, la reina digital...-le eché una rápida mirada al grupo de rehenes atados de un rincon de la habitación-. Bueno, todos excepto la escoria humana...

Solté una leve risa, y me incorporé de la silla, obligando a Black a bajar al suelo. Luego rodeé la mesa, hasta colocarme frente a la digihuman, a unos dos metros de distancia, y me senté sobre el borde de la mesa, mientras sacaba de una bolsa, un digimental muy peculiar.

- Imagino que sabrás lo que es esto... ¿Verdad?-dijé, sosteniendolo con una mano, mientras ladeaba la cabeza-. Pertenecía a alguien muy especial...

Norn comienza escanear a la pelirroja ya que así era ella, su comportamiento era como el de una niña pequeña ¿Es malo averiguar más detalles? No para la Digi-Humana, aunque era de estar serio ella lo estaba ahora mismo. La Digi-Humana observaba con gélidos ojos a la bio-híbrida, tan frío como el hielo mismo, para saber mas cosas de esta y con quien estaba platicando.

Asiente con una corta sonrisa de buena forma acerca las palabras de esta sobre ella, realmente parecía conocerla pero ¿Como?, ¿Sera tan famosa en el Digimundo? Se encogió disimuladamente los hombros, era un tema sin importancia para la Digi-Humana.

-Tu eres Zayyn Deirdre Scarlet, unos de los fracasos de tu querido padre (Andrew), quien uso a tu querida madre ya fallida (Erin), tu media-hermana se llama Keilyn y ambas son bio-híbridas. Llegaste tener un hijo con un chico híbrido ¿No?-Norn empezó a revelar algunos datos de la híbrida como si la conociese durante muchos años, llegando la capacidad de leerla como un libro abierto, de paso, como lo dijo pareciera decirlo como una cosa tan simple, como leyendo un pedazo de papel.

Miro detenidamente las espaldas de Zayyn y posa las manos en forma de puño sobre la boca, atónita.- ¿Que haceis al pobre humano? ¡Libéralo!-Exigió ya retirando las manos y pisando firmemente el pie derecho secamente contra el suelo, resonando un ¡Pum! Mientras sus ojos chispeaban de ira.

La señora miro donde la muchacha le indicaba, suspirando profundamente horrorizada. Enterarse de una cosa que esperabas no verlo nunca más en la vida, de paso, algo tan horrible como... Vladimir... Implicaba un enorme daño a todo el mundo si esta ''cosa'' o ''ser'' legase liberarse de la prisión, a fin de cuentas, eso debe guardarse en secreto. Y Literalmente, fue levitándose -Con una nube de datos sobre sus pies- se acerca frente a frente, de mujer a mujer, mirando con ojos enojados a la pelirroja.

-¡Esto no es posible? Como lo... ¿Como lo conseguiste? Se supone que Vladimir esta encarcelado en una prisión dimensional, fuera del cualquier contacto exterior e interno. Explica porque volviste a fundar el Team Chaos...-Exigió con exigencia y autoridad, muchas preguntas atormentaban a la pobre Digi-Humana, ¿Que estaba pasando?

Me reí interiormente, haciendo reverberar el pecho, cuando contó todo lo que sabía sobre mí. Todo era cierto, sí, pero eso solo no me caracterizaba, tan sólo había nombrado a personas que habían pertenecido a mi familia hacía tiempo. Nada nuevo que pudiera sorprenderme, si investigaba un poco acerca de mí podía averiguar eso fácilmente.

- Vaaaaya, parece que has hecho los deberes, muy bien…-eché afuera el humo que el cigarro había introducido en mi interior-. Pero, ¿sabes? Yo no me consideraría fracaso alguno… De no ser así, ahora mismo no tendría a la diosa del Digimundo frente a mí, ¿verdad?

Observé con curiosidad cómo se preocupaba por los humanos a los que tenía retenidos con cuerdas y mordazas, y mientras hacía girar el digimental en mi mano y lo contemplaba, volví a fumar un poco.

- Lo siento, pero no puedo dejarles ir todavía… Para algo son mis invitados, como tú-volví a alzar la mirada, y al comprobar la expresión de terror en su rostro al ver el digimental sonreí-. Genial, ahora que sabes a lo que me refiero, hablemos de tratos… Vladimir sigue encerrado, si eso es lo único que te preocupa, y te he enviado el mensaje precisamente por él…

Volví a guardar el digimental en la mochila, dejé el cigarro en un cerillero de la mesa y me volví para darle la espalda a Norn, y ponerme a mirar un enorme mapamundi que había enmarcado en la pared de delante de mí.

- Vladimir me ha hablado, se ha comunicado conmigo en numerosas ocasiones…-miré a Norn-. Dice que conoce la cura contra el virus digital, y por lo que veo, tenéis problemas para encontrar una solución… Si no, no habrías acudido a mi llamada…-sonreí ampliamente, torciéndola hacia un lado.

Norn no mostraba remordimiento alguno ante las palabras de la híbrida, como siempre en los momentos más cruciales permanecía fría y carente de emoción alguna. Además, los Digi-Humanos ya habían sufrido de bajas últimamente así que para la mayoría le es muy sencillo aparentar o carecer de algún sentimiento positivo y/o negativo, Zayyn se niega liberar a los prisioneros o según ella ''invitados''. La rubia alzo más la mirada en dirección a los ojos sangres de la pelirroja, cuando oyó aquello no hubo reacción externa por su parte, más que una determinación gélida en su mirada y exigencia, pero en su mente un pensamiento de pura preocupación hizo aparición ¿Como esta mujer cae tan bajo a punto de secuestrar inocentes humanos? Definitivamente no lo sabría ni hoy, ya que, no era ese el tema además seguramente si replicara algo, extendería innecesariamente el tema y no quería eso así que muy a su pesar, respiro profundamente e intento ignorar las suplicas de los humanos.

Zayyn es una misteriosa bio-híbrida de una forma muy sádica, ni siquiera había sido capaz de reflexionar en las consecuencias si se aliaba con Vladimir ¿Que sucedería si lo traicionase y todo su ''laboroso'' trabajo y fidelidad hacía se iría por el caño? Seria una perdida de tiempo, al menos, es su opinión de igual manera no sabría deducir exactamente las intenciones de Zayyn del porque se alió con un ser tan peligroso como Vladimir y de paso ¿Quiere su ayuda? Era un pedido muy patético, muchos opinarían lo mismo era como pedirle a la luna alejarse de la tierra.

-Tus intenciones son desconocidos ¿Porque decidiste trabajar para Vladimir?-Respondió fríamente la Digi-Humana.- ¿Pensaste las consecuencias? ¿Si te mataría cuando lo liberaras? Ten en cuenta de quien hablamos es una persona más poderoso que tu y más peligroso.-Agrego eso ultimo frunciendo el ceño y cruzándose de brazos.

Recuperé el cigarro del cerillero y lo sujeté con los labios, escuchando la respuesta de la digihuman. Su actitud era como un témpano de hielo, igual de fría. Una buena opción, y a lo que había venido a hacer allí era negociar. Pero para su mala suerte, yo tampoco me iba a quedar atrás, tenía todo el tiempo del mundo para que ella decidiera aceptar mi trato, y a ella, en cambio, se le escapaban miles de vidas digitales a cada segundo...

Solté una breve risa desdeñosa cuando inquirió por mis motivos para trabajar con Vladimir.

- Mis motivos, de momento son sólo míos. No tengo intención alguna de desvelarte por qué hago todo esto, ni tampoco tengo por qué hacerlo-retiré el cigarro de los labios y expulsé el humo con un leve susurro-. Es halagador que te preocupes por mi seguridad, pero no tengo miedo. Vladimir me ha dado poder, y yo estoy haciendo lo que él me pide... No tiene motivos para matarme.

Caminé hacia ella, de manera pausada, y me agaché para que mis ojos quedaran a la altura de los suyos. Ladeé la cabeza y sonreí de manera arrogante, sabiendo que la tenía en mis garras, que no tendría otra opción que aceptar mi propuesta... Hiciera lo que hiciera, yo ganaría.

- Te he pedido que vinieras para ofrecerte un trato, Norn. Ayúdame a liberar a Vladimir, y tendrás tu cura contra el virus... Vladimir sabe cómo pararlo de una vez por todas... ¿O es que acaso quieres que los digimons sigan muriendo? ¿Quieres que el Digimundo se convierta en un lugar inhabitable? ¿Eso quieres? No lo creo...-Me ergí de nuevo, y le tendí una mano-. ¿Hay trato, o no hay trato?-pregunté finalmente, mirándola con seriedad a los ojos.

La Digi-Humana de cabellos dorados absorta en sus pensamientos cuando había adquirido la información necesaria para mantenerse al margen a esa propuesta ¿Como aceptarlo? Después de su regreso no se había concentrado en los nuevos problemáticos ya que era una información irrelevante hasta este momento no obstante esta arrepentida ahora mismo esta pagando las consecuencias por la falta tan grave que cometió o muchas personas dirían que tiene mucha mala suerte...

Es verdad, Norn no podía dejar que más humanos mueran injustamente y si tiene que hacer un trato con el diablo es necesario para parar esta locura ¿Que opción más puede tomar? Con resentimiento y profundo odio, observo fríamente a Zayyn y estrecho su mano con la de ella, seguramente hace un acto imprudente y riesgosa... Pero no hay vuelta atrás.

-¿Que piensas hacer usándome?-Pregunto ya separando su mano, y estando quieta como una estatua esperando los planes de la pelirroja.

Cuando sus pequeños y finos dedos estrecharon los míos, mi sonrisa se amplio, hasta límites insospechados, enseñando los dentes, en una mueca fiera. Me había salido con la mía, tenía a la Diosa del Digimundo comiendo de la palma de mi mano, y solo porque ella acaba de firmar un pacto con la Oscuridad. Por supuesto, iba a cumplir con mi parte del trato, pero eso sólo era el principio. Cuando Vladimir renaciera, el poder iba a venir a mí... Aceptaría gustosa el precio a pagar, no iba a echarme atrás tan rápidamente.

- Perfecto...-susurré, complacida, mientras le soltaba la mano-. Pronto tendrás tu preciada cura, señora... Solo has de esperar un poco más... Tendrás noticias mías en unos días... Rukriel

La puerta de la habitación se abrió entonces, y el digimon con apariencia humana, entró al interior, ladeando la cabeza de manera interrogativa, esperando órdenes.

- Acompaña a nuestra nueva "aliada" a la salida...

El digimon asintió, aunque espero unos segundos por si esta decidía marcharse con un simple portal.