En busca de respuestas, ¿Biohybridos?

Sin duda tenía demasiadas dudas aún sobre los digimon, no sabía con toda certeza ¿qué eran?, ¿por qué están aquí?, ¿por qué Bearmon no me puede enseñar el mundo digital?, ¿acaso algo le sucedió al lugar de donde proviene mí digimon? Tantas preguntas y pocas respustas.

Me encontraba caminando con Bearmon cerca de un parque en la región de Japón llamada ''Shokkoku'', venía de viaje, después de todo tenía un poco de vacaciones -Bearmon, ¿te gusta éste parque?- pregunté mirando a mí pequeño digimon mientras caminaba a mí lado -Sí, se ve muy bonito el pasto y todo, el pasto me dice que me recueste en él- sonrió enérgico y se dejo tirar en el pasto, no me preocupaba que estuviera a simple vista mí digimon, no parecía haber mucha gente allí por ahora -Me alegra que te guste el parque Bearmon- respondí a mí digi tirándome en el suelo con él.

Los ojos claros y fríos como el hielo observaban con aburrimiento por la ventana del autobús turístico. La dueña de dichos orbes aún no sabía muy bien qué hacía en Japón, sólo sabía que tenía ganas de estar por allí. En ese lugar era donde había tenido menos secuestros, y la verdad, ya estaba más que harta de sufrirlos. Había tenido cuatro en menos de un año, y eso que uno tampoco podría considerarse un secuestro, porque apenas fueron un par de horas. Aunque sin duda alguna, el peor en cuestiones de tiempo había sido el último: cuatro meses.

La rubia bajó del vehículo cuando este paró cerca de un parque. Le apetecía estar tranquila y sola durante un buen rato. Antes prefería el bullicio y la gente, pero ahora prefería el frío silencio y la calma. Por suerte, gracias a que esa isla de Japón era en la que se encontraban los 88 templos, todo tenía un aire místico, que sin duda, ayudaba a encontrar la calma.

Se internó en el tranquilo lugar, donde cerró los ojos y respiró hondo. A pesar de que el frío comenzaba ya a afectar todo el área de Japón, ella se enconraba vistiendo una camiseta que se abría por debajo del pecho dejando a la vista el estómago y una minifalda junto a unas botas de caña alta, por encima de la rodilla. Pero gracias a su naturaleza inhumana y relacionada con el frío, hacía que la muchacha fuera especialmente resistente al frío. Además, claro, de que era rusa.

En el parque no había demasiada gente, así que, se sentó en un banco. Ignorando que a su espalda, en una extensión de hierba se encontraba un digimon y su propietario. Puesto que de haberlo sabido, era más que probable que huyera, sobre todo, porque al ser un digimon animal, podría captar su aroma de híbrida.

Bearmon y yo sin duda estábamos disfrutando un poco de estar acostados en el pasto, hacía un poco de frío, pero aún así él y yo sentíamos la fresca brisa pasar ante nosotros, además de que el pasto era demasiado cómodo para nosotros.

-Vaya Bearmon, ésto si que es relajante jeje- reí un poco mientras miraba hacía el cielo buscando formas a las nubes -Tienes razón Héctor, de donde vengo había muchos lugares así...- al principio Bearmon lo dijo muy emocionado, pero cuando termino su oración su ánimo pareció decaer, era algo que usualmente ocurría cuando mencionaba algo respecto a ese famoso ''digimundo'' -Ah bearmon, pero tranquilo, mira, ahora estás aquí conmigo y podemos disfrutar ambos de éstas hermosas vistas- le comenté sonriendo y tratándolo de animar, no quería que Bearmon se sintiera triste -Sí, tienes razón, el mundo humano es muy interesante- respondió Bearmon y en eso observé que empezó a mover un poco su nariz -Hay algo cerca...- comentó Bearmon olfateando algo y siguiendo de lo que parecía ser el lugar de donde provenía aquel olor hasta que llegó hacía donde una chica estaba sentada -¿Tú vienes del digimundo?- preguntó Bearmon quedando en frente de una chica de cabello rubio, y con una mini falda, a pesar del clima que hacia no parecía afectarle -Bearmon, ¿qué haces?, no puedes preguntarle a la gente si viene del digimundo, se pueden espantar- pensé y rápido corrí hacía Bearmon -Lo...lo siento señorita, es un oso peluche que habla, pero no se espante- traté de tomar a Bearmon para moverlo, pero éste se resistía mirando fijamente a la chica.

A punto estuvo de darle algo cuando escuchó una voz a su lado preguntándola si pertenecía al digimundo. Había bajado su guardia y ahora tenía enfrente a un digimon roockie con forma de oso y una gorra de béisbol: Un Bearmon. Había visto muchos de ellos cuando había estado en el mundo digital, pero nunca había estado a solas con uno de ellos, y menos fuera de su propio mundo.

- No, no vengo de allí. Al menos en parte... - respondió la rubia frunciendo ligeramente el ceño.

Si había un digimon por ahí cerca, tendría que haber un humano rondando por la zona. A menos que el oso fuese un recién llegado al planeta, cosa por la cual podría comportarse de esa manera, y preguntase a todos aquellos que olían a algo que le recordase a su mundo. De hecho, era bastante probable la última opción, dado que si tuviese un compañero humano este ya le hubiera explicado que tenía que fingir no saber nada sobre el mundo digital.

Sorprendentemente, a pesar de su intuición algo sobrenatural, la rubia no acertó con eso. Un humano de cabello castaño apareció alegando que era un muñeco de peluche parlante. Lamentablemente, era una excusa mala incluso para alguien tan crédulo como Natasha.
Una leve sonrisa bailó en los labios de la rusa, era divertido ver como el humano trataba de alejar al digimon mientras que este la observaba fijamente.

- No te preocupes, sé lo que es tu compañero. Puedes relajarte, aunque deberías hacer que recuerde que no es conveniente que los humanos puedan saber sobre su existencia- contestó con suavidad, pero también algo de severidad. - Mi nombre es Natasha, así no necesitarás tener que usar términos como señorita. No me gustan demasiado.

Se desplazó por el banco para dejar un hueco tanto al humano como al Bearmon por su alguno tenía ganas de sentarse en ese lugar. No se mostraba para nada hostil, aunque en el fondo estaba un poco molesta, puesto que pensaba pasar un día en total calma y soledad. Pero tampoco era un disgusto tener a otras personas con las que hablar.

- ¿Hace mucho que sois compañeros?- preguntó con curiosidad, parecía que no, por la inexperiencia que mostraban, pero también podría equivocarse.

Me encontraba algo asustado no recordé mencionarle a Bearmon que para los humanos era algo inusual encontrar criaturas como él, y que sí él llegaba a socializar con uno, lo más probable es que le peguen de gritos y llamen a alguna autoridad.

Sin en cambio, esa chica tenía algo extraño, no lo sé, daba un poco de aire de misterio, aunque cuando fui por Bearmon ésta le contestó que no era de allí en parte, cosa que me sorprendió un poco, ¿ella sabía del lugar donde proviene Bearmon? -¿En parte?, es que tú tienes un aroma de que estuviste en el mundo digital- respondió Bearmon a la rubia y la vio algo esperanzado -¿Tú puedes llevarme devuelta a casa?, hace mucho que no vuelvo a casa- decía Bearmon algo esperanzado mientras me quedaba un poco callado al sorprenderme que la rubia no pegara de gritos, y al contrario, parecía saber algo respecto al tema.

Cuando mencionó lo de mí compañero me puse un poco nervioso -Sí...sí, tienes razón, es algo que se me había pasado por alto- contesté bajando un poco la cabeza pero volví a verla directamente -Mucho gusto Natasha, mí nombre es Héctor Swan, pero dime Héctor, y éste pequeño amiguito de aquí es Bearmon- miré a Bearmon  y éste solo alzó la mano en señal de saludo.

Al ver que la chica había hecho un espacio para que Bearmon y yo nos sentaramos, tomamos asiento -Muchas gracias- agradecí a la chica por sedernos lugar -No, la verdad no tengo mucho tiempo con Bearmon- respondí mientras suspiré mirando a mí digimon y le acaricié la cabeza -De hecho por eso tengo demasiadas dudas, Bearmon me habla sobre los digimon, sobre el digimundo, pero yo no sé que responderle, sinceramente no sé muy bien de que va todo ésto- le comentaba a Natasha mientras sacaba mi D-Cyber -Tampoco se que sea éste dispositivo ni para que sirva, solo apareció de la nada cuando encontré por primera ves a Bearmon, pero los digimon siguen siendo todo un misterio para mí, al igual que el famoso digimundo de donde provienen- apreté un poco el dispositivo mientras miraba hacía abajo -No se sí tú puedas ayudarme para saber respecto a ésto- volteé a mitrar a Bearmon y luego a Natasha.

D-cyber:

Natasha sonrió débilmente, divertida por lo de que olía como si hubiese estado en el mundo digital. Aunque se le borró con la siguiente pregunta del oso digital, si bien sus formas eran mágicas, ella era incapaz de abrir portales. Quizás debería ir a Witchenly para que la enseñasen a usar sus poderes aún bajo forma humana, quizás no sería tan complicado dado que en sus genes llevaba la información.

- No, hace mucho que no he estado por ese lugar, más de medio año creo recordar... El olor es posiblemente debido a que tengo parte de digimon en mi interior- explicó lentamente, aunque sin ser reacia a dar esa información. Ya le habían hecho todo lo posible, y el chico y su digimon no parecían ser precisamente peligrosos. - Y lo siento mucho, no sabría cómo abrir un portal hacia allí - negó algo apesumbrada, se sentía mal por darle una mala noticia al digimon, dado que le había parecido inocente y adorable. - Aunque sé que hay otros humanos que tienen dispositivos que les permiten abrir portales entre ambas dimensiones. Quizás si encontráis a uno de ellos podréis ir hasta ese lugar. Aunque la última vez que supe algo de allí es que todo se había vuelto bastante peligroso. Pero hace mucho que no sé nada de allí, por lo que no sé si ya habrá vuelto a la normalidad.

El muchacho se presentó y después tomó asiento en el mismo banco. Si al empezar el día le hubiesen hecho decir a la rubia lo que esperaba del día hubiese respondido que estar a solas.

- Encantada de conocerte Héctor, y a ti también Bearmon - la muchacha sonrió de manera amable, aunque algo vacía. Negando posteriormente por el agradecimiento, no hacía falta darlas, era lo mínimo que se podía hacer.

La muchacha escuchó las explicaciones asintiendo de vez en cuando para mostrar que estaba haciendo caso a lo que la decían. Desde luego, tener un compañero digital que no te explicase las cosas propias del digimundo y tú no tener ni la más remota idea, desde luego no era lo mejor que podía pasar. Por lo que ella solía haber visto, los digimons le explicaban a los humanos. Sus ojos azules brillaron interesados cuando Héctor sacó un dispositivo que parecía ser un teléfono móvil de esos que tenían dos tapas. Le recordaba mucho a uno que había visto hacía muchísimo tiempo, antes incluso de que fuese un biohybrido. Como siempre que la pasaba cuando recordaba cosas de esa época, los recuerdos parecían estar cubiertos por una neblina que empeoraba su calidad, algo normal cuando ahora tenía los sentidos mucho más desarrollados.

- Bueno, no sé si yo podría ayudarte mucho con las preguntas que tengas, dado que no tengo un compañero digital << O al menos externo >> - pensó la chica. - Pero si puedo ayudarte, lo haré - se ofreció. No le importaba compartir sus conocimientos con él. - El mundo digital es un mundo, digamos, paralelo a la Tierra donde viven los digimons, para acceder a él se necesitan portales creados por distintos medios. O bien, portales accidentales que aparecen como fisuras entre los dos mundos. No hay mucho más que decir, o eso creo - se quedó pensativa, pero no se le ocurría nada más que decir, a menos que le hiciesen preguntas más concretas. - En cuanto a ese dispositivo, es el que menos he visto. Tan sólo una vez hace mucho tiempo, pero creo recordar que para hacer más fuerte a tu compañero tienes que crear como esferas de energía. Para producirlas creo que se hace por medio de los sentimientos. O al menos así lo hacía el chico que conocí. Pero como ya te digo, no sé si mi explicación es correcta.

La chica parecía saber mucho respecto al tema, aunque escuche que ella había estado en ese lugar, es decir que, ¿los humanos también podemos acceder al mundo de donde provienen los digimon?, aún tenía muchas dudas al respecto.

-¿Entonces tú eres un digimon igual que Bearmon?, ¿te comiste un digimon?- preguntó Bearmon mientras miraba a la chica algo despistado, después de todo ella había mencionado que tenía un digimon en su interior -Bearmon, no digas esas cosas- miré a Bearmon mientras suspiré algo fuera de lugar por su comentario -Disculpalo, es que mí Bearmon pues verás, él llegó al mundo humano en forma de un huevo, según Bearmon se llama Digitama, y al parecer no suele recordar otros digimon o cómo era el mundo digital, pero sí sabe de su existencia, es por eso que eh notado que Bearmon no ah recordado su mundo, es un poco complicado de explicar- llevé mí mano a mí nuca, después de todo Bearmon no ah sido muy abierto en el tema, y cuando me comenta algo parece que se le va la idea -¿Y cómo es eso de que tienes un digimon en tú interior?, ¿eres algo así como mitad humano, mitad digimon?- pregunté algo curioso, generalmente escuchabas ese tipo de cosas en las películas de ciencia-ficción.

Me pareció interesante sobre todo la parte en que los humanos podían ir a aquel mundo de donde provenía Bearmon, después de todo, a él le serviría mucho volver a ver el lugar de donde provenía -¿Quieres decir que entonces alguno humanos que también tienen digimon pueden abrir puertas al mundo de Bearmon?- pregunté algo curioso, entonces, ¿yo en algún momento podría conseguir tal habilidad?, sería algo interesante -¿El digimundo se ah vuelto peligroso?- preguntó Bearmon a la chica -Espero todo esté bien por allá- comentó Bearmon bajando un poco la cabeza -Tranquilo Bearmon, ya verás que todo estará bien- respondí a mí digimon para animarlo mientras le daba unas palmaditas y volteé a mirar a la chica -¿Entonces éste dispositivo sirve para hacer más fuerte a mi digimon?- miré mi dispositivo tratando de analizar todo -Espera, entonces, ¿quieres decir que ellos pelean o algo así?, ¿por qué tendría que aumentar su fuerza?- pregunté algo preocupado, tal ves me estaba metiendo en un gran lío.

Volvió a sonreír, divertida por el comportamiento inocente y algo tonto del digimon. Lo cual, indudablemente le hacía parecer muy adorable, casi como un peluche gigante, que estuviese vivo. De hecho, le estaba costando reprimirse para evitar tratarlo como un objeto de felpa.

La híbrida escuchó con atención la explicación que estaba dando Héctor sobre el origen de su compañero, normal que ahora mismo no supieran casi nada sobre el digimundo. La muchacha suspiró cuando el humano acabo de hablar, realizando una pregunta sobre su origen. Desde luego, no parecían para nada peligrosos, así que, no era un peligro contestar sinceramente.

- No me he comido ningún digimon como dice Bearmon, ni uno de mis padres era humano y el otro digimon. Simplemente soy un experimento humano al que le introdujeron ADN digimon en su propio código genético. Así que, sí, soy mitad humana y mitad digimon- tampoco podría responder mucho más sobre ese tema, dado que no era muy lista y solo sabía repetir lo que la habían contado.

La muchacha se estiró, echando los hombros hacia atrás, lo que provocó que chasquearan algunos de sus huesos. Tras lo cual, se sintió infinitamente más cómoda. Se quedó en silencio mientras que llovían preguntas por parte del humano como del digimon. Así que, esperó a que dijeran todo para empezar a contestar, comenzando por las preguntas del digimon, dado que eran menos.

- De lo último que me enteré es que había un virus que convertía a los digimons en malos, y les causaba daños en sus datos, o algo así. Tampoco escuché demasiado sobre el tema. Sólo que era peligroso ir por allí. Pero ahora no sé si habrá pasado. He estado fuera de servicio durante cuatro meses... Digamos que de vacaciones.

Eso si se pudiese decir que haber estado secuestrada con Kira era estar de vacaciones. Pero no era necesario dar tanta información a unos desconocidos. Básicamente porque no venía al caso.

- Por lo que yo sé, no todos los humanos con digimon pueden abrir portales, tienen que ser con un dispositivo distinto al tuyo. O que tengan habilidades u objetos especiales, o que pertenezcan a alguna organización importante relacionada con el digimundo. No sé mucho sobre ellas, solo que no hay que llamar demasiado la atención usando a los digimons. Digamos que intentan mantenerlos en secreto con respecto al resto de población humana. - contestó a la primera pregunta. - Sí, se utiliza para hacerlo más fuerte. Porque aunque no siempre es necesario pelear, otros humanos u otros digimons les gusta fastidiar, así que, o te haces fuerte o eliminan a tu compañero. Sinceramente no sé a que viene esa malsana obsesión con pelear, pero te deseo suerte con respecto a eso y que puedas evitarte problemas.

La chica se mostraba algo indiferente ante el tema, aunque por dentro eso siempre la había molestado. Para viajar por el digimundo era útil, no por nada podías hacerlo más rápido y con más seguridad, puesto que había digimons que detestaban a los humanos. Pero era asqueroso cuando eras obligado a pelear para salvar tu vida porque un "iluminado" de la vida decidía que tenía que acabar con tu existencia y la de todo el planeta porque le salía de la punta del pie.

- ¿Tienes alguna duda más?

Bearmon y yo escuchábamos atentos a lo que la chica rubia nos respondía, todo era bastante interesante y además de utilidad, ya que Bearmon no recordaba mucho del mundo digital ni de los digimon. También me parecía un lindo detalle de la chica que respondiese a nuestras preguntas con tanta paciencia, después de todo, no muchas personas son como ella y menos te encuentras con alguien que sepa respecto al tema, me empezaba a caer muy bien, me estaba respondiendo demasiadas dudas que tenía.

-Entonces sí eres mitad digimon y mitad humano, interesante- Comenté tras oír que la chica era una mitad digimon y mitad humana, al parecer ésto del digimundo y los digimon llegaba a ser más complejo, pero ya varias dudas habían sido despejadas -¿Eso quiere decir que Natasha puede digievolucionar?- preguntó Bearmon algo inocente y mirando a Natasha mientras llevaba una de sus garritas a sus propios labios.

Me preocupé un poco y quedé algo pensativo al escuchar que el mundo de donde provenía Bearmon estaba infectado y no era tan fácil acceder a ese mundo al menos para nosotros, quería ayudar a mí digimon a llevarlo al lugar donde provenía, después de todo él seguía tambien teniendo dudas -Espero que todos estén bien...- comentó Bearmon en voz baja y bajando la cabeza.

-Entonces, a parte de nuestra meta de ir al digimundo, tenemos que hacernos más fuertes, ésto es algo como de supervivencia- comenté a la chica -No puedo imaginarme chicos o digimons peleando con alguien como ellos tan sólo por gusto- apreté mí dispositivo con un poco de fuerza -No dejaré que nada malo le pase a Bearmon- miré decidido a mí digimon y éste me devolvió la sonrisa, al parecer éstas respuestas que nos dio la chica rubia había fortalecido un poco nuestros lazos, ya que ahora teníamos más definidas nuestras metas con dicha información.

-Creo que es todo Natasha- sonreí levemente a la chica -Te agradezco mucho haber respondido todas nuestras preguntas, la verdad no tenía la más remota idea de todo eso, y ahora gracias a ti se mucho más- decía muy entusiasmado mientras miraba hacía el cielo -Yo igual te agradezco, eres una muy buena chica, ayudaste mucho a Bearmon- agradecía empaticamente Bearmon a Natasha y después la abrazó -Be...bearmon- miré algo impactado a Bearmon esperando que la chica no le incomodara.

La rubia se recolocó un mechón de cabello detrás de la oreja, tratando de mantenerlo en orden, quizás ya era hora de cortarlo para evitar que se le pusiese en la cara, así como que le molestase en exceso y no se le estropeara demasiado. Aunque como toda persona con el cabello largo, tenía fobia a las tijeras, sobre todo cuando era su amado pelo el que se encontraba entre ellas.

- Sí - asintió a la pregunta de Bearmon. - Gracias a mi dualidad puedo tener una apariencia humana para moverme por el mundo sin problemas, pero también, puedo evolucionar como lo haría cualquier otro digimon.

Visto de esa manera, ser biohybrido era muy útil, aunque su parte negativa era la soledad. En especial era algo bastante negativo para la rubia, puesto que ella siempre había preferido la compañía. Incluso ahora, se arrepentía profundamente de haber accedido a realizarse la operación solo para satisfacer a su ex-pareja, puesto que había tenido que renunciar a sus espíritus digitales, que aunque no estuvieran de cuerpo presente, sí que la hacían compañía.

La muchacha mantuvo una sonrisa cordial mientras que Héctor le explicaba cuales eras sus objetivos, con los cambios realizados gracias a la información cedida por la joven rusa. Aunque ese instinto de protección hacia otros hizo que los ojos de la chica adquirieran un toque melancólico... Ojala ella también pudiese tener a alguien hacia el cual sentir esa necesidad de protegerle... El único había sido Carlos, y seguro que tras cuatro meses él se había olvidado de ella. A fin de cuentas, no le había podido avisar de su desaparición por culpa del secuestro, y seguro que él había pensado que Natasha habría pasado de él.

- Eso está bien. No es bueno que le pase algo malo a los digimons, a fin de cuentas, son como una extensión de tu propia alma - o así lo veía ella.

La chica se puso en pie para despedir a los dos compañeros. Era una muestra de buena educación, además de que en cuanto ellos se marcharan, ella continuaría con su paseo por la ciudad, para poder reflexionar. Necesitaba tiempo para pensar en sus cosas, y para eso necesitaba paz.

- El placer ha sido mío. Y no es ninguna molestia contestar a vuestras preguntas, de hecho, si todos los "veteranos" hicieran esto, ayudarían mucho a que todo fuese mejor en el mundo - replicó son una sonrisa alegre, le habían caido bastante bien Bearmon y Hector. - Espero que...

Interrumpió sus palabras en cuanto el oso digital la abrazó con fuerza. Cosa que le sacó una sonrisa tierna a la chica, que correspondió como pudo estrechando entre sus brazos al adorable digimon oso. Si la rubia pudiese elegir compañero, querría un Bearmon, si todos se comportaban de esa forma.

- Espero que os vaya bien a los dos. Me gustaría volver a veros en el futuro, quizás para entonces, los que resolváis dudas seáis vosotros.

Bearmon y yo le sonreímos por última ves a la chica, había resultado ser muy amable y muchas dudas habían sido despejadas, ahora más que dudas, ahora teníamos que actuar, Bearmon me ah traido mucha felicidad desde que lo eh conocido y me alegraría ayudarle respondiéndole de la misma manera llevándolo a su mundo de vuelta.

-En verdad te agradecemos Natasha, nos has ayudado bastante, y el mundo seria mejor sí hubieran personas como tú, tan solidarias y amables- contesté a la rubia mientras le sonreía y miraba como había correspondido al abrazo de Bearmon -Te deseo muchísima suerte Natasha, espero que tú también respondas las dudas que tengas y puedas cumplir tus metas- miré entusiasmado y le finalmente antes de irme estreché la mano con ella y le di un abrazo rápido -Ya verás que conseguirás un compañero algún día, después de todo, también eres una niña elegida- guardé mí dispositivo y mire hacía el cielo.

-Bearmon también te agradece mucho habernos ayudado, eres una buena chica digimon- comentó Bearmon sonriendo y se acercó a mí concluyendo el abrazo -Espero que nos veamos en otra ocasión Natasha, ya verás que tendrás un compañero- agregó Bearmon y ambos nos miramos.

-Bueno Natasha, éste es el hasta luego, cuando nos volvamos a ver te platicaremos nuestras aventuras y lo que hemos logrado gracias a ti- contesté y Bearmon y yo nos retiramos del lugar con una sonrisa para la chica.