¿Eres lo suficientemente buena?

Era por la mañana, no demasiado temprano. Debían de ser a lo sumo las diez de la mañana, pero me había levantado con el amanecer de un nuevo día. O a decir verdad, solo me había despertado, puesto que me había quedado toda la noche en la habitación del hospital, velando por KEnshi, y durmiendo a ratos por cortos períodos de tiempo. Pero sorprendentemente, noe staba cansada, al contrario. Me sentía con fuerzas, sentía que mi pecho ardía por el odio y por las ganas de vengarme. Aunque también porque iba a dejar de ser la buena de Zayyn, me había cansado de esa pantomima...

Así es, Invitado. Zayyn Scarlet estaba de nuevo en el tablero, moviéndo sus fichas.

Sonreí ampliamente al terminar de torturar a Yamato, por primera vez en ese día. Tenía algunas manchas de sangre en el rostro negro, pero no era nada quee me preocupara. Con un movimiento de muñeca, sané de neuvo al hermano de Kenshi y desaparecí de ese lugar, para regresar a Japón. Fui a ver a Kenshi, estuve con él un rato, pero al final, sin poder soportar más la impotencia, salí al aire libre, dándome un paseo por la ciudad mientras fumaba un cigarro...

- Tengo que hacer algo... Algo más...-murmuré, mientras me sentaba en un banco-. La estatua no fue suficiente... Nadie se nos ha unido...

Chasqueé la lengua con molestia, mientras le daba una calada al cigarro y expulsaba el humo. Había pasado una semana desde que Kenshi estaba en coma, y apenas cinco días desde que el tal Vladimir contactó conmigo. Pocos días después, La Estatua de la Libertad caía...

-Sabia que eras tu quien derribo esa estatua...- Dice una voz familiar a las espaldas de Zayyn, era la madre de Kenshi quien esta vestida con un vestido negro, como un vestido fúnebre occidental ya que en Japón en traje fúnebre es de color blanco. -Debo admitir que fue algo brillante, el siguiente golpe podría ser derribar el puente Golden Gate- Dice la señora antes de sentarse al lado de Zayyn. -Admito que yo jamás hice una gran destrucción en el mundo humano... pasaba mas tiempo en el Digimundo, en ese sitio hacia arte... es curioso como Kenshi encontró una chica casi igual a su madre- Dice la señora antes de abrazar a Zayyn mientras le acaricia el cabello un par de veces, luego la señora se separa de ella y entonces vuelve a hablar -Bien, ire al grano querida... mientras tu estas derribando monumentos, yo voy a hacer algo productivo pero necesito tu ayuda... vamos a ir al Digimundo a buscar una cura para Kenshi ya ha pasado una semana y no quiero ver a mi hijo en ese estado- Dice la señora antes de levantarse de la banca y extiende una mano a la pelirroja en señal de buena fe, aunque la señora le sonríe a Zayyn maliciosamente, al igual de como lo hacia Yamato.

Miraba con distracción al infinito, pensando en qué otra cosa podría hacer para conseguir más poder, más ayuda en nuestros futuros planes. << Quizás un mensaje por televisión... No, llamaríamos demasiado la atención, por el momento es mejor trabajar desde las sombras. DATS y la Union Tamer podrían ir a buscarnos... >>sacudí la cabeza, confusa, pero apenas tuve tiempo de pensar más, porque de repente una voz a mi espalda me hizo dar un salto, mientras me llevaba una mano a la espalda en busca de las espadas.

Sin embargo, me sorprendió ver que no era otra sino la madre de Kenshi quien había aparecido tras un arbol. Estreché los ojos en dos rendijas, dándome cuenta de que había escuchado mis pensamientos dichos en voz alta...

- Shit...  I can't get rid of this witness so easily...-susurré por lo bajo, entre dientes. Luego posé mis ojos en Sakura, endureciendo la mirada-. Usted no debería estar aquí.

Puse una mueca de leve molestia cuando se sentó a mi lado y me abrazó. Ultimamente mi capacidad sentimental se comparaba con la de un ladrillo. Eso si no tenía nada que ver con Kenshi, porque cualquier cosa referente a él, ya me ponía de los nervios. Escuché sin mucho entusiasmo que al parecer ella veía divertido que hubiera destrozado la Estatua de la Libertad, e incluso me sugirió que echara abajo el puente de Golden Gate.

- No entra en mis planes destrozar un puente-espeté, antes de que ella me mirara fijamente e insinuara que conocía una cura contra Kenshi... Ahí me removí como movida por un resorte-. ¿Una cura? ¿En el digimundo?

Me levanté de golpe, sin necesidad de tomarle la mano que me había tendido. Sin embargo, ella me miró de una extraña forma, y una sonrisa para nada tranquilizadora afloró por su rostro... En ese momento vi la similitud que había entre madre e hijo... No por Kenshi, sino por Yamato.

La señora toma una mano de la pelirroja, la sujeta con firmeza y entonces vuelve a hablar -Una posible cura... hay muchos Digimon que pueden hacer algo que sane las heridas de Kenshi y que lo haga recobrar fuerzas para que despierte... hace mucho que no voy al Digimundo- Apenas la señora deja de hablar, una intensa luz aparece en su cuello y por debajo de su ropa, una luz que envuelve a ambas mujeres y que las enceguese por su intensidad. Antes de que Zayyn puede darse cuenta, ella esta dentro de lo que parece ser el ojo de un huracán, ella esta flotando graciosamente dentro de un túnel de viento con una intensa luz al final, una luz que rápidamente viaja hasta la chica y la enceguece nuevamente para luego hacerla aparecer en medio de un bosque, no hay señales de la madre de Kenshi en ninguna parte, lo unico que Zayyn puede ver además de árboles y arbustos, es un pequeño Digimon que aparenta ser un dinosaurio con una armadura samurai, un Ryudamon que esta sentado a los pies de un árbol, mirando a la pelirroja fijamente.

Mis ojos verdes estaban clavados en los azules de la señora Yoru, atenta por si decía que cura era esa. Esbocé una leve sonrisa victoriosa cuando me explicó que había muchos digimons capaces de ayudar a Kenshi. ¡Claro, joder! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Fui a moverme, a buscar un sitio cubierto para evolucionar en Scathmon y crear un portal para ir al Digimundo, pero justo en ese momento, la madre de Kenshi me tomó de la mano, y un fugaz resplandor me cegó completamente. Siseé molesta, y cuando pude abrir los ojos de nuevo, me encontrada justo en medio de un huracán, volando, y con otro resplandor yendo hacia mí, cegándome nuevamente...

Y PUM. Sentí cómo daba mi culo con algo duro, como si me hubiera caído del cielo hasta el suelo de nuevo. Me quejé y gruñí, y me froté la rabadilla mientras abría lentamente los ojos.

- Maldición... ¿qué diablos ha pasado?-me levanté con lentitud, parpadeando repetidamente para que se me pasara la ceguera. Veía un paisaje verde, con árboles, y también muchas lucecitas por la ceguera repentina-. ¿Qué demonios ha hecho esa vieja?

Chasqueé la lengua, y una vez pude ver bien, hice un examen del lugar en el que me encontraba. Aquello no era lugar de ciudad, era campo abierto, lo cual significaba que de alguna manera, la madre de Kenshi se las había ingeniado de alguna manera para traerme al digimundo.

- Oh, perfecto...-indignada, me di a vuelta para golpear el suelo-. Encima ella se ha quedado allí, dejándome a mi sola para buscar esa cura... Tsk...-descubrí entonces que un digimon con aspecto de dinosaurio me miraba fijamente. Tenía toda la pinta de ser un rockie-. ¿Y tú qué miras?

-Hola- Es lo único que responde el Digimon antes de esconderse en un arbusto, aunque se puede saber con facilidad de que sigue observando a la pelirroja. Entonces se escucha el sonido de una rama rompiéndose y acto seguido la madre de Kenshi cae de un árbol al suelo, pero lejos de estar lastimada, la anciana se levanta mientras se rie y sacude su ropa -Jajajaja... perdí la practica con el amuleto... quería ir al pueblo industriar, pero no debe estar muy lejos de aquí... vamos- Dice la señora rápidamente antes de adentrarse al bosque sin antes consultar y aunque se intente seguir a la señora, se le pierde el rastro de esta rápidamente, dejando a Zayyn sola en el bosque, solo con el Ryudamon que la sigue a todas partes.

- Bueh... Tampoco la necesito, puedo encontrar la cura por mí misma.

Di unos golpecitos al suelo con la punta de un pie, me estiré un poco y desentumecí el cuello. Desplegué el digivice de mi brazo, y dejé salir a Rukriel y a Fenrir. Con un movimiento les ordené que me siguieran, para comenzar a buscar la supuesta cura. Ignoré el saludo del digimon, pero lo que no pude ignorar, fue al cuerpo que cayó de repente de un árbol. Solté un exclamación de alarma, pero al darme cuenta de que era la madre de Kenshi, farfullé una maldición.

- ¡Joder!-chasqueé la lengua, visiblemente irritada, y me di la vuelta para seguir mi camino, sin querer ayuda suya. Ya me las apañaría yo sola, que para algo era bio. Sin embargo, ella dijo que el "Pueblo Industrial" estaba cerca, así que tuve que inspirar hondo y seguirla a través de la maleza... Aunque pronto la volví a perder. ¿Es que esa señora no sabía esperar, o qué? Gruñí de nuevo, pero me dirigí hacia por donde había desaparecido, con Gabumon y Veemon detrás de mí.

- Master, el lagarto nos está siguiendo.

- ¿Cuántas veces tengo que decirlo, cadete? ¡No soy un lagarto, soy un lobo!

- No hablaba de tí, hablaba del Ryudamon que hay a tu espalda.

Giré levemente la cabeza, lo justo para comprobar que, efectivamente, el digimon que anteriormente me había mirado y saludado nos seguía. Por un momento me alerté. ¿Y si tenía el virus?, pensé. Pero pronto desheché la idea. Sus ojos eran racionales, a diferencia de los del Cherrymon y el Greymon que nos habían atacado con anterioridad la última vez que fuimos al Mundo Digital.

- Sólo ignoradlo, no supone amenaza alguna-murmuré, desenvainando una espada y cortando con ella la maleza que se me ponía por delante y me impedía ver.

Tarde o templado, el grupo sale del bosque, para asi descubrir la enorme fabrica llamada pueblo industrial, pero quizás lo mas interesante de todo es la madre de Kenshi escarbando en la tierra, de donde saca una caja, la que abre y de donde saca un guantelete negro que se pone en la mano izquierda. -Llegaste... dioses, como extrañaba este lugar...- Dice la señora antes de caminar hacia la pelirroja -Te diré algo... es parte de mi trabajo proteger a mi hijo... asi que quiero comprobar si eres lo suficientemente buena, yo jamás he sido derrotada... por ningún Digimon, humano o tu madre... me caes bien niña, pero quiero ver que realmente seas poderosa, vamos, no tengas miedo de pelear contra una anciana- Dice la señora con la misma sonrisa malévola que heredo Yamato.

Finalmente todos los arbustos que se interponían en mi camino desaparecieron, llegando al final del bosque, desde el cual podía verse la susodicha Ciudad Industrial. Sin embargo, eso no fue lo primero que llamó mi atención, pues Sakura estaba a un par de metros de mí, agachada y desenterrando algo del suelo.  Ese algo acabó siendo una caja, de la cual sacó un guante metálico negro, en forma de garra, que se puso en la mano izquierda. Después, empezó a caminar hacia mí, y por su manera de acercarse, me dio la sensación de que no solo quería hablar... Ella misma me lo confirmó después.

Alcé una ceja, abriendo más los ojos, levemente sorprendida. ¿Quería pelear contra mí? ¿Quería probar si era lo suficientemente buena para estar con su hijo? ¿Pretendía atacarme solo para ver si era merecedora de su bendición? Sentí en mi pecho un sentimiento extraño. Era como regocijo, y diversión, pero al mismo tiempo fastidio. ¡Vamos, yo no necesitaba la bendición de ningún humano, y desde luego que no iba a perder mi precioso tiempo destrozando a una humana anciana y cansada! Porque era obvio que si aceptaba ese reto, la iba a dejar para el arrastre.

- No me interesa dejar inválida a una anciana-dije con tono frío, caminando hacia ella con intención de rodearla e ignorarla para dirigirme a la ciudad que frente a nosotras se alzaba-. Será mejor que regrese a Japón y se dedique a coser punto.

Palabras llenas de veneno salieron de mis labios. En verdad la madre de Kenshi no me caía mal, pero desde que el chico estaba en coma, yo solía estar irritada muy a menudo, y tampoco me hacía gracia que una humana, y encima anciana, se atreviera a retarme a una pelea. Rukriel y Fenrir notaron mi molestia, sabían que yo era fuerte, y que esa mujer no era rival para mi, y por eso, confiados, me siguieron detrás, mirando de manera nerviosa a la señora.

-Eres demasiado buena niña- Dice la señora mientras Zayyn pasa a su lado junto a sus Digimon, sin embargo el Ryudamon que la seguía se queda quieto viendo a la madre de Kenshi quien le sonríe al pequeño Digimon antes de que la señora se voltee para ver a la pelirroja, estira su brazo izquierdo y del guantelete sale disparada una cadena de la cual cada eslabón esta afilado como una navaja, sin embargo la señora no usa esta cadena con la intención de cortar a la chica, si no que maneja la cadena para golpear a la pelirroja con el lado plano de la cadena que no esta afilado como un látigo y luego retrae la cadena en el guante. -Siendo buena jamas podrás ganarme... mírame a los ojos niña... las dos somos muy parecidas, suprimimos nuestra naturaleza oscura por un largo tiempo, cuando te conocí por primera vez pude notarlo... yo quiero ver que tan buena eres, que tan fuerte eres...- Dice la señora mientras baja su brazo y mira fijamente a la pelirroja, retándola con la mirada.

Pasé junto a la madre de Kenshi sin decir nada respecto a sus palabras. Que hablara lo que quisiese, no me iba a enfrentar a ella primero porque era la madre de Kenshi, y segundo porque no veía nada divertido en derrotar a una señora ya mayor y que estaría cansada despues de tantos trotes. No, mi prioridad en esos momentos era salvar a Kenshi. Por eso ignoré completamente a la humana. Quizas fuera por eso, o quizas se debiera a la excesiva confianza que tenia de que una anciana como ella no podria hacerme daño... Pero el caso es que, ya de espaldas a ella y dirigiéndome a la ciudad, sentí un fuerte golpe en la espalda, un golpe que me derribó en el suelo, como un latigazo. Tardé varios segundos en darme cuenta de que había pasado, el mismo tiempo en el cual Sakura tardó en hablarme. Abrí los ojos al máximo, agarré la hierba con fuerza con una mano, y con la otra tanteé el suelo en busca de algo...

- Quietos-dije cuando sentí que Rukriel y Fenrir se ponían a la defensiva en contra de Sakura, al verme en el suelo. No hablé demasiado alto, pero sí fue una orden clara y precisa, por lo que ambos digimons se quedaron clavados en el sitio-. Ella es mía...

Me levanté del suelo, una vez encontrada la espada, y de espaldas a la anciana, hice aparecer de golpe el digisoul rojo, en una pequena explosión. Me di la vuelta lentamente, mirando al foco de mi ira. Esa humana se había atrevido a tocarme, a burlarse de mí, a reírse en mi cara, y eso era algo que yo no perdonaba. Nadie le toma el pelo a Scarlet y sale indemne para contarlo.

- Espero que sepas rezar-dije, con un brillo en los ojos tan malévolo, que parecían estar cargados de oscuridad-. Ya me es igual que seas la madre de Kenshi... Estas bien jodida ahora...

Di una pisada sobre el cesped, y de un impulso me lancé contra ella, rápida, agil, letal y despiadada. El digisoul potenciaba mi velocidad, que ya de por sí, gracias a mis genes de bio, era bastante alta. Cuando llegué a su lado, enarbolé la espada y tracé un tajo lateral a la altura de su costado.

-Bien- Dice la señora cuando mira a Zayyn levantarse y a activar el digisoul. La pelirroja corre a gran velocidad hacia la anciana y la ataca con sus espadas, pero tanto la pelirroja como sus espadas no impactan a la anciana, si no que chocan contra una especie de capullo color rojo alrededor de la anciana, el que se abre violentamente empujando asi a la pelirroja. Entonces esa especie de masa roja se transporta a la espalda de la mujer, las que luego se expanden para formar seis largas estacas que elevan a la mujer del suelo, como las patas de una araña. -¿De verdad pensabas matarme? niña por favor, esta es una pelea amistosa, pero si tu lo prefieres de esa forma- Dice la anciana antes de comenzar a atacar a la pelirroja con las patas de araña como si intentara atravesarla con una lanza gigante que deja un gran boquete en el suelo por la fuerza que estas ejercen. -Falle en proteger a Kenshi, pero no dejare que tu también lo hagas, tienes que probarme que eres mas fuerte- Dice la madre de Kenshi a la vez que estira su brazo izquierdo para atacar a Zayyn con la cadena, auque su intención no era lastimarla, si no el poder envolver la cadena en sus espadas para asi desarmarla.

La espada chocó contra algo, no hundió en la carne de la anciana. Al ver de qué se trataba me sorprendí, quedé un segundo mirando esa extraña cosa que la había envuelto, justo el tiempo suficiente para que ella pudiera abrir de golpe esa especie de capullo y lanzarme a mí hacia atrás. Caí sobre el brazo derecho y rodéppara mitigar el golpe, seguidamente me incorporé y miré en lo que se había convertido la humana madre de Kenshi.

- What the fuck...-Entorné los ojos al ver que ese capullo rojo se había transformado en seis patas rojas a la espalda de la anciana. Una humana no podía hacer eso... ¿O sí? En cualquier caso, no dejé que me intimidara-. That was dangerous...-Susurré en un resoplido cuando una pata casi me atraviesa por completo; por suerte pude saltar hacia atrás, pero...

La vi hacer un movimiento, y por fin pude ver que era aquello que me había golpeado en la espalda con anterioridad. Se trataba de ese guante que había desenterrado, de él había hecho surgir una especie de cadena con eslabones filosos en forma de cuchilla... Eso no podía tocarme, ni siquiera acercarse a mí. Salté a un lado antes de que llegara a mí, rodé, y volví a levantarme para comenzar a correr alrededor de la anciana que tantas sorpresas me estaba dando. << ¿Dejar que me venza una humana? Eso ni tan siquiera es una opción >> Solté un gruñido, y antes de acercarme a las patas de su espalda, di un pequeno susurro.

- Chameleon-de golpe desaparecí, o eso pareceria, porque en realidad solo me había vuelto invisible a su vista. Mi plan, sencillo, golpear con las espadas las patas rojas y largas. Podían ser de digizoid, pero si así era, tampoco iban a durar mucho. Mis espadas, juntas, poseían un enorme poder de destrucción... Era facil romper el digizoid negro en apenas tres golpecitos. Con un grito de guerra, traté de golpear con ambas espadas una de las patas que la sostenían.

Sakura Yoru continua pisoteando el suelo con sus extremidades de araña, pero entonces ella pierde de vista a Zayyn, por lo que se detiene y observa los alrededores -Querida, vamos, no vale si te escondes- Dice la señora mientras retrae la cadena en el guante. Es entonces cuando la pelirroja ataca una de las piernas de araña, la que es partida con un par de golpes con las espadas. El trozo que es cortado se deshace en partículas de Digisoul antes de que esta toque el suelo y se mezcla con el trozo restante de la extremidad, hecha de Digisoul rojo. Pero antes de Zayyn pueda realizar otra acción, la pierna de araña que ataco ahora se transforma en una especie de tentáculo de la que salen cinco dedos que atrapan a la pelirroja. -Te encontré- Dice la señora antes de mirar fijamente a su presa. Entonces algo inesperado ocurre, el Ryudamon que antes seguía a Zayyn, ahora se acerca a ella y de su boca escupe una katana la que choca contra el tentáculo rojo, pero el intento de ataque no surte resultado ya que no produce ni siquiera un rasguño. La señora ignora a Ryudamon y apunta su guante contra la pelirroja para entonces disparar la cadena contra Zayyn, en lo que seria un apuñalamiento directo.

Sonreí ampliamente, como un depredador ante su presa, cuando ella se dio cuenta de que yo seguía ahí. << Ni en tus sueños, humana. Yo nunca juego limpio >> Me reí con levedad cuando la pata fue destruida, pero me sorprendí cuando ví datos de digisoul por el suelo.

- ¿What...?-entorné los ojos, buscando una respuesta a ese enigma, pero para cuando lo encontré, la pata cortada cambió de forma y me envolvió, estrujándome y aprisionandome. Las espadas cayeron al suelo cuando rugí, me hice visible y tensé el cuerpo para tratar de salir de se agarre-. Sueltame, bruja-gruñí, mirandola con odio. Tanto Rukriel como Fenrir se alarmaron al ver la cadena abalanzarse sobre mí, y ambos comenzaron a lanzar sus respectivos ataques contra la humana para ayudarme.

- ¡V-Puñetazo Giratorio!-Rukriel giró sobre sí mismo, haciendo un tornado a su alrededor para golpear a la humana, al tiempo que Fenrir lanzaba un chorro de fuego azul de su boca.

- ¡Fuego diminuto!

En ese intervalo de tiempo, yo no podía dejar que esa vieja simplemente me aniquilara, estaba dispuesta a atravesarme con esas cuchillas, a pesar de que era la novia de su hijo, pero al mismo tiempo, yo también había tratado de agredirla...

- ¡GGGGRAAA!-de repente, una fuerza interior surgio de golpe, el digisoul estalló con fuerza, y gracias a eso conseguí agarrar los tentaculos y separarlos de mí. Salté lejos de esa especie de mano, y golpeé el digisoul con energía, antes de ser envuelta en una esfera de datos. Después de eso, acabé transformada en Aeirmon, el demonio negro de viento, la súcubo que tan cruel y fiera en la que me convertía, y al mismo tiempo la que siempre me había acompañado, en mi interior-. Ya me molestaste, esa no era mi forma real...

Chasqueé los dedos, y con una sonrisa observé cómo tres tornados giraban en torno a la humana, acercándose rápidamente los unos a los otros para fusionarse y golpearla con fuerza con su virulencia.

Cuando Zayyn insulta a la señora, una mano de Digisoul surge del tentáculo y bofetea a Zayyn -Cuida esa boca jovencita- Dice la señora como regaño antes de que la mano desaparezca. Cuando los Digimon de Zayyn atacan, dos de las patas de Digisoul se transforman en una especie de alas que envuelven a la mujer para bloquear asi los ataques. Cuando Zayyn se libera y evoluciona, la señora sonríe y se cruza de brazos -Pobre niña- Dice las señora mientras mira los tornados creados por la Digimon, pero antes de que estos puedan atrapar a la señora, ella desaparece en un haz de luz, se teletransporta a las espaldas de los Digimon de Zayyn, los que agarra con dos tentáculos y los hace chocar violentamente uno contra el otro y luego los estampa contra el suelo -Solo nosotras dos- Dice la señora antes de sacar la cadena del guantelete la que empieza a cargar con electricidad, pero la señora no ataca, si no lo que hace es volver a desaparecer en un haz de luz y reaparece a la izquierda de Zayyn, pero no se queda ahi por mucho ya que rápidamente vuelve a teletransportarse a las espaldas de Zayyn donde la apuñala y electrocuta con la cadena mientras que es al mismo tiempo atacada por los tentáculos como si fueran lanzas.

En cuanto la mujer me abofeteó, giré la cara recibiendo el golpe y dando un quejido de dolor. Eso aumentó mi rabia contra ella, resoplé varias veces, haciendo que algunos mechones de mi flequillo se agitaran. Los ojos estaban inyectados en furia, no por el golpe, sino por el simple hecho de tener que evolucionar para evitar ser vencida por una anciana humana.

La miré con rabia y molestia, agitando la cola tras de mí de manera tranquila, pero sonriente porque sabía que nadie podía escapar de ese ataque devastador. Por algo era uno de los movimientos más rápidos y fuertes que poseía. Sin embargo, esa humana parecía querer sacarme de mis casillas, tenía una habilidad innata en evadir mis golpes, y esta vez lo hizo desapareciendo de repente entre un destello. Deducí que había sido igual que cuando me trajo al Digimundo, porque todavía recordaba con hastío esa luz intensa. Siseé molesta, pero enseguida giré la cabeza al ver un movimiento a mi izquierda.

- Ssshh...-retrocedí un paso, iracunda, pero al mismo momento ella volvió a aparecer, y por la vibración del aire a mi alrededor, deduje en dónde se encontraba esa vez-. No vale si te escondes...-dije, volviéndome.

Moví una mano, creando en ella un látigo-corriente para utilizarlo contra ella, pero entonces Sakura me lanzó nuevamente la cadena filosa... Error muy tonto por su parte.

Sonreí ampliamente, esquivando fácilmente el latigo con solo moverme unos centímetros a un lado. Con la garra que mantenía libre, agarré la cadena con cuidado de no arañarme con ella, y di un tirón para acercar a su portadora hasta mí. Sin embargo, un calambre me recorrió el brazo, dañándolo, paralizándolo, era una sensación vibrante que hacía sufrir a cada célula de mi cuerpo. Gruñí, caí de rodillas sintiendo que mi cuerpo no respondía como siempre, y miré de la peor forma a la anciana. Cuando sus tentáculos vinieron a por mí de nuevo, moví el látigo corriente para apartarlos de su principal trayectoria y que no alcanzaran a darme.

- Ggggrrrrhaaa...¡AAAH!-en ese ultimo grito, hice un esfuerzo inmenso y traté de soltar la cadena, puesto que, hasta que no me separara de ella, no dejaría de recibir electricidad en mi cuerpo.

Sakura mira como Zayyn se retuerce por la electricidad. -Niña... te dije que no existe humano o Digimon que me ha derrotado, pero sere buena ya que eres mi nuera- Dice la señora antes de combinar ambos tentáculos para asi crear un enorme brazo que propina un poderoso puñetazo a la Digimon para acerca volar unos metros de distancia. -La clabe para ser invencible es poder vencerte a ti misma, eso me lo enseño mi marido... déjame ayudarte con ese asunto, después de todo quiero que seas tan poderosa como yo- Dice la señora antes de sacar su cepillo se su bolsillo, su famoso cepillo con un cuchillo oculto, pero ahora no se ve como un cepillo común y corriente, ya que este esta brillando con un resplandor dorado -El primer paso es controlar tu ira jovencita...- Dice la señora mientras saca un largo y rojo cabello de entre las cerdas del cepillo, era un cabello de zayyn que esta impregnado con el brillo del cepillo -Gracias por tu cabello, es difícil deshacerse de los viejos habitos, por eso suelo abrazar a todo el mundo- Dice finalmente antes de acercar ese cabello a su boca para asi susurrar unas palabras y luego sopla el cabello, el que se eleva en el aire para finalmente comenzar a brillar intensamente, luz que empieza a moldearse en la forma humanoide para finalmente tener la apariencia de Zayyn, era un clon exacto de la pelirroja, la que evoluciona en Aeirmon al igual que la Zayyn real.

La electricidad me afectó unos pocos segundos más, aunque tampoco fue un alivio dejar de notar los calambres, porque de nuevo el digisoul de la vieja me golpeó, lanzándome unos metros para atrás. Debido a la inercia, mi cuerpo se arrastró por el suelo, arrancándome algún que otro quejido de dolor y frustración. Comencé a levantarme, sacudiéndome el polvo que se hubiera adherido a mi cuerpo, y la miré fijamente, jadeante.

- Kenshi está loco si piensa que tiene a la típica madre entrañable que solo sabe preparar té...-me limpié la sangre de los labios, y hasta escupí a un lado en el suelo. No me iba a rendir, por mucho que ella dijera que nadie la había vencido. Me daba igual, iba a ser la primera en hacerla tragar tierra, en golpearla hasta que no me quedaran fuerzas, ¡y me era indiferente que fuera ya una persona mayor! Gruñí, y comencé a prepararme para ir de nuevo a la carga, cuando un movimiento suyo me hizo entornar los ojos, sin entender. Hasta que vi que con tan solo un cabello mío, hizo aparecer un clon idéntico a mí, con la misma mirada arrogante que yo-. ¡Esto tiene que ser una puta broma!-rugí, llevándome una mano al cabello-. ¡¡Una jodida broma!! ¡¿Un clon?! ¡¡Y una mierda pinchada en un palo!!

La rabia me embargó, dejé de controlar mi cuerpo  y me lancé a por la copia que la vieja se había atrevido a hacer de mí para borrarla del mapa. ¡¡Sólo yo creo mis copias!! ¡¡Y sólo yo soy la única real!! El clon por su parte sonrió ampliamente, enseñando los colmillos, y se pasó la lengua por los labios, mientras que se lanzaba al mismo tiempo que yo y retrasaba un brazo para descargarlo sobre mi cara, al igual que yo misma había hecho.

- Tú no eres ni una mierda. No eres capaz ni de vencer a una ancianita.

Nuestros cuerpos se acercaron, estaban ya a apenas un metro el uno del otro. Ambos puños extendidos hacia la otra, ambos rostros golpeados por el contrario... Un torrente de aire nos envolvió a ambas, como si fuera una explosión de poder, una onda expansiva... Aire contra aire, demonio contra demonio, Zayyn contra Zayyn... Ambos cuerpos caídos sobre la arena.

- Esto no me... puede estar pasando-gruñí, levantándome, jadeante e impotente. Me mataba encontrarme en esa situación, me mataba no poder vencer a esa humana, y me mataba que hubiera usado un truco tan viejo para derrotarme y que encima estuviese funcionando. Como si no lo pudiese evitar, alcé la mirada al cielo y solté un rugido de rabia, mientras unas pequeñas gotas de lluvía caían sobre nosotras.

OFF: Lo que está en cursiva es lo que dice el clon.

Mientras que la batalla de las pelirrojas esta en proceso, Ryudamon corre y recoge una de las espadas de Zayyn, las que dejo caer al suelo antes de que ella se transformara en un Digimon. Sakura por su parte, se toma un descanso y vuelve a poner los pies en la tierra mientras hace desaparecer cualquier cosa que haya creado con su Digisoul, ella mira la batalla pero pronto su atención se desvía a Ryudamon, a quien observa con curiosidad y sigue cuando este Digimon empieza a caminar arrastrando la espada para llegar hacia donde la batalla se esta liderando. -¡Toma!- Dice el pequeño Digimon antes de lanzar la espada hacia las chicas, esperando que quien reciba el arma sea la verdadera Zayyn y no el clon.

No debí de haberme distraído gritando al cielo. El clon no había perdido un minuto, y cuando llegó junto a mí me propino un fuerte puñetazo en el estómago, y después en la cara. Caí de bruces en el suelo, espalda contra hierba, y apenas tuve tiempo de esquivar rodando la púa de la cola del clan que intentó empalarme, no una, sino dos veces. Por suerte, la segunda vez alcancé a alejarme lo suficiente. El clon me miró, con una sonrisa me incitó a dar el siguiente ataque, pero conseguí mantenerme quieta, mordiéndome una mano para tranquilizarme. Un fino hilillo rojizo cayó desde mi mano hasta el suelo; y como yo no parecía querer moverme, el clon decidió atacar en mi lugar.

- Jeh... así que te dejas engatusar por una humana...-murmuré, dando un salto y elevándome en el aire para esquivarla. Había observado, me había dado cuenta de que no solo nos parecíamos en apariencia... Era completamente igual a mi, tanto física como psicológicamente. Por lo tanto, lo siguiente tendría que joderle-. ¿Te sientes bien recibiendo sus órdenes?

El clon me miró fijamente, y cambió su expresión burlona, crispándola de la rabia. Bajé a tierra justo en el momento en el que la copia invocaba en sus manos dos látigos de aire, y comenzaba a enarbolarlos contra mí, mientras corría. Yo sonreí ampliamente, y notando un movimiento a la derecha por el rabillo del ojo, hice lo propio, aproximándome hacia ella rápidamente.

- ¡Toma!

Justo en el momento en el que el digimon me lanzaba la espada, yo salté, dando una voltereta en el aire y agarrando mi arma al vuelo. Cuando aterricé sobre la hierba, di un giro y rápidamente, rebané su cabeza, separándola del cuerpo...

- No me copies-escupí, viendo la expresión sorprendida y muerta de la copia, la cual, terminaba su evolución para después desaparecer como si nunca antes hubiese existido-. Odio las imitaciones...

OFF: Descripción gráfica:

Spoiler:

El clon decapitado se deshace como si se disolviera en el aire, lo único que deja atrás es un largo cabello rojo que lentamente cae al suelo. -Increíble- Dice la señora mientras se acerca a Ryudamon para acariciarle la cabeza, al principio el Digimon aleja la cabeza pero luego se deja tocar. -Lograste derrotarte, algo casi filosófico... podría agradecerte por mostrarme como derrotarte... pero todo el mundo muere cuando le cortan la cabeza- Dice la madre de Kenshi antes de levantar su mano derecha, dejando ver un anillo con una forma peculiar en su mano, la que se ilumina y acto seguido, todo el cuerpo de la señora se envuelve en Digisoul rojo que se extiende y se extiende y sigue creciendo hasta moldear el cuerpo de una serpiente gigante que mira fijamente a Zayyn mientras saca la lengua que en realidad es la cadena del guantelete -Siguiente asalto- Dice la señora desde el interior de la serpiente antes de que el animal artificial salte para atacar a Zayyn.

Observé cómo lo que quedaba de la copia se convertía en un fino y largo cabello rojo. Me agaché para cogerlo, lo observé y después lo rompí en más fragmentos de queratina. Busqué con la mirada a mis digimons, los cuales estaban tirados en el suelo, heridos y con magulladuras por todo el cuerpo. Alarmada, corrí hasta ellos, los cogí a cada uno por el brazo y de un potente salto me subí a la gruesa rama de un arbol, como un ninja. Allí los acomodé a ambos para que estuvieran cómodos.

- ¿Estáis bien?-Pregunté, preocupada.

Fenrir asintió con pesadez, pero Rukriel me miró con ojos llorositos.

- Me duele la patita...-Se quejó-. Sabía que esa bruja no iba a cambiar tan fácilmente...

Lo miré, y le acaricié la cabeza. Era cierto, Rukriel conocía a Sakura mejor que yo, al haberse enfrentado a ella tantas veces en el pasado, junto a mi madre. Di un suspiro, les ordené que no se movieran de ahí bajo ningun concepto y de un salto me dejé caer al suelo, para enfrentarme a esa vieja. Caminé hacia ella,  impertérrita ante la nueva transformación que había sufrido su digisoul. Ya no era que se hubiera reido de mí, les había hecho daño a mis compañeros, e iba a pagarlo muy caro.

- North Wind-susurré, invocando una violenta tormenta de aire cortante en dirección a la vieja. Dejé caer la espada al suelo, clavándola en la hierba-. Quien hace daño a los míos merece el peor de los castigos... Kingred Spirits!

Tres clones surgieron a mi lado, obedientes y serenos. Nos alzamos en el aire, y rapidamente comenzamos a mezclarnos entre nosotras, para después contratacar juntas.

- Ahora me toca a mí-dijimos todas, para evitar que nos reconociera

Mientras Zayyn pone a salvo a sus Digimon, Sakura prepara otro de los cabellos de la pelirroja para crear otro clon de ella, cosa que no puede ser vista ya que la señora esta dentro de la serpiente gigante.
Cuando Zayyn ataca con viento, la serpiente se teletransporta sobre unos árboles para eludir el ataque, además cuando hace eso, a escondidas crea un clon de Zayyn, que sale del interior de la serpiente y se trasforma en aeirmon para curar a sus Digimon que están también escondidos en un árbol. Cuando la pelirroja crea sus clones propios y se mezcla con ellas, la señora espera a que se acerquen a ella un poco antes de teletransportarta a las espaldas de las cuatro pelirrojas y ataca a una atrapándola con su cola para aplastarla y ataca a otra con la lengua que es también la cadena del guante.
Mientras tanto, el clon de Zayyn creado por Sakura desaparece dejando atras un cabello en cuanto termine de curar a los Digimon.

Las cuatro Aeirmons nos quedamos clavadas en el sitio, en cuanto la enorme serpiente de digisoul desapareció. Chasqueé la lengua, y me di la vuelta con algo de fastidio, viendo que ahora estaba sobre los árboles suspendida. Siseé, pero sonreí de manera macabra, mostrando los afilados colmillos, y moviendo la cola con diversión.

- Deja de huir, voy a terminar cazándote quieras o no, "abuelita".

Vi entonces que atacaba, y de un potente aleteo me aparte de la trayectoria de sus golpes. Dos de los clones no fueron tan rápidos, pero el cuarto voló directamente a los ojos de la serpiente para tratar de clavar su agijón en ellos. No le haría daño, pues no era más que una ilusión, pero serviría para tomar algo de tiempo y hacer lo que se me había ocurrido hacía un momento.

Para cuando Sakura me mirara directamente a mí, directamente a la Zayyn real, no vería a la típica pelirroja, no... Vería a su propio hijo, a Kenshi, mirándola con preocupación y miedo, con las manos levantadas en son de paz... Oh, sí, sonaba muy cruel, pero para vencer al enemigo también puedes usar sus debilidades contra él, y eso era lo ue yo estaba haciendo al haberme transformado en el chico abeja. A mí también me dolía, era verdad, pero iba a hacer cualquier cosa para hacerla morder tierra, después de lo que les había hecho a mis pequeños.

- ¡Mamá, no, espera!-dije apresuradamente, con su misma voz-. ¡Baja, por favor!


Mientras, los digimons se encontraban mirándolo todo desde la rama, ambos adoloridos. Por eso, es de suponer que se sorprendieron en medida al ver al clon de Sakura acercarse a ellos y curarles. Primero se debieron de pensar que era yo, porque me miraron a mí, y después a la copia, como si aquello fuera un partido de tenis. Finalmente, optaron por dejarse curar, pues tampoco perdían nada, y Rukriel conocía bien a Sakura como para saber que en realidad le tenía apreció a la hija de su vieja amiga.

Cuando un clon de Zayyn apuñala a la serpiente, dos tentáculos surgen de la cabeza de la criatura que atrapan a la chica. La serpiente se preparaba para hacer lo mismo con el otro clon, pero luego la señora nota que la Zayyn que quedaba no era la pelirroja, era su hijo quien le hablaba. La impresión hace que la señora deshaga la serpiente de digisoul, a excepción de los tentáculos que apresan al clon de Zayyn. -Se que no eres mi hijo... ese es un truco muy bajo niña... pero... como quería verte despierto y bien- Dice la señora mientras camina un par de pasos hacia la persona con la apariencia de Kenshi.

Sonreí interiormente, en cuanto ví que Sakura parecía sorprendida. Su serpiente de digisoul desapareció, dejándola sobre la hierba, aunque todavía quedaban los restos de los tentáculos que pronto se encargaron del clon restante. No me importó, en realidad, aquel clon sólo había sido una carnada para darme tiempo. Ladeé la cabeza, al escuchar que ella sabía perfectamente que era yo, pero que en realidad se alegraba de ver una imagen de su hijo sano y salvo.

- Mamá... Claro que soy yo, ¿no lo ves? ¡Soy Kenshi!-di un par de pasos hacia ella, continuando con el supuesto engaño-. Volvamos a casa, vivamos todos juntos como una familia, como lo éramos antes...

Sonreí de manera agradable, esa sonrisa que Kenshi me había mostrado tantas veces, y de la cual me había enamorado. Comencé a caminar hacia ella, con los brazos extendidos, y al llegar en frente suyo, la abracé con fuerza y calidez, al igual que haría Kenshi si realmente fuera él...

Pero no era Kenshi, sino yo. Yo no quería a esa mujer más que como una suegra, quizás como una conocida, y además estaba el hecho de que me había vencido de manera ridículamente sencilla y que se había ensañado con mis digimons. Y que hicieran daño a los de mi circulo... Oh, yo eso no lo perdonaba...

- ...-giré un poco la muñeca. Con un leve movimiento de dedos, atraje la espada mediante el viento hasta mi mano, aferrando la empuñadura-. Era mentira... Yo gano.

Rápidamente, retrasé el brazo y le clavé la espada en el pecho, atravesando su cuerpo de extremo a extremo. Me separé de ella justo cuando mi cuerpo volvía a la normalidad, al de una chica pelirroja de ojos verdes que sonreía de manera cruel y malévola, mientras sostenía el arma y la giraba para crear un agujero mayor en el pecho de la anciana.

A medida que Zayyn hablaba y camina en dirección disfrazada como Kenshi, Sakura niega con la cabeza pero al mismo tiempo no puede despejar la mirada de la imagen de su hijo -Que bajo... ... como te extraño hijo... no es justo... te fuiste hace tanto y luego te encuentro en el hospital...- Dice la señora con tristeza y emoción. Cuando Kenshi falso abraza a su madre, a la señora se le salen las lagrimas de los ojos, pero la felicidad termina rápido ya que luego ella es apuñalada por Zayyn quien al mismo tiempo se quita el disfraz. La señora no grita, los tentáculos de digisoul desaparecen y la señora herida se separa de su asesina a quien mira con un rostro que expresa dolor y tristeza -Felicidades niña... despídeme de Kenshi- Dice la señora antes de caer de espaldas al suelo mientras da sus últimos respiros.

Me relamí los labios, saboreando al fin el dulce aroma de la victoria. Una victoria que me había ganado con creces, ahora esa vieja ya no podía jactarse de ser invicta, puesto que yo, Zayyn, la hija de su amiga, la novia de su hijo, la había vencido... En una pelea sucia, pero la había vencido... Me reí sonoramente, y extraje mi arma de su cuerpo, arrancando pequeñas gotitas de sangre al tirar. Tentada estuve de clavar la espada de nuevo sobre su cuerpo, y hacerla callar de una vez, pero entonces, al oir mencionar el nombre de Kenshi, algo hizo "click" en mi interior.

Mientras el cuerpo de la anciana caía pesadamente sobre el suelo, mi sonrisa de satisfacción fue empezando a ser sustituída por una expresión de temor infinito, lentamente mi sonrisa se borró, y el color de mi cara fue aclarándose hasta quedarse más pálido que habitualmente. Había matado a Sakura, le había arrebatado la vida a la madre de Kenshi. ¿Por qué? ¿Por simple orgullo? ¿Cómo iba a mirarle a él ahora a los ojos cuando despertara (si es que lo hacía) y decirle que había asesinado a su madre, a lúnica familia que le quedaba realmente? No me lo iba a perdonar, me iba a odiar por esto, me iba a odiar por haberle hecho daño a él y a su familia... Y esta vez, no iba a poder perdónarmelo de nuevo...

Jadeé, sintiendo un sudor frío por todo mi cuerpo, y retrocedí unos pasos. Solté la espada mientras daba tumbos y caía de rodillas sobre el suelo, mirando fijamente el cuerpo inerte de Sakura, la herida que yo misma le había ocasionado en el pecho. Me entraron ganas de echar para afuera todo lo que había comido ese día...

- N-no... ¿Qué he... hecho...? No...-bulbuceé, llevándome una mano a la boca.

La señora estaba mal herida, pero seguía viva y continua respirando pesadamente, escupiendo sangre por la boca cada vez que exhalaba. Entonces en sus últimos segundos, la anciana comenzó a quejarse, aunque relamentelo que hacia era llorar de dolor al mismo tiempo que ella se movía débilmente, incluso Ryudamon se acerca al cuerpo de la mujer con los ojos llorosos ya que aunque el no lo recuerde ahora esta viendo a su antigua tamer morir frente a sus ojos. Finalmente y después de unos instantes de increíble sufrimiento, Sakura Yoru muere. Pero luego de que la vida de la mujer termina, su cuerpo empieza a desintegrarse lentamente, como humo en el viento, dejando atrás solamente un anillo, un collar, su peine, el guantelete negro y un cabello canoso. -Ataque por la espalda... y es por eso que nadie me ha vencido nunca... por que jamás me pongo en peligro en primer lugar- Dice la verdadera Sakura Yoru que aparece a las espaldas de Zayyn, todo este tiempo ella estaba escondida atras de unos arbustos, viendo la pelea, mientras que su clon hacia todo el trabajo -Debo decir que eres mucho mas fuerte de lo que crei- Dice la señora mientras camina hacia el sitio donde su doble murió para recoger sus cosas, se coloca el anillo y el collar, guarda su peine pero mantienen el guantelete en sus manos -Kenshi estará seguro bajo tu cuidado, no me defraudes linda- Dice la anciana con una sonrisa burlona antes de sentarse al lado de Zayyn para darle un beso en la frente al mismo tiempo que le da el Guantelete -Te lo regalo, a tu madre siempre le gusto esa arma, pero nunca aprendió a manejarla bien- Dice la señora antes de separarse de la pelirroja para ahora dirigir su mirada hacia Ryudamon a quien mira con una sonrisa.

Me senté en el suelo, pasándome una mano por el pelo rojo para retirar el flequillo de la cara. Miré el cuerpo, todavía vivo, dar sus últimas y agonizantes respiraciones. Rukriel y Fenrir bajaron del árbol, y corrieron a mi lado, rodeando el cuerpo y tratando de hacerme reaccionar, porque me había quedado muda y quieta, tal que una estatua solitaria en un parque al que nadie acudía. Sin embargo, cuando el cuerpo desapareció, parpadeé repetidamente, viendo los objetos quedarse en la hierba.

Entonces una voz a mi espalda me sobresaltó. La voz de Sakura era imposible de confundir, y por eso, cuando mi di la vuelta y la vi caminar hacia mí tan campante casi me da algo. Tartamudeé, y miré el lugar en donde debía estar el cuerpo y posteriormente a la anciana, como si fuera un partido de tenis. Desencajé mi mandibula para abrir mi boca todo lo posible por el asombro, y señalé con un dedo a la mujer.

- Us... Us... Usted... ¡Fa-fantasma! ¡Imposible!-claramente estaba más pálida que antes, aunque pronto pude darme cuenta de que en realidad jamás había estado peleando con la verdadera madre de Kenshi-. ...-mi confusión y mi frustracíon me imposibilitaban el decir nada. Estaba tan confundida y tan enfadada que no me salían las palabras. Sin embargo, Rukriel decidió hablar en ese momento, y levantó la manita.

- Un clon nos curó, Master. Estamos bien-dijo, sin venir a cuento-. Luego ese clon se transformó en un pelo-el veemon rojo agitó el fino hilo rojo para que yo lo viera.

Fruncí el ceño, cogí el pelo con dos dedos y lo contemplé dos segundos, antes de clavar la mirada de nuevo en la anciana, quien se había sentado a mi lado para darme un beso en la frente.

- ...Usted está llena de sorpresas...-gruñí por lo bajo y a regañadientes, mientras observaba el guantelete que me estaba regalando. Sin embargo, estaba aliviada, pues no la había matado... Kenshi no se enfadaría conmigo, eso me hizo esbozar una tenue sonrisa.

La anciana se ríe entre dientes ante las reacciones de la pelirroja -Diste todo de ti en esa batalla... si hubiese sido en serio, habías estado muerta en el momento en el que me mandaste a tejer- Dice la señora antes de sacar su peine un una pequeña cajita similar a las de anillos de su bolsillo. -¿Quieres mas sorpresas? aunque realmente es una sorpresa también para mi... creo que llego el momento... ese Ryudamon, era mío, creo que desde que nos separamos el murió un par de veces, perdió la memoria y revivió con otra línea evolutiva, pero aun debe perdurar lo que le dije algún día... ahora el es de Kenshi- Dice la señora antes de abrir la pequeña caja y en su interior hay dos pequeñas bolsitas -Te diré otra cosa chica... quiero darte otro regalo además de ese guante... pero, me temo que no será del todo real, pero es algo... te explico- Hace una pausa para mostrarle el peine mágico a la pelirroja, aunque no se lo entrega -El peine puede crear un clon de una persona a partir de un cabello que conserve la raíz... este clon se vera y pensara igual que esa persona, serán clones totalmente exactos, a menos que susurres al cabello la forma en la que el clon debe comportarse, puedes convertir a alguien en tu sirviente o en un zombie sin voluntad propia... es casi... como si pudieras revivir a alguien por un tiempo... meses después de la muerte de mi marido, lo traía cada noche gracias al peine... hasta que me di cuenta finalmente de que no era el realmente... el fácil hacerse adicta a la magia del peine... en esta caja están mis grandes tesoros... cabello de mi marido y... cabello de mi mejor amiga, tu madre- Dice la señora mirando fijamente a los ojos a Zayyn, al mismo tiempo que ella abre la bolsa para sacar un cabello rojo de el, acto seguido lo pasa por las cedras del cepillo, impregnando de luz el cabello -No es ella... pero no se notara, aprovecha esta oportunidad...- Dice la señora antes de acercarse el cabello a la boca, susurra unas palabras inaudibles y luego sopla el cabello que se aleja aproximadamente un metro antes de que se forme luz a su alrededor hasta moldearse en una forma humana y termina tomando la forma de una mujer adulta de cabello rojo, con la misma apariencia, personalidad y pensamientos de la madre de Zayyn.

Observé los detalles elaborados que presentaba el guante, las líneas en relieve del metal, las puntas afiladas de los dedos, la tela de debajo del metal, el interior del guante... Di un leve resoplido cuando la escuché decir que podría haberme matado, y la miré a los ojos fijamente, mientras me explicaba que el Ryudamon que me había ayudado era su antiguo compañero... y que ahora pertenecía a Kenshi.

- Por eso me ayudó...-susurré, mirando al digimon. Fenrir y Rukriel se acercaron al otro rockie, y comenzaron a observarle y a olfatearle-. Tendré que llevárselo entonces, seguro se alegra de tener otro compañero...-Bajé la mirada, entristecida, recordando que Plutón se había marchado a su base, y que Kenshi había uedado sin compañero. Cuando despertara, seguro que se alegraría de tener un nuevo digimon para acompañarlo.

Levanté de neuvo la mirada, cuando Sakura dijo que tenía otra cosa para darme. ¡Acaso sería otro de sus objetos? ¿El anillo? ¿El collar? ¿El peine? No, no fue nada de eso. En ningún momento me hubiese esperado un regalo como aquel. Al parecer el peine tenía una propiedad muy interesante, la de crear clones a partir de pelos. Eso ya lo había visto (y experimentado) yo, pero nunca me hubiese esperado un ofrecimiento como el que me estaba dando.

- Qu...

Una suave brisa me revolvió el pelo desde detrás, obliándome a mirar en esa dirección, que era por donde se había ido el fino hilo rojo... Aquella esencia que había pertenecido a la persona que perdió la vida para darme la mía.

Y allí, de pie, fijamente mirándome, estaba ella.

Era alta, para ser una mujer, y delgada. Sus cabellos rojos, del mismo tono que los mios, eran incluso mas largos si cabe. Y sus ojos... De no ser por el color que los diferenciaba de los mios, serian iguales. La mujer, ataviada con un vestido blanco y ligero de tirantes, esbozo una sonrisa, agradable carinosa, y llena de amor. Exte
ndio sus brazos hacia los lados y despego los labios.

Spoiler:

- Zayyn... ¿Acaso no vas a darme un abrazo?

Mis ojos estaban perplejos por lo que veían. No podía creerlo, mi madre estaba de pie frente a mí, y aunque no la recordaba, daba lo mismo, porque igualmente sin la amnesia, no iba a poder recordarla... Murió cuando yo era muy pequeña.

Por eso, no importó que se hubiera casado con Andrew, no importó que se hubiera dejado traicionar por él. Con los ojos húmedos y brillantes, caminé hacia ella, al principio lentamente y con pies titubeantes, pero despues cogí más velocidad, acabé corriendo para reunirme con ella, hasta estrecharla con fuerza entre mis brazos y enterrar mi rostro en su hombro. No dije nada, solo un gimoteo, al tiempo que las lágrimas eran derramadas sobre su piel desnuda.

- Ya, ya...-Erin sonrió maternalmente, mientras me acariciaba el pelo lentamente tratando de consolarme-. Estoy aquí contigo...

Cerré los ojos con fuerza, mientras me sorbía la nariz. Estaba contenta por conocer al fin a mi madre, pero también estaba triste, porque sabía que ella estaba muerta, y que eso en realidad era un clon. Quizás debí de haberme enfadado con Sakura por crear una copia barata de mi madre, pero en esos momentos sólo quería dejarme arrullar por lo único que quedaba de ella: un recuerdo en un fino cabello rojo.

- Ma-Madre...-me sorbí la nariz de nuevo. Quise seguir abrazada a ella, pero sus brazos me soltaron y se separó de mí, mientras me miraba con una mezcla de ternura y tristeza.

- Dios mío, cuánto has crecido... La última vez que te ví eras un bebé recién nacido... Y ahora mírate... Una mujer hecha y derecha.-soltó una risita alegre, tan cantarina como el piar de los pájaros-. Pero no llores, hija mía, pareces una magdalena. Se te van a irritar los ojos tan bonitos que tienes...-de alguna parte sacó un pañuelo y comenzó a limpiarme las lagrimas, además de intentar sonarme la nariz, como si yo fuera aún su niña pequeña.

Porque la verdad, no sabía qué aspecto presentaría en esos momentos, pero seguramente tendría los ojos llenos de lágrimas, incluso pareieran ser más infantiles y menos duros y fríos que de costumbre, porque la humedad crearía la sensación de que mis ojos estaban hechos de agua.

OFF: Imagen gráfica del aspecto de los ojos de Zayyn

Sakura aleja la mirada para no ver la reunión familiar, la anciana sabia que se pondría a llorar si veía la escena y a su mejor amiga viva otra vez. La anciana se levanta dificultosamente del suelo, mientras de queja de dolor de espalda -Es bueno volver a verte amiga- Es lo único que dice la Señora antes de acercarse a los Digimon de Zayyn para observarlos y darle unos mimos.
Mientras tanto, Ryudamon mira la escena por un tiempo pero luego se acerca a su antigua tamer para abrazar su pierna. Aunque el Digimon no la recordaba, algo dentro de el le decía que la anciana tenia razón y que hay algo que la atrae a Zayyn, ya que asi podría encontrar a su nuevo tamer.

- Ya, ya... Mi pequeña...-Seguía arrullándome Erin.

La abracé con fuerza, aprovechando esos momentos que no tardarían demasiado en terminarse. Sentí cómo Madre correspondía a mi abrazo, besándome en el pelo con cariño y frotándome la espalda con una mano. Mientras estaba pegada a ella, la escuché soltar una leve risa y decir algo:

- Oh, Sakura... Mírate... que vieja estas...

Alcé la mirada. Erin sonreía ampliamente, mirando a su vieja amiga, pero en cuanto notó que la observaba, volvió a prestar su atención en mí.

- Te pareces tanto a tu padre... Tenéis la misma expresión gruñona cuando os enfadais... Aunque también te pareces a mí... Tienes mi misma nariz y mi mismo cabello...-Susurró al tomar entre dos dedos un mechon, el cual dejó despues caer. Entonces, muy cerca nuestro, se escuchó un quejido, y ambas miramos para abajo. Ahí estaba Rukriel, con los ojos tan húmedos como yo, dando saltitos para llamar la atención de su antigua tamer-. Rukriel...-Erin se agachó y cogió al pequeño digimon en brazos, fundiéndose en un abrazo con el-. Amigo mío, hacía tanto que no te veía... Cuida de mi Zayyn, ¿si?

- Master...-El veemon rojo se frotó los ojos, pero dejó que Erin le dejara de nuevo en al suelo, para que siguiera hablando conmigo. Erin suspiró, y clavó sus ojos en el colgante que pendía de mi cuello. Sonrió levemente, recordando viejos tiempos, y me puso una mano en el hombro.

- Úsalo bien, Zayyn... Y dejame decirte algo... No odies a tu padre. Sé que él sufrió cuando yo morí, y sé que en el fondo te sigue queriendo... Hazlo por mí, por favor...

Asentí enérgicamente, con el corazón encogido. Cualquier cosa que me pidiera en esos momentos, yo lo haría. Aunque me arrepintiera después.

- Sí, madre...

- Y...- El tono de Erin cambió, y temí que me pidiera que me detuviera en mi futuro cometido-. Sea lo que sea, lo que quieres hacer... No voy a intentar disuadirte en tu empeño, pues sé de sobra que no lo conseguiría. Sólo diré algo, pequeña mía... Nunca mires hacia atrás, ve siempre hacia delante. No te retractes de tu decisión, y jamás dejes que nadie te haga pensar lo contrario de tus ideales... Estoy segura de que sea lo que sea, conseguirás lo que te propones...

Parpadeé repetidamente, sorprendida. Estaba segura de que me iba a reprender por todas las cosas malas que había hecho, pero en cambio,  Erin me estaba animando a seguir, me estaba diciendo que nadie podrá detenerme una vez haya elegido mi camino... Eso sí que era una madre. Sonreí como pude, en agradecimiento, pero cuando vi que comenzaba a separarse de mí, supe que ese momento estaba por acabar. Comenzó a caminar hacia Sakura, lentamente. Yo la seguí con la mirada, y después con los pies, hasta llegar junto a la anciana madre de Kenshi.

- Amiga mía...-Erin le puso una mano en el hombro-. No llores. La vida sigue, y siempre nos tiene preparada mas de una sorpresa... Me alegra ver a la persona en la que te has convertido.

Cerró los ojos y sonrió ampliamente, antes de abrazarla una vez y separarse segundos más tarde. Cuando terminó el contacto, Erin se limpió las pequeñas lágrimas que habían empezado a escaparsele y se volvió para mirarme.

- Te quiero, Zayyn. Y hagas lo que hagas, siempre te querré y te apoyaré-su cuerpo comenzo a brillar, justo cuando Erin me guiñaba un ojo, y miraba luego hacia el cielo. En ese momento, la luz que emitía su cuerpo se intensificó, hasta dar un último resplandor y desaparecer de allí, para siempre.

Cuando Eirin menciona que Sakura esta vieja, la señora se ríe irónicamente y luego sonríe mientras da la espalda a las pelirrojas hasta que termine la reunión. Pero entonces, la señora siente un abrazo por detras y entonces escucha la voz de su amiga a quien toma de la mano por unos instantes -Amiga... realmente te necesitaba- Dice antes de voltearse para ver a su amiga a los ojos antes de que ella desaparezca para dejar atrás su cabello. -Es mejor que la conocieras por unos minutos a no hacerlo... ¿Por que no le contaste que estabas enamorada de Kenshi? ella se habría reído a carcajadas de la ironía- Dice la señora antes de inclinarse para recoger el cabello rojo del suelo y se lo entrega a Zayyn. -Sera mejor que me valla a casa... ¡ho! quiero que mas tarde vallas a mi casa a tomar el te... seria un desgracia si no vienes- La señora hace énfasis en la palabra "desgracia". -En el pueblo industrial tengo un escondite secreto en el sótano... ahi tengo unos brebajes curativos que espero que puedan curar a Kenshi... cuídate querida- Dice Sakura antes de desaparecer en un haz de luz.

Extendí una mano hacia el resplandor que anteriormente había sido Erin, mientras veía caer al suelo el largo cabello rojo. Acabé bajando la mirada al seguir el movimiento del pelo, hasta que Sakura lo recogió del suelo y me lo tendió. Sin embargo, no le presté atención enseguida.

- Madre...-susurré, perdida en mis pensamientos. Inspiré hondo, y expulsé el aire con los hombros hundidos, sin ganas de hacer nada en esos momentos. Miré a Sakura, con una expresión triste en el rostro, y tomé con dos dedos el pelo de mi madre. Era muy largo, excesivamente largo de hecho, así que lo até al colgante que precisamente había heredado de ella, para tenerlo conmigo siempre-. No se me ocurrió decirle nada de eso... Ha sido como... ver a alguien que sabes que siempre ha estado ahí contigo, pero que nunca has conocido... Es extraño. Me alegro de haberla conocido, pero también me entristece...

Sacudí la cabeza, confusa, y me di la vuelta, todavía con el guante que Sakura me había regalado en una mano, agarrado entre los dedos. Antes de retomar el camino hacia la Ciudad Industrial, me esperé a escuchar las palabras de Sakura. Sonreí levemente, y creo recordar que solté una risotada, antes de sentir un escalofrío al notar el énfasis que llevaba la palabra "desgracia" en labios de la anciana... Creo que comenzaba a, no solo tenerle respeto, sino miedo también. Había sido una pelea dura, extraña y repentina, y solo pensar que era una simple humana a la que me había enfrentado me daba ya mucho respeto.

- Ya veremos, vieja...-murmuré, sarcástica, a pesar de todo. Luego fui a mirarla de nuevo para saber la ubicación exacta de ese escondite secreto suyo, pero la anciana desapareció antes de que pudiera decirle nada más-. ...Joder, hermano. Y se va sin decirme nada...

Suspiré, miré el guante y me lo encajé despacio en la mano izquierda. Sorprendentemente, me entraba, me iba como anillo al dedo, nunca mejor dicho. Lo observé por ambos lados, y articulé los dedos, notando que efectivamente hacía gala de su flexibilidad en mi mano. Sonreí, y a tan solo un pensamiento mío, el principio de la cadena asomó por la abertura.

- Espero que me seas útil...-murmuré, como si le hablara al arma. Luego escondí la cuchilla y alcé la mirada hacia la ciudad. Sin decir nada más, recogí mis espadas del suelo, las enfundé y comencé a caminar hacia la urbe, con Rukriel y Fenrir detrás mío.

Ryudamon se dedica a seguir muy de cerca a Zayyn, no dice nada e ignora a todo el mundo salvo a la pelirroja a la que esta a solo un paso de distancia.
El interior del Pueblo Industrian es como una fabrica de proporciones épicas, a pesar de que el primer piso es mas como un laberinto de bodegas y escaleras, los pisos siguientes es donde están las maquinas, cintas transportadoras y demás. El piso es mas bien una rejilla que suena con cada paso, las paredes son de metal y el techo de los pasillos son solo tubos. De ves en cuando se puede ver a uno que otro Hagurumon volando por los pasillos pero ignorar a cualquiera de los presentes, como si no existieran.
-Eres una gran guerrera- Dice Ryudamon rompiendo el silencio, aunque a la vez parece ignorar todo lo que ocurre para hablar lo que quiera -¿Me enseñarías? yo quiero ser un gran guerrero- Dice Ryudamon sin quitar la mirada de enfrente.

Pronto llegamos a la ciudad, entrando en lo que sería un enorme edificio estilo fábrica de no ser porque esa era la misma metrópoli de metal. Rukriel y Fenrir miraban con curiosidad al digimon que se nos había unido, aunque yo sólo estaba pendiente del lugar al cual debía dirigirme. Mis pasos energéticos y seguros resonaron al pisar el suelo de chapa metálica, y lo mismo sucedió con las garras de los tres digimons. Éramos ajenos a ese lugar, pero aún así, los habitantes no parecían prestar atención en nosotros, iban más bien a su aire. En un momento dado, al girar por lo que parecía ser una calle en una especie de túnel, me detuve, y me volví para mirar al Ryudamon fijamente tras su insistente pregunta.

- Te llevaré con un guerrero, pero antes necesito ir a un sitio-me agaché junto a él y lo miré con expresión seria-. ¿Recuerdas donde se encuentra la base secreta de Sakura? Tenemos que ir allí.

Miré de reojo a un Hagurumon que pasaba por allí, y puse expresión torva por si se le ocurría pararse a escuchar, pero al parecer, eran digimons inteligentes que no se metían en donde no les llamaban.

Cuando Zayyn menciona lo del guerrero, Ryudamon se pone feliz y empieza a saltar y hablar sin parar -¿Guerrero? ¿me enseñara? ¿Donde esta? ¿como se llama? ¿donde? ¿cuando? ¡dime!- Dice el pequeño Digimon ignorando la otra pregunta de Zayyn. Mientras el Digimon salta, este eventualmente tropieza con su cola y cae sobre un tubo que se encontraba en la esquina del suelo y la pared, este tubo en diferente a los demás, no solo por su ubicación, si no que también por que cada cierta cantidad de metros hay una flor pintada en la tubería me metal, tubería que sigue su camino hasta unas espaleras que bajan por dos pisos, recorrer pasillos y terminan en una gruesa puerta de metal que tiene escrito "Si rompes pagas", además a los lados de la puerta hay un panel con la hendidura de una mano, otro panel con cinco hendiduras, un panel numérico y una rueda numérica como la de las cajas fuertes. Todas esas parecen ser las formas de abrir la puerta de metal la que además tiene una advertencia de que no hay que romperla, o algo malo pasara.

Me levanté y miré a mi alrededor mientras pisaba repetidamente el suelo con la punta, por si había alguien en las cercanías. Mientras vigilaba, esperé, impaciente, a que el digimon respondiera, y cuando comenzó a hacerme preguntas como loco, me cansé. Le lancé una mirada irritada cuando se tropezó con la tubería y le gruñí, enseñando los dientes un poco. Fui a reprenderle, pero entonces, algo captó mi atención, un dibujo en dicha tubería, un dibujo de una flor...

- ...-me acerqué para mirarla con más atención, y posé una mano sobre el dibujo, recordando al instante el momento de cuando ataqué a Sakura con una espada y ella creó un capullo a su alrededor. Suspiré, y con mirada perspicaz, fui notando el mismo dibujo cada equis metros en la tubería.

Sin decir nada, comencé a seguirlas, dando una señal a los digimons para que me siguieran, sin aceptar una protesta. Bajé por unas largas escaleras durante unos segundos, y después recorrí un largo pasillo que daba hasta una puerta de metal, la cual presentaba a sus lados varios mecanismos de protección y seguridad... Al parecer, quien hubiera construído eso, tenía algo que esconder tras esa puerta.

- "Si rompes, pagas..."-leí en un susurro-. Creo que es aquí...-me acerqué a los mecanismos, y algo subitativa, acerqué la mano izquierda enfundada en el guante en la primera hendidura, encajándola con el hueco.

Zayyn pone el guantelete sobre el panel con la huella de la palma de la mano, la pelirroja puede comprobar así que no solo el guantelete no cabe en la hendidura, si no que tan pronto el guante toca el panel, suena una bocina al mismo tiempo que dos murallas caen del cielo para bloquear las salidas, encerrando a la chica y a los Digimon en un pequeño cubículo. -Error- Dice una voz gravada que suena femenina e infantil, acto seguido una compuerta de abre en el techo y entonces una cascada de agua y trozos de hielo caen sobre la cabeza de Zayyn y luego un balde también cae sobre su cabeza. -Strike uno, para la próxima te lanzare ácido... asqueroso invasor- Vuelve a decir la voz gravada.

Justo en el mismo momento en el que los dedos del guante tocaron la hendidura con forma de mano, sabía que algo iba a pasar. ¿Por qué? ¿Quizás por el ensordecedor sonido que hizo acto de presencia a continuación? ¡¿O por los muros que impidieron el paso a cualquier salida?! Tanto mis digimons como yo nos sobresaltamos, pero sólo tuve tiempo de mirar a mi espalda con sorpresa y alarma, antes de que algo líquido, y extremadamente frío, me cayera por encima, acompañado por pelotitas sólidas a la misma temperatura. Agua con hielo.

- ¡¡Ihh!!-di una exclamación de sorpresa, encogiéndome ante el agua helada que parecía estar clavándose en mí como mil cuchillos, y que me dejó completamente empapada. Y si eso no fuera suficiente, después un balde me cayó sobre la cabeza. Todo mi cuerpo tenso, tiritaba como si estuviera loco. Abrí las manos, dejándo los dedos curvados como si fueran garras, y cerré los ojos, mientras apretaba los labios con fuerza para no gritar de la rabia-. Hija de puta...-mascullé entre dientes.

Di un suspiro, y con el humor irritado miré de nuevo las demás hendiduras. << Vale, la primera no ha funcionado, veamos la segunda... >> Mis ojos se clavaron en los cinco agujeritos que había jutno al primer sistema de seguridad. Cinco agujeritos. ¿Serían cinco llaves? Dios, en qué estaba pensando esa vieja al mandarme allí? ¿No se le había ocurrido al menos darme las llaves y ya está? ¿Cómo cojones iba a abrir esa puerta? Resoplé, mientras movía los dedos de la mano izquierda con impaciencia; dí varias vueltas a la sala, como un león enjaulado, hasta que finalmente, una lucecita se abrió en mi mente.

Sakura sí que me había dado algo, me había dado ese guante. Aunque no había funcionado la primera vez, ¿funcionaría con la segunda? Miré los dedos, cada una de las garras afiladas, cinco garras seguramente cortantes. Fruncí los labios, pero me animé a probar por segunda vez. alargué el brazo hacia el segundo sistema de seguridad, y probé a introducir cada uno de los dedos del guante en cada hendidura en la pared. Miré fijamente al techo, y por si acaso, en acto reflejo me cubrí el rostro con el otro brazo.

Se escucha un ligero silbato cuando los cinco dedos del guantelete encajan en los agujeros, acto seguido las paredes que bloquean las salidas desaparecen y la voz gravada vuelve a escucharse -Bienvenida otra vez... te ves bien muy hoy- Entonces se escuchan como los seguros de la puerta de abren y entonces esta se abre parcialmente, dejando salir un fuerte olor a polvo y humedad.
El panorama del otro lado de la puerta parece sacado de una película de terror, es una gran habitación llena de repisas que a su vez están llenas de cajas de cartón llenas de papeles y cosas varias, frascos llenos de formol con partes humanas flotando en ella y armas cubiertas de polvo y oxido. En el centro de la habitación hay dos cosas: una mesa sobre la que hay quince Digivice rotos y una pizarra de corcho llena de fotografías unidas con cordones de lana, como las pizarras en las películas cuando se hacen investigaciones, muchas de las fotografías tienen una X marcada encima. Pero lo mas espeluznante de todo, es que del lado interno de la puerta hay marcas de rasguños en el metal y a un lado de la puerta hay un pequeño esqueleto en posición fetal, de alguien quien se le encerró vivo en esta sala ya hace mucho tiempo.
En la puerta además hay una nota adhesiva pegada que dice: "código de puerta: 5712666... 111111" dejando claro que la clave del teclado numérico fue cambiado.
Algunas de las cajas en la repisas tienen algo escrito afuera, algunas dicen archivos, enemigos, recetas de pastel, recetas de pastel humano, circuitos, botiquín, entre otras. Es en las cajas de botiquín en donde encuentras unas pequeñas botellas llenas de un líquido azul y aceitoso que tienen una etiqueta que dice "Cura total".

Me aparté y miré hacia arriba en el mismo momento en el cual escuché el sonido de alarma. Contuve el aliento, esperando, en el peor de los casos, a que cayera un nuevo balde con ácido. Pero, afortunadamente, nada salió del techo; suspiré, aliviada, y le hice a la procedencia de dicha voz el típico gesto de sacarle el dedo central de la mano, mientras sujetaba ese mismo brazo con el otro. Todo en señal de victoria, por supuesto.

- Dime algo que no sepa-murmuré en respuesta a lo de "te ves muy bien hoy", burlona, mientras entraba al interior de la habitación protegida.

La verdad, me hubiera esperado cualquier cosa del lugar, excepto, evidentemente, lo que ví. Quizás una sala con ordenadores, alguna cama, cosas así... Pero resultó que aquello era como un viejo almacén, lleno de cosas muy -y cuando digo muy, quiero decir, MUY- desagradables. Tales como cosas de dudosa procedencia metidas en frascos en una estantería, digivices rotos sobre una mesa, cajas en las que al parecer habia recetas de TODO tipo... << Ugh... >>Pensé, abriendo mucho los ojos y llevándome una mano a la boca.

Pero lo mejor fue sin duda el pequeño esqueleto que había en un rincón.

- ¡La hostia puta...!-Exclamé, retrocediendo. Comprendí al instante lo que era aquel esqueleto, posiblemente los restos de una pobre alma que se había ganado el odio de Sakura- ¡Jo-der! Se lo cuento a Kenshi y no se lo cree...

- ¿Tal vez porque ahora es la típica abuelita entrañable?

- Y porque es su hijo.

Resoplé, y me aventuré en la base, mirando en todas las direcciones, y asegurándome de no pisar erróneamente. Capaz era Sakura de colocar una trampa ahí al estilo Indiana Jones... Al girar la cara, vi de nuevo los tarros, y arrugué el rostro al imaginarme qué eran, o de dónde provenían. Sentí un leve escalofrío.

- Tíiio... Creo que me empiezo a acojonar...-Mi mirada verde se detuvo en lo que parecía ser una clave... No, estaba tachada, quizás la habian cambiado y ahora era la segunda secuencia de números. Me encogí de hombros, tenía la puerta abierta, no creo que necesitara recordarlo, aunque no sería muy difícil... Eran todo unos-. Y ahora es cuando me pregunto qué aspecto tiene esa cura y en dónde se encuentra... Espero que no sea una de esas cosas.

Rukriel y Fenrir miiraron en dirección a lo que yo me refería. Al instante, el dragoncito rojo se asustó, y comenzó a temblar. El lobo, en cambio, abrió mucho los ojos, sorprendido a la vez que horrorizado.

- Esa humana esta enferma...

Solté una leve risa desdeñosa, divertida. Yo no había llegado a tales extremos, ni pensaba hacerlo, pero también había hecho cosas terribles, y sin embargo no me arrepentía de ellas.

Fue entonces cuando, de repente, avisté unas cajas, con la típica cruz roja en ellas. Con un presentimiento, me acerqué a ellas y las abrí. En ellas descubrí unas botellitas con un extrano líquido azul. No me habría alegrado tanto, de no ser porque la inscripción de la etiqueta decía ''cura total''. Sonreí ampliamente, aliviada y liberada, como si se me hubiese quitado un peso de encima. Agarré mi mochila y la abrí, metiendo en ellla unos cuantos de esos recipientes.

- Ójala que con esto sea suficiente... Por favor...

Al rato después de que Zayyn abre el botiquín, la puerta de entrada de la base se empieza a cerrar automáticamente hasta que esta se cierra con un estridente sonido de la cerradura, al mismo tiempo que un panel numérico aparece para volver a abrir la puerta. Pero entonces se escuchan mas sonidos, una cadena de golpes metálicos que terminan con el fuerte estruendo de algo romperse por encima del techo, haciendo que un trozo de pecho caiga al suelo y del agujero surge una enorme cosa metálica con la inconfundible forma de una bomba con el dibujo del inconfundible símbolo de radiación pintado a un lado. La bomba nuclear cae al suelo, pero a diferencia del final explosivo que todos se esperarían, la bomba se rompe en miles de trozos de metal oxidado, lo que una vez fue la arma mas poderosa hecha por el hombre, ahora es un montón de chatarra.

Observé unos segundos más la última botellita con la cura, antes de meterla en la mochila y cerrarla. Di un carraspeo, y me colgué la bolsa al hombro, mientras me volvía hacia los dos rockies.

- Bueno, podemos irnos-dije, un segundo antes de que de repente la puerta se cerrara, esperando que alguien marcara el código desde dentro-. ¿En serio?-alcé una ceja, suspiré y negué con la cabeza. Accioné el digivice y con él me transformé a mí misma en Scathmon-. Lo que hay que ver…

Extendí el digivice hacia Rukriel y Fenrir, para que se introdujeran dentro. Con un brillo leve, ambos desaparecieron, y procedí a desenfundar la espada de su vaina para crear un portal al mundo humano. Sin embargo, de repente, un fuerte sonido proveniente del techo me alertó, y me aparté rápidamente a tiempo para que lo que caía de ahí no me aplastara.

Solté un gruñido de molestia, y moví la mano en el aire para apartar el polvo que se había levantado. Cuando pude observar de qué se trataba, me quedé flipando, aunque flipar es un tecnicismo comparado con lo que realmente sentía en ese momento, a pesar de que, en esa etapa, no era muy de mostrar físicamente las emociones.

- Una puta bomba… Esa vieja está enferma…-murmuré mirando cómo el arma nuclear se desfragmenta hasta acabar siendo un amasijo de trozos de metal oxidado-. En fin…

Finalmente rasgué el aire con la espada, de manera vertical y descendente. Al cruzarlo, aparecí directamente en el cuarto de baño de la habitación de Kenshi, en el hospital. Deshice la evolución y salí para encontrarme de nuevo el cuerpo de Kenshi, tendido sobre la cama. Le dirigí una mirada de tristeza y preocupación, pero enseguida me descolgué la mochila y saqué el cura total, para después abrirlo y verter lentamente su contenido en sus labios.

Kenshi bebe lentamente el líquido azul y aceitoso, hasta que en cierto punto el hombre se mueve ligeramente e incluso murmura un par de cosas incomprensibles, pero sin embargo el rubio no despierta.
-Veo que encontraste esa antigüedad... espero que aun funcione- Dice Sakura quien esta abajo del marco de la puerta mirando la escena -¿Tuviste problemas? espero que no hayas roto la puerta... eso habría hecho explotar todo lo que estaba dentro de la sala y tengo cosas peligrosas en ese sitio- Dice la señora antes de entrar a la sala.

Vi como Kenshi reaccionaba ante la cura, la bebía, sorbía el líquido. Con una sonrisa cariñosa le acaricié el pelo, mientras que el chico movía los ojos teniéndolos cerrados y murmuraba cosas. Me agaché junto a él, lentamente, y rocé sus labios con los míos, besándolos con suavidad e infinita ternura.

Sin embargo, de repente una voz, me sobresaltó, haciendo que me separara al instante. Miré hacia la puerta, encontrando allí a la madre de Kenshi, a la cual no veía desde... ¿una media hora, quizás? Resoplé, y algo molesta y azorada por haberme interrumpido, me senté en la silla.

- Tsk...-suspiré, entre irritada y tensa, por tener a esa mujer cerca de mí de nuevo. Suficiente había tenido ya ese día, para que ahora viniera otra vez a aterrarme con sus cosas raras-. No se si lo sabe, pero tiene un esqueleto y una bomba ahí abajo...-dije en respuesta a su pregunta.

Cuando Zayyn menciona lo del esqueleto, la señora empieza a reírse a carcajadas por largo tiempo que empieza a volverse molesto -Dioses niña, me haces recordad cosas de hace taaaanto tiempo...- Dice la señora antes de sacar un pañuelo blanco con flores rosas bordadas para limpiarse las lagrimas de la risa. -El esqueleto era un muchachito que intento seducirme hace mucho tiempo... y lo peor es que caí, pero todo fue una mentira... asi que lo apuñale y lo encerré vivo en ese sitio... es sorprendente que muriera de hambre antes de desangrarse... en cuanto a las bombas, tengo dos pero de seguro ya no funcionan, se las robe a los soviéticos y pensaba lanzarlas sobre Washington D.C. y Nueva York... pero la época no era la indicada, pero tampoco lo hice cuando cayo la unión soviética...- Dice la señora explicando el por que tenia dos bombas nucleares en su base. -¿No te fijaste en el nombre que pinte en las bombas?... la llame Kenshi y Yamato... siempre me gustaron esos nombres... pero eso es del pasado, lo importante ahora es que esa poción funcione- Dice la anciana mientras se acerca lentamente a su hijo, pero entonces un policía toca la puerta, con una señal pide hablar con Sakura y entonces ambos salen de la habitación para hablar. Si se presta atención se puede escuchar su conversación en la que el Policía es el único que habla -Señora, hemos analizado el arma y las b