En la oscuridad del parque

Era tarde en la noche y la gente ya se había ido a su casa a descansar, solo yo y mi camarada Dorumon nos hallábamos en ese lugar. La Luna estaba en lo más alto del cielo, mosrando casi todo su disco plateado, salvo por una pequeña sombra que indicaba que en menos de una semana sería luna llena.

A pesar del cansancio que pudiese poseer, eso no bastaría para que me durmiese o me decidiese retirar. No, eso no sería suficiente motivo. La razón, pues yo había llamado a alguien, una mujer, una desgraciada a la cual podría contar para lo que planeaba hacer. Traté de encontrarla, pero no fue sencillo.

-¡Crees que le llegó el mensaje?- me preguntó mi camarada sentada para no demostrar lo inquieta que estaba.

-Espero que sí.- me limité a responder, pensando lo dificil que podía ser tratar con aquella a la que había convocado.

La noche se cernía, oscura, con una Luna casi llena. Hubiera preferido aparecer en una noche sin luz, en donde mi poder era mayor, pero no siempre se tiene lo que se quiere. Hacía tiempo que no me sentía tan insatisfecha, ese dolor y ese sentimiento de perder a alguien estaba haciendo mella en mí desde hacía días. Pero había vuelto a descubrir la solución para mitigar ese sufrimiento: causándoselo a los demás.

Inspiré hondo, dejándome llevar por ese sentimiento tan agradable y estimulante. Oh, sí... Causaría dolor...A todo el que se me pusiera por delante. Y ya tenía en mente cómo hacerlo, pero para ello, necesitaba ayuda. Y comprenderéis que casi no quepo en mí del gozo cuanto recibí un conveniente mensaje al teléfono de alguien... Aunque aún seguía preguntándome cómo había conseguido él mi número, y aún más misetrioso, cómo había descubierto mi ubicación.

Hacía tiempo que estaba en ese parque, y hacía tiempo que los observaba desde mi ubicación, fusionada con las sombras, mirándo a tamer y a digimon con ojos curiosos. ¿Qué tendría ese humano en mente para querer invocarme? Estaba en mi forma más poderosa, la evolución muerta que despedía un aura oscura y siniestra...

Spoiler:

Continué mirándole un rato más, hasta que finalmente, decidí hacer acto de persencia.

- ¿Qué puede querer un humano de mí?-susurré desde la cima de la farola apagada y rota sobre la que me encontraba acuclillada cual gárgola, con las alas levemente extendidas.

OFF:

postura:

-Johno, me siento observada.- aclaró algo temblorosa sin tratar de ver para otro lado más que para lo que tenía frente a ella. Su temor y preocupación eran comprensibles, ya que desde la última vez que vimos con aquella mujer, nos habíamos enterado de ciertos rumores.

Yo también me había percatado de que alguien nos vigilaba, pero no lograba divisar a nadie en las cercanías, terminando de suponer de que, o era una gato que pasaba por allí, o quien buscábamos tenía muchos bueno recursos para pasar desapercibido.

De pronto, desde lo alto de una farola del parque, alguien nos habló. Aquel ser, en postura de gárgola de monasterio, nos habló como si se tratase de la persona por la que preguntamos. -Interesante, eres una Biohybrido.- dije de manera deductiva ante las palabras de aquella criatura digital. -Tu poder y tu asistencia, además de cumplir mi palabra.- le contesté, tratando de hacerle recordar lo que le dije la última vez.

Los dos compañeros se dieron la vuelta al escuchar mi voz. Sonreí enseñando los colmillas que sobresalían de mi boca al comprobar que, efectivamente, ellos querían algo de mí. Me senté sobre el hierro de la farola, aún observándoles a ambos con mirada evaluadora. Un humano con un brillo de tenacidad y determinación en los ojos, y un digimon algo asustadizo, pero muy leal, a su lado... sin duda, ella (ajam, había adivinado su género) se parecía a Rukriel. El caballero real se había empecinado en mostrarme servidumbre hasta la saciedad, alegando que él era el caballero y yo la reina... Bueno, al menos sus poderes me serían muy útiles en mi futuro proyecto.

- ¿Oh? Así que ayuda...-sonreí de nuevo, las cosas no podían irme mejor-. Sospecho que sabes con quién estas jugando, y por tu mirada me atrevería a decir que por experiencia propia...

Desvié la mirada al digimon de etapa rockie que lo acompañaba. Después de terminar con mi análisis visual, me dejé caer limpiamente al suelo desde arriba, sin hacerme el menor daño.

- Bueno, siento decir que no te recuerdo, porque sufrí un ataque de amnesia hace unos meses... Sin embargo, escucharé y estudiaré tu propuesta para ver si solo os mato, o si os torturo antes de hacerlo.

Parpadeé y salí de las sombras que me ocultaron al poner los pies en el suelo. Los rayos de la Luna se teflejaron en mi cabello, tornándolo, en parte, de plateado. Mis ojos, con la pupila blanca y la escleróica negra, brillaban con diversión. Mi sonrisa, antes apenas visible, se había curvado un poco hacia un lado, de manera taimada.

-Así es.- le confirmé, de manera tranquila y hasta con una calmada sonrisa demostrando saber su identidad y su forma de pensar, cuando bajaba a tierra, mientras mi camarada se refugiaba detrás mío aferrándose a mi pierna. A Dorumon le preocupaba lo traicionera que la híbrido pudiese ser.

-Sé quién eres y cómo de cruel puedes llegar a ser. Al menos dos veces me lo confirmaste.- le traté de hacer recordar en voz baja, ya que parecía que por alguna razón se había olvidado del pasado. -Por eso sé que te agradará hacer alianza para destruir organizaciones como D.A.T.S., Hypnos, la Unión Tamer, entre otros.- le resumí omitiendo el hecho de querer destruir el "Mundo del Sistema". -Esto incluye también a sus miembros.- haciendo una pausa antes de seguir para poder aclararle. -A cambio, tendrás mi ayuda para tus futuros o presentes pérfidos planes.- le terminé de contar cuando mi camarada movió su cabeza para dejarla completamente visible.

-¿Y tú Digimon?- se limitó a preguntar, escondiéndose de nuevo detrás mío, temerosa a la reacción de la pelirroja.

Me acerqué a ambos, haciendo desaparecer las alas debido a que ya no las necesitaría, no de momento. Noté que la Dorumon me tenía miedo, pero tampoco traté de asustarla más de lo que quería. A fin de cuentas, en esos momentos tenía interés en su humano, el cual parecía que realmente me conocía. Debí de habérmelo topado antes de perder la memoria, y por cómo me recordaba, no habíamos tenido encuentros muiy agradables, al menos por mi parte.

Ladeé la cabeza, curiosa cuando me contó sus planes. ¿Destruir DATS? ¿Hypnos? ¿Union Tamer? vaya, ese chica no se andaba con chiquitas, iba sin rodeos, a por lo grande. Me hizo gracia, pues me preguntaba cómo pensaba hacerlo aún contando con mi ayuda, pero aún más me daba curiosidad los motivos que le llevaban a querer seguir un objetivo tan radical

- Sorprendente... La verdad es que no me había esperado esa proposición. Resulta curioso que un humano quiera algo así, y créeme que te ayudaría... Pero antes de tomar una decisión, me gustaria saber tus motivos-me crucé de brazos-. No me malinterpretes, los que les suceda a ellos me resbala realmente, pero sabiendo tus motivos, puedo deducir si serás, o no, un útil aliado.

Mi mirada se dirigió entonces hacia la pequeña monstruita digital. Mis ojos la escrutaron como con rayos X durante unos segundos, pero después, rompí el contacto visual para soltar un leve silbidillo.

Inmediatamente después, una enorme sombra se cernió sobre nosotros, ocultando la Luna de nuestra vista. Yo no me alarmé, sabía perfectamente lo que pasaba, y no moví un músculo cuando un enorme digimon rojo se posó con suavidad a mi lado, gruñendo levemente.

Spoiler:

- Seguramente no te referirás a este-murmuré, acariciando la mandíbula de Rukriel-, pero cuando la otra tenga ganas de encontrarme, entonces la verás...-resoplé, aún seguía esperando a que Beelkomon apareciera de una vez.

Dorumon sacó la cabeza de detrás mío y miró al recién llegado parpadeando los ojos varias veces. -Entonces, ¿quién es esta mole?- le preguntó de manera confundida al ver a aquella criatura que se parecía a un Veedramon con alas y de otro color.

Luego sin dejarle contestar a la pelirroja, comencé a hablar de nuevo sin sentirme afectado por la aparición de aquel monstruo. -Digamos que esas organizaciones son débiles y merecen desaparecer.- le dije de manera simple y sencilla sobre los motivos que tenía para llevar a cabo esos planes. -Pero como te darás cuenta, solos no podremos.- le aclaré demostrando reconocer que aún, con nuestro poder actual combinado, no bastaría. -Por eso requiero a gente de nuestro nivel y nuestro odio para llevarlo a cabo.- seguí explicándole los motivos de por qué ella. -¿Te interesa?- le pregunté finalmente, tratando saber que es lo que piensa mientras Dorumon se acercaba al último que llegó.

Rukriel soltó un leve gruñido mirando directamente a Dorumon al ser llamado "mole". Comprendí su molestia, si alguien se dirigiera a mí de esa forma le faltaría tiempo para decir nada más. Le acaricié otro poco para que se tranquilizara, mientras continuaba escuchando las explicaciones del humano. Sus motivos de destruir a tales organiazciones no me convencieron del todo, sentía que había algo más detrás de todo eso, porque nadie destruye algo solo porque es débil así por las buenas. Al menos yo, luego si se ponían en mi camino, eso era otro cantar.

- ¿Sabes? Creo que me estás ocultando algo...-opiné, mientras me acercaba a él y le rodeaba. Acerqué mis labios a su oido al pasar a su lado-. Pero ya lo averiguaré más adelante, y obraré en consecuencia...

Sonreí, y continué caminando unos metros más. Me crucé de brazos y volví un poco la cabeza para mirarle. Había tomado una decisión, iba a ayudarle, pero no porque quisiera desrtuir a DATS, Hypnos y demases, sino porque quería conseguir poder, quería crecer como digimon, crecer como biohybrido... Quería que otros temieran pronunciar mi nombre por miedo a invocarme... Nadie volvería a hacerme daño, yo les haría daño a ellos.

- Si vamos a hacer esto, necesitaremos a otros que ayuden. Soy poderosa, pero no tonta. ¿Tienes a alguien en mente?

Dorumon se detuvo al escuchar el gruñido del dragón dinosaurio. Ella parecía no temer a semejante bestia alada. -¿Te ocurre algo?- le preguntó desde lo más profundo de su ignorancia. Luego se volvió a acercar con mucho cuidado. -¿Cómo te llamas?- le preguntó amablemente por su nombre.

-Solo te digo lo que necesites saber.- le dije sinceramente de manera amable, cerrando por un momento los ojos cuando hablaba al mismo tiempo que sonreía, luego los volví a abrir. No era tonto al decirle todo, ya que primero debía saber que tan de confianza podía ser ella.

Luego, al escuchar los comentarios de la pelirroja sobre a quién más llamaría le respondí. -Tengo al menos a alguien más en mente, pero es más fácil tratar contigo que con él.- Se trababa de Samuel o Zerker, o como quisiera hacerse llamar. -Su nombre era Zerker.- le comenté, pensando si ella lo podría llegar a conocer. -Pero también considero que tú podrías conocer a alguien más.- intuí de manera algo seria en ese momento.

Pude escuchar a Rukriel gruñir otra vez, sin serle de agrado tener a un digimon rockie rondándole mientras le hacía preguntas estúpidas. De todas formas, ellos dos podían relacionarse todo lo que querían, porque yo ahora tenía mi interés estaba en el humano, cuyo nombre aún desconocía. Alcé las manos, en señal de paz, y fruncí los labios.

- Bueno, como quieras. Ya te he dicho que acabaré enterándome.

Volví a mirar hacia delante, cruzando los brazos nuevamente. Sonreía, sonreía ampliamente, aunque sabía que no debía de acelerar acontecimientos, porque con solo un pequeño error podía joderse todo.Di un largo suspiro, preguntandome a quién podría convencer yo para esa loca contienda... Cuando de repente escuché el nombre.

- ...-me di la vuelta lentamente, ahora mis ojos había pasado al más puro odio-. ¿Dijiste Zerker?

Gruñí, y pudo notarse como un aura oscura se desprendía de mi cuerpo, rodeándolo y moviendose de manera violenta, al son del odio que le había cogido a ese... Idiota.

- Zerker... El único motivo por el que le buscaría sería para matarlo lentamente...

Dorumon trató de acercarse a la criatura roja, quedando justo enfrente de la misma. -Dale, dime algo.- dijo de manera algo triste porque no le decía nada de nada, ni su nombre. -Porfis.- le suplicó de manera algo juguetona.

De pronto, del cuerpo de Zayyn se empezó a notar un aura oscura, por lo cal me puse más serio. -¿Lo conoces?¿Ha pasado algo entre ustedes?- le pregunté al enterarme de que quería muerto a mi examigo que me intentó matar, aunque la respuesta no me interesaba realmente.

-Si quieres hacerlo sufrir, no lo mates.- le dije con una idea que se me ocurrió de repente. -No lo mates, manipúlalo, corrómpelo, tortúralo y haz que te sirva contra su voluntad.- le aconsejé, así podríamos aprovechar a ese sujeto. -Así te será más gratificante que su muerte.- le aclaré.

-Por cierto,- volví a hablar para cambiar de tema. -¿tú conoces a alguien fuerte o con bastos conocimientos en ciencia que nos pueda servir?- le pregunté a modo de que pudiésemos reunir más "tropas".

Mi rostro se contrajo en una mueca de desprecio al escucharle hablar de ese inútil que gracias a mí se había hecho más fuerte. Porque sí, si no hubiera sido por mí, esa Kira no habría podido convertir a un humano en un hibrido. Yo le había traído al sujeto. Sin mí, Zerker no era nada. Me reí de manera sarcástica y algo despectiva. ¿Si le conocía? Por supuesto que sí.

- No lo creerías, pero fui yo quien le secuestró para llevarlo a que le combinaran el ADN con el de un digimon... Y el muy inútil se atrevió a golpearme...

Siseé con evidente molestia y rabia al recordarlo, el aura se enviolentó por unos momentos, antes de que, al tratar de tranquilizarme, se volviera estable de nuevo. Lo miré nuevamente, con los ojos tan fríos y sobrenaturales como antes. Levanté una mano y en ella creé una especie de neblina pequeña de color negro, la cual hice moverse a mi gusto.

- No lo pensaba matar... Tengo planeado verlo retorcerse bajo mis pies... Búscale, haremos una alianza con él... Yo veré si encuentro a alguien que quiera unirse a nuestra causa.

Amplié la sonrisa hasta límites insospechados, una sonrisa muy parecida a la de un payaso psicópata que quiere salir de caza para atrapar murciélagos. Me reí, esneñando los afilados y pequeños colmillos que crecían en mi boca, muy parecidos a los de un vampiro.

Rukriel, mientras tanto, miró a Dorumon, tratando de reunir paciencia para no darle un coletazo y mandar a la pequeña a los confines de la Tierra. Sospechaba que, si lo hacía, sería severamente castigado.

- Mi nombre es Rukriel.

-Ahora entiendes el por qué lo quiero a él.- le demostré de manera calmada sin dejarme intimidar por el aura violeta que la Biohybrida está emanando. -Me parece bien.- le respondí de manera un tanto alegre al escuchar de que nuestra alianza, sabiendo de que era temporal, pudiese llegar a buen puerto.

Luego miré su extraña expresión, la cual me hacía pensar de que había dado con la traumada mente psicópata que andaba buscando, la cual me serviría para utilizar en mis planes. Solo debía saber como manipularla, ya que como dice el dicho, mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca. Y esta mujer era mi enemiga por lo que le hizo a Samuel y mi aliada para corregir a organizaciones como D.A.T.S.

-¿Rukriel? Curioso nombre.- dijo ella de manera ingenua. -Te llamas así porque sí o hay alguna razón.- le preguntó con mucha dulzura en su voz. Luego ella, al ver lo que dijimos la pelirroja y yo, agregó con una amplia sonrisa: -Parece que seremos aliados.-

Anduve de nuevo, rodeando al humano en un círculo, mientras cruzaba los brazos por detrás de la cabeza, apoyando la nuca en ellos. Así además miraba la blanca luna, casi completa en una esfera perfecta y plateada. Me reí suavemente, aún con la sonrisa calculadora en mis labios.

- Bien, bien... Hacía tiempo que no pactaba con nadie...-dijo más bien Scathmon en sí, en vez de yo-. Pero antes, me gustaría aclarar un par de cosas, ¿sí?

La espada Imealldubh apareció en mis manos de manera instantánea, y con ella amenacé el cuello del muchacho frente a mí, las ondas zigzagueantes del metal oscuro brillaron de manera siniestra, bombeando, como si la misma espada tuviera voluntad propia. Giré la muñeca, lo justo para que su barbilla quedara posada sobre la parte plana del arma. Le obligué a alzar la mirada, y me puse a examinarlo.

- Veo en tus ojos parte de mí, tienes tinieblas en tu corazón... Es demasiado tarde para que intentes hacer hueco a la luz en tu interior...-el aire vibro de repente, como si el mismo estuviera de acuerdo con mis palabras-. Una cosa te diré, Johno Battonage. Esta alianza es tan útil para mí como lo es para tí, y si me traicionas, no tendré clemencia contigo. Podrás huir, podrás esconderte, pero yo siempre te encontraré.

No supe bien el motivo por el que sabía su nombre, pero no me asustó ese detalle, pues en esos momentos Scathmon y yo eramos una. Retiré la espada tan rápidamente como se la había colocado bajo la barbilla y la enfundé con cuidado, provocando un siseante sonido metálico.

Rukriel, mientras tanto, miró a Dorumon con curiosidad. A pesar de tener una apariencia infantil, al hablar parecía poseer gran sabiduría. Suspiró con fuerza, y comenzó a acercarse a mí, mientras decía:

- Es el nombre que me puso mi tamer.

Le dirigí una breve mirada al digimon dragón, sabiendo que él no se refería a mí, sino a mi madre, su verdadera compañera. Sin embargo, al morir ella, parecía que el vínculo había pasado a ser mío.

-Lo mismo digo.- le contesté cuando terminó de decir de que nunca la traicionase o sufriría por ello. A pesar de su actitud, esta amenaza no me afectó en nada. Por otro lado, me resultó curioso lo otro que dijo. -Me resulta raro que hables de que ya es tarde para "intentar hacer hueco a la luz en tu interior", cuando tu tienes una pequeña pero brillante.- le demostré mi curiosidad por ese hecho aclarando: -Algo que nunca vi antes en ti.- aclaré de manera tranquila mientras observaba el cielo nocturno.

-¿Tú tamer?- preguntó mi camarada picada por la curiosidad mirando a la pelirroja y luego volviendo a ver a Rukriel. -¿Ella?¿O quién?- siguió interrogándole con cierta ingenuidad, mas sabía en el fondo que quien lo acompañaba no lo era.

Luego, para no llamar más la atención me preparé para irme. -Será mejor que nos vayamos poniendo en marcha antes de que llamemos la atención de indeseados.- le sugerí a la chica mientras tomaba la mochila, de aproximadamente de treinta centímetros, que contenía un Digihuevo, la cual la había ocultado entre unos arbustos cercanos. -A menos que tengan algo más para contarnos.- terminé diciendo una vez que me puse el morral al hombro.

No pude sino reirme a carcajada limpia de sus palabras. ¿Cómo? ¿Ahora un simple humano era capaz de leer auras y saber qué era lo que tenía cada uno en su interior? ¿Qué sería lo siguiente? ¿Cabras voladoras? Por favor... Además, ¿qué más daba? Yo ya era todo oscuridad. Había intentado ser buena, había intentado no salirme del redil, pero la Luz, una vez más, me había dado la espalda, así que yo misma renunciaría a ella... Me convertiría en Oscuridad.

- Tú, humano ingenuo... No sabes nada sobre la Luz y la Oscuridad...

Sin decir mucho más, rodeé al humano, caminando hacía los árboles del parque, y fusionandome con las sombras de la noche. Sólo me paré un momento, y fue para girar levemente la cabeza.

- Rukriel, tenemos cosas que hacer.

El digimon dragón me miró, y con un gruñido grave asintió, separándose del digimon morado y avanzando hacia mí, al tiempo que era envuelto por una cobertura de luz y reducía su tamaño hasta quedar como el X-Vmon rojo... Pronto, ambos desaparecimos de ese lugar, como si jamás hubiésemos estado allí.

Escuché su carcajada sobre lo que dije que aún había luz en su corazón. Ella me tomó por ingenuo, lo cual era un error. -Entonces renuncia a amar de aquella persona a la que deseas proteger.- le aconsejé antes de que se fuera. -Así si serás pura oscuridad.- le grité ya que estaban lejos.

-¡Adiós!- se despidió Dorumon de Rukriel. Luego empezamos en caminar a un lado totalmente diferente de cual se habían ido aquel par. na vez lejos, mi camarada habló de nuevo. -¿Crees que mantendrá este trato?- me preguntó algo preocupada por esta inestable alianza.

-Tanto como nosotros.- le respondí sabiendo de que solo seguiríamos con el acuerdo mientras nos sirviese. Seguimos en silencio hasta desaparecer en la oscuridad del parque...