La llegada de una Data Desconocida

Era un día aparentemente normal en Hikarigaoka, el único detalle era que durante todo el día el cielo había estado completamente cubierto de nubes pero había un punto en específico sobre la punta de control de la torre mas alta completamente despejado y poseía una forma casi perfectamente circular. Cuando el reloj marcó las 12:00 en punto del día fue cuando lo extraño sucedió, una terrible interferencia comenzó a afectar a todos los artefactos eléctricos de un gran área haciendo que comenzaran a emitir extraños sonidos y emitieran imágenes borrosas con muchos números 1 y 0.
Después de eso se escuchó el sonido de un trueno y un resplandor momentáneo hizo su aparición, para cuando todas las personas reaccionaron se dieron cuenta de que el cielo estaba completamente despejado de nuevo, y no había rastro alguno de la misteriosa y repentina interferencia, algunos aún estaban asustados por lo que regresaron a sus casas, otros también lo estaban pero optaron por tratar de seguir con su día normal. Mientras tanto, en la azotea de un edificio la silueta de una persona resaltaba, pero había algo raro, tenía ALAS. Probablemente entre las alas mas raras que se puedan llegar a ver, tenía un total de seis, tres en el lado derecho y tres en el lado izquierdo, las primeras eran de color azul terminadas en punta de flecha mientras que las últimas eran de color rojo con forma de afiladas y peligrosas cuchillas. Tras observar a su alrededor con una mirada atenta, escudriñando cada cosa que tenía a la vista.

-¿Acaso este es...el mundo humano?-Era una chica, poseía un corto cabello de color negro, sus ojos eran de color rojo intenso y tenía un tridente hecho de un extraño metal de color negro como la noche sujetado firmemente en su mano derecha.-Vaya, es una ciudad muy grande.

Lentamente una sonrisa comenzó a formarse en su rostro la cual poseía un aire ligeramente siniestro, pero sorpresivamente esta cambió a una sonrisa muy infantil y la misteriosa joven batió sus alas para después emprender vuelo y apreciar todo el paisaje que sobrevolaba.

- Si has venido al mundo humano para causar daños te recomiendo que vuelvas al digimundo. Excepto que desees volver a la forma de digiegg - La voz que dio esa advertencia dirigida al ser de 6 alas provenía de un simple muchacho que no tenía nada de simple. Primero que todo estaba sentado arriba de una criatura similar a un perro o lobo metálico con alas en los costados las cuales estaba usando para volar a la misma velocidad que aquel digimon que ambos se encontraban observando. El encontrar la anomalía fue demasiado fácil, la sensación de un poder extraño en medio de una ciudad donde las únicas emisiones de energía eran de DATS posiblemente también habría alertado a este grupo de la presencia de la mujer. El muchacho de ojos celestes luego de decir su pequeño discurso de advertencia sacó una bolsa de malvaviscos de su bolsillo y le dio una mordida. No parecía importarle el hecho de estar volando a velocidad turista sobre aquella isla que era Japón, la fuerza del viento no era demasiada y ya se había acostumbrado a la falta de aire por culpa de la altura que tenía la cual no era demasiada.

El Metalgarurumon simplemente se encontraba observando al que podría ser su oponente, no tenía discreción, no hubo discreción en su aspecto. Los puertos de su cuerpo no se encontraban tapados por las típicas capas de acero sino que estas estaban a unos centímetros de los huecos donde había misiles. En cualquier momento podría dispararlos hacia el posible enemigo, cabe destacar que el Metalgarurumon tenía fijado a aquel digimon como blanco. Si llegaba a hacer cualquier movimiento sospechoso una bandada de misiles se dirigirían hacia aquella figura, la distancia entre ambos era de unos 20 metros estando Nue delante de Alec/Mgarurumon así que si disparaba esos misiles y chocaban contra el enemigo la explosión fácilmente dañaría a Alec, sin embargo no parecía darle demasiada importancia al respecto.

-¿Causar daños?-La joven miró al muchacho y al MetalGarurumon, tras volar unos segundos mas ambos, la chica y el Digimon se detuvieron en seco y ella les miró a los dos fijamente.-Pero si este mundo es muy bonito. Además siempre he querido conocerlo.
Se acercó al MetalGarurumon y le acarició suavemente el hocico con una mano mientras que con la otra seguía sujetando firmemente su tridente, tras hacer eso voló lentamente alrededor de ambos mientras los examinaba con su mirada llena de curiosidad.-Es la primera vez que veo a un humano en persona.-Ahora la misteriosa chica estaba solo a un metro de ambos, no se sentía intimidada en lo absoluto por la amenaza de los misiles del MetalGarurumon, es mas, en cambio se veía feliz y bastante despreocupada.-Tu MetalGarurumon es muy tierno, y también se ve que es muy fuerte.

La digimon no parecía querer dañar el mundo humano, como uno de esos aliens que venían en paz pero que de todos modos esperaban asesinar a todos los estadounidenses y a la casa blanca y la estatua de la libertad. Metalgarurumon dejó de moverse manteniéndose únicamente volando en el lugar. El 6 alas le acarició el hocico al digimon cubierto de acero el cual fácilmente podría haberla mordido o congelado o cualquier cosa similar. Finalmente voló alrededor del mega y por lo tanto del humano subido a este y se mostró sorpresiva por ver a un humano a pesar de que su estructura imitaba casi perfectamente a la de una persona normal.

Los puertos del MG volvieron a ser tapados al ver que la mujer no era amenaza, sin embargo por sus palabras el cazador observó amenazadoramente al extraño digimon - ¿Que se supone que eres? - Preguntó Alec mientras el Garuru le gruñía a la mujer y se alejaba unos pocos metros de ella nuevamente, ya le había caído mal así que se mostraría agresivo con ella.

-Bueno, la verdad yo también me lo pregunto mucho...-Tras decir eso bajó la mirada un poco mientras pensaba en una respuesta que pudiera aclarar por completo las dudas de aquel humano que acababa de conocer. Yggdrassil siempre le había dicho que no era nada mas que un error que debía ser borrado, y eso en el fondo la hacía sentirse triste, pero al alzar su mirada mostró una leve sonrisa.-Soy una Digi-Human, es un placer conocerte...eh...-Se rascó la cabeza con una mano mientras miraba al muchacho, no sabía como se llamaba.
Entonces la chica comenzó a descender lentamente al suelo, el MetalGarurumon hizo lo mismo y cuando estuvieron en el suelo la chica ahora estaba de rodillas en el suelo observando una bonita flor en la que estaba posada una mariposa blanca.-Que pequeña, y bonita.-Unos segundos después la mariposa alzó vuelo y se fue, la Digi-Human volvió a ponerse de pie y siguió observando al muchacho.-¿Quien eres?-

Una Digi-Human, esa respuesta le dijo tanto sobre que era como sobre la razón del universo, no tenía idea de que era eso así que lo asoció inmediatamente con que su padre era un hombre y su madre una digimon aunque no creía que eso era posible. Los hechos cometidos por los cuerpos que habrían sucumbido a Asmodeo se representaban en su mente en escenas vomitivas que le obligaron a poner la mente en blanco para soportar el shock emocional. Decidiose entonces suponer que era la combinación de data de un digimon y un humano pero con alteración sin una separación definida tal como sucedía con los bio-híbridos. Eso explicaría la forma humana y los desperfectos en la forma, era una mezcla entre ambos incapaz de conservar un estadio medio y por lo tanto rechazada por ambas formas de vida tanto natural como artificial. Interrumpiendo a su mente su cuerpo comenzó a sentir un viento ascendente al descender Alec hacia el suelo.

Metalgarurumon había seguido a la mujer-digimon hacia el suelo ya cuando estaban en una plaza en un barrio en el cual los únicos momentos en los cuales ese territorio era utilizado era para intercambios de droga, asesinatos y actos controlados por los pecados capitales. Una vez fuera del aire el muchacho se separó de su digimon y estiró un poco las piernas, el estar en la posición de tenerlas abiertas para poder agarrarse con estas a los lados de su digimon le había causado un dolor leve que le dificultaba caminar como normalmente. Ahora entendía por que en las películas de vaqueros estos no podían caminar bien, sin embargo solo había estado subido a su digimon por unos 5 o 10 minutos y el intento de dolor solo era una molestia. Ignorando la pregunta de la mujer de las alas el muchacho de ojos como el cielo tocó a su compañero metálico y con su otra mano agarró el celular que actuaba como su digivice de D-Cyber. Activando un comando en este mediante una pequeña carga de energía obligó al cuerpo de su compañero a realizar un cambio de forma, y de personalidad, que lo haría más acorde al tipo de comportamiento demostrado por su invitada en ese mundo.

- Alexander Gideon Lightwood - No especificó que era un humano, ese dato ya se consideraba obvio. Mientras hablaba su digimon era cubierto de una luz celeste la cual desapareció luego de unos segundos dejando en lugar del Metalgarurumon a una niña de no más de 8 años; su cabello era de oro y su piel tan pálida como la de una muñeca de porcelana. El ropaje que tenía era de la época victoriana, un vestido de color azul y el resto del ropaje de color blanco. Parecía un ángel del mismo cielo y su actitud era una mezcla de infantil como de película de terror. Esa forma era el resultado de utilizar el digiegg de la amistad sobre el digimon de Alec y al mismo tiempo una segunda forma de este digimon, la forma que tenía para atraer a los humanos antes de comerlos al estar en estado salvaje. - y yo soy Alice. Señorita, bienvenida al mundo humano - Dijo antes de agarrar al Digi-human de un ala para ver la consistencia de esta y luego acariciar la misma ala como si fuese un perrito.

Cuando la misteriosa niña se acercó a la Digi-Human esta le miró fijamente con sus ojos color rojo sangre, ladeó un poco la cabeza cuando la pequeña tomó una de sus seis alas. Una de las de color rojo para ser exactos. Cuando comenzó a acariciar el ala con forma de cuchilla la pelinegra solo permaneció en silencio un segundo y después habló.-Gracias por la bienvenida, aunque espero que Yggdrassil-sama no se moleste cuando descubra que no estoy.-Cada vez que el poder de Nue amenazaba con volverse mucho mas inestable de lo que ya era le encerraban en una prisión (de la cual Nue podía escapar sin muchas complicaciones) y la dejaban ahí hasta que consideraban que era seguro dejarla salir. Esta vez había escapado como siempre y al ver que el portal al Mundo Humano estaba abierto no iba a desperdiciar tal oportunidad.

Al mencionar el nombre de dios un escalofrío recorrió el cuerpo del muchacho de ojos celestes mientras que la niña de cabellos dorados simplemente dejó de acariciar la flecha durante unos segundos, para luego retomar su tarea durante un rato más, tratando de demostrar simplemente que ese nombre lo afectaba un poco pero solo eso, únicamente un poco. El "controlador", "creador", "exterminador"... vamos, era prácticamente el dios del mundo de donde provenía Alice, no se podía bromear con su nombre y el solo mencionarlo en el digimundo implicaba que el mismo pudiese saber tu ubicación al mismo tiempo. Sin embargo la respuesta de Alec no fue huir, no fue ayudar a esconder a la mujer de dios ni nada similar, simplemente sintió la impetuosa necesidad de mencionarle el hecho de la desaparición de la mujer al ser conocido como dios.

- Lo lamento entonces... - Un ente tal como Yggdrasill no podía estar nunca equivocado, lo sabía todo y tenía todo el poder. Tan así era que si desataba su ira sobre el digimundo podría eliminar el mismo en un parpadeo. Demon Lords, Ángeles Sagrados, Yakamon, Digimons de los 4 puntos cardinales; ninguno de ellos era nada comparado con aquel ser de poder tan ridículo. Alexander sonrió un poco y pensó cuidadosamente sus palabras, si ese ser era precioso para dios implicaba que no podía copiarse tan fácilmente o que era un ser demasiado poderoso pero necesario para el balance en el mundo - Si tu presencia incomoda a aquel ser entonces es mi deber el devolverte al digimundo o, en caso de que también sea viable, avisarle a Yggdrasill que te encuentras en el digimundo bajo mi cuidado y que me encargaré de congelarte o... - buscó unos segundos la palabra para no decir asesinar - Detenerte... Si es que se da el caso en el que sea necesario aplicar la fuerza física contra ti, claro -

Alice se dio la vuelta y abrazó a la Digi-Human a la altura de las piernas, no llegaba a más de eso de altura por la forma en la cual se encontraba en aquellos momentos - Pero alitas me cae bien, si Yggdra sabe algo posiblemente la mande al digimundo de nuevo - Tanto Alec como Alice sabían que la niña era todo menos inocente y lo que buscaba era simplemente la destrucción de aquel mundo humano y la ruina del sol para poder devorarlo. El D-Cyber soltó un pequeño suspiro, como el que se da cuando un niño pequeño suelta una riña en la que no logra su objetivo sino que parece ser tierno - Ok Alice... se puede quedar un poco más de tiempo con nosotros... Pero de todos modos... Sería algo bastante molesto que Yggdrasill desate su furia divina sobre nosotros así que le avisaré de tu presencia y diré que estás bajo mi cuidado temporal ¿Alguna objeción? - Le preguntó calmadamente, no sabía si Yggdrasill afectaba al mundo humano de alguna manera, no sabía si algo así como la "Furia Divina" existía, simplemente suponía que un ser así de poderoso como se decía que era entonces aquellas acciones no serían difíciles.

-¡Espera! No sería algo bueno que le digas, porque...porque...-Mientras trataba de encontrar la forma correcta de terminar lo que quería decir comenzó a sentirse ligeramente preocupada, no por ella misma, sino por todo lo que le rodeaba de aquel mundo con el que apenas comenzaba a interactuar.

Mientras pensaba en todo eso una de las farolas, la que estaba mas cerca de Nue, se encendió y iluminó cada vez con mas fuerza hasta que llegó a su límite y finalmente el foco de luz estalló. Nue desvió rápidamente su mirada hacia el diminuto daño que había causado, creyó que con algo de suerte en el mundo humano dejaría de ser un peligro por todo lo que había escuchado.-Quiero conocer mas este mundo, no quiero regresar tan pronto. Pero si así tiene que ser...-Si debía regresar lo haría, pero en su mente ahora la duda era, ¿cómo lo haría? El portal que había tomado era solo de ida, no de vuelta.

No se había parado a pensar en eso.

La mujer era demasiado... sumisa... no había siquiera impuesto alguna queja sobre por que no volver al lugar de su origen, simplemente había hecho una especie de comentario de que no quería llegar a ir hacia allí ya que preferiría conocer el mundo humano. El rostro del humano se mantuvo de la misma manera que anteriormente, viendo a la mujer de la misma forma que había observado a Alice con anterioridad, como si aquel comportamiento le hiciera recordar a la bondad interior del demonio en forma de niña. La infante le soltó el ala al Digi-Human y le dio la espalda a esta, cruzando ambos brazos como intentando demostrar que aquella persona que se había ganado el interés del digimon ya no era alguien importante - Debes pelear más por lo que quieres... es aburrido sino... - El humano soltó una leve risa ante este comentario.

- Por cierto, ¿Sabes como volver al digimundo? Por que no tengo ni idea de como vamos a hacer con eso... -

-Solo lucho por lo que me importa y por lo que es importante, venir al mundo humano fue un pequeño capricho.-La Digi Human movió muy suavemente una de sus alas al notar que la misma mariposa se había posado en una de estas, en una de las de color rojo.-Aunque esta es la primera vez que vengo, no significa que será la única. No creo que sea necesario luchar por algo que viviré de nuevo pero en situaciones mas favorables.-Acercó su mano a la mariposa y esta se posó en la punta de uno de sus dedos.

Nue mostró una leve sonrisa, tenía prohibido ir al mundo humano según las propias palabras de Yggdrassil, pero Omegamon le había hecho la promesa de que lo conocería algún día. Había pasado ya tiempo desde aquello, pero ella no había perdido las esperanzas en ningún momento, hasta que finalmente estaba allí. Y además entablando una charla con un humano.-La verdad, no sé cómo volver. El portal solo trae hasta aquí, no es capaz de llevar de regreso.-Se sentía mal consigo misma, no por haberle desobedecido al Dios Digimon, sino a Omegamon, quien le había hecho recuerdo de esa regla pero de forma mucho mas amable.