¡Mira lo que encontre! ¿Puedo quedármelo?

Y sí, algo me jaló fuera de mi hogar. un portal me había sacado aquel lugar donde mucho tiempo permanecí. Había llegado a un lugar con mucho agua. Supuse que era el océano debido a la profundidad. Poco a poco me hundía. Traté de agitar las alas pero se encontraban empapadas como para lograrlo. Traté de nadar, cosa que se me hacía ajena ya que nunca lo había hecho. De pronto, una red cayó sobre mi y me rodeó completamente, luego oí voces mientras me subían. Después de eso sentí un golpe y luego se volvió todo negro.


Al despertar, podía notar que estaba en una jaula hecha a mi medida. Había varias criaturas allí que yo nunca había visto en mi corta vida. Algunas me recordaban a algunos Digimon, pero mi olfato y mi instinto me decían que no eran, que eran otra cosa. Traté de hablarles, pero fue en vano, no me respondían, solo lanzaban rugidos y gruñidos y, en algunos casos, bramidos. Había escamosos, con zarpas o con garras, peludos y pelados, con alas y sin alas. En fin, muchas clases de seres que nunca había visto jamás. La luz de la luna se destacaba de la penumbra mal-iluminada que yacía en esta enorme "prisión".

Ya hacia un tiempo que había regresado a mi hogar en Tokio, pero el aburrimiento me impulso a hacer lo que siempre había querido hacer, explorar y conocer el mundo, mi mundo al menos y teniendo alas al alcance de la mano, no tenia excusas para no hacerlo. Me transforme en Pazuzumon y decidí explorar toda Japón, para luego sobrevolar las costas de China, todo este viaje era una de las mejores cosas que había hecho desde hace mucho tiempo. Había pasado días enteros explorando y volando, por lo que decidí tomarme un descanso y regresar a mi país, pero fue mientras sobrevolaba las costas de Yokohama, donde sentí la presencia Digimon’s. Podía percibirlo bien al estar transformado en Pazuzumon, sabia que la presencia provenía de un barco, aparentemente mercante o quizás ballenero, no sabia mucho de barcos modernos, mantenía mi distancia a la del enorme navío, quería primero confirmar mis sospechas antes de hacer algo tonto.

Traté varias veces de romper está jaula, pero era pesada y resistente. La empujaba y le lanzaba mis plumas, todo en vano. traté de morderlas pero solo hizo que me dolieran los dientes. De pronto, de algún pasillo por ahí cerca apareció alguien, un humano. -¡Oye, tú!¡Humano!- le exclamé enfadado por el encierro. El hombre, al ver que podía hablar, se fue apresurado de allí. Por lo menos ahora sabía que estaba en el mundo humano.

Volaba sigilosa y silenciosamente alrededor del barco, sin sobresalir mucho, lo justo para ver lo que ocurría en cubierta, lugar que esta repleto de cajas y jaulas las que a su vez están pobladas de animales. Lo primero que cruzo por mi mente era la idea de traficantes de animales, practica muy común en este lado del mundo, practica que también me desagrada mucho y me llena de vergüenza ajena ¿y por que no pararlos? Después de todo tenia el poder y un débil espíritu de heroísmo. Subo a bordo y desenfundo mi espada, sintiéndome como un pirata al hacer eso. Observo las jaulas una por una, habían animales muy diversos y popularmente codiciados por su piel, como zorros, una gran cantidad de chinchillas, hasta incluso un oso. No me importaba ser visto por los tripulantes del barco, de hecho quería ser visto y causar un gran revuelo para asi encargarme de todos al mismo tiempo.

Poco después de que se fue el hombre apareció otro. Pero este tenía algo diferente, algo que no lo hacía tan humano. Empecé a olisquear el aire, notando algo raro en su esencia. -¿Qué quieres, humano?- le pregunté con desconfianza y una cara de pocos amigos. -¿Qué es lo que pretenden tus amigos y tú de mi?- seguí interrogando con tono irritado. Le lancé varias plumas a modo de advertencia.

En ese momento se armó un revuelo en el resto del barco. Se podía escuchar "se soltaron los animales, se soltaron los animales" o "atrapen al intruso", seguido de muchos ruidos y pasos.

Siento la presencia de alguien cerca, por lo que me acerco a el para verle fijamente, aparentaba ser un humano común y corriente, por lo que comencé el teatro. -¡Humano! El carcelero de estos animales… ¡yo el poderoso Pazuzumon! Exigo la liberación… y… tu capitán…- Reduzco gradualmente la intensidad y energía de mi discurso a medida que voy notando que el humano no se muestra temeroso de un ave humanoide de dos metros con una espada, además al concentrarme un poco mas, puedo notar y decir casi con seguridad de que ese humano no es un humano. -No eres humano ¿verdad?- Le pregunto mientras sigo viéndolo fijamente, esta vez sin ánimos por haber fracasado en hacer el acto.

-¡No voy a comer nada que alguno de mis captores me ofrezca!- exclamé enojado al desconocido albino, golpeando con el dorso de la mano la mano que poseía el pan, haciendo que éste se caiga al suelo. -¿¡Qué pretendes!?¿¡Qué coma de la palma de tu mano!?- le pregunté aún enfadado al humano. Mientras tanto, se empezaron a escuchar tiros en la cubierta del barco.

Veo como aquel “humano” se transformaba en un Digimon mas familiar, Alphamon y al juzgar por lo que decía, debía ser el Alphamon de Janaan. -Wow, no me lo esperaba… ¿y como están?- Pregunto algo incomodo, pero el sentimiento no dura mucho, por que uno de los tripulantes del barco nos ve, comienza a gritar y desenfunda una pistola que guardaba en su cintura para luego comenzar a dispararnos, por razones obvias los simples disparos no nos afectaban, mucho menos a Alphamon. -Traficantes… gente asi no debería existir… le refrescare un poco- Digo antes de chasquear los dedos, produciendo asi un fuerte golpe de viento que hace volar al humano por los cielos par luego caer en el agua. -Que los animales decidan ahora- Digo de forma fría, no sentía compasión por los criminales, aunque de igual forma no los mato para no decaer a su nivel.
Los disparos y los gritos del tripulante fuera de borda alertan a los demás tripulantes, quienes comienzan a prepararse con armas de alto calibre para atacar a los invasores.

-¿Eres un digimon?- pregunté al extraño humano con fuerza extraordinaria. Mi instinto me decía que si, pero la lógica me confundía. Salí con desconfianza de la jaula, sin perderlo de vista. Luego, al ver al resto de los animales, traté de liberarlos, pero no me fue fácil. Desde afuera se escuchaba una balacera...

Los marinos salen uno por uno con rifles y pistolas del interior del navío para comenzar a defender el barco y su carga ilegitima de los monstruos invasores. -Yo me encargo… tu libera a los animales- Digo mientras doy unas palmaditas sobre la caja de metal que contiene a un oso. Sin importar el calibre o potencia de disparo de las armas humanas, no podían dañar a un Digimon nivel mega. -Ustedes traficantes de animales… me repugnan… espero que sepan nadar- Digo mientras chasqueo los dedos, creando asi una corriente de aire caliente ascendente que eleva a todos los tripulantes varios metro en el aire, ya hecho esto vuelvo a chasquear los dedos para crear otra corriente que esta vez empuja a los humanos cientos de metros lejos del barco para caer en el agua. -Hmmm… ¿crees que fui muy duro?- Le pregunto a Alphamon tras reflexionar mis acciones por unos segundos. -Nha…- Digo después respondiéndome a mi mismo antes de caminar por la cubierta del barco para recoger un rifle dejado atrás por un marino.

Ese ser se delató a sí mismo como un Digimon, su presencia no me era conocido ni desde la Antigüedad. No sabía bien quien era, pero si podía sentir su poder y era algo fuera de mi poder liberado actual. Por otro lado, había una presencia allá afuera que me llamaba la atención, algo conocido. No sabía que podría ser, pero fui rápido hacia ese lugar, allá en la cubierta.

Por su parte, los animales estaban causando gran revuelo por todo el lugar por culpa del albino. Algo en él les causaba temor, tanto así que se alejaron en estampida. llevando a todos a su paso. Yo, por mi parte, logré escapar del rango del paso de los animales, logrando llegar volando hasta la salida, agitado. Allí vi a un Digimon que se me hizo familiar aunque no lo conocía: -¿Pazuzumon?- pregunté en voz alta siguiendo este pensamiento.

alphamon miro hacia el recién llegado un digimon tipo dragon muy curioso

segundos después vio a su hermano cargar un dinosaurio miniatura de escamas blancas

el humano albino vio al digimon cuervo[color:8d80=s#820882]-asi que eras tu pagugumon-

alphamon se rio -es pazuzumon hermano-
miro al lagarto gigantesco en brazos de su hermano -que es eso hermano?-

dynasmon se recogió de hombro -la jaula decia "cuidado: dragón de cómodo albino"-

Miro al pequeño Digimon alado por unos instantes, me parecía raro el que pudiese reconocerme o al menos a mi Digimon, no recuerdo haberlo conocido, pero supongo que es al legendario Pazuzumon a quien reconoce. -El mismo- Le digo en respuesta antes de voltearme hacia a quien deduzco yo que es Dynasmon ya que fue identificado por Alphamon y por que ademas sostiene a un enorme lagarto blanco en sus brazos. -Eso es un… ¿Dragón de Cómodo albino?... ni siquiera sabia que existían… por lógica deben haber, pero nunca había visto uno… lindo- Digo mientras veo al enorme lagarto sacar y meter su lengua bífida de su boca repetidas veces para poder oler. -Es raro encontrarlos por aquí… ¿Cómo esta Janaan?... ¿y quien es el, viene con ustedes?- Digo mientras veo al pequeño dragón digital alado que identifico a Pazuzumon antes.

No me agradó que me hayan llamado tan despectivamente, pero algo me dice que no podía esperar otra cosa de él, como si lo conociera de antes. Tal vez haya sido en el pasado, en una vida anterior. Mirando seriamente a se demonio alado le dije: -Mi nombre es Shiron, deberías recordarlo.- Luego, dirigiendo la mirada al que me libero de la jaula en un tono de burla agregué: -se parece a vos, al menos mirando tu cara.- Luego de esto me eché una risita.

Miro algo tenso a los hermanos y a sus peculiares mascotas sin mencionar peligrosas, en mi mente solo podía imaginarme las distintas reacciones que tendría Janaan. -Hay que llevar los animales a un lugar seguro… antes de decidir que hacer con ellos…- Digo para responder a la pregunta de Dynasmon. Ya dicho eso, mi volteo para ver al dragoncillo que se identifico como Shiron, ¿su nombre real seria Shironmon? Es la primera vez que un Digimon se identifica sin el “mon” en su nombre. -Recordarte yo a ti… no, pero se quien si quizás lo haga- Digo antes de ser envuelto en una esfera de datos, que al romperse revela mi verdadera forma humana, luego de hacer eso, me acerco a Shiron y le muestro mi Digivice que muestra la imagen de Pazuzumon en su pantalla. -¿Y tu quien eres?- Dice Pazuzumon algo somnoliento, mientrastanto, por mi parte, observo fijamente al oso de Alphamon, para evitar algún “accidente”.

AL ver que Pazuzumon se envolvía en una esfera de datos y de ella surgía un humano confirmaban mis sospechas. Luego, al ver el dispositivo que el chico poseía y a Pazuzumon en él me terminó de aclarar todo. -Yo soy Shiron, el Windramon.- le traté de hacer recordar al demonio negro. Luego vi al Alphamon volverse humano, y después de haber escuchado la conversación con el albino y el encuentro con el oso negro dije: -Bueno, me parece que son mascotas de un mismo amo ustedes y quieren tener mascotas.-

-Dynasmon… tan carismático como siempre- Digo tras oír el comentario que el dragón blanco le lanzo al otro dragón mas pequeño. -¿Wingdramon? Me suena ese nombre… no fuerces mi memoria… e sido un Digispirit por miles de años… ¿Yaggdrassil no te transformo en un Digispirit? ¿Como te salvaste?- Pregunta Pazuzumon a Shiron.
-¿Un lugar?... no lo se la verdad… quizás deberían llevarlos al castillo de Janaan mientras deciden que hacer o investigan donde deben dejar a los animales- Respondo a Alphamon mientras sigo vigilando al oso.

-No lo sé el por qué Yggdrassil me conservó así.- le respondí al espíritu, tratando de recordar lo que paso en la Antigüedad, sin lograr nada más que vacío. Luego mirando a los otros dos les dije con un tono burlón para fastidiarlos: -Si, seguro que su amo los recibirá junto con todos esos animales.- luego, observé a los humanos restantes huyendo en botes salvavidas.

-Quizás te mataron, asi de simple… Yaggdrassil no tiene cerebro para un plan mayor y especifico para alguien… después de la guerra el simplemente transformo a todos los restantes en Digispirit… conservar su poder para conflictos futuros… repite eso hasta que te lo creas…- Dice Pazuzumon bastante molesto.
Mientras tanto, pienso un poco en la pregunta de Alphamon, hasta que me surgió una respuesta o casi. -No tienen esa cosa transportadora ¿Cómo se llamaba? La llave algo… y si no la tienen… somos tres megas fuertes y que pueden volar… creo que podríamos empujarlo o llevarlo- Digo sin quitarle la vista de encima al oso.

-Ojalá lo supiésemos.- le dije a Pazuzumon agregando sinceramente: -Yo creo que todo sucede por una razón. Además, por qué crees que los espíritus vuelven a la vida.- terminé diciendo mientras observaba de reojo al humano que era su portador. Luego, en cuanto a la pregunta del barco, aclaré: -tal vez la opción que dio el humano sea lo correcto.-

Apenas los Digimon dejan a ambos depredadores libres en el barco, lo primero que hago es subirme a una caja para avitar ser atacado por ellos, o al menos del dragón de komodo, ya que el oso podría alcanzarme fácilmente. Durante un tiempo solo me dedico a ver como el oso y el dragón se dedica a pasearse por la cubierta, olfateando las cajas e intentando alcanzar algún animal comestible del interior de estas. -Humano… humano… tienes algo en la espalda- Dice Pazuzumon desde el Digivice, quien se había mantenido en silencio desde el ultimo comentario de Shiron. Al revisar mi espalda, puedo palpar que hay algo pequeño y peludo aferrada a mi chaqueta, para luego comprobar que se trataba de un Koala que escapo de la caja en la que estoy sentado. -No soy un árbol- Le digo al Koala en un intento juguetón de deshacerme de el, pero lejos de entenderme, me doy cuenta de por que el animal esta aferrado a mi, a mis espaldas puedo ver como el oso olfatea la caja e intenta subirse a ella, por lo que rápidamente me levanto y me alejo un poco del borde de la caja en donde esta el oso. -¿Falta mucho?- Le digo a Dynasmon y a Alphamon para saber cuanto tiempo mas debía cuidarme del animal.

Yo me quedé observando la situación cómica que le sucedió a aquel humano. El Koala lo había tomado como árbol, por lo cual se había trepado en su espalda. -Lo único que le falta es que quiera comer hojas.- dije riéndome fuertemente y sin control. -tal vez deberías ser como este par y quedártelo.- agregué señalando a ambos megas que ahora acarreaban el barco. -De paso explícales a tus padres con lujo de detalles de como lo conseguiste, ¡jajajaja!- seguí riéndome a carcajadas, doblándome sobre mi panza por la fuerza que estaba ejerciendo al reírme.

Me rio un poco al oír el primer comentario de Shiron, pero es el ultimo chiste el que no me hace gracia, solo por que dice una palabra que ya me causa mucho dolor. -Si… no, este pequeño pertenece a Australia…- Digo triste mientras recuerdo a mis difuntos padres. Aunque la tristeza no dura mucho en ser reemplazada por miedo, ya que el oso comienza a rasguñar y a morder la caja en un intento de escalarla y romperla. -No es por presionar… pero quizás deberían llevar a tierra a los animales antes de teletransportar cosas… sobre todo deben llevarse al oso y al lagarto… tienen hambre- Digo a los Digimon mientras estoy atento a los movimientos del oso.

-Por lo menos no comen Digimons.- dije burlándome del humano, ya que el era una presa potencial para ambos animales. Mientras tanto me dediqué a observar la acción de ambos megas. Cuando Dynasmon se iba le grité: -Si, de paso ve a buscar a tu amo para que te de un par de correas, además de la que te sacaste.- para ese momento ya me encontraba en una carcajada por mis propias palabras. De pronto lo perdí de vista debido a la densa niebla que poseía la zona.

Decido transformarme en Kokuramon para poder elevarme en el aire y así evitar el ataque de los animales. Ignoro el pleito entre Dynasmon y Shiron. Cuando Dynasmon abre el portal con la llave aurora que fue a buscar, yo comienzo a imitar las acciones del caballero dragón y comienzo a llevar las cajas de los animales hacia el otro lado del portal que da hacia las ruinas próximas al castillo de Janaan. Sin darme cuenta, la primera caja que deje era la que contenía una gran cantidad de chinchillas, el oso que Dynasmon dejo primero se percata de esto y rompe la cerradura de la caja, dejando libre a los animalitos que corren despavoridos por las ruinas, el bosque y hacia el castillo de Janaan, lugar hacia donde el oso también comienza a caminar. Aunque no estoy consiente de todo lo anterior ya que estoy muy ocupado moviendo las cajas.

YO miro el castillo sin mucho interés, ya que no me interesaba para nada el mundo humano. Me parecía todo muy construido y sin tanta vida como en el Digimundo. Todos los de edificios en este mundo, el supuesto mundo real, no me parecían más que una ilusión e control por parte de aquellos que se autoproclaman gobernantes de este planeta. Observaba desde la distancia, subido a la copa de los árboles donde el viento soplaba, sintiendo la brisa en el cuello.

Al terminar el trabajo, decido sentarme sobre una caja para descubrir que estaba con la puerta abierta y vacía. -¿Alguien sabe que había aquí?- Pregunto antes de que un fuerte grito proveniente del castillo resonara por todas las tierras que poseía el albino. -Problemas- Digo antes de comenzar a volar hacia el castillo, esperando no ver un revoltijo de sangre y carne molida, servida por el oso y el lagarto gigante.

Escuché el grito de alguien en alguna parte del pasillo. -Pobre desgraciado,- empecé a decir mirando el cielo tranquilamente. -Quien fuese de los humanos que aquí vivan que se encontrase con esos animales seguro morirá.- dije seriamente mientras observaba la agitación que más abajo había. Solo me dediqué a sentir el viento pasando en las copas.

En el camino hacia el castillo, me detengo por unos instantes para recoger una chinchilla que estaba revolcándose en el suelo, apenas toco al animal, los ojo se me iluminan al sentir la suavidad del pelaje de aquel animal o eso pasaría si es que el rostro de Kokuramon fuese visible. -Wow, es como tocar una nube- Comento antes de volver a volar en dirección al castillo con la chinchilla entre mis manos.
Entro al castillo y habitación por habitación busco a los Digimon y/o a Janaan, hasta que los localizo en los dormitorios principales, encontrándome con una escena irreal. -¿Acaso?… ¿Acabas de derrotar a un oso y a un lagarto gigante con tus propias manos?- Digo incrédulo ante lo que veo, mientras que la chinchilla comienza a revolcarse en mis manos como si nada pasara, además la presencia de esta chinchilla hace que un par de los mismos animales que se escondían en esa habitación, salgan a la vista, manteniendo su distancia de los depredadores.

Me daba un poco re risa ver la escena, Janaan no sabia que hacer, por lo que decido darle unas pocas respuestas. -Encontramos un barco de traficantes de animales cerca de Japón… y bueno… tome esto- Digo mientras me acerco volando hacia Janaan para darle la chinchilla que tengo en mis manos y luego regresar al mismo lugar en donde estaba antes, bajo el marco de la puerta para ver mejor lo que pasa.

Sigo a los Digimon mega hacia el salón principal, aun estaba transformado en Kokuramon, mas por razones de seguridad que por otra cosa, aunque no creo que me proteja mucho, al menos de los animales estaré seguro. Al llegar al salón principal del castillo, noto que la habitación esta llena de chinchillas que juguetean por la sala incluso uno esta durmiendo en el aparente trono del castillo. Cuando Janaan lanza la pregunta, yo al principio dudo en responder, pero entonces digo: -No es robar, es… recuperar, eran traficantes de animales, ellos de por si ya se robaron esos animales para venderlos por sus pieles u otras cosas… como las chinchillas que son especies protegidas- Digo eso ultimo mientras apunto a una chinchilla que juega con la túnica de seda que viste Janaan.

Me pongo tenso al ver la mirada asesina de Janaan pero luego termino confundido al ver su repentino cambio de humor. -No se tu, pero yo no dejaría morir a estos animales… y francamente no te entiendo… hace un rato tenias la cara de un destripador y ahora aceptas que ello tengan a dos depredadores gigantes como mascota… y te enojan las chinchillas- Digo mientras apunto con el dedo al dragón de cómodo y al oso, antes de evolucionar a Pazuzumon para crear pequeñas corrientes de viento que solo golpean a las chinchillas de la habitación para reunirlas en un solo lugar. -Quizás sea yo pero no los entiendo…- Digo mientras recojo una chinchilla para comenzar a acariciarla para asi relajarme un poco.

Miro serio y sin emociones a las chinchillas, las que rompieron unos antiquísimos estandartes aunque al intentar solucionar la situación empeore mas las cosas. -Que… mala suerte… yo… ¿Qué hago?- Digo mientras retengo a las chinchillas para evitar que escapen. -Espero que tengan algún hechizo para reparar cosas… a menos que la seda sea anti magia- Digo algo tenso y en un intento de relajar los ánimos del lugar. -¿Y como piensan mantener y cuidar al oso y al dragón? Sin mencionar de cómo cuidaran a la demás gente de este castillo de ellos- Pregunto mientras sigo reteniendo a las chinchillas.