¿Animal o digimon?

En mitad de la sabana africana, con leones, jirafas, elefantes y cebras, surge una extraña espiral violácea que gira sobre si misma en dirección contraria a las agujas de un reloj. El extraño fenómeno se hace más grande de a poco, hasta tomar la forma de una puerta interdimiensional de la que sale un muchacho pelirrojo, muy alto y con la musculatura bastante formada. La larga cabellera la tiene recogida en una coleta hacia atrás, dejándole la frente al descubierto, aunque no al completo, pues lleva una bandana de camuflaje. De ropa viste un abrigo verde con capucha de peluche blanco, una camiseta sin mangas bajo esta, y unos pantalones anchos color verde caqui.

Spoiler:

El joven, al salir, parece confundido al verse en tal habitat, y en seguida se pone a la defensiva al ver cerca a unos leones que se encuentran tumbados y tomando el sol. Retrocede unos pasos, y seguidamente empieza a correr en dirección contraria, sacando algo del bolsillo y apretándolo. De repente, su cuerpo brilla y queda transformado en una criatura muy rápida, vestida de morado, que se abalanza tras unos árboles, a los cuales segundos después se sube con una habilidad casi felina.

- Joder...-maldice, rascándose la nuca-. No pensé que el portal me llevara a tal sitio. Ese Babamon tiene un sentido del humor un tanto extraño...

Nada típico...nada típico que un dragón con una mascara de hueso se aparezca así como así dentro de una neblina espesa en un parque vació de Lowa. El único que lo rondaba era un joven de cabello largo, picudo y batido de manera metalera, de complexión delgada y bien formada, bastante masa muscular por lo que se notaban varios músculos sobresalientes en los brazos, su cuerpo maquillado en su totalidad de blanco a rayas negras excepto en su rostro donde solo tiene bien marcados labios y parte exterior de los ojos, estos últimos celestes azulados y cristalinos como canicas, fríos y penetrante llegando a ser algo intimidantes. Fácilmente vestía una remera ajustada, cinturones con tachas pasándole en X por sobre los hombros y debajo del brazo, enganchado a un cinturón el cual recorre de manera vertical, enganchado a otro que daba una vuelta completa a la altura de su ombligo, dos cinturones anchos uno sobre el otro con tachas en su cintura y el ultimo en su cuello a modo de collar, jeans negros ajustados, guantes con dedos y nodillos recortados y tachas, y de calzado unos borcegos a juego. Ya no era tan extraño para esta persona combatir a esas criaturas, ya se había topado con algunas-Airdramon...-dijo mientras leía los datos de aquel ser digi-alado.

Airdramon:

Logro montar al dragón serpentino y este echo a volar de inmediato sin control alguno pues lo que quería era quitarse al joven del lomo. Después de un rato de volar sin control el jinete de la criatura tuvo una extraña sensación que termino al sentir como el dragó colisionaba levantando una gran cantidad de tierra y polvo. Abrió los ojos sorprendiéndose con el paisaje africano que estaba llenando el reflejo de sus ojos, este contenía en su mayoría leones, gacelas, jirafas, elefantes y cebras...cebras-"mis parientes animales..."-dijo mirándose asimismo, se bajo del dragón y comenzó a explorar sigilosamente el lugar, buscando un lugar donde esconderse del airdramon.

Me las había arreglado para llegar a este continente del mundo humano. Había viajado en barco desde Chile para resolver una cuestión sobre mi existencia, ya que descubrí que robaron mi data, mi ADN como Digimon, para crear una aberración como aquel sujeto. Fue por eso que viajaba para este lugar. Aunque mejor dicho, aún me faltaba ir más al norte, hacia aquella llamada Inglaterra. Más propiamente dicho, hacia Manchester City.

Había llegado hacia tiempo a a aquel lugar, pero no tenía ni idea de como identificar el lugar en el que me había detenido. Estuve un buen rato perdido, hasta que detecté la presencia de un Digimon que se acercaba a buena velocidad, vestida de morado, que se abalanza tras unos árboles, a los cuales segundos después se sube con una habilidad casi felina. Me escondí en lo más una arboleda cercana que pude, teniendo en cuenta que en mi forma actual es difícil.

El digimon vestido de morado entrecierra sus ojos rojos, para después dar un ágil salto, amarrarse a la rama de uno de los árboles y sostenerse sobre esta con un hábil salto. Agudiza su vista, mirando al horizonte por si algún animal ha decidido perseguirle. Realmente prefiere no tener que hacerle daño a unos animales normales, pero si le atacan no tendrá más remedio.

Sin embargo, algo atrae su atención. Una figura voladora, y muy rápida, se precipita sin remedió contra el suelo, levantando una densa nube de polvo que oculta a la criatura caída unos momentos. Mirumon ladea la cabeza, al ver una figura humana salir de la neblina. Además, más se sorprende al sentir una presencia muy cercana. Se da la vuelta, alarmado, lo justo para ver una gran criatura con aspecto de lagarto.

- ¿Pero qué...?-parpadea repetidamente, confundido-. ¿Otro digimon y un humano de procedencia dudosa? ¿Qué es lo que ocurre aquí?

Prontamente tome la forma de un dinosaurio negro con una X plateada en el pecho, siendo un humano no tenia posibilidades de sobrevivir en africa rodeado de depredadores, siendo ahora un digimon quizá si, me oculte donde pude intentando alejarme de los animales, no quería ser un blanco para ellos, no me interesaba herirlos o no me interesaba mas mi vida y mi condición física. Camine, escondido e intentando se lo mas sigiloso posible para no alertar a ningún animal. Empecé a observar lo que había a mi alrededor, por un momento me sentí observado, un escalosfrío recorrió mi espalda diciéndome que no era muy seguro estar allí, por lo que me puse alerta a cualquier movimiento a mi alrededor. Me quede pensando si airdramon había vuelto a despertar, preferí no cruzarme con el digimon para no causarme problemas.

''Off'':

Aquel Digimon se había percatado de mi presencia. Como esconderse resultaba una tarea algo complicada debido a mi volumen, fue que me acerqué ante aquel Digimon. Cuando me acerqué, sentí algo extraño, algo familiar. -¿¡Un Espíritu de la Guerra Antigua!?- pregunté al aire al sospechar de ese hecho, retrocediendo un paso acompañando a mi reacción. En ese momento empecé a sentir con mi olfato a otro Digimon...

Naois mira al digimon alado con sorpresa, tal es su estupefacción que casi cae de la rama en la que se encuentra, pero por fortuna consigue mantener el equilibrio. Mira al digimon con curiosidad y se sienta en la rama, aunque aún mantiene un oido atento al humano que había salido de la neblina. En ese momento, un nuevo olor llega a sus orificios nasales, el aroma de un nuevo digimon. Mirumon suspira, ya sin sorprenderle eso, y mira un momento para atrás. Al parecer, el humano moreno podía transformarse; el espítiru digital de la corrupción no sabe exáctamente como lo hace, pero conoce los patrones de cada transformación de humano a ser digital: si era frontier, mediante un disco de datos que se pasaba por el lector de un digivice; si era biohybrido, con el digisoul.

Sacude la cabeza y mira de nuevo al frente, para centrarse en el digimon alado. Ya le prestaría más atención al humano transformado más tarde.

- Bienaventurado seas, hermano digital-la consanguineidad esta obligada, ya fuera por los digiespirits que lo poseen, o por los genes híbridos que había heredado de sus padres-. Mi nombre es Naois.

Hace una inclinación de cabeza a modo de saludo y señal de paz. No tiene interés en dañar al monstruo digital, a menos que este pretenda atacar al mundo humano.