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Crónicas de hermanas [Episodio I]
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Crónicas de hermanas [Episodio I]
- OFF:
- Este tema se desarrollará enteramente como un flashback.
Era una mañana joven y recién nacida en la ciudad de los ángeles digimon, al igual que la nueva criatura que vería mundo por vez primera. Un Salamon corría por la urbe, dispuesta a llegar a tiempo para asistir al nacimiento de dicha cría, su hermanita, cuyo huevo había jurado proteger y cuidar, aunque su madre Ophanimon siempre la decía que eso no era tarea para “niñas”. Pero Salamon siempre se salía con la suya, y cuando madre no la miraba, le hablaba al huevito y le contaba las historias de poderosos digimons sagrados que le habían contado a ella hacia unos años. Además de que todas las noches se escapaba de su cuarto para ir a dormir con él.
- ¡Aparten! ¡Tengo prisa! -jadeaba la perrita digital, antes de girar una esquina y meterse en una de las casas blancas como el mármol que conformaba la ciudad de aquellos digimons sagrados-. ¡Madre, ya estoy aquí!
Corrió hacia el salón, sin detenerse. Allí, en mitad de la sala, había un tumulto de gente rodeando lo que parecía un cojín con un digihuevo en él. Salamon gruñó, pero gracias a su pequeño tamaño pudo sortear por debajo a todos los adultos que se arremolinaban alrededor del huevito. Pronto, consiguió estar en primera fila, a tiempo para ver la cáscara empezar a romperse.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
El Sol, el cielo, e incluso la propia ciudad, parecían resplandecer, casi augurando un buen presagio para ese día. Quizás para muchos no fuese más que un día normal en sus vidas, pero para la familia de ángeles que había sido bendecida con otro huevo, sólo podía significar algo bueno.
Ophanimon, la madre de aquél huevo, estaba sentada a su lado, esperando a que se abriese la brillante cáscara de ese huevo, revalando la forma de su segunda hija. Si bien no había radiografías, era una intuición que tenía. Acarició con uno de sus dedos la cálida superficie, cuando sintió un temblor muy fuerte procedente del huevo. No quedaba demasiado tiempo.
La dama angelical, hizo llamar a una de las criadas de mayor rango en la casa, no por nada había sido la que le había cuidado cuando ella misma, había sido una niña: Babamon. La digimon anciana entró en la habitación, haciendo una pequeña reverencia ante su antigua niña, gracias a la cual, podía aún seguir cuidando de más niños, como había hecho toda su vida.
- Baba, avisa a todos. El huevo está a punto de abrirse.
La anciana asintió, sonriendo contenta por su pequeña gatomon, que ya se había convertido en madre de otra pequeña criaturita en el mundo.
¿El por qué de avisar a tanta gente? Bueno, pertenecían a una de las familias con más renombre dentro de la ciudad, y por tanto, el nacimiento era algo que había que compartir con otros personajes importantes, además de los amigos y los familiares. Es por ello, que no tardaron en salir algunos MarineAngemon, encargados de entregar unas misivas a todos aquellos que tuviesen que estar presentes.
El tiempo pasó velozmente, y la gente se encontraba alrededor del pequeño huevo. Aunque la señora de la casa, suspiró quedamente, su marido no estaba presente. Aunque era algo normal, rara vez podía estar en la casa en un horario distinto al de las noches, por todo el trabajo que tenía que realizar. Sin embargo, no era el único miembro de la familia que quedaba por llegar a la casa, su otra hija, Kali, no estaba presente por ningún lado. Quizás estaba fuera, jugando en cualquier parte de la ciudad. Pero era extraño, sabiendo que su hermana estaba a punto de nacer. Sobre todo, si se tenía en cuenta que tenía que sacarla de la habitación donde estaba el huevo, porque le gustaba estar junto a él. De hecho, alguna vez, la había observado a través de la puerta, en silencio, hablarle al huevo, o contarle historias. Obviamente, no le había molestado en ninguna ocasión. Y la había dejado hacer, "fingiendo" que no se enteraba de nada.
Finalmente, en el suelo, pudo ver un par de orejitas salir entre la multitud de pies, con lo que sonrió más relajada.
Y justo, en ese momento, el huevo tembló con más fuerza, y una grieta se abrió en su brillante superficie. Pero no era una grieta oscura, sino luminosa. Pequeños rayos escapaban de ella, y cada vez más, comenzaron a salir. Hasta que finalmente un pequeño Snowbotamon quedó a la vista de todos.
La pequeñina se quedó mirando a todos a su alrededor, poniendo una mueca de estar a punto de llorar. Sin embargo, en el momento que sus dos ojitos negros, casi como botones, se fijaron en su hermana, comenzó a sonreír. Quedando tranquila ante tanta gente. Ophanimon, se acercó al bebé haciendole una carantoña, antes de decir su nombre.
- Nayara.
Ophanimon, la madre de aquél huevo, estaba sentada a su lado, esperando a que se abriese la brillante cáscara de ese huevo, revalando la forma de su segunda hija. Si bien no había radiografías, era una intuición que tenía. Acarició con uno de sus dedos la cálida superficie, cuando sintió un temblor muy fuerte procedente del huevo. No quedaba demasiado tiempo.
La dama angelical, hizo llamar a una de las criadas de mayor rango en la casa, no por nada había sido la que le había cuidado cuando ella misma, había sido una niña: Babamon. La digimon anciana entró en la habitación, haciendo una pequeña reverencia ante su antigua niña, gracias a la cual, podía aún seguir cuidando de más niños, como había hecho toda su vida.
- Baba, avisa a todos. El huevo está a punto de abrirse.
La anciana asintió, sonriendo contenta por su pequeña gatomon, que ya se había convertido en madre de otra pequeña criaturita en el mundo.
¿El por qué de avisar a tanta gente? Bueno, pertenecían a una de las familias con más renombre dentro de la ciudad, y por tanto, el nacimiento era algo que había que compartir con otros personajes importantes, además de los amigos y los familiares. Es por ello, que no tardaron en salir algunos MarineAngemon, encargados de entregar unas misivas a todos aquellos que tuviesen que estar presentes.
El tiempo pasó velozmente, y la gente se encontraba alrededor del pequeño huevo. Aunque la señora de la casa, suspiró quedamente, su marido no estaba presente. Aunque era algo normal, rara vez podía estar en la casa en un horario distinto al de las noches, por todo el trabajo que tenía que realizar. Sin embargo, no era el único miembro de la familia que quedaba por llegar a la casa, su otra hija, Kali, no estaba presente por ningún lado. Quizás estaba fuera, jugando en cualquier parte de la ciudad. Pero era extraño, sabiendo que su hermana estaba a punto de nacer. Sobre todo, si se tenía en cuenta que tenía que sacarla de la habitación donde estaba el huevo, porque le gustaba estar junto a él. De hecho, alguna vez, la había observado a través de la puerta, en silencio, hablarle al huevo, o contarle historias. Obviamente, no le había molestado en ninguna ocasión. Y la había dejado hacer, "fingiendo" que no se enteraba de nada.
Finalmente, en el suelo, pudo ver un par de orejitas salir entre la multitud de pies, con lo que sonrió más relajada.
Y justo, en ese momento, el huevo tembló con más fuerza, y una grieta se abrió en su brillante superficie. Pero no era una grieta oscura, sino luminosa. Pequeños rayos escapaban de ella, y cada vez más, comenzaron a salir. Hasta que finalmente un pequeño Snowbotamon quedó a la vista de todos.
La pequeñina se quedó mirando a todos a su alrededor, poniendo una mueca de estar a punto de llorar. Sin embargo, en el momento que sus dos ojitos negros, casi como botones, se fijaron en su hermana, comenzó a sonreír. Quedando tranquila ante tanta gente. Ophanimon, se acercó al bebé haciendole una carantoña, antes de decir su nombre.
- Nayara.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Salamon no apartó los ojos ni un segundo del huevito, expectante por ser la primera en ver a su hermanita pequeña, a la cual ya quería con locura. Ni siquiera la luz que emanó la cáscara al romperse la hizo volver la mirada para protegerse los ojos. No, Salamon estaba decidida a presenciar aquel maravilloso nacimiento. Cuando por fin, después de unos angustiosos segundos para ella, la cáscara se abrió completamente y apareció por ella una bolita blanca y esponjosa con dos puntitos negros como ojos, Salamon sonrió ampliamente, exuberante de alegría, y al ver que el bebé la sonreía también, le propino un pequeño lametón para darle la bienvenida a la familia.
Las estaciones iban pasando, y con ellas, los años. Salamon y su hermanita iban creciendo, y pronto ambas pudieron empezar a jugar juntas y a explorar las tierras de alrededor de la ciudad. Si había alguna relación que resumiese un perfecto vínculo, ese era la de esas dos hermanas. Kali cuidaba a su hermana pequeña, Nayara, y le enseñaba todo lo que ella misma sabía. La protegía, la divertía. La hacía feliz.
* * * * *
Las estaciones iban pasando, y con ellas, los años. Salamon y su hermanita iban creciendo, y pronto ambas pudieron empezar a jugar juntas y a explorar las tierras de alrededor de la ciudad. Si había alguna relación que resumiese un perfecto vínculo, ese era la de esas dos hermanas. Kali cuidaba a su hermana pequeña, Nayara, y le enseñaba todo lo que ella misma sabía. La protegía, la divertía. La hacía feliz.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
El tiempo pasa, y con él, las dos pequeñas iban creciendo poco a poco. Entre juegos y risas, sin preocuparse por lo que ocurría día a día. Quizás algún resfriado ocasional, pero nada serio y grave.
Nayara sentía la admiración incondicional hacia su hermana mayor, la cual, a diferencia de muchos, no la molestaba o chinchaba. Sino que de verdad, se preocupaba por ella y la cuidaba como si fuese oro en paño. Por eso, la segunda hija, casi besaba el suelo por donde su hermana pasaba.
Un día como otro cualquiera, la pequeña Nayara recordó una cosa que había escuchado durante la noche. Puesto que en ocasiones tenía problemas para dormir, debido a algunas pesadillas, las cuales nunca recordaba, pero que rara vez dejaban de asaltarla. Y ahí había escuchado a su madre hablando con Baba.
- Hermanita, ¿qué es eso del colegio? Escuché a madre hablarlo el otro día, pero no sé qué es. Dijo que nos iba a meter a las dos... ¿Es que ya no nos quiere?- preguntó con los ojos algo llorositos.
Nayara sentía la admiración incondicional hacia su hermana mayor, la cual, a diferencia de muchos, no la molestaba o chinchaba. Sino que de verdad, se preocupaba por ella y la cuidaba como si fuese oro en paño. Por eso, la segunda hija, casi besaba el suelo por donde su hermana pasaba.
Un día como otro cualquiera, la pequeña Nayara recordó una cosa que había escuchado durante la noche. Puesto que en ocasiones tenía problemas para dormir, debido a algunas pesadillas, las cuales nunca recordaba, pero que rara vez dejaban de asaltarla. Y ahí había escuchado a su madre hablando con Baba.
- Hermanita, ¿qué es eso del colegio? Escuché a madre hablarlo el otro día, pero no sé qué es. Dijo que nos iba a meter a las dos... ¿Es que ya no nos quiere?- preguntó con los ojos algo llorositos.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Kali estaba realmente contenta ese día. Había sido una estación dura, con mucha lluvia, y rara vez madre las dejaba salir a jugar, por no decir que lo tenían prohibido. Y por fin, ese día, la luz del Sol iluminaba la ciudad, las colinas, los bosques… Ese, sin duda, iba a ser un buen día. Corrió un poco, lo justo para llegar junto a unas flores rosas que crecían y arrancarlas de la hierba, para después regresar con Nay y ponérselas con cuidado en su collar.
- Así tu luz relucirá con más fuerza-le explicó, con una sonrisa.
Después comenzó a caminar a su lado, el manto azulado que era el cielo. Muchas veces había ido allí con su hermana para adivinar las siluetas que estas presentaban. Le encantaba mirar el cielo con su hermana, pero ese día parecía que no iba a poder hacerlo como otras veces… Habría que encontrar otra forma para entretenerla.
- ¿Ah? ¿El cole? ¡Eso es genial, Nay!-comenzó a dar saltitos alrededor de la otra perrita, contenta-. ¡Madre no nos va a abandonar, solo nos va a dar una educación! Será muy divertido, aprenderemos muchas cosas y haremos muchos amigos.
Le dio un pequeño lametón a su hermana en la mejilla y rió, feliz.
- ¿Ves ese bosque?-preguntó, señalando con una patita la mata de árboles que se extendía frente a ellas-. Te echo una carrera, la primera en llegar al otro lado gana. ¡Vamos!
Dio unas pisaditas en el suelo, preparándose para correr, y segundos después, salió despedida hacia el bosque.
- Así tu luz relucirá con más fuerza-le explicó, con una sonrisa.
Después comenzó a caminar a su lado, el manto azulado que era el cielo. Muchas veces había ido allí con su hermana para adivinar las siluetas que estas presentaban. Le encantaba mirar el cielo con su hermana, pero ese día parecía que no iba a poder hacerlo como otras veces… Habría que encontrar otra forma para entretenerla.
- ¿Ah? ¿El cole? ¡Eso es genial, Nay!-comenzó a dar saltitos alrededor de la otra perrita, contenta-. ¡Madre no nos va a abandonar, solo nos va a dar una educación! Será muy divertido, aprenderemos muchas cosas y haremos muchos amigos.
Le dio un pequeño lametón a su hermana en la mejilla y rió, feliz.
- ¿Ves ese bosque?-preguntó, señalando con una patita la mata de árboles que se extendía frente a ellas-. Te echo una carrera, la primera en llegar al otro lado gana. ¡Vamos!
Dio unas pisaditas en el suelo, preparándose para correr, y segundos después, salió despedida hacia el bosque.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Nayara miró a su hermana como si fuese un bicho raro cuando comenzó a reír y saltar al enterarse que sus padres iban a deshacerse de ellas. Pero cuando se lo explicó, ella también sonrió. Así aprenderían más y conocerían a otros ángeles. Lo que sin duda le parecía genial, quería bastante a su hermana, pero también le gustaría poder hablar con otras personas, conocer más puntos de vista.
- Jeje, entonces es bueno. Menos mal que estás tú, hermana... Sino no sabría nada. - sonrió felizmente la cachorra, con los ojos brillando de admiración.
Se rió cuando sintió la lengua de su hermana, pasar por su mejilla con cariño. Pero antes de que pudiera, devolverle el gesto, Kali la señaló hacia un bosque.
La chiquitina se quedó unos instantes sin entender lo que la había dicho su hermana, cuando de repente la vio corriendo hacia la foresta. Sin perder un segundo, salió corriendo tras ella. Aunque sabía que iba a ser difícil, su hermana era más rápida que ella, y encima tenía ventaja. Pero tener esperanzas es algo gratis, y no iba a rendirse.
- ¡Eso no vale!- gritó antes de intentar acelerar.
Se internó dentro del bosque unos cuantos segundos después que su hermana, pero tras varios saltos para esquivar las ramas, sintió un fuerte tirón... La carrera había acabado para ella.
- Jeje, entonces es bueno. Menos mal que estás tú, hermana... Sino no sabría nada. - sonrió felizmente la cachorra, con los ojos brillando de admiración.
Se rió cuando sintió la lengua de su hermana, pasar por su mejilla con cariño. Pero antes de que pudiera, devolverle el gesto, Kali la señaló hacia un bosque.
La chiquitina se quedó unos instantes sin entender lo que la había dicho su hermana, cuando de repente la vio corriendo hacia la foresta. Sin perder un segundo, salió corriendo tras ella. Aunque sabía que iba a ser difícil, su hermana era más rápida que ella, y encima tenía ventaja. Pero tener esperanzas es algo gratis, y no iba a rendirse.
- ¡Eso no vale!- gritó antes de intentar acelerar.
Se internó dentro del bosque unos cuantos segundos después que su hermana, pero tras varios saltos para esquivar las ramas, sintió un fuerte tirón... La carrera había acabado para ella.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Kali continuó corriendo, ajena a que su hermana fuera detrás más lentamente. Soltó una risa cristalina y divertida, mientras aullaba de júbilo. Corrió como nunca, y como nunca sintió el aire azotar su rostro. Cruzó y sorteó los árboles del bosque, y al no escuchar entonces a su hermana detrás suya, decidió aminorar un poco de marcha, para que al menos Nayara pudiera alcanzarla. Así al menos correrían las dos juntas y llegarían a la meta a la vez.
Sin embargo, a pesar de correr ahora más despacio, no conseguía escuchar a su hermana, por eso se detuvo y dio media vuelta para mirarla.
Se quedó de piedra. Su hermana no estaba por ningún lado.
- ¿Nay?-llamó preocupada-. Nay, estás escondida, ¿verdad? Sal de donde estés, no tiene gracia.
A decir verdad, aunque eso fuera una broma, a Kali no le gustaba. Detestaba perder de vista a su hermana cuando estaban solas, porque eso significaba que no la estaba cuidando bien, y que estaba fallando como hermana. Pero aquello no era ninguna broma, el chillido de su hermana pequeña lo confirmó.
- ¡Nayara!-gritó al tiempo que iba en su busca, recorriendo de nuevo lo andado para encontrarla-.¡Nayara!
Se detuvo de golpe, justo para ver a tres demonios digimon allí, en un pequeño claro. Su pelaje se encrespó, conocía el nombre de ese tipo de digimons muy bien: Un Impmon, un Gazimon y... un Devimon. Al primer momento, Kali supo que no eran trigo limpio, pero al figarse en la perrita digital qie tenían sujeta con una cuerda, todo cambió.
- Nayara...-musitó, antes de mirar a los demonios-. Vosotros...
Apretó los dientes con fuerza, los ojos parecieron brillarle con un matiz rojizo, y su anillo sagrado del cuello comenzó a brillar.
- Grr....-la luminosidad se extendió por todo su cuerpo, fruto de la necesidad de proteger a su hermana de esos engendros que despedían maldad por los cuatro costados-. ¡Salamon digievoluciona eeeeeen....!-dijo con su voz aguda, antes de que su cuerpo aumentara de tamaño-.¡Gatomon!
Kali, ahora Gatomon, preparó los puños. Aquella no iba a ser una pelea fácil.
Sin embargo, a pesar de correr ahora más despacio, no conseguía escuchar a su hermana, por eso se detuvo y dio media vuelta para mirarla.
Se quedó de piedra. Su hermana no estaba por ningún lado.
- ¿Nay?-llamó preocupada-. Nay, estás escondida, ¿verdad? Sal de donde estés, no tiene gracia.
A decir verdad, aunque eso fuera una broma, a Kali no le gustaba. Detestaba perder de vista a su hermana cuando estaban solas, porque eso significaba que no la estaba cuidando bien, y que estaba fallando como hermana. Pero aquello no era ninguna broma, el chillido de su hermana pequeña lo confirmó.
- ¡Nayara!-gritó al tiempo que iba en su busca, recorriendo de nuevo lo andado para encontrarla-.¡Nayara!
Se detuvo de golpe, justo para ver a tres demonios digimon allí, en un pequeño claro. Su pelaje se encrespó, conocía el nombre de ese tipo de digimons muy bien: Un Impmon, un Gazimon y... un Devimon. Al primer momento, Kali supo que no eran trigo limpio, pero al figarse en la perrita digital qie tenían sujeta con una cuerda, todo cambió.
- Nayara...-musitó, antes de mirar a los demonios-. Vosotros...
Apretó los dientes con fuerza, los ojos parecieron brillarle con un matiz rojizo, y su anillo sagrado del cuello comenzó a brillar.
- Grr....-la luminosidad se extendió por todo su cuerpo, fruto de la necesidad de proteger a su hermana de esos engendros que despedían maldad por los cuatro costados-. ¡Salamon digievoluciona eeeeeen....!-dijo con su voz aguda, antes de que su cuerpo aumentara de tamaño-.¡Gatomon!
Kali, ahora Gatomon, preparó los puños. Aquella no iba a ser una pelea fácil.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Se internó dentro del bosque unos cuantos segundos después que su hermana, pero tras varios saltos para esquivar las ramas, sintió un fuerte tirón... La carrera había acabado para ella, puesto que un digimon, con apariencia de niño, la había sujetado mientras que saltaba una raíz. Como era normal, cayó al suelo, momento que aprovechó el otro, para sujetarla de las patitas y no dejarla moverse.
- ¡Vaya, vaya! Mirad qué he pescado por aquí. Aunque no le veo demasiadas escamas.- se rió el Impmon.
Tras él, dos figuras más, salieron de la foresta. Uno de ellos era como una especie de perro o incluso felino de color gris azulado, cuyo nombre era el de Gazimon. La otra figura, hizo temblar muy asustada a Nayara, puesto que no era más ni menos que un demonio digital: un Devimon.
- ¡Kali!- aulló asustada, con fuerza. Grito que escuchó posteriormente su hermana.
Sin embargo, ya no pudo decir nada más, porque el Impmon usó su pañuelo para amordazarla, y después con unas cuerdas la ató.
- ¿Cuánto crees que nos pagarán por ella, jefe?- le preguntó al Devimon.
- Yo creo que sería mejor matarla... Jijijijijijij- el gazimon, frotaba sus patas y miraba a todos los lados, como si estuviese nervioso por algo. Aunque no era solo eso, sino que tenía serios problemas mentales, por lo que escuchaba y veía cosas que los demás no, un esquizofrénico.- No podrían seguirnos ni matarnos... Jijijijijijijiji
- No, sus padres son importantes... Seguro que podemos sacar algo interesante por ella. Pero claro, tiene que estar en buenas condiciones.- un brillo maligno apareció en los ojos del Devimon.
Justo en ese momento, apareció la otra Salamon en el claro del bosque. El Devimon la miró al principio sorprendido, pero después sonrió de manera enigmático. ¿Un dos por uno? Era su día de la suerte, porque esa no podía ser otra que la hermana que la pequeña a la que acababan de atrapar. Sin embargo, no iba a ser tan fácil, puesto que evolucionó en Gatomon, la etapa campeón. Eso hizo que el demonio chasqueara la lengua molesto. No podría cobrar la recompensa integra por ella, aunque podía usarla para hacer saber a sus padres que no tenían problemas en hacerlas daño.
- ¡¡Gihi!! Nos encontraron... ¡Ahora todos moriremos!- comenzó el Gazimon a moverse de un lado a otro con movimientos erráticos. - A menos que... ¡Paralyze Breath! - el digimon abrió la boca dejando salir un chorro de color azul (creo recordar) que podía paralizar a sus oponentes.
- Summon- dijo Impmon, creando una bola de fuego y hielo conjunto. Si el ataque de Gazimon había impactado sobre la gata, entonces tendría un golpe directo.
Devimon, esperó a ver si estaba realmente paralizada la gata, si lo estaba, entonces, él pondría el punto final a ese intento de oponérseles con su Death Claw. Aunque eso sí, después tendría que "castigarla" por obligarle a atacarla. Ya que estaría herida, qué más daba si sufría un poco más.
Mientras, en el suelo, Nayara, lloraba, retorciéndose contra sus ataduras. Queriendo ayudar a su hermana mayor, o al menos, diciéndola que se fuera, que todo iba a estar bien.
- ¡Vaya, vaya! Mirad qué he pescado por aquí. Aunque no le veo demasiadas escamas.- se rió el Impmon.
Tras él, dos figuras más, salieron de la foresta. Uno de ellos era como una especie de perro o incluso felino de color gris azulado, cuyo nombre era el de Gazimon. La otra figura, hizo temblar muy asustada a Nayara, puesto que no era más ni menos que un demonio digital: un Devimon.
- ¡Kali!- aulló asustada, con fuerza. Grito que escuchó posteriormente su hermana.
Sin embargo, ya no pudo decir nada más, porque el Impmon usó su pañuelo para amordazarla, y después con unas cuerdas la ató.
- ¿Cuánto crees que nos pagarán por ella, jefe?- le preguntó al Devimon.
- Yo creo que sería mejor matarla... Jijijijijijij- el gazimon, frotaba sus patas y miraba a todos los lados, como si estuviese nervioso por algo. Aunque no era solo eso, sino que tenía serios problemas mentales, por lo que escuchaba y veía cosas que los demás no, un esquizofrénico.- No podrían seguirnos ni matarnos... Jijijijijijijiji
- No, sus padres son importantes... Seguro que podemos sacar algo interesante por ella. Pero claro, tiene que estar en buenas condiciones.- un brillo maligno apareció en los ojos del Devimon.
Justo en ese momento, apareció la otra Salamon en el claro del bosque. El Devimon la miró al principio sorprendido, pero después sonrió de manera enigmático. ¿Un dos por uno? Era su día de la suerte, porque esa no podía ser otra que la hermana que la pequeña a la que acababan de atrapar. Sin embargo, no iba a ser tan fácil, puesto que evolucionó en Gatomon, la etapa campeón. Eso hizo que el demonio chasqueara la lengua molesto. No podría cobrar la recompensa integra por ella, aunque podía usarla para hacer saber a sus padres que no tenían problemas en hacerlas daño.
- ¡¡Gihi!! Nos encontraron... ¡Ahora todos moriremos!- comenzó el Gazimon a moverse de un lado a otro con movimientos erráticos. - A menos que... ¡Paralyze Breath! - el digimon abrió la boca dejando salir un chorro de color azul (creo recordar) que podía paralizar a sus oponentes.
- Summon- dijo Impmon, creando una bola de fuego y hielo conjunto. Si el ataque de Gazimon había impactado sobre la gata, entonces tendría un golpe directo.
Devimon, esperó a ver si estaba realmente paralizada la gata, si lo estaba, entonces, él pondría el punto final a ese intento de oponérseles con su Death Claw. Aunque eso sí, después tendría que "castigarla" por obligarle a atacarla. Ya que estaría herida, qué más daba si sufría un poco más.
Mientras, en el suelo, Nayara, lloraba, retorciéndose contra sus ataduras. Queriendo ayudar a su hermana mayor, o al menos, diciéndola que se fuera, que todo iba a estar bien.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Kali vio, tras esos tres digimons, a su hermanita pequeña, amordazada y atada, y la locura se desató en su interior. Miró a los secuestradores con furia asesina, como si lo que le hubiesen hecho a Nayara fuese un sacrilegio, algo que esa no podía aceptar y tolerar.
- No os lo perdonaré...-antes siquiera de que el Gazimon lanzara su apestoso aliento paralizante, el Gatomon se plantó a su espalda con una serie de piruetas, saltos y filigranas rápidas para un digimon campeón-. ¡Neko Punch!-gritó, golpeando con fuerza al digimon perro/conejo/rata, el cual parecía tan desquiciado que hasta daba miedo acercársele.
Luego, la gata blanca dio un nuevo salto, acercándose al Impmon que había lanzado las esferas de fuego y hielo. Kali, apoyándose en el suelo con una de sus patitas, trazó una patada hacia el estómago del niño digimon. Los iba a dejar ko a los tres, solo para vengarse de lo que le habían hecho a su hermana... NINGÚN demonio tocaba a su hermana.
- No os lo perdonaré...-antes siquiera de que el Gazimon lanzara su apestoso aliento paralizante, el Gatomon se plantó a su espalda con una serie de piruetas, saltos y filigranas rápidas para un digimon campeón-. ¡Neko Punch!-gritó, golpeando con fuerza al digimon perro/conejo/rata, el cual parecía tan desquiciado que hasta daba miedo acercársele.
Luego, la gata blanca dio un nuevo salto, acercándose al Impmon que había lanzado las esferas de fuego y hielo. Kali, apoyándose en el suelo con una de sus patitas, trazó una patada hacia el estómago del niño digimon. Los iba a dejar ko a los tres, solo para vengarse de lo que le habían hecho a su hermana... NINGÚN demonio tocaba a su hermana.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Los dos digimons fueron golpeados irremediablemente por los ataques de Gatomon. No eran demasiado fuertes cuando estaban solos. Por lo que tanto por la diferencia de nivel, como por sus habilidades de combate, ambos dos salieron disparados hasta chocar contra los troncos de unos árboles. Fuertes no eran, pero sí resistentes, así que, la gata necesitaría un par más de golpes certeros para acabar con ellos.
Sin embargo, debería haberse centrado en el único campeón de los tres, puesto que para cuando se quisiese encarar a él, vería que tenía el combate bastante complicado. Puesto que viendo que sus secuaces estaban perdiendo, decidió cargar con Nayara bajo sus brazos. El demonio sonrió de manera despectiva hacia la gata.
- Si das tan solo un paso hacia delante, mataré a tu hermana. Así que, estate bien quietecita.
Una de las garras sujetaba a Salamon por el cuerpo, pero la otra se encontraba haciendo presión sobre el cuello de la cachorra, dispuesto a partirselo en caso de que la gata se moviera. Con eso, ya se aseguraba que no se moviera para nada. Porque aunque fuese una lástima tener que matar a la pequeña, no le importaba hacerlo con tal de que pudiera ver a esa gata llorar y suplicar.
En cuanto que la gata se calmó, los otros dos saltaron sobre ella. El Gazimon volvió a usar su aliento paralizante, por si acaso, y durante la paliza que le dieron los dos, estuvo usando ese ataque varias veces más para que de verdad la gata no pudiese moverse. La lluvia de golpes, tanto como golpes con las garras o los puños, así como ataques propios, no paró en ningún momento hasta que devolvieron a Kali a su forma de roockie.
Y mientras, todo siendo observada por el Devimon con una mirada que trasmitía lo mucho que disfrutaba del dolor ajeno. Y claro está, por su hermana, que no paraba de llorar y de gemir algo que no se entendía a través del pañuelo, pero que muy posiblemente fuese que dejasen en paz a su hermana.
En cuanto, Gatomon volviera a ser Salamon, Devimon se daría la vuelta y abriría las alas para elevarse un poco en el aire.
- Vamos, chicos, tenemos que llevarlas hasta el refugio. Allí podremos divertirnos más con la que ha tenido la estupidez de intentar salvar a la otra.
Sin embargo, debería haberse centrado en el único campeón de los tres, puesto que para cuando se quisiese encarar a él, vería que tenía el combate bastante complicado. Puesto que viendo que sus secuaces estaban perdiendo, decidió cargar con Nayara bajo sus brazos. El demonio sonrió de manera despectiva hacia la gata.
- Si das tan solo un paso hacia delante, mataré a tu hermana. Así que, estate bien quietecita.
Una de las garras sujetaba a Salamon por el cuerpo, pero la otra se encontraba haciendo presión sobre el cuello de la cachorra, dispuesto a partirselo en caso de que la gata se moviera. Con eso, ya se aseguraba que no se moviera para nada. Porque aunque fuese una lástima tener que matar a la pequeña, no le importaba hacerlo con tal de que pudiera ver a esa gata llorar y suplicar.
En cuanto que la gata se calmó, los otros dos saltaron sobre ella. El Gazimon volvió a usar su aliento paralizante, por si acaso, y durante la paliza que le dieron los dos, estuvo usando ese ataque varias veces más para que de verdad la gata no pudiese moverse. La lluvia de golpes, tanto como golpes con las garras o los puños, así como ataques propios, no paró en ningún momento hasta que devolvieron a Kali a su forma de roockie.
Y mientras, todo siendo observada por el Devimon con una mirada que trasmitía lo mucho que disfrutaba del dolor ajeno. Y claro está, por su hermana, que no paraba de llorar y de gemir algo que no se entendía a través del pañuelo, pero que muy posiblemente fuese que dejasen en paz a su hermana.
En cuanto, Gatomon volviera a ser Salamon, Devimon se daría la vuelta y abriría las alas para elevarse un poco en el aire.
- Vamos, chicos, tenemos que llevarlas hasta el refugio. Allí podremos divertirnos más con la que ha tenido la estupidez de intentar salvar a la otra.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Kali miró a sus adversarios con rabia, apretando los puños con fuerza. Observó cómo ambos se golpeaban contra el suelo o contra los troncos de los árboles, y ya suponiendo que los había vencido, se dio la vuelta para encararse al Devimon. Sin embargo, antes de saltar a por el o gritarle, se quedó estática, viendo con horror como este agarraba a su hermanita en una posición en la que fácilmente podría matarla de un solo movimiento. Se sintió impotente, sin saber qué hacer en esos momentos.
- Nay...-musitó, frustrada, apretando los dientes y los puños. Abrió la boca para intentar hablar con el Devimon, para intentar persuadirlo. Había leído muchas veces que en ocasiones las palabras pueden llegar a calmar conflictos, y quizá esa fuera uno de esos momentos.
Sin embargo, su ingenuidad le costó caro. De repente, los otros dos digimons saltaron a por ella por su espalda, golpeandola, arañándola, mordiéndola. Kali gritó, sorprendida, y cayó al suelo, pero poco duró ese descanso, pues el Impmon y el Gazimon volvieron a la carga, paralizándola y maltratándola cada vez más... Hasta el punto en el que la gata quedó con arañazos y golpes por todo el cuerpo y se sintió demasiado débil como para seguir manteniendo esa evolución.
- Na... yara...-musitó, antes de verlo todo borroso y perder la consciencia. Su último pensamiento antes de verlo todo negro, fue para aquel que pudiera ayudarlas, para alguien que fuese a salvarlas. Pidió auxilio a los dioses digimons, aunque en el fondo sabía que estaban acabadas...
Todo había sido culpa suya. No había sido capaz de salvar a la persona que más le importaba. No había sido capaz de proteger a su hermana.
- Nay...-musitó, frustrada, apretando los dientes y los puños. Abrió la boca para intentar hablar con el Devimon, para intentar persuadirlo. Había leído muchas veces que en ocasiones las palabras pueden llegar a calmar conflictos, y quizá esa fuera uno de esos momentos.
Sin embargo, su ingenuidad le costó caro. De repente, los otros dos digimons saltaron a por ella por su espalda, golpeandola, arañándola, mordiéndola. Kali gritó, sorprendida, y cayó al suelo, pero poco duró ese descanso, pues el Impmon y el Gazimon volvieron a la carga, paralizándola y maltratándola cada vez más... Hasta el punto en el que la gata quedó con arañazos y golpes por todo el cuerpo y se sintió demasiado débil como para seguir manteniendo esa evolución.
- Na... yara...-musitó, antes de verlo todo borroso y perder la consciencia. Su último pensamiento antes de verlo todo negro, fue para aquel que pudiera ayudarlas, para alguien que fuese a salvarlas. Pidió auxilio a los dioses digimons, aunque en el fondo sabía que estaban acabadas...
Todo había sido culpa suya. No había sido capaz de salvar a la persona que más le importaba. No había sido capaz de proteger a su hermana.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Tanto Impmon como Gazimon ataron a Kali con las cuerdas, y se pusieron a andar en dirección hacia el refugio que tenían. No eran más que los sótanos de un viejo edificio en ruinas. Por suerte, era amplio, aunque frío y húmedo. Con el tiempo habían conseguido algunas comodidades, así como jaulas para poder encerrar a los digimons.
En una de esas es donde acabó Nayara, la cual, cansada después de tanto llorar se quedó dormida profundamente. Muy posiblemente aunque el ruido fuese muy fuerte ella ni tan siquiera se despertara, tenía el sueño bastante pesado.
Sin embargo, el destino para Kali fue bastante peor, usando unas cadenas la dejaron colgando en el aire. Pero de momento no la harían nada, después se dedicarían a torturarla todo lo que pudieran y más para divertirse con ella. Aunque como siempre, el Devimon no participaría en la actividad, estaba más interesado en ver como la cachorra llorase y pidiese clemencia para que dejasen de hacerla daño. Lamentablemente, tenía que ser castigada hasta que aprendiera a no volver a atacarles.
En una de esas es donde acabó Nayara, la cual, cansada después de tanto llorar se quedó dormida profundamente. Muy posiblemente aunque el ruido fuese muy fuerte ella ni tan siquiera se despertara, tenía el sueño bastante pesado.
Sin embargo, el destino para Kali fue bastante peor, usando unas cadenas la dejaron colgando en el aire. Pero de momento no la harían nada, después se dedicarían a torturarla todo lo que pudieran y más para divertirse con ella. Aunque como siempre, el Devimon no participaría en la actividad, estaba más interesado en ver como la cachorra llorase y pidiese clemencia para que dejasen de hacerla daño. Lamentablemente, tenía que ser castigada hasta que aprendiera a no volver a atacarles.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Kali se fue despertando poco a poco, viendolo primero todo borroso y oscuro, sin una pizca de idea de en dónde podría encontrarse. Gimió y parpadeó varias veces, y al moverse un poco, ahogó un grito de dolor. El cuerpo estaba todo entumecido y dolorido, como si la hubiesen apaleado brutalmente. ¡Espera, eso era lo que había pasado! Kali recordó de repente la pelea contra los digimons malvados para salvar a su hermano, y al abrir al máximo sus ojillos azules, empalideció.
Ya sabía por qué le dolían las patitas, y es que estaba amarrada con cadenas del techo, colgando, como si fuese un fiambre. Gruñó algo y después gimió, no en vano, a pesar de ser la hermana mayor, aún era pequeña, y le provocaba puro terror estar atada y a merced de los demonios.
- ¿Na- Nayara...?-se atrevió a preguntar, entre dubitativa y herida por el dolor.
¿Dónde estaba su hermana? ¿Qué habían hecho con ella? El solo pensamiento de que la hubieran tocado un solo pelo de su sagrada cabecita, le hacía hervor su sangre. Con toda la fuerza que cobsiguió reunir, Kali se impulsó para un lado, provocando un pequeño balanceo en el aire.
Ya sabía por qué le dolían las patitas, y es que estaba amarrada con cadenas del techo, colgando, como si fuese un fiambre. Gruñó algo y después gimió, no en vano, a pesar de ser la hermana mayor, aún era pequeña, y le provocaba puro terror estar atada y a merced de los demonios.
- ¿Na- Nayara...?-se atrevió a preguntar, entre dubitativa y herida por el dolor.
¿Dónde estaba su hermana? ¿Qué habían hecho con ella? El solo pensamiento de que la hubieran tocado un solo pelo de su sagrada cabecita, le hacía hervor su sangre. Con toda la fuerza que cobsiguió reunir, Kali se impulsó para un lado, provocando un pequeño balanceo en el aire.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
En un principio la cachorra podría haber pensado que estaba sola, pero no era así, puesto que en el momento que comenzó a balancearse, un puño por su espalda la empujó con violencia hacia delante de nuevo. El dolor sería mayor a lo que hubiese sido chocar contra el puño del Impmon de manera normal, por el impulso hacia atrás que llevaba la perrita.
- ¿Nayara? No la verás en mucho tiempo. Has sido mala, y ahora te van a castigaaar.- canturreó el digimon morado, tras sujetar a la perrita para que dejase de moverse en las cadenas.
El Devimon sonrió de manera malévola, cuando Gazimon y el niño morado comenzaron a golpear a la perrita por todos lados, tirárndola de las orejas, y en ocasiones usando sus ataques. Usando frío y calor, agua, calambres, y cualquier cosa que se les ocurriera para hacerla llorar implorando perdón o piedad. Cosa que no serviría de nada, salvo para avivar sus risas.
Sin embargo, eso no era suficiente para Devimon. Las heridas, los empujones, y el daño que estaba sufriendo en ese mismo momento no eran más que temporales, con algo de descanso y unos cuidados, la cachorra podría volver a su vida normal. Quizás más asustadiza, pero eso era todo. Él quería marcarla para siempre, hacer que una parte de ella desapareciese por su culpa. Dejar huella en ella y que jamás pudiese olvidarle. Pero no se le ocurría nada... Hasta que el reflejo de una de las antorchas sobre el anillo sagrado le dio la idea. Lo único que de verdad podría hacerla daño, aparte de matar a su hermana, era arrancarle el símbolo de su pureza, y hacerla creer que nunca podría recuperarla.
Así que, con un chasquido de sus largas garras, hizo que los otros dos digimons oscuros se detuvieran. Se levanto con la sutil elegancia de una pantera, y se acercó hacia ella con una sonrisa nada agradable en el rostro. En cuanto estuvo a su lado la acarició la cabeza casi con afecto, y descendió hasta rozar con sus afiladas uñas el anillo sagrado de la perrita.
- Sabes, será divertido ver como todos tus amigos y familiares te rechazan por perder a tu hermana y dejarla a merced de sus captores. Aunque será más divertido ver, como eres despreciada por todos por el hecho de que ya no seas una criatura pura al perder tu anillo.
Y con un potente tirón, arrancó el metal del cuello de la pequeña. Sacándole su símbolo de divinidad.
- Bienvenida al infierno, pequeña demonio.- comentó burlón.
Después, abrió sus alas y se marchó. Tenía otros asuntos que atender lejos de allí, pero esperaba que por un día o dos que estuviese fuera, no pasase nada que le pudiese perjudicar.
Gazimon golpeó un par de veces más a Kali, mientras que se burlaba por no tener nunca más un anillo sagrado. Pero al cabo de unos minutos la dejó en paz y se fue con el Impmon a buscar algo que comer.
- ¿Nayara? No la verás en mucho tiempo. Has sido mala, y ahora te van a castigaaar.- canturreó el digimon morado, tras sujetar a la perrita para que dejase de moverse en las cadenas.
El Devimon sonrió de manera malévola, cuando Gazimon y el niño morado comenzaron a golpear a la perrita por todos lados, tirárndola de las orejas, y en ocasiones usando sus ataques. Usando frío y calor, agua, calambres, y cualquier cosa que se les ocurriera para hacerla llorar implorando perdón o piedad. Cosa que no serviría de nada, salvo para avivar sus risas.
Sin embargo, eso no era suficiente para Devimon. Las heridas, los empujones, y el daño que estaba sufriendo en ese mismo momento no eran más que temporales, con algo de descanso y unos cuidados, la cachorra podría volver a su vida normal. Quizás más asustadiza, pero eso era todo. Él quería marcarla para siempre, hacer que una parte de ella desapareciese por su culpa. Dejar huella en ella y que jamás pudiese olvidarle. Pero no se le ocurría nada... Hasta que el reflejo de una de las antorchas sobre el anillo sagrado le dio la idea. Lo único que de verdad podría hacerla daño, aparte de matar a su hermana, era arrancarle el símbolo de su pureza, y hacerla creer que nunca podría recuperarla.
Así que, con un chasquido de sus largas garras, hizo que los otros dos digimons oscuros se detuvieran. Se levanto con la sutil elegancia de una pantera, y se acercó hacia ella con una sonrisa nada agradable en el rostro. En cuanto estuvo a su lado la acarició la cabeza casi con afecto, y descendió hasta rozar con sus afiladas uñas el anillo sagrado de la perrita.
- Sabes, será divertido ver como todos tus amigos y familiares te rechazan por perder a tu hermana y dejarla a merced de sus captores. Aunque será más divertido ver, como eres despreciada por todos por el hecho de que ya no seas una criatura pura al perder tu anillo.
Y con un potente tirón, arrancó el metal del cuello de la pequeña. Sacándole su símbolo de divinidad.
- Bienvenida al infierno, pequeña demonio.- comentó burlón.
Después, abrió sus alas y se marchó. Tenía otros asuntos que atender lejos de allí, pero esperaba que por un día o dos que estuviese fuera, no pasase nada que le pudiese perjudicar.
Gazimon golpeó un par de veces más a Kali, mientras que se burlaba por no tener nunca más un anillo sagrado. Pero al cabo de unos minutos la dejó en paz y se fue con el Impmon a buscar algo que comer.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
El aire salió de sus pulmones de golpe cuando sintió el golpe en la espalda. Quiso respirar, pero había algo en su garganta que no le dejaba hacerlo, era como si se hubiera centrado tanto en el tremendo dolor, que no era capaz de hacer otra cosa. Se quedó con los ojos muy abiertos, sin aliento, en una expresión que denotaba profundo dolor y desesperación. Su cuerpecito se estremeció después al escuchar las voces de sus captores. ¿Qué iban a hacer con ella? ¿Torturarla? Sin duda eso era un destino terrible, pero ciertamente, Kali prefería que le hicieran daño a ella en vez de a su hermana. Si así la salvaba, entonces lo soportaría gustosa.
- Sol... tad a mi hermana...-musitó como pudo. Luego, llegó lo peor. Kali fue blanco de puñetazos, patadas, arañazos, mordiscos, fuego, hielo, electricidad... Si lo anterior le había parecido doloroso, ahora no era más que meras cosquillas ante ese nuevo maltrato. Pero debía soportarlo, por su hermana, por Nayara. Apretó los dientes, evitando gritar, pero sin duda eso no le sirvió para nada. Al final, cansada de tener que soportarlo, dejó que sus lamentos escaparan y llenaran todo el lugar con un sonido amargo.
De repente, los golpes y ataques cesaron, y por unos instantes pensó que sus captores ya se habían aburrido de ella, y que las dejarían por fin volver a casa... Pero abrió uno de sus magullados ojitos... Y la expresión del Devimon no le gustó nada.
Su cuerpo se estremeció cuando fue tocada, de manera tan dulce, por el digimon campeón. Sin duda, las apariencias engañaban. ¿Cómo era capaz un demonio de tocarla de tal manera tan cuidadosa? Intentó mirar para otro lado, azorada y dolida, pero un tirón la hizo abrir los ojos como platos y mirar con desesperación al Devimon... que entre sus garras tenía su anillo sagrado.
- ¡Mi anillo!-gritó, con la poca voz que le quedaba después de tanto llorar y gritar; se sentía tan desnuda y desprotegida sin su anillo... Trató de moverse, pero no tuvo tiempo de hacer mucho. El Impmon y el Gazimon volvieron a la carga, y ella recibió los golpes, que sumados con la desesperación por haber perdido su anillo, su principal pilar en la vida, la hicieron querer despertarse de esa pesadilla. Eso era, seguro que después de aquello, se despertaba en su camita, junto a Nayara, y nada de eso habría sucedido.
Pero no tuvo tanta suerte. El universo quería verla sufrir.
No dijo nada ante las palabras del Devimon. Cuando los digimon rockie se cansaron de ella y se quedó sola, permaneció en silencio, sin moverse ni decir nada. Era como una estatua, como un cuerpo sin vida. La Luz la había abandonado.
- Sol... tad a mi hermana...-musitó como pudo. Luego, llegó lo peor. Kali fue blanco de puñetazos, patadas, arañazos, mordiscos, fuego, hielo, electricidad... Si lo anterior le había parecido doloroso, ahora no era más que meras cosquillas ante ese nuevo maltrato. Pero debía soportarlo, por su hermana, por Nayara. Apretó los dientes, evitando gritar, pero sin duda eso no le sirvió para nada. Al final, cansada de tener que soportarlo, dejó que sus lamentos escaparan y llenaran todo el lugar con un sonido amargo.
De repente, los golpes y ataques cesaron, y por unos instantes pensó que sus captores ya se habían aburrido de ella, y que las dejarían por fin volver a casa... Pero abrió uno de sus magullados ojitos... Y la expresión del Devimon no le gustó nada.
Su cuerpo se estremeció cuando fue tocada, de manera tan dulce, por el digimon campeón. Sin duda, las apariencias engañaban. ¿Cómo era capaz un demonio de tocarla de tal manera tan cuidadosa? Intentó mirar para otro lado, azorada y dolida, pero un tirón la hizo abrir los ojos como platos y mirar con desesperación al Devimon... que entre sus garras tenía su anillo sagrado.
- ¡Mi anillo!-gritó, con la poca voz que le quedaba después de tanto llorar y gritar; se sentía tan desnuda y desprotegida sin su anillo... Trató de moverse, pero no tuvo tiempo de hacer mucho. El Impmon y el Gazimon volvieron a la carga, y ella recibió los golpes, que sumados con la desesperación por haber perdido su anillo, su principal pilar en la vida, la hicieron querer despertarse de esa pesadilla. Eso era, seguro que después de aquello, se despertaba en su camita, junto a Nayara, y nada de eso habría sucedido.
Pero no tuvo tanta suerte. El universo quería verla sufrir.
No dijo nada ante las palabras del Devimon. Cuando los digimon rockie se cansaron de ella y se quedó sola, permaneció en silencio, sin moverse ni decir nada. Era como una estatua, como un cuerpo sin vida. La Luz la había abandonado.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
El tiempo pasaba de forma alterada, o al menos para la pequeña cachorra. Sola en la oscuridad bien podrían haber pasado cinco segundos o varios días, que en su estado de desesperación todo para ella se resumiría a varios siglos. ¿Por qué a ellas? Seguramente porque estaban en el lugar equivocado en el momento erróneo, o quizás porque había una fuerza superior que tenía deparado algo de aquél encuentro. ¿Lo sabrían en algún momento? No, jamás, pero bien podrían tomar la creencia por una o por otra cosa.
En un buen rato, no la habían molestado, porque Gazimon e Impmon se encontraban comiendo. Sin embargo, eso se acabó pronto, puesto que los dos regresaban de nuevo a la sala, como indicaban las voces que se escuchaban por el pasillo.
- ¿Y si matamos a la otra? Jijijiji Nos quitaríamos muchos problemas. Además, no se darán cuenta hasta que nos hayan pagado.
- No podemos hacer eso, que el jefe se enfadará con nosotros, y ya sabes que nos matara entre horribles sufrimientos. Y no quiero.
- Eres un cobarde... Después de eso, huimos y nos damos la buena vida.
- ... De momento mejor céntrate en hacer sufrir a la que está encadenada... Creo que hasta podríamos matarla a ella... Aunque el jefe se enfadará, porque quiere que sufra toda su vida.
En un buen rato, no la habían molestado, porque Gazimon e Impmon se encontraban comiendo. Sin embargo, eso se acabó pronto, puesto que los dos regresaban de nuevo a la sala, como indicaban las voces que se escuchaban por el pasillo.
- ¿Y si matamos a la otra? Jijijiji Nos quitaríamos muchos problemas. Además, no se darán cuenta hasta que nos hayan pagado.
- No podemos hacer eso, que el jefe se enfadará con nosotros, y ya sabes que nos matara entre horribles sufrimientos. Y no quiero.
- Eres un cobarde... Después de eso, huimos y nos damos la buena vida.
- ... De momento mejor céntrate en hacer sufrir a la que está encadenada... Creo que hasta podríamos matarla a ella... Aunque el jefe se enfadará, porque quiere que sufra toda su vida.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
La oscuridad la envolvía, ella lo sentía, aunque tuviera los ojos cerrados. Presentía que, aunque los abriera, miraría sin ver, todo sería negro, sin nada importante, sin una esperanza para salir de allí y ser feliz. La iban a seguir torturando hasta que pidiera clemencia, y debido de que ya no tenía fuerzas ni para hablar, aun quedaría mucho para ese momento. En ese momento quiso no haberse adentrado en el bosque, no haber desobedecido a madre y no haber salido de la ciudad. Quiso estar en su casa, con sus padres, con sus amigos... Con su hermana.
- ¿Y si matamos a la otra?
Los ojos del Salamon se abrieron de golpe, como movidos por un resorte, al percibir esas palabras con su fino oído llegar hasta ella. Eran muy grandes, y ya no eran azules; se habían vuelto tan rojos como la sangre vertida en una matanza. ¿Matar a Nayara? ¿Eso era lo que querían hacer?
- Imperdonable...-musitó, con voz ronca y rota.
El aire a su alrededor explotó con violencia, no con fuego, sino como una onda de choque que trajo consigo una especie de aura morada y virulenta alrededor del cuerpecito de la pequeña cachorra. Todo su pelaje se encrespó, aumentó de tamaño y se ennegreció, hasta tal punto, que las cadenas ya no fueron lo suficientemente poderosas para retenerla y se rompieron, dejando caer a una criatura negra y pequeñita, pero no por ello, menos fuerte.
- Fff...-Cuando el Impmon y el Gazimon aparecieron por la puerta, la figura pequeña volvió su cabeza para que sis ojitos miraran a los dos, de manera asesina y perturbadora. No había sido buena idea atraer su atención y hacerla enfadar.
- ¿Y si matamos a la otra?
Los ojos del Salamon se abrieron de golpe, como movidos por un resorte, al percibir esas palabras con su fino oído llegar hasta ella. Eran muy grandes, y ya no eran azules; se habían vuelto tan rojos como la sangre vertida en una matanza. ¿Matar a Nayara? ¿Eso era lo que querían hacer?
- Imperdonable...-musitó, con voz ronca y rota.
El aire a su alrededor explotó con violencia, no con fuego, sino como una onda de choque que trajo consigo una especie de aura morada y virulenta alrededor del cuerpecito de la pequeña cachorra. Todo su pelaje se encrespó, aumentó de tamaño y se ennegreció, hasta tal punto, que las cadenas ya no fueron lo suficientemente poderosas para retenerla y se rompieron, dejando caer a una criatura negra y pequeñita, pero no por ello, menos fuerte.
- Fff...-Cuando el Impmon y el Gazimon aparecieron por la puerta, la figura pequeña volvió su cabeza para que sis ojitos miraran a los dos, de manera asesina y perturbadora. No había sido buena idea atraer su atención y hacerla enfadar.
- Spoiler:
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Los dos digimons caminaron hasta entrar en la sala, sin percatarse del peligro que había la sala donde habían dejado a la gata. A fin de cuentas, ¿quién se esperaría un "milagro" como ese? La habían dejado moribunda, y no debería tener energía. Pero claro, las ganas de proteger a su hermana, y la ira provocada por haber sido maltratada continuamente, habían dado lugar a dicha situación.
Al entrar en la sala, se quedaron, quietos, estáticos. Las antorchas estaban apagadas, pero se podrían ver dos esferas doradas, que brillaban de manera perturbadora en contra de ellos dos. La sorpresa y la amenaza escrita en esos orbes, fueron suficientes como para que se quedaran helados en el sitio, al menos unos segundos.
Al entrar en la sala, se quedaron, quietos, estáticos. Las antorchas estaban apagadas, pero se podrían ver dos esferas doradas, que brillaban de manera perturbadora en contra de ellos dos. La sorpresa y la amenaza escrita en esos orbes, fueron suficientes como para que se quedaran helados en el sitio, al menos unos segundos.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
BlackGatomon los miró fijamente, con los ojos brillantes e hipnóticos. De repente, en apenas un segundo, se desplazó a las espalda de ambos digimons rockie, a los cuales seguidamente propinó a cada uno un zarpazo, no un ataque en sí, no quería matarlos aún, solo hacer que sufrieran, como ellos habían hecho con ella. ¿Sonaba sádico? Pues sí, en cualquier otro momento antes de que las hubieran secuestrado, Kali se habría negado a torturar a nadie, ella era participe de una muerte rápida e indolora... Pero la habían hecho daño, le habían robado su preciado anillo dorado, y le habían oscurecido su corazón.
Noqueó al Gazimon entonces, dándole un consiguiente golpe en la nuca, y se abalanzó sobre Impmon, al que golpeó en las rodillas para hacerlo caer. Se subió encima de él, y con una amplia sonrisa vengativa, tiró de sus brazos para desencajarlos. Cuando hubo terminado con él y hubo absorbido sus datos, después se acercó al Gazimon y lo arrastró hasta un rincón, en donde se dispuso a golpearlo con saña, sin importarle que se muriera y se transformara en digihuevo. Lo siguió golpeando incluso cuando la cáscara se rompía... Hasta que al final no fue más que una nube de datos que absorbió.
Terminada su tarea dedigievolucionó a Salamon y comenzó a examinar cada una de las salas del sótano, buscando a su hermanita para sacarla de allí y llevarla de vuelta a casa.
Noqueó al Gazimon entonces, dándole un consiguiente golpe en la nuca, y se abalanzó sobre Impmon, al que golpeó en las rodillas para hacerlo caer. Se subió encima de él, y con una amplia sonrisa vengativa, tiró de sus brazos para desencajarlos. Cuando hubo terminado con él y hubo absorbido sus datos, después se acercó al Gazimon y lo arrastró hasta un rincón, en donde se dispuso a golpearlo con saña, sin importarle que se muriera y se transformara en digihuevo. Lo siguió golpeando incluso cuando la cáscara se rompía... Hasta que al final no fue más que una nube de datos que absorbió.
Terminada su tarea dedigievolucionó a Salamon y comenzó a examinar cada una de las salas del sótano, buscando a su hermanita para sacarla de allí y llevarla de vuelta a casa.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Reaccionaron tarde, y eso les acarreó una muerte lenta y dolorosa. Aunque casi fue mejor para el Gazimon, dado que estaba inconsciente mientras que esta duraba, y siendo un huevo apenas era capaz de decir o sentir nada. Pero el pobre Impmon, fue otro cantar, los gritos y alaridos de dolor resonaron por todas las oscuras mazmorras del lugar. Por suerte, estos no perturbaron el sueño de Nayara.
Cuando la gata se internó en busca de su hermana menor, se encontró con una enorme colección de salas llenas de jaulas, algunas de las cuales contenían datos, mientras que otras se encontraban vacías desde hacía mucho tiempo. En una de las salas más alejadas, se encontraba la perrita, encogida en una diminuta jaula, que apenas la permitía moverse. Soñaba algo, dado que murmuraba, pero no debía ser nada bueno, porque parecía alterada. Pero de momento no daba signos de que iba a despertar. Por lo que la gata podría salir de allí con ella, sin que se enterase de que su antaño pelaje blanco, ahora se veía negro. Como un reflejo que se había operado en su corazón y en su alma.
Cuando la gata se internó en busca de su hermana menor, se encontró con una enorme colección de salas llenas de jaulas, algunas de las cuales contenían datos, mientras que otras se encontraban vacías desde hacía mucho tiempo. En una de las salas más alejadas, se encontraba la perrita, encogida en una diminuta jaula, que apenas la permitía moverse. Soñaba algo, dado que murmuraba, pero no debía ser nada bueno, porque parecía alterada. Pero de momento no daba signos de que iba a despertar. Por lo que la gata podría salir de allí con ella, sin que se enterase de que su antaño pelaje blanco, ahora se veía negro. Como un reflejo que se había operado en su corazón y en su alma.
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Finalmente, al cabo de un rato, Kali encontró a su hermana encerrada en una de las jaulas. Con una mordida, la abrió y se introdujo dentro para sacar de allí a Nayara. La amarró del collar, con con algunos movimientos se la coloco al lomo, tras lo cual, salió pitando de ese desagradable y feo lugar.
Pasó por el bosque, lo cruzó y finalmente llegó a la pradera en donde había estado con Nayara anteriormente, hacia tantas horas. No quiso fiarse, y por ello continuó corriendo, hasta llegar a la ciudad y recorrer las calles hasta llegar a casa.
- ¡Madre!-llamó, jadeante y agotada.
Pasó por el bosque, lo cruzó y finalmente llegó a la pradera en donde había estado con Nayara anteriormente, hacia tantas horas. No quiso fiarse, y por ello continuó corriendo, hasta llegar a la ciudad y recorrer las calles hasta llegar a casa.
- ¡Madre!-llamó, jadeante y agotada.
Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
La pequeña Nayara no se enteró de nada, el sueño pesado podía ser una bendición para ella. Todo lo que había sucedido podría quedar como tan solo una pesadilla más en su vida, nada oscuro que empañara la luz de su vida. Aunque eso no era todo cierto, dado que muchas cosas cambiarían a partir de ese momento, y la oscuridad podría llegar a hacerse un profundo hueco en sus vidas.
Mientras en la ciudad, Ophanimon estaba de los nervios, no se había atrevido a salir de la casa, no fuese que las dos niñas aparecieran de repente, saliendo de cualquier rincón de la casa. Pero dudaba mucho que estuviesen allí. A pesar de prohibirlo expresamente, Kali tenía siempre la mala costumbre de desobedecerla. Sabía que Nayara le tenía demasiado miedo a las normas como para saltárselas de motu propio. Para hacerlo, tenía que seguir a su adorada hermana mayor.
La dama ángel no le daba nunca demasiada importancia a las travesura de esas dos, dado que la zona solía ser segura. Pero desde hacía unas semanas se escuchaba sobre los secuestros de los pequeños. Y el que ninguna de las dos apareciese, la estaba asustando en exceso.
Por eso cuando vio un par de orejitas asomar por la puerta, se acercó volando velozmente. Su corazón sintió un inmenso alivio de verlas a las dos a salvo, pero entonces se percató de que Nayara se encontraba inconsciente. Y el terror hizo mella en ella, haciéndola hacer, algo de lo que luego se arrepentiría con todo su corazón. Pero que sería demasiado tarde para poder enmendarlo.
Retiró a la menor de sus hijas abrazándola, para luego abofetear con dureza a la otra.
- Te dije que no os fuerais lejos de casa. ¡Es tú culpa que Nayara esté así! La has fallado como hermana.
Después de eso, se quedó abrazando a la menor de sus hijas, mientras que las lágrimas salían de sus ojos.
Quizás para cualquiera eso era una muestra de cuál era su favorita, pero era solo que estaba aterrada por ella, y por eso, la trataba con más cariño que a la otra. Pero en realidad, en su corazón quería a las dos por igual.
Babamon se acercó a la pequeña Kali, indicándole que fueran hacia la habitación. Ella sí que había notado que le faltaba el anillo sagrado a la pequeña y tenía que advertirla. Si caía en la oscuridad, sería muy difícil sacarla de ella.
- Señorita, me alegro que hayas vuelto a la casa.- la acarició con cuidado, claro que si se lo permitía.- Pero tengo que decirte algo importante, no dejes que la oscuridad llegue a tí, ahora no tienes el anillo, y eso podría causarte muchos problemas. Sobre todo, con tu padre. Así que, intenta ser feliz, que la luz rodee tu vida.
Mientras en la ciudad, Ophanimon estaba de los nervios, no se había atrevido a salir de la casa, no fuese que las dos niñas aparecieran de repente, saliendo de cualquier rincón de la casa. Pero dudaba mucho que estuviesen allí. A pesar de prohibirlo expresamente, Kali tenía siempre la mala costumbre de desobedecerla. Sabía que Nayara le tenía demasiado miedo a las normas como para saltárselas de motu propio. Para hacerlo, tenía que seguir a su adorada hermana mayor.
La dama ángel no le daba nunca demasiada importancia a las travesura de esas dos, dado que la zona solía ser segura. Pero desde hacía unas semanas se escuchaba sobre los secuestros de los pequeños. Y el que ninguna de las dos apareciese, la estaba asustando en exceso.
Por eso cuando vio un par de orejitas asomar por la puerta, se acercó volando velozmente. Su corazón sintió un inmenso alivio de verlas a las dos a salvo, pero entonces se percató de que Nayara se encontraba inconsciente. Y el terror hizo mella en ella, haciéndola hacer, algo de lo que luego se arrepentiría con todo su corazón. Pero que sería demasiado tarde para poder enmendarlo.
Retiró a la menor de sus hijas abrazándola, para luego abofetear con dureza a la otra.
- Te dije que no os fuerais lejos de casa. ¡Es tú culpa que Nayara esté así! La has fallado como hermana.
Después de eso, se quedó abrazando a la menor de sus hijas, mientras que las lágrimas salían de sus ojos.
Quizás para cualquiera eso era una muestra de cuál era su favorita, pero era solo que estaba aterrada por ella, y por eso, la trataba con más cariño que a la otra. Pero en realidad, en su corazón quería a las dos por igual.
Babamon se acercó a la pequeña Kali, indicándole que fueran hacia la habitación. Ella sí que había notado que le faltaba el anillo sagrado a la pequeña y tenía que advertirla. Si caía en la oscuridad, sería muy difícil sacarla de ella.
- Señorita, me alegro que hayas vuelto a la casa.- la acarició con cuidado, claro que si se lo permitía.- Pero tengo que decirte algo importante, no dejes que la oscuridad llegue a tí, ahora no tienes el anillo, y eso podría causarte muchos problemas. Sobre todo, con tu padre. Así que, intenta ser feliz, que la luz rodee tu vida.
Julchen
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Re: Crónicas de hermanas [Episodio I]
Kali sonrió con alegría al ver a su madre en casa, y estuvo a punto de saltar sobre ella para darle un lametón, de no ser porque era consciente de que aún cargaba con el cuerpecito inconsciente de su querida hermana. Sin embargo, cuando vio la expresión de Ophanimon, algo le dijo que no todo iba a ir bien en ese momento, y la bofetada que resonó por toda la casa, no hizo más que confirmárselo.
Giró de nuevo la cara enrojecida, sorprendida, para mirar a su madre. Jamás la habían pegado, y eso le dolió al igual que si le atravesaran el corazón. Pero aún más le dolió al ver a su madre abrazar única y exclusivamente a su hermanita. Que no la culpaba, claro que no, pero ella había sido la que la había rescatado, ella había sido la que habría sufrido las torturas de los demonios. A ella había sido a la que le habían arrebatado el anillo sagrado.
Pero Madre ni siquiera pareció darse cuenta de ese "pequeño" detalle.
Con la cabeza baja y el rabito entre las piernas, la cachorrita subió a su habitación, acompañada de Babamon. No pareció escuchar las palabras arrulladoras que la anciana le dedicaba, pero no porque no quisiera, sino porque en esos momentos no estaba para ello. Una vez frente a la puerta de su habitación, se despidió de Babamon y se encerró en su habitación.
Para no volver a salir nunca...
Giró de nuevo la cara enrojecida, sorprendida, para mirar a su madre. Jamás la habían pegado, y eso le dolió al igual que si le atravesaran el corazón. Pero aún más le dolió al ver a su madre abrazar única y exclusivamente a su hermanita. Que no la culpaba, claro que no, pero ella había sido la que la había rescatado, ella había sido la que habría sufrido las torturas de los demonios. A ella había sido a la que le habían arrebatado el anillo sagrado.
Pero Madre ni siquiera pareció darse cuenta de ese "pequeño" detalle.
Con la cabeza baja y el rabito entre las piernas, la cachorrita subió a su habitación, acompañada de Babamon. No pareció escuchar las palabras arrulladoras que la anciana le dedicaba, pero no porque no quisiera, sino porque en esos momentos no estaba para ello. Una vez frente a la puerta de su habitación, se despidió de Babamon y se encerró en su habitación.
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