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¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
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¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
El cielo se postraba un tanto nublado por encima de toda aquel paisaje verde, algo muy normal en los prados de Berlin, en Alemania, en pleno centro de la fría y gris Europa. Un inmenso terreno verde se avistaba al horizonte junto a una especie de bosque que parecía escoltar la hierba siguiendo un recorrido irregular; todo un paraíso natural.
Tras mi último encargo como cazador de demonios Digimon, caí en medio de la nada en aquél lugar desde el mundo Digital. El portal se abrió en pleno aire y me llevé un duro golpe en la espalda y el trasero. Quedé unos instantes tendido en cruz sobre aquél manto verde y me erguí un poco quedando sentado llevándome una mano a la nuca, aún resentido del dolor del impacto. No reconocía aquél lugar, no sabía dónde me había llevado aquél puerta entre ambos mundos, y lo que más me fastidiaba, no sabía como volver al lugar del que venía.
»Ðante: ¿Cómo co*#%es vuelvo ahora a casa...?
Me pregunté a mí mismo asqueado mientras me levantaba sacudiéndome el cesped de la ropa. Me empezaba a irritar por momentos cuando miré al cielo, cada vez más gris, no parecía ser suficiente como amenaza de lluvia, pero no era un tiempo al que los humanos llamasen "agradable". Registré mis bolsillos palpando, al menos tendría un cigarrillo que llevarme a la boca, y así era. Lo saqué, lo encendí, y cuando apenas dí la primera calada vi a alguien entre los primeros árboles del bosque que bordeaba aquella pradera. Podría ser mi salvación para salir de allí, intenté llamar su atención.
»Ðante: ¡EH! ¡EH, TÚ!
Hice aquello sin ni si quiera observarla bien, ni si quiera me había fijado bien en ella pero un impulso, un instinto me explotó en el pecho. Mis ojos se abrieron de golpe, mi boca quedó abierta y di un par de pasos al frente -inútiles, ya que ella se encontraría como a cincuenta metros-. Sabía que no podía ser ella, ya que ella estaba muerte, fue asesinada ante mis propios ojos pero algo me hizo recordarla de forma súbita... ¿Sería su forma de andar alegre, su expresión? Me lo pregunté a mí mismo en voz baja por si no me había quedado claro.
»Ðante: ¿M-ma... Mamá?
Tras mi último encargo como cazador de demonios Digimon, caí en medio de la nada en aquél lugar desde el mundo Digital. El portal se abrió en pleno aire y me llevé un duro golpe en la espalda y el trasero. Quedé unos instantes tendido en cruz sobre aquél manto verde y me erguí un poco quedando sentado llevándome una mano a la nuca, aún resentido del dolor del impacto. No reconocía aquél lugar, no sabía dónde me había llevado aquél puerta entre ambos mundos, y lo que más me fastidiaba, no sabía como volver al lugar del que venía.
»Ðante: ¿Cómo co*#%es vuelvo ahora a casa...?
Me pregunté a mí mismo asqueado mientras me levantaba sacudiéndome el cesped de la ropa. Me empezaba a irritar por momentos cuando miré al cielo, cada vez más gris, no parecía ser suficiente como amenaza de lluvia, pero no era un tiempo al que los humanos llamasen "agradable". Registré mis bolsillos palpando, al menos tendría un cigarrillo que llevarme a la boca, y así era. Lo saqué, lo encendí, y cuando apenas dí la primera calada vi a alguien entre los primeros árboles del bosque que bordeaba aquella pradera. Podría ser mi salvación para salir de allí, intenté llamar su atención.
»Ðante: ¡EH! ¡EH, TÚ!
Hice aquello sin ni si quiera observarla bien, ni si quiera me había fijado bien en ella pero un impulso, un instinto me explotó en el pecho. Mis ojos se abrieron de golpe, mi boca quedó abierta y di un par de pasos al frente -inútiles, ya que ella se encontraría como a cincuenta metros-. Sabía que no podía ser ella, ya que ella estaba muerte, fue asesinada ante mis propios ojos pero algo me hizo recordarla de forma súbita... ¿Sería su forma de andar alegre, su expresión? Me lo pregunté a mí mismo en voz baja por si no me había quedado claro.
»Ðante: ¿M-ma... Mamá?
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Un día normal en la capital alemana. Un bonito lugar sobre todo para ver diferentes culturas, estilos y personas en un único núcleo de civilización humana. Además con una importancia histórica contemporánea, así como uno de los actuales núcleos de movimiento humano en busca de trabajo. La crisis afectaba a medio mundo, menos a Alemania.
Julchen caminaba tranquilamente por el Tiergarten, el parque más grande de la ciudad, situado en el centro con más de doscientas hectáreas era un enorme punto verde en la ciudad. Aunque si algo tenía Berlín además de historia, eran parques. Todos y cada uno de ellos parecían pequeños bosques reales con senderos que pasaban bajo las densas copas de los árboles. A fin de cuentas, con la cantidad de agua que caía a lo largo del año, lo raro es que las plantas no se comieran la ciudad.
A pesar de ir con un ritmo tranquilo, avanzaba silbando la canción que escuchaba por los cascos y sonreía. ¿El motivo? No había luz directa solar que la molestara a sus delicados ojos, puesto que era albina.
Al lado de la humana, caminaba un pequeño cachorro, que si no se fijaba nadie podría pasar por un animal normal, aunque de normal no tenía nada. Puesto que era un digimon. Una criatura hecha de datos con sentimientos y consciencia propios. El animal iba caminando al lado de su compañera, olfateando a su alrededor, fingiendo ser un perro.
Las dos se dirigían a un prado donde no solía haber gente a esas horas, puesto que allí podrían hablar con más tranquilidad. La sorpresa se la llevaron cuando en el lugar al que se dirigían, había una persona que llamó a la albina.
- ¿Le conoces?- peguntó la cachorra forzando sus ojos azules para ver con mayor precisión.
- Ehm... Creo que no, o no me suena. Quizás es alguien con el que estuve una noche, quizás.
- ¡¿Qué te tengo dicho de hacer esas cosas?!
- Calla, perro, que eres peor que mi madre. Y eso no es genial.- Tras la pequeña conversación con su compañera, alzó la voz para que el hombre delante suya pudiera escucharla, avanzando unos cuantos pasos para ver con más claridad.- ¿Qué pasa?
Sus ojos rojizos escrutaban a la persona frente a ella, por si podía reconocerlo. Pero a su mente no venía nada, así que, o no lo conocía, o no era nadie tan importante como para que su cerebro se esforzase en reconocerlo.
Julchen caminaba tranquilamente por el Tiergarten, el parque más grande de la ciudad, situado en el centro con más de doscientas hectáreas era un enorme punto verde en la ciudad. Aunque si algo tenía Berlín además de historia, eran parques. Todos y cada uno de ellos parecían pequeños bosques reales con senderos que pasaban bajo las densas copas de los árboles. A fin de cuentas, con la cantidad de agua que caía a lo largo del año, lo raro es que las plantas no se comieran la ciudad.
A pesar de ir con un ritmo tranquilo, avanzaba silbando la canción que escuchaba por los cascos y sonreía. ¿El motivo? No había luz directa solar que la molestara a sus delicados ojos, puesto que era albina.
Al lado de la humana, caminaba un pequeño cachorro, que si no se fijaba nadie podría pasar por un animal normal, aunque de normal no tenía nada. Puesto que era un digimon. Una criatura hecha de datos con sentimientos y consciencia propios. El animal iba caminando al lado de su compañera, olfateando a su alrededor, fingiendo ser un perro.
Las dos se dirigían a un prado donde no solía haber gente a esas horas, puesto que allí podrían hablar con más tranquilidad. La sorpresa se la llevaron cuando en el lugar al que se dirigían, había una persona que llamó a la albina.
- ¿Le conoces?- peguntó la cachorra forzando sus ojos azules para ver con mayor precisión.
- Ehm... Creo que no, o no me suena. Quizás es alguien con el que estuve una noche, quizás.
- ¡¿Qué te tengo dicho de hacer esas cosas?!
- Calla, perro, que eres peor que mi madre. Y eso no es genial.- Tras la pequeña conversación con su compañera, alzó la voz para que el hombre delante suya pudiera escucharla, avanzando unos cuantos pasos para ver con más claridad.- ¿Qué pasa?
Sus ojos rojizos escrutaban a la persona frente a ella, por si podía reconocerlo. Pero a su mente no venía nada, así que, o no lo conocía, o no era nadie tan importante como para que su cerebro se esforzase en reconocerlo.
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Observé impaciente y con una seria curiosidad todo lo que hacía aquella chica, era muy joven y al mismo tiempo me resultaba demasiado familiar, pero no, no la conocía en absoluto. Ella se acercaba lentamente hacia mí, sin ninguna prisa, fingiendo tranquilidad hice lo mismo.
En un principio mi única idea hubiese sido preguntarle como salir de allí e ir a ningún sitio... Mi única casa siempre fue mi carabana en el medio de la nada en ningún lugar concreto. Pero aquella sensación de que en sus ojos de color rojizo estaba viendo los de mi madre me inquietaba. Tal vez ella la conoció, pero era demasiado joven... Tal vez ella sabría algo de mí, algo de mi pasado, no estaba seguro, pero aquella sensación no era normal y sin más preámbulos, cuando se encontraba lo suficientemente cerca alcé un instante la barbilla frunciendo el ceño y disparé.
»Ðante: ¿Quién eres...?
Dije de forma tajante, no me gustaba andarme con rodeos y en una cosa como esta, menos aún. Miré de reojo a aquél Digimon, no supe que Digimon era, pero el amuleto en mi cuello me avisaba de que no era un animal normal. Miré a aquella chica de arriba a abajo por un segundo y mi subconsciente, jactándose de brutal sex appeal, me sopló un "No está nada mal...", pero no tardaría un segundo en devolver la mirada a aquellos ojos de color carmesí que me hacían recordar a mi madre, esperando respuesta... Buscando respuestas.
En un principio mi única idea hubiese sido preguntarle como salir de allí e ir a ningún sitio... Mi única casa siempre fue mi carabana en el medio de la nada en ningún lugar concreto. Pero aquella sensación de que en sus ojos de color rojizo estaba viendo los de mi madre me inquietaba. Tal vez ella la conoció, pero era demasiado joven... Tal vez ella sabría algo de mí, algo de mi pasado, no estaba seguro, pero aquella sensación no era normal y sin más preámbulos, cuando se encontraba lo suficientemente cerca alcé un instante la barbilla frunciendo el ceño y disparé.
»Ðante: ¿Quién eres...?
Dije de forma tajante, no me gustaba andarme con rodeos y en una cosa como esta, menos aún. Miré de reojo a aquél Digimon, no supe que Digimon era, pero el amuleto en mi cuello me avisaba de que no era un animal normal. Miré a aquella chica de arriba a abajo por un segundo y mi subconsciente, jactándose de brutal sex appeal, me sopló un "No está nada mal...", pero no tardaría un segundo en devolver la mirada a aquellos ojos de color carmesí que me hacían recordar a mi madre, esperando respuesta... Buscando respuestas.
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
No, estaba segura de que jamás en la vida le había visto. Aunque bueno, quizás si era de noche y llevaba unas cuantos tragos de más... Pero aún así, seguramente la otra persona tampoco la recordara de nada. Se detuvo a medio camino, a fin de cuentas el desconocido también avanzaba hacia ella, así pues, solo tenía que esperar a que él llegara. Y así, además no gastaría su propia energía.
Él también la estaba sometiendo a un escrutinio, se cuadró y le miró fijamente sin parpadear. Le encantaba ser observada, así que, se dejaba ver sin tratar de ocultarse.
Salamon por su parte vigilaba al humano desconocido detrás de la albina. Olfateando el aroma que le llegaba a sus fosas nasales. Había algo muy raro en ese chico, y no le gustaba precisamente. Le recordaba a los digimons, pero por fuera era humano, además de que también había aroma a persona. Pero olor natural, nada de sangre o similares.
Julchen sonrió ante la postura que adoptó la persona frente a ella antes de preguntar, si pretendía intimidarla o similar tratando de parecer más grande y peligroso lo llevaba claro. Ella no se echaba para atrás en los desafíos, así que se cruzó de brazos y alzó un poco más la barbilla. Sus ojos le observaban tratando de descubrir qué es lo que quería saber de ella. Porque dudaba que solo fuese su nombre.
- Generalmente uno se presenta antes de pedir nombres a los demás. Pero como soy así de increíble te lo diré - solo la faltaba llevar un cartel indicando la medida de su ego para evitar que se lo pisaran.- Mi nombre es Julchen Beilschmith. ¿Para qué quieres saberlo?
No iba a apartar su mirada, por si acaso iba a atacarla. Todos sus sentidos estaban alerta y sus músculos en tensión para reaccionar rápidamente antes de que pudiera ocurrirle algo malo. No era muy normal encontrarse a nadie que primero te llama a gritos para que después te pregunte quién eres. Sobre todo, sin que te suene su rostro para nada.
Él también la estaba sometiendo a un escrutinio, se cuadró y le miró fijamente sin parpadear. Le encantaba ser observada, así que, se dejaba ver sin tratar de ocultarse.
Salamon por su parte vigilaba al humano desconocido detrás de la albina. Olfateando el aroma que le llegaba a sus fosas nasales. Había algo muy raro en ese chico, y no le gustaba precisamente. Le recordaba a los digimons, pero por fuera era humano, además de que también había aroma a persona. Pero olor natural, nada de sangre o similares.
Julchen sonrió ante la postura que adoptó la persona frente a ella antes de preguntar, si pretendía intimidarla o similar tratando de parecer más grande y peligroso lo llevaba claro. Ella no se echaba para atrás en los desafíos, así que se cruzó de brazos y alzó un poco más la barbilla. Sus ojos le observaban tratando de descubrir qué es lo que quería saber de ella. Porque dudaba que solo fuese su nombre.
- Generalmente uno se presenta antes de pedir nombres a los demás. Pero como soy así de increíble te lo diré - solo la faltaba llevar un cartel indicando la medida de su ego para evitar que se lo pisaran.- Mi nombre es Julchen Beilschmith. ¿Para qué quieres saberlo?
No iba a apartar su mirada, por si acaso iba a atacarla. Todos sus sentidos estaban alerta y sus músculos en tensión para reaccionar rápidamente antes de que pudiera ocurrirle algo malo. No era muy normal encontrarse a nadie que primero te llama a gritos para que después te pregunte quién eres. Sobre todo, sin que te suene su rostro para nada.
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Miré a aquella chica con la cabeza un poco ladeada y alzando una de las cejas, escuchando atentamente todo lo que iba diciendo. Miré un instante a su Digimon cuando apenas terminaba de hablar y sonreí mientras cerraba los ojos. Aquél nombre no tenía ninguna utilidad para sus recuerdos, era nulo, definitivamente no conocía de nada a aquella chica.
Su pregunta quedó flotando en el aire, la miré de nuevo a los ojos, quedando "enganchados" en ellos un instante más, bociabierto... Eran tan jodidamente parecidos a los de Eva... Negué levemente con la cabeza de un lado a otro, con un sútil movimiento casi imperceptible y contesté mientras pasaba a su lado, casi rozándola con el hombro.
»Ðante: Para nada...
Caminé un par de metros con decisión pero calma cuando de nuevo esa imagen... Ese flash que se producía en mi mente cuando algo en ella me hacía pensar en mi madre... Tal vez rebelar los nombres de mis padres sería algo descabellado, pero había llegado un punto en que ya nada me importaba lo suficiente como para ser ocultado.
»Ðante: O tal vez... Sí.
Retrocedí en mis pasos, caminando hacia atrás, vacilante, dejando mis brazos "bailar" colgando de mis hombros, volví a encontrarme a menos de un metro de ella y mientras que giraba a su alrededor observándola de nuevo de arriba a abajo, captando la imagen de cada centimetro de su cuerpo en mi mente -E intentando que no se dispararan mis instintos humanos-, dije:
»Ðante: Mi nombre es Dante... Dante, hijo de Sparda... [Tomé una pausa] ¿Te suenan de algo los nombres de Eva y Sparda? [De nuevo me pausé, justo cuando me encontraba a sus espaldas y sonreí ahora, con otra intención] ¿Te suena de algo mi nombre?
Me mantuve un instante tras ella, solo un momento y volví a mi lugar de inicio, frente a ella, a poca distancia, de nuevo esperando respuesta y respuestas.
Su pregunta quedó flotando en el aire, la miré de nuevo a los ojos, quedando "enganchados" en ellos un instante más, bociabierto... Eran tan jodidamente parecidos a los de Eva... Negué levemente con la cabeza de un lado a otro, con un sútil movimiento casi imperceptible y contesté mientras pasaba a su lado, casi rozándola con el hombro.
»Ðante: Para nada...
Caminé un par de metros con decisión pero calma cuando de nuevo esa imagen... Ese flash que se producía en mi mente cuando algo en ella me hacía pensar en mi madre... Tal vez rebelar los nombres de mis padres sería algo descabellado, pero había llegado un punto en que ya nada me importaba lo suficiente como para ser ocultado.
»Ðante: O tal vez... Sí.
Retrocedí en mis pasos, caminando hacia atrás, vacilante, dejando mis brazos "bailar" colgando de mis hombros, volví a encontrarme a menos de un metro de ella y mientras que giraba a su alrededor observándola de nuevo de arriba a abajo, captando la imagen de cada centimetro de su cuerpo en mi mente -E intentando que no se dispararan mis instintos humanos-, dije:
»Ðante: Mi nombre es Dante... Dante, hijo de Sparda... [Tomé una pausa] ¿Te suenan de algo los nombres de Eva y Sparda? [De nuevo me pausé, justo cuando me encontraba a sus espaldas y sonreí ahora, con otra intención] ¿Te suena de algo mi nombre?
Me mantuve un instante tras ella, solo un momento y volví a mi lugar de inicio, frente a ella, a poca distancia, de nuevo esperando respuesta y respuestas.
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Esperó "pacientemente" a que la contestara a la pregunta. Cosa que pareció alargarse en el tiempo, porque el hombre se quedó perdido unos instantes en sus increíbles ojos rojos, tan raros entre los humanos. Generalmente a los demás les parecían extraños y no solían mantenerla la mirada. Pero este hombre lo hacía, de manera un tanto extraña, debía decir la joven, porque no era por simple y mera curiosidad.
- ¿Eh?- esa respuesta no se la había esperado para nada, y su cara orgullosa quedo destruida para dar paso a una de confusión total- Que tío más raro, ¿no?
Lo último lo añadió para Salamon, que asintió con su cabeza. Aunque ella no lo pensaba por lo que acababa de decir. Sino por esa extraña combinación de olores que emitía. ¿Tendría un compañero digimon? Si era así, ¿dónde? ¿Pertenecería a los Savers? Demasiadas preguntas surgían en la mente de la cachorra, pero ninguna con respuesta.
Julchen se estiró y se dispuso a caminar en dirección al prado, sobre todo cuando vio tanta decisión en los pasos del desconocido. Pero de nuevo, hizo algo que no se esperaba, que fue volver. La albina se quedó plantada en el sitio, de nuevo con los brazos cruzados, sin dejar de vigilarlo. No sabía si haría algo contra ella, tras habérselo pensado mejor, pero no quería ponérselo fácil.
De nuevo fue sometida a un análisis exhaustivo de su cuerpo, lo que aparte de incomodarla un poco por esa fijación, también la gustaba. A fin de cuentas consideraba que toda ella era una maravilla de la naturaleza. Escuchó la ristra de nombres que dijo el chico, pero ninguno de ellos le sonaba. Bueno, Eva sí, pero Evas había muchas en el mundo, así que podía ser cualquiera. Aunque el Espada ((así es como ha entendido el nombre ella xD)) tenía un nombre más raro, pero no conocía a ninguna Eva que estuviera relacionada con ese nombre.
- No me suenan ninguno de esos nombres. Pero debo decir que como intento para ligar conmigo no vas muy bien encaminado.- le guiño un ojo de manera traviesa, aunque bromeando sobre el asunto.
- ¿Cómo conoces esos nombres?- habló Salamon, lo que provocó que la humana la mirara asombrada y algo asustada por la reacción que podría tener Dante al ver a un perro que hablaba.- Tranquila, si conoce esos nombres no es la primera vez que ha oído hablar sobre el digimundo.
Si había que decir la verdad, la pequeña digimon solo sabía los nombres y parte de la historia. Porque como todo ángel, o futuro ángel digital, tenía en sus datos grabados la historia de las guerras entre ángeles y demonios, para que nunca perdiera las ganas de exterminar al mal.
- ¿Eh?- esa respuesta no se la había esperado para nada, y su cara orgullosa quedo destruida para dar paso a una de confusión total- Que tío más raro, ¿no?
Lo último lo añadió para Salamon, que asintió con su cabeza. Aunque ella no lo pensaba por lo que acababa de decir. Sino por esa extraña combinación de olores que emitía. ¿Tendría un compañero digimon? Si era así, ¿dónde? ¿Pertenecería a los Savers? Demasiadas preguntas surgían en la mente de la cachorra, pero ninguna con respuesta.
Julchen se estiró y se dispuso a caminar en dirección al prado, sobre todo cuando vio tanta decisión en los pasos del desconocido. Pero de nuevo, hizo algo que no se esperaba, que fue volver. La albina se quedó plantada en el sitio, de nuevo con los brazos cruzados, sin dejar de vigilarlo. No sabía si haría algo contra ella, tras habérselo pensado mejor, pero no quería ponérselo fácil.
De nuevo fue sometida a un análisis exhaustivo de su cuerpo, lo que aparte de incomodarla un poco por esa fijación, también la gustaba. A fin de cuentas consideraba que toda ella era una maravilla de la naturaleza. Escuchó la ristra de nombres que dijo el chico, pero ninguno de ellos le sonaba. Bueno, Eva sí, pero Evas había muchas en el mundo, así que podía ser cualquiera. Aunque el Espada ((así es como ha entendido el nombre ella xD)) tenía un nombre más raro, pero no conocía a ninguna Eva que estuviera relacionada con ese nombre.
- No me suenan ninguno de esos nombres. Pero debo decir que como intento para ligar conmigo no vas muy bien encaminado.- le guiño un ojo de manera traviesa, aunque bromeando sobre el asunto.
- ¿Cómo conoces esos nombres?- habló Salamon, lo que provocó que la humana la mirara asombrada y algo asustada por la reacción que podría tener Dante al ver a un perro que hablaba.- Tranquila, si conoce esos nombres no es la primera vez que ha oído hablar sobre el digimundo.
Si había que decir la verdad, la pequeña digimon solo sabía los nombres y parte de la historia. Porque como todo ángel, o futuro ángel digital, tenía en sus datos grabados la historia de las guerras entre ángeles y demonios, para que nunca perdiera las ganas de exterminar al mal.
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Me quedé mirando serio e impasible a la chica que se presentó como Julchen y, esperando algo de interés solo recibí una broma sobre si estaba ligando con ella. Sonreí un instante a aquella frase, pensé "Si quisiera ligar contigo ya lo hubiera conseguido" y cuando apenas pensaba aquella forma de vacilarle, aquél pequeño cachorro digital habló.
Habló y de nuevo entré en un pequeño estado de shock, no por el hecho de que hablara, hacía rato que había notado que no era una mascota más, sino por lo que dijo. Quedé ojiplático mirando a aquél pequeño Digimon sin reacción alguna más que aquella mueca en mi rostro. Volví en mí y tras pestañear fruncí el ceño interesado acercándome a Salamon. Me agaché frente a él con rapidez y apoyé mis brazos en mis propias rodillas dejando el antebrazo y las manos colgando.
Obviando su pregunta -Ya que no me parecía importante, frente a las mías propias- alcé un poco una ceja y disparé una vez más con impaciente interés:
»Ðante: ¿Qué sabes de ellos?
Toda mi atención se centró en aquél pequeño cachorro digital. Probablemente se asustaría al notar mi reacción, no me paré a pensar en ello, mis recuerdos... Mi pasado... Todo aquello si que era de vital importancia y el resto realmente poco me importaba.
Habló y de nuevo entré en un pequeño estado de shock, no por el hecho de que hablara, hacía rato que había notado que no era una mascota más, sino por lo que dijo. Quedé ojiplático mirando a aquél pequeño Digimon sin reacción alguna más que aquella mueca en mi rostro. Volví en mí y tras pestañear fruncí el ceño interesado acercándome a Salamon. Me agaché frente a él con rapidez y apoyé mis brazos en mis propias rodillas dejando el antebrazo y las manos colgando.
Obviando su pregunta -Ya que no me parecía importante, frente a las mías propias- alcé un poco una ceja y disparé una vez más con impaciente interés:
»Ðante: ¿Qué sabes de ellos?
Toda mi atención se centró en aquél pequeño cachorro digital. Probablemente se asustaría al notar mi reacción, no me paré a pensar en ello, mis recuerdos... Mi pasado... Todo aquello si que era de vital importancia y el resto realmente poco me importaba.
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Al parecer a su interlocutor le interesaba la información que parecía tener la pequeña cachorra. Así que Julchen, curiosa, se sentó en suelo al lado de su compañera para enterarse de por qué esos nombres estaban relacionados con el mundo digital. Además de que cuando no podía dormir, Salamon la contaba historias que sabía del mundo digital.
La cachorra no se movió del sitio, cuando Dante se centró solo en ella. Porque a fin de cuentas, esa reacción se la esperaba. Además de que no era fácil asustarla o hacerla flaquear, había nacido con una voluntad "divina" y pocas cosas podían hacer que se le quebrara.
- No me has contestado a la pregunta, humano. Pero bueno, te diré lo que sé y lo que sabemos todos los digimons que vamos encaminados a ser ángeles en el futuro. Sparda era un demonio muy poderoso que sedujo a Eva. La pobre no pudo resistirse a sus encantos y fue con él. Pero todo fue una trampa para matarla, todas las promesas de amor no eran más que mentiras. Y por eso no hay que fiarse de lo que diga un demonio, no pueden amar de verdad.
Como siempre en las guerras, cada uno de los bandos cambia su historia para acomodarla y dejar como los "malos" a los otros. La muerte de Eva no fue nada más que un suceso aprovechado para asegurar que los demonios siempre mentían y no había que fiarse de ellos.
- Nunca me habías contado esta historia.
- ¿Ahora me vas a decir por qué conoces esos nombres? ¿Y por qué querías información sobre ellos?- preguntó la cachorra ignorando a su dueña.
Julchen curiosa, centró su atención en Dante. Callándose un rato y apagando su afán de ser el centro de atención. Aunque el que la ignorara su compañera aún la molestaba, y la molestaría durante un par de horas más.
La cachorra no se movió del sitio, cuando Dante se centró solo en ella. Porque a fin de cuentas, esa reacción se la esperaba. Además de que no era fácil asustarla o hacerla flaquear, había nacido con una voluntad "divina" y pocas cosas podían hacer que se le quebrara.
- No me has contestado a la pregunta, humano. Pero bueno, te diré lo que sé y lo que sabemos todos los digimons que vamos encaminados a ser ángeles en el futuro. Sparda era un demonio muy poderoso que sedujo a Eva. La pobre no pudo resistirse a sus encantos y fue con él. Pero todo fue una trampa para matarla, todas las promesas de amor no eran más que mentiras. Y por eso no hay que fiarse de lo que diga un demonio, no pueden amar de verdad.
Como siempre en las guerras, cada uno de los bandos cambia su historia para acomodarla y dejar como los "malos" a los otros. La muerte de Eva no fue nada más que un suceso aprovechado para asegurar que los demonios siempre mentían y no había que fiarse de ellos.
- Nunca me habías contado esta historia.
- ¿Ahora me vas a decir por qué conoces esos nombres? ¿Y por qué querías información sobre ellos?- preguntó la cachorra ignorando a su dueña.
Julchen curiosa, centró su atención en Dante. Callándose un rato y apagando su afán de ser el centro de atención. Aunque el que la ignorara su compañera aún la molestaba, y la molestaría durante un par de horas más.
Julchen
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
»Ðante: No puede ser... Eso no pudo pasar... Mi padre no asesinó a mi Madre.
Quedé sorprendido, o mejor dicho, aterrado... Eso que aquél pequeño Salamon decía no podía ser verdad y en mi subsconciente algo me decía, bajo ningún crédito, que no era así. No estaba seguro, no recordaba nada nuevo, en mi dañada memoria solo se repetía la imagen de mi madre, joven y bella, siendo asesinada frente mis propios ojos, pero no podía ser mi padre... Él la amaba por encima de todo.
Y lo negué, probablemente intentando matar cualquier resquicio, cualquier posibilidad de que eso fuera cierto, algo seguía diciéndome que eso no era así, así que me calmé un instante. Cerré los ojos serio, con el ceño fruncido de nuevo y cuando quedé en paz con mis pensamientos volví a abrir los ojos dirigiéndome al digimon, la presencia de aquella hermosa chica había pasado a ser totalmente secundaria. Respondí a su pregunta escuetamente.
»Ðante: Eva y Sparda eran mis padres... [Tome una pausa serio mirando a los ojos al Digimon] Y por lo que escucho no conoces la historia... [Me puse en pie] Si de verdad la conocieras no dirías que mi padre asesinó a mi madre... [Quedé en silencio] No puedo creer palabras llenas de parcialidad.
Y era cierto, una vez pasado el pánico momentaneo de la nefasta idea de mi padre asesinando a mi propia madre, dí con la tecla exacta que me volvía a la seguridad plena de que aquello no era verdad; Si fuera verdad, los nublosos recuerdos que tenía sobre el asesinato de mi madre se hubieran aclarado, hubiera puesto la cara de mi padre, Sparda, en el asesino de mi madre, ese cuadro hubiera quedado claro y probablemente hubiera supuesto la llave para otros recuerdos.
En ese momento no supe que podía hacer, no me iba a ir, evidentemente, aunque inciertas, aquellas palabras me indicaban que algo sabían, o al menos conocían "su propia historia". Además, la chica parecía intigrada, con la historia y, según como me miraba, creí que conmigo también, y el notar que me estaba mirando me hizo mirarla subsconcientemente cuando de nuevo uno de los dos intervino.
Quedé sorprendido, o mejor dicho, aterrado... Eso que aquél pequeño Salamon decía no podía ser verdad y en mi subsconciente algo me decía, bajo ningún crédito, que no era así. No estaba seguro, no recordaba nada nuevo, en mi dañada memoria solo se repetía la imagen de mi madre, joven y bella, siendo asesinada frente mis propios ojos, pero no podía ser mi padre... Él la amaba por encima de todo.
Y lo negué, probablemente intentando matar cualquier resquicio, cualquier posibilidad de que eso fuera cierto, algo seguía diciéndome que eso no era así, así que me calmé un instante. Cerré los ojos serio, con el ceño fruncido de nuevo y cuando quedé en paz con mis pensamientos volví a abrir los ojos dirigiéndome al digimon, la presencia de aquella hermosa chica había pasado a ser totalmente secundaria. Respondí a su pregunta escuetamente.
»Ðante: Eva y Sparda eran mis padres... [Tome una pausa serio mirando a los ojos al Digimon] Y por lo que escucho no conoces la historia... [Me puse en pie] Si de verdad la conocieras no dirías que mi padre asesinó a mi madre... [Quedé en silencio] No puedo creer palabras llenas de parcialidad.
Y era cierto, una vez pasado el pánico momentaneo de la nefasta idea de mi padre asesinando a mi propia madre, dí con la tecla exacta que me volvía a la seguridad plena de que aquello no era verdad; Si fuera verdad, los nublosos recuerdos que tenía sobre el asesinato de mi madre se hubieran aclarado, hubiera puesto la cara de mi padre, Sparda, en el asesino de mi madre, ese cuadro hubiera quedado claro y probablemente hubiera supuesto la llave para otros recuerdos.
En ese momento no supe que podía hacer, no me iba a ir, evidentemente, aunque inciertas, aquellas palabras me indicaban que algo sabían, o al menos conocían "su propia historia". Además, la chica parecía intigrada, con la historia y, según como me miraba, creí que conmigo también, y el notar que me estaba mirando me hizo mirarla subsconcientemente cuando de nuevo uno de los dos intervino.
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
La humana y la digimon se miraron cuando él dijo que eran sus padres. ¿Pero cómo podían serlo si el parecía ser humano y ellos dos digimons? No tenía sentido ni lógica. Pero Dante parecía de verdad alterado por la historia que había contado Salamon, como si realmente le afectase esa historia de manera directa.
- Creo que lo has dejado idiota con lo que has dicho, Sala.
La chica movió la mano por delante de su cara para ver si conseguía hacerle reaccionar de alguna manera. La retiró rápidamente cuando el hombre volvió a hablar, no fuera a que se quedase sin ella.
- Ya había llegado a la conclusión de que eran tus padres, con eso que has dicho antes. En cuanto a lo de la historia, es la que todos los jóvenes conocemos. Quizás los ángeles mayores sepan todo como ocurrió. Pero estos son los datos sobre esa historia que se nos transmite. Verdad o mentira es cosa de cada uno. Pero lo que es cierto, es que los demonios la mataron. No me importa el nombre del asesino, pero su especie es clara.
- Además, es imposible pedir parcialidad en una guerra. Ambos bandos tienen su propia historia de como ocurren las cosas, para que el vencedor sea el que reescriba la historia según lo que ellos han "vivido". Que luego la mitad de las cosas sean mentiras es otra cosa.
Salamon asintió a las palabras de su humana, dándola la razón. Observando que el chico aún no se marchaba, a pesar de que había dicho que sus palabras eran mentira. Eso podía ser porque algo más le ataba allí, o porque realmente no tenía ni idea de qué hacer.
- Eso es todo lo que sé sobre la historia, aunque creo que ya tiene bastantes años. ¿Tienes algo más que hacer aquí? ¿O es que también necesitas ayuda?
- Creo que lo has dejado idiota con lo que has dicho, Sala.
La chica movió la mano por delante de su cara para ver si conseguía hacerle reaccionar de alguna manera. La retiró rápidamente cuando el hombre volvió a hablar, no fuera a que se quedase sin ella.
- Ya había llegado a la conclusión de que eran tus padres, con eso que has dicho antes. En cuanto a lo de la historia, es la que todos los jóvenes conocemos. Quizás los ángeles mayores sepan todo como ocurrió. Pero estos son los datos sobre esa historia que se nos transmite. Verdad o mentira es cosa de cada uno. Pero lo que es cierto, es que los demonios la mataron. No me importa el nombre del asesino, pero su especie es clara.
- Además, es imposible pedir parcialidad en una guerra. Ambos bandos tienen su propia historia de como ocurren las cosas, para que el vencedor sea el que reescriba la historia según lo que ellos han "vivido". Que luego la mitad de las cosas sean mentiras es otra cosa.
Salamon asintió a las palabras de su humana, dándola la razón. Observando que el chico aún no se marchaba, a pesar de que había dicho que sus palabras eran mentira. Eso podía ser porque algo más le ataba allí, o porque realmente no tenía ni idea de qué hacer.
- Eso es todo lo que sé sobre la historia, aunque creo que ya tiene bastantes años. ¿Tienes algo más que hacer aquí? ¿O es que también necesitas ayuda?
Julchen
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Mientras hablaban miraba al horizonte de forma aleatoria, distraido, la información que me aportaban era nula, que un demonio fue quien mató a mi madre era una de las pocas cosas que recordaba, pero lo recordaba, y recordaba que mi padre no fue, lo único que sabía de él era que él luchó por ella, solo me quedaban de él aquél recuerdo y mi fiel Rebellion, colgada a mi espalda.
Miré al Digimon y luego a la humana mientras acariciaba mis pistolas suavemente en el cinturón, era algo que me distraía, como una manía más. Mientras hacía todo aquello dije:
»Ðante: Supongo que tendré que buscar a alguien que me de nuevas y buenas respuestas... [Dije tranquilo] No me habéis aportado nada, nada nuevo, quiero decir, nada más que ahora sé a qué tipo de Digimon me puedo dirigir pero... Al menos me habéis dado eso. [Miré a ambos] ¿Puedo hacer algo por vosotros?
Realmente poco podía ofrecerles que no fuera aniquilar a alguien como misión o algo por el estilo, pero no tenía nada mejor que hacer, ningún sitio mejor al que ir, y he de reconocer que, pese a lo mal informado que estaba aquél Digimon, no me habían caído del todo mal aquel duo. Me crugí el cuello, otra manía más, parecía calmado, esperando respuesta.
Miré al Digimon y luego a la humana mientras acariciaba mis pistolas suavemente en el cinturón, era algo que me distraía, como una manía más. Mientras hacía todo aquello dije:
»Ðante: Supongo que tendré que buscar a alguien que me de nuevas y buenas respuestas... [Dije tranquilo] No me habéis aportado nada, nada nuevo, quiero decir, nada más que ahora sé a qué tipo de Digimon me puedo dirigir pero... Al menos me habéis dado eso. [Miré a ambos] ¿Puedo hacer algo por vosotros?
Realmente poco podía ofrecerles que no fuera aniquilar a alguien como misión o algo por el estilo, pero no tenía nada mejor que hacer, ningún sitio mejor al que ir, y he de reconocer que, pese a lo mal informado que estaba aquél Digimon, no me habían caído del todo mal aquel duo. Me crugí el cuello, otra manía más, parecía calmado, esperando respuesta.
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Una venita surgió en la cabeza de la digimon cuando escuchó eso de que sus respuestas habían sido inútiles e inservibles, la próxima vez ni agua le iba a dar aunque se muriera de sed. Aunque después se sintió mal por pensar eso, y suspiro.
- Pues lo siento mucho, pero eso es todo lo que sé. Si encuentras a un antiguo quizás le puedas preguntar y te indique mejor las cosas. Pero evitate la información de que eres el hijo de ellos dos, quizás intenten matarte por que crean que eres una cosa impía, un error y demás cosas... Quizás no lo hagan todos, pero tantos años de enfrentamiento pueden hacer que su compasión y su capacidad de discernir se hayan visto afectadas.
- No, no necesitamos nada. Aunque te daré un consejo, esconde mejor las pistolas en el mundo humano, no vaya a ser que la policia le de por hacer muchas preguntas. Pero como veas. Un placer.
La albina se levantó recogiendo en sus brazos a la perrita, dando la media vuelta para dirigirse a otro punto dentro de la misma pradera. No tenían ninguna petición más, ni nada que quisieran saber más. Especialmente la humana, porque sospechaba la naturaleza de su interlocutor, pero prefería no cerciorarse de ello. No era buena idea saber si era un miembro de la especie que casi la manda a la tumba cuando era pequeña.
- Pues lo siento mucho, pero eso es todo lo que sé. Si encuentras a un antiguo quizás le puedas preguntar y te indique mejor las cosas. Pero evitate la información de que eres el hijo de ellos dos, quizás intenten matarte por que crean que eres una cosa impía, un error y demás cosas... Quizás no lo hagan todos, pero tantos años de enfrentamiento pueden hacer que su compasión y su capacidad de discernir se hayan visto afectadas.
- No, no necesitamos nada. Aunque te daré un consejo, esconde mejor las pistolas en el mundo humano, no vaya a ser que la policia le de por hacer muchas preguntas. Pero como veas. Un placer.
La albina se levantó recogiendo en sus brazos a la perrita, dando la media vuelta para dirigirse a otro punto dentro de la misma pradera. No tenían ninguna petición más, ni nada que quisieran saber más. Especialmente la humana, porque sospechaba la naturaleza de su interlocutor, pero prefería no cerciorarse de ello. No era buena idea saber si era un miembro de la especie que casi la manda a la tumba cuando era pequeña.
Julchen
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Sonreí irónico ante el comportamiento de ambas, sonreí dando una especie de suspiro, frunciendo una vez más el ceño, extrañado. Se empezaban a retirar cuando aquella chica dijo algo como que escondiera mis pistolas por precaución. Permanecí en silencio un instante a medida que se alejaban unos cuantos metros y sin quitarme las manos de las pistolas dije:
»Ðante: ¿Acaso tienes miedo de Ebony e Ivory? [Sonreí en silencio] No te vamos a morder, carita de angel... [Señalé alzando una mano, me dirigía ahora al pequeño Salomon] Gracias por los consejos, pequeña, pero no necesito ocultarme... Aquí, en el cielo y el infierno soy y seré Dante el matademonios, hijo de Sparda y Eva... Y si eso les molesta... [Hace una sarcástica reverencia] Que les jodan...
Dije todo eso mientras ellas se alejaban dándome la espalda, algo que me cabreaba, no soportaba que la gente me faltara al respeto de esa forma. Torné serio en mi posición y, visto que no hacían ademán de volver o girarse, miré al cielo y me rasqué la cabeza, no sabía que hacer.
De cualquier modo, si en ese momento hubiera sabido mi verdadera historia hubiera tenido otros argumentos con los que barrer las palabras del pequeño Salomon; No solo no tenía que temer a nadie, no solo seguía siendo yo -Que en aquel momento era lo único que me quedaba-, yo mismo salvé a los ángeles digimon y a los humanos de la catástrofe, ¿bajo que premisas me atacarían aquellos que salvé en el pasado? De cualquier modo, ese pasado era olvidado para mí, no recordaba más allá del asesinato de mi madre y en ese punto las palabras del cachorro digital parecían incluso lógicas, pero partimos del mismo punto, si tuvieran algún problema... Deberían enfrentarse a sus demonios.
»Ðante: ¿Acaso tienes miedo de Ebony e Ivory? [Sonreí en silencio] No te vamos a morder, carita de angel... [Señalé alzando una mano, me dirigía ahora al pequeño Salomon] Gracias por los consejos, pequeña, pero no necesito ocultarme... Aquí, en el cielo y el infierno soy y seré Dante el matademonios, hijo de Sparda y Eva... Y si eso les molesta... [Hace una sarcástica reverencia] Que les jodan...
Dije todo eso mientras ellas se alejaban dándome la espalda, algo que me cabreaba, no soportaba que la gente me faltara al respeto de esa forma. Torné serio en mi posición y, visto que no hacían ademán de volver o girarse, miré al cielo y me rasqué la cabeza, no sabía que hacer.
De cualquier modo, si en ese momento hubiera sabido mi verdadera historia hubiera tenido otros argumentos con los que barrer las palabras del pequeño Salomon; No solo no tenía que temer a nadie, no solo seguía siendo yo -Que en aquel momento era lo único que me quedaba-, yo mismo salvé a los ángeles digimon y a los humanos de la catástrofe, ¿bajo que premisas me atacarían aquellos que salvé en el pasado? De cualquier modo, ese pasado era olvidado para mí, no recordaba más allá del asesinato de mi madre y en ese punto las palabras del cachorro digital parecían incluso lógicas, pero partimos del mismo punto, si tuvieran algún problema... Deberían enfrentarse a sus demonios.
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
La albina se detuvo en seco al escuchar la palabra miedo referido a ella. Soltó una risotada, aunque el sonido no tenía nada de alegre. El sonido resonó por la zona, ayudado por los buenos pulmones y las ganas de ser el centro de atención de la humana. Hacía bastante tiempo que había dejado de tenerle miedo a las armas, o al menos mientras que estuviesen enfundadas.
- Tengo más miedo de un lobo con piel de cordero, de esos no te esperas el ataque, pero cuando lo hacen, si tienes suerte solo te envían al hospital.- se llevó una mano al costado derecho, allí donde una gran cicatriz en forma de cruz deformaba su piel.- Sin embargo, de alguien que lleva las armas a la vista, no tengo miedo al menos hasta que las saque de sus fundas. Sé bien lo que se puede hacer con ellas.- se giró mirándole fijamente, de manera seria.- Además, no soy precisamente un ángel, pero buen intento para ligar.
- Solo era un consejo, no tiene por qué pasarte nada. Cada uno hace luego lo que quiere con su vida. Y por mucho que salves al mundo, este suele ponerse en peligro y en alguna de esas batallas hasta el más grande de sus héroes acaba cayendo, así pues, dudo que les importe mucho tu rango si eres muy maleducado con ellos.
Julchen soltó a la digimon en el suelo y se acercó al chico un par de pasos.
- ¿Alguna queja más? ¿O aún piensas que tengo miedo?- su ego había quedado algo herido por esas palabras, así que, si era necesario iba a demostrar que ella no tenía miedo. Y menos de él. Aunque en el fondo, los recuerdos del pasado la obligaban a tratar de alejarse. Sin embargo, nunca había confiado en el miedo. Si había que morir al menos prefería hacerlo de frente.
- Tengo más miedo de un lobo con piel de cordero, de esos no te esperas el ataque, pero cuando lo hacen, si tienes suerte solo te envían al hospital.- se llevó una mano al costado derecho, allí donde una gran cicatriz en forma de cruz deformaba su piel.- Sin embargo, de alguien que lleva las armas a la vista, no tengo miedo al menos hasta que las saque de sus fundas. Sé bien lo que se puede hacer con ellas.- se giró mirándole fijamente, de manera seria.- Además, no soy precisamente un ángel, pero buen intento para ligar.
- Solo era un consejo, no tiene por qué pasarte nada. Cada uno hace luego lo que quiere con su vida. Y por mucho que salves al mundo, este suele ponerse en peligro y en alguna de esas batallas hasta el más grande de sus héroes acaba cayendo, así pues, dudo que les importe mucho tu rango si eres muy maleducado con ellos.
Julchen soltó a la digimon en el suelo y se acercó al chico un par de pasos.
- ¿Alguna queja más? ¿O aún piensas que tengo miedo?- su ego había quedado algo herido por esas palabras, así que, si era necesario iba a demostrar que ella no tenía miedo. Y menos de él. Aunque en el fondo, los recuerdos del pasado la obligaban a tratar de alejarse. Sin embargo, nunca había confiado en el miedo. Si había que morir al menos prefería hacerlo de frente.
Julchen
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Observé como la humana se comenzó a reir de forma exagerada e irónica, intentando inmiscuir mis palabras. Negué con la cabeza sonriendo un instante, me parecía tan ingenua y dócil, bajo aquél caparazón de seguridad y ese ego tan grande. Se lo dejé pasar por un instante.
También dejé pasar las palabras del pequeño Digimon, no me gustaba ser maleducado -Al menos en exceso- pero preferí ignorarlas, evitando una conversación redundante; Me había quedado claro que ells podrían atacarme, al menos me divertiría un poco.
Miré entonces de nuevo a la humana con una sonrisa burlona, esperando a que terminaran de hablar y entonces, casi pisando sus palabras respondí:
»Ðante: A fuerza de repetir lo del "ligar" voy a tener que pensar que es eso lo que quieres, cielo... [Me burlé de nuevo] ¿Así que no te dan miedo en sus fundas... [Las saqué lentamente de ellas alzándolas un poco entre mis manos, más o menos a la altura de mi cabeza] ...Pero sí aquí?
Una pequeña, casi muda, risotada salió de mis labios mientras arqueaba de nuevo, irónico, una de mis cejas, esperando su reacción cuando ya mis pistolas no eran tan "indefensas" y ella se encontraba tan cerca. Las guardé en sus fundas cambiando de nuevo el "guión".
»Ðante: No voy a hacerte daño... [La miré con el rostro serio un instante] ¿Crees que ganaría algo de ello?
También dejé pasar las palabras del pequeño Digimon, no me gustaba ser maleducado -Al menos en exceso- pero preferí ignorarlas, evitando una conversación redundante; Me había quedado claro que ells podrían atacarme, al menos me divertiría un poco.
Miré entonces de nuevo a la humana con una sonrisa burlona, esperando a que terminaran de hablar y entonces, casi pisando sus palabras respondí:
»Ðante: A fuerza de repetir lo del "ligar" voy a tener que pensar que es eso lo que quieres, cielo... [Me burlé de nuevo] ¿Así que no te dan miedo en sus fundas... [Las saqué lentamente de ellas alzándolas un poco entre mis manos, más o menos a la altura de mi cabeza] ...Pero sí aquí?
Una pequeña, casi muda, risotada salió de mis labios mientras arqueaba de nuevo, irónico, una de mis cejas, esperando su reacción cuando ya mis pistolas no eran tan "indefensas" y ella se encontraba tan cerca. Las guardé en sus fundas cambiando de nuevo el "guión".
»Ðante: No voy a hacerte daño... [La miré con el rostro serio un instante] ¿Crees que ganaría algo de ello?
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Sonrió de manera traviesa ante la contestación de Dante. No estaba acostumbrada a no recibir alguna clase de critica de su aspecto, y el cara de ángel no contaba. Por ello había decidido intentar incitar alguna frase que le ayudara a subir su ego un poco, al menos hasta restituir el daño. Además, puede que el hombre fuese algo mayor para ella, puesto que era menor de edad, pero esa diferencia se compensaba con experiencia.
- ¿Quién sabe? Quizás esté interesada, o puede que me aburra mucho. O bien, dado que no me has dicho nada y eso que tengo un cuerpo magnífico, piense que eres gay y quiera comprobarlo. La opción que creas correcta te la dejo a ti. - la chica se calló al sentir dos ojos azules clavados de manera acusadora en su espalda.- La pena es, que prometí que me comportaría bien. Así que, por ahora tendré que prescindir de cualquier demostración práctica. Puesto que romper una promesa no es algo genial.
Salamon asintió satisfecha ante esa respuesta. Cuando había conocido a la humana, llevaba una vida de moral un tanto relajada. Y tras muchos sermones y una insistencia sobrehumana, consiguió que la chica prometiera comportarse bien. La digimon no solo quería cumplir con su parte de proteger a la humana, también quería ser un ejemplo a seguir. O al menos ser una consejera para ella.
Pero la tranquilidad se acabó en cuanto las pistolas salieron de las fundas. Las dos féminas se tensaron, Salamon gruñendo y mostrando los dientes. Y la humana frunciendo el ceño y vigilando los movimientos que hiciera Dante. A pesar de que esquivar una bala tenía una probabilidad inferior al uno por ciento, y con dos esa mínima cifra disminuía. Quería tener lo más asegurada esa pequeña cantidad. No trataron de hablar porque estaban concentradas, una en esquivar y la otra en saltar para interponerse en la trayectoria de la bala.
Las dos se relajaron en cuanto que volvieron a las fundas, retomando de nuevo una postura más relajada. Aunque la vigilancia no disminuyó un ápice. Ahora que había "amenazado" no iban a relajarse.
Sin embargo, la humana apartó la mirada unos segundos, antes de volver a soltar la misma risa llena de ironía. Quizás no ganara nada, pero nada le impedía hacerlo. ¿Qué es lo peor que podría pasarle? ¿Cargo de conciencia? Dudaba que eso le fuera a detener de alguna manera.
- Quizás no ganes nada, pero eso no quita que te guste ver la sangre roja salir de los cuerpos. O que no veas imprescindible mi existencia. Solo tienes que apretar un gatillo, y por lo que has dicho antes, parece que has matado a muchos. ¿Qué es uno más en tu larga lista?- su voz sonó anormalmente suave- No me fío de nadie. Nunca, y menos si pueden hacerte daño. No quiero volver a pasar por demasiado inocente y acabar en el hospital otra vez.
Los recuerdos, o al menos los recuerdos no bloqueados por su memoria aparecieron. Aún recordaba a ese chico que parecía un par de años más mayor que ella, con un aspecto completamente inocente, incluso agotado. Que gran error fiarse por las apariencias y la compasión.
- ¿Quién sabe? Quizás esté interesada, o puede que me aburra mucho. O bien, dado que no me has dicho nada y eso que tengo un cuerpo magnífico, piense que eres gay y quiera comprobarlo. La opción que creas correcta te la dejo a ti. - la chica se calló al sentir dos ojos azules clavados de manera acusadora en su espalda.- La pena es, que prometí que me comportaría bien. Así que, por ahora tendré que prescindir de cualquier demostración práctica. Puesto que romper una promesa no es algo genial.
Salamon asintió satisfecha ante esa respuesta. Cuando había conocido a la humana, llevaba una vida de moral un tanto relajada. Y tras muchos sermones y una insistencia sobrehumana, consiguió que la chica prometiera comportarse bien. La digimon no solo quería cumplir con su parte de proteger a la humana, también quería ser un ejemplo a seguir. O al menos ser una consejera para ella.
Pero la tranquilidad se acabó en cuanto las pistolas salieron de las fundas. Las dos féminas se tensaron, Salamon gruñendo y mostrando los dientes. Y la humana frunciendo el ceño y vigilando los movimientos que hiciera Dante. A pesar de que esquivar una bala tenía una probabilidad inferior al uno por ciento, y con dos esa mínima cifra disminuía. Quería tener lo más asegurada esa pequeña cantidad. No trataron de hablar porque estaban concentradas, una en esquivar y la otra en saltar para interponerse en la trayectoria de la bala.
Las dos se relajaron en cuanto que volvieron a las fundas, retomando de nuevo una postura más relajada. Aunque la vigilancia no disminuyó un ápice. Ahora que había "amenazado" no iban a relajarse.
Sin embargo, la humana apartó la mirada unos segundos, antes de volver a soltar la misma risa llena de ironía. Quizás no ganara nada, pero nada le impedía hacerlo. ¿Qué es lo peor que podría pasarle? ¿Cargo de conciencia? Dudaba que eso le fuera a detener de alguna manera.
- Quizás no ganes nada, pero eso no quita que te guste ver la sangre roja salir de los cuerpos. O que no veas imprescindible mi existencia. Solo tienes que apretar un gatillo, y por lo que has dicho antes, parece que has matado a muchos. ¿Qué es uno más en tu larga lista?- su voz sonó anormalmente suave- No me fío de nadie. Nunca, y menos si pueden hacerte daño. No quiero volver a pasar por demasiado inocente y acabar en el hospital otra vez.
Los recuerdos, o al menos los recuerdos no bloqueados por su memoria aparecieron. Aún recordaba a ese chico que parecía un par de años más mayor que ella, con un aspecto completamente inocente, incluso agotado. Que gran error fiarse por las apariencias y la compasión.
Julchen
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
De nuevo pasé por alto el "numerito" al observar mis pistolas. Me volvería parecer redundante mencionar que no iba a hacerles daño y no me gustaba en absoluto repetir las cosas dos veces. En sus fundas, mis pistolas serían inútiles, ello les daría seguridad y realmente no tenía ninguna intención de ver más sangre aquél día.
Así que me centré en la otra parte de la conversación y de nuevo la sonrisa burlona y traviesa se dibujó en mi rostro. Quedé en silencio un instante que se hizo eterno mientras volvía a pasar a su alrededor, pensando como contestar aquellos improperios, aquello que tan gracia me hacía. Siempre tuve un orgullo muy grande y más grande aún mi hombría.
Me situé tras ella y rapidamente apoyé mis antebrazos en sus hombros, dejando mis manos colgando casi a la altura de su pecho. Quedé en silencio un par de segundos notando su reacción y para más inri le susurré al oído:
»Ðante: ¿No dicen que son las mejores promesas... Las que se rompen?
Y le dí un pequeño beso bajo su oreja, en el cuello. Principalmente mi intención era simple, divertirme. No soportaba ningún ego por encima del mío y si quería probarme ahí tenía la prueba. Riéndome por dentro ante la posible reacción de las dos, esperaba impaciente una respuesta.
Así que me centré en la otra parte de la conversación y de nuevo la sonrisa burlona y traviesa se dibujó en mi rostro. Quedé en silencio un instante que se hizo eterno mientras volvía a pasar a su alrededor, pensando como contestar aquellos improperios, aquello que tan gracia me hacía. Siempre tuve un orgullo muy grande y más grande aún mi hombría.
Me situé tras ella y rapidamente apoyé mis antebrazos en sus hombros, dejando mis manos colgando casi a la altura de su pecho. Quedé en silencio un par de segundos notando su reacción y para más inri le susurré al oído:
»Ðante: ¿No dicen que son las mejores promesas... Las que se rompen?
Y le dí un pequeño beso bajo su oreja, en el cuello. Principalmente mi intención era simple, divertirme. No soportaba ningún ego por encima del mío y si quería probarme ahí tenía la prueba. Riéndome por dentro ante la posible reacción de las dos, esperaba impaciente una respuesta.
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
De nuevo el hombre había decidido observarla, ella solo movió la cabeza para vigilarle, pero sin mover los pies del sitio. Puesto que cuando llegara detrás suya, Salamon se encargaría de no apartar los ojos de encima del chico y vigilar que no hiciera nada indebido. Apoyó una mano en la cadera y esperó a que terminara de hacer otro reconocimiento o lo que fuese.
Se sobresaltó levemente cuando se apoyó en sus hombros y dejó caer las manos. Pero luego sonrió divertida. Al parecer había decidido intentar jugar con ella. Una pena, porque antes le hubiera seguido el juego divertida, pero ahora tenía una promesa que cumplir.
- Quizás sí sean las mejores. Pero, algunas tenemos que tratar de volver a ganarnos el cielo. No vaya a ser que tengamos un accidente y no contemos con una larga carrera matando demonios. - replicó con sorna.- Y aun así, me tocaría pasar el calvario de aguantar a mi compañera, y créeme, no se calla ni debajo del agua. Y eso que ya lo intente una vez.
Antes cuando era pequeña sí había sido religiosa, de hecho, hasta punto casi fanáticos. Pero ahora, ese sentimiento que había tenido de pequeña se había vuelto cínismo. Si no había algo que pudieses hacer por ti mismo, una fuerza sobrenatural no iba a hacerlo tampoco. Así pues, al final todo dependía de ti. Pero seguir pensando que había algo después de la muerte llegaba a ser reconfortante.
Por otro lado Salamon comenzó a gruñir de manera audible en cuanto se apoyó en la humana. Y en el momento en el que sus labios rozaron el cuello de Julchen, no se lo pensó. Ya no era solo proteger a su compañera, sino salvaguardar el honor que pudiera haber acumulado en el tiempo de abstinencia. Sabía que le estaba costando lo suyo, y un poco más de presión por parte de Dante acabaría dando sus frutos.
- Sledge Dash
La cachorra salió corriendo hacia Dante, y saltó para placarle. Si todo iba bien se lo sacaría de encima a su compañera. Porque a pesar del pequeño tamaño que tenía, era lo bastante fuerte como para derribar a un humano o a un digimon de nivel roockie.
Se sobresaltó levemente cuando se apoyó en sus hombros y dejó caer las manos. Pero luego sonrió divertida. Al parecer había decidido intentar jugar con ella. Una pena, porque antes le hubiera seguido el juego divertida, pero ahora tenía una promesa que cumplir.
- Quizás sí sean las mejores. Pero, algunas tenemos que tratar de volver a ganarnos el cielo. No vaya a ser que tengamos un accidente y no contemos con una larga carrera matando demonios. - replicó con sorna.- Y aun así, me tocaría pasar el calvario de aguantar a mi compañera, y créeme, no se calla ni debajo del agua. Y eso que ya lo intente una vez.
Antes cuando era pequeña sí había sido religiosa, de hecho, hasta punto casi fanáticos. Pero ahora, ese sentimiento que había tenido de pequeña se había vuelto cínismo. Si no había algo que pudieses hacer por ti mismo, una fuerza sobrenatural no iba a hacerlo tampoco. Así pues, al final todo dependía de ti. Pero seguir pensando que había algo después de la muerte llegaba a ser reconfortante.
Por otro lado Salamon comenzó a gruñir de manera audible en cuanto se apoyó en la humana. Y en el momento en el que sus labios rozaron el cuello de Julchen, no se lo pensó. Ya no era solo proteger a su compañera, sino salvaguardar el honor que pudiera haber acumulado en el tiempo de abstinencia. Sabía que le estaba costando lo suyo, y un poco más de presión por parte de Dante acabaría dando sus frutos.
- Sledge Dash
La cachorra salió corriendo hacia Dante, y saltó para placarle. Si todo iba bien se lo sacaría de encima a su compañera. Porque a pesar del pequeño tamaño que tenía, era lo bastante fuerte como para derribar a un humano o a un digimon de nivel roockie.
- off:
- Sledge Dash: Corre hacia el enemigo, placándolo con fuerza
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Me divirtió aquella estampa. No provoqué el enfado ni la vergüenza de la chica, lo cual buscaba como mero entretenimiento, es más, diría que se mostraba gozosa con todo aquél "juego"; pero fue su compañera Digimon la que mostró las garras y se lanzó sobre mí buscando hacerme algún tipo de daño y apartarme. Apenas consiguió moverme medio metro, no por fuerza, no por no haberlo podido evitar, que no recordara mi pasado no quiere decir que no fuera un guerrero de leyenda, noté que se disponía a atacar casi antes de que ella misma lo pensara, pero disfruté recibiendo su placaje.
Al fin y al cabo, en ese golpe encontré el divertimento que buscaba, esa especie de rabia, ese toque de atención. Ese toque de atención que solo provocó en mi una sonrisa y el apartarme de ella, pero no porque el Salamon quisiese, sino por lo que vendría ahora.
Era evidente que como Digimon Rookie podría tener posibilidades con un nivel Rookie de los suyos, pero a mí me hubiera bastado con alzar la mano en el momento justo y su ataque hubiera sido tirado por tierra, pero no era a presumir de habilidades a lo que estaba, me aburría y, oye, aquello me proporcionaba cierto entretenimiento.
Así que entre risas y sonrisas por todo aquello miré a la chica de ojos color rubí y con un tono bastante irónico inquirí:
»Ðante: ¿Dejas que un Digimon como ese conduzca tu moral? ¿Dejas que ella decida que está bien y que está mal? ¿Dejas que ella sea quien manda sobre lo que te gusta y lo que no te gusta? [Sonreí ampliamente y me puse serio un instante después señalándome la cara con el índice y afirmé tajantemente] Te gusta. [Tomé una pausa] Si el problema es ir al cielo, te puedo llevar en media hora conmigo. [Sonreí de nuevo ampliamente tras aquél golpe de ingenio]
Aquello no era orgullo dañado, en la reacción de la chica noté que a falta de aquél Salamon ya le estaría desgarrando la ropa con los dientes -Cosas de ser un semental-, pero la reacción que podría haber provocado con todo aquello me resultó cuanto menos curiosa y quería ver más.
Además, estaba bien que ella misma se hubiera destapado como una chica que a sus 17 añitos tenía un pasado un tanto alegre, eso me daba más puntos y razón en mis palabras y más lados por los que atacar, y desde luego, si con eso iba a divertirme, iba a atacar por todos ellos.
Al fin y al cabo, en ese golpe encontré el divertimento que buscaba, esa especie de rabia, ese toque de atención. Ese toque de atención que solo provocó en mi una sonrisa y el apartarme de ella, pero no porque el Salamon quisiese, sino por lo que vendría ahora.
Era evidente que como Digimon Rookie podría tener posibilidades con un nivel Rookie de los suyos, pero a mí me hubiera bastado con alzar la mano en el momento justo y su ataque hubiera sido tirado por tierra, pero no era a presumir de habilidades a lo que estaba, me aburría y, oye, aquello me proporcionaba cierto entretenimiento.
Así que entre risas y sonrisas por todo aquello miré a la chica de ojos color rubí y con un tono bastante irónico inquirí:
»Ðante: ¿Dejas que un Digimon como ese conduzca tu moral? ¿Dejas que ella decida que está bien y que está mal? ¿Dejas que ella sea quien manda sobre lo que te gusta y lo que no te gusta? [Sonreí ampliamente y me puse serio un instante después señalándome la cara con el índice y afirmé tajantemente] Te gusta. [Tomé una pausa] Si el problema es ir al cielo, te puedo llevar en media hora conmigo. [Sonreí de nuevo ampliamente tras aquél golpe de ingenio]
Aquello no era orgullo dañado, en la reacción de la chica noté que a falta de aquél Salamon ya le estaría desgarrando la ropa con los dientes -Cosas de ser un semental-, pero la reacción que podría haber provocado con todo aquello me resultó cuanto menos curiosa y quería ver más.
Además, estaba bien que ella misma se hubiera destapado como una chica que a sus 17 añitos tenía un pasado un tanto alegre, eso me daba más puntos y razón en mis palabras y más lados por los que atacar, y desde luego, si con eso iba a divertirme, iba a atacar por todos ellos.
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Salamon sintió que golpeaba algo conformado por carne, y que ese algo salía hacia atrás. Sí, había logrado su objetivo, alejar a Dante de su compañera para evitar que cayese en la tentación. Hecho eso, se interpuso entre Dante y Julchen, dando claramente la indicación de que si quería tocar a la albina tendría que pasar por encima de su cadáver. No le gustaba nada la sonrisa que había puesto el hombre en cuanto lo placó, había algo que quería aparte de tentar a la humana. Y como desconocía qué es lo que quería, no iba a dejarle acercarse así como así.
Julchen se encogió de hombros en cuanto Dante fue sacado de encima. Ya sabía que eso era lo que iba a pasar; desde que estaba la norma de tratar de ser pura al menos durante un año, Salamon se había encargado de irle sacando a todos y cada uno de los hombres que se la acercaban. En realidad no la molestaba del todo, porque simplemente era una forma de llamar la atención de unos padres a los que no importaba para nada. Por eso, cuando consiguió tener a alguien todo el día detrás suyo -aburriéndola- con lo que estaba bien y estaba mal; se sentía en parte complacida y en parte harta.
- No me importa del todo renunciar al sexo, si con eso consigo que se calle. Créeme, es preferible la castidad, la pureza y esas cosas a tener que soportar una conversación cíclica durante diez minutos... Aunque más que conversación es un monólogo. Y si tratas de ignorarla, te salta a todas horas del día con el mismo tema. Además, solo decide en eso, todo lo demás siguen siendo decisiones mías, ese fue el acuerdo al que llegamos. - tonta no era, y sabía que trataba de hacerla caer usando su orgullo, pero cuando es alguien que la importaba, no tenía problema alguno en comérselo, y Salamon era alguien muy importante para ella.- ¿Qué me gusta el qué?- esa frase la había pillado por sorpresa.
Sonrió divertida con eso de la media hora. Cuanta seguridad tenía ese hombre en que no iba a ser él el que llegara solo y en menos tiempo. Sería una cosa muy divertida saber si era capaz de cumplirlo, y antes hubiera estado encantada de hacerlo. Pero ahora, no debía comprobarlo por mero capricho, además para qué. Solo iba a tener compañía un rato, después volvería a estar como siempre con Salamon y su hermanito como únicas personas cercanas y en las que podía confiar.
Julchen se encogió de hombros en cuanto Dante fue sacado de encima. Ya sabía que eso era lo que iba a pasar; desde que estaba la norma de tratar de ser pura al menos durante un año, Salamon se había encargado de irle sacando a todos y cada uno de los hombres que se la acercaban. En realidad no la molestaba del todo, porque simplemente era una forma de llamar la atención de unos padres a los que no importaba para nada. Por eso, cuando consiguió tener a alguien todo el día detrás suyo -aburriéndola- con lo que estaba bien y estaba mal; se sentía en parte complacida y en parte harta.
- No me importa del todo renunciar al sexo, si con eso consigo que se calle. Créeme, es preferible la castidad, la pureza y esas cosas a tener que soportar una conversación cíclica durante diez minutos... Aunque más que conversación es un monólogo. Y si tratas de ignorarla, te salta a todas horas del día con el mismo tema. Además, solo decide en eso, todo lo demás siguen siendo decisiones mías, ese fue el acuerdo al que llegamos. - tonta no era, y sabía que trataba de hacerla caer usando su orgullo, pero cuando es alguien que la importaba, no tenía problema alguno en comérselo, y Salamon era alguien muy importante para ella.- ¿Qué me gusta el qué?- esa frase la había pillado por sorpresa.
Sonrió divertida con eso de la media hora. Cuanta seguridad tenía ese hombre en que no iba a ser él el que llegara solo y en menos tiempo. Sería una cosa muy divertida saber si era capaz de cumplirlo, y antes hubiera estado encantada de hacerlo. Pero ahora, no debía comprobarlo por mero capricho, además para qué. Solo iba a tener compañía un rato, después volvería a estar como siempre con Salamon y su hermanito como únicas personas cercanas y en las que podía confiar.
Julchen
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
Cada vez la actitud del Salamon me parecía más cómica, valiente para si misma, pero me entretenía cantidad ver como intentaba interponerse entre mí y la chica, como si de verdad pensara que no podría quitármela del medio, como si de verdad pensara que lo de "pasar por encima" me fuera un impedimento tedioso y no algo que me llevaría más de tres minutos, pero me estaba divirtiendo bastante y además, sería contraproductivo el hecho de que, si quisiera ligar con ella, para ello me cargara a su compañera.
De cualquier forma me resultó tan gracioso que empecé a reirme levemente intentando no ser muy cantoso mientras la muchacha empezó a hablar, en ese instante me serené y presté un poco de atención, la suficiente.
Noté como aquella burla sobre que se sentía atraida por mí le sorprendió, o es que se hacía la tonta. Bah, daba igual, preferí centrarme en la otra parte de su intervención:
»Ðante: De cualquier forma, y aunque te prometieran postrarte en el mismo trono que Dios, no entiendo como eres capaz de dejar que... [No sabe como definirlo y poner cara rara] ...Esa cosa decida por tí... [Levanta las cejas y se lleva las manos al pecho, como quitándose alguna especie de culpa] Y te lo digo yo, eh, que soy mitad Digimon...
Probablemente un poco tarde para tener más cautela me dí cuenta que había dejado clara y evidente mi naturaleza Digimon... Tal vez confesarle a un ancestro Digimon de linaje Angemon que era hijo de Eva y Sparda no me suponía ningún reparo, pero a una humana que había conocido hace diez minutos, confesarle mi naturaleza digital...
De cualquier forma no le cogería por sorpresa, siendo hijo de linajes Angemon y Devimon, ¿Qué se creería que era? ¿Africano?
Noté en su rostro algo de desconfianza, pero no la desconfianza que tiene la gente con asco, no esa desconfianza falta de modales, sino una falta de confianza hacia mí, como la que tiene aquél evocado a la soledad... Me daba cuenta facilmente de esas cosas, sentí un poco de pena pero no hice nada, preferí esperar. Le miré interesado en lo que podía decirme y arqueando un poco una ceja esperé respuesta.
OFF: ¿Cuántas veces he puesto "de cualquier forma"? ¿Tres? xD
De cualquier forma me resultó tan gracioso que empecé a reirme levemente intentando no ser muy cantoso mientras la muchacha empezó a hablar, en ese instante me serené y presté un poco de atención, la suficiente.
Noté como aquella burla sobre que se sentía atraida por mí le sorprendió, o es que se hacía la tonta. Bah, daba igual, preferí centrarme en la otra parte de su intervención:
»Ðante: De cualquier forma, y aunque te prometieran postrarte en el mismo trono que Dios, no entiendo como eres capaz de dejar que... [No sabe como definirlo y poner cara rara] ...Esa cosa decida por tí... [Levanta las cejas y se lleva las manos al pecho, como quitándose alguna especie de culpa] Y te lo digo yo, eh, que soy mitad Digimon...
Probablemente un poco tarde para tener más cautela me dí cuenta que había dejado clara y evidente mi naturaleza Digimon... Tal vez confesarle a un ancestro Digimon de linaje Angemon que era hijo de Eva y Sparda no me suponía ningún reparo, pero a una humana que había conocido hace diez minutos, confesarle mi naturaleza digital...
De cualquier forma no le cogería por sorpresa, siendo hijo de linajes Angemon y Devimon, ¿Qué se creería que era? ¿Africano?
Noté en su rostro algo de desconfianza, pero no la desconfianza que tiene la gente con asco, no esa desconfianza falta de modales, sino una falta de confianza hacia mí, como la que tiene aquél evocado a la soledad... Me daba cuenta facilmente de esas cosas, sentí un poco de pena pero no hice nada, preferí esperar. Le miré interesado en lo que podía decirme y arqueando un poco una ceja esperé respuesta.
OFF: ¿Cuántas veces he puesto "de cualquier forma"? ¿Tres? xD
Dante
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Re: ¿Quién eres tú? - [Dante y Julchen]
A pesar de los intentos de Dante por que su risa no fuese captada por las dos féminas, se le había olvidado que el oído de una de ellas tenía una sensibilidad mayor. Y era además, a la que menos le gustaba por sus intenciones, no por su naturaleza. Aunque esto último también contaba porque al igual que su compañera, no se fiaba de la cordura del joven.
- ¿De qué te ríes? No creo que haya nada divertido delante tuya.- chilló la cachorra con venas de enfado por su redonda cabeza.
Julchen por su parte aún seguía tratando de discernir en qué momento ella había insinuado que le gustase la cara del chico. No, no lo recordaba. Y por mucho que fuese un rostro bonito, eso no era lo que más la interesaba, sino la otra cabeza que había un poco más abajo. A fin de cuentas la que iba a hacer algo más importante que la otra. O antes lo hubiese hecho.
- ¡¿A quién llamas cosa?!
Ese grito sacó a la albina de sus pensamientos. Ahora su compañera sí que se había enfadado. Llamarla perro no le gustaba estrictamente, pero no podía negar lo que era. Pero lo que no soportaba era que la trataran como si fuese una cosa. Pero eso no fue lo peor que podía haber dicho el semihumano. Julchen suspiró de manera algo teatral.
- Podíamos seguir fingiendo que yo pensaba que eras completamente humano, a pesar de que me imaginaba que no lo serías. Y tú tenías más posibilidades de tener algo conmigo si jugabas bien tus cartas. Pero ahora no, por dos motivos, odio a los híbridos aunque tú no seas una rata de laboratorio, y dos el sexo entre especies lo llevo mal... Sería como cruzar a un gato doméstico con un león. - Puso una mueca de dolor al decir eso que se le había ocurrido... Pobre animal doméstico si le tocaba abajo.
Satisfacer todas las necesidades de una criatura con más aguante que los humanos no iba a ser fácil. Y menos ahora que su resistencia se había visto algo mermada por el tiempo de "reflexión" que había tenido.
- ¿De qué te ríes? No creo que haya nada divertido delante tuya.- chilló la cachorra con venas de enfado por su redonda cabeza.
Julchen por su parte aún seguía tratando de discernir en qué momento ella había insinuado que le gustase la cara del chico. No, no lo recordaba. Y por mucho que fuese un rostro bonito, eso no era lo que más la interesaba, sino la otra cabeza que había un poco más abajo. A fin de cuentas la que iba a hacer algo más importante que la otra. O antes lo hubiese hecho.
- ¡¿A quién llamas cosa?!
Ese grito sacó a la albina de sus pensamientos. Ahora su compañera sí que se había enfadado. Llamarla perro no le gustaba estrictamente, pero no podía negar lo que era. Pero lo que no soportaba era que la trataran como si fuese una cosa. Pero eso no fue lo peor que podía haber dicho el semihumano. Julchen suspiró de manera algo teatral.
- Podíamos seguir fingiendo que yo pensaba que eras completamente humano, a pesar de que me imaginaba que no lo serías. Y tú tenías más posibilidades de tener algo conmigo si jugabas bien tus cartas. Pero ahora no, por dos motivos, odio a los híbridos aunque tú no seas una rata de laboratorio, y dos el sexo entre especies lo llevo mal... Sería como cruzar a un gato doméstico con un león. - Puso una mueca de dolor al decir eso que se le había ocurrido... Pobre animal doméstico si le tocaba abajo.
Satisfacer todas las necesidades de una criatura con más aguante que los humanos no iba a ser fácil. Y menos ahora que su resistencia se había visto algo mermada por el tiempo de "reflexión" que había tenido.
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