Contrato Casual (misión)

Era un día como otro cualquiera. El parque de atracciones estaba a rebosar de gente, gente que jugaba, se divertía, comía, reía... Sin embargo, no todo era diversión allí, al menos no para sus trabajadores.

Palmón, que ese era el nombre del digimon que se encargaba de las ventas de entradas, se encontraba mirando con nerviosismo el exterior del parque temático, desde las rejas del recinto. Todavía le quedaban cinco entradas por vender, y no sabía qué podía hacer para venderlas ya, porque ella quería irse a casa. Estaba cansada de trabajar tanto, había vendido ya cerca de 300 entradas, y su cuerpo empezaba a exigirle descanso. Pero para su desgracia, el jefe le había dicho que debía venderlas todas, sin excepción, y que si no lo hacía, estaría de patitas en la calle en menos de lo que cantaba un gallo.

- ¿Qué voy a hacer?-se preguntó, dando un suspiro.

Estaba tan tranquilo, bueno, mas que tranquilo, estaba muy nervioso, estaba andando por la calle junto a Dorumon como si tuviese miedo de los digimons y la gente. No me fijaba en nada, solo quería encontrar un trabajo y tener algo de dinero para poder comprar. -Natsu, mira, parece que un digimon está en problemas.- Dijo mientras señalaba a un Palmon y me miraba, en verdad quería ayudar a ese digimon que parecía tener problemas pero, no sabía si podría a causa de mi timidez.

-Esto, Dorumon, ¿te importa si le preguntas tu que le pasa?- Le pregunté ya detrás de él escondido, solo me dejaba ver los ojos, Dorumon suspiró ante mi comentario. -Está bien, a ver cuando logras superar esa timidez tuya.- Me dijo mientras se acercaba a ese digimon y hablaba presentándonos a él y a mi. -Hola, soy un Dorumon y el de atrás mio, se llama Natsu y es mi tamer como puedes ver, además, es tan tímido que se tiene que esconder detrás de mí.- Dijo Dorumon con una sonrisa. -Es-es-es-esto, en-en-en-encan-encan-encata-encantado...- Dije tartamudeando a causa de mi timidez.

-¿Tienes problemas? Como antes te hemos visto suspirando, pues es lo que parecía, ¿quieres que te ayudemos?- Volvió a hablar Dorumon mientras yo apenas hablaba.

Palmon seguía entristecida y resignada. Andando, le pegó una patada a una piedra, pero se hizo daño al golpearla y eso le deprimió aún más.

- Aaay…

Entonces, de repente, escuchó pasos acercarse. Se dio la vuelta con una expresión aburrida, y ladeó la cabeza al ver a un humano y a un digimon acercarse. Los miró con atención cuando se presentaron, y suspiró nuevamente cuando estos le preguntaron por su problema.

- Yo soy Palmon, mucho gusto-dijo el digimon planta-. Pues es que… trabajo aquí, y… Debí haber vendido todas las entradas, pero me quedaron cinco sin vender… y estoy muy cansada, no sé qué hacer…

Agachó la cabeza un momento, abatida, pero la volvió a levantar al ocurrírsele una idea. Miró a Natsu y a Dorumon con la esperanza reflejada en sus ojos.

- ¿Vosotros podríais vender las entradas por mí?-inquirió, emocionada-. ¡Por favooor!

Ante la petición del digimon planta, Dorumon no tardó mucho en responder. -Claro, te ayudaremos, además, solo son cinco, no será tan difícil, creo.- Dijo sonriendo mientras yo asentía lentamente con la cabeza debido a mi timidez.

Ahora solo faltaba pensar en que hacer para venderlas más rápidamente, y fue entonces cuando Dorumon abrió la boca. -Natsu, ¿porque no cantas esa canción?- Me pregunto, seguramente refiriéndose a Dango Daikazoku, una canción que había escuchado de pequeño hacía tiempo.

Me sonrojé solo de pensar en cantar delante de alguien. -No pienso cantar delante de digimons...- Dije algo nervioso y girando mi cabeza hacia otro lado para que no se notara que estaba sonrojado.

-Natsu, canta con los ojos cerrados entonces si no quieres ver a los digimons que te ven.- Me respondió Dorumon y en verdad no era mala idea. -Es-es-está bi-bi-bien...- Dije tartamudeando y escondido detrás de Dorumon aun, ahora solo faltaba escuchar lo que pensaba ese digimon planta, esperaba que dijera que era una mala idea.

Palmon sonrió, radiante, y le dio las entradas, no sin abrazarlos a ambos a modo de agradecimiento. Por fin podría descansar un poco, en su casa.

- ¡Gracias, de verdad! ¡Os debo una muy grande!^^-dijo, feliz. Luego se separó de ellos y comenzó a caminar en dirección contraria para irse a su hogar-. ¡Buena suerte!-les dijo desde lejos ya.

Los dos se quedaron solos por un momento, en las puertas de aquel parque de atracciones. Ahora solo podían esperar a encontrar clientes a los que vender las entradas.

Por suerte, el primer posible comprador, apareció enseguida. Se trataba de un Agumon que paseaba por allí, observando, curioso, las altas montañas rusas que ascendían hasta una altura más allá de las nubes.

- Sugooii…-murmuró, maravillado y con los ojos verdes brillando.

Después de quedarnos solos y ya con las cinco entradas para venderlas, vimos como un Agumon miraba maravillado las montañas rusas. -Oye, ¿quieres unas entradas?- Le preguntó Dorumon al Agumon, esperando a ver que le respondía.

Yo solo me limité a andar y a intentar hablar, al menos decir hola al digimon, aunque, para mi, decir hola sin tartamudear era casi imposible. -Ho-ho-ho-hola...- Dije tartamudeando mientras seguía detrás de Dorumon.

-Vamos, compra una entrada, así seguro que te podrás montar en esa montaña rusa.- Dijo Dorumon con una sonrisa esperando a que aceptará, yo seguía detrás de mi compañero debido a mi timidez.

Agumon, siguió mirando la montaña rusa, mientras caminaba, llevándose una zarpa al hocico, hasta que escuchó unas voces frente a él. Se volvió y miró quienes eran. Un Dorumon y un chico, seguramente eran compañeros. El dinosaurio ladeó la cabeza con la boca abierta, curioso.

- ¿Entradas? ¿Tenéis entradas?-inquirió, emocionado.

Sin embargo, rebuscando en una mochila que llevaba, sacó un monedero. con tristeza se dio cuenta de que no tenía demasiado dinero. Levantó la mirada hacia ambos.

- ¿Son muy caras? Es que no sé si me dará para comprar una entrada...

Suspiró, y sacó unas cuantas monedas plateadas, llamadas "bits". Quizá le diera para comprar una entrada, quizá no. ¿Quién sabía? De Natsu y Dorumon dependía que Agumon pudiera disfrutar de las maravillas del parque temático.

Dorumon asintió con la cabeza cuando el Agumon preguntó si teníamos entradas, aunque luego preguntó si eran muy caras las entradas. -Con el dinero que tienes, te llega de sobra.- Le dijo con una sonrisa mientras miraba el dinero que llevaba encima.

-Ahora solo faltan cuatro entradas, a ver si las vendemos pronto.- Dije mientras me estiraba y esperaba a ver cual sería el próximo digimon que pasaría por allí.

-Natsu, canta, seguro que viene alguien.- Dijo Dorumon con una sonrisa, sabía que odiaba cantar en la calle cuando podía pasar cualquiera, aunque muchas veces lo había hecho.

-¿¡Porque no cantas tu!?- Le respondí borde a Dorumon el cual solo le basto decir una frase para que me callara. -Porque tu ya lo has hecho mas de una vez y vas a espantar a los digimons si hablas de esa manera.- Me dijo Dorumon haciendo que me callara.

Agumon recibió su entrada a cambio del dinero con una enorme sonrisa alegre. Se dio la vuelta, caminando hacia la entrada a grandes pasos resonantes que hacía con sus enormes patas, y agitando el papel en el aire con una garra. Tras un rato, el digimon naranja desapareció por la puerta de una de las taquillas. dispuestas en fila con unos tornos como los del metro para evitar que nadie se colara.

Dorumon y Natsu se quedaron solos durante un rato más, esperando a que llegara el siguiente posible comprador. El Sol se alzaba en el cielo, pero no daba demasiado calor, al contrario, daba una agradable sensación de calidez, como una manta que arropaba por las noches.

A lo lejos de donde se encontraban ambos, un tsumemon se acercaba con paso lento por la acera. El digimon violeta se movía mediante sus pequeñas patitas con lentitud, aunque disfrutando del alegre piar de los pájaros.

Tsumemon:

Volvimos a quedarnos solos, estábamos esperando a que viniese algún otro digimon, a ver cuanto tardábamos en conseguir que comprara una entrada ya que yo quería venderlas todas cuanto antes, tenía mucho frio y quería volver a casa.

Dorumon se acercó al Tsumemon y empezó a hablar, mientras yo seguía detrás de Dorumon. -¿Quieres divertirte un rato? Nos quedan cuatro entradas.- Dijo Dorumon con las cuatro entradas en sus garras.

-Ho-ho-ho-hola...- Dije tartamudeando y detrás de Dorumon, debido a la timidez que siempre sentía y en eso, Dorumon volvió a hablar.

-También puedes ir con alguien mas, entonces serían dos entradas, además, son especialmente baratas.- Dijo Dorumon sonriente.

Tsumemon caminaba haciendo eses, en zigzag. Quizá le parecía divertido andar así, o quizá sus pequeñas extremidades no eran suficientemente hábiles, aunque seguramente fuera por la primera opción, puesto que aún era un bebé, y por ende, le gustaba jugar y divertirse. A lo mejor el pequeño podría ser buen comprador.

Primeramente, se acercó a la entrada I-Land, y miró las altas atracciones, dando saltitos de hasta un metro, debido a la alegría y a las ganas de pasárselo en grande.

- ¡Tsume!-exclamaba a cada salto.

Luego se dio la vuelta, aun dando botes, y miró con los ojos cerrados en una expresión de felicidad a Natsu y a Dorumon. Se acercó a ellos al oírles decir que vendían entradas y le pasó al chico humano un billetito con la boca, que depositó en la mano del joven. Agarró al mismo tiempo una de las entradas y se dirigió a ese ritmo contento hacia una taquilla.

- ¡Tsu, tsu! ¡Tsume!^^-canturreaba, contento.

Le dio la entrada al taquillero, quien le pintó en la frente con un sello de color rojo, para que en las atracciones le dejaran pasar, aunque en algunas, debido a que era pequeñito y joven, no le dejarían entrar, por seguridad.

Al final, solo quedaban tres entradas y yo seguía teniendo frio. -Dorumon, tengo frió...- Le dije a Dorumon temblando, y este, solo dijo lo siguiente. -¿Tienes frío, entonces porque no cantas?- Me preguntó con una sonrisa ese Dorumon, pero solo me abracé mas fuerte a Dorumon, su piel era tan calentita.

-No hace falta, ya no tengo frío y... ¿¡Que tiene que ver cantar con tener frío!?- Le pregunté chillándole en la oreja a Dorumon, ya que no entendía porque quería que cantara de cualquier forma. -Pues, verás déjame que te lo explique, el canto hace que las personas dejen de pensar en el frío y al hacerlo ya no lo tienen.- Me dijo Dorumon.

Parecía que no se iba a callar si no lo hacía, así que decidí cantar una canción. -Kataashi nakushita neko ga warau, soko yuku oujo-san asobimasho, kubiwa ni tsunagaru akai himo wa, kataashi no kawari ni naccha inai, ya ya ya ya iya iya iya, retsu nasu sotoba no mure ga utau, soko yuku oujo-san odorimasho, ashimoka hisoka ni saita hana wa, shikamettsura shite wa guchitte'ru, hara o miseta koinobori, haranda no wa sarekoube, yai yai asobi ni yukou ka, yai yai warae ya warae, rai rai musunde hiraite, rai rai rasetsu to mukuro, hitotsu futatsu mittsu de mata hiraite, itsutsu muttsu nanatsu de sono te o ue ni, matsu no ki ni wa kubiwa de chuuburarin rin, minna minna minna de musubimasho, kekkyoku minna-sama taningoto, tanin no fukou wa shiranpuri, yai yai kozukuri shiyou ka, yai yai yomae ya yomae, rai rai iroha no horebore, rai rai rasetsu to mukuro, hitotsu futatsu mittsu de mata hiraite, itsutsu muttsu nanatsu de sono te ue ni, tori ga naite shimawanu uchi ni hara hera, hitotsu futatsu mittsu de mata ashita, hitotsu futatsu mittsu de mata ashita.- Canté la canción mientras bailaba de una forma algo extraña pero bonita a la vez, solo me faltaba un yukata por los movimientos que hacía y hubiese quedado perfecto, pero cuando me di cuenta de que estaba en medio de la calle, me dieron ganas de irme para casa.

off: canción que canta natsu:

De repente, dos figuras altas y aladas pasaron junto a Natsu y su digimon. Miraron fijamente al humano, extrañados por la danza que practicaba en mitad de la calle. Aunque a Angewomon, uno de los dos digimons, sonrió, admirada. La verdad era que el joven lo hacía bastante bien, así que aplaudió con energía.

- ¡Bravo!-dijo el ángel femenino, mientras que su pareja, HolyAngemon ladeaba la cabeza, divertido-. Lo haces muy bien, ¿has recibido clases de baile y canto?-inquirió Angewomon, con una cálida sonrisa.

El ángel masculino observó a su compañera, encantado de que fuera tan dulce y amable con los demás, además de ser bastante poderosa.

- ¿Qué hacéis aquí, pudiendo disfrutar del parque temático? ¿Tenéis algún problema o alguna cosa?

El ángel se tensó, y miró hacia todos los lados, en busca del supuesto peligro que a “amenazaba” a aquel chico y a su compañero. Como ángel sagrado, debía asegurarse de la seguridad y el confort de todas las criaturas del digimundo.

- Relájate, Holy-dijo Angewomon, volviéndose y brindándole una sonrisa divertida-. Si estos pequeños tuvieran algún problema, ¿no crees que no estarían cantando y bailando tan felizmente?

Se rio, y su risa fue como el piar de los pájaros, suave, armoniosa, perfecta, y carente de maldad.

Vi como dos especies de ángeles uno femenino y el otro masculino, se acercaban a nosotros, el femenino se rio divertida al ver lo que había hecho, estaba a punto de explotar de la vergüenza y no sabía ni que decir, todo el rato pensaba, "¿que hago, que hago?" no podía pensar en otra cosa salvo esto, además, estaba sonrojado. -Es-es-es-es-esto... ¿que-que-que-quereis u-u-u-unas en-en-en-entradas?- Les pregunté a los dos tartamudeando mientras ladeaba la cabeza para que no se notase el sonrojo en mis mejillas.

Dorumon, quien se dio cuenta, directamente habló antes de que dijera algo que no tocaba. -Hola, yo soy Dorumon, y él, es Natsu, mi entrenador, mucho gusto.- Dijo con una sonrisa mientras los miraba y luego volvía a hablar. -Nos quedan tres entradas y necesitamos venderlas todas, no nos compraríais alguna vosotros, ¿por favor?- Dijo, yo me escondí detrás de Dorumon, alguien no solo me había escuchado cantar si no que también me había escuchado cantar.

Por un momento, intenté superar esa timidez que tenía y le respondí al angewomon la pregunta que me había formulado antes. -Es-es-es-esto... no he re-re-re-re-recibido cla-cla-cla-clases de ba-ba-ba-ba-baile ni ca-ca-ca-canto... so-so-so-solo me a-a-a-a-a-a-acor-acordaba de esa ca-ca-ca-canción.- Dije tartamudeando escondido de Dorumon aun, tenía miedo de que me vieran sonrojado, por eso me ocultaba detrás de mi compañero digimon.

HolyAngemon se acercó para mirar más de cerca las entradas.

- Así que al parque de atracciones, ¿eh?-murmuró pensativo, frotándose la barbilla mientras miraba las grandes montañas rusas que subían y bajaban, trazando loopings y movimientos imposibles-. Bueno, está bien

Mientras sacaba el dinero del bolsillo, Angewomon se agachó para mirar al humano, amable y curiosa.

- Vaya, pues lo haces de lujo para no haber recibido clases… No tengas miedo, no voy a hacerte daño^^ dijo la criatura angelical.

El varón extrajo al fin un billete del monedero y se lo tendió al digimon moradito, sonriendo y atrayendo hacia sí a su compañera digital. Ella le pasó un brazo por la espalda para estar más en contacto con él.

- Dame dos. Una para mí y otra para la dama -pidió, con cortesía.

Alargó la mano para recibir las dos entradas. Cuando las hubo tenido, se volvió, llevándose a su vez consigo también a Angewomon. Pasaron por la taquilla y extendieron la mano para recibir el sello de color. Luego cruzaron la puerta y se adentraron en un mar de diversión y felicidad.

No muy lejos de allí, se acercaba un digimon, volando, y oteando a su alrededor, curioso con lo que veía y con cuidado de no estrellarse contra ningún árbol o edificio.

Al final, solo nos quedaba una, esos dos digimons fueron muy amables con nosotros dos. -¡Natsu, tienes que dejar de ser tan tímido y tartamudear siempre que hablas con un desconocido!- Me gritó Dorumon mientras yo no sabía que decir, ya que tenía parte de razón, pero a la vez no. -Pero... sabes que cuando lo hago, siempre digo alguna cosa que o estaba fuera de lugar o no la tendría que haber dicho...- Le dije a Dorumon mientras miraba al suelo y esperaba a ver que pasaba.

-Bueno, al menos solo nos queda una entrada, ahora a ver quien nos la compra la entrada, además, recuerda que le prometimos a Palmon que las venderíamos todas cinco.- Dijo Dorumon mientras yo le miraba, como si estuviera esperando a que sacara otro tema de conversación para hablar y no haber silencio todo el rato. -Natsu, una pregunta, ¿de donde aprendiste eso? Me refiero a la canción y al baile de antes.- Me preguntó al darse cuenta de lo que quería y yo no tardé mucho en contestar. -Pues, de un templo al cual iba a jugar cuando solo tenía tres años.- Le dije a Dorumon sonriendo, a lo lejos, se podía observar un digimon volando que se acercaba, a lo mejor podríamos venderle una entrada a este también.

Falcomon volaba agitando las fuertes alas. Unos amigos le habían dicho que iban a estar por allí. En un principio el les había dicho que no iría, que tenía que quedarse entrenando. Pero finalmente había decidido que por un rato de ocio no iba a pasar nada.

Lo malo era que no tenía ninguna entrada para entrar en el parque de atracciones, y había escuchado que las entradas se habían terminado rápidamente. Por si acaso, ahora se pasaba por allí. Igual tendría suerte y encontraría a un encargado de las taquillas al que le quedaran entradas.
Aterrizó limpiamente junto a la puerta del parque, y anduvo con sus patitas junto a un vendedor.

- Buenos días… ¿Tiene entradas?-inquirió.

El taquillero, un Kamemon, lo miró por debajo de su casco azul. Cruzó las garras de sus patas delanteras.

- Siento decir que ya no hay... Se agotaron esta mañana, lo siento mucho-respondió el digimon con aspecto de tortuga.

Falcomon bajó la cabeza, entristecido, y asintió. Luego se dio la vuelta y comenzó a caminar de vuelta a casa, arrastrando los pies.

- Bueno… entonces supongo que tendré que volver al gimnasio y seguir entrenando… como todos los días U.U- dijo, abatido, exhalando un suspiro.

Después de observar como un Falcomon venía y le pedía entradas a un Kanemon, ni siquiera lo pensé, me pusé directamente delante de él con la última entrada que me quedaba. Pero, ahora no sabía que hacer, había hecho las cosas sin pensar y en consecuencia no sabía que hacer, mientras Dorumon estaba allí observándonos, quería que superara mi timidez quizás, pero... dejarme solo, eso lo complicaba mas.

¿Que le decía, como le hablaba? Preguntas y mas preguntas no paraban de formularse en mi cabeza, además, de que si le intentaba hablar, empezaría a tartamudear, pero, si no hablaba, no vendería ninguna entrada... así que no pude hacer otra cosa salvo, hacer lo que iba a hacer. -Es-es-es-es-es-esto... nos que-que-que-queda u-u-u-u-u-u-una e-e-e-e-e-e-e-e-e-e-entra-entrada... es ba-ba-ba-ba-ba-barata...- Le dije tartamudeando y sonrojado de la vergüenza que tenía.

Dorumon se acercó a nosotros, después de haberme dejado abandonado cuando había ido a hablar, no lo entendía, primero me dejaba solo y luego viene, era ilógico. -Vamos, solo nos queda una entrada y es bastante barata, anímate, vamos.- Dijo Dorumon, con una gran sonrisa, yo me limité a esconderme detrás de Dorumon, y fue en ese instante que me entró hambre, y el estómago, me rugió pidiéndome comida, así que saque un pequeño bento en el cual había arroz, dangos, croquetas y tortilla, todo robado, claro está, ya que era de la única manera que conseguía comida. Empecé a comer mientras esperaba a ver que decía ese digimon.

Falcomon ya iba a alzar el vuelo, cuando escuchó unas voces a su espalda. Se volvió, curioso. ¿Qué sería lo que querría aquel muchacho que tartamudeaba tanto? Parecía ser reservado y bastante tímido, a lo mejor había que darle un empujoncito…

- ¿El qué es?- preguntó, curioso por saber a dónde quería llegar a pasar aquel muchacho.

Entonces, cuando por fin el humano consiguió decirlo todo, a Falcomon se le iluminaron los ojos. Entonces ya podría reunirse con sus amigos, divertirse con ellos, y alejarse un poco del deber. Se acercó al humano dando saltitos.

- ¿De verdad me la vendes? -preguntó, contento.

Sacó una billetera de algún lugar de su traje de ninja, la abrió y rebuscó dentro. Casi parecía que lo hacía con ansia, como si pensara que cualquiera podría llegar y arrebatarle su preciada entrada. Sacó unos billetes del monedero y se los tendió al joven. Luego hizo suya la entrada.

- ¡Mía!- se rio- Muchas gracias por la entrada-se inclinó, amablemente. Luego se dio la vuelta y empezó a correr hacia la taquilla, para que le pusiera el sello de color en el ala y pudiera entrar en el parque y disfrutar de todas sus maravillas. Al parecer, Natsu y Dorumon habían cumplido satisfactoriamente su trabajo.

OFF:

Felicidades, terminaste la misión.
Le diré a un Admin que te de 20 DE^^