Noruega - Destino inesperado

Las calles estaban cubiertas por la nieve hasta cerca de dos palmos de altura, la noche se crecía sobre las calles de Hamar en el que parecía ser un día como cualquier otro en la capital... Noche tranquila y calles prácticamente despobladas que hacían ver o bien que era un día de entre diario, o que en aquella ciudad no eran demasiado dados a las festividades. Las tiendas estaban cerrando, y nevaba con cierto ritmo constante, aumentando poco a poco el manto blanco.

Dentro de la universidad de Hamar las puertas ya habían sido cerradas y el supervisor había dado su último repaso antes de abandonar el edificio y echar la llave. Poco esperaba el que unos invitados inesperados fueran a hacer una visita aquel día pues era difícil acceder a la universidad una vez tenía las puertas cerradas... Si bien aquellos invitados habían tomado un método de entrada mucho mas particular, que se desarrollaría en la sala de informática, donde un ordenador se había encendido por su propia cuenta y comenzaba a resplandecer, mostrando un extraño programa informático, antes de que una multitud de datos salieran desde su pantalla al exterior.

El primero en llegar al mundo real fué Knight, chocando contra la pared de espaldas, pues el ordenador que les expulsaba se encontraba cerca de la misma, algo mucho mejor para su bienestar que si se hubiera tratado de uno de los que se hallaban en las filas de en medio. Tras el llegó Were, aún sujeto a su pierna, si bien su aspecto era el de un Wanaymon y le agarraba con la boca. Mientras el chico se llevaba la mano a la cabeza para volver a situarse en el plano físico pudo apreciar que la pantalla aún brillaba... Al parecer la chica había aceptado su oferta, así que se hizo a un lado para dejarla sitio y colocó un brazo extendido a la altura de la cintura para que al llegar se sujetara al mismo, pues si se golpeaba contra la pared y teniendo en cuenta que la ultima vez que la habían visto era de frente, sus dientes podían peligrar.

Mientras los datos comenzaban a salir de la pantalla sujetó lo que parecía comenzar a formarse como un brazo para darla equilibrio, apuntando con rapidez a la pantalla con su otra mano y su Digivice mientras esperaba a que terminara de salir, momento en el cual envió un nuevo resplandor a la misma, cerrando el portal de nuevo.

- Bienvenida de nuevo al mundo humano... Por cierto, puedes llamarme Knight.

Era la segunda vez que atravesaba los portales, pero la sensación seguía sin gustarle. Eso de ser llevada de un lado a otro sin control, atravesando una especie de túnel multicolor. La mareaba un poco, aunque la otra vez había sido peor la sensación era la misma que si cayera sin tener constancia del tiempo.

Pero todo tiene su fin, y el túnel desembocó en una sala. Nada más comenzar a materializarse, volvió a sentir la falta de poder que sentía cuando recuperaba su cuerpo humano. El cambio entre los mundos quizás hacía inestable la posesión, o quizás fuera que estaba sin energía. En el digimundo era muy tarde, y llevaba bastantes horas sin dormir. Por ello su apariencia ahora era la de una joven rusa de 16 años, de cabellos dorados y ojos rojizos, vestida con un vestido negro con falda asimétrica mucho más larga por detrás que por delante.

Una mano sujetó su brazo nada más aparecer, cosa que la hizo soltar una pequeña exclamación de sorpresa cuando segundos después fue apareciendo el resto de su cuerpo. Por el hecho de haber saltado hacía delante para entrar en el portal hizo que llevara más energía de la debida y acabo dando varios pasos hacia delante hasta que se topo con otro brazo a la altura de su cintura. A pocos centímetros de una pared.
Alguien la estaba hablando. Parpadeó y suspiró aliviada de no haberse golpeado, giró el rostro para ver a su interlocutor. Por suerte y a diferencia de el mundo digital la sala estaba levemente iluminada por la luz de la calle.

Era un chico pelirrojo de ojos verdes. Vestía ropas humanas, sin detalles extraños: chaqueta, camiseta con un símbolo que la chica no podía ver bien y unos vaqueros llenos de cremalleras. En una de sus piernas había una bola de pelo azulada, que de haberse fijado más la chica habría saltado sobre ella para abrazarla, puesto que era adorablemente pomposo, como un peluche.

- Rytsar?- La chica se fue a la traducción literal del ruso. Normal, ahora estaba un tanto confundida que tendía a traducir cosas que no debía traducir.- Yo soy Natasha, pero puedes acortarme el nombre como quieras.

Revisó la sala, intentando adivinar dónde estaba. Aunque había pocos edificios que ella conociera por dentro. Lo mejor sería salir a la calle para adivinarlo. Por ello decidió acercarse a la ventana para ver si reconocía la calle. Sin embargo, lo único que le resultaba conocido era la nieve.

- Chert... Nieve...- su voz se tornó apesumbrada. era algo que no la gustaba, siempre que era invierno muchos niños acababan muriendo, ya fuera por congelación o por las enfermedades.- Rytsar, ¿sabes dónde estamos?

El joven humano sujetó a la chica cuando entró en el mundo real, sin soltarla hasta que esta estuvo del todo estable. El joven alzó una ceja con duda ante la palabra por la que la llamó la rubia, pudiendo verla ahora como era en realidad... muy distinta a el ser al cual le había tendido la mano, si bien en su opinión había ganado en aspecto.

- Natasha es un nombre bonito... Creo que no lo acortaré sin un buen motivo. - Era rubia y sus ojos tenían un peculiar tono rojizo como no había visto nunca antes, piel blanquecina y casi perfecta, que acompañaba de una vestimenta de tonos oscuros y con formas agradables que hacían destacar los detalles anteriormente nombrados. Curiosamente no tubo ningún tipo de pensamiento extraño hacia ella ¿Su mente continuaba aturdida? Eso pensaría el, pero la verdad era distinta.

Wgwgwgw... - Aquel extraño sonido había sido hecho por Wanaymon, quien durante todo el tiempo seguía agarrado al pantalón de L con la boca. Al darse cuenta el humano de ello se inclinó con cuidado, sujetándole para que pudiera soltarse, cosa que el digimon hizo al instante - Tsuuuuu.... ¡Te habías olvidado de mi! - Su voz resultaba mucho mas suave y agradable en aquella forma, y en lugar de el típico enfado que habría mostrado en su forma rokie el pequeño digimon parecía tener un berrinche infantil.

- No iba a olvidarme de ti, tranquilo - Dicho esto se lo colocó en la capucha de su chaqueta, la cual llevaba solamente para situaciones como aquella, pues en realidad adoraba sentir la lluvia cuando esta se daba... Adoraba el agua en general.

Con Wanyamon ya sobre su chaqueta el joven caminó hasta donde se encontraba Natasha, mirando como ella por la ventana, mientras su digimon trepaba como podía para ver hacia el frente desde su cómoda posición - Nieve... No recuerdo cuando fue la última vez que la vi, pero me es familiar - Aquella frase tenía una explicación, y le llegaría a Natasha con la siguiente, pues entre ambas intentaban responder a la pregunta de la joven - Tampoco recuerdo las luces ni las paredes... Pero en mi es algo normal, lo Siento Natasha, pero no podría ayudarte a saber donde estamos ni aunque fuera mi casa... Soy amnésico - Lo dijo con tranquilidad, como el que comenta el buen día que hace, después de todo para el joven aquel dato era ya de lo mas normal.

- No tengo recuerdos de ningún tipo... Aunque no lo considero malo, pues he olvidado todo trauma o recuerdo doloroso que pudiera tener en mi vida pasada.

La chica esperó la respuesta del otro, aunque volvió mirar por el cristal. No había nada que la dijera dónde estaba, y lo peor de todo es que si no era Moscú, ya podía ser un pueblo a pocos kilómetros, que estaría perdida irremediablemente. Cosas malas de no haber ido nunca a la escuela.
Aunque por raro que sonara, había aprendido a hablar en otros idiomas, aunque sólo el inglés podía decirse que lo dominara. Para sobrevivir hay que ser astuto, y una buena manera de sacar dinero era guiar a los extranjeros a distintos puntos de la ciudad, sobre todo porque era enorme y aunque se contara con un mapa era fácil perderse.

Suspiró resignada, siempre pensó que los niños elegidos que abrían portales escogían su destino. O al menos eso pensó cuando Zayyn y ella acabaron en el laberinto y esta parecía muy disgustada. A lo mejor era que su dispositivo creaba alguna distorsión en los portales.

Hasta que supo que Knight era amnésico. Se quedó sorprendida, y se volteó de nuevo a mirarle.

- Izvinite... No sabía eso, pensaba que los que teníais ese tipo de dispositivo escogíais el lugar al que salir. Por eso lo pregunte, izvinite.- se disculpó de verdad, preocupada de que el chico estuviera molesto con ella.

Se quedó quieta, intentando pensar en algo que decir, para eliminar esa molesta sensación de tensión que se había creado ella misma. Y entonces, detrás de la cabeza del chico pudo ver una pequeña bola de pelo de color azul clarito. No pudo evitar ese pequeño sonido que toda mujer realiza al ver a un bebé o un animal pequeño y/o adorable.

- Awwwww... Que cosa más mona- dijo mirando hacia Wanaymon- ¿Podría abrazarte?- le preguntó, porque sabía que era el compañero del pelirrojo. Así que no era un animal del mundo humano incapaz de hablar.

El joven supuso que Izvinite sería algún tipo de disculpa, algo que recordaría para hechos futuros, al igual que el nombre por el que ella le llamaba... Posiblemente su propio nombre pero en su idioma. Quedó muda durante unos instantes, no era difícil asumir que por incomodidad ante la situación. L no había intentado crear aquella situación, y en un contesto normal tampoco no le importaría que se hubiera creado, pero aquel entorno nevado le apaciguaba casi tanto como las grandes superficies de agua... ¿Tendría algo que ver con su pasado? En su mente Knight pensaba que nunca podría saberlo, pero como fuera no iba a permitir que Natasha se sintiera mal por ello.

- No te preocupes Natasha. Y por el momento solo se elegir el lugar desde un ordenador del mundo humano... No se por que hemos terminado aquí.

L sonrió con cierta picardía ante sus palabras sobre el digimon que llevaba a su espalda, llevando los brazos atrás y pasándoselo por encima de la cabeza mientras el mismo protestaba - ¡Que no soy un muñeco! - Parecía tener un nuevo berrinche, mirando con cierto nerviosismo a L y luego a Natasha, recorriendo de nuevo el camino visual a demasiada velocidad para su pequeño tamaño.

- Vamos Were... - L sabía que por mas que se hiciera el duro en aquella evolución no podía evitar aceptar cariños y abrazos, tanto que a veces los pedía, dado que el humano no solía darlos con facilidad, ni si quiera a un bebe como el. El digimon desvió la mirada, y posiblemente de no tener tanto pelo se habría sonrojado, pero siguieron viéndose en su cuerpo únicamente los tonos blanco y azul, además del ámbar de sus ojos claro, mientras emitía un gruñido que podía traducirse como un "vale", demasiado digno para decirlo mas alto.

- Adelante Natasha... no te dejará hacerlo en cualquier otra evolución que alcance. - Le acercó su digimon a la joven, dando un paso el mismo para colocarse a su lado y dejándolo apoyado contra su abdomen, mientras el pequeño miraba a la joven a los ojos con cierto encanto, con aquella mirada podía saberse que el pequeño digimon no solo no le importaba ser abrazado, si no que además de darle vergüenza en cierta manera lo deseaba, si bien las razones eran algo mas tristes de lo que L y Were querían hacer ver, pues si L no recordaba su pasado... Were no lo había tenido hasta que conoció al humano.

Natasha esperó pacientemente por una respuesta. Al parecer el pequeño digimon no quería dejarse abrazar por eso de que no era un muñeco, aunque todas las personas que lo vieran pensarían eso. Que era un adorable peluche de un extraño animalito, quizás un gato sin patas, o con patas muy pequeñas.

Se le veía algo nervioso, como si no estubiera habituado a eso. Pero era extraño, con lo adorable que era ¿nadie había querido abrazarlo antes? Qué rara era la gente.

Quizás Wanaymon estaba demasiado incómodo por la petición, pero no pudo retractarse, puesto que finalmente aceptó. Y ella no iba a negarse a dar un abrazo a esa pequeña bola de pelos de grandes ojos. Lo cogió con sumo cuidado para evitar que cayera al suelo, puesto que era demasiado pequeño y lo acabaría estrujando con más fuerza de la necesaria o acabaría cayendo al suelo, puesto que ella no le abrazaría con suficiente fuerza para evitar su caída. En cualquiera de los dos casos el digimon se quejaría.

Cogiéndolo con una mano, y rodeándolo con el otro brazo, abrazó al digimon peludo. Para después acariciarle entre las orejas.

- Que suerte tienes de tener un compañero tan adorable.- dejó salir a relucir un poco la envidia que sentía por los niños con digimons, ella estaba sola. Le tendió a Knight su compañero- Gracias por dejarme que te abrace... ¿Eh? Esto... No sé tu nombre

Y era cierto, pese a haber estado por el mundo digital, era incapaz de recordar si había conocido a otro del mismo tipo y si había oido su nombre.

A pesar de su anterior negación a ser acariciado por la chica el digimon no logró ocultar su satisfacción al recibir cariños por su parte, a pesar de que los mismos fueran breves, pues Natasha no tardó en volver a tendérselo a L, quien lo recogió en brazos mientras escuchaba lo que le decía, sonriendo mientras volvía a dejar a Wanaymon en su capucha, quien parecía algo sorprendido - ¿Yaaaaa...? - Frunció el ceño y se dejó acomodar por el humano entre la ropa, moviendo la cola por fuera de esta.

- Sus Digievoluciones son algo menos adorables y algo mas macarras... O al menos la siguiente, no conocemos las demás - El chico jugueteó con una de las orejitas del Digimon por encima de su chaqueta, mientras Wanaymon se dejaba aún moviendo la cola - Pero es único... o al menos no hemos conocido a ninguno mas como el, y ningún digimon o humano ha visto tampoco uno parecido, desconozco la razón.

L dejó de acariciar a Wanaymon, el cual se comenzó a relajar en su capucha, otra de sus "cualidades" en modo bebé, su facilidad para dormirse casi cada diez minutos si la situación lo permitía. Sabiéndolo el humano decidió dejarle tranquilo, mientras echaba un vistazo por la habitación, volviendo a mirar tras aquello a Natasha, fijándose principalmente en los ojos de ella.

- Perdona por preguntarlo Natasha pero... ¿Eres una Hybrida? Were no notó nada raro en tu olor, pero te has transformado en digimon, y tampoco llevas a uno contigo - Knight la miró con cierta curiosidad, apoyándose levemente en el marco de la ventana mientras lo hacía - Ademas aquellos hybridos también te perseguían a ti...

El humano esperó la respuesta de Natasha mientras su digimon terminaba por quedarse completamente dormido en su capucha, donde se le podía oír respirar con tranquilidad cuando se prestaba atención.

Natasha escuchó atentamente la explicación sobre la linea evolutiva del pequeño digimon que ahora volvía a encontrarse en la capucha.

- No sé si creerme lo de macarra con lo mono y adorable que es ahora. - se rió- Aunque los digimons llegan a cambiar mucho al evolucionar... Sobre todo si no se conoce su línea evolutiva.

Se quedó viéndoles compartir un momento niño elegido- digimon. Y como no, notó una punzada de envidia, tenía mucha envidia de que casi todos los tamers a los que había conocido tenían digimon, incluidos los biohybridos. Aunque este último, el rubio, parecía que no tenía... O se lo había comido. Con ese carácter, tampoco sería de extrañar.

- No, no soy un híbrido. Poseo espíritus digitales.- hizo una pausa pensando en cómo explicarlo, puesto que había conseguido poca información- Serían los espíritus de unos antiguos guerreros del mundo digital, que han quedado sellados en unos objetos. Y puedes evolucionar a ellos con el dispositivo adecuado. O eso creo...- intentó explicarse lo mejor que pudo, pero se la notaba algo insegura al hablar.- En cuanto a lo de que me persiguieran, debo de tener mala suerte... Ya es la segunda vez que me persiguen los híbridos. Además ahora dos

La mala suerte parecía perseguirla cuando se encontraba a estos transformistas. Puesto que los dos que había conocido, los dos la habían perseguido. Y uno de ellos, Zayyn, lo había hecho dos veces.

Miró alrededor de la sala, quizás lo mejor sería empezar a buscar información sobre dónde estaban. No sabía que hora era, pero a la gente no le solía gustar que hubiera intrusos en sus casas o edificios. Y este con tantos ordenadores le recordaba a un ciber o a una biblioteca. A falta de referencias como un colegio o una universidad, lugares a los cuales ella nunca iba.

- Quizás deberías empezar a investigar dónde estamos.

Se acercó a la puerta del pasillo, y la abrió levemente para mirar qué es lo que había al otro lado. Aunque sólo encontró un pasillo desierto.

El "niño" elegido escuchó a la joven, analizando cada una de sus palabras con cuidado, mientras su mente asimilaba otra de las cientos de posibilidades posibles del mundo digital. La existencia de humanos que se transformaban sin mas en Digimons híbridos ya le parecía mas que peculiar, sobretodo por que desconocía la manera en la que lo hacían, pero aquella chica le hablaba de otra manera distinta de transformarse en un digimon mediante espíritus... Lo cual resultaba mas que interesante si se partía de un hecho mas que importante, a diferencia de L ella nunca sería el miembro débil del grupo, obligada a refugiarse tras su compañero mientras este se encontraba en riesgo continuo. Pero claro, el no podía transformarse en ningún digimon.

- Cada uno de nosotros tiene distintas ventajas... Tu puedes luchar por tu cuenta, mientras que yo solo puedo idear estrategias mientras espero que funcionen y mantengan a Were con vida. - Miró a su compañero, el cual aún permanecía dormido en su capucha y sonrió - ... Aunque no negaré que prefiero tenerle a el aunque dependa de su fuerza.

L siguió con la mirada a la muchacha mientras esta se alejaba en dirección a la puerta que salía de la habitación, habiendo dicho antes que debía comenzar a explorar el lugar, algo en lo que el se encontraba de acuerdo, si bien optaba por investigar aquel lugar primero. Así que mientras la chica se dirigía a la puerta para mirar en el exterior el caminó hacia la mesa que parecía tener el ordenador mejor equipado de todos, no para utilizarlo, ya que probablemente tuviera alguna contraseña, si no para curiosear entre los cajones de la mesa, encontrando gracias a ello una carpeta en la cual si bien no entendía mas de la mitad de las cosas que tenía sus palabras centrales, en relieve le hicieron entender donde estaban.

- Norge Universitet... - El chico señaló las palabras halladas en la carpeta, por si Natasha miraba hacia esa dirección - Desconozco que significara Norge, pero Universitet es casi idéntico a universidad, así que ya sabemos donde estamos - El chico miró por la ventana para calcular la hora, en su estancia en el mundo digimon y tras varios paseos por el mundo humano había aprendido lo básico, pero aún no recordaba como leer la hora de los relojes - Y Por como está la noche me atrevería a decir que posiblemente estemos solos. Estos sitios cierran por la noche según tengo entendido. - ¿Habría ido el alguna vez a la universidad? Pocas formas tenía de saberlo, ni si quiera podía volver a su casa, pues desconocía su situación, así que mucho menos detalles como su nivel económico estudios.

El chico dejó la carpeta de nuevo en el cajón de la mesa, y tras cerrarlo caminó hasta la puerta en la que se encontraba Natasha, mirando con cuidado al exterior, tal y como había hecho ella unos segundos atrás - En efecto parece que estamos solos... Quiero explorar este lugar, pocas veces se me presentan estas oportunidades. - Knight sonrió con cierto misterio, saliendo de la habitación y caminando con paso lento a lo largo del pasillo, únicamente iluminado por la luz que entraba del exterior. Tras unos segundos hablando se giró y extendió su mano hacia la chica a modo de invitación - ¿Me acompañas Natasha? Quizás encontremos algo interesante...

OFF:

Ella suspiró, cerrando de nuevo la puerta antes de mirar a L fijamente. No la gustaba pelear, aunque su vida entera era una continua batalla, contra el hambre, el frío y las enfermedades. Vivir en la calle no era sencillo.

- A mí no me gusta pelear. Ni que sea por mí misma, aunque es mejor eso a que alguien lo haga por ti y que acabe herido... - suspiró- No sé que tienen todos allí con eso de atacar a los demás.

Sonrió un poco triste, si ella tenía digimon en algún momento, no iba a permitirle pelear. Si era necesario le protegería ella, puesto que no quería que dañaran a un amigo tan cercano. Natasha era capaz de sacrificarse por cualquier persona que tuviera su simpatía, no le importaba lo que la ocurriera a ella mientras que supiera que los demás estaban a salvo. Por eso se había ganado la simpatía de muchos de los sintecho de las calles de Moscú, tuvieran la edad que tuvieran. Pero sin lugar a dudas, los que más cariño la tenían eran los niños.
Ahora que se acordaba de ellos, se puso nerviosa, tenía que regresar con ellos. El tiempo que había pasado en el mundo digimon eran unas vacaciones, pero no podía desaparecer así como así.

- Norge...- se quedó pensativa. No sabía qué era, pero sí que tenía parecido al nombre de un país- Me suena parecido a Norvegiya (Noruega), pero no sé si son lo mismo. Si es eso, entonces estoy lejos de casa... Creo... No tengo ni idea de mapas.

La rubia tuvo un pequeño momento de bipolaridad, puesto que por un lado estaba preocupada por cómo regresar a Moscú. Y por otro lado, estaba alegre de estar en una universidad. Siempre había querido estudiar, pero debido al estilo de vida que llevaba era imposible. Así que estar en un edificio como ese le parecía que era un sueño hecho realidad. De hecho, a pesar de sus costumbre de entrar a robar a algunos edificios, nunca lo había hecho en las facultades, puesto que en el campus había gente a todas horas y había suficientes medidas de seguridad.

Abrió de nuevo la puerta para asomarse y confirmar de nuevo que no había nadie. El pasillo como antes estaba vacío. Además de oscuro, algo que a la chica no le gustaba mucho, puesto que tenía reminiscencias de miedo a la oscuridad de cuando era pequeña. Se sobresaltó un poco cuando Knight se colocó a su lado. El pelirrojo tenía una sonrisa misteriosa, que provocó curiosidad a la chica.

- Claro que te acompaño- se acercó al chico, tomándole de la mano. No le gustaría verse sola en mitad de un pasillo de una universidad de, probablemente, otro país. - No me perdería por nada del mundo estar en un sitio así. Puesto que nunca podré estar en uno de ellos

La nieve seguía callendo en el exterior, y su visión a través de la ventana mantenía a L en calma. El joven no podía entender la razón del odio de Natasha hacia la nieve, claro que tampoco tenía recuerdos como para poder llegar a una deducción lógica. En cuanto la muchacha aceptó su mano comenzó a caminar a lo largo del pasillo, parando en tres puertas seguidas para mirar en su interior, mas solo habían mesas y sillas.

- Creo que todas las que tienen números son solo habitaciones con mesas - Mientras decía aquello señaló con su mano libre a un cartelito que había sobre la puerta, en donde podía leerse A - 22 - Las anteriores también tenían carteles parecidos a estos... Quizás encontremos una distinta. - Sus esperanzas vivian principalmente en que la primera habitación de todas, aquella en la que habían aparecido, estaba repleta de ordenadores, y quizás hubiera alguna otra con mas y distintos aparatos, quizás no eléctricos, pero podían resultar interesantes.

Tras unos minutos caminando y después de bajar por unas escaleras a lo que parecía la planta baja de los pasillos L se fijó en una puerta que además de los típicos números tenía un cartel con las palabras Høringer Rom (Sala de audiciones) escritas sobre el - Esta es distinta - Tras susurrar aquello se soltó un instante de Natasha, llevando una mano al poco y otra a la puerta, mientras pegaba la oreja a la misma, cerrando los ojos. No logró oír nada, así que dejó que el pomo cediera con un leve chasquido, aunque la puerta no se abrió - ¿Cerrada? - Parecía extraño, en parte por que la sala de informática se encontraba abierta, así que insistió de nuevo, esta vez dándola un ligero empujón con el hombro, ante el cual la puerta se abrió de golpe, pues sencillamente se encontraba atascada... - Es impresionante...

En cuanto los ojos de L se acostumbraron a la oscuridad pudo ver una enorme sala dividida en dos por una pantalla de cristal trasparente. A ambos lados de la pantalla, si bien sobre todo al lado opuesto al que se encontraban habían una serie de instrumentos musicales, algunos que el chico no lograba recordar, pero otros que extrañamente y aunque no supiese su nombre le resultaban mas familiares que el rostro que le devolvían lagos y espejos... Había reencontrado la música, y en su interior se encontraba completamente helado, presa de una sensación que sin recordar adoraba, lo cual le hacía sentirse aún mas extraño, pero mas en cama...

- Lo recuerdo... - Mientras tanto en su capucha seguían pudiendo oírse leves respiraciones, indicando que Were aún seguía dormido, podía despertar en cualquier instante, pero por el momento la mente de Knight por así decirlo se había alejado de la realidad.

Natasha caminaba mirando a todos lados, sobre todo atenta a cualquier mínimo sonido. No le gustaba estar en edificios tan oscuros sin saber qué hora ni donde estaba. Siguió a L por los pasillos, había muchas salas, pero en todas ellas no parecía haber nada interesante, sólo mesas y sillas. Seguramente esas serían las aulas donde se impartían clases.

Lo cierto es que tras ver las tres salas esas, perdió el interés en ese tipo de salas, siempre eran iguales a lo sumo parecía que cambiaba el color de la madera que estaba hecho el mobiliario.

Al parecer en ese piso todas las salas eran iguales, sin nada que llamara la atención. Por ello L la guió hasta unas escaleras, de las cuales tomaron las que bajaban hacia el piso inferior.

- Si que es enorme este edificio- comentó más para sí misma. A saber cuantas plantas tendría y cuántas salas. Se notaba que servía para acoger a mucha gente.

Continuó caminando, mirando toda la decoración de las paredes, que eran en su mayor parte tablones donde poder colgar anuncios, horarios y demás avisos propios de una universidad. Además de algunas máquinas expendedoras. A pesar de mirar los carteles de las clases, ella sólo notaba diferencias en la longitud de las palabras, dado que sólo sabía leer en cirílico. También reconocía los números, pero nada de lo que estaba escrito en esa universidad la ayudaba. Por eso la sala donde se detuvo Knight, no le decía nada el cartel, sólo que había una mayor longitud de letras.

- Si tienes problemas al abrirla, déjamela a mí... - cuando terminó de decirlo, él la acababa de abrir. Al parecer estaba sólo atascada. En caso de haber estado cerrada, ella podía haberse hecho cargo, puesto que sabía abrir los cierres de las puertas normales. Y esa sala al estar dentro de un edificio cerrado como mucho estaría cerrada por una llave, y no sería una puerta blindada.

Entró tras él, parpadeando para acostumbrarse a las penumbras de esa sala, que eran mayores que en el pasillo. Y se quedó en silencio, observando todos los instrumentos en el interior, como bien había dicho el pelirrojo antes: la sala era impresionante. Había visto tocar a la gente en la calle, pero no llegaban nunca a más de cuatro o cinco instrumentos. Mientras que en esa sala había tantos que no reconocía la mayoría, o eran recuerdos muy lejanos de su niñez cuando había ido a ver ballet.
Se introdujo a la sala, avanzando para observar con más detalle todo lo que había, mientras que una pequeña parte de su cabeza calculaba qué objeto era el más cómodo de transportar y por el que podría sacar más dinero en una casa de empeños. El piano quedaba descartado por razones obvias, pero quizá un violín...

Se volvió, sobresaltándose levemente, por haber caído en la tentación de robar. Las palabras de Knight habían sido las que la habían despertado de ese estado de cálculo.

- ¿Eh? ¿Qué recuerdas?- la chica estaba confusa por esas palabras, y sobre todo porque su compañero emitía una sensación diferente a la de antes, como si sólo su cuerpo se encontrara en la sala, pero no su mente.

L no se percató para nada de ninguna de las intenciones de la chica, aunque el mismo quizás sería el primjero en llevarse uno de esos instrumentos antes de marcharse... Pero ahora su mente se encontraba "bailando" entre el placer y la duda, pues no recordaba por que se sentía tan cómodo en aquella habitación, solo recordaba ser feliz y que la música siempre le había encantado, uno de sus dos hobbys... ¿Uno? ¿Cual era el otro?

- Recuerdo.... pero no se el que - Con algo de esfuerzo L consiguió que su mente volviera a su cuerpo, comenzando a andar por la sala, abriendo la puerta de la zona cubierta y caminando cerca de varios instrumentos, rozándolos con el dorso de la mano - Algunos no me llaman la atención, sobretodo estos metálicos... - Mientras decía aquello el dorso de su mano rozaba instrumentos de viento metálicos. Tras ellos continuó caminando hasta llegar a la sección de cuerda, donde se puso en cuclillas y sujetó uno de los violines - Lo conozco... Pero... - Volvió a dejarlo en el suelo y tras quedarse mirando a un laúd y sonreír continuó su camino hasta sentarse en el piano, levantando el cubre teclado y tocando varias teclas al azar con expresión solemne.

- Were... - Como respuesta inmediata el pequeñin de su capucha despertó, bostezando y emitiendo un sonido de duda por haber escuchado su nombre - Hace unas horas me preguntaste que es la música... Natasha, quiero que tu también lo escuches - Puso sus manos sobre el piano, esta vez parecían bien colocadas, tras lo cual comenzó a tocar ciertas notas, primero probando, tras lo cual respiró con tranquilidad y cerrando los ojos dejó que sus dedos fluyeran por el teclado, rescatando una melodía de entre sus recuerdos que solo logró ir recordando según la tocaba... No era la mas difícil del mundo, pero si bella y con significado ¿Que significado? eso el lo desconocía, pero mientras tocaba cada una de las notas algo en su interior se revolvió, mientras volvía a sentir lo mismo que aquella vez que quedó completamente sumergido en el lago... Esta vez sin intentar evitar que aquella voz y aquel sentimiento invadieran su mente... El solo estaba tocando con el alma, volviendo a hacer algo que sin saberlo deseaba desde antes de perder su memoria.

No duró demasiado, y tras las últimas notas Knight separó las manos del teclado, levándose una de ellas a su rostro durante unos segundos, antes de volver a la normalidad... O mas bien a la normalidad de aquel extraño día.

- ¿Que os ha parecido...? - Su duda era real, ya que para el la sola sensación de volver a tocar había sido maravillosa, y desconocía como lo habría hecho.

Canción tocada:

La rusa le miró algo confundida, primero la decía que recordaba algo y ahora que no sabía lo que era. Pensó que el pelirrojo no quería que ella lo supiera. Se encogió de hombros, no le gustaba insistir en esas cosas, si Knight decidía contárselo, estaría encantada de escucharle.

Y rápidamente entró tras él, no quería quedarse al otro lado del cristal en una sala más oscura que el propio pasillo. Ya estaba harta de tanta noche. Los siguientes días se iría a dormir nada más anochecer, para no tener que estar rodeada de tantas tinieblas.
Dentro de la mampara de cristal, ella se sentó en el suelo. Observando a L ir y venir entre los instrumento. Diciendo cosas sobre si los reconocía o no. Hasta que finalmente se detuvo frente al piano. Donde tocó algunas teclas con cuidado antes de despertar a su compañero, para que escuchara lo que era la música.

Natasha sentía una gran curiosidad por oírle tocar. No poseía una gran cultura musical, pero sí que la gustaba oírla. El chico comenzó con algunas notas un tanto inseguras probando. Hasta que comenzaron a encadenarse poco a poco, formando una hermosa melodía. Cerró los ojos, concentrándose mejor en la letra.

Rodeada por la música se vio a sí misma en un prado, de esos que sólo en verano podían verse en Rusia. La brisa mecía sus cabellos y el Sol dejaba un suave cosquilleo, agradable, por su piel. No sentía ni una alegría excesiva, ni tristeza. Simplemente notaba una gran tranquilidad. Sintiéndose segura en ese lugar.

Por automatismo, comenzó a balancearse suavemente al son de la música. Dejándose llevar, hasta que la canción poco a poco llegaba a su final, siendo más lenta. Donde volvió a abrir los ojos, parpadeando repetidamente, para despejarse.

Knight era sorprendentemente bueno con la música. Dirigió una mirada de verdadera admiración hacia el pelirrojo.

- ¡Eres increíble! Tocas de maravilla- ella desconocía la canción, por eso no podía dar una opinión técnica. Pero sí que le había gustado la manera en la que él había tocado.

Knight sonrió ante la opinión de la chica, no le importaba si sabía o no de musica, la había agradado, y el propósito de toda obra parte de las manos del creador a el objetivo de conseguir agradar a todo el que le rodea, una obra que solo guste a su creador es sencillamente una gran representacion Narcisista a la cual llamar "arte" y el no deseaba algo así.

- Gracias Natasha... ¿Were? - L sujetó al pequeño digimon y lo colocó sobre sus piernas, parecía algo asombrado.

- Es bonito... ¿Es toda la música igual?

L Negó con la cabeza, pensando sus siguientes palabras antes de hablar, no quería que el digimon malinterpretara las mismas - No... No diré que el resto de la música sea mejor o peor, si no que sencillamente es distinta, expresa distintos sentimientos y utiliza sonidos distintos... es... - Se quedó en blanco, algo normal si se tiene en cuanta que se trataba de un amnésico diciendo lo que el creía que era la música solo gracias a lo que sentía por ella... sin recordar realmente nada sobre ella aparte de ese sentimiento o lo que sus propias manos pudieran ayudarle a rememorar - Es... - Las palabras no salían con fluidez de su boca, no podía decir lo que era la música, por que no lo recordaba, pero si podía decir lo que el sentía.

- La música es lo único verdaderamente puro en este mundo... inalterable, inmutable y que perdura a lo largo de los siglos. Las baladas se olvidan, las historias cambien, las relaciones empiezan y terminan, el amor, considerado algo eterno no se acerca ni un milímetro a la verdadera eternidad... Que es la música. Ella nos acompaña en nuestra vida incluso cuando no lo sabemos, en cada acción, en cada elección, hay una pieza que toca por nosotros, quizás no podamos oírla, pero existe... la música es vida y por eso nunca podrá desaparecer... nunca podrá olvidarse. Por que olvidar la música... Equivaldría a algo mucho peor que perder los recuerdos que nos rodean, sería como perder el alma... O eso es lo que pienso yo. Quizás resulte extraño, incomprensible... Pero no pretendo que entendáis mi visión de ella. Se que nunca nadie lo ha entendido, de lo contrario nunca habría olvidado.

Y guardó silencio... No tenía nada mas que decir, de hecho ya había hablado demasiado, o al menos demasiado sobre aquello que guardaba en su interior, mas allá del odio, mas allá de la maldad e incluso de esa esperanzadora bondad que había venido sintiendo durante los días anteriores... Aquello era mas poderoso que un simple rayo de luz a través de las sombras, era la luz en el interior de la oscuridad, una luz mucho mas brillante que cualquier otra, encerrada entre cientos de capas por su peligrosidad, capaz de cegar cualquier alma, y es que en ocasiones una luz demasiado intensa puede ser mas peligrosa que la oscuridad, pues todos la desearan y se aprovecharan de ella.

Fue esa luz la que se podía ver a través de los ojos de L cuando volvió a mirar a Natasha, una mirada capaz de inquietar, cegar o enternecer al ser mas puro, llena de pasión, esperanza y sobretodo amor... No ese amor mortal, lleno de engaños y falsas apariencias, si no aquel sentimiento que solo quien ha llegado a tocar el cielo antes de caer al infierno conoce, ajeno a las imperfecciones y a la propia razón, insensato y descuidado, sin exigir ningún tipo de condición, apreciando incluso los defectos, y con la misma elegancia y delicadeza con la que un músico toca su instrumento... Y entonces L cerró los ojos, rompiendo el hechizo producido por la pureza de aquella mirada que incluso el desconocía.

Así se mantuvo durante unos segundos, en silencio... Quizás esperando a que alguien dijera algo, quizás saboreando cada segundo de aquel silencio, uniéndose con su alma... o sencillamente esperando a que algo ocurriera, mientras Were cerraba los ojos y volvía al dulce reino de Morfeo.

Natasha continuó mirando la sala mientras que Knight y Were hablaban. Le sorprendía que muchas personas tuvieran acceso a todos esos instrumentos, solo por haber estudiado. Ella apenas tenía dinero suficiente para sobrevivir dos días, y había gente que aún viendo todos esos instrumentos no les era necesario robarlos.

El mundo era muy raro a la hora de repartir las cosas....

El pelirrojo recuperó su atención cuando de repente las palabras sobre que era la música fluyeron por su boca. Natasha quedó cohibida por todo lo que él dijo. Y sobre todo por su manera de decirlo, de esa manera que era tan límpia, dejando ver su alma con esas palabras. A pesar de que no entendió demasiado, era algo demasiado complicado para ella, sintió que era muy profundo.

- ¡Wow! Que profundo eres, Rystar...

No dijo nada más, la mirada que le dirigió el pelirrojo hizo que se sonrojara hasta a la raíz del pelo. Su corazón se encogió antes de empezar a latir velozmente, y una extraña sensación la inundó, era cálida y algo opresiva, pero para nada molesta. No sabía que era, pero había algo en la mirada verde del chico que había cambiado algo en su interior. Como si hubiera encendido un interruptor que antes hubiera estado apagado.

Incluso cuando él apartó la mirada, la sensación no desapareció. Se puso nerviosa. El por qué, ni ella misma lo sabía, sólo sabía que estaba nerviosa y cohibida ante el joven. Apartó el rostro, sobre todo porque notaba tanto calor en él que sabía que estaba sonrojada. Y seguro que sus mejillas brillaban como una bombilla roja.

¿Por qué la pasaba todo esto? No era porque se sintiera mal, más bien al contrario. Se encontraba llena de energía. Por ello se puso en pie.

- Qui- quizás deberíamos seguir investigando... ¿No?- dijo tímidamente.

Apartó la mirada. Al decir eso así, casi quiso estampar su cabeza contra la pared de cristal. Normalmente no tartamudeaba al hablar, ¿por qué ahora sí? Respiró hondo tratando de calmarse, pero aún así, no miró a Knight directamente. Sabía que si lo hacía volvería a ponerse nerviosa.

Tras unos segundos de paz y tranquilidad L terminó abriendo los ojos ante las palabras de Natasha, lo primero que vió fué a Were dormido sobre sus piernas, así que lo colocó de nuevo en su capucha, levantándose del banco y caminando hacia la muchacha con paso tranquilo. En su interior seguía algo alterado, si bien era bueno guardando apariencias.

- Cierto, aún hay mucho por ver. Quizás encontremos otro lugar interesante - Debido a la oscuridad no se había percatado del sonrojo de la joven, ahora a su lado, pues aunque pudiera verse medianamente bien, era difícil apreciar cambios de tono en la piel de los demás o al menos en el espacio que les separaba con anterioridad, si bien a escasa distancia... - ¿Sucede algo Natasha? - Seguía sin percibir la rojez, que por otro lado quizás se hubiera pasado ya tras varios segundos, si bien el hecho de la anterior tartamudez sumado a que evitara mirarle indicaban un comportamiento distinto.

Cuando se hizo una leve idea Knight sencillamente cerró los ojos un segundo y sonrió con tranquilidad. En una situación distinta quizás se habría intentado aprovechar de aquel momento, pero su mente había dejado de funcionar como lo hacía normalmente, la razón podía ser el lugar, la compañía o los sucesos ocurridos, quizás un poco de cada uno, mas el joven no se esforzó en pensar en ello, pues la verdad era que aquello le agradaba y le permitía seguir en paz, disfrutando de su presencia y compañía.

- Entonces sigamos Natasha... Pero esta vez te seguiré yo a ti. Sería injusto que yo eligiera todas las habitaciones. - Mientras decía aquello L caminó hacia la salida, volviendo a abrirla y esperando a la joven con la mano tendida hacia ella, tal y como había hecho unos minutos atrás, antes de encontrar la sala de música - ¿Vamos?

La chica retrocedió unos pasos, segura de que acortar las distancias entre ambos no eran una buena solución. Intentó calmarse, pero dio un pequeño brinco ante la pregunta de si la ocurría algo. Claro que la pasaba algo, el qué, no lo sabía.

- N-no... No pasa nada- mintió descaradamente.

Se dirigió hacia la puerta acristalada que llevaba al otro lado de la sala, para poder despejarse un poco. Sacudió la cabeza, levemente, tratando de dejar la mente en blanco a la vez que respiró profundamente. Hecho eso, se encontró mejor, seguía sintiéndose extraña, pero ya no era incómodo.

Knight pasó a su lado, yendo hacia la puerta que llevaba al pasillo.

- Claro, vamos... Hay que descubrir más cosas

De nuevo, volvió a coger la mano del chico, por miedo a lo que pudiera salir entre las sombras del pasillo. De nuevo el rojo coloreó sus mejillas, pero al ir por delante del pelirrojo, este no debería ser capaz de verlo.

Continuó andando por el pasillo, pero en este de nuevo todas las puertas eran con letras y números, es decir, indicativos de que eran aulas donde se impartían las distintas clases. Como en la mayoría de las facultades, los pisos de abajo eran las aulas, mientras que los pisos superiores eran aulas especiales o despachos de los profesores.

Por las ventanas se veía la calle a pocos metros, no lo suficiente para que fuera un piso más, pero sí para que la entrada al edificio no estuviera al mismo nivel de la calle. En uno de los laterales del pasillo aparecieron enormes estanterías, en su interior había múltiples trofeos. Seguramente de competiciones entre facultades y otras universidades.

La chica sólo dirigió su mirada durante unos segundos a los premios y al cierre que tenían las estanterías. Cristales con una cerradura que evitaba que fueran abiertos. Aceleró el paso hasta encontrar una puerta doble. No había visto ninguna igual a esa, encima en un cartel ponía: spisestue (comedor)

Decidió probar suerte en ella. A diferencia de la sala de música, la puerta no se atascó. Probablemente por el uso que se le daba a diario. Dentro había una gran cantidad de mesas alargadas, rodeadas de sillas, al lado izquierdo había una barra de autoservicio, que a esas horas estaba vacía.

- No parece que haya nada interesante... - se soltó de la mano de Knight para mirar a su alrededor. En una de las paredes había un mapa de Noruega, siendo el único que había allí. - Parece que lo que se estudio tiene relación con ese país... O que estamos en este país... Pero no sé cual es

Distraída como estaba en la búsqueda, de nuevo se comportaba con normalidad. Se quedó mirando pensativa el mapa. Ella sabía cómo eran el mapamundí y el de su país, pero desconocía a que correspondía ese dibujo.

En cuanto la chica tomó su mano L dejó que esta le guiara a través de los pasillos del lugar... Cuanto mas caminaban mas le sorprendía la extensión del mismo, además de su escasa o nula seguridad, eso decía muchas cosas de aquel pais en concreto para el joven, se tratara del que se tratara, si bien las universidades por lo general no suelen estar demasiado cargadas de seguridad.

Tras unos minutos caminando su recorrido podía resumirse en algo mas de una decena de aulas que no llamaban demasiado la atención, varias paredes acristaladas con trozos de metal elaborado de desconocida pero dudosa utilidad dentro de los mismos y al final del todo una puerta doble que Natasha no tardó en abrir.

El interior venían a ser mas mesas y sillas, nada a destacar, si bien la extensión era inmensamente mayor y en un extremo tenían una gran fila de mesas metálicas y pegadas unas con otras (La barra libre). Aquello fue lo primero que llamó la atención del muchacho, tanto que ni si quiera llegó a ver el mapa al cual se dirigió Natasha nada mas separarse, yendo el por su parte a las mismas y mirando al otro lado mientras la joven hacía una serie de comentarios, los cuales volaron fugazmente por su mente.

- ¿Eh? - Y aquel era el resultado de estar atento a otras cosas... No tardó demasiado tiempo en reorganizar su mente, pero si el suficiente como para avergonzarse levemente por su lentitud... - Si... perdona... Por lo que he podido ver al otro lado hay cocinas y muchos instrumentos de metal - En sus viajes por el digimundo había visto varias extrañas y estrafalarias cocinas, pero normalmente los digimon comían con las manos, así que no recordaba la utilidad de cubiertos o parecidos - Si aquí se come significaría que la opción correcta es que estamos en este país... Pero en definitiva tampoco lo conozco.... Disculpa si no resulto de mas ayuda Natasha.

El joven se llevó sus dedos a los ojos, masajeando estos unos instantes, ligeramente frustrado por el gran obstáculo que le resultaba su amnesia, seguramente la gente normal conocería la utilidad de los objetos de aquella sala, mas en su caso aparte de las mesas, sillas y cuchillos solo reconocía el mapa, y no por que lo recordara, si no por su uso obvio de mostrar una zona del mundo. Quizás por esta propia frustración y después de haber re-abierto los ojos separó una de las sillas, sentándose en la misma y colocando los pies en otra, decidiéndose por mirar a Natasha hasta que esta hubiera visto todo lo que quería ver de aquella sala... Were seguía dormido en su capucha.

- Si hay algo mas que pueda servirnos de utilidad, o no lo he visto o no lo recuerdo como algo útil - L Suspiró con algo de resignación, sonriendo tras ello mientras miraba de nuevo a la joven - Pero al menos tengo tu compañía, si no esto sería insufrible... Creo que estaría completamente perdido sin ti, incluso en la sala de la música. He tocado ese objeto y he creado música, pero no logro recordar su nombre... Aunque supongo que ahora lo importante es recordar el tuyo Natasha... - Quizás si se hubiera parado a pensarlo se habría dado cuenta de lo absurdo que podía resultar en su personalidad el reconocer aquella dependencia y lo que le agradaba... Pero aquello era distinto.

Suspiró frustrada, esto no la pasaría si hubiera ido al colegio. Ese había sido uno de sus sueños, pero incluso aunque apareciera un hada madrina que se lo cumpliera, era imposible que pudiera hacer nada útil con ello. Era difícil que pudiera adquirir todos los conocimientos necesarios.

No había mucho más, aparte de algunas fotos de alumnos, y quizás carteles de avisos. Pero era incapaz de leerlos, que aunque pudiera hacerlo seguiría sin saber qué es lo que ponía, puesto que estarían escritos en otro idioma.

Se volvió a dar la vuelta para mirar al chico, que estaba mirando algo por la barra. Le observó, de nuevo sentía algo raro, pero en comparación con antes, era apenas un recuerdo.

- Sí, se debe comer aquí entonces... No creo que encontremos nada más interesante aquí- después le sonrió con amabilidad- No pasa nada, a fin de cuentas no recuerdas las cosas. Es normal que no lo sepas

Al parecer estaba molesto, quizás porque tanto esfuerzo por recordar le estaba provocando un dolor de cabeza. O quizás, simplemente no le gustara estar en un lugar desconocido. Él se sentó en una silla tras eso, era muy probable que el dolor de cabeza fuera bastante fuerte. Por ello, Natasha decidió esperar, no fuera a que Knight se encontrara peor.

Pero de nuevo, no pudo dejar a esas mariposas que había notado en la sala de música en paz. No. Ahora tenía que volver a despertarlas con sus palabras. De nuevo un sonrojo se apodero de las mejillas de la joven rusa, y de nuevo su corazón se aceleró de una manera agradable.

De no ser que intentaba aparentar normalidad, ahora mismo estaría dando vueltas por el suelo. Nerviosa y sin saber que decir. Nadie jamás la había dicho nada semejante. Ya sabía lo que era que la gente dependiera de ella, pero casi siempre era solo como medio de los demás para sobrevivir. No porque la necesitaran realmente para estar mejor.

Mucho más nerviosa que antes, evitó el tema, diciendo lo primero que se le vino a la cabeza.

- E- el objeto qu- que tocabas antes es un piano...- Al menos los nervios no hicieron que se confundiera de nombre y le dijera algo que no era.

La joven no dijo nada sobre las últimas palabras de L, no al menos mas allá de un leve tartamudeo con el cual le informó del nombre del instrumento que había tocado, un piano. Aquella palabra parecía encajar bien en su cabeza, así que debía de ser la correcta, pero en aquel instante no le daba tanta importancia al propio instrumento musical, no después del resto de sus palabras. De cualquier manera había hecho que Natasha volviera a mostrar algo de timidez, y aunque Knight no podía verla lo suficientemente bien desde su posición para contemplar su sonrojo era algo evidente con su actuación. De cualquier modo aquello solo hizo que el interior de L se revolviera, percatándose ahora de la situación que el mismo había creado sin pretenderlo.

El joven suspiró, tapándose el rostro con las manos durante dos segundos mientras sonreía incapaz de entender por primera vez su mente. Tras aquello se levantó, su caos mental había desaparecido, al menos el referido a su amnesia, posiblemente por el cambio que había sufrido su escala de prioridades - ¿Así que piano? Gracias - L sonrió, caminando de vuelta al lado de la chica mientras Were seguía durmiendo como un lirón. Una vez a su lado la miró con el rostro levemente inclinado y una dulce sonrisa - Disculpa si mis palabras han llegado a molestarte o perturbarte Natasha... No era mi intención... De verdad - A pesar de su aparente seguridad L no pudo evitar desviar la mirada un instante, algo avergonzado. Después pestañeó algo incrédulo, pues nunca se había comportado así, o al menos no lo recordaba... Pero no deseaba dejar de hacerlo.

- Podemos seguir mirando si encontramos algo mas o intentar encontrar una manera de salir... Lo que prefieras - Volvió a mirarla a los ojos, sonriendo y sujetando la mano de Natasha con lentitud, para que no se asustara, no como un gesto especial, si no como la repetición de las anteriores veces, en las que se habían desplazado de igual manera por aquel lugar - Y no te preocupes por mi o mis intenciones, sería incapaz incluso de acercarme o abrazarte si no me lo permitieras. Lo último que deseo ahora mismo es alejarte de alguna manera, hasta donde alcanzan mis recuerdos eres la primera persona a la que veo de una manera distinta, así que... ¿Que deseas hacer?

Sus últimas palabras quizás pudieran ser interpretadas de varias formas, o al menos parecerlo. Aunque se referían en un primer instante a las dos posibilidades iniciales de continuar explorando o salir de aquel lugar, dejando la opción alternativa de una nueva sugerencia, encadenadas con el resto de su frase podían parecer una invitación.

- ¿Natasha?

Delante suyo, Knight actuó de manera que parecía no encontrarse bien. O al menos eso era lo que percibía la joven de cabello rubio, puesto que desconocía que era lo que pasaba por la mente del pelirrojo. Ella pensaba que intentar recordar cosas del pasado estaba haciendo que le doliera la cabeza. Por ello se preocupó en cuanto él se llevó la mano al rostro.

No la tuvo mucho tiempo allí, y se levantó. Ella se acercó un par de pasos, en caso de que al chico le diera un mareo, ella estaría allí para evitar la caída.

- D- de nada- seguía nerviosa, muy nerviosa. Era la primera vez que se sentía así. Nunca nadie había conseguido que se comportara de manera tímida en su presencia, ni que su corazón se acelerara sin motivo alguno.

Aunque todo volvió a empeorar al ver una dulce sonrisa en el rostro del joven. No había visto esa expresión antes en él, y a pesar de conocerlo desde hacía poco dudaba que él la pusiera muy a menudo. Se quedó observándole con más intensidad que la debida cuando hablas a una persona, analizando cada uno de los rasgos de su rostro con esa sonrisa. Pero a la vez en el propio rostro de ella se formaba una sonrisa pareja a la de él. Una acción reflejo, para nada premeditada por su parte. Dado que en su estado el nerviosismo no podía aumentar mucho más, las palabras de Knight sólo lograron que se sonrojara más de que estaba.

- Bu- bueno... Es una tontería por mi parte. No es que me moleste... Pero es que... Nunca me habían dicho cosas así. Y me ponen nerviosa.- en realidad hasta ahí era donde la rusa podía entender sus reacciones. Nadie la había atraido, y desconocía las reacciones corporales ante esa situación. Pero al contrario de lo que suele ocurrir cuando se desconoce una situación, esta le parecía agradable. - Izvinite si te he molestado con alguna de mis palabras o acciones.

Apartó la mirada al suelo, tímida. Ahora que se daba cuenta, con los anteriores pasos se había acercado a él. Y aunque la distancia era la normal entre las dos personas, ahora que para ella Knight tenía gran presencia en sus sentidos, le parecía que estaban demasiado cerca.
Iba a retirarse, pero la mano del chico atrapó la suya, de manera lenta. Se quedó helada sin saber que hacer, pero finalmente asió la mano del chico con más fuerza que antes.

Suspiró en cuanto que Knight terminó de hablar. Sus palabras la habían confundido más, por un lado, a ella no la importaba que la abrazaran y abrazar a los demás, aunque muchas veces las personas se sentían incómodas cuando lo hacía. Y eso era algo que no entendía, con lo bien que te sentías después de que te dieran un abrazo. Pero por otro, no había sentido esas sensaciones nunca, e intuía qué es lo que era, por lo tanto un abrazo con esas sensaciones podría tener otro contexto diferente. Respiró hondo, para darse confianza, ahora no podía permitirse ningún tartamudeo.

- No me molesta que me abraces, los abrazos son bonitos. Además de que hacen felices a los demás. Por eso, si deseas hacerlo siempre puedes... Además... - se detuvo un momento nerviosa- No quiero separarme de ti, así que no hay nada que puedas hacer ahora que consiga alejarme. - le miró fijamente en un arranque de lo que podría ser valor.

Y eso era cierto, acostumbrada a que no todo el mundo la tratara bien pocas cosas harían que le rehuyera. Además ella quería que fueran más cercanos, pero la timidez por lo que sentía por dentro y el miedo a actuar erróneamente, hacían que ella se negara a dar algún paso fuera de las relaciones sociales entre conocidos.

Miró al suelo, avergonzada de sus palabras.

- Si quieres seguimos investigando... Tal vez consigas encontrar algo que te ayude a recordar.

No quería marcharse de allí, puesto que al llegar al mundo digital lo más normal es que se separaran. Y no tenía ganas de que eso sucediera.

Dudó durante unos instantes tras sujetar su mano, pues durante un instante había llegado a parecerle que iba a apartarse y no deseaba incomodarse, pero tras que ella misma correspondiera con algo mas de fuerza de las veces anteriores se relajó y continuó escuchándola, sin extrañarse ya por la palabra Izvinite, que ahora resultaba evidentemente un tipo de disculpa.

- No tienes que disculparte... Y no me has molestado en ningún momento, todo lo contrario - Knigth no deshizo su sonrisa, complaciéndose de que ella mostrara también una semejante, guardándose para si mismo un cumplido sobre la misma, pues quería dejarla terminar de hablar, mucho mas ahora que parecía estarse refiriendo a su propio acercamiento, habiendo suspirado antes de ello.

El pelirrojo escuchó sus palabras algo sorprendido, no pudiendo evitar desviar la mirada un instante ante su repentina sinceridad, si bien volvió a mirarla casi al momento, contemplándola fijamente mientras asimilaba todo aquello que le había dicho y lo que significaba para el... No podía terminar de comprender su paz interior, pero lo que mas le extrañaba era que a diferencia de ocasiones anteriores, en las que el mismo había rehuido de la misma por lo que sin reconocerlo era el mas puro terror ¿Sería por su pasado? quizás... Quizás entonces debería intentar alejarse, separarse antes de que aquella faceta de su ser saliera a la luz. Podía ser peligroso si es que su mente se ofuscaba tanto en cubrirla y alejarla. Y mientras la joven miraba al suelo y decía unas últimas palabras decidió que era la mejor idea...

Pero entonces dio un paso y la abrazó. Fue instintivo, como una negación hacia sus propios pensamientos. Entendía que si su mente, atacada por la amnesia le decía a gritos que aquella luz era negativa para su propia seguridad debía ser cierto... Pero no iba a dejarla escapar solo por un instinto que no entendía, seguiría siendo el mismo ser calculador y manipulador en el exterior, pero en aquel momento y quizás otros que pudieran darse al lado de la joven de cabellos dorados lo único en lo que podía pensar era en que quería abrazarla a ella y a cada detalle de su personalidad... Y así lo había hecho, despacio, procurando no asustarla y sin soltar su mano, rodeándola por el momento con un solo brazo mientras sonreía con los ojos cerrados.

- Entonces no me separaré de ti a menos que cambies de opinión o no tengamos otro remedio... - Mientras decía aquello se desprendió con suavidad de su mano, usando su brazo ahora libre para terminar de rodearla, acercándola hacia si mientras notaba a su corazón latir con fuerza y todo rencor negativo que quedaba en su mente ceder finalmente ante el momento - Por lo demás... No se si lograré encontrar algo que me devuelva mis recuerdos con tanta facilidad, pero por el momento creo que lo que tengo ahora mismo es mas importante que cualquier recuerdo, y es gracias a ti Natasha.

Se separó levemente sin dejar de abrazarla mientras abría sus ojos, para poder mirarla a los de ella, volviendo a sonreír con ello - Explorar me parece tan buena opción como salir de aquí o buscar algún otro sitio, así que... - Knight la miró fijamente mientras decía las distintas posibilidades, sin apartarse por el momento - ¿Que es lo que quieres tu?

Tras decir aquello el joven pudo notar como Were se revolvía en su capucha, deseando que no fuera a despertarse, pues no quería interrumpir aquel momento, significara lo que significara, pero por suerte y tras sacar la cola de la capucha el Digimon continuó su sueño con normalidad, sin ningún gesto que pudiera alterar a nadie mas de el pequeño y aparente impedimento, que inconscientemente le había hecho aumentar ligeramente la fuerza de su abrazo a la joven, por temor a que se separara.

Knight estaba observándola muy fijamente mientras hablaba. Cosa que ahora que había terminado la incomodaba y la gustaba a partes iguales. Iba a moverse para salir de la sala, porque Knight no decía nada, parecía muy pensativo. Y entonces se vio rodeada por uno de los brazos del joven.

Notaba su rostro arder, a la vez, que notaba la calidez del cuerpo del chico, consiguiendo que la sensación de calor fuera casi sofocante. Pero a la vez muy agradable. Su corazón retumbaba claramente en el pecho, y era muy probable que Knight fuera capaz de notarlo. Pero en ese momento eso no era importante. No era la única que estaba en esa situación. Lo que la hizo sonreír.

Pasó sus brazos por la espalda del chico, cuando este la soltó la mano, para corresponder al abrazo. Hundió el rostro en el pecho del chico, cerrando los ojos. Relajándose al estar entre sus brazos. Era la primera vez que abrazaba a alguien de esa manera, intentando no separarse por nada del mundo, y la sensación no era desagradable. Ahora entendía por qué el amor era un tema importante para la humanidad. Sentir a alguien que podía completar un hueco interior era una sensación tan tranquilizadora, profunda y bella que no entendía como muchas veces la gente despreciara ese sentimiento.

- Yo no he hecho nada- replicó con modestia tras el agradecimiento del joven.- Pero entiendo lo que quieres decir, si yo ahora tuviera algún proyecto importante también lo dejaría todo por estar contigo.

No apartó su rostro del chico mientras que lo decía, era algo muy embarazoso para ella. Pero alzó la mirada al notar que él se separaba. Quizás había dicho algo que le hubiera molestado. Sus ojos quedaron enganchados en los ojos verdes de Knight, y algo se removió de nuevo en su interior. Sus ojos tenían algo que hacía que cada vez que mirara dejara de ver el mundo a su alrededor. En esos momentos estaban ellos dos solos, daba igual el lugar donde estuvieran, para ella todo desaparecía, dejándolo a él como único punto de luz.

La abrazó con más fuerza de repente, lo cual sorprendió a la rusa. Pero por su parte también aumentó un poco la fuerza del agarre. Y entonces pudo ver una pequeña cola azulada fuera de la capucha de Knight. Se le había olvidado completamente que no estaban solos... Se sonrojó, avergonzada de que pudiera haberlos oído y visto.

- Quizás deberíamos salir fuera. Es más probable que encontremos algo útil por las calles que aquí... Pero antes tendríamos que encontrar ropa de abrigo- intentó centrarse en el tema, pero la costaba mucho, ahora mismo prefería quedarse allí abrazados. Pero en algún momento tendrían que salir.- Porque no es seguro salir cuando hay nieve sin abrigo... Si tienes suerte solo te resfrías.- No estaba segura de si Knight recordaba lo que era la nieve, por tanto decidió explicar levemente qué es lo que podría pasar.

Volvió a esconder la cabeza en el pecho del chico, si iban a moverse tendrían que andar, y el ir abrazados no era una forma de movimiento útil. Por ello tendrían que separarse un poco. Además de que si iban a salir a la calle, haría frío, y ella prefería la calidez que la ofrecían los brazos del chico. Y esa era una manera de que al menos pudiera sentir más rato ese calor.

La joven le correspondió prácticamente sin dudarlo, enterrando su rostro en el abrazo, lo cual hizo que su pulso aumentara levemente mientras sonreía, sintiendo una extraña y agradable sensación de paz al notar como confiaba completamente en el hasta aquel punto.

A pesar de la distracción producida por el Digimon, quien por suerte seguía dormido, el hechizo no terminó rompiéndose por completo, algo que el joven agradeció, mas aún cuando Natasha volvió a "ocultarse" en su propio cuerpo, volviendo a rodearla por completo mientras apoyaba levemente su cabeza sobre la de la chica, notando el calor de su cuerpo, el pulso de su corazón entre aquel silencio, solo alterado por su propio corazón y el aroma de su cabello que notaba gracias a su situación actual, algo sin importancia, pero que no podía evitar hacer que se relajara y no quisiera soltarla, si bien sabía que en algún momento tendría que hacerlo.

- Ahora mismo veo casi imposible sentir algo de frío, pero tienes razón... - Susurro aquellas palabras en un tono dulce, dado que por su cercanía sabía que la chica podría oírle perfectamente. Conocía la nieve solo por habérsela encontrado en el mundo digimon y por la anotación de aquel nombre en su cabeza, aunque algo le decía que era un factor común en su pasado - No se si en alguna de las habitaciones podremos encontrar mas ropa para cubrirnos... Aunque tampoco se en que momento de la noche debemos encontrarnos, y por lo poco que sé además de hacer mas frío eso podría hacer que todos los establecimientos humanos estuvieran cerrados - Tenía la extraña costumbre de referirse a su propia especie como humanos, en parte por el desconocimiento, y todo aquello lo había dicho por los dogmas que se seguían en el mundo digimon, en los raramente ocasionales establecimientos que podían encontrarse, pero suponía que en el mundo humano seguirían las mismas normas.

Quizás pudieran acceder a los mismos ordenadores por los que habían entrado en caso de desearlo, pero por el momento aquella opción no estaba en su mente, pues eso podría significar separarse de ella, y prefería posponerlo dentro de todo lo posible - ¿Entonces... Quieres que vallamos a buscar algo para abrigarnos? - Mientras decía aquello, aún en susurros, mantuvo su abrazo, desplazando una de sus manos por la espalda de ella para acariciar con delicadeza su cabeza y sus cabellos, deslizando la mano con lentitud en cada una de las idas y venidas, con el rostro aún apoyado sobre su cabeza. No quería separarse de ella, en parte por temor a no poder volver a acercarse si es que decidía arrepentirse, pero entendía las necesidades de aquel momento, si bien aún tenían mucho mas tiempo para explorar y equiparse, pues el sol no parecía tener intención de salir, no al menos por el momento.

Se mantuvo así unos minutos mas, disfrutando de su calor, su aroma y su compañía, mientras la rodeaba con un brazo para no separarse de ella y continuaba sus caricias con lentitud, guardando cada una de las distintas emociones y sensaciones en su interior, desde los ligeros hormigueos que sentía por todo su cuerpo, el latido de su corazón desbocado por primera vez desde que tenía recuerdos de ello, su completa tranquilidad y confianza, hasta la sensación o incluso necesidad de no querer separarse de ella, de protegerla, a pesar de que en realidad ella misma era mucho mas capaz de hacerlo... Había encontrado algo que no quería dejar marchar, algo que merecía la pena recordar... Fue con aquel pensamiento con el cual notó como su corazón se encogía levemente de nuevo, de una manera agradable y para nada familiar, sonriendo y besando la coronilla de la joven en un movimiento inconsciente del cual el mismo se avergonzó antes de separarse con lentitud, volviendo a tomar su mano con cuidado antes de terminar de separarse.

- Creo... Que deberíamos seguir buscando, pero... - Knight dudó unos instantes, sin saber bien como debía comportarse en aquella situación, algo que normalmente sería extraño en su forma de ser y actuar, pero aquel momento era distinto - Pero no me alejaré demasiado... Y puedes volver a abrazarme cuando lo desees.... Y si me lo permites yo haré lo mismo - Aquellas palabras las pronunció con algo mas de seguridad, recuperando su apariencia normal en aquel día mientras su rostro volvía a ser recorrido por una sonrisa conciliadora, sin despejar sus ojos de la joven, y acompañando el gesto con su mano libre, la cual colocó con suavidad sobre la mejilla derecha de Natasha, acariciando su piel - ¿Entonces... Vamos?

La rusa se estremeció de placer al sentir la voz de Knight tan cerca de ella. No eran necesarios más que susurros para oírse, pero ese mismo gesto la hacía sentir que ese abrazo era algo mucho más íntimo.

- Tienes razón en cuanto a las tiendas... Pero deberíamos ir afuera. Si es como mi país, será aún de noche cuando la gente empiece a venir aquí.- murmuró pensativa- Y aunque sea tarde en los hoteles se pueden conseguir mapas, el mayor problema es convencer a los recepcionistas de que los suelten.

La chica torció el gesto, algo molesta. A veces podían llegar a resultar realmente molestos los trabajadores de algunos sitios. Hasta que no veían dinero no se volvían amables. Sin embargo la sonrisa volvió a florecer en su rostro cuando sintió las caricias del él por su pelo. Haciendo que hasta su alma temblara del gusto que sentía. A pesar de que no era algo raro para ella las muestras de cariño; y muchas de las que hacía Knight eran las mismas que otras personas, ahora las sentía de manera completamente diferente. Era extraño que una sola persona pudiera cambiar la forma de sentir las cosas de esa manera. Por estar con él, que la abrazara o simplemente que la sonriera, era capaz de dejar a un lado hasta sus principios.

Ahora mismo para ella, el joven que la abrazaba sería como si fuese una de sus viejas pertenencias de cuando tenía familia. Algo irreemplazable y único, por lo que sería capaz de matar por seguir manteniendo a su lado. Acostumbrada a compartir, por una vez en su vida, aparte de con el vodka, sería egoísta. No dejaría que nadie intentara destruir los lazos que acababan de conectarlos.

Iba a decir que era hora de moverse, pero un beso en su pelo, hizo que se quedara quieta. Antes de sonreír con lo que sería una sonrisa de absoluta felicidad, a la vez que sus mejillas se tornaban rojizas. No creía que pudiera ser más feliz que en ese momento, la acababa de dar un beso aquél que había ganado su corazón. Aunque, para decepción suya, Knigt se separó. Lentamente, pero el resultado era que ya no estaban juntos, pegados como una única unidad. Lo que sacó un leve suspiró a la joven.
Tenían que buscar los abrigos; encontrarlos era una manera de seguir juntos. No era bueno posponer el momento, eso sólo haría que tuvieran luego que darse más prisa en buscar.

Sonrió ante el tono dubitativo, se veía mucho más cercano a ella de esa manera; además de que hacía que dejara de sentirse demasiado insegura. Aunque las siguientes palabras provocaron en ella más que un leve sonrojo y una tierna sonrisa de felicidad.

- Ya lo dije antes, puedes abrazarme cuando puedas... Si por mí fuera... me gustaría quedarnos toda la noche abrazados... - apoyó su mano sobre la que estaba en su mejilla, mientras que tenía ese pequeño arranque de sinceridad. - Y no hace falta que preguntes... Te seguiría adonde hiciera falta. Ahora mismo, no quiero estar separada de ti...

Separó lo suficiente la mano Knight de su rostro como para poder moverse, y se acercó poniéndose de puntillas, dándole un beso en la mejilla. Rápidamente se separó, encarándose a la puerta de salida del comedor, dispuesta a salir. Pero sin soltar su mano.

El joven pelirrojo escuchó cada una de sus palabras sabiendo sin necesidad de mas pruebas que eran verdad, que podía confiar en ella... Mientras tanto ella posó la mano sobre la suya, indicando que aquel gesto le gustaba mientras sus deseos de abrazarla volvían a aumentar, a pesar de que por el momento se había decidido por buscar algo de ropa de abrigo, pues de lo contrario amanecería y les encontrarían en aquel lugar, algo peligroso incluso para la mente de una persona sin prácticamente ningún recuerdo del mundo humano.

El siguiente gesto de Natasha le dejó levemente petrificado. Primero separó sus manos, moviéndose hacia el, mientras el mismo pensaba en posibles reacciones que pudieran darse en aquel momento, pero el beso recibido en su mejilla fue completamente inesperado, hasta tal punto que logró sacar los colores de su rostro. La impresión fue mucho mayor a causa de que no gozó prácticamente de tiempo de reacción, pues antes de que pudiera responder de cualquier manera o decir algo al respecto la joven se había girado hacia la puerta, dando la impresión de querer caminar hacia la misma, de manera que Knight siguió su mirada, caminando en aquella dirección sin soltar su mano, mientras hacía memoria para rememorar donde se hallaban las salas repletas de sillas, pues habría jurado ver percheros en algunas de ellas, y podía ser que alguien hubiera olvidado una prenda...

No consiguió resultado alguno en los primeros segundos, siendo incapaz de ver otra cosa en su mente que la cercanía del rostro de Natasha con el anterior beso en su mejilla, si bien por suerte para la situación actual consiguió despejarse tras salir por la puerta de la mano de la joven, dirigiéndose de nuevo en aquella dirección mientras retomaba su sonrisa, mirando un instante a la joven con cariño antes de continuar andando.

Tras unos minutos llegó a las aulas de la zona inferior, abriendo la primera y mirando en su interior... En los percheros hallados en la pared no había absolutamente nada, y entre las sillas y mesas tampoco podía contemplarse ningún detalle que llamara la atención, a excepción de un bolígrafo abandonado, o quizás un lápiz... Era difícil concretar con una tonalidad de luz tan tenue - Sigamos buscando... - Tras aquellas palabras se giró, dispuesto a ir a la siguiente sala, si bien antes de nada y como llevaba deseándolo gran parte del camino devolvió a Natasha su beso, también en la mejilla, sonriendo y continuando la marcha hasta la siguiente clase.

El panorama no se mostró demasiado diferente al llegar a la misma, o al menos esa era la impresión inicial, si bien tras unos segundos analizándolo mejor todo Knight creyó ver algo en una de las sillas, acercándose despacio sin soltar aún la mano de la chica, para descubrir efectivamente una chaqueta sobre la misma, tenía colores vivos y pintorescos, demasiado para su gusto, pero era mejor que nada, el problema era que evidentemente una chaqueta solo servía para una persona, y que de todos modos no conseguiría dar demasiado abrigo.

- Esto va a ser mas difícil de lo que pensaba... - Mientras decía aquello sujetó la chaqueta con su mano libre y acercándose a Natasha la colocó cerca de su piel - Esto no será suficiente... Y además creo que te quedan mejor los tonos oscuros, hacen destacar tus ojos... Pero eso no es algo importante ahora mismo... ¿Alguna idea? - Dejó la chaqueta sobre la mesa mientras esperaba, terminando de acercarse a la joven mientras tanto, sin soltar aún su mano. Desconocía si habría algún lugar en el que pudieran almacenar ropa en aquel lugar por la misma razón que desconocía la mayoría de detalles del mismo... Pero mientras su duda era respondida prefería estar lo mas cerca posible de la joven.

Regresaron por sus pasos en busca de abrigos en las aulas; entrando en la primera que había en el piso inferior. No tuvieron mucha suerte en su búsqueda, puesto que allí no había más que extraños dibujos en la pizarras, restos de trocitos de papel y instrumentales de escritura olvidados. Ella se agachó a mirar por el suelo, pero allí a excepción de unas pelusas, no había nada de interés.

Se levantó cuando revisaron lo que tenían que revisar, y entonces unos labios se pegaron a su mejilla. Logrando que se sonrojara y se riera de manera un tanto tonta, aunque feliz. Entrelazó sus dedos con más fuerza alrededor de la mano de Knight antes de seguir buscando.

En la siguiente hubo algo más de suerte, pero no demasiada, puesto que era una chaqueta que no servía para estar sobre la nieve.

- Lo de los colores no me importa, a veces no se puede ser exigente con la ropa.- ella misma había tenido algún que otro problema hasta encontrar la ropa que llevaba, puesto que toda ella combinaba, además de que era de uno de sus colores preferidos- Sin embargo dudo que nos sirviera si se pone a hacer viento

Cerró los ojos tratando de pensar en dónde se podría guardar ropa. Pero ella no había estado nunca en una universidad, y llevaba años sin tener que almacenar demasiada ropa; así que estaba un poco perdida en esos temas. Pero tenía que pensar, había estado en la casa de otras personas, y no precisamente de visita.

Comenzó pensando de manera sencilla, puesto que no solía tener que pensar dónde encontrar las cosas. Incluso cuando robaba sabía que siempre había sitios clave para esconder cosas.
Los abrigos se guardaban en armarios o en taquillas. Normalmente estos debían estar en la entrada... A menos que la gente llevara su ropa hasta las aulas, puesto que era un edificio público, o al menos en parte. Así que no sabía si encontraría algo...

Bufó frustrada, ella pensaba mejor bocabajo, colgada de alguna superficie o haciendo el pino. O al menos le era más fácil concentrarse así. Pero en ese momento llevaba falda, así que idea descartada. Tendría que intentarlo sin tener que hacer eso.

Pensaba en lo que ella sabía de los lugares públicos de una ciudad, sin embargo en la mayoría de ellos la gente dejaba las cosas en un guardarropa, con lo que lo que se olvidaba se guardaba o se tiraba, o las llevaban en sus brazos. Pero... En un gimnasio tendrían que guardarlo en las taquillas, y a veces si tenías mucha prisa te olvidabas de las cosas dentro.

- Puede que haya un gimnasio... Y allí la gente suele olvidarse de cosas. Tal vez encontremos algo... Además de que con todo esto nevado, quizás haya algo para deportes de nieve.

Tiró de Knight, fuera de la sala, volviendo sobre sus pasos. La primera vez que habían bajado no había visto ninguna puerta que fuera diferente al resto hasta llegar a la cafetería, y normalmente el gimnasio debería ser una puerta distinta al resto. Aunque esto, claro está, si había alguno. Cosa que no tenía por qué haber.

- ¿Crees que habrá alguno?- preguntó, mientras que seguía mirando las puerta que por ahora sólo mostraban los mismos carteles que indicaban que eran aulas.

El joven no terminaba de entender la idea del gimnasio... En parte por que no recordaba haber visto ninguno antes, si bien el mundo digimon con sus rarezas se suponía que contenía algo parecido. El caso es que la explicación parecía real, así que aquello significaría que los humanos por lo general se cambiaban de ropa según las tareas que fueran a realizar... ¿No era mas sencillo ir siempre con ropa cómoda y/o elegante?

En medio de sus pensamientos y antes de que le diera tiempo a decir nada pudo notar como la joven tiraba de el con dirección a una nueva visita y exploración del lugar... Así que siguió sus pasos, dejándose llevar por todo el edificio, pues desconocía donde podría hallarse el gimnasio y como reconocerlo.

- La verdad es que no lo se. No se ni que forma o aspecto deberían tener... - De nuevo el problema de la amnesia... en aquel instante Knight se sentía como un completo incompetente. Sabía mas que la mayoría de las personas del mundo digimon y del comportamiento de las especies humanas y Digimon... Pero en el momento en el cual pisaba su propio mundo se sentía perdido por completo, entre un mar de objetos extraños y desconocidos - Tengo entendido que son para entrenar. Así que debería ser una sala casi tan grande como la que hemos visto antes, y en el primer piso o el bajo... Para no molestar a nadie que pueda encontrarse debajo con los ejercicios. Eso si es que hay alguno. - Al menos seguía conservando su capacidad lógica, si bien en comparación a el poseer conocimientos reales estaba seriamente limitada.

Mientras tanto seguían pasando por puertas llenas de números y letras, aulas y mas aulas, pero ninguna del tamaño suficiente para albergar un sitio en el que pudieran entrenar y ejercitarse tantas personas al mismo tiempo, no viendo el tamaño de aquel lugar... ¿Donde podría estar el teórico gimnasio?

Al mismo tiempo que recorrían los pasillos con relativa velocidad aún tomados de la mano L aprovechaba para mirar por la ventana. El paisaje continuaba completamente blanco, parecía que había dejado de nevar, pero evidentemente los restos de mas de un palmo de espesor no desaparecerían con facilidad, mucho menos a aquellas horas de la noche. Fue gracias a esa curiosidad por al cual se percató de que habían edificios muy cercanos a aquel en el que se encontraban, edificios que por su forma debían ser parte de la universidad... En aquel momento tiró con suavidad de la mano de la joven, indicándola que pararan de moverse un momento, mientras con su otra mano señalaba al exterior, concretamente a uno de aquellos edificios, que parecía estar conectado al principal por un estrecho pasillo

- Natasha ¿Crees que eso podría ser lo que estamos buscando?

Aquella zona tenía forma de cúpula, gran parte de su extensión acristalada por ventanas y parecía lo suficientemente grande como para albergar a mucha gente... A pesar de su desconocimiento por el aspecto de los gimnasios la lógica le decía al chico que aquel era el lugar. También tenía puertas en el exterior, pero lo mas seguro era que estas estuvieran cerradas, así que debían encontrar el pasillo que podía verse por la ventana.

- Creo que si seguimos recto y prestamos atención a nuestra izquierda deberíamos poder llegar... Y parece el lugar mas adecuado ¿No crees? - Había dejado de señalar al lugar, pues ya había dado tiempo suficiente para verlo... Así que tras mirar un instante a Natasha continuó caminando, esta vez con un destino fijo en mente. Quizás no se tratara de el gimnasio, pero en su opinión no perdían nada por mirar, y parecía el lugar mas evidente por el momento.

OFF:

La joven continuó andando, pensando en los elementos necesarios para tener que abrir puertas o candados, lo mismo la daba, puesto que mientras que no fueran puertas blindadas, ella podría conseguir abrirlos usando una o dos horquillas de su pelo.

Se llevó la mano libre al pelo para comprobar que pese a todo el ajetreo de lo anteriormente vivido en el bosque aún tuviera las horquillas sujetando parte del cabello. Porque aunque llevaba sus pasadores con la forma de las orejas de un gato, su pelo era tan largo que pesaba mucho y requería de ayudas para mantenerlo en el sitio. Por suerte no se le habían caído ninguna o sino una o dos. Así que podría abrir cualquier puerta sin demasiados problemas.

- En eso tienes razón, no estarán en ningún piso elevado. Así que nada de escaleras.- ignoró todas las escaleras que hubiera de subida y continuó andando recto por el pasillo.

En este se llegaban a ver algunos carteles, que eran de las asociaciones estudiantiles y ofertas de viviendas para universitarios, así como viajes a otros lugares. Pero claro esta, Natasha desconocía lo que eran, puesto que no era capaz de leer esas letras. Los carteles de las clases continuaban sobre las puertas. Pero seguían siendo iguales, no había nada que cambiara.
La chica frunció el ceño empezando a cansarse de que no hubiera nada. Pero no desistió y continuó andando, fijándose con atención los carteles, dispuesta a encontrar alguno que fuera diferente.

El leve tirón de Knight, hizo que se detuviera, parpadeando confusa. Ella había mirado todos los carteles y ninguno era diferente, aunque podía habérsele pasado alguno, pero lo dudaba. Por ello le miró fijamente, esperando a que le enseñara qué era eso que había hecho que se detuvieran.
Él señaló fuera, por la ventana y ella miró donde le señalaban. Era un edificio con forma semiesférica, completamente acristalado y de gran tamaño. Si tenía que apostar, diría que ese era el lugar que buscaban. Aunque quizás también fuera un lugar de reuniones para todos los alumnos cuando se necesitaba dar un anuncio importante. La probabilidad que fuera uno de ellos era del cincuenta por ciento.

- Podría ser- contestó con una sonrisa mientras que Knight tiraba de ella en esta ocasión- Menos mal que te has dado cuenta o hubiéramos estado aquí dando vueltas sin encontrar nada.

Tras decirlo, se acercó rápidamente y le abrazó por detrás, pero sin soltar la mano del chico. Sonrió alegre al pensar que tenía suerte por estar con él, si hubiera estado sola no habría sido capaz de encontrar nada.

Se sorprendió cuando Natasha le abrazó por la espalda, aunque no le molestaba en absoluto, si no mas bien todo lo contrario. En aquella posición no podía devolverla el abrazo, pero apretó su mano con delicadeza, intentando alcanzar con su otra mano libre la cabeza de ella para acariciarla durante unos segundos...

Al poco tiempo se giró con cuidado, devolviéndola el abrazo con tranquilidad, en parte por que se había percatado que si le abrazaba desde la espalda en cualquier momento y como un mero accidente podía despertar a Were con dar un toque a la capucha. Se mantuvo en aquella nueva posición un tiempo, rodeándola con sus dos brazos, uno a la altura del abdomen y el otro por su espalda, terminando la mano en la cabeza de ella, donde la acariciaba con tranquilidad.

- Estoy seguro de que tu también te habrías percatado antes o después... No tengo mérito por haberlo visto antes.

Tras unos segundos mas en aquella posición L se separó levemente, sin apartarse del todo, solo para mirar el rostro de la joven desde cerca, sonriendo mientras con la mano que antes se hallaba en la cabeza de esta acariciaba su mejilla unos segundos, notando un leve hormigueo antes de terminar de apartarse, aún sin soltar su mano - Sigamos, no sabemos cuanto tiempo tenemos para encontrar abrigo - Dicho esto hizo el amago de comenzar a caminar, siguiendo el paso en cuanto Natasha se decidiera a seguirlo.

En unos minutos habían llegado al susodicho pasillo que daba con lo que podía tratarse de el gimnasio, aunque eso aún no estaba del todo claro. Al seguir caminando terminaron ante una puerta doble, con aspecto mas resistente que la mayoría de las demás que se habían encontrado... L trató de abrirla, pero esta no se dejó, por lo que como podía estar atascada al igual que la primera golpeó con el pié para forzarla... Si bien la puerta seguía sin ceder - Está cerrada... - Retrocedió un paso, soltando la mano de la chica solo en ese instante, para tomar una pose pensativa... No sabía como podrían seguir a partir de ese punto.

Tras unos segundos abrazándole por la espalda, él acabo por girarse para abrazarla. De nuevo se repitió una escena como la del comedor, en las que los dos se encontraban abrazados. Ella suspiró feliz de estar así, empezaba a volverse adicta a estos abrazos.

Le miró fijamente cuando se separaron, notando un extraño cosquilleo allí donde la mano de Knight tocó su mejilla, consiguiendo un leve sonrojo. No era una sensación extraña, sino extremadamente agradable, a pesar de que podía compararlo como una pequeña corriente. En cuanto él se separó se sintió levemente decepcionada. Había esperado algo más, ni idea de qué es lo que esperaba.

Le siguió andando, no sin llevarse su mano suelta a la mejilla que él había acariciado, para eliminar ese cosquilleo que se negaba a desaparecer. Debía aguantar hasta salir del sitio, si volvía a tener los brazos del joven rodeándola, no le iba a dejar ir así como así.

Finalmente llegaron hasta el pasillo en el que giraron hasta encontrar unas puertas que parecían más gruesas y tenían una cerradura bajo el pomo. Ella esperó a ver si Knight era capaz de abrirla, pero al parecer no había muchos avances por ese lado. La puerta debía estar cerrada con llave.

- Creo que yo podré abrirla. Sé algunas cosas sobre puertas y cerraduras.- avanzó unos pasos hasta la puerta, mientras que con las manos se retiraba dos horquillas de su peinado. Algunos mechones de su cabello se soltaron de las dos coletas.

Hecho eso, tanteó con los dedos hasta asegurar dónde estaba la ranura, porque aunque entrara luz, había muy poca así que era más fiable dejarse llevar por el tacto. Comenzó a introducirla con cuidado de no romperla, porque si se rompía y quedaba dentro, entonces sí que no podrían pasar por allí.
Introducida ya, comenzó a mover la horquilla, tratando de eliminar el seguro. Tras un par de minutos de pelea con la cerradura se oyó un click. La chica empujó el pomo para abajo y empujó la puerta. Esta se abrió como si nunca hubiera estado cerrada.

Recuperó su horquilla y se giró hacia el chico, sonriendo.

- Ya podemos pasar- Extendió su mano para que volvieran a ir cogidos.

El joven arqueó una ceja cuando Natasha dijo que podría abrirla, no por que dudara de su palabra, si no por que no se le ocurría manera alguna de burlar el cierre - Adelante. Tengo curiosidad por ver que haces - Era cierto, en parte por su falta de recuerdos no se le ocurría ninguna manera de forzar la puerta, y con toda seguridad a causa de los mismos se quedó impresionado cuando la joven tomó uno de los extraños metales que llevaba en su pelo, aparentemente para sujetarlo, que evidentemente tampoco recordaba. Claro que la gran impresión sucedió cuando tras un tiempo la puerta se abrió sin mas.

- Impresionante... ¿Como has aprendido eso? - Mientras realizaba aquella pregunta volvió a tomar la mano de la joven, acercándose una vez mas a su lado para comenzar a caminar a su ritmo, adentrándose detrás de ella en el recinto.

Efectivamente se trataba de un gimnasio, con una gran pista central en la que debían celebrarse desde exhibiciones a partidos de distintos deportes del centro, la mayor parte a su alrededor estaba plagada de gradas, formadas por la sencilla combinación de una fila de bancos detrás de otra, y en la parte superior había un enorme marcador electrónico con tres pantallas, imposible de alcanzar sin escaleras o por algún otro método. Luego podía verse a cierta distancia unos pasillos que se adentraban en habitaciones tras las gradas, evidentemente se trataba de los vestuarios, en los cuales había gran posibilidad de encontrar ropa de abrigo, aunque se tratara únicamente de la chaqueta de la propia universidad, si bien en la mente de L esas posibilidades no existían.

- ¿Por donde deberíamos comenzar? - Cuando el joven emitió aquellas palabras las mismas resonaron por todo el lugar a modo de un suave eco causado por la expansión del lugar... Después de asimilar al mismo como algo inevitable en un local con aquella forma se acercó a Natasha esperando la respuesta a su pregunta, abrazándola mientras tanto desde su espalda para susurrar en su oído - Podemos mirar juntos o separarnos para abarcar mas terreno... Como decidas, acepto lo que me digas.

Mientras esperaba a que Natasha le se decidiera y en caso de decidir continuar juntos volviera a guiarlos cerró los ojos, apoyando su rostro en la joven, como un instinto dormido, disfrutando del momento.

La chica apartó su mirada algo avergonzada por su pasada. No la había gustado robar, a pesar de que tenía que sobrevivir de alguna manera.

- Yo... Bueno...- titubeó un poco al contestar- Crecí en las calles, y para comer había que conseguir dinero, así que aprendía a robar. Tanto a la gente como en sus casas. Y para entrar había que saber forzar cerraduras... No es algo que me gustara hacer, pero había que sobrevivir de alguna manera...

Miraba al suelo, mientras que iba andando con Knight, algo desanimada. Ahora que había descubierto otro mundo había pensado que podía evitar ese lado de su pasado, pero lo que había aprendido resultaba ser más útil de lo que le hubiera gustado.
Aunque se animó rápidamente al ver que no se habían equivocado con lo que era el recinto. Era un gimnasio tal y como había dicho el pelirrojo. Una sonrisa se dibujo en el rostro de la joven cuando vio unas puertas que lo más seguro es que fueran los vestuarios, donde había gran cantidad de taquillas. En las cuales si había suerte, habría ropa e incluso abrigos.

Iba a dirigirse a la puerta de los vestuarios cuando unos brazos la rodearon, provocando un leve sonrojo en sus mejillas. Y de nuevo un extraño cosquilleo allí donde sentía a Knight sobre su piel. Su aceleración se aceleró levemente cuando el rostro del chico se apoyó sobre ella. Definitivamente acababan de mandar muy lejos su capacidad de pensar en salir de ese lugar. Se estaba demasiado bien así.

Las palabras se borraron de su cabeza, nada más girarse con cuidado para abrazarle ella también, por ella ya podría hacerse de día y que vinieran todos, que no quería dejar de abrazarlo. A diferencia de las otras veces, esta vez le abrazó pasando los brazos por su cuello y poniéndose de puntillas, para más o menos estar a su misma altura. Escondió su rostro en el cuello del chico. Se estaba tan bien ahí y sobre todo podía inundar sus pulmones del agradable olor del chico.

- No dejes de abrazarme nunca.- dijo, habiendose olvidado por completo de las preguntas anteriores de Knight.

Knight pudo notar como la chica se alteraba por su abrazo, al escuchar como su pulso se aceleraba, dudó por un momento de apartarse por si la había perturbado, pero antes de que pudiera terminar de pensar sobre ello Natasha se giró, abrazándose a el a la altura del cuello y acercándose en su dirección, elevándose levemente mientras el pulso del joven se disparaba en un instante, calmándose levemente cuando ella se refugió en su cuello... Su corazón seguía calmándose, aún palpitando con fuerza, y aunque la mente de el joven entendía perfectamente el por que no comprendía como podía dejarse alterar en tal medida, cuando nunca se había dejado llevar por sus emociones... No al menos desde que perdió toda su memoria. Claro que tampoco había tenido nunca algo que deseara no llegar a olvidar.

- No... No lo haré... - Dejó de dudar, apoyando su rostro sobre la cabeza de ella para captar de nuevo el aroma de su cabello, como ya había hecho antaño, aunque aquella vez era distinto, podía sentir el rostro de ella contra su cuello, podía notar su abrazo alrededor del mismo y el calor de su cuerpo contra el suyo, mientras la abrazaba a la altura de la espalda, era una sensación mas intensa, y no quería separarse de ella... Mucho menos después de que se lo hubiera pedido.

Sin dejar de abrazarla ni separarse de ella la apegó algo mas a su cuerpo aumentando levemente la fuerza de su abrazo durante un segundo, en el cual inclinó su cuello con lentitud, deslizando su rostro hasta dejarlo a la altura del de ella, ligeramente apoyado mejilla contra mejilla, mientras uno de sus brazos deshacía el abrazo para dejar a su mano ascender por la espalda de ella con lentitud y ligera presión, acariciándola mientras ascendía hasta su cuello y nuca, continuando las caricias bajo la misma.

- No voy a alejarme de ti...

Después de unos segundos en aquella situación L giró levemente el rostro, apoyando sus labios contra la mejilla de ella en forma de un suave beso, sin alejarse prácticamente nada tras el mismo y mirándola sin deshacer el abrazo, sin poder ver los ojos de ella, al tenerlos ocultos junto al resto de su rostro en el propio cuerpo del chico... - ¿Natasha..? - Susurró aquello con un dulzura, como si tuviera que tener cuidado incluso solo con decir su nombre, su corazón estaba extrañamente mas calmado mientras esperaba a que la joven le mirara antes de decir nada mas, al tiempo que sus caricias aunque mas lentas continuaban llamándola...

Sonrió. Había sentido los latidos acelerados del corazón de Knight, igual a como a los suyos cuando él la había abrazado en un primer momento. Su voz la hacía estremecer, por el simple placer de poder escucharla tan cerca suyo; sentir el aliento de Knight cuando hablaba. Y sobre todo, porque aceptaba su demanda de no soltarla nunca. Con esas simples palabras consiguió que el sentimiento que ya sentía por el chico, combustionara, haciéndose mucho más grande y ardiente. Llenándola por completo, definitivamente era algo que nunca antes había sentido, pero sin duda alguna era muy agradable.

Y tras el beso, ya no era capaz de pensar en nada más que no fuera él. ¿Universidad?¿Noruega?¿Abrigos? Para ella esas palabras acababan de desaparecer completamente. No existían en su mente. Por ella ya podrían pasar años, que no sería capaz de darse cuenta de nada que la rodeara mientras que él estuviera a su lado. Aunque hubiera sido capaz de recuperarse las dulces caricias la hubieran hecho recaer velozmente a ese estado.

Como si se tratara de un hechizo, su nombre consiguió que ella separara su rostro del cuello de Knight, soltando a su vez uno de sus brazos para colocarlo en la mejilla del chico y hacer caricias del mismo modo que él lo hacía en su espalda.

- ¿Qué ocurre, Knight?- pronunció con suavidad. Además de que por primera vez no cambiaba el nombre del chico.

Observó así su rostro. Le maravillaba poder observar con tanto detalle todo en él, los preciosos ojos verdes más claros que una esmeralda, pero a los cuales la gema no podría ni asimilarse en belleza y brillo. Su nariz, sus mejillas, sus labios... Se quedó observándolos, como si nunca en su vida hubiera visto nada igual. Pensando en si serían tan suaves como ella pensaba...

L se mantuvo esperando, hasta el momento en el cual la joven se giró lentamente hacia el. La distancia era la misma, pero en el interior de su mente podía sentir como si se hubiera reducido de manera inmediata... A pesar de ello escuchó sus palabras como un susurro lejano, llegando a entenderlas únicamente por el movimiento de sus labios, aquellos que había buscado segundos antes... Encontrando solo su mejilla.

Desvió la mirada un instante a los ojos de ella, contemplándolos con fascinación durante los instantes en los cuales estos hacían lo mismo, mostrándose el cariño, afecto y amor sin necesidad de fueran expresados por palabras. Notando las caricias que le devolvía en su mejilla, aumentando ligeramente su pulso mientras cerraba los ojos, sintiendo las mismas con mas intensidad, mientras acercaba lentamente su rostro con cuidado, colocando con suavidad su frente rozando a la de ella.

Volvió a abrir los ojos con lentitud, viendo como los de Natasha ya no estaban fijos sobre los suyos, si no que miraban ligeramente mas abajo... ¿Había leído sus intenciones? No parecía asustada y aunque quizás no se habría quedado tan cerca suya de haber sabido cual era su forma de ser habitual con los demás... Ella no era como los demás, y no permitiría que nadie la dañara, ni si quiera el mismo. Por que había pasado a través de la oscuridad y conquistado su verdadero corazón.

- Yo... - Sus palabras quedaron interrumpidas cuando sus ojos se posaron sobre los labios de ella, encogiéndose de nuevo su corazón al contemplar la ligera humedad y el color rojizo que mostraban, parecido al mas hermoso de los frutos... Nada mas importaba... Acarició su mejilla una vez mas, de manera inconsciente y sin planearlo la besó. Dejó sus labios sobre las de ella y mientras cerraba los ojos la besó con todo el afecto y dulzura que había estado guardando para ella, saboreando cada instante y centímetro de su boca mientras acariciaba sus labios con suavidad.

El roce de la frente de Knight contra la suya, provocó un leve rubor en el rostro de Natasha. La distancia era tan mínima, que notaba la suave respiración del otro por su piel, haciendo una caricia mucho más leve que las que seguía haciendo con sus manos. Pero caricias igualmente.

Despegó sus ojos de los labios de Knight, intentando evitar esos pensamientos. Aunque era algo demasiado complicado en ese momento para ella.

Esperaba algo, no sabía exactamente el qué. Su cuerpo se lo estaba diciendo, pero su cerebro era incapaz de racionalizarlo. Quizás si fuese una persona mucho más racional ese momento la hubiera asustado, dejándola helada, pero ella se dejaba guiar mucho más por sus instintos. Y como no sentía peligro alguno de esa cercanía, simplemente se quedó quieta.
Su duda no quedó inconclusa mucho tiempo más, puesto que los labios de Knight se posaron sobre los suyos.

Se sorprendió al principio un poco, no era el primer beso que había dado, pero nunca había sido como este. Los otros eran meros juegos para satisfacer la curiosidad infantil de ver a los jóvenes y a los adultos realizar dicha acción. Notaba su rostro arder como si tuviera un incendio en la cara, así como su corazón latía tan rápido, que podría jurar que se le iba a salir del pecho. Pero sobre todo la diferencia estaba en que sentía una enorme corriente eléctrica recorriendo su cuerpo, y como generador los labios unidos de ambos.

Finalmente empezó a corresponder, dejándose guiar por sus instintos. Apretando al chico más contra ella, con el brazo que aún mantenía en su cuello, cerrando sus ojos para sentir con más intensidad esos roces. Definitivamente no quería alejarse de él. La primera persona que conseguía caldear el corazón de la rusa, pudiendo alejar ese frío que se había colado del invierno ruso.

Tras un tiempo, indefinido para ella, podían haber sido unos segundos o varias horas, se separó lentamente. Sonriente, y mirando fijamente a Knight.

- Ya lyublyu tyebya (Я люблю тебя)

Off:

traducción:

Al principio la joven no correspondió su gesto, lo cual le habría preocupado de no ser por que su mente se encontraba demasiado lejos para tener miedo de detalles momentáneos, además de que seguía pegada a el. Si bien y a pesar de ello pudo notar como su pulso se aceleraba ante la acción que había realizado, sin arrepentirse en ningún momento, y notando una corriente de emociones como nunca antes había sentido.

Entonces dudó si separarse, ya que aunque no deseaba hacerlo por nada del mundo su mente comenzó a sopesar la posibilidad de un rechazo ante la inmovilidad de Natasha... Sin embargo tras unos intensos segundos comenzó a corresponderle, notando ahora a los labios de ella jugar con los suyos en un intercambio de lentos roces, que le hizo volver a dejar su mente completamente en blanco, despertando sensaciones que el ya creía dormidas para siempre... perdidas en el olvido Mientras ella aumentaba levemente su cercanía al aferrarse mejor de su cuello, Knight hacía lo mismo con el que aún rodeaba su cintura haciéndose uno con su aliento y su corazón mientras dejaba que sus impulsos les guiaran... Quedando solo ellos y sus labios.

El tiempo pasó, y mientras seguían fundidos en un dulce y puro beso Knight dejó de tener percepción de todo el rato que podían haber pasado allí mismo, en pie, sin decir una sola palabra ni emitir sonido alguno a parte del breve susurro que producían sus bocas al juntarse... Entonces sus labios se separaron levemente, mientras L abría los ojos de nuevo para ver los de la dulce Natasha, que ahora y al menos para el mostraban un brillo aún mas irresistible, como si no hubiera nada mas importante en el mundo.


Ella le dijo unas palabras... Palabras que resultaban extrañas para el, si bien la suavidad de su voz, y el brillo de sus ojos eran toda la traducción necesaria... Respondiendo el con un susurro mientras acariciaba de nuevo su mejilla, con la mano que nunca había separado de ella- Te quiero Natasha... -La acercó de nuevo a su cuerpo y besó nuevamente la comisura de sus labios, levemente, como una corta caricia, antes de volver a susurrar su nombre - Natasha... No recuerdo nada de mi pasado... pero no me importa, por que quiero que tu seas mi futuro...

La tez de la joven se tornó de un profundo rojo, ninguno de los anteriores sonrojos podría igualar a este último. Además sus ojos brillaban con inusitada fuerza y una amplía sonrisa resplandeciente se aposentó en su rostro. Todo eso por unas simples palabras pronunciadas por Knight.

Quizás no fueran las palabras más poéticas de la noche, pero en esa simpleza, en esa claridad, en ese sentimiento fue en el que la rusa más se conmovió. Para alguien que no tenía un pasado, el futuro representaba todas sus esperanzas en crearse una entidad. Por tanto anunciar con tanta sinceridad que ella sería su futuro, era un gesto tan bonito, irrepetible y valioso que ella no era capaz de dar algo a cambio de mismo valor.
De nuevo la situación de no tener nada del mismo valor la hizo sentir pesado su propio corazón, nunca podría igualar lo que esas palabras valían, daba igual lo que hiciera. O al menos esos eran sus pensamientos.

- Es tan bello... Eso que me has dicho es tan bonito- aun en un leve shock por las palabras no era capaz de articular con demasiada gracia- No tengo nada que decir que pueda igualar lo tuyo, pero vendería mi alma solo por estar contigo, me da igual lo que ocurra en mi vida, siempre y cuando te tenga junto a mi.

Miró a L durante toda sus palabras, demostrando así que no eran mentiras. No se retractaría nunca de ellas, incluso cuando la vida les obligara a separarse. Dicho eso, se acercó de nuevo al rostro del joven, para depositar un suave beso en sus labios.

Sin embargo, esa bonita situación no pasó desapercibida para alguien que dormitaba en el dispositivo de la rubia, Selenemon. La antigua guerrera no estaba de acuerdo con esos planes, ahora mismo no podía dejar que su usuaria viviera felizmente en un romance alejándola del objetivo de recuperar el otro espíritu digital que la complementaba, Heliamon.
No podía permitir que ellos dos continuaran viajando juntos, no al menos hasta que pudiera recuperar su poder, y quizás su cuerpo original.

off: