Mi extraña llegada al mundo digital.

Últimamente habían pasados cosas extrañas, pero de la más rara, esta se llevaba la palma, la verdad no sabía qué había hecho, pero ahora ya no estaba en lugar conocido, no al menos conocido para mi. Era como una especie de jungla inundada... No, más bien era lo que todos llamamos un pantano, si, eso era, antes de que Guilmon me dijera que estábamos en el Pantano Geko. Yo solo sabía que en estos lugares, habitaban por lo general, muchas plantas venenosas y arenas movedizas, además de digimons por causa obvia. Mientras yo miraba los alrededores pensando qué hacer, como salir de alli o llegar a alguna ciudad, apareció un Otamamon que hizo amago para que le siguiéramos, Guilmon no se lo pensó y fue tras él, yo no, temía que fuera una trampa, seguro que lo era.

-No vayas Guilmon.
-¿Por qué no?

No di ninguna explicación, tan solo le traje de nuevo a mi lado, mientras el Otamamon nos miraba con ojitos suplicantes, parecía tener algún tipo de interés en nosotros, ya que no aceptaba un no por respuesta, quería que fuéramos con él. A pesar de todo yo seguía muy dudosa... Guilmon no estaría preparado para combatir contra una tribu entera de Otamamons, aún no puede digievolucionar y si vamos con él... A lo mejor nos metemos en un lio... Pero la cosa está en que, ya estamos en un lio, ahora no podemos salir de aqui, ciertamente, ese Otamamon es el único que podría guiarnos a la salida de este lugar o a alguna ciudad. A lo mejor él vive en una ciudad y allí nos ayudan. Tengo hambre y sueño, así que me vendría bien. Finalmente comenzamos a seguirlo, sin saber lo que podía pasar, ni a dónde podíamos llegar.

Me encontraba desorientado, perdido, por suerte Dorumon estaba conmigo. Había agua lodosa, y gran cantidad de árboles. Parecía un pantano. La puerta se cerró después de que entramos. Igual eso fue hace media hora, el sol estaba en lo alto. De pronto vimos a un Gekomon.

- Sigamoslo. - le ordené a Dorumon.-Tal vez pueda decirnos algo.- Y el accedió.
-Ahí hay un Guilmon.- divisó Dorumon, hablando en vos baja.

Observamos que el Guilmon seguía a un Otamamon. De pronto nos dimos cuenta que tenía un camarada humano, una niña. Nos mantuvimos a resguardo.

Con algo de desánimo nuestra marcha seguía monótona sin indicar que hubiese algún refugio cerca y el tiempo empezaba a volver más húmedo, además de que el Otamamon nos llevaba por sendas en los que los pies de ambos se hundían en barro y moverse era bastante más difícil. Para colmo de eso, si se apoyaba en alguna planta, podía envenenarse y morir fácilmente, no podía confiar en la flora de aquel maldito lugar, que aún sin explicación de cómo llegaron, parecía reírse de ellos con su superioridad. Cuanto más se adentraban en el pantano, peor era el ambiente, el olor se convirtió en algo fétido, típico de este tipo de plantas en lugares como pantanos, selvas, junglas y manglares.

-Oye Guilmon ¿De verdad llegaremos a algún sitio? Empiezo a encontrarme algo mal...
-Guilmon no sabe... Guilmon solo sabe que hay otro digimon muy cerca, pero no sabe donde.

Alice dio un suspiro y se sujetó fuerte a Guilmon para no caerse al barro y hundirse en alguna arena movediza. La noticia de saber que había otro digimon era buena y a la vez extraña, teniendo en cuenta que en aquel lugar había cientos sino miles de Otamamons y Gekomons, perfectamente la presencia de un digimon que Guilmon diga, podía ser uno de los muchos que habitan aquí, sería reconfortante que no fuese autóctono de aqui, pero como lo sabría ella sin ver a nadie por ningún lado. Tras un rato pasaron el trecho de barro profundo y blando, llegando a un lugar sólido y seguro, a lo que Alice aprovechó para sentarse y descansar con Guilmon, ignorando que Otamamon les pidiera seguir... El cansancio, la sed, el hambre y el sueño eran máximos, ella ya no podía más.

Seguimos siguiendo a aquellos Digimons y a esa niña por un largo rato. El aire olía raro, las flores parecían venenosas y el lodo y barro estaban por todos lados. Aunque igual ésta era la idea de pantano que yo tenía.

Después de un rato nos dimos cuenta que esa chica y su Digimon estaban tan perdidos como nosotros

-Acerquémosnos, parece que no hay peligro.- le dije a Dorumon.
-De acuerdo, Johno, vamos.- aceptó Dorumon con entusiasmo.

Nos acercamos a la chica, esperando que sea alguien de confianza. Creo que se dieron cuenta de nuestra presencia. Ya estábamos cerca cuando a lo lejos divisamos una aldea con un estanque al otro lado.

Cuando se habían parado a descansar y el silencio era algo más abundante, fue cuando el digimon del que posiblemente había hablado Guilmon, hizo su presencia, Alice se quedó mirando al acompañante del Dorumon, que era el que en cuestión era el interesante para ella, el humano, el supuesto humano. Quién sabía si era uno de esos seres que podía cambiar su apariencia a un digimon, pero en cualquier caso, ahora se veía humano normal y corriente y aunque no pudiese confiar en cualquiera... ¿En quién iba a hacerlo? ¿En esa planta con ojos que les está mirando mal? ... Un momento... ¿Planta con ojos? Diablos, eso era un digimon y no parecía estar contento de la presencia de los cuatro. Alice se levantó y se acercó mucho al chico, tanto que apoyó una mano en su hombro para impulsarse un poco y alejarse de lo que al instante fue un aguijonazo por parte de esa planta que tenía pinta de ser muy peligrosa.

-¿Sabes? ... No me extrañaría que las piedras aquí tuvieran ojos después de eso que acabo de ver. Ahm... Disculpa. Me llamo Alice y estoy perdida.
-¡Guilmon se llama Guilmon!

Aquella chica se acercó a mi y apoyó su mano en mi hombro, tratando de escapar de esa planta con la que casi se clava.

-Deberías ser más cuidadosa- le dije. - Algunas plantas son peligrosas. Por cierto, Soy Johno Battonage y este es Dorumon.- conté, señalando con mi mano a mi Digimon.
-Hola.- contestó él, mirando a Guilmon fijamente.
-He visto que nos dirigimos a una especie de aldea.- informé con cierta confianza.
-No estamos muy lejos de allí, pronto llegaremos.-

Seguí caminando, dejando que apoyara su mano si quería. Estaba tan intrigado como ella sobre este lugar.

Escuchó lo que dijo aquel chico, sin embargo ella ya había estado teniendo cuidado todo el rato, ella no tenía la culpa de que las plantas aqui se pudieran mover y que tuvieran extraños aguijones de... metal o algo asi. Dio un suspiro y saludó a su Dorumon con la mano sonriendo a ambos, ahora que sabían los nombres, se llamarían así cuando lo necesitaran. La noticia sobre la aldea de la que hablaban era esperanzadora, al fin podría descansar. Quitó la mano del hombro del chico, ya que no necesitaba más apoyo, no al menos hasta que su fuerza llegara a 0 y probablemente no solo necesitara eso sino que Guilmon la cogiera en brazos.

Seguramente si estuviera preparada iniciaría una misión de exploración personal por este lugar, seguro que el veneno de muchas de estas plantas podía ser antídotos para otros venenos. También era cierto que simplemente podría morir y no conseguir nada, pero quién sabía, muchos venenos que hay en la tierra, como el de serpiente, se puede usar para el bien de la especie humana, sería interesante usar sus conocimientos médicos para ver si se pudiera hacer algo aqui. Mientras andaba iba mirando a los alrededores, sin descuidarse de por donde iba para no caerse, viendo por fin aquella aldea de la que hablaban, no era un espejismo, era real, ya casi estaban a punto de llegar, pero como ella había supuesto, esa era la aldea de los Otamamon y los Gekomon.

-¡Ah! Espero que no sean hostiles, no me encuentro nada bien...
-A Guilmon le gusta Dorumon. ¿A Dorumon le gusta Guilmon?

-Los Gekomon y los Otamamon son conocidos por ser inofensivos.- aclaro Dorumon.
-Espero que tenga razón.- le contesté.

Mientras entrabamos, algunos Otamamons y Gekomons se nos acercaron, curiosos por nuestra prescencia. Me daban la sensación de no ser peligrosos. Dorumon se dirigió a uno de ellos para averiguar. A lo lejos había un castillo de madera. Después de un momento volvió.

-Estamos en la aldea de Shogungekomon.- nos informó. -Quieren saber qué hacemos aquí.- agregó.

En la entrada de la aldea, un montón de Otamamon y Gekomon se acercaron para investigarnos, para ver si éramos peligrosos o no y tras ver que Dorumon iba a comunicarse con uno de ellos, Alice se dedicó a ver todas las cosas que había por allí, un castillo de madera al fondo, que seguramente era del líder de ambos tipos de digimon. Cuando Dorumon volvió a comunicar donde estaban, Alice rápidamente recordó haberlo visto en la televisión y la verdad, no estaba por la labor de ser "esclava" de Shogungekomon, que como había visto, cantar era la única forma de escapar de allí.

Debería haberlo adivinado solo con ver a los Gekomon, estaba claro, pero ahora que habían entrado, seguramente no podrían irse, de la misma forma que Alice no se veía con fuerzas como para ir a otro lugar, estaba obligada a quedarse allí, pero mientras no les atacaran, por ahora todo iba bien y esperaba que continuara así, ahora era el momento de tener que ir a ver al jefe, obviamente para que éste les permitiera quedarse, sería mejor ir voluntarios, de esa manera conseguirían mucho más, además los Otamamon ya les estaban empujando muy lentamente hasta el castillo de Shogungekomon. Alice se cruzó de brazos mientras andaba y miró fijamente a Johno, para decirle:

-¡Je! No pienso cantar.

Los Otamamon nos llevaban hasta el castillo, seguramente era de ese Digimon llamado Shogungekomon. Se rumoreaba que tenía sirvientes o esclavos, y yo no estaba dispuesto a ser ni lo uno ni lo otro. Sabía que los Gekomon y Otamamon eran conocidos por no ser guerreros, y a pesar que Dorumon no podía digievolucionar, aún podrían presentar pelea. A pesar e ésto, la mejor opción era no pelear, porque Alice no estaba en condición de pelear, los residentes no superaban en al menos 100 a 1, y jamás les ganaríamos a tal proporción. Eso sin contar a su jefe.

-Será mejor seguir la corriente, Alice.- le dije en voz baja. -Son demasiados cómo para pelear, y tú no te encuentras en condiciones para ello.-

Seguro que nos llevarían con su jefe. La única forma de escapar era esperar el momento oportuno, cuando bajasen la guardia.

-Ya pensaremos en como escapar.- terminé diciendo.

A ese momento, llegamos con Shogungekomon...

Se dejó llevar pacificamente por los pasillos del castillo, que aunque en el exterior parecía ser un edificio débil y poco resistente, su interior era de piedra con dibujos bastante alegres y atrayentes. La reacción de Guilmon era de total asombro y fascinación y parecía que no era consciente de la situación en la que estaban metidos, ya que no hacía nada más que tocar con la punta de sus garras a los Otamamon y hablarles, como si se los estuviera ganando, aunque Alice sabía que Guilmon era muy inocente y hacer amigos no le costaba nada. Escuchó lo que le decía su compañero Johno y asintió a sus palabras, ya que tenía toda la razón, en el momento debido ya harían algo. Mientras se iban acercando cada vez más y más al Shogungekomon se iban escuchando altísimos ruidos provenientes de las trompas instrumentales que éste tenía, resonaban en todo el castillo, pero ahora que estaban cerca, por no decir justo delante, el sonido era tan alto que Alice no pudo evitar taparse un poco los oídos. Si ese digimon pensaba que su música era agradable, en realidad era todo lo contrario. Para adquirir algunos datos más sobre Shogungekomon, Alice sacó su Digivice y miró lo que éste le decía.

-Bueno... No sé si nos oirá con eso...

Shogungekomon Digivice Info:

...y allí estaba Shogungekomon, con un estruendo horrible. Uno de los Gekomon llamó su atención, para avisarles
- ¿Así que ustedes son mis nuevos sirvientes? - preguntó retoricamente, mirándonos con una sonrisa burlona. Prosiguió sin dejar hablar: - Bueno, tú ve y limpia todos baños de la planta. - me ordenó, e indicó a unos Gekomon para que me guiaran. - y tú me ayudarás con mi canto, necesito alguien de afuera para que me diga como suena mi música. - le explicó a Alice mientras me llevaban los Gekomon al 1° de los 3 baños de este piso.

No podía creerse lo que estaba diciendo el Shogungekomon, que les estaba tomando por sirvientes. Si no hubiese tantos Otamamons y Gekomons, se tiraría ella encima, pero no podía, así solo tendría que acatar sus malditas órdenes. Johno tenía que limpiar los baños de la planta, cosa que sería mucho mejor que tener que escuchar su horrible música. Unos Otamamon la empujaron poco a poco hasta el lado del Shogungekomon y entonces empezó la tortura con lo que él llamaba "música" que ni era eso ni era ritmo si quiera. Alice se tapó los oídos todo el rato, aprovechando que él no podía verla por su gran tamaño en todos los aspectos, hasta que terminó, aún desconociendo cómo es que oía y no estaba sorda. Después el Shogungekomon pidió opiniones.

-... Está genial... Aunque quizá se pueda mejorar...
-Ahora quiero oír tu voz y ver quién es mejor de los dos. Canta sierva.
-No.

Respondió Alice decidida y tajante, desde luego no necesitó pensar ni un solo instante la respuesta. Sabía que el jefe se enfadaría y vaya que si lo hizo, se le notó muy enfadado y empezó a dar algunos gritos, los cuales Alice ignoró completamente, asumiendo que los gritos eran mucho mejor que su música. Los gekomon se acercaron por todas partes muy furiosos, amenazándola con la mirada y con algunas armas, haciendo que Alice esta vez si sintiera miedo, ahora si era demasiado y forzadamente tendría que cantar si quería sobrevivir y que los gekomon no hicieran pinchitos con ella a la brasa.

-Si no cantas, ni tú ni tu amigo saldreis de aquí nunca.
-...

Alice dio un suspiro amargo y miró a Guilmon, el cual no había podido acompañarla y estaba rodeado de ambos digimon, todos en guardia, sin permitir que ninguno ejecutara cualquier acción, ya fuera defensiva, ofensiva o evasiva, estaba obligada por... Unas ranas con trompas musicales a cantar, cuando ella nunca lo había hecho para otras personas, solo para si misma y admitía que cantaba bien, pero prefería mantener ese "talento" para ella sola. Miró violentamente al Shogungekomon durante un instante, pero luego terminó por coger el micrófono y pensar en una canción que se supiera, para poder cantarla y dejar que se largaran. Los gekomon se alejaron de la pista y minorizaron las luces, de modo que casi todo quedó oscuro, excepto Alice y un poco las paredes. Ahora deseaba que Johno no la viera, pero seguro que lo hacía, su voz siempre llamaba la atención.

Canción:

Habíamos llegado al baño. Una parte de los Gekomon se llevo a Dorumon a otro baño, ellos sabían que juntos eramos más fuertes. Me puse a lavar los lavabos mientras observaba lo más disimuladamente posible. Había 2 ventanas pero eran pequeñas y solo Dorumon cabría por ahí. Así que seguí lavando los platos.

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]Dorumon (perspectiva)]:

Me separaron de Johno, éstos Digimon deben ser sirvientes de Shogungekomon igual que yo, así que me ganaré su confianza.

-Y cómo es vivir sirviendo a Shogungekomon- le pregunté a uno e ellos.
-Mientras no se lo haga enojar, es una buena vida- me contestó.

Llegamos a un baño situado en una esquina, al fondo del castillo. Era igual que el anterior. Un par de lavabos, varias letrinas. Al fondo parecía haber varias duchas, dos, tres, cuatro. Era mejor esperar a ganarme su confianza para poder escapar.

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]Johno (perspectiva)]

De repente, empecé a escuchar una voz angelical, de mujer. Parecía muy buena cantando. Se me ocurrió que era Alice.

Tras haber terminado de cantar, el Shogungekomon parecía no haberse creído lo que acababa de pasar, todos se quedaron mirándola como si hubiera hecho algo mal o por el contrario, algo increíble. Hubo un silencio inquietante y luego el Shogungekomon aplaudió y la felicitó y luego el resto de digimons hizo lo mismo. Parecía como si aquel gran jefe estuviera en deuda con Alice, ya que luego la dijo que pidiera algo para recompensarla, entonces, varias ideas cruzaron su cabeza. En primer lugar, ya que tenía hambre, sed y sueño, quería pedir un sitio para dormir, pero no podía dejar a Johno ahí. También quería pedir la indicación para salir de aquel lugar, aunque no estaba segura de si ellos lo sabrían.

-Me gustaría saber cómo irme del pantano junto a mi compañero Johno. ¿Me lo podría decir...?

Johno terminó de limpiar el baño, y ya había llegado, nunca creyó que fuera tan bueno limpiando. Por el pasillo dejó de escuchar esa hermosa melodía angelical. Dorumon estaba allí. Ya se había echo amigo de la mitad de los del ejercito.

Dorumon logró conseguir un bote donde podemos huir.

Shogungekomon accedió con molestia a decirles como salir por lo pacífico, indicándoles que fuera de la aldea podrían encontrar una especie de mar para escaparse, aunque no sería escape ya que no es oculto. Los Gekomon y Otamamon dejaron paso libre a Alice y a Guilmon para ir a buscar a Johno y a Dorumon, dándoles la buena noticia de que podían irse sin ningún problema. Cuando le encontró fue corriendo hasta él sonriente y luego miró a Dorumon, saludándole con la mano, seguida de Guilmon, que enseguida se puso a charlar con Dorumon como si fuesen muy grandes amigos, tener aliados siempre era algo bueno, ya fuese de humanos o de digimons.

-Johno, Dorumon, el jefe Shogungekomon me ha dicho que podemos irnos de aqui por un mar que hay tras la aldea. Nos deja marcharnos a todos sin problemas, así que he venido a buscaros ¿Nos vamos o quereis quedaros aqui?

-Cuánto antes me nos larguemos, mejor.- le dije divertidamente. -¿Qué esperas? Hay un bote allá para vos. Yo tomaré el otro. Ya hay comida en ellos.- le informé.
-¡Vámosnos Johno!- me apresuró Dorumon.

Nos subimos a nuestro bote y soltamos las amarras.

-Adiós Alice.- nos despedíamos mientras zarpábamos.
-Adiós Guilmon- agregó Dorumon.

Sonrió levemente mientras ambos asentían, ya era el momento de salir del pantano y de sus alrededores, ahora a ver dónde llegaba cada uno, quizá se volvieran a encontrar, quizá no, eso solo lo decidiría el destino. Estaba genial que Johno se hubiera encargado de equipar los botes y de que fuera tan gentil en cierto modo. Se despidió de él mientras se montaba en el suyo y Guilmon cortaba la cuerda con sus dientes, mientras Alice se sujetaba para no caer, pues era la primera vez que montaba en un barco o similar. Despidió con la mano a Johno y Dorumon, que ya se iban alejando a una velocidad bastante rápida, en muy poco tiempo se habían vuelto inalcanzables.

-¡Adiós Johno! ¡Cuídate mucho, ya nos veremos en el futuro!
-¡Adiós Dorumon! ¡Ha sido un gusto para Guilmon!

[TEMA CERRADO]