Y eso que parecía un buen día....

Alyria y Labramon avanzaron por el bosque, hacía un día extremadamente bonito y alegre. Todo parecía lleno de vida, pero la chica no se fijaba en eso, iba mirando la pantalla de su digivice, ocurría algo extraño, la pantalla estaba iluminaba y pitaba cada pocos segundos.

- ¿Se puede saber qué es lo que pasa con el cacharro?
- No sé… Pero parece que ocurre algo, me está guiando hacia un punto determinado del bosque

La chica siguió andando, introduciéndose por el bosque, sin preocuparse de que pudiera perderse en él. Labra por su parte la siguió andando en silencio, no entendía que era lo que le ocurría al dispositivo, pero no debería ser malo. Ese dispositivo siempre se daba a los niños elegidos.
Tras una hora de andar continuamente bajo las copas de los árboles, Alyria ya estaba cansada, tenía que detenerse. Fue a sentarse apoyada en un tronco, pero Labra la detuvo a pocos segundos de que se dejara caer.
- Espera Aly
- ¿Qué pasa?
- Hay un huevo ahí

Tal como había dicho el perro, había un huevo justo debajo de la chica. Pero no estaba quieto, sino que rodaba. Al parecer había bajado de la colina cercana.
La chica se agachó a cogerlo. Lo sostuvo con delicadeza; al cogerlo, le pareció sentir un pequeño golpe desde dentro de él.
- ¡Huevo, huevitooo! ¿Dónde estás?- una voz preocupada se oía cerca de ahí.

Al parecer alguien lo estaba buscando. La chica y su perro se dirigieron hacia la voz. Era un digimon con forma de cisne, que miraba debajo ya de simples hojas, por la desesperación.
- ¿Es este huevo?
- Sí- gritó Swanmon al girarse para mirar a la humana- Muchas gracias, de repente se puso a rodar, y lo perdí de vista
- De nada, siempre es un placer ayudar

Aly fue a entregárselo, pero entonces ocurrió algo. El dispositivo se ilumino a la vez que el huevo. Abriéndose este último y dejando a la vista una pequeña Reremon. Swanmon miró a los recién llegados, que miraban asombrados al huevo. Y lo entendió todo, ese huevo estaba destinado a esa humana.
- Al parecer estabais hechas la una para la otra, así que cuídala bien ¿sí, jovencita?
Dicho eso se marchó de nuevo al pueblo, dejando a una humana estupefacta con un bebé en sus brazos.
-Rere
- Vaya, vaya. Parece que ahora somos más - dijo Labra algo curioso por lo que acababa de pasar.

Aly sonrió feliz y sujeto a Reremon con fuerza, la pequeña digimon se frotaba con su nueva compañera.
Ajeno a tanta felicidad iba Labra, había un olor conocido en la zona. Pero no dijo nada, dejaría que los azares del destino fueran los que movieran ficha. Sonrió entretenido, a ver cómo acababa la cosa.

Era un día completamente soleado, cerca de una zona montañosa.

El ángel caído se encontraba acuclillado, sobre la copa de un árbol, esperando. Sus cabellos negros como la noche ondeaban al viento, hacia su derecha, y algunos mechones le azotaban el rostro con suavidad, pero no le importaba. En realidad, ya nada importaba. El cielo se teñiría de gris dentro de poco, en cuanto localizara a su objetivo.

Se envolvió con sus grandes alas emplumadas, del mismo color que su pelo, y esperó pacientemente. Esperó hasta que sus ojos dorados captaron un movimiento, en el suelo. Retiró un poco las alas y observó mejor.

Tres figuras. Una humana, una bola de pelo y un perro. Alyria llevaba a un Reremon en brazos, parecía que había conseguido encontrar a otro compañero suyo; mientras que el chucho caminaba algo tenso a su lado. Seguramente ya había captado su olor, aunque con matices que no había olfateado nunca antes.

Aeirmon se incorporó y aproximó una mano a la otra.

- Beam of Particles-murmuró.

Entre sus manos comenzó a formarse una esfera de energía, de un siniestro color rosado. El ángel alzó los brazos y apuntó en dirección al singular trío, aunque desviado, para que no les diera; se trataba solo de un aviso. Sonrió y lanzó el ataque. La esfera de energía se transformó al instante en un rayo letal que colisionó a varios metros de ellos, provocando un boquete en el suelo.

Entonces, el ángel alzó el vuelo y extendió completamente sus oscuras alas, mostrando su presencia. Alzó la barbilla y sonrió, mirando directamente a Labramon.

Un rayo colisionó delante suya, creando un enorme cráter. Reremon se acurrucó contra Alyria asustada. Aly se puso pálida al ver como una ángel de alas negras se alzaba de entre las copas de los árboles. Al parecer quería atacarles, pero no entendía el motivo.
Labramon sonrió, era el único que sabía quien era. E intuía qué quería.
- Vaya, muy amable por tu parte pasarte Zayyn

Aly miró sorprendida a su compañero, ¿para qué querría atacarles Zayyn?
- Imagino que vendrás a buscar pelea, por hacerte recordar cosas feas, ¿verdad?

El perro se iluminó y cuando la luz se apagó era una criatura bípeda con cabeza de chacal y piel de un azul muy claro. Iba vestido con ropas egipcias y unas enormes alas de plumas doradas. Anubismon.
Alzó el vuelo.
- Ahora volveré, Aly. ¿Nos vamos, proyecto de ángel?

Se rió, desde luego, iba a ser muy divertido ese día.

El ángel caído contempló sin ningún tipo de expresión en su rostro como se percataban de su presencia. Ni siquiera las sonrisas parecían tener sentimientos, eran más como muecas frías en un rostro marmóreo.

Labramon brilló, y con diversión, se transformó en un chacal alado que, gustosamente, alzó el vuelo, planteándoos a la misma altura que Aeirmon. Esta alzó una mano a la altura de su cara y cerró el puño. Del guante sin dedos que llevaba surgió una larga cuchilla dorada. El ángel oscuro miró el arma de manera calculadora y después a Anubismon. Luego, desplegó sus alas un poco más y las agitó, provocando una lluvia de plumas hacia el chacal.

- Winged Shield.

Las plumas se endurecieron, y volaron rápidamente hacia el ángel de alas doradas.

Anubismon se rió y alzó el vuelo para luego planear sobre Zayyn y pasar de largo, incitándola a perseguirle. Tenía pensado en llevar el combate a alguna superficie más elevada, donde Aly no pudiera verlos.

A unos cuantos metros, había una pared de unos quince metros con bastante pendiente, y sobre esta una explanada recta. Un sitio bueno para pelear. En caso de que Alyria decidiera seguirlos, tardaría un rato en subir hasta arriba.


Aly pálida como un muerto, miró a los dos ángeles y se propuso a seguirles, al ver como Anubismon iba de largo. Tenía que detenerlos, eran dos personas importantes en su vida.

Aeirmon vió como Anubismon pasaba de largo y volaba sobre ella. Parecía querer llevarla a alguna parte. Una trampa, seguramente. Entornó los ojos y lo siguió, hasta llegar a una explanada plana. Una vez allí se detuvo y miró al ángel contrario.

- ¿Vas a dejar de huir, o tengo que darte caza como a un cachorro?

Movió los dedos de su mano izquierda, en la cual se formó un rayo. Aeirmon lo agarró como si se tratara de una espada, igual que en la mitología griega. Retrasó el brazo y lanzó el rayo hacia Anubismon.

Anubismon se rió deteniéndose sobre la explanada.

- No huía, le evitaba traumas a mi querida compañera. Nada más- dijo mostrando los dientes, pero en su mirada se adivinaba algo más que una sincera preocupación.

Se movió a la derecha, cosas buenas de que los ataques rectos en el aire fueran tan fáciles de esquivar, para que tuviera efecto sería más fácil cuanto más cerca estuvieran. Pero Aeirmon parecía reacia a acercarse, chica lista, pensó. Disparó una esfera de luz contra la ángel.

Aeirmon voló hacia la derecha, esquivando el orbe de luz. Miró a Anubis un momento, hasta que el cielo comenzó a oscurecerse y a tronar. Allí fue cuando sonrió.

- Zeus Lightning-anunció.

Entonces, un nuevo trueno sonó, mucho más audible que el resto de sus compañeros, y un rayo cayó sobre el lugar donde se encontraba el chacal. El angel oscuro preparó la cuchilla de su mano.

La lluvia empezó a caer, copiosamente, haciendo que las alas de los dos digimons pesaran más. Pero cualquier criatura alada estaba diseñada para soportar ese peso, quizá en lo único que se notara es la velocidad a la que se desplazaban.

Un rayo tronó, pero eso eran normal y natural, de ahí que Anubis no viera el ataque. El rayo lo aturdió provocando que cayera al suelo.
Se levantó con pesadez, era una presa fácil en esa posición. Miró hacia abajo, tratando de ver si alguien, insensato, se había acercado a la zona...

Aeirmon observó con regocijo como Anubismon quedaba atontado. Se acercó a él, con el filo de la cuchilla dorada brillando siniestramente.

Llegó junto a él y alzó el brazo. Esbozó una siniestra sonrisa y le clavó la hoja en el pecho, donde tendría que estar su corazón digital.

- ¿Quién es ahora el proyecto de ángel, eh chucho?-susurró en su oido, y giró la hoja para provocarle más dolor.

Rió, satisfecha de haber eliminado de una vez a esa molestia de digimon. Ahora lo único que tendría que hacer es absorber los datos...

El chacal, agarró la espada, evitando que Aeirmon se la sacara, a pesar del dolor que sentía; había algo que tenía que hacer antes. Los datos salían por la herida, flotando. Pero Anubis a base de fuerza de voluntad conseguía mantenerlos unidos. Sólo necesitaba decir unas últimas palabras. Unas palabras que demostraban que todo no era más que parte de su plan.
Se rió levemente.
-Sabes, si hubiera ganado habría sido un resultado bueno. Pero el que tú me derrotaras es mejor aún. Esto no es nada más que para hacer que ella- miró tras de sí en el momento que una cabeza azul asomaba y miraba sorprendida la escena delante suya. Anubis volvió a mirar a Aeirmon- Te odiara.

Volvió a reírse.
-Alejaros la una de la otra para siempre ese era mi plan. Créeme, siéntete orgullosa de ser un peón tan magnifico de manipular. ¿Crees que ella te perdonará que hayas matado a la única criatura que considera su familia? ¿Su apoyo, aquél que nunca la abandonaría? Tú se lo has arrebatado, y su mundo se desmorona, dejándola sola.

Dicho eso, miró hacia su compañera, y soltó la espada, desapareció en mil datos, siendo incapaz ya de mantener la forma.

Aly miró al frente incapaz de decir nada. Tras una subida a toda prisa para detenerles se encontraba con esto.
- No... - fue lo único que pudo decir.

Todo la dolía, su digimon, su compañero… No, todos esos términos no decían lo que era para ella Labramon, era su hermano. Su familia, su columna, aquél que mantenía lo que era su vida. Si no hubiera estado, habría acabado matándose.
Ahora él no era más que puntitos de color en el aire. Corrió como nunca lo había hecho en su vida, tenía que llegar antes de que Zayyn, su amiga lo absorbiera…. Amiga, ahora no, le había quitado demasiado para que pensara en ella así. Sin embargo eso también la dolía, acababa de perder a un hermano y a una amiga en el mismo día. Que cruel podía ser el universo con ella.

Reremon, aún en sus brazos notó la agitación de su compañera y evolucionó a Viximon, para al menos tratar de defenderla.

Aeirmon se sorprendió de sus palabras. Todo habia sido parte de su plan, pero en fin que más daba. Al menos el perro estaba muerto, y eso era lo que habia querido desde un principio, aunque eso suponiera que Aly la odiara despues.

- Un odiador más, un odiador menos, que mas da...-dijo, con la voz impregnada en amargura.

Sacó la afilada hoja dorada del cuerpo, y dejo que los datos se reunieran para formar el huevo. En un principio habia pensado en absorberlos, pero cambió de opinión y se aparto, para que Aly recogiera el huevo.

Aly pasó al lado de Aeirmon sin mirarla siquiera. Tenía cosas mucho más importantes que hacer. Se arrodilló delante del huevo, y dejó a Viximon en el suelo. Antes de abrazarlo con un leve temblor en todo el cuerpo.
No quería creerlo, pero ese huevo era real. Labramon tardaría en volver a aparecer.

Viximon miró a su compañera, apenada, no entendía muy bien qué es lo que pasaba. A fin de cuentas, acababa de abrir el cascarón hacía poco tiempo. Pero sabía que no era bueno: el rostro de la peliazul no se veía, oscurecido por el flequillo, y gotas caían de su barbilla.
La pequeña digimon miró a la criatura de alas negras que había hecho que su nee-san se pusiera triste y corrió hacia ella, saltando para placarla. Como si pudiera.
Salió rebotada hacia atrás con una magulladura en la frente, allí donde se había golpeado contra los protectores de las piernas de Aeirmon.
- Itte...

Aeirmon se apartó, dejando pasar a Alyria para que llegara junto al huevo, sin impedírselo. La sintió temblar levemente, mientras que abrazaba el huevo de Labramon con los brazos. Su fino oído escuchó también un leve sollozo, y eso, en parte, le afectó. Notó como la bolita de pelo la placaba en la pierna, pero fue apenas un leve roce, y no le prestó atención.

Lentamente, su pelo comenzó a aclararse, sus ojos pasaron de oro a plata, la armadura desapareció con un suave brillo, y las alas negras se desintegraron entre una maraña de sombras.

Zayyn observó a Aly durante un momento. Lo cierto es que nunca se había sentido como se sentía ahora. Era verdad que en parte se alegraba de haber derrotado a Labramon, pero por otro lado, se sentía mal por Aly. En mucho tiempo no había conocido a alguien que la tratara bien a pesar de ser quien era, por no decir nunca.

- Lo siento, Aly-dijo en un murmullo, aunque audible para ellas dos.

Su rostro estaba serio, cualquiera pensaría que por su mente no pasaba nada. Sin embargo, Zayyn sabía guardar las apariencias...

La chica se levantó con pesadez, pasando un antebrazo por la cara, y sorbiendo. Miró a Zayyn con una frialdad inaudita en su mirada, que normalmente era cálida y alegre.
- ¿De verdad lo sientes?- preguntó de manera acusadora.

Si tan mal se sentía cómo es que su cara era tan fría, y además debería haber sabido que cualquiera de los resultados, que no hubiera sido que ella les hubiera detenido no le habría gustado. Pero si ahora había una disculpa, que hubiera pensado en las consecuencias.
Se acercó a viximon y también la cogió, poniéndola en su cabeza, para que le fuera más fácil transportarla. La pequeña digimon, se agarró con sus patitas al pelo de Alyria.

Hecho eso, la chica empezó a andar por donde había venido. Detuvo su caminata en un momento dado y se giró mirándo a la pelirroja, con tristeza.
- Me gustaría que te ocurriera lo mismo con Impmon, pero él no tiene nada que ver en el asunto, y me cae bien. Además de que ese no es mi estilo. Pero lo que sí que me gustaría es que sintieras qué es perder a alguien único para ti. Pero no creo que puedas hacerlo, solo te has tenido a ti misma, y dudo que haya alguien por el que puedas sentir realmente su perdida.

Se dió la vuelta y sacudió la cabeza con cuidado triste, antes de continuar andando bajo la lluvia.
- No te preocupes, Alyria-nee, ahora yo te protegeré. - dijo tratando de animar a su compañera.

La muchacha pelirroja observó a Alyria marcharse. Una vez de espaldas a ella, la peliazul no pudo observar como los ojos grises de la chica se volvían tristes y quizá, algo arrepentidos. Zayyn inclinó la cabeza y se dio la vuelta tambien, de manera que ambas jovenes quedaron espalda contra espalda, cada una siguiendo su camino, en direcciones opuestas.

- Creo que acabo de perder a alguien...

Según caminaba, la lluvia caía sobre ella, empapándola entera y pegándole el pelo y la ropa al cuerpo. Fue entonces cuando un digimon negro, con aspecto de dinosaurio, se acercó a ella y la cubrió con un ala, mientras que se perdían en la lejanía.