Midori R. Ichi Iwa

Pero… ¿Por qué haces esto?... me esforcé por articular aun con la voz entrecortada. Se me estaba agotando la energía y también el tiempo; mi núcleo, que estaba siendo forzado a sobrescribir información demasiado rápido, más de lo que podía manejar, en cualquier momento se autodestruiría confinando mi existencia al olvido. Mi cuerpo comenzó a parpadear y se transfiguró en una versión abstracta e inestable de mí.

Ante aquella miserable visión el extraño se limitó a contemplar con aquellas cuecas de apariencia oscura y vacía que estaban unidas al yelmo que me impedía de observarle directamente a sus ojos, si es que en verdad los había detrás de aquella terrible mascara.

No demoró en esbozar una sonrisa que parecía ser más cruel y perversa que alentadora, su falso aire de compasión no me convencía; me daba la impresión de que aquella escena que exponía públicamente mi vergüenza le divirtiera en alguna retorcida manera.

Digamos que siempre estoy al pendiente, y me gusta velar por el bienestar de mis queridos hijos de la noche.

Con un ademán, dejó al descubierto ante mis ojos su hipocresía, aun así mi destrozada mente comenzó a considerar su oportuna propuesta.

¿Qué era mejor?, reflexioné vagamente acerca de mis opciones. Mi razonamiento estaba entenebrecido y nublado; quizás por el odio, quizás por la sed de venganza, o tal vez por el miedo…

Pero algo dentro de mí, ¿por acaso sería mi programación?, insistía con que tenía que preservar mi existencia.

¿A qué precio?...

El peso sobre mi honra y reputación mancillada no me permitiría seguir viviendo; si es que podría llamársele ‘vida’ a aquel caos en medio del cual había aprendido a subsistir y movilizarme.

Pero, por otra parte… ¿desaparecer con mi orgullo herido y mi dignidad pisoteada?, ¿será que todavía existía alguna chance de redención para mí?, y… ¿de ser así, que sería más cobarde?

¿El hecho de simplemente rendirme y aceptar mi fracaso, sabiendo que tuve la oportunidad de dar un giro para revertir la situación y no tuve la osadía suficiente para seguir adelante? o ¿no tener el suficiente valor para permitirme poner fin a mi existencia?

¿Cuál era mi garantía?

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