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Dance Macabre
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Dance Macabre
¡al fin! ¡finalmente había llegado a la famosisima Isla File! rumores me habían llegado de que estaba plagada de lindos Digimon inocentes ¡presas tan fáciles!. Corría por todo el lugar con los brazos extendidos y riendo como si me encontrara en una tienda de caramelos,o vamos, los caramelos de Lucemon -vamos Lucemon, debemos buscar con que entretenernos- camine en dirección de mi Digimon quedando frente a él sonriendo de manera nada tranquilizante, estaba feliz, feliz de una masacre -tenemos que hacerte más y más fuerte ¡no podemos dejarte como un Digimon débil!-
-lo que usted diga, Bocchan- respondió Lucemon a mis palabras antes mencionadas brindandome una pequeña reverencia y su cara totalmente seria, como era de costumbre -tsk- chasquee la lengua entre mi paladar y comence a caminar siendo seguido por Lucemon -Espero y haya cerca una aldea con Digimon pequeños, un rio de datos no estaría nada aburrido- una sádica sonrisa se dibujo en mi rostro acompañada por una corta carcajada, esto sería tan emocionante -¿uh?- una pequeña sombra paso por el rabillo de uno de mis ojos al mismo tiempo que un arbusto se movia, me pare en seco mirando a aquel matorral y corrí en esa dirección metiendo medio cuerpo en el y comenzando a buscar -¡mira que lindo!- salí del arbusto con un Kiimon en las manos quien trataba de soltarse, sin dejarlo tome sus "mejillas" con ambas manos precionandolas con fuerza y jalandolas, el pequeño Digimon solo se quejaba y unas sutiles lágrimas salían de sus ojos, y yo... Yo simplemente apretaba y reía -eres realmente adorable- seguía jugando con el picoteandole toda la cara con mi dedo indice -¡ouch!- la diversión se había ido cuando la bola digital me mordió... gran error... -odioso ¡ya no te quiero! Lucemon acaba con él-
-a sus ordenes- lance al Kiimon por los aires a la vez que Lucemon estiraba su mano apareciendo varias esferas luminosas en forma de cruz y explotando contra el Digimon convirtiendolo en solo datos absorbiendolos sin dejar rastros.
-¡BOOM! jajajajajajajajaja ¡que divertido! ¡vamos por más!- reía histericamente al ver como el pobre Digimon quedaba en el olvido y Lucemon bajaba a mi lado, pero claro, quería un contrincante más fuerte que un Digimon bebé.
-lo que usted diga, Bocchan- respondió Lucemon a mis palabras antes mencionadas brindandome una pequeña reverencia y su cara totalmente seria, como era de costumbre -tsk- chasquee la lengua entre mi paladar y comence a caminar siendo seguido por Lucemon -Espero y haya cerca una aldea con Digimon pequeños, un rio de datos no estaría nada aburrido- una sádica sonrisa se dibujo en mi rostro acompañada por una corta carcajada, esto sería tan emocionante -¿uh?- una pequeña sombra paso por el rabillo de uno de mis ojos al mismo tiempo que un arbusto se movia, me pare en seco mirando a aquel matorral y corrí en esa dirección metiendo medio cuerpo en el y comenzando a buscar -¡mira que lindo!- salí del arbusto con un Kiimon en las manos quien trataba de soltarse, sin dejarlo tome sus "mejillas" con ambas manos precionandolas con fuerza y jalandolas, el pequeño Digimon solo se quejaba y unas sutiles lágrimas salían de sus ojos, y yo... Yo simplemente apretaba y reía -eres realmente adorable- seguía jugando con el picoteandole toda la cara con mi dedo indice -¡ouch!- la diversión se había ido cuando la bola digital me mordió... gran error... -odioso ¡ya no te quiero! Lucemon acaba con él-
-a sus ordenes- lance al Kiimon por los aires a la vez que Lucemon estiraba su mano apareciendo varias esferas luminosas en forma de cruz y explotando contra el Digimon convirtiendolo en solo datos absorbiendolos sin dejar rastros.
-¡BOOM! jajajajajajajajaja ¡que divertido! ¡vamos por más!- reía histericamente al ver como el pobre Digimon quedaba en el olvido y Lucemon bajaba a mi lado, pero claro, quería un contrincante más fuerte que un Digimon bebé.
- Ataque:
- -Divine Feat
Alois Trancy
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Re: Dance Macabre
El sonido titilante del cantar de los grillos hace que, lentamente, abra los ojos en mitad de la oscuridad de la noche.
Lo primero que veo son unas ruinas antiguas, de piedra musgosa y erosionada, que estructura una improvisada guarida centrada en la nada más absoluta. Me incorporo con lentitud, sorprendentemente despejada, y me quedo sentada en el lecho en donde había estado yaciendo. Se trata de un montón de piedras alisadas, colocadas una junto a la otra, y cubiertas con un suave y aterciopelado manto blando. Suelto un bostezo, y estiro brazos y piernas, percatándome, en el proceso, de la desnudez de mi cuerpo. La sangrienta luna que se filtra por entre los cascotes sueltos y mal colocados del techo ilumina con suavidad sedosa mi cuerpo, acariciándolo allá en donde el suave color carmesí se refleja. Miro a mi alrededor, observo con inocente curiosidad las ruinas entre las que he despertado, y descubro un cuerpo conocido tumbado en una cama parecida a la mía. El redondito cuerpo del digimon planta se infla y desinfla al ritmo de su respiración pausada. Coral duerme con apacibilidad.
Sin embargo, siento la presencia de alguien más. Mi sexto sentido me avisa de un gran poder, situado a unos metros más alla, al final del descuidado pasillo. Me envuelvo con la suave sábana del color del ébano al sentir un cosquilleo de frío, y camino, en pies descalzos, a través. No pasan ni diez segundos cuando, a lo lejos, percibo la luminosidad de una hoguera encendida. Llevada por mi insaciable curiosidad, me dirijo hacia allí, cauta, pero también intrigada.
Al llegar, salgo a una especie de balcón derruido, y que en un tiempo pasado, debió de haber sido la cúspide de la elegancia y el capricho. Salgo a la cornisa despacio, habiendo detectado al portador de tan atrayente poder, sentado con naturalidad en el borde, con un aura de misterio rodeándolo. Mis ojos, coloreados de un brillante color plata, lo contemplan desde el umbral, siendo perfectamente consciente de que mi presencia no es del todo ajena para él.
- ¿Recuerdas este lugar?-la voz ronca y profunda del ser imponente y ataviado con ropajes oscuros me hace ladear la cabeza, cada vez más atraída por su aire de peligrosidad.
Con una sonrisa casi imperceptible, avanzo hacia él y me siento a su lado, envuelta todavía en la manta, y con las piernas largas y delgadas colgando en el vacío.
- Ahora sí-respondo tras mantenerme un largo minuto en silencio-. Nosotros mismos lo reducimos a lo que es ahora... Todavía escucho la suave melodía de las explosiones.
Mi voz apenas es un susurro inaudible en la noche, pero el ser es capaz de escucharme perfectamente. Siento su atención puesta en mí, y desvío mi mirada de la lejanía para clavarla en él. El profundo color azul de sus ojos me corta la respiración; si bien siempre tuve conmigo esa mirada, volverla a contemplar, después de una vida de engaños, es como un bálsamo de agua en un árido desierto.
- ¿Y recuerdas qué pasó después?
Para no recordarlo, pienso ampliando unos centímetros mi sonrisa. Mis orbes se apartan de su rostro, cuando por el rabillo del ojo percibo dos mantos suaves que nacen de su espalda... Mi mano se desliza serpenteante por su brazo, por su hombro, y finalmente por sus omóplatos para acabar acariciando las largas, tersas y oscuras plumas. Con cierta satisfacción, percibo su extremecimiento, pero no me detengo hasta tocar la punta de su ala más cercana.
- Te volviste más poderoso... Lo recuerdo como si fuera ayer-retiro la mano, y la escondo de nuevo bajo la manta, para arrimarme después al digimon y robarle algo de su calor corporal.
- No dejaré que ocurra de nuevo, Zayyn-al instante sé que ya no está hablando del día en el que alcanzó el Burst Mode. Retiro la mirada de forma brusca, y la incrusto en mis pies, mordiéndome la piel de la boca para contener la ira que me hacen sentir sus palabras. Una leve capa de digisoul rojo y negro envuelve mi cuerpo, antes de disiparse de nuevo en el aire como el humo.
- Claro que no-siseo irritada-. Ni tú, ni Coral... Ni yo.
- Sé lo que estás pensando... Y no creo que sea buena idea.
- No estuve siete años perdida sólo para limitarme a escapar después, Ráthalos.
- Pero...
- No.
Silencio sepulcral. Apoyo, con cansancio, mi cabeza en el hombro de su chaqueta de cuero. Él exhala un suspiro resignado, rindiéndose a mis deseos, y cierra los ojos. No obstante, cuando sufro un nuevo tembleque, el digimon se separa y se levanta para ir a buscar algo de una mochila... Me vuelvo para mirarlo, y cuando reconozco el objeto que extrae, noto mis ojos entornarse. Ráthalos me lanza entonces la Terminal de Batalla, y tras cogerla al vuelo, comienzo a teclear para abrir la aplicación de armadura, vinculada, así, a la de almacenamiento. Segundos después, tras un suave resplandor, despojo de mi cuerpo la manta que me había estado abrigando hasta entonces, ya no la necesito. Mi "Armadura" de Batalla, fabricada con Chrome Digizoid Marrón, cubre ahora todo mi cuerpo, como una túnica oscura con diversas correas y capas colgando. No poseo ropa normal, pero por el momento, esto servirá.
- Bendito sea el caos-murmuro colocándome la capucha y el embozo que ocultarán parcialmente mi rostro-, porque es un síntoma de libertad.
Justo en ese momento, Coral hace acto de presencia, bostezando y haciendo girar las aspas de su helice con sosiego. Al llegar a mi lado, la acaricio, y tras susurrarle palabras conciliadoras, hago que se introduzca en el interior de la Terminal, en dónde podrá descansar más cómodamente.
- Ah... Zayyn.
Me doy la vuelta, quedando frente a mi alto compañero. Él tiene una mano extendida hacia mí, ofreciéndome mi propio digivice, el cual tomo para guardar en cierto escondrijo secreto. Así mismo, al notar que todavía no retira su enorme garra, comprendo que me está invitando a celebrar nuestro regreso. Con la más letal de las promesas, tomo su ofrecimiento, y una vez este es aceptado, Ráthalos emite un silbidillo con sus labios, llamando consigo a una vieja amiga muy querida... Behemoth, como así se llama la motocicleta, no tarda en acudir y en rugir, feliz por el reencuentro. Ráthalos se sube a su lomo, aferrando con firmeza los manillares, y seguidamente, lo hago yo a su espalda, rodeándole el abdomen con los brazos.
Segundos después, las viejas ruinas quedan tan vacías como antaño.
Lo primero que veo son unas ruinas antiguas, de piedra musgosa y erosionada, que estructura una improvisada guarida centrada en la nada más absoluta. Me incorporo con lentitud, sorprendentemente despejada, y me quedo sentada en el lecho en donde había estado yaciendo. Se trata de un montón de piedras alisadas, colocadas una junto a la otra, y cubiertas con un suave y aterciopelado manto blando. Suelto un bostezo, y estiro brazos y piernas, percatándome, en el proceso, de la desnudez de mi cuerpo. La sangrienta luna que se filtra por entre los cascotes sueltos y mal colocados del techo ilumina con suavidad sedosa mi cuerpo, acariciándolo allá en donde el suave color carmesí se refleja. Miro a mi alrededor, observo con inocente curiosidad las ruinas entre las que he despertado, y descubro un cuerpo conocido tumbado en una cama parecida a la mía. El redondito cuerpo del digimon planta se infla y desinfla al ritmo de su respiración pausada. Coral duerme con apacibilidad.
Sin embargo, siento la presencia de alguien más. Mi sexto sentido me avisa de un gran poder, situado a unos metros más alla, al final del descuidado pasillo. Me envuelvo con la suave sábana del color del ébano al sentir un cosquilleo de frío, y camino, en pies descalzos, a través. No pasan ni diez segundos cuando, a lo lejos, percibo la luminosidad de una hoguera encendida. Llevada por mi insaciable curiosidad, me dirijo hacia allí, cauta, pero también intrigada.
Al llegar, salgo a una especie de balcón derruido, y que en un tiempo pasado, debió de haber sido la cúspide de la elegancia y el capricho. Salgo a la cornisa despacio, habiendo detectado al portador de tan atrayente poder, sentado con naturalidad en el borde, con un aura de misterio rodeándolo. Mis ojos, coloreados de un brillante color plata, lo contemplan desde el umbral, siendo perfectamente consciente de que mi presencia no es del todo ajena para él.
- ¿Recuerdas este lugar?-la voz ronca y profunda del ser imponente y ataviado con ropajes oscuros me hace ladear la cabeza, cada vez más atraída por su aire de peligrosidad.
Con una sonrisa casi imperceptible, avanzo hacia él y me siento a su lado, envuelta todavía en la manta, y con las piernas largas y delgadas colgando en el vacío.
- Ahora sí-respondo tras mantenerme un largo minuto en silencio-. Nosotros mismos lo reducimos a lo que es ahora... Todavía escucho la suave melodía de las explosiones.
Mi voz apenas es un susurro inaudible en la noche, pero el ser es capaz de escucharme perfectamente. Siento su atención puesta en mí, y desvío mi mirada de la lejanía para clavarla en él. El profundo color azul de sus ojos me corta la respiración; si bien siempre tuve conmigo esa mirada, volverla a contemplar, después de una vida de engaños, es como un bálsamo de agua en un árido desierto.
- ¿Y recuerdas qué pasó después?
Para no recordarlo, pienso ampliando unos centímetros mi sonrisa. Mis orbes se apartan de su rostro, cuando por el rabillo del ojo percibo dos mantos suaves que nacen de su espalda... Mi mano se desliza serpenteante por su brazo, por su hombro, y finalmente por sus omóplatos para acabar acariciando las largas, tersas y oscuras plumas. Con cierta satisfacción, percibo su extremecimiento, pero no me detengo hasta tocar la punta de su ala más cercana.
- Te volviste más poderoso... Lo recuerdo como si fuera ayer-retiro la mano, y la escondo de nuevo bajo la manta, para arrimarme después al digimon y robarle algo de su calor corporal.
- No dejaré que ocurra de nuevo, Zayyn-al instante sé que ya no está hablando del día en el que alcanzó el Burst Mode. Retiro la mirada de forma brusca, y la incrusto en mis pies, mordiéndome la piel de la boca para contener la ira que me hacen sentir sus palabras. Una leve capa de digisoul rojo y negro envuelve mi cuerpo, antes de disiparse de nuevo en el aire como el humo.
- Claro que no-siseo irritada-. Ni tú, ni Coral... Ni yo.
- Sé lo que estás pensando... Y no creo que sea buena idea.
- No estuve siete años perdida sólo para limitarme a escapar después, Ráthalos.
- Pero...
- No.
Silencio sepulcral. Apoyo, con cansancio, mi cabeza en el hombro de su chaqueta de cuero. Él exhala un suspiro resignado, rindiéndose a mis deseos, y cierra los ojos. No obstante, cuando sufro un nuevo tembleque, el digimon se separa y se levanta para ir a buscar algo de una mochila... Me vuelvo para mirarlo, y cuando reconozco el objeto que extrae, noto mis ojos entornarse. Ráthalos me lanza entonces la Terminal de Batalla, y tras cogerla al vuelo, comienzo a teclear para abrir la aplicación de armadura, vinculada, así, a la de almacenamiento. Segundos después, tras un suave resplandor, despojo de mi cuerpo la manta que me había estado abrigando hasta entonces, ya no la necesito. Mi "Armadura" de Batalla, fabricada con Chrome Digizoid Marrón, cubre ahora todo mi cuerpo, como una túnica oscura con diversas correas y capas colgando. No poseo ropa normal, pero por el momento, esto servirá.
- Bendito sea el caos-murmuro colocándome la capucha y el embozo que ocultarán parcialmente mi rostro-, porque es un síntoma de libertad.
Justo en ese momento, Coral hace acto de presencia, bostezando y haciendo girar las aspas de su helice con sosiego. Al llegar a mi lado, la acaricio, y tras susurrarle palabras conciliadoras, hago que se introduzca en el interior de la Terminal, en dónde podrá descansar más cómodamente.
- Ah... Zayyn.
Me doy la vuelta, quedando frente a mi alto compañero. Él tiene una mano extendida hacia mí, ofreciéndome mi propio digivice, el cual tomo para guardar en cierto escondrijo secreto. Así mismo, al notar que todavía no retira su enorme garra, comprendo que me está invitando a celebrar nuestro regreso. Con la más letal de las promesas, tomo su ofrecimiento, y una vez este es aceptado, Ráthalos emite un silbidillo con sus labios, llamando consigo a una vieja amiga muy querida... Behemoth, como así se llama la motocicleta, no tarda en acudir y en rugir, feliz por el reencuentro. Ráthalos se sube a su lomo, aferrando con firmeza los manillares, y seguidamente, lo hago yo a su espalda, rodeándole el abdomen con los brazos.
Segundos después, las viejas ruinas quedan tan vacías como antaño.
- OFF:
Aplicación de Armadura Textil Chrome Digizoid Marrón: Una mezcla de la segunda y tercera mujer
Ráthalos
Re: Dance Macabre
La noche finalmente había llegado, en todo este tiempo Lucemon y yo no habíamos parado de recolectar datos de otros Digimon, era divertido, aunque seguía a la espera de un rival más fuerte; frente a nosotro había tres pequeños Digimon de etapa bebé temblando asustados, sabían lo que iba a pasar, lo sabían muy bien, Lucemon delante mió no espero la orden, ya se había cansado de jugar con la comida y simplemente estiro la mano y con una de sus técnicas los hizo datos absorbiéndolos, yo solo me quede ahí parada con una mano en mi cintura sonriendo, sonriendo de una forma cínica -Lucemon, ya es tarde... descansemos, tengo hambre...-
-Si, Bocchan- fue lo que respondió siguiéndome por entre la oscuridad en silenció, mientras que por mi parte, buscaba un claro donde poder comer mi almuerzo -espero y haya un buen lugar para com.. ¡EY!- mientras caminaba comencé a hablar con Lucemon cuando una fuerte explosión a un lado mio sonó, al ver a Lucemon este tenía el rostro serió mientras bajaba su mano para mirarme -Un Digimon trato de atacarle, al ser Novato solo pude ahuyentarle ¿esta bien, Bocchan?-
-¡Me diste un susto de muerte! se más cuidadoso-
-como usted ordene- dijo he hizo una pequeña reverencia; chasquee la lengua y seguimos caminando sin rumbo.
-Si, Bocchan- fue lo que respondió siguiéndome por entre la oscuridad en silenció, mientras que por mi parte, buscaba un claro donde poder comer mi almuerzo -espero y haya un buen lugar para com.. ¡EY!- mientras caminaba comencé a hablar con Lucemon cuando una fuerte explosión a un lado mio sonó, al ver a Lucemon este tenía el rostro serió mientras bajaba su mano para mirarme -Un Digimon trato de atacarle, al ser Novato solo pude ahuyentarle ¿esta bien, Bocchan?-
-¡Me diste un susto de muerte! se más cuidadoso-
-como usted ordene- dijo he hizo una pequeña reverencia; chasquee la lengua y seguimos caminando sin rumbo.
Alois Trancy
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Re: Dance Macabre
El viento helado azota nuestros rostros por la velocidad a la que avanzamos. La noche es joven, y nosotros somos sus dueños, incapaces de descansar un segundo en la oscuridad que nos abraza. Inspiro hondo el aire limpio, con la cabeza apoyada de lado sobre la ancha espalda de mi compañero, y mientras veo el paisaje emborronarse a nuestro paso, pienso en las clsas que podré hacer, ahora libre de ataduras y de falsos recuerdos. No he hablado en vano, Zayyn jamás lo hace. Voy a obtener lo que quiero, cuando quiera, y como quiera, y no me voy a conformar con una simple victoria... Quiero saciar mi hambre de destrucción y crueldad. Siete años son muchos, amigo mío, y he de recuperar el tiempo perdido. Cierro los ojos, tranquila, sintiendo que el descanso obtenido con anteriorirdad, no ha sido suficiente... Poco después, me elevo hacia el sueño, con una siniestra sonrisa pintada en los labios...
Cuando, nuevamente, mis párpados se elevan, la oscuridad continúa "alumbrándonos" el camino. La moto de Ráthalos continúa en movimiento, pero a una velocidad considerablemente más lenta... Ahora podría decirse que la lentitud a la que no estoy acostumbrada me ha desvelado.
Levanto la cabeza, olfateo el aire con suavidad, y miro a mi alrededor, todavía sintiendo el cuero de la cazadora del Beelzemon crujir contra mi cuerpo. Entorno los ojos para buscar cualquier movimiento en falso, ya que, que el motorista hubiera reducido su conducción, sólo puede significar una cosa: tenemos compañía.
- ...-tuerzo el gesto, en una mueca de molestia, cuando Behemoth se detiene en mitad de un bosque. Ráthalos se baja del vehículo despacio, dejándome sentada sobre el asiento. Le vigilo con quietud, pero también con un ojo avizor, por si las cosas se complican-. Tráemelo-le susurro-. Lo quiero con vida.
- No está lejos-sospecha él, dando una mirada en redondo-. Puedo olerlo... No nos volverá a seguir.
Alzo una ceja, escéptica. A veces está bien ser misterioso, pero ni yo sé cómo interpretar eso.
- Un conejo... Nos venía siguiendo un maldito Terriermon... Cómo los odio.
* * * * * * *
Cuando, nuevamente, mis párpados se elevan, la oscuridad continúa "alumbrándonos" el camino. La moto de Ráthalos continúa en movimiento, pero a una velocidad considerablemente más lenta... Ahora podría decirse que la lentitud a la que no estoy acostumbrada me ha desvelado.
Levanto la cabeza, olfateo el aire con suavidad, y miro a mi alrededor, todavía sintiendo el cuero de la cazadora del Beelzemon crujir contra mi cuerpo. Entorno los ojos para buscar cualquier movimiento en falso, ya que, que el motorista hubiera reducido su conducción, sólo puede significar una cosa: tenemos compañía.
- ...-tuerzo el gesto, en una mueca de molestia, cuando Behemoth se detiene en mitad de un bosque. Ráthalos se baja del vehículo despacio, dejándome sentada sobre el asiento. Le vigilo con quietud, pero también con un ojo avizor, por si las cosas se complican-. Tráemelo-le susurro-. Lo quiero con vida.
- No está lejos-sospecha él, dando una mirada en redondo-. Puedo olerlo... No nos volverá a seguir.
Alzo una ceja, escéptica. A veces está bien ser misterioso, pero ni yo sé cómo interpretar eso.
- Un conejo... Nos venía siguiendo un maldito Terriermon... Cómo los odio.
Re: Dance Macabre
La noche cada vez más se hacía más corta y todavía faltaba muchos Datos que absorber; termine de comer mi cena lo más rápido que pude para seguir con nuestra misión, mire a Lucemon que parecía estar en trance, mirando hacia la nada como si algo lo estuviese molestando -¿qué pasa?-
-siento la presencia de alguien poderoso cerca de nosotros- su voz sonaba más sería de lo normal y aquel gesto en su rostro no me tranquilizaba en lo absoluto, sonreí ¡al fin un buen reto para Lucemon! -¿qué estas esperando?- en cuanto dije esas palabras mi Digimon asintió y salió disparado al lugar en el que sintió al contrincante, mientras yo lo seguía corriendo, era agotador, pero las ganas de pelear me eran más importantes que descansar. Minutos después, Lucemon se paro en seco y miro para todos lados, yo hice lo mismo y luego dirigí mi vista hacía él con un gesto de duda y fastidió ¿ahora que le pasa? -Hay otro Digimon...- suspire y me acerque a él para empujarlo un poco -¿y luego? nunca te di la orden de que te detuvieras, debes atacar y absorber los datos, eso es lo único que debes hacer- un gesto de molestía hizo Lucemon para después darme la espalda y seguir en su busqueda, en silcencio seguiamos el camino hasta que algo capto mi atención -¡pero mira! ¡es un lindo conejito!- con una gran sonrisa me aceque al pequeño Digimon en blanco con verde, este solo me miro desconfiado y se dejo tomar -lastima que no me gusten mucho los conejos... Lucemon todo tuyo- lo tire frente a él y bueno, comenzó la pelea; me era molesto ya que aquel Terriermon parecía ser un simple Digimon debil ¿cómo era que le causaba problemas a Lucemon? -¡deja de estar jugando con él y ya matalo!- le grite a mi Digimon, este solo rechisto alzo vuelo y saco su espada encaminandose a toda velocidad contra el Terriermon atravesandolo y volviendolo datos -al fin...- fue lo unico que dije acerfcandome a Lucemon mientras absorbía los datos del Digimon derrotado -aunque me lo diga, ese Digimon era de mi mismo nivel-
-por eso debes hacerte más fuerte- me di miedia vuelta y seguí mi andar. Un rato después llegamos a un "claro" del bosque donde a varios metros de nosotros estaba un Digimon de aspecto poderoso, una motocicleta, un Pequeño Digimon y una mujer pelirroja; sonreí con malicia, debe ser este el Digimon que nombro Lucemon hace un momento -hola Madame, parece que nos topamos por ¿accidente? lo dudo, yo creo que es obra del destino- reí mientras hacia una reverencia -Puedo notar que Tiene un acompañante muy poderoso... me arriesgare a decirle que será un rato muy divertido ¿no crees, Lucemon?- no borraba la sonrisa de mi rostro mientras miraba a la mujer y luego dirigía mi vista a Lucemon; podría asegurar que si lo derrotabamos y Lucemon absorbe sus datos, llegara a una poderosa etapa ¿qué puede ser más perfecto que esto? Nada.
-siento la presencia de alguien poderoso cerca de nosotros- su voz sonaba más sería de lo normal y aquel gesto en su rostro no me tranquilizaba en lo absoluto, sonreí ¡al fin un buen reto para Lucemon! -¿qué estas esperando?- en cuanto dije esas palabras mi Digimon asintió y salió disparado al lugar en el que sintió al contrincante, mientras yo lo seguía corriendo, era agotador, pero las ganas de pelear me eran más importantes que descansar. Minutos después, Lucemon se paro en seco y miro para todos lados, yo hice lo mismo y luego dirigí mi vista hacía él con un gesto de duda y fastidió ¿ahora que le pasa? -Hay otro Digimon...- suspire y me acerque a él para empujarlo un poco -¿y luego? nunca te di la orden de que te detuvieras, debes atacar y absorber los datos, eso es lo único que debes hacer- un gesto de molestía hizo Lucemon para después darme la espalda y seguir en su busqueda, en silcencio seguiamos el camino hasta que algo capto mi atención -¡pero mira! ¡es un lindo conejito!- con una gran sonrisa me aceque al pequeño Digimon en blanco con verde, este solo me miro desconfiado y se dejo tomar -lastima que no me gusten mucho los conejos... Lucemon todo tuyo- lo tire frente a él y bueno, comenzó la pelea; me era molesto ya que aquel Terriermon parecía ser un simple Digimon debil ¿cómo era que le causaba problemas a Lucemon? -¡deja de estar jugando con él y ya matalo!- le grite a mi Digimon, este solo rechisto alzo vuelo y saco su espada encaminandose a toda velocidad contra el Terriermon atravesandolo y volviendolo datos -al fin...- fue lo unico que dije acerfcandome a Lucemon mientras absorbía los datos del Digimon derrotado -aunque me lo diga, ese Digimon era de mi mismo nivel-
-por eso debes hacerte más fuerte- me di miedia vuelta y seguí mi andar. Un rato después llegamos a un "claro" del bosque donde a varios metros de nosotros estaba un Digimon de aspecto poderoso, una motocicleta, un Pequeño Digimon y una mujer pelirroja; sonreí con malicia, debe ser este el Digimon que nombro Lucemon hace un momento -hola Madame, parece que nos topamos por ¿accidente? lo dudo, yo creo que es obra del destino- reí mientras hacia una reverencia -Puedo notar que Tiene un acompañante muy poderoso... me arriesgare a decirle que será un rato muy divertido ¿no crees, Lucemon?- no borraba la sonrisa de mi rostro mientras miraba a la mujer y luego dirigía mi vista a Lucemon; podría asegurar que si lo derrotabamos y Lucemon absorbe sus datos, llegara a una poderosa etapa ¿qué puede ser más perfecto que esto? Nada.
Alois Trancy
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Re: Dance Macabre
Cierro los ojos un breve momento, todavía sentada sobre el asiento de la motocicleta. Beelzemon se aleja unos pasos, seguro de sí mismo, para internarse entre los árboles. Sin embargo, no pasan ni diez segundos, cuando regresa junto a mí, con una expresión más severa de lo habitual en su rostro semi enmascarado.
- El conejo ha muerto-anuncia, respondiendo a mi muda pregunta-. Se acercan desconocidos.
Ladeo la cabeza y entorno los ojos, en una expresión de curiosa fascinación. De un salto, me bajo de Behemoth para sentarme sobre un pedrusco con las piernas cruzadas, mientras él se limita a empujar la moto hasta un árbol para apoyarla contra el tronco. Serena pero impaciente, clavo la mirada plateada en la dirección por la que el motero regresó. Mi respiración se efectúa con tranquilidad, incluso cuando comienzo a percibir la silueta de un muchacho joven y adolescente, acompañado de una figura divina. Se trata de un niño rubio, de rostro angelical, pero con una profunda oscuridad habitando en el fondo de sus ojos. Me saluda con amabilidad, pero sus palabras no me engañan; es su sonrisa la que realmente llama mi atención, una sonrisa casi diabólica que contrasta mucho con el Lucemon que le acompaña. A punto estoy de sonreír con cierta ironía. No sólo por los claras diferencias espiritualmente hablando, sino además porque, de carecer de alas, ese Lucemon podría haber pasado fácilmente por un hermano gemelo.
- No creo en el Destino-le interrumpo con voz serena y cortante-. Y, si fueras inteligente, tú harías lo mismo.
Ignoro completamente su "interés" por el poder de mi compañero. Soy consciente de que rezuma energía, y que parte de esa fuerza procede de mi vínculo con él. Desvío la mirada para contemplar su reacción, encontrando, de vuelta, una mirada despectiva desde sus tres ojos celestes mientras sus cuatro alas oscuras y emplumadas desaparecen desmigándose en el aire con un tenue resplandor... Y aunque ahora no tiene ese impulso de poder del Cambio de Modo, sigue siendo tan poderoso como recordaba. Parpadeo suavemente, dejando los ojos casi cerrados, mientras contemplo a mi digimon de forma evaluadora, de los pies a la cabeza... Francamente, creo que no podía tener un compañero mejor.
- El conejo ha muerto-anuncia, respondiendo a mi muda pregunta-. Se acercan desconocidos.
Ladeo la cabeza y entorno los ojos, en una expresión de curiosa fascinación. De un salto, me bajo de Behemoth para sentarme sobre un pedrusco con las piernas cruzadas, mientras él se limita a empujar la moto hasta un árbol para apoyarla contra el tronco. Serena pero impaciente, clavo la mirada plateada en la dirección por la que el motero regresó. Mi respiración se efectúa con tranquilidad, incluso cuando comienzo a percibir la silueta de un muchacho joven y adolescente, acompañado de una figura divina. Se trata de un niño rubio, de rostro angelical, pero con una profunda oscuridad habitando en el fondo de sus ojos. Me saluda con amabilidad, pero sus palabras no me engañan; es su sonrisa la que realmente llama mi atención, una sonrisa casi diabólica que contrasta mucho con el Lucemon que le acompaña. A punto estoy de sonreír con cierta ironía. No sólo por los claras diferencias espiritualmente hablando, sino además porque, de carecer de alas, ese Lucemon podría haber pasado fácilmente por un hermano gemelo.
- No creo en el Destino-le interrumpo con voz serena y cortante-. Y, si fueras inteligente, tú harías lo mismo.
Ignoro completamente su "interés" por el poder de mi compañero. Soy consciente de que rezuma energía, y que parte de esa fuerza procede de mi vínculo con él. Desvío la mirada para contemplar su reacción, encontrando, de vuelta, una mirada despectiva desde sus tres ojos celestes mientras sus cuatro alas oscuras y emplumadas desaparecen desmigándose en el aire con un tenue resplandor... Y aunque ahora no tiene ese impulso de poder del Cambio de Modo, sigue siendo tan poderoso como recordaba. Parpadeo suavemente, dejando los ojos casi cerrados, mientras contemplo a mi digimon de forma evaluadora, de los pies a la cabeza... Francamente, creo que no podía tener un compañero mejor.
Re: Dance Macabre
La sonrisa que en mi rostro se dibujaba no podía ser más grande o saldría de mi cabeza, seguía mirando a aquel Digimon y compañera con tanta malicia, tanta sed de datos y poder -no puedo imaginar el poder destructivo que tiene, si nos descuidamos podría matar a mi Lucemon- de nuevo mire a mi Digimon quien permanecia calmado, esperando mis ordenes -ojala algún día fueras como él- escupí esas crudas palabras haciendo enfasis de que no era nada en comparación a aquel magnifico Digimon -hermosa dama... ¿Sería tan amable de darme los datos de su Digimon? sería un desperdicio hacer una pelea de vida o muerte, y viendola, seguramente puede obtener el Digimon que usted quiera... así que ¿si? no quiero sacrificar a mi compañero y tampoco hacerle perder su tiempo- cerré mis ojos sonriendo como un niño bueno pidiendo un caramelo
Alois Trancy
Edad PJ :
15
Edad User :
29
Digienergia :
12
Objetos/Armas :
Re: Dance Macabre
Termino de cerrar los ojos, respirando hondo, profundamente, como si estuviera infinitamente tranquila, y espero a que el crío se marche de mi territorio con su digimon. No tengo interés alguno en él, ni siquiera me sirven como entretenimiento, su digimon no duraría ni cinco segundos en un enfrentamiento con el mío... Por el bien de mi tiempo y de su vida, lo mejor será que sigan avanzando hasta perderse por algún recóndito lugar.
Tal y como si no hubiera nada a mi alrededor, me dejo llevar hasta un estado de meditación sosegada, relajando mis músculos hasta que hubiese pasado el tiempo suficiente como para continuar con nuestro viaje. Sin embargo, todavía siento las presencias del humano y de su compañero, algo que, si bien me molesta, trato de no darle mera importancia.
Pero entonces, algo me hace abrir los ojos de golpe. Cuando las palabras del niño llegan hasta mis oídos, toda esa previa relajación se evapora como el humo. El color verde refulge en torno a mis pupilas, las cuales se han disparado hasta clavarse en el rostro del muchacho rubio y su encantadora sonrisa engañosa. Soplo por la nariz, y con un rápido chasqueo de mis dedos, Beelzemon se planta justo ante humano y digimon, rozando con una de sus pistolas, las frentes de ambos.
- Así es como yo lo veo-murmuro con calma, mientras me levanto y me cruzo de brazos sobre el pecho-. Podría caminar con el pie izquierdo y matarlos a los dos tras una larga y lacerante tortura. O podría caminar con el derecho... y eliminarlos de un disparo. Rápido e indoloro... Dos opciones, A y B. Choose carefully, Darling.
Inclino la cabeza levemente y me bajo de un salto de la roca, acercándome a ellos a paso lento, y aplastando las hebras verdes del césped bajo el peso de mis botas, como si no me importara que sucediera a mi paso, como si no hubiera nada capaz de detenerme. Me detengo a un metro escaso de los dos compañeros, al lado de mi compañero, pero un poco más atrás de él, aguardando, con mirada paciente, la respuesta.
Tal y como si no hubiera nada a mi alrededor, me dejo llevar hasta un estado de meditación sosegada, relajando mis músculos hasta que hubiese pasado el tiempo suficiente como para continuar con nuestro viaje. Sin embargo, todavía siento las presencias del humano y de su compañero, algo que, si bien me molesta, trato de no darle mera importancia.
Pero entonces, algo me hace abrir los ojos de golpe. Cuando las palabras del niño llegan hasta mis oídos, toda esa previa relajación se evapora como el humo. El color verde refulge en torno a mis pupilas, las cuales se han disparado hasta clavarse en el rostro del muchacho rubio y su encantadora sonrisa engañosa. Soplo por la nariz, y con un rápido chasqueo de mis dedos, Beelzemon se planta justo ante humano y digimon, rozando con una de sus pistolas, las frentes de ambos.
- Así es como yo lo veo-murmuro con calma, mientras me levanto y me cruzo de brazos sobre el pecho-. Podría caminar con el pie izquierdo y matarlos a los dos tras una larga y lacerante tortura. O podría caminar con el derecho... y eliminarlos de un disparo. Rápido e indoloro... Dos opciones, A y B. Choose carefully, Darling.
Inclino la cabeza levemente y me bajo de un salto de la roca, acercándome a ellos a paso lento, y aplastando las hebras verdes del césped bajo el peso de mis botas, como si no me importara que sucediera a mi paso, como si no hubiera nada capaz de detenerme. Me detengo a un metro escaso de los dos compañeros, al lado de mi compañero, pero un poco más atrás de él, aguardando, con mirada paciente, la respuesta.
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