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Un día más
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Un día más
Estaba mirando entre las cosas de uno de los estantes del supermercado. Llevaba mucho sin comer nada decente, y tenía que ser algo que se pudiera comer sin cocinarlo... Las fogatas a plena calle a veces traían problemas. También tenía que ser algo que no hiciera mucho bulto para que no pudiera ser detectado fácilmente a simple vista. Al final me decidí por varias napolitanas envasadas de york y queso. Si lo guardaba entre las ropas no tendría problemas en llevármelos.
—Perfecto...—una vez tuve marcado mi objetivo y asegurarme de que no había nadie cerca, observé de reojo la cámara que se encontraba vigilando los alimentos. Ahí estaba, la señal. Una pequeña descarga eléctrica se vio en la cámara de forma un poco anti-natural. A partir de ese momento todas las cámaras del supermercado habían dejado de funcionar. Guardé rápidamente la comida en los pantalones y la camisa, teniendo escondidos unos 4 paquetes de esos, los suficientes para alimentarnos a lo largo del día.
Mientras caminaba hacia la salida del supermercado, por caja estaban hablando los dependientes muy extrañados.
—No lo entiendo, antes las cámaras funcionaban perfectamente, y ahora solo hay vídeos de gatos haciendo tonterías.
—Ya miraremos el problema. Atiende a la caja.—como si no fuera el problema con ella, la muy vaga se había quedado mirando los gatos mientras dejaba a la seria haciendo todo el trabajo. La sociedad estaba completamente podrida...
—En total son 934...¿¿¿934.934.934 yenes???—ignorando los precios desorbitados de la caja registradora, salí del supermercado sin que sonara ninguna alarma de las que había frente a la puerta automática. Giré la primera esquina a mi izquierda y me introduje en las calles menos transitadas.
Tras caminar varios minutos, oí unos pasos justo a mi lado, aunque más suaves al ser un bicho mucho más bajo el que me acompañaba.
—...Lo de la caja registradora sobraba, Impmon.—Recalqué algo arisco. Era un diablillo morado con un pañuelo y guantes rojos, y no paraba de reírse.
—¿¡Pero has visto la cara que pusieron!? ¡Y luego los de la cola empezaron a gritar a la que se quedó mirando los gatitos! ¡¡Fue buenísmo!!—y el diablillo se reía así cada vez que gastaba una broma en nuestros planes, me estaba sacando de quicio.
—...Cierra la boca—de debajo de mi camiseta saqué uno de las napolitanas envasadas, que no tardé en abrir y dar una de ellas a Impmon. Era su parte. Yo, por mi lado, me empecé a comer la mía. El hambre me estaba empezando a poner de mal humor.
—Perfecto...—una vez tuve marcado mi objetivo y asegurarme de que no había nadie cerca, observé de reojo la cámara que se encontraba vigilando los alimentos. Ahí estaba, la señal. Una pequeña descarga eléctrica se vio en la cámara de forma un poco anti-natural. A partir de ese momento todas las cámaras del supermercado habían dejado de funcionar. Guardé rápidamente la comida en los pantalones y la camisa, teniendo escondidos unos 4 paquetes de esos, los suficientes para alimentarnos a lo largo del día.
Mientras caminaba hacia la salida del supermercado, por caja estaban hablando los dependientes muy extrañados.
—No lo entiendo, antes las cámaras funcionaban perfectamente, y ahora solo hay vídeos de gatos haciendo tonterías.
—Ya miraremos el problema. Atiende a la caja.—como si no fuera el problema con ella, la muy vaga se había quedado mirando los gatos mientras dejaba a la seria haciendo todo el trabajo. La sociedad estaba completamente podrida...
—En total son 934...¿¿¿934.934.934 yenes???—ignorando los precios desorbitados de la caja registradora, salí del supermercado sin que sonara ninguna alarma de las que había frente a la puerta automática. Giré la primera esquina a mi izquierda y me introduje en las calles menos transitadas.
Tras caminar varios minutos, oí unos pasos justo a mi lado, aunque más suaves al ser un bicho mucho más bajo el que me acompañaba.
—...Lo de la caja registradora sobraba, Impmon.—Recalqué algo arisco. Era un diablillo morado con un pañuelo y guantes rojos, y no paraba de reírse.
—¿¡Pero has visto la cara que pusieron!? ¡Y luego los de la cola empezaron a gritar a la que se quedó mirando los gatitos! ¡¡Fue buenísmo!!—y el diablillo se reía así cada vez que gastaba una broma en nuestros planes, me estaba sacando de quicio.
—...Cierra la boca—de debajo de mi camiseta saqué uno de las napolitanas envasadas, que no tardé en abrir y dar una de ellas a Impmon. Era su parte. Yo, por mi lado, me empecé a comer la mía. El hambre me estaba empezando a poner de mal humor.
Atesaki Ribasu
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Re: Un día más
La Luna apenas ilumina las calles a través de las pomposas nubes encapotadas que amenazan con descargar su ira sobre la ciudad japonesa. El halo de luz es fantasmagórico, le de una lúgubre esencia a la noche ya avanzada de madrugada que, junto a la falsa soledad de las calles, da un toque de tranquilidad que, si bien dura por unos minutos, el sonido de unos cristales rotos contra el suelo hace quebrar esa calma.
Inspiro hondo. El humo del cigarro se desplaza en el aire con parsimonia, y se eleva hacia una de las pocas farolas a medio fundir que "iluminan" las avenidas de los barrios más pobres y peligrosos de Japón, allí en donde se daban los negocios más turbios y dudosos. Mis ojos verdes se abren en la noche, refulgiendo en la oscuridad del pequeño callejón en donde estoy con un cilindro de tabaco en una mano y una botella de vodka en la otra. Me encuentro en la penumbra que me ofrece uno de los edificios en ruinas, sentada sobre una caja vieja de madera, disfrutando del silencio y la calma que me transmitía, hasta hace unos segundos, esa zona suburbana. Ladeo la cabeza, como si tratara, de esa forma, captar algún otro sonido de la lejanía, así como había hecho con los cristales, o con el grito posterior de una mujer llorando de pena tras una ebria discusión. Los chillidos y los insultos se alargan unos cuantos minutos, casi tanto el mismo tiempo que termino en reducir el tamaño del tabaco, calada por calada, y la capacidad de la botella, trago tras trago. Cuando las protestas de la acalorada pareja parecen terminar, cierro los ojos, regresando a mi estado de "meditación"... Sin embargo...
- Eh, monada... ¿Me das un trago?
Vuelvo a mirar hacia delante, topándome con un tipo desaliñado, pero con la ropa casi en perfecto estado; las gotas de sangre son lo único que podría haberlo diferenciado de una persona normal de los niveles superiores de la ciudad de Tokio. Lo contemplo durante unos segundos, doy un nuevo sorbo a la botella, y se la tiendo sin una sola palabra, observando posteriormente cómo se la termina. Con una leve sonrisa, le veo relamerse, divertida, sin molestarme que haya apurado las últimas gotas de alcohol.
- Ah... Vodka... Mi preferido...-murmura el hombre con una amplia sonrisa borrachuza.
- Me dejaste sin bebida, amigo. ¿Qué voy a hacer ahora?-le respondo, dando un suspiro de resignación. Me separo de la pared, dispuesta a marcharme para buscar alguna tienda en la que pueda encontrar algo más para beber. Sin embargo, de repente el tío posa una mano sobre mi hombro, y con fuerza, me empuja contra la pared-. ¿Qué haces?-mis ojos se clavan en él, como llamas incandescentes, aunque pronto en mi rostro sereno se dibuja una ladina y juguetona sonrisa, al verle acercar su rostro a mi cuello-. Ey, Ey... No tengo ganas de jugar...
- No, monada... No estamos jugando...-el humano entierra una mano entre mi pelo, y comienza a pasar la otra por la camiseta negra ue llevo-. Voy a hacer que lo pases bien... Quieras o no.
Cierro los ojos al sentir sus labios posarse en mi cuello, y me muerdo el labio por unos segundos al notar un escalofrío recorrer mi espina dorsal. Trato de sacarme al tipo por las buenas empujándole levemente, pero él insiste, continúa intentando divertirse conmigo, con mi cuerpo, y al notar como su mano se detiene en mi busto, no puedo evitar ampliar mi sonrisa, de lado a lado, en una mueca un tanto inquietante. ¿Un humano, queriendo sobrepasarse conmigo? Sonaba a chiste, pero... ¿En serio? ¿Conmigo? ¿Con la misma lujuria? Dejo escapar una risotada juguetona que resuena como eco en mitad de la noche, y con un movimiendo de barbilla, busco sus labios, uniéndolos con los míos en un pasional roce... Mientras tanto, mi mano derecha, que se habia ido deslizando hacia arriba por su torso, finalmente se dispara hasta su cuello, agarrándolo de forma tenaz, y ahorcándolo poco a poco. El humano, sorprendido, separa sus labios de los míos, y trata en vano de liberarse del estrangulamiento... Sin embargo, por una "extraña" razón, la mujer frente a él es indudablemente más fuerte, y consigue, mediante un empujón y una zancadilla, derribarlo contra el suelo.
- Cariño... Las ratas no juegan... Las ratas son perseguidas por el gato... No quieras "divertirte" conmigo, porque yo juego muy duro-Sonrío de manera salvaje, me llevo el cigarro a los labios y mientras le tengo retenido contra su voluntad, meto mano en mi bolsillo, extrayendo la terminal de batalla, y de ella saco una de mis espadas... Mi primer colmillo.
Segundos después, puede escucharse un alarido de dolor por toda la calle y alrededores, un alarido que se alza a los cielos y que hace estremecer a todo auel que lo escucha.
La bocina del coche de policia recorre, enfermiza, las calles por las que los delincuentes han circulado con anterioridad. Los agentes del interior del vehículo miran a través de las lunas en busca de la figura que ha sido descrita por los testigos que presenciaron la escena como una mujer joven, de cabellos largos y ensangrentados, y mirada demente y salvaje, como la de un depredador ante su presa. Sonrío desde mi escondite, con evidente diversión... Los agentes de la ley están en una búsqueda sin sentido, pues si yo no lo quiero, no me van a encontrar en la vida, pero aun así es entretenido observar sus vanos intentos por darme caza... Ha pasado un día completo desde lo del imbécil que trato de imponerse sobre mí, un claro ejemplo de hasta dónde puede llegar la estupidez humana... Nunca te metas con alguien hasta que no conoces su nombre...
Al día siguiente en la televisión, ellos lo identificaron por la circuncisión que le hice; un hombre sin mucho futuro, borracho y perdedor, llamado Yami Koshiba... Nadie le echaría de menos, ni a él, ni a su pobre pene.
- Stupid assholes...-murmuro con una sonrisa, oculta tras un contenedor de basura en uno de los callejones. De nuevo, como la noche anterior, saco la cajetilla y el zippo, me coloco uno de los cigarros entre los labios y enciendo la llama dando un giro a la ruedecita cuando...
- ...Cierra la boca-la voz me hace abrir los ojos, dejar caer el encendedor, y sacar una de mis pistolas, cargándola con tan solo un movimiento. Hay alguien cerca, a esas horas y en esa calle, y se esta acercando a mi ubicación.
Inspiro hondo. El humo del cigarro se desplaza en el aire con parsimonia, y se eleva hacia una de las pocas farolas a medio fundir que "iluminan" las avenidas de los barrios más pobres y peligrosos de Japón, allí en donde se daban los negocios más turbios y dudosos. Mis ojos verdes se abren en la noche, refulgiendo en la oscuridad del pequeño callejón en donde estoy con un cilindro de tabaco en una mano y una botella de vodka en la otra. Me encuentro en la penumbra que me ofrece uno de los edificios en ruinas, sentada sobre una caja vieja de madera, disfrutando del silencio y la calma que me transmitía, hasta hace unos segundos, esa zona suburbana. Ladeo la cabeza, como si tratara, de esa forma, captar algún otro sonido de la lejanía, así como había hecho con los cristales, o con el grito posterior de una mujer llorando de pena tras una ebria discusión. Los chillidos y los insultos se alargan unos cuantos minutos, casi tanto el mismo tiempo que termino en reducir el tamaño del tabaco, calada por calada, y la capacidad de la botella, trago tras trago. Cuando las protestas de la acalorada pareja parecen terminar, cierro los ojos, regresando a mi estado de "meditación"... Sin embargo...
- Eh, monada... ¿Me das un trago?
Vuelvo a mirar hacia delante, topándome con un tipo desaliñado, pero con la ropa casi en perfecto estado; las gotas de sangre son lo único que podría haberlo diferenciado de una persona normal de los niveles superiores de la ciudad de Tokio. Lo contemplo durante unos segundos, doy un nuevo sorbo a la botella, y se la tiendo sin una sola palabra, observando posteriormente cómo se la termina. Con una leve sonrisa, le veo relamerse, divertida, sin molestarme que haya apurado las últimas gotas de alcohol.
- Ah... Vodka... Mi preferido...-murmura el hombre con una amplia sonrisa borrachuza.
- Me dejaste sin bebida, amigo. ¿Qué voy a hacer ahora?-le respondo, dando un suspiro de resignación. Me separo de la pared, dispuesta a marcharme para buscar alguna tienda en la que pueda encontrar algo más para beber. Sin embargo, de repente el tío posa una mano sobre mi hombro, y con fuerza, me empuja contra la pared-. ¿Qué haces?-mis ojos se clavan en él, como llamas incandescentes, aunque pronto en mi rostro sereno se dibuja una ladina y juguetona sonrisa, al verle acercar su rostro a mi cuello-. Ey, Ey... No tengo ganas de jugar...
- No, monada... No estamos jugando...-el humano entierra una mano entre mi pelo, y comienza a pasar la otra por la camiseta negra ue llevo-. Voy a hacer que lo pases bien... Quieras o no.
Cierro los ojos al sentir sus labios posarse en mi cuello, y me muerdo el labio por unos segundos al notar un escalofrío recorrer mi espina dorsal. Trato de sacarme al tipo por las buenas empujándole levemente, pero él insiste, continúa intentando divertirse conmigo, con mi cuerpo, y al notar como su mano se detiene en mi busto, no puedo evitar ampliar mi sonrisa, de lado a lado, en una mueca un tanto inquietante. ¿Un humano, queriendo sobrepasarse conmigo? Sonaba a chiste, pero... ¿En serio? ¿Conmigo? ¿Con la misma lujuria? Dejo escapar una risotada juguetona que resuena como eco en mitad de la noche, y con un movimiendo de barbilla, busco sus labios, uniéndolos con los míos en un pasional roce... Mientras tanto, mi mano derecha, que se habia ido deslizando hacia arriba por su torso, finalmente se dispara hasta su cuello, agarrándolo de forma tenaz, y ahorcándolo poco a poco. El humano, sorprendido, separa sus labios de los míos, y trata en vano de liberarse del estrangulamiento... Sin embargo, por una "extraña" razón, la mujer frente a él es indudablemente más fuerte, y consigue, mediante un empujón y una zancadilla, derribarlo contra el suelo.
- Cariño... Las ratas no juegan... Las ratas son perseguidas por el gato... No quieras "divertirte" conmigo, porque yo juego muy duro-Sonrío de manera salvaje, me llevo el cigarro a los labios y mientras le tengo retenido contra su voluntad, meto mano en mi bolsillo, extrayendo la terminal de batalla, y de ella saco una de mis espadas... Mi primer colmillo.
Segundos después, puede escucharse un alarido de dolor por toda la calle y alrededores, un alarido que se alza a los cielos y que hace estremecer a todo auel que lo escucha.
* * * * * * *
La bocina del coche de policia recorre, enfermiza, las calles por las que los delincuentes han circulado con anterioridad. Los agentes del interior del vehículo miran a través de las lunas en busca de la figura que ha sido descrita por los testigos que presenciaron la escena como una mujer joven, de cabellos largos y ensangrentados, y mirada demente y salvaje, como la de un depredador ante su presa. Sonrío desde mi escondite, con evidente diversión... Los agentes de la ley están en una búsqueda sin sentido, pues si yo no lo quiero, no me van a encontrar en la vida, pero aun así es entretenido observar sus vanos intentos por darme caza... Ha pasado un día completo desde lo del imbécil que trato de imponerse sobre mí, un claro ejemplo de hasta dónde puede llegar la estupidez humana... Nunca te metas con alguien hasta que no conoces su nombre...
Al día siguiente en la televisión, ellos lo identificaron por la circuncisión que le hice; un hombre sin mucho futuro, borracho y perdedor, llamado Yami Koshiba... Nadie le echaría de menos, ni a él, ni a su pobre pene.
- Stupid assholes...-murmuro con una sonrisa, oculta tras un contenedor de basura en uno de los callejones. De nuevo, como la noche anterior, saco la cajetilla y el zippo, me coloco uno de los cigarros entre los labios y enciendo la llama dando un giro a la ruedecita cuando...
- ...Cierra la boca-la voz me hace abrir los ojos, dejar caer el encendedor, y sacar una de mis pistolas, cargándola con tan solo un movimiento. Hay alguien cerca, a esas horas y en esa calle, y se esta acercando a mi ubicación.
Re: Un día más
Nada más darle la empanadilla a Impmon escuché un golpe metálico... Teníamos compañía, y no había podido ni darle un bocado a mi comida. Con la mano que tenía libre saqué mi pistola casi inmediatamente, y guardé de nuevo la napolitana en su envase y la tiré al suelo. Cargué la pistola y me puse completamente alerta, oyendo casi un poco antes el sonido de alguien cargando un arma. Maldita sea, siempre tenía que pasar algo para quedarme sin comer.
No era la primera vez que intentaban matarme por la comida que acababa de robar, y ha habido varias veces que los papeles estaban invertidos. Me sabía el juego a la perfección. El primer paso era asegurarse una cobertura... Y estando en un callejón era complicado encontrar alguna. El cubo de basura sería el ideal, si no fuera porque el sonido lo percibí en esa dirección. Di a Impmon una señal con la mirada. Ya sabe lo que tiene que hacer en caso de ver una situación desventajosa.
— ¿Quién anda ahí?—pregunté irritado— Asoma tu cabeza tú y cualquiera más que esté contigo si no quieres que te vuele la tapa de los sesos—el plan era sencillo. Cuando uno iba a disparar, se mostraba en su mirada y en la rapidez de sus movimientos, ya que sabía que yo estaba armado. Si actuaba con velocidad, Impmon se encargaría de formar el muro de llamas que me crearía la cobertura que necesitaba. Además, verme sin protección daría más posibilidades de que el asaltante quisiera negociar... Aunque eso generalmente no solía pasar, allí solo se negociaba con dinero negro, entre ladrones de alimentos eso no pasaba.
No era la primera vez que intentaban matarme por la comida que acababa de robar, y ha habido varias veces que los papeles estaban invertidos. Me sabía el juego a la perfección. El primer paso era asegurarse una cobertura... Y estando en un callejón era complicado encontrar alguna. El cubo de basura sería el ideal, si no fuera porque el sonido lo percibí en esa dirección. Di a Impmon una señal con la mirada. Ya sabe lo que tiene que hacer en caso de ver una situación desventajosa.
— ¿Quién anda ahí?—pregunté irritado— Asoma tu cabeza tú y cualquiera más que esté contigo si no quieres que te vuele la tapa de los sesos—el plan era sencillo. Cuando uno iba a disparar, se mostraba en su mirada y en la rapidez de sus movimientos, ya que sabía que yo estaba armado. Si actuaba con velocidad, Impmon se encargaría de formar el muro de llamas que me crearía la cobertura que necesitaba. Además, verme sin protección daría más posibilidades de que el asaltante quisiera negociar... Aunque eso generalmente no solía pasar, allí solo se negociaba con dinero negro, entre ladrones de alimentos eso no pasaba.
Atesaki Ribasu
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Re: Un día más
Shit. El sonido de mi cargador ha sonado demasiado alto, y quién sea el que esté pasando por allí ha debido de escucharlo. Chasqueo la lengua, entornando los ojos, y doy un largo suspiro. Asomo un poco la cabeza, de manera fugaz para tener una imagen avanzada del intruso. Cómo es, si es un poli, si va a compañado, o si de verdad está armado. Con la rápida mirada, puedo descubrir varias cosas, cada una, más sorprendente que la anterior. Se trata de un muchacho, albino, de corta edad, y sí, lleva una pistola. Pero lo que realmente me sorprende, no es que me encuentre con un crío armado en una zona tan conflictiva como esa... Lo más inquietante, es que el jovencito está acompañado de un diablillo morado. << En realidad no debería sorprenderme tanto... Japón parece un nido de digimons >> Cierro los ojos, nuevamente tras mi escondite mientras descargo con sumo silencio el cargador del arma. Lentamente, me voy levantando con torpeza del suelo, alzando las manos en son de paz, para que el chico las vea bien lejos de mi alcance ofensivo. Sonrío tontamente, y entrecierro los ojos, en una mueca bobalicona.
- Hey, hey, no greo gue haga falta ssser tan aggreshivo...-digo arrastrando las eses, y hablando de manera achispada, como si hubiera estado bebiendo y fumando, cosa que, en realidad, había sido cierta. Sujeto la pistola, la dejo caer al suelo, y la pateo hacia él con una bota-. Olvid...dé llenarla de balash... No she me dan bien las pisshtolash... Por favor, no me disparesh... Tenggo hijoss a losh gue güidar-Técnicamente no estaba mintiendo, Freyja estaba con su abuela en Tokio, durmiendo como un angelito en su cunita...-. ¿No tenddrash por cassualidad uuuna boteilla de vodga?-pregunto dando pasos lentos. Entonces, mis ojos se detienen en el pequeño compañero, y con un dedo lo señalo-. Eeeh... Buen dissfraazz... Pero greo gue Halloween ya pp...pashó... Greo, no me hagash muchio casho... Sólo soy una puta borrasha... ¿Guieres gue te preshte mis serviciosh?
Me detengo entonces, y me dejo caer sobre una caja de madera sobre la que me siento. Con la mano temblando, saco una cajetilla de tabaco vieja y enciendo un cigarro con el zippo, aunque trato de marear un poco la mano para que parezca que de verdad voy ebria. Todo es puro teatro, tengo experiencia de la actuación, he tenido que mentir muchas veces, y cuando ya te es una costumbre, al final los engaños salen solos. Aunque mis razones siempre son por entretenimiento... Cuando me encuentro con algun tamer que parece perdido siempre me gusta jugar un poco antes de mostrar mis verdaderas intenciones, sólo para ver cómo reaccionan, qué intentan hacer, o cuál es su expresión al descubrir que todo era una farsa... Tengo gustos extraños, lo sé ~
- Aungue... No greo gue sea bueno para la shalud mental de tu hermanito.
- Hey, hey, no greo gue haga falta ssser tan aggreshivo...-digo arrastrando las eses, y hablando de manera achispada, como si hubiera estado bebiendo y fumando, cosa que, en realidad, había sido cierta. Sujeto la pistola, la dejo caer al suelo, y la pateo hacia él con una bota-. Olvid...dé llenarla de balash... No she me dan bien las pisshtolash... Por favor, no me disparesh... Tenggo hijoss a losh gue güidar-Técnicamente no estaba mintiendo, Freyja estaba con su abuela en Tokio, durmiendo como un angelito en su cunita...-. ¿No tenddrash por cassualidad uuuna boteilla de vodga?-pregunto dando pasos lentos. Entonces, mis ojos se detienen en el pequeño compañero, y con un dedo lo señalo-. Eeeh... Buen dissfraazz... Pero greo gue Halloween ya pp...pashó... Greo, no me hagash muchio casho... Sólo soy una puta borrasha... ¿Guieres gue te preshte mis serviciosh?
Me detengo entonces, y me dejo caer sobre una caja de madera sobre la que me siento. Con la mano temblando, saco una cajetilla de tabaco vieja y enciendo un cigarro con el zippo, aunque trato de marear un poco la mano para que parezca que de verdad voy ebria. Todo es puro teatro, tengo experiencia de la actuación, he tenido que mentir muchas veces, y cuando ya te es una costumbre, al final los engaños salen solos. Aunque mis razones siempre son por entretenimiento... Cuando me encuentro con algun tamer que parece perdido siempre me gusta jugar un poco antes de mostrar mis verdaderas intenciones, sólo para ver cómo reaccionan, qué intentan hacer, o cuál es su expresión al descubrir que todo era una farsa... Tengo gustos extraños, lo sé ~
- Aungue... No greo gue sea bueno para la shalud mental de tu hermanito.
Re: Un día más
La persona tras los cubos en la cabeza sacó la parte superior de la cabeza unos segundos minúsculos solo para observarme. Seguramente habría esperado que le abriera la cabeza de un disparo nada más asomarla. Prefería no provocar muertes innecesarias, eran un problema más que una solución. Pero obviamente si tenía que matar por mi comida lo haría.
Como fuera, en ese momento fugaz pude ver que era una mujer pelirroja, lo más seguro que de pelo largo, y algo morena de piel con rasgos occidentales. ¿Qué hacía una extranjera en las calles de Tokio? De todas formas, no era momento de preguntarse estupideces como esa, lo que importaba era el momento y lugar presentes.
—Mueve el culo, no tengo toda la noche—dije irritado al ver que tardaba más de lo normal en levantarse. Cuando por fin empezó a hacerlo, no aparté la pistola de su cabeza. Efectivamente era una mujer extranjera más alta que yo, adulta y de buen cuerpo, vestida con ropas negras... Y suelto una mueca de extrañeza cuando empieza a sonreír de forma tonta y a hablar exactamente como si estuviera como una cuba.
El arma que se supone que había cargado la soltó y me la tiró a mis pies de una patada. Sin apartar la mirada (ni la pistola) de la intrusa, me agaché y agarré la otra arma, con el objetivo de comprobar si estaba cargada. Pero no, estaba vacía. ¿En serio podía haber gente tan estúpida? Empezó a decir cosas como que si tenía una botella de vodka... No era la primera vez que tenía que lidiar con borrachos, pero esos podían ser de tres clases: los que estaban en babia y los que eran violentos, y ambas cosas al mismo tiempo. Los peores eran los terceros, ya que a la menor cosa cambiaban de humor y te intentaban atizar o matar. De cualquier forma, eran personas repelentes.
—No—respondi de forma seca y tajante. Cuando terminó conmigo, pareció dirigirse a Impmon, felicitándolo por "su disfraz".
—¡No necesita ser Halloween para disfrazarme! Es más divertido burlarse de la gente con un disfraz—le di una patada a Impmon en el trasero, indicándole que había hablado demasiado—. ¡Hey!
Y por si fuera poco, dijo ser una prostituta y me ofreció sus servicios. Me estaba hartando ya de tanta cháchara sin sentido. Por muy buena que estuviera esa borracha, no debía tenerla cerca, no fuera a ser que me atacara mientras estaba distraído... O incluso que tuviera más armas que la pistola que me había tirado.
—Ni es mi hermano ni quiero tus servicios. ¿Qué rayos haces aquí?
Como fuera, en ese momento fugaz pude ver que era una mujer pelirroja, lo más seguro que de pelo largo, y algo morena de piel con rasgos occidentales. ¿Qué hacía una extranjera en las calles de Tokio? De todas formas, no era momento de preguntarse estupideces como esa, lo que importaba era el momento y lugar presentes.
—Mueve el culo, no tengo toda la noche—dije irritado al ver que tardaba más de lo normal en levantarse. Cuando por fin empezó a hacerlo, no aparté la pistola de su cabeza. Efectivamente era una mujer extranjera más alta que yo, adulta y de buen cuerpo, vestida con ropas negras... Y suelto una mueca de extrañeza cuando empieza a sonreír de forma tonta y a hablar exactamente como si estuviera como una cuba.
El arma que se supone que había cargado la soltó y me la tiró a mis pies de una patada. Sin apartar la mirada (ni la pistola) de la intrusa, me agaché y agarré la otra arma, con el objetivo de comprobar si estaba cargada. Pero no, estaba vacía. ¿En serio podía haber gente tan estúpida? Empezó a decir cosas como que si tenía una botella de vodka... No era la primera vez que tenía que lidiar con borrachos, pero esos podían ser de tres clases: los que estaban en babia y los que eran violentos, y ambas cosas al mismo tiempo. Los peores eran los terceros, ya que a la menor cosa cambiaban de humor y te intentaban atizar o matar. De cualquier forma, eran personas repelentes.
—No—respondi de forma seca y tajante. Cuando terminó conmigo, pareció dirigirse a Impmon, felicitándolo por "su disfraz".
—¡No necesita ser Halloween para disfrazarme! Es más divertido burlarse de la gente con un disfraz—le di una patada a Impmon en el trasero, indicándole que había hablado demasiado—. ¡Hey!
Y por si fuera poco, dijo ser una prostituta y me ofreció sus servicios. Me estaba hartando ya de tanta cháchara sin sentido. Por muy buena que estuviera esa borracha, no debía tenerla cerca, no fuera a ser que me atacara mientras estaba distraído... O incluso que tuviera más armas que la pistola que me había tirado.
—Ni es mi hermano ni quiero tus servicios. ¿Qué rayos haces aquí?
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Re: Un día más
Me resulta de lo más molesto el hosco comportamiento de ese muchacho. No soy de las que reciben órdenes y las acatan fácilmente, más que nada, porque yo siempre soy la ue las doy, y nunca dejo que me controlen o intenten "dominarme". Lo he demostrado en numerosas ocasiones, ya sea con Kenshi, con mis digimons, o con algún otro que haya tratado de mantenerme atada y que ahora, como muestra de su estupidez, se encuentra criando malvas bajo el suelo. Doy una nerviosa calada al cigarro, continuando con la pantomima, mientras en mi mente diseño nuevas y originales formas de hincar un cuchillo, de romper una pierna, o de cortar los dedos de las manos. En otro momento hubiera castigado a ese mocoso por su insolencia... Pero estoy de buen humor, y tengo ganas de pasármelo bien.
- ¿Gue gué hago?-repito, tras llenarme con el humo del tabaco-. Puesh... lo normal, jovvvencito... Bushcar glientes, ganarme el pan, y pashar el rato...-lo miro con una sonrisa amplia, embriagada por el falso alcohol, y expulso el humo hacia él-. ¿Shegguuro gue no guieres pashar un buen rato? No gobro muuucho... Ingluso te haría un precio esshpecial por la edad...
Ladeo la sonrisa hasta darle un toque de diversión, con picardía, pero sin perder ese brillo borrachuzo del cual estoy haciendo gala. Desvío mi curiosa mirada hacia el digimon, y comparto una larga mirada, frunciendo el ceño, como tratando de averiguar el rostro que ocultaba bajo ese peculiar disfraz de demonio.
- ¿Guantossh añitos tienesh, pegueñin? ¿Ya vash al colegggguio?-se por experiencia que los Impmons suelen ser orgullosos, a los que no les gusta que les tomen el pelo, o les devuelvan las bromas, así que quizás este no sea una excepción...- La veeeurdad esh gue esh raro ver a niños pegueñitos por eshtas callesh... Pero supongo gue tu hermanito mayor puede defenderte de losh malos, ¿verdad? A fin de cuentash, lleva una pisthola... La pregunta esh... ¿La shabra ushar?
- ¿Gue gué hago?-repito, tras llenarme con el humo del tabaco-. Puesh... lo normal, jovvvencito... Bushcar glientes, ganarme el pan, y pashar el rato...-lo miro con una sonrisa amplia, embriagada por el falso alcohol, y expulso el humo hacia él-. ¿Shegguuro gue no guieres pashar un buen rato? No gobro muuucho... Ingluso te haría un precio esshpecial por la edad...
Ladeo la sonrisa hasta darle un toque de diversión, con picardía, pero sin perder ese brillo borrachuzo del cual estoy haciendo gala. Desvío mi curiosa mirada hacia el digimon, y comparto una larga mirada, frunciendo el ceño, como tratando de averiguar el rostro que ocultaba bajo ese peculiar disfraz de demonio.
- ¿Guantossh añitos tienesh, pegueñin? ¿Ya vash al colegggguio?-se por experiencia que los Impmons suelen ser orgullosos, a los que no les gusta que les tomen el pelo, o les devuelvan las bromas, así que quizás este no sea una excepción...- La veeeurdad esh gue esh raro ver a niños pegueñitos por eshtas callesh... Pero supongo gue tu hermanito mayor puede defenderte de losh malos, ¿verdad? A fin de cuentash, lleva una pisthola... La pregunta esh... ¿La shabra ushar?
Re: Un día más
La prostituta borracha me respondió con la pregunta estándar: buscar clientes. ¿Borracha? No me extrañaría que en ese estado la pudieran engañar con el pago con mucha más facilidad. El cerebro borracho no rendía bien, a fin de cuentas... Si era realmente una prostituta, era de las malas.
—¿Acaso tengo cara de querer una mamada tuya?—devolví la pregunta con muy malas pulgas. Cuando decía no, era no y punto.
Su siguiente objetivo de conversación fue Impmon. Estuvo forzando la vista para intentar observar mejor su cara, como si con eso lograra reconocer al "niño"... Y cuando abrió la boca, fue para tratarlo como un niño pequeño. Sabía que eso podía acabar mal, así que chasqueé la lengua por lo que iba a pasar...
—¿¡Pero cómo te atreves!? ¡Sé protegerme yo solo, no necesito que un -!—le di otra patada en el culo—¡¡Oye!!
—...Control. Ahora—simplemente le dije que se calmara.
Estaba empezando a ver un patrón en sus temas de conversación. Si se hubiera solo centrado en "el niño disfrazado de demonio", no habría sido nada extraño que hablara así sobre un niño. El problema venía cuando no solo le había atacado a él verbalmente, sino también a mí, preguntando que si soy capaz de usar una simple pistola. Nos estaba atacando a ambos cuestionando nuestras capacidades. ¿Era una estratagema para medir nuestras cualidades? La mejor estrategia era eludir la pregunta devolviéndosela.
—... Lo mismo podría decir de ti. ¿No es esta zona un poco peligrosa para una puta borracha que no sabe ni cargar bien su arma?
Una vez devuelto el ataque, esperé a ver su reacción. Claramente, el plan de actuar rápidamente ante una ofensiva seguía en pie.
—¿Acaso tengo cara de querer una mamada tuya?—devolví la pregunta con muy malas pulgas. Cuando decía no, era no y punto.
Su siguiente objetivo de conversación fue Impmon. Estuvo forzando la vista para intentar observar mejor su cara, como si con eso lograra reconocer al "niño"... Y cuando abrió la boca, fue para tratarlo como un niño pequeño. Sabía que eso podía acabar mal, así que chasqueé la lengua por lo que iba a pasar...
—¿¡Pero cómo te atreves!? ¡Sé protegerme yo solo, no necesito que un -!—le di otra patada en el culo—¡¡Oye!!
—...Control. Ahora—simplemente le dije que se calmara.
Estaba empezando a ver un patrón en sus temas de conversación. Si se hubiera solo centrado en "el niño disfrazado de demonio", no habría sido nada extraño que hablara así sobre un niño. El problema venía cuando no solo le había atacado a él verbalmente, sino también a mí, preguntando que si soy capaz de usar una simple pistola. Nos estaba atacando a ambos cuestionando nuestras capacidades. ¿Era una estratagema para medir nuestras cualidades? La mejor estrategia era eludir la pregunta devolviéndosela.
—... Lo mismo podría decir de ti. ¿No es esta zona un poco peligrosa para una puta borracha que no sabe ni cargar bien su arma?
Una vez devuelto el ataque, esperé a ver su reacción. Claramente, el plan de actuar rápidamente ante una ofensiva seguía en pie.
Atesaki Ribasu
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Re: Un día más
Por poco me caigo de la caja al escuchar al muchacho. Vaya con el niñito siniestro, menuda boca más malhablada tiene. Si fuese su madre, hacía tiempo que le hubiera estampado la cara contra la pared.
- De guererla brecishamente no, pero de nesheshitarla... Esho ya esh odro cantar-digo sonriendo ampliamente, apartando el cigarrillo y dándole leves golpecitos para derramar la ceniza sobre el mugriento y ennegrecido suelo.
Cierro los ojos mientras apoyo la espalda contra la pared. Con tranquilidad, busco planear alguna otra forma de ponerlos en evidencia. He conseguido que el Impmon estalle de la rabia, pero para mi desagrado, su humano lo ha detenido antes de que siquiera pueda presentar batalla... Eso me ha molestado, pero por supuesto no lo dejo sobresalir por encima de mi faceta de puta alcoholizada. Todavía con una sonrisa, disfruto de una suave brisa que se ha dejado correr por ese callejón, revolviendo cabellos y agitando prendas... Amaba las brisas espontáneas.
Escucho al humano cuando habla. Puedo leer entre líneas que está cerca de echar abajo mi fachada, aunque en realidad poco me importa; si en algún momento alguien ha pensado que hacía todo ese teatro por pura diversión... se equivoca, o en parte, pues mi objetivo también ha sido comprobar cuánto tarda un crío especialmente inteligente y traumado en darse cuenta de que no habla con una vulgar ramera. En el momento en el que el chico termina de hablar, abro un ojo para mirarle con curiosidad, sin mostrar ya, esta vez, el nubloso brillo de la embriaguez.
- Depende de para quien, querido-le respondo mientras muevo el cuello para desentumecerlo, haciéndolo crujir-. Por ejemplo, tú acabas de coger con manos desnudas la pistola de un asesino que no hace ni dos horas que apretó el gatillo contra un policía que patrullaba la zona...-le muestro, divertida, los guantes de cuero que llevo en ambos brazos, llegándome casi a la altura del codo-. ¿Has visto lo fácil que resulta deshacerse de alguien y echarle la culpa a otro?
- De guererla brecishamente no, pero de nesheshitarla... Esho ya esh odro cantar-digo sonriendo ampliamente, apartando el cigarrillo y dándole leves golpecitos para derramar la ceniza sobre el mugriento y ennegrecido suelo.
Cierro los ojos mientras apoyo la espalda contra la pared. Con tranquilidad, busco planear alguna otra forma de ponerlos en evidencia. He conseguido que el Impmon estalle de la rabia, pero para mi desagrado, su humano lo ha detenido antes de que siquiera pueda presentar batalla... Eso me ha molestado, pero por supuesto no lo dejo sobresalir por encima de mi faceta de puta alcoholizada. Todavía con una sonrisa, disfruto de una suave brisa que se ha dejado correr por ese callejón, revolviendo cabellos y agitando prendas... Amaba las brisas espontáneas.
Escucho al humano cuando habla. Puedo leer entre líneas que está cerca de echar abajo mi fachada, aunque en realidad poco me importa; si en algún momento alguien ha pensado que hacía todo ese teatro por pura diversión... se equivoca, o en parte, pues mi objetivo también ha sido comprobar cuánto tarda un crío especialmente inteligente y traumado en darse cuenta de que no habla con una vulgar ramera. En el momento en el que el chico termina de hablar, abro un ojo para mirarle con curiosidad, sin mostrar ya, esta vez, el nubloso brillo de la embriaguez.
- Depende de para quien, querido-le respondo mientras muevo el cuello para desentumecerlo, haciéndolo crujir-. Por ejemplo, tú acabas de coger con manos desnudas la pistola de un asesino que no hace ni dos horas que apretó el gatillo contra un policía que patrullaba la zona...-le muestro, divertida, los guantes de cuero que llevo en ambos brazos, llegándome casi a la altura del codo-. ¿Has visto lo fácil que resulta deshacerse de alguien y echarle la culpa a otro?
Re: Un día más
La supuesta prostituta me respondió a mi pregunta retórica con que "lo necesito". Gruñí por por lo bajo, ya que me estaba empezando a sacar de quicio. Si no fuera más contraproducente, le habría disparado hacía mucho ya. Pero como supuse cuando se empezó a meter con Impmon, lo más probable era que fuera parte de su estratagema. Fue el momento en el que abrió uno de los ojos con curiosidad lo que confirmó que estaba en lo cierto, y lo último que era ella era una borracha.
Conforme hablaba esa vez con un tono completamente inteligible y ligeramente burlón, analizaba sus palabras una a una. Según ella, esa pistola había sido usada por ella hace dos horas para matar a un sucio policía y me la había lanzado para poner mis huellas en ella. Inculparme de un crimen...
Como si no fuera la primera vez.
—Je...—aunque mi semblante sigue mostrando enfado en sus ojos, en mis labios se dibuja una ligera sonrisa. No era la primera vez que me intentaban echar las culpas de la muerte de un policía, y comparando eso con las que realmente había provocado yo... Dudaba bastante que mi posible condena pudiera empeorar ya, al menos hasta dentro de bastantes meses. Podía decirse que no tenía cuidado con esa clase de cosas porque me daban absolutamente igual. Además, un poli menos, ya tenía algo que agradecer a la astuta pelirroja—. Como si eso me importara lo más mínimo.
Empecé a darle vueltas a la pistola "homicida" en mi dedo índice mientras seguía observando a la criminal con detenimiento, aún sin apartar la pistola de su cabeza. La situación general del barrio había sido revuelta por culpa de un asunto de homicidios la noche anterior, cosa que me había resultado como un grano en el trasero. Era precisamente por aquello por lo que no quería apretar el gatillo: en ese caso tendría el doble de problemas por las fuerzas "del orden".
—¿He de suponer que eres la que busca la pasma?—detuve el giro y le tendí el arma a Impmon para que la sostuviera, quien había mantenido una expresión de irritación (ella se había burlado de él claramente a propósito al estar sobria), esa pistola tenía ya un significado completamente distinto, y no por el hecho de que hubiera sido usada supuestamente, sino porque su dueña claramente la había dejado vacía a propósito antes de dármela.
Conforme hablaba esa vez con un tono completamente inteligible y ligeramente burlón, analizaba sus palabras una a una. Según ella, esa pistola había sido usada por ella hace dos horas para matar a un sucio policía y me la había lanzado para poner mis huellas en ella. Inculparme de un crimen...
Como si no fuera la primera vez.
—Je...—aunque mi semblante sigue mostrando enfado en sus ojos, en mis labios se dibuja una ligera sonrisa. No era la primera vez que me intentaban echar las culpas de la muerte de un policía, y comparando eso con las que realmente había provocado yo... Dudaba bastante que mi posible condena pudiera empeorar ya, al menos hasta dentro de bastantes meses. Podía decirse que no tenía cuidado con esa clase de cosas porque me daban absolutamente igual. Además, un poli menos, ya tenía algo que agradecer a la astuta pelirroja—. Como si eso me importara lo más mínimo.
Empecé a darle vueltas a la pistola "homicida" en mi dedo índice mientras seguía observando a la criminal con detenimiento, aún sin apartar la pistola de su cabeza. La situación general del barrio había sido revuelta por culpa de un asunto de homicidios la noche anterior, cosa que me había resultado como un grano en el trasero. Era precisamente por aquello por lo que no quería apretar el gatillo: en ese caso tendría el doble de problemas por las fuerzas "del orden".
—¿He de suponer que eres la que busca la pasma?—detuve el giro y le tendí el arma a Impmon para que la sostuviera, quien había mantenido una expresión de irritación (ella se había burlado de él claramente a propósito al estar sobria), esa pistola tenía ya un significado completamente distinto, y no por el hecho de que hubiera sido usada supuestamente, sino porque su dueña claramente la había dejado vacía a propósito antes de dármela.
Atesaki Ribasu
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Re: Un día más
Me incorporo de la caja, más que satisfecha por haber conseguido engañar al humano de tal forma que cayera en mi pequeña trampa. No tengo nada contra él ni contra su compañero, pero estoy aburrida, y las autoridades van en mi busca. ¿Qué mejor forma de enlazar ambos problemas y solucionarlos como uno solo?
- Well, que te importe o no, me es indiferente. Tus huellas están ahí, y he pasado un buen rato haciendo el canelo.
Observo a su acompañante, y una vez más, le sonrío, mostrando que, a pesar de no ser una borracha que solo piensa que es un niño, su peculiar aspecto no me es extraño del todo. Comienzo a caminar despreocupadamente, rodeándolos a ambos para salir de tan pestilente callejón, pues una vez finalizado el teatro, no tengo mucho más que hacer por allí... Están buscándome, es cierto, pero el chico ya está inculpado. ¿Qué querrían de mí esos policías, teniéndole a él? Doy un sonoro bostezo, me asomo a la calle principal, en busca de indicios de actividad por las cercanías.
- Hmmm...-me paso la lengua por los labios, observando, desde mi posición, un coche policial alejandose hasta perderse en una calle transversal. Entorno los ojos y sonrío, en una pícara expresión, cuando el humano deduce lo que me había llevado a estar escondida-. Puede ser, puede ser. Pero no me culpes... Ese capullo no debió intentar sobrepasarse conmigo... Nunca juego límpio.
- Well, que te importe o no, me es indiferente. Tus huellas están ahí, y he pasado un buen rato haciendo el canelo.
Observo a su acompañante, y una vez más, le sonrío, mostrando que, a pesar de no ser una borracha que solo piensa que es un niño, su peculiar aspecto no me es extraño del todo. Comienzo a caminar despreocupadamente, rodeándolos a ambos para salir de tan pestilente callejón, pues una vez finalizado el teatro, no tengo mucho más que hacer por allí... Están buscándome, es cierto, pero el chico ya está inculpado. ¿Qué querrían de mí esos policías, teniéndole a él? Doy un sonoro bostezo, me asomo a la calle principal, en busca de indicios de actividad por las cercanías.
- Hmmm...-me paso la lengua por los labios, observando, desde mi posición, un coche policial alejandose hasta perderse en una calle transversal. Entorno los ojos y sonrío, en una pícara expresión, cuando el humano deduce lo que me había llevado a estar escondida-. Puede ser, puede ser. Pero no me culpes... Ese capullo no debió intentar sobrepasarse conmigo... Nunca juego límpio.
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