Kizuna no chikara. Cap 1: La verdadera amistad es más fuerte durante la desesperanza

Paseaba tranquilamente por Tokio, sin nada en particular que hacer ¿Por qué? Realmente no tenía ninguna razón en particular, simplemente decidí salir a caminar con Gigimon en brazos, respirar un poco y perderme entre las calles de mi ciudad natal. Ya tanto había pasado desde que Guilmon había “regresado” a mi vida. Antes solo era una niña con su videojuego, pero ahora, aunque técnicamente sigo siendo una niña, ahora tengo un verdadero amigo, que aunque se pasa a veces de inocente, por no decirle de otra forma; sus amistad es 10% verdadera e incondicional

-Gigimon, como apenas está amaneciendo, ¿Qué tal si vamos a desayunar algo?- le propuse contenta al soñoliento digimon, quizás así lograría que despabilara un poco

-….- se me quedo viendo mientras hablaba, hasta que mencione la palabra “desayunar” -¡….!- se le ilumino la cara y despertó por completo -si, si, ¡vamos!- se emocionó por completo, tanto que le daba mordidas al aire dando a entender que tenía mucha hambre

-okay, okay, tranquilo, primero hay que buscar donde comer, ¿vale?- recibiendo como respuesta una simple pero fuerte afirmación de cabeza de su parte, me dispuse a buscar algún restaurante familiar que ya estuviera laborando, o en su defecto, un minisúper donde pudiéramos comprar comida

Mi ubicación actual era, la isla-país de Japón, más específicamente su capital, Tokio; quería encontrarme con la niña elegida que poseía un regordete digimon rojo como compañero, ya que, la que siempre tenía la suerte de encontrársela era mí otra personalidad, la seria y poco amistosa. - De seguro ha de tener una mala impresión de mí… o de ella… o como sea… - suspire abatida - Apuesto a que creerá que estoy loca… - dirigí mi mirada al cielo, pensando en todos los posibles “y si…” que eran tantos como las mismas estrellas que podía divisar en el manto de la obscuridad nocturna

Cuando me di cuenta, el cielo ya estaba aclarando, sin más opción que dejar de lado mis miedos y paranoia, opte por seguir buscándola; y con la increíble ayuda de Yggdrasil, la vi pasar unas calles delante de donde yo me encontraba; estaba segura que no era un espejismo o alucinación, era ella. Automáticamente me dirigí hacia ella, con un trotar casi correr, apenas estuve cerca de ella me precipite dándole un abrazo por detrás, diciendo con la misma efusividad su nombre. No podía creer lo medianamente fácil que fue encontrarla; quiero decir, basto con vagar toda la noche por Tokio, y al fin estaba frente a ella, bueno, detrás de ella; al fin podría interactuar con la única que no se ponía a preguntarse cosas como los porque o que pueden o no hacer los seres como yo

Seguía vagando por las calles buscando algún sitio donde comer, cuando de repente escuche que gritaban mi nombre y me abrazaban desde atrás, por reflejo al no reconocer la voz, solté a Gigimon y con una llave de Judo, proyectando a la dueña de la voz frente a mí de espaldas, no aplaste a Gigimon, por que el ya sabía que cuando lo soltaba de esa forma tenía que prepárese para pelear, aun estando en su forma bebe II

-¿¡S-Saya!?- me quede boquiabierta al reconocerla, pero algo había diferente en ella, no solo por su forma de actuar, hasta sus ojos que brillaban en rojo y se asemejaban a los de Guilmon cuando se enojaba, ahora eran negros como los de cualquier japonés. Me atrevería a decir que ahora si pasaba por una simple habitante más de este país, incluso más que yo

-¡ñam!- por primera vez, Gigimon, mordió la mano de la chica, no fuerte, sino que como me hacía a mí para llamarme la atención, lo que encontré raro, pues siempre se limitaba a observarla o picarle la mejilla estando como Guilmon -¿quieres venir a comer con nosotros?- le pregunto sin soltarle la mano

En cuestión de segundos, cuando me di cuenta, me dolía la espalda y podía ver en primer plano el cielo en el apogeo del amanecer y un poco a la niña elegida, esta se sorprendió al reconocerme, aun así no pidió disculpas o algo parecido; era de esperarse, imagino que no es “normal” para ella que “yo” de la nada la abrace; cometí mi primer error siendo guiada por las emociones que parece carecer mi contraparte. Mientras analizaba la situación y me enderezaba levemente para quedar sentada en el suelo, el pequeño digimon regordete, sin más me mordió, además de ser más comunicativo que su tamer, proponiéndome acompañarlos a comer.

Según los vagos recuerdos que podía ver de mi contra parte, este digimon, era particularmente distinto es su forma de tratarla, pues, parecía que el monstruo digital predominantemente rojo, solo se la pasaba observándola enajenado, tocándola con sus garras levemente; casi como si no pudiese entender nuestra existencia; bueno, no era el primero.

- Me encantaría - respondí por demás feliz. Una vez me reincorpore, cargue al Gigimon en brazos mientras aun sonreía por la propuesta; por su parte, la tamer seguía, aparentemente, sin comprender mi presencia en el sitio, posiblemente, sea por el hecho de que cuando se encuentra con la otra yo, es durante algún conflicto, que respecte al digimundo. Posiblemente se pondría en guardia en lugar de seguir con lo que parecía ser un paseo matinal. - Misaka, ¿Estás bien…? - moví mi mano frente a su rostro para captar su atención; dado a que sabía que era por mucho más comunicativa con mi contraparte… – (¿Será que le desagrado…? No, no, seguramente es que es la primera vez que trata conmigo… si, eso ha de ser eso) - pensé dudosa, dejando de mover mi mano frente a ella, pero sin retirarle del frente de su rostro estando apunto de acariciar su mejilla, pero limitándome a rosarla con la yema de mis dedos

Todo esto era raro, no solo Saya actuaba diferente, Gigimon también, el solo me agarraba de mordedera a mí, y mucho menos dejaba que alguien que no fuera yo lo cargara… pasé saliva nerviosa, tratando de comprender lo que ocurría, hasta que el tacto de la mano de Saya me regreso los pies a la tierra -¡¡!!- di un leve salto, completamente roja, -¿qué haces?- pregunte un tanto sobre exaltada, moviéndome levemente a un lado -(me tomo desprevenida con eso…)- chasquee la lengua y acto siguiente le retire a mi digimon de los brazos

-ñam, ñam- mientras tanto, Gigimon, seguía mordiendo el aire -date prisa Misakamon, tengo hambre- agito un poco sus patitas para después volver a su rutina de morder el aire

-(este no se entera de nada…)- suspire y le di una última mirada a la pelinegra, era aún raro verla toda feliz y sin que me matara con la mirada, y más que me pusiera roja con que ella apenas me tocara -erm… disculpa por tirarte…- masculle entre dientes para después seguir en búsqueda de algún sitio donde comer