Drácula (Transilvania) [Misión]

Transilvania es una ciudad bien conocida del país de Rumania, es un sitio que subsiste primariamente del turismo centrado en sus montañas nevadas y en el supuesto castillo de Drácula en el centro de la ciudad que a su vez esta rodeada de puestos comerciales que venden cosas relacionadas a los vampiros y muñecos de Vlad Tepes el príncipe empalador quien se cree que es Drácula o la persona con quien inspiraron esa famosa historia.
El cielo esta cargado de nubes grises, se predicen lluvias para la noche que poco a poco comienza a aparecer a la vez que el sol se oculta. Con la llegada de la noche, empieza una especie de toque de queda, la policía se toma el control de las calles y los civiles que salen a la calle deben permanecer bajo vigilancia policíaca debido al peligro de que sean atacados o de que sean el atacante.

Tras años sin pisar el país de los vampiros, la albina no había tenido más remedio que ir. Las -malditas- reuniones familiares era lo que tenían. Que su tío se hubiese casado y asentado con una rumana la obligaban a desplazarse a ese maldito país donde no podía olvidarse en ningún momento de que la gente la veía como una especie de vampiro por su pálida piel y sus ojos rojos como la sangre. Aunque eso era lo normal cuando se era albino.
Pero lo peor de tener que ir a ese lugar: soportar a su primo adicto a cualquier cosa relacionada con chupasangres... Si incluso se había comprado colmillos falsos y lentillas de color rojo para poder ir por la calle fingiendo ser una sanguijuela. Pero sin duda alguna, el peor error fue llamarlo Vladimir. Con ese nombre, le encantaba encarnar a su tocayo. Y en el proceso, no dejar en paz a la autodenominada prusa insistiendo en que fuese con él y sus amigos raritos porque se parecía a un vampiro de verdad... Por suerte un buen puñetazo solucionaba temporalmente esas situaciones.

Sin embargo, en esta ocasión había algo raro en la ciudad. No podían salir por las noches a causa de unos extraños asesinatos. Que si la albina tuviera que ser sincera, habría culpado a su primo puesto que las víctimas tenían dos incisiones en el cuello y se encontraban sin sangre. No era algo extraño que lo supiera, las noticias extrañas corrían velozmente por Internet. De hecho, le encantaba poder estar en las casa tranquilamente, viendo por las ventanas y echando de menos sus noches de juego ante la play de su casa. Pero era la gata, su compañera digital, la que veía algo anormal en esos asesinatos. Podía ser un humano, pero ¿y si no lo era? De ahí, que estuviese fuera de la casa, apoyada en el tejado, mirando al cielo, vigilante, esperando a ver algo para ir a investigar.

El sol ya casi se había ido, puede verse un resplandor anaranjado en el horizonte sobre el cielo oscuro y nubloso, una agradable corriente de viento corría a la vez que el alumbrado público de la ciudad se encendía al igual que las luces de las casas. Gatomon cual gárgola se mantenía vigilando para ver si podía detectar algo raro, aunque lo único que consiguió fue que un par de gatos comunes y corrientes se acerquen a ella en forma juguetona. El tiempo pasa y el sol se oculta por completo, la noche comienza y tan pronto pasa eso, una sensación de peligro llena a la ciudad, no solo la Digimon la sentía, los animales y personas también sienten de que hay algo peligroso afuera auque no sepan con exactitud que es. -Hola linda gatita, ¿disfrutas la noche?- Dice una voz femenina a las espaldas de Gatomon, voz que resulta que procedía de un BlackGatomon quien al igual que un gato común, camina en cuatro patas hacia Gatomon para luego restregar su cuerpo contra ella.

La albina sonrió al ver cómo el Sol comenzaba a ocultarse tiñendo todo de rojo para posteriormente volverse de un azul muy profundo, casi negro. Las luces se encendieron en el exterior para iluminar a los últimos transeúntes del día, que por raro que fuese, eran muy pocos. Julchen podía verles ir rápidamente hacia sus casas, a pesar de que no parecía que hiciese tanto frío. Que raro...
Lo cierto, es que de haber sido una persona corriente o al menos con una mentalidad normal, la chica se hubiese percatado de la sensación de peligro. Pero como se denominaba ella misma era asombrosa. Asombrosamente valiente o estúpida, cualquiera de las dos definiciones encajaban con su personalidad. Así que, ajena a esa sensación se dedico a mirar por la ventana.

Sin embargo, vigilando por ella y teniendo las reacciones más normales, estaba su compañera Gatomon. Que reprimió un escalofrío al sentir esa sensación tan horrorosa. Movió la cola de un lado a otro, ahora más tensa y atenta a lo que sucedía a su alrededor. Sabía que algo no iba bien, y aunque en el fondo no quería descubrirlo, tampoco quería que siguiesen ocurriendo cosas malas.
Se asustó al escuchar la voz a sus espaldas, dirigiendo una mirada malhumorada a la gata negra que se restregaba contra ella. Con lo que la empujó levemente para mantener su espacio vital intacto. No es que fuese quisquillosa, pero aunque tuviese una hermana Blackgatomon, prefería evitar que la tocaran otros digimons corruptos.

- Nya~ Perdona, pero prefiero mantener una distancia de seguridad. Y la noche aún no ha empezado... Aunque no me gusta nada esa sensación tan tenebrosa que hay en el aire. ¿Sabes de qué es?- preguntó esperando a que la respondieran, aunque siendo un digimon oscuro, tampoco descartaba que la mintieran.

BlackGatomon se sienta y mira con una sonrisa picara a su contraparte mientras la escucha y es acariciada por otros gatos del mundo humano que vagan por encima de los tejados. -Detalles… una pequeña porción de sol no quita la belleza del cielo nocturno… aunque este bloqueado por nubes… que mal que te haces la difícil, podríamos acurrucarnos a ver las estrellas- Dice BlackGatomon antes de empezar a reírse, cubriendo su boca con su cola. -¡Ho!... y esa presencia, bueno, no es muy difícil de deducir ¿verdad?... es por supuesto la carga electromagnética en el aire previa a una tormenta eléctrica- Dice otra vez la gata negra antes de volver a reírse igual que antes. -Es broma linda… es el despertar de los vampiros, en cuanto se ponga el sol, todos saldrán de sus escondites a acumular mas fuerzas- Dice BlackGatomon antes de pararse en cuatro patas para caminar hacia la gata blanca.
El sol sigue escondiéndose en el horizonte, se pueden calcular que queda aproximadamente unos cuarenta minutos de de luz antes de que se haga completamente de noche, al mismo tiempo el viento sopla cada vez mas fuerte anunciando futuras lluvias.

La gata blanca inclinó la cabeza a un lado, aunque sin dejar de observar a la gata negra. No estaba segura de que no la atacaran, a fin de cuentas, siempre había cierta animosidad entre digimons de tipo virus y de tipo vacuna. Aunque no siempre tenía por qué pasar nada malo, sólo que no había que confiar demasiado rápido, no fuese a que el exceso de confianza acabase siendo letal.

- Lamentablemente, es que ya tengo gente con la que ver las estrellas y en un lugar más calentito que un tejado. Pero "gracias" por la invitación. - la gata intentó hacer que la otra digimon se centrara en lo que importaba.

Sin embargo, cuando Black contestó, a punto estuvo de tirarse sobre la otra gata hasta dispersarla en datos. Ya sabía que iba a llover, o mejor dicho, a nevar por las bajas temperaturas que había en las noches en los Cárpatos. Pero esa no era la sensación de la que hablaba.
La gata negra continuó hablando y en esa ocasión dijo algo mucho más interesante, aunque también más escalofriante... No le gustaba nada cómo sonaba eso del despertar de los vampiros.

- ¿Vampiros? ¿Estás segura de ello?- preguntó medio exceptica, aunque por su cabeza felina tenía algunas ideas sobre qué digimons entraban en esa definición.- ¿Cuántos son?

Se mantuvo en el sitio, aunque vigilando a la gata negra, por si necesitaba moverse rápidamente para evitar un ataque por parte de ella. No le gustaba demasiado eso de que se acercara tanto a ella.

La gata negra se estira como un gato recién despertando de una siesta y responde: -Linda, estoy muy segura pero no estoy muy segura de cuantos son… mínimo… cinco- Dice la gata negra mientras pensaba un poco, luego ella vuelve a acercarse a su contraparte y dice: -Te diré mas si me das un beso, jajajaj, es broma, pero en serio ¿tienes algo que hacer esta noche?- Dice BlackGatomon con una gran sonrisa en el rostro, pero rápidamente y sin esperar una respuesta, su sonrisa desaparece y baja sus orejas en señal de disgusto y miedo. -¡Black! ¿Qué haces aquí?- Dice una voz masculina proveniente de arriba y efectivamente, sobrevolando el tejado y arriba de ambas gatas, había un DemiDevimon. -Voy enseguida Demi, solo descansaba- Responde la gata mientras se separa de su contraparte blanca, El Digimon murciélago entonces se va volando velozmente para luego perderse entre los edificios. BlackGatomon se acerca al borde del tejado para disponerse a irse, pero antes ella voltea la cabeza para ver a la gata blanca y dice: -No me sigas y no salgas para cuando caiga la noche… un Digimon les dará mas energía que un humano- Al terminar de hablar, la gata da un salto para aterrizar en otro tejado y repetir el proceso varias veces hasta perderse también entre los edificios.

Las cifras no eran nada halagüeñas, cinco eran un problema, pero sin una confirmación de la cantidad podría encontrarse con bastantes dificultades, sobre todo, si decidían atacar en conjunto.
Con esos pensamientos en mente, la gata blanca no se percató de la cercanía de la gata negra, por lo que se sobresaltó, dando un pequeño bote que casi la hace perder el equilibrio sobre el tejado de la casa. La proposición tan descarada que la hizo, provocó un estremecimiento de desagrado. Podía convivir con gente a la que le gustase gente de su mismo género, pero le daba repelús el solo hecho de pensarlo.

- Creo que no estoy en tu lado de la calle, así que, evita ese tipo de comentarios.- medio regañó la gata blanca.

Pero en el momento que terminó de hablar una tercera voz hizo aparición, provocando que la felina nívea bufara molesta. Los DemiDevimon le caían bastante mal desde siempre, no por nada siempre que evolucionaban acababan dando demonios. Sólo en algunos casos no se daba ese caso, además de que eran molestos y malvados.

- Haré lo que quiera... - replicó molesta la gata, nadie iba a evitar que fuera en caza de los vampiros, pero primero, necesitaba ver a su humana. Así que, con pasos felinos, caminó por los tejados hasta llegar a la casa donde estaban alojadas y bajo hasta una de las ventanas, aquella en la que la humana estaba mirando a través. En seguida abrieron y entró al cálido hogar.
Sin perder tiempo le explicó a su humana lo que la habían contado y su decisión de proteger a los humanos del lugar. La albina accedió, aunque le costó a la gata convencerla de que se quedara dentro de la casa, si las leyendas eran ciertas, un vampiro no podía entrar a una casa a menos que le invitaran a su interior.

Al volver a salir al exterior, la gata se vio rodeada por energía de color azul, muy oscuro, y su cuerpo varió de forma. Un ángel con una armadura de color azul-verdoso apareció en su lugar y se elevó en el aire, tratando de concentrarse para localizar puntos en los que la energía maligna fueran mayores. La caza comenzaba.

Las calles se ven relativamente seguras, en cada esquina hay policías y muy pocos civiles se ven recorriendo las calles, pero a pesar de eso hay una fuerte energía maligna que inunda el lugar. Repentinamente el cielo se ve plagado de murciélagos, animales que parecen no intimidarse ante el Digimon y que de hecho se lanzan contra ella dejando rastros de sangre a su paso, no era sangre de ella o propia de los animales, si no sangre que sale de la boca de los murciélagos con la que se alimentaron hace poco. -Miren que delicia… los humanos son nada comparado con ella… sus preciosos datos serán suficientes para el amo Drácula- Dicen y repiten una y otra vez una gran cantidad de voces que parecen hacer eco en la mente del Digimon ya que no se puede identificar la verdadera procedencia de aquellas voces. -Ala espeluznante- Dice otra voz pero mas clara que las anteriores y como acto seguido un torbellino de murciélagos aparece para intentar golpear violentamente a Ophanimon y luego de esa dos torbellinos de murciélagos aparecen para golpear al Digimon, los autores de los ataques se esconden entre las casas y cambiar constantemente de ubicación para evitar ser identificados.

El ángel bufó frustrada, el aire emanaba demasiada energía maligna como para poder localizar a sus enemigos, de tener que decir algún lugar según eso, tendría que destruir por completo todo el pueblo. Sin embargo, el ataque no tardó en suceder, el cielo se oscureció más de lo que ya estaba, muchos "murciélagos" aparecieron de vete a saber donde.

Chasqueó la lengua para después ascender en el aire, y esquivar el primer embate de las pequeñas criaturas, aunque eso sí, aprovechó para lanzar unos cuantos cristales sagrados contra ellos, aunque posiblemente ni les rozaran, no tenía tiempo de apuntar, solo de disparar y esperar que al menos algunos de ellos acabaran muertos.

- Sephiroth Crystal

Sin embargo, independientemente de los murciélagos que hubiese podido o no eliminar, aparecieron más de ellos. El problema es que sus focos quedaban bastante desdibujados, pero no por eso se iba a rendir... Antes tendrían que drenar todos y cada uno de sus datos.
Su lanza se iluminó y esta vez, se detuvo para calcular bien el disparo, haciéndolo de la manera más directa a la segunda nube de murciélagos, aunque quedase a merced de la primera. Un haz de luz salió disparado hacia ellos.

- Eden's Javelin

Off:
Sephiroth Crystal: Invoca pequeños cristales en forma del árbol Sephiroth con los que ataca a los enemigos.
Eden’s Javelin: Crea un rayo de luz sagrada desde su lanza, que purifica a los enemigos.

La lanza del Digimon ángel hace desaparecer a un gran grupo de murciélagos pero no impacta a quien realiza el ataque ya que este constantemente se esta moviendo y cambiando de locación, pero eso es poco perceptible ya que durante unos largos minutos solo hay silencio en el ambiente, los murciélagos se van, dejando a la Digimon sola sobre el aire. -¡Ala Espeluznante!- Dice una voz rompiendo con el silencio y acto seguido otro torbellino de murciélagos aparece para impactar a Ophanimon, pero antes de que ella pueda actuar, dos voces mas se escuchan al mismo tiempo. -¡Látigo de Sangre!- Entonces de entre los edificios aparece una especie de tentáculo rojo y luminoso que se extiende hacia Ophanimon con la intención de atrapar sus muñecas para asi dejarla indefensa ante el ataque anteriormente lanzado.

El ángel frunció el ceño, pero prefirió no moverse por el momento. No sabía qué es lo que tramaban sus enemigos, pero por el momento la habían dejado tranquila el suficiente tiempo como para prepararse a un nuevo ataque. Como mínimo se estaba enfrentando a tres de ellos a la vez, pero no había que descartar la opción de que hubiese un cuarto, por no decir, que hubiese otro tipo de digimon que fuese su siervo. Puesto que ese ataque tan solo lo tenían los digimons puramente vampiros y LadyDevimon.

Esperó paciente, sin moverse ni un ápice, centrando toda su energía a vigilar; finalmente escuchó la voz de su enemigo lanzando un ataque. Pero dos más se dirigían a ella casi al instante. Sin embargo, dos ataques que podían ser muy, pero que muy útiles. Dejó que las corrientes la sujetaran por las muñecas, puesto que a fin de cuentas, los guanteletes la protegían las manos.
Los vampiros habían cometido un error, nunca sujetes a un enemigo volador de las extremidades que no sean las alas, puesto que es inútil. No vas a reducir su capacidad de movimiento, y menos si tiene más niveles que tú.
Así que, alzó las alas para elevarse, usando únicamente la fuerza bruta que le daba tener un nivel superior al de los dos vampiros. Esquivando de paso a los murciélagos, y sacando a los chupasangre de sus escondites.

Los Digimon vampiro que ciertamente eran Myotismon quedan colgando de sus látigos ante el movimiento del Digimon ángel, al ver esto, el tercer Myotismon se aleja y escapa del campo de batalla. Los otros dos Myotismon que cuelgan de sus látigos enredados en las muñecas de Ophanimon, levantan su brazo libre y crean otro látigo rojo el que ahora lanzan para enredar sus alas y así intentar derribar al ángel.

El ángel dejó escapar una pequeña risa al ver que su plan había funcionado, dos de ellos estaban fuera, pero eso no quitaba que pudiera perder la concentración. Y lo primero que hacer con ellos era noquearles, para que no pudieran huir. O sino, la caza se complicaría infinitamente.
Así que, se dejó caer al suelo en cuanto vio a uno de ellos levantar la mano, iba a crear otro látigo, lástima que acabara de perder la localización de su objetivo, el cual, además, arrastraba a ambos en su caída. El plan de Ophanimon, frenar de golpe a pocos metros del suelo, y que por el movimiento de caída, les hiciera chocarse con brusquedad contra el suelo. Y luego seguir golpeándoles contra cualquier pared, tejadillo y suelo hasta que quedaran inconscientes o dispersos en datos.

Los golpes hacen que ambos Myotismon pierdan el conocimiento, sin embargo la presencia maligna que se siente en el ambiente solamente parece aumentar cada vez mas y mas. -Gran batalla… si por gran quiero decir que acabas de apalear a un par de inútiles…- Dice una voz que habla a las espaldas de Ophanimon, la voz pertenece a un DemiDevimon, el mismo que antes había intimidado y dado ordenes a BlackGatomon. -Inútiles o no, el amo Drácula no estará feliz en ver eso…- Termina diciendo el murciélago mientras se ríe entre dientes.

Ophanimon dejó a la vista una sonrisa en el momento en el que ambos vampiros acabaron cayendo inconscientes a causa de los golpes recibidos. Nunca era una buena idea atar a alguien que te ganaba en fuerza y menos si le sujetabas de algo que no era útil para detenerle.
Dos fuera, pero eso no quitaba que la cosa fuese a peor, lo sabía. La medianoche posiblemente fuera el momento más peligroso para ella, puesto que era la hora de las brujas. Pero si conseguía superar ese punto, la victoria era suya. Y por ahora estaba bien, así que, se sentía confiada de hacerlo.

Una voz tras ella la alertó de que no estaba sola, pero no había tampoco una presencia muy poderosa que viniera de ella. Se giró para ver al pequeño demonio. Se encogió de hombros, ya le había dicho la gata que no había muchos vampiros y dos menos eran dos humanos menos a los que matarían.

- No me importa ni su rango ni su poder, solo quitaros de aquí me parece suficiente... Lo que me recuerda...- la lanza se iluminó y lanzó dos rayos directos a cada uno de los vampiros para obligarles a deshacerse en datos.- ¡Eden's Javelin!

Después volvió a encararse hacia el DemiDevimon con una sonrisa en el rostro, pero eso sí, sin dejar sus defensas bajadas, vigilaba que no se acercara a nadie mientras que hablaba. Porque bien podría ser una técnica para distraerla y atacarla por la espalda.

- ¿Me contarás más cosas sobre tu amo o tengo que eliminarte por ser una criatura inútil? Me da igual cuál de las dos elijas. - dijo con suavidad, pero con frialdad.

Off:
Eden’s Javelin: Crea un rayo de luz sagrada desde su lanza, que purifica a los enemigos.

Las jabalinas deshacen a los Myotismon en datos, escena que DemiDevimon observa tranquilamente. -Me gusta tu estilo… además creo que deberías ver eso- Dice el murciélago mientras apunta con un dedo a los datos de los Myotismon los que son recolectados por un pequeño Digimon que se oculta en las sombras y que después de recolectar los datos, este sale corriendo para luego entrar a las alcantarillas. -Debería agradecerte por eso y si quieres saber mas sobre mi amo… bueno… acabas de ayudarlo en su renacimiento… esos datos de harán muy bien… apresúrate si quieres detener la entrega- Dice DemiDevimon mientras se aleja poco a poco.

La ángel se quedó mirando sin hacer ningún movimiento, o ningún gesto ante el pequeño digimon que recolectaba los datos. Al igual que en una cadena energética en la que solo un 10% de la energía del nivel anterior, la fuerza de los datos también debería ser lo mismo. Así que, sacaría energía de esos datos, pero menos de la que realmente eran, y más si habían sido asimilados por otro digimon. Así que, a menos que absorbiera a todos los digimons de la zona, Ophanimon no pensaba que eso fuera a ser algo muy problemático.

- Pequeñín.- dijo mientras que se soltaba el escudo.- No has respondido a lo que me has dicho.

Lanzó el escudo en cuanto terminó de hablar, en dirección al DemiDevimon para derribarle, y por qué no, hacerle daño. Quería su información, y le daba igual si era porque se lo contaba o porque estaba sufriendo porque le arrancaban todas y cada una de las plumas que tenía en su cuerpo.

El escudo golpea de lleno el rostro del murciélago, haciéndole perder altura pero se recupera rápido. -¡Que agresiva!... ve al castillo… y podrás hablar con el en persona…- Dice DemiDevimon algo mareado aun por el golpe. El castillo del que habla no esta muy lejos, al menos volando, en su interior puede sentirse una gran energía maligna que crece poco a poco.

Off: Fail en el post anterior, quería decir a lo que te he dicho... Cosas de no revisar xD

On: La digimon estaba más conforme con su nueva respuesta, al menos ya sabía donde iba a acabar todo. Aunque no la gustaba demasiado dejar a los otros vampiros sueltos. Pero quizás muerta la cabeza del grupo, los demás también desaparecían. O al menos se metían en su inmunda cloaca de la que tardarían mucho tiempo en volver a salir.

Iba a dirigirse al castillo, pero antes... La ángel usó la velocidad a la que podía volar para sujetar al pequeño demonio. Posteriormente descendió, soltó la lanza, recolocó el escudo con las sujeciones para atarlo a su brazo y volvió a sujetar la lanza. Todo sin soltar al pequeño DemiDevimon.

- Necesitaré a alguien que me anuncie. No es de buena educación entrar a los castillos de golpe y porrazo. A menos que su dueño finja no estar allí, porque entonces, eres libre de entrar.

Sabía que el pequeño demonio no sería un buen escudo humano en caso de que la atacaran. Pero, parecía tener algo de autoridad entre esos digimons. No por nada le había causado miedo a la gata negra, a pesar de ser esta de un nivel superior. Así que, quizás podría quitarse algunos guardias.
Comenzó a volar en dirección al castillo, atenta de que el demonio no intentara evolucionar. O intentara hacer alguna cosas rara.

DemiDevimon conduce al ángel digital hacia el castillo, entran por una entrada secreta y avanzan por un oscuro pasillo que termina en una cámara oscura, solo iluminada por la luz de la luna que entra por una ventana, puede sentirse la presencia de unos Digimon vampiro escondidos en la oscuridad pero que no están en una actitud ofensiva, en el centro de la cámara, hay un trono de piedra y en el esta sentado un humano anciano, vistiendo una túnica negra y sobre su regazo esta BlackGatomon quien no se ve feliz. -Buenas noches- Dice el humano con una voz que denota sus largos y cansados años de vida.

Lo cierto, es que el ángel digital jamás pensó que usar a ese demonio resultase ser tan útil. Tenía conocimientos de pasillos secretos que evitaron muchos enfrentamientos y pedir el paso a los demás. Así que, eso le había quitado mucho tiempo para internarse en aquél lugar... Si todo iba bien, podría estar de regreso en la casa antes de lo que pensaba, y de esa forma, poder dormir bien. Algo que la gustaba mucho, porque no había nada mejor que estar hecho una bola ante el fuego de la chimenea, mientras que veías en el exterior cómo caía la nieve.

El castillo parecía algo viejo, y el camino secreto lleno de telarañas, como era normal, puesto que al estar oculto no debía ser usado con demasiada asiduidad. Pero las piedras parecían firmes y que no se iban a caer en ningún momento. Aunque de todas formas, Ophanimon caminó con cuidado, no fuese que hubiera trampas en el camino.

Finalmente llegó hasta una sala, de la cual no podía saber el tamaño exacto por lo escaso de su iluminación, dado que en el momento que entró solo su aura y la luz de luna iluminaban el lugar. Sentía revolverse a más Myotismon, pero de momento no parecían intentar atacarla. Pero la figura que más la llamó atención fue un humano sentado sobre una especie de trono. En su regazo se encontraba sentada la gata con la que había estado hablando por la tarde.

- Buenas noches, señor... - no acabó la frase, como a modo de pregunta hacia el humano.- Ruego que me disculpe por la "irrupción" precipitada en su castillo, pero he de tratar algunos asuntos, imagino que con usted. O con el jefe de ese lugar.

Al ser un humano, se tomaría las cosas con calma, no quería hacerles daño. Pero había algo extraño en él, no muchos humanos podrían controlar a un ejército oscuro de digimons.

-Entonces es con migo con quien debes hablar… yo soy el jefe aquí… mi nombre es… Drácula… ¿Cuál es tu asunto?- Dice el anciano con una voz rasposa y cansada, haciendo pasusas ocasionales para poder respirar. Aunque se puede ver claramente que el hombre sobre el trono y con BlackGatomon en su regazo es un humano anciano, a este no se le puede ver la cara por que la tiene tapada con la capucha de su túnica, solo se le puede ver de la nariz para abajo y sus manos huesudas acariciando el lomo de la gata negra quien no se ve feliz, tiene las orejas abajo y mira fijamente al Opfanimon mientras niega ligeramente con la cabeza, como si intentase decirle algo.

¿Drácula? ¿De qué la sonaba tanto ese nombre? Ophanimon se dedicó a pensarlo un rato, puesto que sabía que lo había escuchado hacía poco, pero no sabía dónde... Tras unos instantes más, pensándolo se acordó que el primo rumano de Julchen, era un gran fanático de los vampiros y siempre estaba mencionando al susodicho. De no haber estado en esa situación, no le habría importado pedirle un autógrafo al anciano para dárselo al chico. Claro que siempre que no fuese una mentira.

El ángel observa a la gata intentando hacerla gestos, pero desconoce qué es lo que quiere decirla. Sin embargo, sospechaba que era algo relacionado con el humano, así que, en vez de bajar la guardia, la digimon sujetó con más fuerza sus armas, pero ahora no iba a marcharse. Había avanzado demasiado como para retroceder.

- Entonces, bien. Eso me quita tiempo. Le rogaría que dejase ir a los digimons de vuelta la mundo digital. No tengo nada contra los humanos y lo que quieran hacerse entre ellos. Pero como digimon, me sienta mal ver a los míos atacando a los humanos. Y por ello, debo defender a los humanos, los cuales no suelen poder defenderse bien de cualquiera de nosotros. Es por eso, que le rogaría que les dejase marchar. Y yo te dejaría en paz para hacer lo que quisieses. Como he dicho, los asuntos entre humanos, lo solucionan ellos. - su voz sonó serena y firme, sin dudas en ella. Puesto que era lo que de verdad pensaba.

A medida que Ophanimon hablaba, BlackGatomon agitaba mas rápido la cabeza en señal de negativa y se notaba por su expresión que estaba muy asustada. -Lo comprendo y asi será… pediré a mis Digimon… que se vallan- Responde el aciano a las palabras del ángel, acto seguido sacude una mano lentamente, señal que hace que todos los Digimon ocultos y DemiDevimon, se retiren, escapando por pasadizos secretos ocultos en la oscuridad. Cuando eso pasa, BlackGatomon agacha la cabeza y baja las orejas, entonces con una mano se seca los ojos notando que esta apunto de entrar en llanto. -Era una trampa- Dice BlackGatomon muy triste, inmediatamente después, una mano blanca y semitransparente sale del cuerpo del anciano y golpea a la gata, haciéndola caer al suelo. Del Cuerpo del humano viejo sale un Bakemon que estaba posesionando un cadáver y lo usaba como marioneta, el Digimon fantasma se va volando rápidamente atravesando una pared para salir de esa cripta. Súbitamente en el exterior del castillo empieza a sentirse una gran fuerza que se incrementa poco a poco.

La ángel seguía sin entender qué es lo que la gata trataba de decirla, con tanta negación. ¿Acaso no estaba bien que pidiese que los digimons volvieran a su mundo, donde eran libres de hacer maldades? Los digis comenzaron a marcharse. Sin embargo, ella había dicho que fuese al mundo digital no por los portales.

- ¡Dije al mundo digital!- dijo alzando la lanza, dispuesta a atacar a cualquier sombra que viese. Pero entonces las palabras de la gata, la hicieron parpadear con sorpresa.- ¿Trampa? ¿Qué clase de trampa?

A pesar del casco, se podía ver el ceño fruncido que ella tenía.

-Ese DemiDevimon es el verdadero amo… le gusta que le llamen Drácula…te dije que querían tus datos, aun tienes tiempo de huir antes de que ellos hagan la fusión ¡sálvate!- Dice BlackGatomon bastante asustada, al mismo tiempo una poderosa presencia maligna empieza a crecer lentamente del otro lado del muro de roca, en el exterior del castillo, DemiDevimon, los Myotismon y el Bakemon se unen en un ADN cuyo resultado aun es incierto ya que al parecer la criatura esta dentro de una esfera de oscuridad, como si necesitase un tiempo antes para madurar.

Ophanimon estaba que se tiraba de los pelos al saber que había sido engañada con mucha facilidad. Tras tantos años, se le había olvidado que los demonios eran seres malignos que siempre trataban de aprovecharse de los demás por medio de la mentira y el engaño. Sin embargo, el haberse reconciliado con su hermana, la había hecho bajar sus defensas demasiado.

- ¿El túnel por el que entré sigue abierto y sin trampas? ¿O conoces otra salida segura?- le preguntó a la gata.

Tenía que darse prisa en llegar al exterior, pero también, cuanta más energía reservara mejor para el combate. Con la "buena" suerte que estaba teniendo, lo más probable es que aunque tirase medio castillo, ya se encontraría a su enemigo completamente formado. Lo cual, sin duda, era problemático... Muy problemático para ella.

Por faltas mias a la hora de responder el tema, la misión se cerrara y se te entregaran los DE de recompensa.