Numemon Sueltos [Misión]

La Región Volcánica es una zona llena de montañas, volcanes, lava, aguas termales ocasionales y cenizas. Existen muchos senderos entre las montañas y muchos pueblos al final de estos. Uno de esos poblados en particular, tarta de un pueblo con un aproximado de veintidós viviendas hechas de roca y cuarzo, el pueblo es habitado por Gotsumon’s y Otamamon’s rojos. Un gran grupo de estos Digimon se encuentran alrededor del edificio más grande del poblado, en la que hay letrero que dice “No es el almacén”. Otro grupo de estos Digimon se encuentran limpiando el suelo de roca y las viviendas con pañuelos en el rostro cubriendo sus narices y otro grupo está colocando macetas con flores en las puertas de todas las casas. No hay ningún otro Digimon en ese poblado que no este haciendo alguna de las actividades anteriormente dichas. En el exterior del pueblo, hay un enorme cartel que dice: “Se busca un Digimon fuerte… se ofrece recompensa por un traba”, La última palabra está incompleta por que no alcanzo el espacio en el trozo de madera. También, a un lado del pueblo, hay unas piscinas naturales de aguas termales, rodeadas de macetas con flores y de letreros que dicen: “no acercarse”, “prohibido la entrada”, “no son aguas termales”.

Mastico, mastico y trago. Vuelvo a morder el trozo de carne y mastico nuevamente. Disfruto cada trago de esta carne, es mi último botín, se lo saqué a un Tyranomon y tras escaparme de sus mandíbulas terminé en este lugar. No es el mejor sitio para alguien que odia tanto el calor como yo, pero hay muchos lugares donde uno se detiene y puede cocinar su carne en la lava.

Camino por un sendero serpenteante y estrecho, cada tanto debo brincar unos pequeños ríos de lava proveniente de algunos volcanes. Tras tanto caminar llegó al final del camino y como consecuencia a la entrada de uno de los tantos pueblos que hay por aquí. No pensaba detenerme a mirar el pueblo pero un cartel llama mi atención y lo leo.

-Digimon fuerte y recompensa... mmm creo que me llaman a mi jeje-

Termino de comer y sin pensarlo más entro al pueblo y camino hacia el centro del pueblo y miro a los digimons rojos limpiar el lugar. Sonrío de lado.

-Disculpen. Afuera dice que buscan  aun digimon así que aquí estoy. Pero antes... ¿cual es el trabajo? y por supuesto ¿cual es la recompensa? Si es algo de mi interés quizás acepte hacerlo.-

Les pregunto a todos los digimons hablando un poco fuerte para que me escuchen con atención.

Ante la presencia de Digimon forastero, los pueblerinos nativos la miran con ilusión al ascuchar sus palabras y  se acercan lentamente a ella, pero toda la escena se ve interrumpida ante un estruendo producido por una pequeño muro de piedra que se viene abajo y del otro lado del muro, puede apresiarse una manada de Digimon verdes con ojos saltones que entran al pueblo velozmente, ensuciando todo a su paso. Los Digimon pueblerinos corren hacia los Digimon invasores, Numemon, e intentan alejarlos sin obtener resultados satisfactorios. Rapidamente el pueblo se transforma en poco menos que una cloaca, hay excremento por todas partes y un olor fétido comienza a gobernar.

Los Numemon entran a las casas y de ellas sustraen comida u objetos varios que son usados como adornos por los Digimon verdes, también entran a las aguas termales contaminando el agua instantáneamente y otros simplemente se sientan sobre los techos de las viviendas para tomar el sol.

Una sonrisa se forma en mi cara mientras los digimons del lugar se acercan a mi, pero antes de que alguno pueda decirme de qué se trata el trabajo, el ruido de un muro al caerse me hace girar mi cabeza en esa dirección, al principio me parece que se trata de una gran masa verde, pero al afilar mi mirada me doy cuenta que solo se trata de un grupo de asquerosos Numemons.

-Solo son digimons inservibles...-

Me digo a mí misma con un suspiro y sin darles mayor importancia, hasta que observo que los Digimons pueblerinos no pueden alejarlos de sus casas y rápidamente todo el lugar se llena de un apestoso olor. ¿Quien diría que un grupo de esos Digimons pueden causar tantos estragos y animarse a ser ladrones? Ante ese pensamiento sujeto con fuerza mi bolsa donde tengo la comida y otras cosas que yo robé. Con calma e ignorando a los Numemons me siento bajo la sombra del edificio más grande y me dedico a observar sin interés los intentos de los Gotsumons y Otamamons de alejar a los digimons verdes. Saco de mi bolsa una fruta y la mastico con calma.

El desastre continuo en aquel pueblo y muchos de los habitantes miran mal a Alle cuando pasan junto a ella en su persecución de las babosas verdes. Los Numemon abrieron las puertas del almacen y ahora se llevan las cajas y sacos llenos de comida y al ocurrir eso, todos los habitantes del pueblo corren hacia el almacen para detener el saqueo. Mientras eso ocurre y aprovechando que Alle esta distraída, un Numemon rocia a la Digimon con un olor fétido que llega a irritar  los ojos, nariz y garganta. Ya hecho eso, otro Numemon aparece y roba la bolsa de Alle para luego alejarse y mezclarse con los demás Digimon de su especie. Un Otamamon rojo pasa por el lado de la chica, este la mira mal y le dice: -Dijiste que querias el trabajo, pues bien, ellos son el trabajo- Luego de decir eso, el renacuajo rojo va corriendo hasta los Numemon, pero este termina resbalando en las heces que las babosas van dejando en todas partes.

Esto me parece ridículo. Unos inútiles Numemons están saqueando toda la ciudad y nadie los detiene, sí hacen intentos pero son intentos en vano. Con estos Numemons no sirve solo gritarles que dejen eso o que se vayan, hay que atacarlos con todo. Doy un suspiro y muerdo mi fruta cuando un Numemon se me acerca y me lanza su fétido olor que me hace lagrimear. Cierro los ojos y empiezo a toser, cuando ese olor disminuye miro a mi lado con mis ojos rojos por la irritación y no encuentro mi bolsa, rápidamente miro al grupo de Numemons.

-Malditos...-

Gruño y me pongo de pie, no miro al Otamamon que me habla. Trabajo o no, esto ya es personal, me acerco a ese grupo de Numemons evitando pisar las heces rosas, cuando estoy un poco más cerca las púas de mi espalda se desprenden de mi y todas vuelan como misiles para clavarse y acabar con esos Numemons.

De la multitud de babosas verdes, salen disparados unos discos rosas que vuelan a gran velocidad e impactan contra las puas, deteniendo el ataque de la Digimon blanca. Los discos rosas se mantienen girando por un tiempo mas hasta que caen al suelo revelando su verdadera identidad, ShellNumemon, diez ShellNumemon los que se rien de Alle después de haber detenido su ataque y junto con las risas, los Numemon de la multitud comeinzan a lanzar sus excrementos hacia la chica digital, ataque que en conjunto los Numemon crean una gran lluvia de heces rosas las que caen sobre el pueblo, los Digimon que habitan y la forastera. A lo lejos, del otro lado de la gran marea verde de Digimon babosas, puede verse a otra criatura digital la que esta peleando contra los Numemon, un Digimon verde oscuro, con alas y unos grandes ojos amarillos, un Stingmon, quien se eleva al ver la lluvia de heces rosas y le grita a Alle: -¡Corre!- Le grita antes de comenzar a volar hacia ella.

-Genial... también tenemos caracoles.-

Digo en voz baja y con un suave gruñido al ver como esas malditas babosas con caparazones alejan mis púas y si antes los odiaba ahora odio aún más a esos seres asquerosos. Y como si fuera poco deciden dejar caer su "hermosa" lluvia de heces rosas sobre mi y los pueblerinos, lo que daría por tener alas ahora como ese Stingmon, así es facil evitar ensuciarse....

-¡¡¡Yo no corro!!!-

Le grito a ese Digimon insecto antes de moverme con rapidez a la casa junto a mi, arrancar la puerta, arrodillarme y cubrirme con ella mientras las heces caen a mi alrededor y sobre la tabla de madera pero no sobre mí. Tengo que hacer algo con respecto a esto y pronto...

-Después de esto me bañaré por una semana...-

Murmuro con mis marcas negras brillando de rojo y rayos rojos salen de ellas rodeando la puerta sobre mi para dirigirse en todas direcciones hacia ese grupo de Numemons, desintegrando en el camino varias heces y solo espero que haya podido exterminar aunque sea a uno de los digimons verdes.

Los rayos rojos de la Digimon detruyen un poco el montículo de heces de los Numemon que hacian mucho peso sobre la puerta y ademas también acabo con la vida de un par de babosas verdes, las que a pesar de ser nivel Champion, mueren de un golpe. Después de la lluvia fecal, los Numemon escapan rapidamente del pueblo dejando destrucción, suciedad y malos olores en su camino. -Muy valiente e ingenioso… pero no te confies…- Dice una voz desconocida proveniente del otro lado de la puerta-escudo la que aun pesa mucho por la cantidad de excremento sobre ella, pero entonces el Digimon del que provenia aquella voz, toma la puerta y la levanta para dejarla a un lado y asi permitir que Alle pueda salri, el Digimon que le estaba hablando era el mismo Stingmon que anteriormente le dijo que corriera. -Pueden ser debiles, pero son muchos, muchisimos… llevo dias cazandolos e intentando averiguar quien los comanda… este seria el pueblo numero quince que atacan…- Dice Stingmon mientras se limpia las manos con un pañuelo.

El pueblo esta totalmente lleno de excrementos rosas y de un olor insoportable. Los Digimon que habitan el lugar se ponen a trabajar inmediatamente, limpiando, reparando y ordenando todo lo que los Numemon hicieron.

Misión cancelada por inactividad