Descubrimiento en la Llanura Guardián

Seguía triste por lo ocurrido en aquellas malditas ruinas en la que mis padres me habían encontrado. El encuentro con Eskella me dejó pensando en que criaturas como ella pagarían por mi existencia. Algo que no me resultaba muy grato o agradable por ello, aunque hayan pasado dos días pensándolo. Ya había caído la noche cuando por fin me había decidido volver a entrar en las ruinas subterráneas. La Luna Creciente resplandecía con su luz azulada liderando a las estrellas, azules y blancas. De vez en cuando se lograba divisar alguna roja. El viento aullaba en forma de augurio. No me agradaba la brisa que emitía. Aunque no me agradaba este complejo subterráneo de cuevas y pasajes en piedra, me dispuse a volver a entrar.

La rubia caminaba por ese páramo de hierba, donde el viento soplaba sin ton ni son. No la importaba que fuese de noche, es más casi se sentía más cómoda siendo alumbrada por la luna y las estrellas. No había nada que rompiera con la estructura esquemática de las altar hierbas verdes, quizás alguna pequeña elevación del terreno, pero nada más. Había dejado a Salamon en el pueblo más cercano, mientras que trataba de encontrar toda la calma que pudiera antes de hacerle frente a su novia y a aquella criatura que la había poseido.
Sus dos espíritus estaban en un hosco silencio con ella. Habían decidido no hablarla hasta que llegase el momento de enfrentarse a la pelirroja. Natasha no quería hacerlo, pero sabía que ese acabaría siendo el único desenlace posible. Porque ella quería recuperar a su novia, y el demonio que esta llevaba dentro no quería a la rusa. Lo que lo hacía ser problemático.

Finalmente tras mucho andar, un edificio apareció entre las hierbas. Aunque se mostraba roto y cascado, como si lo hubiesen abandonado hacía ya bastante tiempo. Alcanzó finalmente la estructura, comenzó a observarla con curiosidad. A fin de cuentas, sus dos espíritus habían estado mucho tiempo encerrado en lugares así de antiguos. Sin embargo, en el caso de Helia, la chica pudo obtenerla fuera del complejo del templo, dado que había sido saqueado por piratas.
Despistada como estaba en mirar los grabados que aún se veían en las piedras, se tropezó, cayendo de boca al suelo, soltando un quejido que resonó en el aire claro de la noche.

- ¡Ay!- dijo mientras que se sentaba, frotandose la nariz con cuidado.

El chico y su Agumon caminaban en un paramo de hierba sin retorno, con la fría brisa soplándoles pero no les molestaba, estando mirando en ambos lados no conseguían mirar otra cosa más que rocas y hierbas, nada interesante para pararse e investigar. El chico observo la gran luna y las estrellas intentando entretenerse en el camino pero todo era muy aburrido cuando se encontraron con su amiga Natasha y su ‘‘Amiga’’ Zayyn le dejo mucho que pensar, además que su separación fue muy repentino, bueno así siempre son sus encuentros con Natasha y Zayyn todos tan inesperado con separaciones locas.

Agumon dio un largo bostezo soñoliento quería dormir, pero antes de detenerse a reposar vio enfrente suyo un gran edificio rocoso, jalo de la camisa al chico castaño y lo obligo a mirar.

-Ohhh, madre mía, un rocoso lugar algo roto pero algo se va hacer Agumon jejeje, mmmmm… Parece un tembló abandonado o algo así y junto en una cascara…-Se acerco intrigado el chico a ver los detalles de ese edificio.

-No te precipites te puedes dar un golpetazo que durada 5 Días como casi todos tus golpes.- Advirtió Agumon, un rato escucharon un gemino femenino no muy lejos de ellos, alertaros vieron ambos lados.

Se acercaron con cuidado, estando encima de las rocas intentando no resbalarse lograron ver una silueta femenina y la luna alumbrando el lugar su cabello notaron que era rubia pero aun le costaron ver con claridad.- ¿Hola?, ¿Estás bien?-Pregunto el muchacho con la intención de ayudarla. Agumon tan cerca y tan alerta parece sentir un digimon aunque no está muy seguro.

Seguía adentrándome en las cavernas buscando algunas respuestas a mi pasado, cuando de repente escuché un sonido. Había muchos túneles que daban para todos lados, incluso en el suelo. Me escondí en el segundo de éstos de lado izquierdo, apoyándome con la espalda contra la pared. Asomé despacio el hocico para tener una visión de quién se encontrase detrás mío. Con cuidado, y debido a mi buena visión y olfato, logré observar percatarme de la humana. Entre nosotros había diez metros de distancia y estaba oscuro para que me notase.

Al mismo tiempo que yo la observaba con cuidado, me percaté de la llegada de otro humano y, para peor, un Agumon. El chico tenía una gorra y el reptil anaranjado parecía que se estaba dando cuenta de mi presencia al igual que yo la de él.

La rusa continuó sobandose con cuidado el rostro, mientras que maldecía internamente su torpeza. Malditas piedras que quedaban escondidas por las sombras y no las veía. Se puso en pie con cuidado, aunque antes de hacerlo escuchó una voz conocida a su espalda. La voz de alguien que conocía bien, y que además había visto hace poco.

- ¿Sam? ¿Eres tú?- no respondió a la pregunta de si estaba bien, porque le interesaba más saber si era el castaño.

Aunque con observar al Agumon ya estaba segura de que sí, así que sonrió y se lanzo a abrazarle con entusiasmo.

- ¡Me alegro de volver a verte! Siento mucho el que me fuese así... Estaba dolida con Z...- su tono se ensombreció cuanto más hablaba. Recordar a la pelirroja la hacía pensar en los motivos que tenía para estar esa noche paseando bajo las estrellas en vez de estar cómodamente arropada en una cama.

Al rato la mujer no respondió al cambio me hablo y su voz ya la reconocí de inmediato era Natasha, eso sí que no me lo esperaba y recibo su abrazo, e intento no tropezándome cuando su peso se me viene encima pero correspondo el abrazo, pero tan rápido nombro a Zayyn y dolida que estaba, pero debo ser buen amigo e intento consolarla.

-Calma, de seguro vas a encontrarla sana y salva. En primer lugar, ¿Qué haces aquí? ¿Zayyn no logro reconocerte, cuando entro en ese modo tan extraño? Para ser sincero, esta igual para mí esa Zayyn.-Le contesto mientras me separo de ella y miro el lugar.

Agumon olfateo el sitio percatándose de un Digimon, siguiendo sus instintos comenzó alejarse de nosotros para encontrar a ese digimon.- Huelo algo por aquí, ¿Les gustaría investigar el lugar? Esta presencia y olor es muy nuevo para mí.-Aviso y siguió.

-¿Te gustaría? Yo si quiero y no quiero dejar a Agumon.-Le pregunto a Natasha dando un paso adelante a seguir a Agumon.

Al parecer esos humanos se conocían, o al menos deduje yo por sus actitudes. La rubia creo que se llamaba Zayyn y el chico Sam, o al menos entendí eso. De pronto, el Agumon que estaba con ellos, como temí que sucedería, se percató de mi presencia y se dirigía hacia acá, para verme. Yo, que aún me encontraba oculto, en cuanto el dinosaurio se acercase, lo golpearía con mi Dragon Punch para noquearlo. Cuando estuvo cerca, le hice frente preparado para atacar. -¡No me sigas!- le grité, al mismo tiempo que utilizaba mi técnica especial.

OFF:

Natasha suspiró aún triste, aunque trató de sonreír para que Samuel no se preocupara tanto, a fin de cuentas, estaba intentado ayudarla a salir del paso como podía. Aunque ahora mismo no había nada que de verdad la consolase. Pero el gesto sí que se agradecía.

- No me preocupa el que esté mal. Es fuerte, así que, no creo que sufra muchos daños en su camino... Pero lo de que no me recuerde es lo que me tiene más preocupada. Se ha vuelto más mala que antes... O eso creo, y si está así, lo más probable es que acabe teniendo en que enfrentarme a ella. Y no quiero eso...- le confió sus temores al castaño.
<< Quizás tú no quieras, pero nosotras sí que queremos patearle el culo a esa cabeza de zanahoria. >> Esto sólo pudo oírlo la rubia.

Iba a contestar a los dos chicos de que estaba encantada de acompañarles. Pero el ruido de una pelea, la hizo preocuparse por el dinosaurio. A fin de cuentas era de noche y no se veía a más de dos metros. Y menos si las sombras de las piedras te ocultaban la luz de la luna.

- ¡Agumon! ¿Estás bien?
- Recordad que todas las ruinas tienen sus guardianes.- en esta ocasión su espíritu sí que habló en voz alta.

El castaño pone su mano en el hombro de su amiga con el intento de calmarla, con una sonrisa a ver si lo anima.-Anda anímate, de seguro estará bien pero si no quieres pelear con ella, puedes dejarnos a nosotros.-Le sugiero aunque de seguro se negaría.

Agumon logro ver una silueta pero recibe un fuerte golpe en su cara noqueándolo largo un grito de dolor y cae al suelo desmayado. Sam escucha el grito de su amigo y de inmediato corre a su ayuda, cuando ve a su amigo escucha unos pasos alejándose, sospecho que debe ser el que le hizo daño.

-¡Agumon! ¿Te encuentras bien?-Agita el cuerpo y no recibe respuesta, pero oye su respiración, lo cual lo alivio pero no quiso dejar el cuerpo tirado por lo que lo carga entre sus brazos.- ¡Ya verás maldito bastardo, de que lo hare por hacerle daño a mi amigo!-Y impulsándome corro a perseguirlo aunque me costaba verle.

Me fui corriendo al ver que el otro me amenazó. Me alejé a un túnel más lejano a observarlos con mayor detenimiento a los tres intrusos, ellos estaban preocupados por saber quien era yo. Le lancé varias plumas a modo de advertencia, las cuales salieron disparadas como dagas hacia aquellos sujetos. -¡Déjenme en paz!- los ultimé con un grito aterrador.

OFF:

Negó con la cabeza ante el ofrecimiento de Sam para enfrentarse él mismo a Zayyn. Podría ser la solución más fácil. Pero era arriesgar la vida del chico y su digimon; sin emabrgo, si era la rubia la que se enfrentaba a la mayor tendría más posibilidades de salir viva del encuentro. Porque esperaba que la Zayyn que de verdad la quería estuviese ahí dentro y pudiese detener al engendro que la dominaba el resto del tiempo.

- No te preocupes... Ya me haré cargo yo, a fin de cuentas soy de las criaturas más cercanas a ella, así que, es mi problema. Pero gracias de todas formas.- contestó mientras se dirigía a observar el estado del compañero de Samuel.

El pobre Agumon estaba inconsciente. Por lo que el digimon que le había atacado debía ser bastante fuerte. Forzando la vista trató de localizarlo, pero lo único que vio fueron unos objetos que se acercaban a gran velocidad hacia ellos.

<< ¿Sería mucha molestia que saltaras a un lado antes de que te rebanen? ¿O tenemos que ir a salvarte el culo como siempre? >>

La chica hizo lo que la sugirió la digimon. Puesto que eran fáciles de esquivar. El digimon no había tenido la intención de herirla, o sino ya estaría hecha un colador... O mejor dicho estaría hecha taquitos.

- No tengas miedo, no queremos hacerte nada malo... Es solo que nos has asustado.- la rusa se acercó poco a poco con las manos en alto, en señal de paz.

Si esa Zayyn fuera una amiga para mí y una molestia, puede que de verdad me preocupe por ella pero es difícil… Continuando persiguiendo a esa cosa veo unos objetos lanzando sobre nosotros, rápidamente me muevo de un lado esquivando lo que parecía unas plumas, bien afiladas por lo que debía ser un digimon con ala.

-¡Fallaste! ¡Ahora ven aquí!-Aunmento la velocidad intentando alcanzarlo.

Al ver que aquellos humanos no hacían caso de mi advertencia, decidí apresurarme y meterme en lo más profundo de aquellas ruinas subterránea. Recorrí cincuenta metros en linea recta en pocos segundos, hasta dar con una cámara. Esta cámara parecía ser de un templo, en el cual todo estaba tallado en la piedra. Era un lugar de buen tamaño, aunque no colosal. Había pilares de piedra que en conjunto indicaban un camino a un altar hecho de sólida roca. Allí estaba escrito que yo traería la guerra. Atrás había una imagen de un Digimon parecido a mi pero con 6 alas y vestimenta. Alrededor de dicho dibujo había garabatos en un idioma ya olvidado. Me acerqué al altar.

La rubia suspiró, el que Samuel tratara de "matar" al digimon no hacía que este confiara en ellos. Así que, corrió detrás de los dos con la intención de evitar que se mataran el uno al otro. En el que personalmente creía que ganaría el digimon, por eso de tener habilidades especiales.

La chica continuó siguiendo a Samuel, escogiese el camino que escogiese. Las únicas que parecían tener claro algo eran Heliamon y Selenemon que notaban zonas con cierto poder, así como antigüedad en recto. Pero no dirían nada, seguían enfadadas con la humana, y no se veían con la necesidad de comentarselo. A fin de cuentas, la rubia no entendería ni su importancia ni su valor...
Aunque por otro lado, cuando entraban en lugares antiguos podían tomar el control del cuerpo completamente sin tener que escuchar las palabras de la rubia, siendo ellas mismas de nuevo.

No me importa que habilidades tenga ese digimon desconocido si pudiera lo analizaría pero anda muy lejos y tengo las manos ocupadas, solo quiero que pague por lo que ha hecho a Agumon o por lo menos entender sus razones de porque lo hizo entonces me relajo, pero por ahora quiero atraparlo a saber el porqué, suspiro entrecortadamente ya empezaba a cansarme pero no me daría por vencido ya tan pronto, sea lo que sea cuento con la ayuda de mi amiga Natasha.

Continúe siguiéndole adentrándome en donde él se metió, si que era una enorme cueva.- No se va a escapar de nosotros… ¡Anda no seas un miedoso, y enfréntate!-Grito desafiándole para que mi voz resonara como un eco cualquiera, un pardees minutos después logramos llegar lo que era una cámara, con grandes pilares y extraños dibujos, me interesaron aunque aun no quería examinarlo, mi mirada vio un altar donde estaba el Digimon y me acerque.

-¡A que al fin te encontramos, ahora dime porque atacaste mi compañero! ¡De todas maneras el no te haría daño! ¿!Y que son estos garabatos y esta cámara!-Les doy pregunta impaciente a que me lo respondiera.

-¿¡Y como se yo que tu camarada no me estaba atacando!?- le pegunté enfadado al Niño del Agumon cuando me di vuelta. Mi cara expresaba una mezcla miedo, odio y enojo, dándome una expresión más terrible. Parecía aterrorizante con esa cara.y también estaba dispuesto a ambos humanos si se atrevían a avanzar más. -Y si tanto te interesa saber, ¡¡mira más detenidamente el dibujo!!- le grité furioso al de gorra debido a esa actitud tan osada que él tenía. -Es uno de los causantes de la guerra Antigua, donde la clase Ancient ha participado.- les relaté en breve, tratando de calmarme.

La rubia llegó hasta una sala donde se encontraba el digimon, que ahora que podía verle parecía una especie de dragón, con los colores blanco y azul formando parte de sus escamas, y lo que parecía ser unas gafas de aviador y un gorro. Al entrar se encontró a Samuel y el digimon lo que parecía ser discutiendo. Pero ella no les escuchaba, sentía la cabeza palpitándola con fuerza. Estaba tan mareada que tuvo que apoyarse con una de las paredes.

Y ahí todo paso a ser negro para ella, puesto que su cuerpo fue cubierto por los digicodes que indicaban que acababa de evolucionar. No había sido premeditado, pero en aquél lugar donde lo antiguo cobraba tanto poder en el presente, sus espíritus podían tomar el cuerpo a su gusto. Así pues, la rubia pasó a ser una mujer morena vestida con ropajes de cuero negro y detalles en blanco. Lo más reseñable eran dos katanas que llevaba a su cadera.

- ¿Y qué más pasó en esa guerra?- preguntó la guerrera acercándose con cuidado. Ella era vieja, pero no tanto como un digimon ancestral, sin embargo su madre sí que era un digimon antiguo. Quizás hubiese estado allí, aunque no sabía si pelearía en esa batalla, a fin de cuentas, puesto que AncientNyxmon siempre había mostrado un comportamiento un tanto apático y alejado de las batallas.

El digimon de aspecto de un dragón, con alas con una gorra de aviador en la cabeza, me responde enfadado a observar detenidamente los garabatos de las paredes, lo mire un poco desconfiado aun así me acerque en las paredes a verlo detenidamente escuche su breve explicación, ¿Una guerra hace de miles de años?, estos garabatos explicaban que él era el provocante, o eso creo era un gran parecido a ese digimon solo que con vestimenta extraña… Me volteo a mirarlo seriamente y me acerco a él poco a poco.

-¿Con que era eso? Un digimon único que va a estallar otra guerra, igual no puedes desconfiar de otros de esa manera Agumon ni nosotros te haríamos daño… Podíamos ayudarte, lamento a verte perseguido y…-Estaba a punto de volver a preguntarle sobre esa guerra, pero un brillo en mi espalda apareció y me voltee y retrocedí sorprendido ¿Natasha acaba de evolucionar? Es la segunda vez que la veo evolucionar…

Era una mujer muy grande, cabello liso y largo color negro, con un traje de cuero que no le tapa de todo su cuerpo con dos grandes Katanas y su personalidad sentí que cambio completamente… Creo que los Digispirts, tienen personalidad propia.-Si… Lo que dijo ella, ¿Qué paso más de esa guerra?-Quise saber intrigado.

Estaba a punto de responderle al chico con gorra, cuando de pronto, de la nada, la niña rubia que lo acompañaba había ¿Digievolucionado?. No es posible, no puede ser, no, un humano, a menos de que... -¿Cómo es que te has transformado?- le interrogué a aquella mujer digimon con 2 katanas y body negro, ignorando por completo la pregunta que previamente me habían hecho sobre la guerra. -¿Acaso eres un DigiSpirit?- pregunté temeroso por un sí.

La distancia que separaba a Selenemon del altar fue recorrida en un instante cuando la guerrera convirtió su cuerpo en sombras y reapareció en otra. Alzandose al lado del dragón y del humano de cabellos marrones.
Observó fijamente al digimon, puesto que parecía que había algo con su naturaleza que le ponía nervioso. La guerrera sentía curiosidad por eso, pocos digimons sabían lo que eran los espíritus digitales, o al menos pensaban que se podía ser uno de ellos. Generalmente pensaban que era un biohybrido, más comunes en la época actual.

- He hecho yo primera la pregunta. Responde a mi cuestión y satisfaceré tu curiosidad. Pero hasta entonces no va a haber mucha más conversación entre nosotros.

La guerrera lanzó una mirada de advertencia hacia Samuel. No quería que hablara y le soltara que lo era, puesto que a fin de cuentas, se quedaría sin conocer la historia. Y ella sentía mucha cuiosdidad por saber todo lo que sabía el guardián de las ruinas.

El Digimon rápidamente sintió temor en la presencia de Naty evolucionada, a esa Digispirts que desconocía aun su nombre, ya que no exclamo su nombre como todos los digimon que me tope hasta ahora además que me sentía metido, en la conversación y no tenía ningún conocimiento de esa guerra escrita en las paredes.

-¿Ella? P…-Me calle de inmediato, cuando la digimon me lanzo una mirada de advertencia, ¿Para qué tanto alboroto? Pensé por un momento y puede que arruinaría el momento, si le hago un punzado de terror al digimon, saliera corriendo y todo por mi culpa.

Simplemente segui escuchando la conversación……. Siento un movimiento en mis brazos y miro rápidamente, me alegro y abro mis ojos de la felicidad.

-….-Agumon comenzaba a despertarse y abrió los ojos viendo, todo; primero a mí, luego a la Digimon y por último el digimon de alas angelicales con gorra de aviador aun estaba atontado, por lo que aun no perca tapaba de lo que sucedía y además que aun no está suficientemente despierto como ausente, en su presente.

-¡Con esa actitud, mejor no te cuento nada!- le aclaré a aquella ninja, samurai, o lo que sea, que intimidó al humano para que no le dijese quien era ella. Con esto me estaba ocultando cosas y no podría hablar con franqueza ni siquiera le podría contar algo. Luego dirigiendo la mirada de nuevo al chico de pelo castaño, le comenté: -Dime tú, algo que quiero saber, y yo te responderé algo que tu quieras saber.- Luego me alejé, a caminar por esta enorme sala, para saber que cosas más podía hallar sobre mis anteriores vidas. No quería a esa Digimon, ojalá volviese la humana rubia a ocupar ese cuerpo. y así quedé divagando...

La guerrera observó imperturbable al pequeño dragón en su berrinche infantil. Se encogió de hombros y se dejó caer contra el altar, sentada en esa posición. A fin de cuentas había esperado miles de años a ser sacada de ese laberinto, así que, había desarrollado una gran capacidad de espera.

- No tengo problemas en seguir esperando. Tú verás lo que haces.

Cerró los ojos y simplemente se quedo en silencio. Escuchando lo que dijeran los dos, no la importaba que Samuel dijera lo que fuese, siempre y cuando, claro, terminara su historia el pequeño dragón. Aunque si no quería hablar ella no iba a obligarle, había más ruinas en el mundo y gente más razonable también.
Lo cierto es, que el dragoncito tuvo suerte con que no fuese Helia la que estaba en la sala, o sino se encontraría con alguien que no le importaría matarle por el simple hecho de no contarle una cosa.

Ahora parece que todo está a mi favor ahora, el digimon de gorra de aviador se negó a cooperar con la digimon samurái, de dos katanas mientras que Agumon seguía terminando de despertarse completamente, yo tome aire antes de pensar en una pregunta que hacerle y ya cuando tenía una buena pregunta que hacerle, voltee a ver por última vez aquella digimon y supe que no le importara que le dijera lo que sabía sobre ella, volví a mirar al digimon.

-Está bien…. Si, esa digimon es una Digispirts, el Espíritu de las Estrellas creo, esa es Selenamon la más seria de todas, creo que tiene un Digispirts Bestia pero no se cual es, también tiene una Digispirts llamada Eosmon no sé nada de esa, solo sé que es una DobleSpirts… Creo que estuvieron dormidas durante tantos años, ya que es un Espíritu y supuestamente duermen en cientos de años, puede tener algo relacionado con tu guerra.-O eso es lo que me dijo mi Digivice cuando disimule mirarlo para analizarla las veces que vi esas digimon, o la información que me contaba Natasha con nuestros cortos encuentros.- Listo ya te dije lo que sabía, ahora respóndeme ¿Quién eres y si tanto de estos garabatos marcados en las paredes, que tiene que ver con vos y porque tenias miedo con ver a esa Digispirts? Decime todo.-Le pregunto con firmeza y seriedad.

-Al menos eres sincero, humano.- le dije al chico con gorra roja y blanca, tranquilo porque me resultaba de confianza o al menos era lo suficientemente ingenuo y descuidado. Luego, apartándome de los tres, le dije al humano y al Agumon: -Vengan, que con ustedes si hablaré, pero sin ésa.- Al decir ésa, me refería a Selenemon, la cual no me cayó para nada bien. Luego de esto me alejé más, esperando que los otros dos me siguiesen y que la samurai no me oyese.

La guerrera se quedó en la misma posición, sin ni tan siquiera moverse. La sinceridad y el esperar un tiempo para dar una respuesta sincera no eran lo contrario. Sin embargo el digimon dragón no entendía eso. Ella no confiaba en él, como él en ella.

Pero ya le daba igual, simplemente se quedó sentada en el lugar, en silencio. Contando los minutos que quedaban antes de volver a dormir. Poco tiempo era el que le quedaba en contacto con la realidad, y en ese mismo momento prefería estar en calma. En la realidad, no perdida en viejas historias.

El Digimon pidió que lo siguiera de seguro nos guiara un sitio donde sus explicaciones sean más claras, solo que no puedo evitar sentir un poco de lastima por Selenamon pero bueno, ya no puedo hacer nada por ella y lo mire por última vez, antes de iniciar a seguir a ese digimon a quien sabe dónde aun con Agumon en mis brazos pero no por mucho tiempo ya siento como inicia a moverse.

-Y por cierto, llámame Samuel, que tengo nombre.-Le comento ya que me era fastidioso que me llame ‘‘Humano’’ Y no por mi nombre.

-Como quieras, Samuel.- le contesté al chico, haciendo énfasis en su nombre. Habíamos ingresado a un cuarto tres veces más grande. en este, como soldados de Terracota, estaban los Digimon de la clase Antigua. En lo más profundo de la habitación, algo apartado del resto de las estatuas, estaba la estatua con la misma forma que el dibujo del altar. Había 4 esferas con unos extraños símbolos en ellas. -Estos son... los Antiguos Guerreros del Digimundo.- dije algo dubitativo, señalando a todo el cuarto, en el cual había más de diez mil estatuas...

Con un suspiro de resignación Selenemon se levanto, el tiempo no corría a su favor y tenía que cumplir con los plazos. De no hacer lo que le dijeron las estrellas, podría no cumplirse las predicciones de futuro mejores para cumplir con su misión. A fin de cuentas, el futuro es incierto y las estrellas te indicaban algunos senderos, pero no todos.

Comenzó a caminar hacia la salida, sin mirar en ningún momento hacia atrás. Por ahora no quería cabrear al guardian. No estaba de humor para ello. Además de que en unos años o con suerte en unos meses volvería a pasar por allí. A saber todo lo que de verdad ocultaban esas ruinas.

Bueno creo que ya debo crear un lazo amistoso con este digimon se notaba solo así que ya entendía sus intenciones y ya no podía estar enojado con él, poco tiempo llegamos a un ¡Inmensa sala llena de estatuas! Eran millones y mis ojos, boca bien abierta quería cerrarlo pero no podía.

-¡WOOOOOOOW!- Exclamo impresionado, lleno de emoción de ver cada estatua y oír el detalle que eran antiguos guerreros del Digimundo me quede fascinado.- ¡Es increíble! Jamás pensé que el Digimundo tuviera… Tantos… Guardianes…-Camina de lado a lado del lugar, viendo cada estatua hasta chocar contra uno, este era muy parecido a los dibujos marcados en las piedras recordando el estado asustado y un poco solitario de aquel digimon.- Oye… Lo siento por perseguiste, debí no se, ser un poco mas pasivo y compasivo y no un loco demente, que solo quiere vengarse… ¿Tu nombre? Y ¿Qué especie de Digimon eres para que estés relacionado con todos, estas estatuas especialmente esta?-Señale el que tenia detrás creo que la parte más profunda de la habitación.

-Bueno, yo ehh...- dudé de decirle al humano, aunque le tuviese confianza, no me tenía fe. Creí que se alejaría cuando le dijese que yo era la estatua del fondo, igual a la imagen del altar que estaba en la anterior sala. -Yo estoy... un poco... más lejos.- le respondí finalmente tembloroso, guiando al chico hasta la última estatua. Allí le pedí que le dijese a la samurai que podía venir. -Yo le explicaré lo que sé a los tres, que Agumon la busque.- le pedí de manera amable al de ropa verde.

La guerrera alcanzó el exterior, manteniendo aún su personalidad. Dejando dormida a la humana, a fin de cuentas, le duraría un par de horas más el efecto que tenían las ruinas sobre ellas. En el exterior, cambio a su forma animal, por aquello de volar un rato antes de regresar con el Salamon -idiota- de Zayyn.

La dragona no tenía capacidad de oir ni de oler. Pero sí que posería una psique muy desarrollada, y podía sentir las cosas que querían comunicarse con ella a su alrededor, al igual que saber qué es lo que la estaban diciendo. Pero esa capacidad no era de largo alcance, así que, si Samuel quería avisarla, tendría que darse prisa para que le captara. Porque sino se marcharía volando.

Cuando aclaro que su estatua estaba un poco más al fondo me voltee para acercarme y verlo mucho mejor, solo que me extrañaba mucho el miedo y temor que tenia aquel digimon ¿Tan malo es lo que nos revelara? Cuando dijo que Agumon llamara a los otros decidí mejor hacerlo yo.

-Tranquilo, yo la llamare… A ver Agumon…-Le incorpore en el suelo.

-Tu… Auch… Golpeas duro… Dios me dejaste un dolor de cabeza.-Le comento de manera grosera al digimon con gorra de aviador, aun mareado y sobándose la cabeza.

Ahí corrí lo que pude fuera de esa sala en busca de Natasha evolucionada cuando llego a verla estaba convertida a un dragón de estrellas, transparente brillante o lo que sea, estaba a punto de volar ahí aplaude y moví los brazos.- ¡Oye alto! ¡Detente! ¡YAAAAH!-Ahí salto todo lo que pude para agarrarle la cola.- ¡Ese digimon nos contara lo que sabe!-Le grite desesperadamente jalando de su cola con todas mis fuerzas.

No dije nada por lo que aquella lagartija dijo, ya que lo tomé como un cumplido el golpe fuerte que le di. Luego me quedé esperando a que los tres volviesen hasta este lugar. Quería contarles que yo solo traería desgracia y cambio a este mundo ya azotado, para que luego haya una época de paz. Y así, en silencio me quedé, reflexionando, pensando en que podía pasarme en el futuro...

Heliamon iba a despegar tranquilamente, cuando de repente sintió un tirón el la cola, además de una pequeña criatura que quería comunicarse con ella. Si la controlase Natasha en ese mismo momento probablemente, no le hubiese pasado nada a Samuel, pero ahora era el espíritu digital animal el que controlaba el cuerpo. Y nunca había demostrado tener mucha paciencia o buen hacer, lo que convertía a Selenemon en el digimon amable de las dos.

Movió la cola a una velocidad lo suficientemente rápida para marear al humano con el movimiento, pero no para que saliera despedido hace delante. Que era la posición hacia donde lo había desplazado, para poder verle con sus ojos, que eran dos ardientes brasas doradas.

<< ¿Qué quieres, aperitivo? Iba a marcharme ahora, para no molestar que tengo cosas que hacer. Así que, espero que sea importante. >> volteó levemente la testa a un lado como procesando lo que acababa de decir el castaño sobre que el pequeño dragoncito les iba a contar la historia. << A mí me da igual, pero imagino que mi hermana querrá enterarse. Así que, por eso no te comeré. Pero vuélveme a tirar de la cola y me encargaré de no masticarte para que disfrutes de lo que es ser corroído por los ácidos estomacales. >>

Dicho eso, sacudió la cola un par de veces para que se soltara Samuel, y echó a caminar hacia el templo. Recuperando su forma humana para volver a entrar, porque sino era complicado que pudiera entrar por la abertura sin derribar los muros, lo que seguro hacía enfadar al guardián de las ruinas.

- Disculpa a mi hermana, no suele saber lo que son los modales o las buenas formas. Cosas de tener el cerebro de un lagarto sobredimensionado.- dijo la guerrera hacia Samuel.

OFF: A FALTA DE QUE SAMUEL CONTESTE Y POR TRAMA PRINCIPAL SALGO DEL TEMA

Off: Lo mismo que Shiron :3