La termita del árbol.

Natasha miró a su alrededor, había algo que la ponía nerviosa del área circundante. No sabía que era, pero notaba que algo no iba del todo bien en esa zona; sobre todo al mirar al árbol, parecía estar enfermo, pero aún resistía los embates del clima de la zona. Sólo se había decidido a acompañar a Naois, porque el chico estaba muy encaprichado con el lugar.

- Esperemos encontrarlo rápido... Siento algo raro por aquí.- le hizo saber parte de sus preocupaciones, aunque no dijo que quería irse de ahí en ese preciso instante. No quería negarle el único capricho que había tenido hasta la fecha.

El dispositivo de Naty brilló, mostrando la cara de Selenemon en la pantalla. Pero la guerrera no dijo nada, simplemente miró a los lados atenta. Tratando de entender qué es lo que la había llamado la atención.

La muchacha siguió a Naois, sin decir nada más. Mirando a cada lado del interior de ese árbol, que seguía sain gustarla. Aunque no había nada allí que la dijera que hubiera algo peligroso. Al menos cerca.

La pared era larga y continua, parecía no acabar. Pero finalmente lo hizo dando lugar a una puerta, que Naois se apresuró a abrir. Dentro un pasillo con un total de once puertas, diez iguales y la última al fondo con detalles mucho más elaborados.

Natasha miró a Naois, observando esa sonrisa. Una sonrisa que odiaba y que la hizo fruncir el ceño enfadada.

- Demonos prisa, no me siento muy cómoda aquí dentro. - estaba tensa y esa sonrisa la había puesto de mal humor. Además cada una de esas puertas podría contener una trampa o un enemigo. Entró tras Naois, pero avanzó con mucha más lentitud, esperando ver una de las puertas abrirse levemente. En sus manos llevaba el dispositivo listo para no perder tiempo en evolucionar.

El miembro 'Naois' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado1' : 3

¡Oh! Misteriosamente pasó lo que la rubia sospechaba. Ni más ni menos que una de las puertas, "mágicamente" se abrió. Lo cual conllevó a que la mano de la chica fuera cubierta por un circulo hecho de datos azulados, que entraron en contacto con el lector del dispositivo.

Al segundo siguiente Selenemon salió disparada contra el Demidevimon Katana por delante, deteniendo su huida. El filo de la espada se detuvo en el límite justo para que el digimon sintiera algo en su cuerpo, pero no lo suficientemente cerca como para empezar a cortarle.

- ¿Qué quieres? ¿Y por qué no debería matarte?- los ojos de la guerrera estaban entrecerrados mirando al digimon que había intentado "atacar" a Naois. Nadie que lo hiciera sin un buen motivo saldría indemne.

Selenemon relajó la expresión, pero el arma continuó en su sitio amenazando al pequeño digimon. Cerró los ojos y suspiró.

- ¿Qué hay de honorable en esa acción? Las bromas son solo para los débiles o los estúpidos.- a pesar de todo, la respuesta del digimon había relajado lo suficiente a Natasha como para que la personalidad del propio espíritu fuese el que tomase ahora más control del cuerpo.- ¿Qué quieres hacer con él?- le preguntó a Nao.

La guerrera estaba atenta a los gestos y acciones del chico. Esperando para conocer cuál era su respuesta ante esa situación.

Selenemon siguió observando al chico. Y sonrió. Sus plateados ojos se clavaron en Demidevimon, pero el arma desapareció del cuerpo de la pequeña criatura.

- No me gusta atacar a los que son más débiles que yo... Y menos seguir las "ordenes" de otros que son más débiles aún.- la mirada se clavó en Nao.- Pero tienes suerte de que el control de Natasha se reduzca en estos sitios tan antiguos. Pero creo que se siente bastante decepcionada por tu respuesta...

Selenemon se sentó en el suelo, junto a la puerta más adornada, aquella que requería una llave.

- ¿Estás seguro de querer esto? - preguntó con voz muy seria.- El camino que escogerás si haces esto no será precisamente bonito, la gente sufrirá por tus actos. Aún puedes dar la vuelta y escapar del destino que vas a escoger, puesto que nunca habrá vuelta atrás. ¿Estás seguro de querer seguir por este camino?

Las palabras de Selenemon estaban basadas en cosas que había ido leyendo en las estrellas. Pero hasta ese preciso instante no fue capaz de enlazarlas para entender qué es lo que esos puntos de luz querían decirla.

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'Dado1' : 4

Selenemon movió la mano en un gesto que indicaba que no la había molestado la acción y por lo que no tuviera que disculparse. Aunque más bien, la verdad sería que no la interesaban unas disculpas que no iban del todo dirigidas a ella.

Después se recostó contra la pared, mientras que empezaba a afilar, más aún, sus katanas. Esperando a ver si el chico encontraba de una vez la llave para seguir avanzando. Puesto que eso había deducido cuando Naois no contestó a eso de si quería seguir adelante. Pero seguía buscando en las otras puertas.

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'Dado1' : 8

La guerrera continuó con su tarea, vigilando con el rabillo del ojo los paseos del chico moreno. Empezaba a cansarla tanta lentitud en el registro, pero no se animaba a ayudarle. Era la prueba de Naois, no la suya ni la de Natasha. Ellas dos ya la habían hecho hace mucho tiempo.

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'Dado1' : 10

Tras varios minutos de revisar que los filos estuvieran en perfecto estado, Selene guardó ambas armas en sus respectivas fundas. Sacó el dispositivo de Natasha entre los pliegues de la ropa y miró la pantalla. La cara de Heliamon miraba el lugar, mientras que mostraba los dientes.

La guerrera rió suavemente.

- Claro que tiene que ser... Sino que otra podría ser- contestó a una voz que solo ella pudo oír. Volvió a mirar la pantalla, inclinando la cabeza, como si estuviera reconsiderando algo de suma importancia. - No, no lo sé. Puede ser cualquiera de los dos.

La conversación continuó ajena a lo que hiciera Naois.

Se levantó con elegancia, puesto que lo hizo despacio; a fin de cuentas no tenía prisa en lo que el chico tuviera que hacer. Sobre todo si es de quien era que creía que iba a ser. Guardó el dispositivo en uno de los bolsillos interiores del traje (en la serie lo hacian aparecer repentinamente... digo yo que tendrían bolsillos ocultos xD)

- Ya lo entenderás más adelante.- respondió de manera críptica.

Volvió a mirar la puerta, mientras que el chico manipulaba la cerradura. No sabía si ver a aquel que allí habitaba sería buena idea o no... A veces era mejor que la gente permaneciera sellada antes de que hicieran cualquier estupidez.

- ¿Crees que el tesoro se encuentra tras esa puerta? ¿O habrá que seguir más adelante, hacia el corazón de este lugar?- ella ya sabía donde se encontraba el tesoro, o al menos intuía que solo una puerta no les llevaría al lugar.

Corrupción, lo único que podía cambiar el corazón de los seres. Ya fuera enfermando su cuerpo, o enfermando su mente y sus sentimientos.

El rostro de la guerrera se iluminó por una repentina sonrisa, que se apresuró a disimular antes de que Naois se girara a mirarla.

- Debería haber algo, en eso tienes razón. Consigámoslo y volvamos hacia atrás.

Al entrar en la habitación la guerrera desenvainó velozmente, antes de que el Snowagumon acabara de hablar. Los filos del arma se volvieron azules. Pero no la dio tiempo de atacar, puesto que lo primero que hizo fue desaparecer.

- Zavesa Tʹmy - murmuró antes de que su cuerpo se volvieran sombras. Reapareció detrás del SnowAgumon, movió las espadas a la atura de la cabeza del digimon, terminando el movimiento con dos ondas azuladas que se lanzaron contra los otros dos.- Glubokaya rana lunnyy

Si había tenido suerte con sus acciones, los tres agumons estarían hechos datos ya. Dos de ellos, el normal y el negro acuchillados por las ondas de su "cuchillada lunar" y el tercero por el movimiento para dar a los otros dos, moviendo las espadas desde una cruz hasta quedar los filos cada uno en un lado de su cuerpo. Si quedaba uno o dos de ellos, entonces su cuerpo se desharía en sombras de nuevo...

off:

Selenemon envainó, relaizada su misión de eliminar a los digimons. Más que otra cosa, porque detestaba que la atacaran antes de preguntar.

- Ya sé que no tiene que ser liberado. Estuve cuando le encerraron- contestó con una voz fría y acerada. No le gustaba hablar de eso.

Primero encerrados los espíritus de tipo virus; puesto que su naturaleza les hacía hacer cosas "malvadas" a los otros digimons. Casi se había alegrado de esa decisión, puesto que al menos no habría que matarlos... Lo que no se esperó fue que a los demás también les pasara eso mismo.

Observó como el humano conseguía el dispositivo. Le palmeó en el hombro a modo de felicitación silenciosa por haberlo conseguido. Y ahora comenzaba su plan para distraer al chico de donde estaba el espíritu humano.

- Vayámonos. No creo que haya nada más aquí dentro.- dirigió sus pasos hacia la salida de nuevo.

Ella se detuvo y le miró fijamente. Probablemente no sería tan fácil como había pensado en un principio. Se volteó, encarándose al chico. ¿Por qué no se lo podía poner fácil?

- Haz lo que quieras. Te seguiré. Pero lo más seguro es que no encuentres nada.- dijo con suficiencia.

Por supuesto que iría con él. Y trataría de hacerle volver a cada sala vacía... Y bueno, si tenía la "suerte" de encontrar el espíritu; entonces ella tendría que tomar cartas en el asunto, aunque Natasha no se lo perdonara nunca.

- ¡Ah! Y yo nunca bromeó.- dijo andando de nuevo hacia le interior de la sala, con un rostro impasible.

La guerrera continuó su camino hacia de nuevo el centro del árbol.

- No sabes como soy yo, Selenemon. Sólo conoces a Natasha, así que tu frase no tiene sentido, jovencito. - contestó.

Se acercó al borde de la espiral y se dejó caer al suelo. Que tan solo estaba a diez metros. Una caída que cualquier digimon campeón o superior podría aguantar sin problemas. Miró a su alrededor, mirando qué es lo que podría haber que llamara la atención a Naois. Esa era la mejor forma de evitar que continuara con su propósito de despertar a la corrupción.

Continuó mirando a su alrededor. No había nada que la llamara la atención, excepto en un enorme agujero en el suelo del tronco. Pero era negro, demasiado profundo como para ver que había en su interior. Por lo que Nao no sería tan suicida como para querer bajar por ahí.

Sin embargo, en algo se equivocó. El chico sí que bajó por el lugar, aunque hubiese sido más por accidente que otra cosa. Si hubiera sido otra la situación, probablemente le hubiera ignorado, puesto que para el espíritu no era más que un compañero de su frontier. Pero daba la casualidad de que por ahí abajo es donde se encontraba aquél que no debía ser despertado.

- Tsk... Esperemos que no pase nada.- murmuró molesta, rogando en su interior poder alcanzar al moreno.

Saltó al interior del agujero, antes de que la araña reparará en ella y comenzó a bajar a toda velocidad, escurriéndose por un tobogán. Esperaba ver a Naois, para teletransportarse e interceptarlo.

Un tobogán. O mejor dicho, un endiablado tobogán. Se estaba mareando con tanta vuelta y giro y cambio de dirección mientras que descendía cada vez más y más rápido. La guerrera fue escupida de dicha construcción, cayendo sobre Naois. Aplastandolo contra el suelo.

- Pu- putos toboganes... Del infiee... erno...- sus ojos daban vueltas en forma de espiral. O eso es lo que notaba ella.

Hasta que una inquietante voz, la hizo recuperar la consciencia. ¡Mierda! Estaba ahí dentro. Con fuerza sujeto a Naois contra el suelo.

- Ni se te ocurra moverte, esto es malo... Tenemos que salir de aquí. Ya- dijo con un tono que no admitía réplicas.

No podía dejar que el moreno consiguiera el espíritu digital del forestal. Eso lo único que haría sería dar más problemas de los requeridos... Y la guerrera de las estrellas no quería que le pasara nada a Mirumon...

Selenemon apretó con más fuerza a Naois contra el suelo, al notar sus intentos desesperados por ir a por el espíritu del forestal corrupto. No debía dejar que saliera, no podía... ¿Y si esta vez no solo le encerraban? ¿Y si querían matarle? Jamás se lo perdonaría si eso ocurría.

- No te voy a dejar ir, humano.

Sin embargo las palabras del espíritu, la hicieron sorprenderse. No pensó jamás que él pudiera verla... Un fuerte nudo se aposentó en su garganta, dubitativa sobre qué hacer. Echaba de menor hablar con él... Los recuerdos de algunos momentos con aquél digimon que consideraba como su hermano menor se hicieron presentes en su cabeza.

- Mirumon...

En ese momento Naois consiguió zafarse de su agarre y conseguir quitársela de encima. Con esa acción, recuperó su espíritu; había prometido que nadie le haría daño, y lo mejor para eso es que siguiera sellado para siempre. Ella trató de volver a placar al moreno, para evitar que liberara el poder de ese espíritu.

Gritó de frustración cuando el chico alcanzó la columna de luz oscura. Ella sabía que ahí dentro le sería imposible alcanzarle, no por nada ella se lo había hecho también a Natasha. Quedar ahí dentro era una forma de que el espíritu se asegurara de que su portador no escapara ni fuera herido.

Desenvainó sus espadas, mirando con atención la columna. Esperando a que desapareciera en algún momento. Su paciencia se vio recompensada cuando Mirumon apareció en el interior. De nuevo esa constricción en su garganta, que la impedía estar cómoda.

Alzó levemente las espadas.

- Ya veo que sí, Mirumon- dijo con una voz distante, tan lejana como los astros que hacían honor a su espíritu.- Sin embargo, no sé si debería decir que me alegro de verte... Deberías volver a dormir.

Los ojos de Selene se cerraron y bajó las espadas, aunque apretó el mango con más fuerza. No podía atacarle.
Era su "hermano" pequeño, le era imposible hacerle daño, puesto que a pesar de siempre decir que tenía que ser una guerrera perfecta, nacida para matar en la batalla. Le era imposible olvidar que ellos dos se habían protegido antaño con tanta facilidad.

- No, no puedo atacarte... Pero deberías saber que el humano me da igual a mí. Quizás a Natasha la dolería ir en contra de todo lo que él quiera. Pero yo no soy ella. Al igual que tu no eres él...

Los nudillos se apretaban blancos contra el mango de la espada.Tenía que evitar que se marchara, no quería que otros digimons le hicieran desaparecer en datos. Pero ella no podía, no era capaz de olvidarse de ese extraño lazo de fraternidad que compartían. Lástima que no tuviera la misma relación que ambas formas animales; ahora sería capaz de atacarle sin remordimientos, para hacerle dormir.

La guerrera le miró con una chispa de diversión en la mirada.

- Como se nota que estás desactualizado, nii-chan. No es necesario que lo mate para que te arranque de su poder... Es más pasarías a estar junto a mí en el dispositivo de mi humana. Así que no me tientes a hacerlo.

¿Tentarla? Claro que acabaría haciéndolo. A menos que consiguiera la promesa del cazador de que viajaran juntos. Para que ella no dejara de vigilarle y evitar que le hicieran daño.

Negó con la cabeza y puso los ojos en blanco. Aunque acabó por acercarse con una levísima sonrisa en su rostro. Abrazó a Mirumon con fuerza. A fin de cuentas le había echado más de menos de lo que quería aparentar.

- No me puedo negar, dado que me lo has pedido tú. ¿Y cómo me voy a alegrar de tenerte de vuelta? Si no eres más que un quejica con todo.- bromeó.

Sus espadas ya estaban envainadas en el momento del abrazo, por lo que Mirumon podía relajarse. Puesto que no había armas cerca para poder atacarle.

Le tocó el turno a la guerrera de las estrellas de reírse. Golpeó con su puño el brazo izquierdo de Mirumon, como clara queja a lo que había dicho. Pero sin intención de hacerle daño.

- No sabrías hacerlo. Y en caso de conseguirlo, podrías tener la mala suerte de llevarte a Helia contigo, en vez de a mí. Y eso haría que tuvieras que compartir casa con ella... Y te deseo suerte con eso.

Consiguió mantener el equilibrio en el momento del temblor. Pero miró hacia arriba, más estresada que antes. Ahora le sería más fácil no dejar salir a Mirumon, pero Naois tampoco saldría. Y Natasha se lo estaría reprochando todo el rato... Además de que aún era demasiado pronto como para alejarse de él.

- Las damas primero, entonces- comentó, mientras que le cedía a Mirumon el primer puesto. A fin de cuentas él sabría mejor donde estaba la salida.

La digimon recogió las flechas aunque se las colocó en el interior del bolsillo. Ella tenía otras formas de escalar... Y mucho más rápidas y elegantes. Quizás el esfuerzo, fuese mayor. Pero el tiempo lo merecía.

Dio un salto, con las espadas desenvainadas, clavándolas en la pared. Después comenzó a balancearse de atrás a delante. Poniendo más fuerza en ir hacia atrás. Del impulso que llevó acabó sacando las espadas de la pared, mientras que estaba bocaabajo. Después usó su poder de teletransporte, apareciendo en el borde, donde acabó el movimiento de giro que llevaba. Clavando de nuevo las espadas, justo donde la pared del tunel acababa y estaba la salida.

Le sonrió desde arriba con suficiencia.

- ¿Decias?

Se apoyó con las manos en las espadas y se impulsó arriba, ya allí sacó ambas armas, esperando a que el guardabosques acabara de subir.

Se rió cuando Mirumon descubrió que no iba a fastidiarla. Dejó que su "hermanito" la quitara las flechas que había guardado dentro de su abrigo. Envainó sus espadas y se estiró hasta que los huesos de su espalda crujieron. Debido a esto, el segundo terremoto la pilló deprevenida, haciendo que se comiera el suelo con la nariz.

- Puñeteros temblores...- dijo mientras que se levantaba de nuevo, sacudiéndose el polvo del traje.

Se topó con la sonrisa del guardabosques, y no pudo evitar que se le contagiara algo. Sobre todo al proponer lo de la carrera. Salió corriendo tras él hacia el exterior.