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F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo

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F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo

Mensaje por Zayyn Dom Jul 12, 2015 9:49 am


ÍNDICE


F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7


¡RIIIIIIIIIIIIIIIING!

Otro día más, de vuelta a la rutina. Los estudiantes comenzaron a agruparse en los distintos géneros sociales para acudir juntos a las clases, o simplemente para rezongar por unos minutos más en el césped del instituto. Al parecer, en ese centro escolar, uno no podía sobrevivir si iba solo, desde el primer día de clase después de las vacaciones podías encontrarte con los abusones, con los bullys, aquellos que parecían sentirse más a gusto consigo mismos solo con degradar a otros más débiles.

Sin embargo, alguien no tenía pinta de tener miedo a ir en soledad. Una servidora no temía a esos gilipollas que iban haciendo el asno por los pasillos, en compañía con los de su manada. Nah, yo prefería ir sola, no necesitaba a nadie para sentirme bien conmigo misma, y no tenía tiempo tampoco de eso, porque por las noches solía trabajar en el laboratorio de mis creadores, o como ellos habían insistido en ser llamados: Padres. Sí, podría decirse que lo eran, no en vano, había nacido de ellos… Pero meh.

Di un suspiro desde mi ubicación, en una de las zonas verdes de los jardines, mientras sostenía un cigarrillo entre los dedos y escuchaba la música de mis grandes cascos negros. Mi espalda reposaba sobre el suelo, y mis ojos, que se habían encontrado cerrados hasta entonces, se abrieron cuando una alta figura se posicionó de tal forma que obstaculizaba los rayos del sol.

- Frozen, ¿no ha oído la campana?-reprendió el profesor de inglés, malhumorado.

Mis ojos lo escrutaron con tranquilidad, pero también con rebeldía; sin embargo, no me levanté hasta que no terminé de fumar, cosa en la que no tardé más de medio minuto. Luego me levanté, suspirando, y me colgué a la espalda la mochila negra, y la funda en donde guardaba la guitarra. Sin decir ni mú, me encaminé hacia la entrada, tirando en el camino la colilla al suelo sin demasiados reparos.

- I am strong, love is evil. It’s a version of perversion, that is only for the lucky people ~-canturreé suavemente, antes de subir las escaleras y empujar la puerta de cristal para entrar.

En el interior, todavía había gente por los pasillos, y mucha, me atrevería a decir. Hice un gesto de desgana, pero antes de ir a buscar mi taquilla, entré en los baños de chicas, haciendo así que con tan solo mi presencia espantara a la gente que ya había dentro. Eran gente inteligente, aunque no tendría nada contra ellos si no me molestaban, pero se sentía bien estar sola por un rato mientras sacaba la línea de ojos y los pintaba. Al terminar, observé el resultado: Unos ojos de un verde muy pálido, enmarcados con la línea negra…

Me fijé también en el aspecto del resto de mi cuerpo. Rojo pelo, el cual era corto y puntiagudo, pero también bastante abundante en el flequillo. Un arito plateado pendía de la aleta izquierda de la nariz, muy parecido a los que se encontraban en el cartílago superior de las orejas. Y con respecto a la ropa… Nada demasiado elaborado. Una camiseta blanca de tirantes rajada en algunas zonas y con un dibujo en negro, bajo la que sobresalían los tirantes oscuros del sujetador, unos pantalones vaqueros con varios cinturones de tachuelas y alguna cadena, y unas botas altas y negras. También llevaba una sudadera holgada, pero esa la llevaba colgando de un brazo, del mismo que tenía un tatuaje rojo en la parte superior. Y se me olvidaba mencionar los múltiples colgantes y las bandas de pulseras de cuerda y cuero negro de las muñecas.

- Meh…-murmuré, satisfecha, y salí de los baños, saliendo de nuevo al pasillo y dirigiéndome, ahora sí, hasta mi taquilla, una de las centrales, cuya puerta estaba repleta de rayajos de calaveras y frases en inglés.

La abrí sin dificultad, y saqué de ella el libro de historia, aunque con algo de desgana. Después de todo, me iba a dormir en cuanto posara los brazos sobre el pupitre, mucho no iba a hacer…

Cerré la taquilla, de un portazo, encontrándome de frente con el compañero de al lado, un típico nerd de las matemáticas, que al sentir mi presencia dio un salto del sobresalto. Para su suerte, lo ignoré, y me dirigí al aula en cuestión. La clase ya estaba llena, salvo por el profesor, que por alguna razón, no había llegado todavía. Di una breve mirada circular, y estreché los ojos al ver a una rubita sentada en MI asiento, junto a la ventana. Palpé con la lengua el interior de la mejilla, por dentro de la boca, y dando un suspiro, me acerqué a la rubita.

Y ahí empezó la fiesta.

Llegué hasta ella, por su espalda, y de un rápido movimiento le arrebaté el teléfono, lo lancé por la ventana abierta que daba al jardín, y seguidamente tiré del respaldo del asiento, arrojando a la chica al suelo.

- ¡Aaayy!-chilló, mientras yo pasaba por encima suyo y me sentaba en MI silla-. Pero, ¡¿Quién te has creído que eres, friki?!

Ni siquiera miré a esa gilipollas, dejé el libro sobre la mesa y saqué el estuche que, aunque no lo iba a usar, lo hacía para joder a esa perdedora, la cual acabó enfadándose todavía más. Por el rabillo del ojo, vi como preparaba su mano, y cuando ya la había acercado a mi rostro, le golpeé el mentón, agarré su muñeca y la obligué a colocarla sobre la mesa.

- Well, well, well-musité rápidamente, levantándome y extrayendo una navaja de mi bolsillo, la cual abrí. La chica chilló de terror al verla, y trató de escapar, pero yo la tenía bien aferrada. De modo que, entonces, empecé a pinchar con la punta de la hoja los espacios que había entre todos sus dedos-. I have all my fingers, the knife goes chop, chop, chop. if I miss the space in between my fingers will come off ~

Lo hice rápidamente, evidentemente para asustarla, y no fallé ni una vez, a fin de cuentas, sabía tratar con ese tipo de armas. Pero mi objetivo era solo dejarla acojonada. Y eso fue lo que logré, después de repetir el proceso por un minuto entero, pinchando el cuchillo en la mesa cada vez con más fuerza y rapidez. Cuando me hube cansado de esa pantomima, guardé el cuchillo, y alejé a la tía de un empujón despectivo.

- Ahora piérdete si no quieres que te raje tu bonita cara, rubita-murmuré sin alzar la voz y sentándome de nuevo.

Justo en ese instante llegó el profesor en cuestión, los alumnos apartaron la mirada de la escena conflictiva, y se pusieron a atender sus explicaciones. Yo solo necesité un leve vistazo de la página del libro para sentir un sueeeeeño terrible, de modo que apoyé los brazos sobre la mesa y recosté la cabeza sobre ellos. No sé cuánto tiempo estuve dormida, solo sé que cuando desperté, el profesor me miraba, al mismo tiempo que el resto de la clase.

- Bueno, como parece que ya se lo sabe todo... ¿Podría decirnos quienes fueron los que redactaron la declaración de independencia de nuestro país, señorita Frozen?

Puse gesto hosco, y me froté un ojo para despejarme. Escuché entonces una risita divertida, y juraría que esa era la misma que la de la rubita de antes.

- ...-chasqueé la lengua, miré por la ventana y cité, tal cual venía en el libro-. "La Declaración de Independencia de los Estados Unidos, leída solemnemente en Filadelfia el 4 de Julio de 1776, por sus autores, Thomas Jefferson, John Adams y Benjamin Franklin, siendo el primero el redactor de la misma, recoge los dos principios básicos sobre los derechos fundamentales, la libertad e igualdad..."-clavé mis ojos en el profesor-. ¿Quiere que le diga también cómo se llamaban sus madres, o se da por satisfecho?

El hombre puso la típica cara de cuando te hacen un "zas, en toda la boca", estoy segura de que estaba buscando una excusa para sacarme de la clase o para ponerme un cero, pero mi libro estaba abierto por una lección diferente, era imposible que hubiera copiado... Esa era una de las ventajas de memorizar lo de una página tan solo con echarle una mirada...

El resto de la hora transcurrió sin percances, yo volví a dormirme y una vez sonó la campana, me levanté para prepararme y acudir a la siguiente clase. Guardé el libro en la taquilla y saqué el de inglés; luego cerré la puertecita y recorrí el pasillo hasta llegar a unas escaleras y subirlas.

- ¿Qué te pasa, nerd? ¿De nuevo leyendo un cómic de Poo-pooman y sus cagadas cibernéticas?

Parpadeé repetidamente. A un par de metros de mí, un chico de ropas oscuras y pelo azul oscurso y largo estaba molestando al mismo chico que había visto antes, aquel que tenía la taquilla al lado de la mía. Sus ojos se clavaron en los míos por casualidad, como pidiéndome auxilio. Al principio iba a estar dispuesta a ignorarlo, pero el gótico siguió la trayectoria de su mirada, y con una sonrisa burlona dijo:

- Esfúmate Punki Pie, estoy teniendo una conversación con mi amigo.

Alcé una ceja. ¿"Punki Pie"? ¿Con qué derecho se atrevía ese estúpido a insultarme, o a darme órdenes? Definitivamente no me gustó, con un brillo peligroso en los ojos me acerqué a él, lo agarré de la nuca y lo estampé contra la pared, para luego plantar la parte plana de mi navaja bajo su cuello.

- Llámame Punki Pie de nuevo... Y te faltará instituto para correr. ¿Ha quedado claro?

- S-s-si...-le liberé nada más decírmelo. Él gótico se alejó de allí escaleras abajo.

- G-gracias-dijo el nerd, algo temeroso, seguramente con miedo de que la tomara también con él. Yo solamente le hice un gesto de despedida mientras continuaba mi camino y torcía la esquina para meterme el aula que citaba E-42.

Básicamente tenía pensado allí hacer exactamente lo mismo que en la anterior clase, pero justo cuando me senté en mi sitio, y el profesor vio que ya estábamos todos, anunció algo que normalmente los estudiantes temen, y los profesores adoran.

- Examen sorpresa de la lección-dijo mientras repartía hojas en blanco, con preguntas y pequeñas casillitas para rellenar la respuesta acertada. Algunos decían que era una suerte que ese hombre hiciera los exámenes como tipo test, pero yo ya había visto que ese cabrón iba allí a suspender a la gente, se hacía unos exámenes la mar de retorcidos y muy bien pensados... Obras de arte, como decía él.

Miré el papel en silencio, y mientras otros se tomaban aquello con desesperación, yo lo hacía tranquila, pues los estudios no eran algo que me preocupara. Siempre conseguía pasar de curso, y jamás he sacado menos de un notable. Sin embargo, debo decir, que ese examen estaba hecho con mala idea, sobretodo en la penúltima pregunta. Aun así, escribí mi nombre, y fui tachando las opciones que iba viendo que eran correctas, hasta terminar al cabo de unos minutos. Cuando eso sucedió, me levanté del asiento, y me acerqué a la mesa del profesor a esperar a que un chico terminara de preguntarle una duda. Desde mi ubicación fui testigo de las caras de desesperación de algunos... Supe al instante que estaban atascados en la penúltima pregunta, así que, en un acto de generosidad, tomé entre mis dedos el rotulador azul de la canaleta y, aprovechando que el profesor estaba distraído, escribí la letra de la opción correcta en la pizarra blanca, esperando que esta pudiera pasar inadvertida junto con la explicación de la hora anterior.

Pronto los demás estudiantes se dieron cuenta de mi acción, y animados, escribieron como locos. Y yo, para no levantar sospechas, borré la solución de la pizarra cuando vi que todos la habían visto. Justo en ese momento, el alumno de al lado se sentó, y yo pude al fin entregar el examen y volver a mi sitio para dormir. Media hora después, la clase terminaba; me levanté y dirigí hacia la cafetería. Esquivando los proyectiles de una nueva guerra de comida, cogí una bandeja.

- ¿Y a esto le llaman comida…? En fin, supongo que es lo que hay...-murmuré con desgana, mirando el pescado duro del plato, y me senté en una mesa solitaria y alejada. Comencé a comer, pero no pasaron ni dos minutos cuando alguien posó con fuerza su mano junto a mi bandeja.

- Esta mesa nos pertenece-al alzar la mirada descubrí al gótico de antes, acompañado por sus amiguitos del mismo estilo.

- No veo tu nombre escrito en ella, capullo-respondí, después de tragar lo que había estado masticando.

- Oh, en ese caso...-al gilipollas le pasaron entonces una navaja que abrió, y que utilizó para rayar el metal de la mesa. Eso me enfureció; me levanté y saqué mi propio arma, pero de repente, los demás góticos me agarraron de brazos y piernas, y el que parecía ser el líder me arrebató mi cuchillo.

- ¡Eh!-me revolví, furiosa, como si fuera un animal sin control, pero ellos eran más, y pronto me colocaron tumbada sobre la mesa, y me tiraron toda mi comida por encima-. ¡Soltadme ahora mismo, gilipollas! ¡Y no os atreváis a quitarme a Nyy, estúpidos!-Nyy era el nombre que le había puesto hacía tiempo a mi bonita y afilada navaja.

- ¿O qué? Te tenemos atrapada, zorra. Ya no tienes tu navajita para hacerte la dura...-el líder miró a los demás-. Hacedlo ya.

¿Hacer el qué? Pronto pude averiguarlo. Me bajaron de la mesa, y entre todos me llevaron en "volandas" mientras yo me retorcía salvajemente, hasta uno de los cubos de basura, en donde me metieron de una lanzada. Acabé aturdida por el golpe, siendo incapaz de defenderme, mientras esos hijos de puta se alejaban entre carcajadas. Por fin, entre tambaleos, me saqué de ese apestoso montón de mugre, y miré con una expresión de absoluta rabia la salida por la que se habían ido.

- Esto no va a quedar así... La habéis cagado, muertos de mierda-murmuré por lo bajo. Después fui consciente de que era el centro de atención de todas las miradas-. ¿Qué? ¿Queréis un autógrafo?

La gente volvió a prestar atención a su comida, yo agarré mi mochila y salí del comedor hecha un basilisco. La habían jodido, no tenían ni idea de con quién se habían metido, y no pensaba en mostrar piedad como en la última vez, nooo... Tenía pensado hacer que lloraran como bebés.

El resto del día transcurrió sin demasiados más percances. En las clases me mantuve callada, pero no durmiendo, sino dibujando en el cuaderno un plan para cometer mi venganza. Nadie se reía de Zayyn Frozen y quedaba entero para contarlo... Al escuchar la campana que anunciaba el fin de las clases, me colgué la mochila y la guitarra al hombro. Había tenido pensado quedarme a las clases de guitarra, pero estaba furiosa, y además yo ya había avanzado bastante de manera autodidacta. De modo que, al salir del edificio, busqué con la mirada al grupo de góticos a los que pensaba arrancar un brazo o una pierna. Los encontré a lo lejos, y traté de acercarme de manera sigilosa, pero dos de ellos me avistaron, y comenzaron a lanzarme erráticamente lo que parecían huevos podridos... Bien, bien, otro insulto más. Que siguieran, luego mi venganza los golpearía con el doble de fuerza.

Los vi alejarse, con una mirada de odio y desprecio. Inspiré hondo para tranquilizarme, me puse los cascos de música y me encendí un cigarrillo. Mientras caminaba por la acera de vuelta a casa, la música que entraba por mis oídos acababa saliendo de mis labios...

- Love is strong, But I am evil ~ You are wrong, about me. Take your time, play with me until… You can hear the children scream, like their stuck inside a dream…


------------------------- The end...? -------------------------


Aclaraciones:


  • Las partes cantadas son links que llevan a las canciones reales.
  • Colores:

    Zayyn: Firebrick

    Profesor de inglés: #006600

    Rubia: #ffcccc

    Profesor de historia: #66ff99

    Líder gótico: #9900ff

    Nerd: #66ccff

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Nyy:

    Rubia:
    Nerd:
    Líder gótico:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
Zayyn
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Edad PJ :
22

Edad User :
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Digienergia :
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Programas Terminal de Batalla :
  • Funciones Básicas
  • Armadura de Batalla
  • Almacenamiento

Objetos/Armas :
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F*ck you! Episodio II: Salvar al soldado Nyy

Mensaje por Zayyn Dom Jul 12, 2015 10:18 am

"I don't give a damn 'bout my reputation ♫
You're living in the past, it's a new generation ♪
A girl can do what she wants to do and that's what I'm gonna do ♬"

La música fluía por la habitación, así como el humo del cigarro. A decir verdad, esas no eran horas para tener el aparato de música con el volumen a tope, pero el colchón de la cama que obstaculizaba la puerta aislaba bien el sonido, y ya podrían estar mis padres durmiendo, que no se enterarían de mi desvelo. Miré la hora en el teléfono. La 01:27 am, vale, sí, estarían durmiendo, y más Andrew, ese tío tenía una insana manía por acostarse pronto, pero con ello no iba a obligarme a mí a dormir a su hora, y él lo sabía.

Me encontraba sentada frente a mi escritorio, con un cuaderno frente a mí, y múltiples bolas de papel desperdigadas por doquier. En una mano sostenía un cigarro a medio quemar, en la otra un lápiz con el que golpeaba las anillas metálicas del cuaderno. Este estaba lleno de garabatos, tachajos, y palabras sueltas.

- Maldición…-murmuré, llevándome a los labios el cigarro y dando una leve calada-. Nyy, no te preocupes… Te rescataré, y cuando lo haga prometo tratarte mejor. Siento no estar haciendo ya las mismas cosas contigo…

Cualquiera que me oyera, podría presuponer que estaba planeando el rescate de algún ser querido, un novio quizás, pero en realidad estaba hablando de mi navaja. Sí, de mi navaja, un objeto inanimado, un objeto al cual amaba, y que esos estúpidos góticos me habían arrebatado. Pero no iba a dejarme vencer, no por nada, llevaba unas cuantas horas pensando en una buena estrategia.

- Son muchos para enfrentarlos a la vez… Y siempre van juntos... Maricas, solo saben defenderse cuando están en grupo…-chasqué la lengua, molesta, pero entonces caí en la cuenta, sonriendo-. ¡Claro, eso es! Soy idiota, ¿cómo no he caído antes? Pfff…

Rápidamente, comencé a garabatear en el cuaderno, así por una hora más, hasta que, cuando terminé acabé quedándome dormida sobre los papeles, con la música puesta, y con el cigarrillo en la mano. Por suerte fue solo por un par de horas; a las tres de la mañana me desperté por el calor sorprendiéndome al ver la mitad del cuaderno quemado, todavía con la llama viva ondeando. Rápidamente, tiré sobre él un vaso de agua a medio terminar, y resignada observé lo que quedaba.

- ¿Tan idiota soy? Menos mal que recuerdo perfectamente lo que puse…-murmuré, levantándome y frotándome el cuello-. Fuck, dejé la música encendida…

Fui a apagarla, y de paso quité el colchón de la puerta, para colocarlo de nuevo en su sitio. Tras apagar la luz y tirar el cigarro a la basura, me dejé caer sobre la cama, somnolienta, y no me levanté hasta que, horas más tarde, escuché el grito de Andrew tras la puerta.

- ¡Arriba, ya es de día!

Solté un gruñido de disgusto. Remoloneé en la cama por un par de minutos, hasta que al final me obligué a incorporarme. Debía de tener unas bonitas ojeras, y los pelos bien revueltos, pero no me importaba. Resoplé con vaguería, y dando un bostezo, salí para meterme en el baño, en donde me aseé a conciencia. Al salir, a la media hora después, me vestí, y bajé las escaleras para entrar a la cocina, en donde tanto Andrew como Erin ya desayunaban.

- Buenos días, Zayyn-saludó esta última, con una sonrisa.

- Meh-fue mi respuesta.

No desayuné demasiado, tan solo un par de tostadas, zumo, chocolate y un tazón de cereales… Creedme, si hubiera tenido realmente hambre, hubiera dejado la nevera vacía. Cuando acabé, me levanté para ir a por la mochila y salir para ir a cumplir la rutina un día más. Aunque era suficientemente pronto para que por los pasillos del instituto no hubiera ni un alma…

- No olvides que esta noche trabajas-recordó Andrew.

Puse los ojos en blanco y salí de la casa, con un skate en mano. Me di toda la prisa que pude, puse todo mi esfuerzo en llegar temprano al recinto escolar, pues antes de empezar las clases, tenía muchas cosas que hacer… Al llegar al instituto, antes de tratar de pasar como una alumna normal, me colé en el departamento de limpieza, y robé de él la llave de uno de los lavabos de la zona norte, la cual estaba medio abandonada por las obras, y ese cuarto de baño no lo limpiaban desde Dios sabe cuánto… Mi plan era sencillo: ir noqueando a todos y cada uno de los góticos individualmente y encerrarlos a todos en los baños. ¿Ellos decidían hacerme frente en grupo? Bien, yo optaba por deshacerme personalmente de ellos uno por uno…

- Esto va a ser divertido…-murmuré, sonriendo.

Justo en ese momento, mi plan dio comienzo, cuando vi a uno de esos idiotas junto a las taquillas. Por suerte, no había nadie allí, era el momento perfecto… Todo fue rápido y sin percances, y después de encerrarlo, me dio tiempo incluso a subir las escaleras y sentarme en mi sitio en el aula, antes de que sonara la campana.

El resto del día fue similar, cuando terminó esa hora, fui a la caza de otro de esos muertos, y lo llevé junto con su compañero para que le hiciera compañía. Y tan tranquilamente, no sentía reparos ni remordimientos en hacerlo, tenía una reputación que mantener y una panda de inútiles no me la iba a chafar. Así que, continué haciendo de la “Zayyn normal”, aunque he de reconocer que esa caza activaba en mí algo que no había sentido antes… Como si la adrenalina recorriera mis venas por cada víctima que me cobraba… Y casi no podía aguantar las ganas de llegar finalmente hasta el líder; ya podía verlo, solito y desamparado, pidiéndome piedad.

A treinta minutos de que diera el recreo, hice una nueva pantomima. Fingí sentirme horriblemente mal, solo para librarme de esa clase, e ir a por otro más, esta vez era una tía, la novia del líder creo recordar. Y esta vez sabía perfectamente donde estaba esa furcia, era de las pocas de ese grupo que se metía en la biblioteca para leer en sus horas libres, y ya la había visto muchas veces salir de allí a la hora del recreo. De modo que me colé dentro, y sin que ella me viera me escondí tras unas librerías, tirando uno de los tomos para alertarla… Era consciente de que eran una panda de idiotas, así que no fue sorprendente que la chica se aventurara a descubrir el motivo por el cual había sonado tal ruido… Ya que, desde un principio, había pensado estar sola, ¿verdad?

Y esa fue su perdición. Cuando se internó por el laberinto de libros, aparecí por su espalda, la golpeé en la cabeza y la sujeté con fuerza para que no se cayera. Al entrar de nuevo en los baños, descubrí que los otros dos góticos ya habían despertado. Aunque no pudieron hacer nada contra mí, pues estaban atados de manos y pies en un rincón, detrás de las cabinas, y con una cinta adhesiva en la boca.

- Os traigo compañía. Aquí vuestra amiga ha sido sumamente fácil de acorralar-me agaché junto a ellos, sonreí de manera burlona y la até de la misma forma junto a ellos.

Escuché las exclamaciones ahogadas por la cinta que los dos soltaron, así que decidí dejarle hablar al menos a uno, solo para reírme un poco de él.

- ¡¡Zorraa-aaay!!-se quejó por el tirón-. ¡Suéltanos! ¡Suéltanos o…!

- ¿O qué?-inquirí con sencillez, encendiendo un cigarro y sujetándolo con los labios-. Estáis encerrados, y ya nadie pasa por esta zona del instituto por las obras-le eché el humo en la cara.

- ¡Cof, cof cof! ¿Qué… qué es lo que quieres?

- Oh, muy simple. Tan solo quiero recuperar mi orgullo, y sólo puedo conseguirlo si le doy una paliza a ese líder vuestro… Uhm… Erais seis, ¿cierto? Bien, solo tengo que ocuparme de los últimos y después de ese imbécil.

- ¡Ja! ¡Me rendiré a tus pies si lo haces! Él es cinturón negro de karate, y va a darte una paliza…

No le dio tiempo a decir nada más, pues ya alertada por la alarma de mi teléfono, decidí que había estado suficiente tiempo en ese lugar. Le tapé de nuevo la boca con la cinta adhesiva, y me incorporé para irme, aunque no sin antes hacerles un corte de mangas como gesto obsceno. Regresé a la zona transitada del instituto, ya todos se dirigían al comedor para comer… Mis botas resonaron con el suelo, en aquella sala en la que pronto se hizo el silencio, cuando todos vieron que Zayyn se acercaba a la zona de los góticos.

- ¿Vienes a por más, Punki Pie?-dijo el líder, levantándose, al mismo tiempo que los dos que lo acompañaba.

- Vengo a darte una paliza, muerto. Delante de todos-le señalé con un dedo, hasta colocarme delante de él, a apenas un palmo de su cara-. Voy a acabar contigo-susurré, clavando mis ojos verdes en los suyos dorados-después me di la vuelta y grité-. ¡GUERRA DE COMIDA!

Al instante en el que lo dije, todo el comedor se volvió un caos. A mi grito, todos los demás estudiantes se alzaron y comenzaron a lanzarse los unos a los otros la comida que tenían en sus bandejas. Yo aproveché esa confusión, ese mar de pizzas, filetes, tomates y patatas volando por doquier, y plaqué al líder gótico con la fuerza de mi propio cuerpo. Este cayó, pero no le dio tiempo a mirarme, puesto que pronto me escondí tras una de las mesas, y me deslicé con sigilo hacia detrás del mostrador de la comida.

- ¡Encontrad a esa puta!

Asomé un poco la cabeza, y vi a uno de esos fracasados rondar cerca de mi ubicación, aunque por suerte estaba de espaldas. Con una sonrisa de oreja a oreja, agarré una manzana y se la lancé a la cabeza con tal fuerza, que el chico cayó al suelo, desmayado. Cuando tocó el suelo, vislumbré un brillo que cayó de su bolsillo, y reconocí la forma de mi amada navaja; mis ojos se iluminaron, y para poder recuperarla, derramé sobre el suelo una jarra de agua del mostrador. ¿El motivo? Dejar en el suelo una bandeja, subirme encima y deslizarme como en una tabla para coger en el recorrido a mi preciada arma.

- Al fin… Te tengo, Nyy-murmuré, posando mis labios sobre su mango cerrado-. No volveré a perderte.

Sonreí maliciosamente, y cuando vi que la bandeja ya me llevaba junto al otro gótico que acompañaba al cabecilla, me bajé, le propiné un puñetazo en la nariz que lo tumbó, y tomé en mi otra mano la bandeja multiusos improvisada para tratar de golpear a mi último objetivo por la espalda. Sin embargo, él se volvió a tiempo para verlo y esquivar, así que mi ataque le pasó de largo.

Ambos nos miramos, como dos animales agresivos que se amenazaban por honor, por territorio, o por comida… Abrimos nuestras respectivas navajas.

- Uno contra uno… Es una suerte que el resto de tu tropa no estuviera aquí, ¿no te parece?-inquirí con una mueca burlona.

- Fuiste tú…-él entrecerró los ojos-. Ya me parecía raro que esos idiotas no vinieran a comer con nosotros.

- Si me vences, puede que te diga donde están-sonreí guiñándole un ojo, y girando mi cuchillo entre mis dedos.

Aquello fue suficiente para él. Con un fugaz movimiento blandió su hoja contra mí, pero me cubrí con mi bandeja para protegerme, como si fuera un escudo. Así estuvimos durante un rato, mientras los demás, o bien miraban, o bien continuaban lanzándose trozos de patatas. En aquel baile mortal, nada parecía ser importante, salvo cualquier apertura que presentara el adversario. En una de esas, ambos acabamos subidos a una mesa, compartiendo golpes, atacando, defendiendo, hasta que en un momento dado, mi Nyy, por desgracia, se quedó clavada en su bandeja, quedándome sin nada para contraatacar.

- Maldición-gruñí, al ver que tiraba al suelo su bandeja, junto con mi arma.

- Jejeje… Es tu fin, pelirroja-él continuó golpeándome, pero siempre conseguía protegerme con mi escudo improvisado-. Recuerda este como el día en el que suplicaste y lloraste como un bebé.

Lanzó un sablazo hacia mi cara, posiblemente sin intenciones de fallar, y fue una suerte que interpusiera la bandeja, porque el cuchillo incluso atravesó el plástico, quedándose encajado, y rozando mi cara por un lado.

- Fiu…-miré con sorpresa la hoja afilada, pero después volví a mirar al gótico de manera amenazante y mordaz-. ¿Eso es todo lo que sabes hacer?

El tío rio.

- Se hacer muchas cosas-debido al contacto entre navaja y bandeja, nuestros rostros estaban más cerca el uno del otro-. Después cuando terminemos esta pelea te enseño, si quieres. Ahora dime dónde están los demás, y puede que no te golpee mucho.

Mis ojos brillaron con malicia, esa malicia corrompida que a veces aparece cuando sabes que vas a hacer una cosa que está mal, pero que en realidad te divierte de sobremanera. Despegué mis labios.

- Aaaaah...

- ¿Aaaaah?-repitió el gótico extrañado.

Y ahí llegó mi oportunidad. Reuní toda la saliva posible, la rejunté en una masa babosa, y la escupí a su boca, encestándola como una campeona. El enemigo tosió, retrocedió, y yo aproveché para levantar una pierna y patearle en pleno pecho, tirándole al suelo. Me bajé de un salto, ese idiota estaba tan centrado en quejarse del dolor en su espalda, que no me vio venir... El bandejazo que le di en la cara fue tan épico, que incluso saltaron varios dientes por ahí.

- Perdedor...-murmuré, antes de darle una patada en sus partes nobles. Después desincrusté a Nyy de la bandeja y me volví hacia la gente-. ¿Alguien más? ¿Alguien más se atreve a enfrentarse a mí?

Observé que, de pronto, comenzaron a llegar otros chicos góticos de otros cursos, chicos que se quedaron atónitos, con la boca abierta, al ver a su líder en el suelo, retorciéndose de dolor. Por un momento pensé que iban a prepararse para pelear contra mí, pero entonces uno de ellos, el más grande, hincó una rodilla en el suelo.

- El liderazgo ha cambiado, compañeros. Frozen es nuestra nueva líder... Arrodillaos ante ella.

What? ¿Qué acababa de decir? ¿Había dicho que yo… qué? Mi cara debió de ser E-PI-CA al ver que el resto de esos muertos hacían lo que su veterano les ordenaba, porque tardé como un minuto entero en darme cuenta de lo que eso conllevaba.

- ¡¿QUÉEEEEEEEE?!


------------------------- The end...? -------------------------


Aclaraciones:


  • Las partes cantadas son links que llevan a las canciones reales.
  • Colores:

    Zayyn: Firebrick

    Andrew: #00ccff

    Erin: #ff99ff

    Lider gótico: #9900ff

    Vasallo gótico: #990066

    Veterano gótico: #003399

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Zayyn despertándose:

    Nyy:
    Skate (El segundo):

    Andrew:
    Erin:
    Líder gótico:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
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F*ck you! Episodio III: Be prepared

Mensaje por Zayyn Dom Jul 12, 2015 10:56 am

Una nueva semana dio comienzo en el instituto, y cómo no, tenía que tener a primera hora la maldita clase de historia… De todas, esa era la que menos soportaba, aunque habitualmente la pasaba sin problemas durmiendo, pero por razones que ahora explicaré, esta vez tenía que tragarme todo ese sermón.

Nos remontamos a cinco días atrás, cuando, tras derrotar al gótico ese de mierda, uno de su mismo grupo anunció que acababa de darse un cambio en el liderazgo de la banda. Lo cierto es que tenía sentido que, tras derrotar al líder de los góticos, yo misma me convirtiera en la cabecilla. De hecho, hay muchos grupos, o “facciones”, en el instituto, con el objetivo de controlarlo en su plenitud, aunque sería más acertado decir, que en total tenemos nueve grupitos de gente que actúa según sus intereses.

Los góticos son un grupo pequeño de doce miembros, trece conmigo (aunque yo no me consideraba gótica). Ellos se pelean principalmente con el grupo de los emos, de catorce integrantes. Ninguno de los dos tiene grandes aspiraciones de conquista, sino que únicamente buscan ganar territorio en el patio del recreo. También tenemos a los “kawaii”. Se hacen llamar así los frikis obsesionados con el anime y el manga, y es muy normal verlos en clases haciendo lo que ellos llaman “cosplay”. No suelen pelear mucho por su cuenta, pero trabajan como especie de mercenarios, y en ocasiones sus excelentes trampas son bastante útiles… Fuera de eso, no cuentan con mucha fuerza física, además de que sólo son nueve.

Luego están los estudiantes extranjeros, estos son bastantes, cuentan con veintiún personas, con las cuales nadie se mete, porque son valiosos por su habilidad para comerciar. Este grupo también es interesante, pues busques lo que busques, ellos lo tendrán, y estarán encantados de vendértelo por un “módico” precio. Tampoco tienen interés en meterse en peleas ajenas. Por último, de entre los grupitos más “escasos”, por así decirlo, tenemos al grupo de las divas, un club exclusivo solo para tías bonitas, y con el asqueroso gusto por el cotilleo, por lo que están al tanto de tooooodo lo que ocurre en el instituto. Es también un grupo útil cuando quieres conocer los trapos sucios de alguien. Estas diecinueve tipas tienen ambiciones secretas de controlar todo, y lo logran ingeniosamente con redes de espionaje y coqueteos.

Pero ninguna de estas facciones se compara con las mayores… Estos grupos tienen un mayor control del instituto, y se diferencian por sus técnicas y sus formas de ganarse el respeto. Entre ellas, están los nerds, bullys, deportistas, y los “emperadores”. Casi todas tienen más de treinta miembros. Es estúpido que diga que los nerds sean un grupo mayor, pero realmente lo son. A pesar de que físicamente son de papel y caen con un simple empujón, estos cerebritos son capaces de elaborar increíbles estrategias, y se defienden usando explosivos, gases y armas a distancia que ellos mismos fabrican. Del segundo grupo, los bullys, no hay mucho que contar. Se meten con todos indiscriminadamente, son habitualmente temidos por su agresividad, que sin embargo está hecha indirectamente proporcional con su estupidez… Puedes preguntarles la tabla de multiplicar del uno, que no te la sabrán responder. Los deportistas son parecidos a ellos, solo que son incluso más agresivos, tienen un treinta por cierto más de inteligencia y sólo se meten contigo cuando tú lo haces. Además, controlan a varios de los profesores y salones del recinto.

Con respecto a la última facción, habría que decir que no debería ser realmente un grupo. Sin embargo, lo es por su gran poder. Los emperadores, como ellos se hacen llamar, son hijos de las personas con más recursos de la ciudad; tienen literalmente comprado al instituto y a todos los profesores, así que pueden hacer lo que quieran cuando quieran… Además, tienen bajo su control a los deportistas y a los bullys, podría decirse que es lo más alto de la pirámide. Son solo cinco miembros, pero todos los temen por el gran poder que tienen.

Peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeero… Nada de eso me importa. Simplemente porque los góticos están bajo mi poder ahora, son mis esclavos y hacen todo lo que les ordeno… TODO. Mi ropa nunca estuvo tan limpia, y mis deberes tan al día.

Pero no hablemos de eso… Estos últimos días han sido raros. Desde en el mismo momento en el que se inclinaron ante mí, no dejaron de perseguirme a todos lados, resultaba hasta agobiante tenerlos detrás de mí, sobre todo cuando tenía que entrar al baño. Yo soy una persona mayormente solitaria, y no me gusta que me laman el culo a todas horas… Pero hay que reconocerlo, era genial tener a un mini ejército que hiciera lo que tú quisieras, sobre todo cuando les advertí que me dejaran a mi aire.

- Me parece genial que penséis que soy vuestra líder, ¡pero quiero mi espacio, ¿capisci?!-eso fue lo que les dije en su momento, algo que por suerte comprendieron a la primera.

Creo que ahora me veían como una especie de “líder solitario”. Incluso tenía una mano derecha, una especie de secretaria… Se hace llamar Fuego Fatuo, pero su norme real es Cinthia.

Y ahí estábamos, cinco días después. Yo pensando en todo lo que había ocurrido, y el profesor leyendo la página del libro que yo no tenía abierto; me parecían infinitamente más interesantes las canchas de baloncesto vacías. Aunque aparté la atención de ellas, cuando una pelotita de papel me golpeó en la sien. Fruncí el ceño, y desenvolví el papel para leer el mensaje que contenía.  Se trataba de un dibujito del profesor, en una versión obesa y estúpida. Miré a mi alrededor, hasta encontrar al culpable, un tío que no pertenecía a ningún grupo social, y que era nuevo en el instituto.

- Frozen, váyase al pasillo.

Volví la mirada al frente. El profesor, el que parecía tenerme cierta manía, miraba con desaprobación el dibujo del papel.

- ¿Puedo saber el motivo?-inquirí, con voz neutra, mirándole de forma arrogante.

- Esa caricatura es una buena razón. Márchese al pasillo ya. ¿O prefiere ir a ver al director?

Fruncí los labios, aguantándome las ganas de tirarle la silla a él y al gilipollas por el que me estaban echando fuera de clase. Inspiré hondo para calmarme, y apreté tanto el lápiz que este acabó astillándose hasta reventar.

- ¿Y bien?

Tras chasquear la lengua, guardé todo en la mochila, y salí de la clase dando un portazo. Ese hijo de puta me había cabreado, tanto él, como el alumno, y los iba a joder a ambos. Entré en el baño para hacer mis necesidades, y después de lavarme las manos y la cara para despejarla un poco, me pinté la línea negra de los ojos. Cuando terminé, me miré tal cual en el espejo.

- Quince años y aún nada-hice un gesto hosco, mirándome el pecho, y resoplé. Dio la casualidad de que el timbre sonó en ese momento, así que salí al mismo tiempo que lo hacían los demás de sus clases.

Di un leve salto para acomodarme mejor la mochila al hombro, y miré los mensajes del móvil mientras caminaba. Descubrí que Cinthia me buscaba, así que me reuní con ella en el recibidor del edificio. Se trataba de una chica rubia, con las puntas del pelo coloreadas de morado, y vestía con típicas ropas negras de las de su género.

- Hola, Zayyn. He ido a buscarte a tu clase, pero no estabas allí.

- Ha sido el gilipollas de historia-dije simplemente, mientras ambas caminábamos por los pasillos.

- Ya veo, bueno, seguro que sabrás compensárselo.

Resoplé al esbozar una sonrisa sarcástica, pero no respondí. Pronto otros góticos se unieron a nosotras, o más bien debería decir que comenzaron a rodearme a mí para darme los informes diarios.

- Zayyn, los emos están contando bulos falsos sobre ti a las divas.

- Líder, los emos han rayado mi taquilla.

- Zayyn…

- Zayyn…

Inspiré tanto, tanto Zayyn, tanto Zayyn iba a hacer que odiara mi propio nombre. Me froté el entrecejo, y traté de poner orden a las cosas.

- Silencio-espeté, irritada-. ¿Qué les pasa a esos idiotas? ¿Les ha venido la depresión ahora? Gooosh…

- Zayyn…

- ¿Quéeeeeeee?-me volví, molesta, hacia Cinthia para mirarla, pero entonces me di cuenta de qué era de lo que la rubia había tratado de advertirme.

John, el antiguo líder gótico, se acercaba cojeando hacia nosotros. Seguía estando en el grupo, había tenido compasión de él, y le había dejado seguir… Aunque la realidad era que así podría ordenarle lo que quisiera, y él no se podría negar. El caso es que el chico tenía un ojo morado, y una manga de la sudadera rajada.

- ¿Qué ha pasado?-le pregunté. Evidentemente no con preocupación, lo que le ocurriera a él me daba igual, pero si era la líder del grupo ahora, no iba a tolerar ningún insulto.

- Los emos… Me esperaron en el baño y allí me golpearon…

Hice mi tan típico gesto de palpar con la lengua la mejilla por dentro de la boca, mientras procesaba esa información. Claramente el grupo de los emos me estaba insultando, se burlaba de mi liderazgo, y si había algo que yo no soportara, eso era que un puberto con depresión se burlara de mí.

- Bien, parece que esos corta-muñecas quieren declararnos la guerra…-murmuré, con un brillo peligroso en la mirada. Luego me volví hacia el resto-. Jake, te voy a “pedir” un favor: ve al aparcamiento y abóyale el coche al de historia, y también al que tenga al lado, así pensara que fue un accidente de alguien-el chico asintió y se fue acompañado con otro en dirección a la salida-; Nathan, tu ve a espiar a esos góticos, hay que saber qué es lo que pretenden; Roy, ve a averiguar qué les han contado a esas cotillas; y Bryan… tráeme al nuevo de mi clase, quiero hablar con él. El resto, dejadnos solas.

El grupo se desperdigó, y Cinthia y yo acabamos solas en un rincón, junto a otro cuarto de baño. Me aseguré de que no había nadie cerca que pudiera escucharnos, y después clavé mis ojos verdes en ella.

- ¿Tu opinión?

Cinthia dio un suspiro, frunciendo el ceño. Parecía preocupada por la situación.

- No sé, los emos nunca habían sido tan agresivos-dijo, mientras yo la escuchaba y  apoyaba mi hombro derecho contra la pared-. Creo que están aprovechando el cambio de líder para debilitarnos.

- Sí, eso he pensado yo también-puse un gesto de desgana y me metí una piruleta en la boca-. Estúpidos emos… Sólo saben cortarse a sí mismos y huir de los problemas… Graarr… Creo que… Sí, será lo mejor. Si quieren guerra, la van a tener…-bajé la mirada un momento, llevándome una mano a la barbilla-. Los conquistaré y… ¡No, espera! ¿Por qué parar ahí? Hay muchos grupos, y un instituto entero… ¿Por qué parar?-una sonrisa se fue aposentando en mi rostro que, a medida que hablaba, se hacía más grande, y más malévola-. Sí, eso voy a hacer... Conquistaré el instituto y derrotaré a todas las facciones… ¡Y seré la reina de este lugar!-comencé a reírme interiormente, haciendo reverberar el pecho-. El poder será mío-levanté la mirada hasta el techo-. Ya puedo saborear la victoria… ¡Y sabe tan bien…!

- ¡Tan bien como un pastel!-dijo Cinthia, interrumpiendo mi pequeño discurso ambicioso y malvado.

La miré, y descubrí entonces que sobre sus manos, me tendía una pequeña cajita, con un pastel de fresa en el interior. Parpadeé, sorprendida, pero le sonreí, y tomé la caja, sin apartar mis ojos de los de la chica.

- Gracias, Cin ~-alargué una mano, y rocé su mejilla con dos dedos. Con satisfacción vi cómo sus mejillas se sonrojaron, mis ojos brillaron, divertidos, y acerqué mi rostro al suyo con lentitud.

Juro que era capaz de escuchar el alocado latir de su corazón, y la rápida y ajetreada respiración que salía por sus labios. Sus ojos estaban rebosantes de emoción, y sus mejillas se sonrojaban más a cada segundo que pasaba… Pero, cuando apenas quedaban un par de centímetros entre nuestros labios, y era capaz de sentir su calor, yo sonreí, traviesa, y me aparté mi cara antes de que ella pudiera hacer nada. Sin mirarla, me di media vuelta, y comencé a alejarme por el pasillo.

- A las diez esta noche en mi casa, Cinthia, recuérdalo ~-dije, ya a unos cinco metros de ella. Sabía perfectamente que no me seguía. La pobre chica debía de estar todavía recuperándose del momento vergonzoso que le había hecho pasar. Había sido divertido, muy divertido. No en vano, era interesante ver su reacción de frustración y bochorno.

Llegué a la entrada del instituto, y salí. Por suerte tenía libre esta hora, y tenía pensado aprovecharla de alguna manera. Rodeé el recinto, pegada a la pared de ladrillo, y llegué hasta la parte de atrás, en donde la fachada estaba llena de pintadas y de graffittis. Una vez allí, dejé la mochila en el suelo, y me encendí un cigarro mientras esperaba. Aunque no tuve que aguardar mucho, pues por la esquina pronto aparecieron Bryan y otro gótico, sujetando cada uno un brazo del chico nuevo que me había molestado en clase. Sonreí cuando lo arrojaron a mis pies, y di unos pasos hacia atrás, al tiempo que sacaba de uno de los bolsillos del pantalón una hoja arrugada y pintarrajeada.

- Creo que esto es tuyo… Eric, ¿verdad?

Me agaché junto a él, de cuclillas, y esperé a que elevara su mirada. Cuando lo hizo, le sonreí, y le mostré el dibujo que él mismo hizo. Mostró una leve expresión de temor en sus ojos, pero también había desafío, y eso no me gustó.

- Al parecer pensaste que sería divertido ver cómo me echaban de clase, ¿eh? Es comprensible, un nuevo tratando de ganar prestigio de una manera tan…sucia-me incorporé y lo miré desde arriba-. Pero, ¿sabes? Llevo más de dos años en este instituto, y no voy a dejarme patear por un novato.

Les lancé entonces una mirada significativa los otros dos, y ellos, comprendiendo, levantaron al chico de los brazos. Este trató de liberarse, en vano, mientras yo sacaba unos guantes sin dedos de los bolsillos y me los ponía, produciendo el típico crujido del cuero. Acto seguido, cerré los puños, retrasé el brazo, y lo hinqué en su estómago, haciendo que se doblara del dolor.

Sonreí amplia y cruelmente, y ante su petición de que parara, volví a golpearle. Mis dos "vasallos" lo tenían bien sujeto, siendo así difícil que se escapara o que cayera, así que de momento le tenía entre mis garras.

- La próxima vez...-puñetazo al canto- lo pensarás mejor...-otro puñetazo- antes de tocarme los cojones...

Me detuve, pero no porque hubiera terminado, sino para dejarle respirar un poco antes de incrustar mi rodilla en sus partes íntimas. Los góticos finalmente lo dejaron caer al suelo, de modo que yo lo levanté agarrándolo de la camiseta y lo metí dentro de un cubo de basura, tal y como había hecho el anterior líder conmigo... La venganza es dulce, y no había podido evitar desquitarme un poco con este estúpido. Una vez dejamos a ese fracasado en el abandono (yo me sentía feliz y victoriosa), entré de nuevo en el instituto, acompañada de los dos que habían sujetado al nuevo. Por el camino, nos encontramos con Jake, quien hizo un gesto en señal de que había cumplido su misión, y poco después llegaron Nathan y Roy, reportando qué era lo que habían descubierto.

-  Los emos están ocupando nuestro territorio, Zayyn. Los he visto en los baños del ala oeste. Además, les he oído propagar que te gustan las tortillas.

Capté al vuelo el doble sentido de esa última frase, pero me encogí de hombros.

- Meh...-miré a Roy-. ¿Y las divas?

- Con respecto a las divas... Dicen que les han dicho que nuestro grupo le hace la pelota al profesor de cálculo. Pero no te preocupes, ya me he encargado de demostrarles que era mentira.

Asentí. Lo cierto es que Roy era un súbdito muy útil y eficiente, así que no me sorprendió que se hubiera adelantado para hacer más rápido las cosas.

- Bien. Vamos a la azotea del edificio-sin dar más explicaciones, comencé a buscar unas escaleras que pudieran llevar hasta arriba. Lo que quería hacer allí, era simplemente observar desde arriba todos los territorios que me pertenecían.

Los demás parecían confusos, no entendían qué era lo que yo estaba planeando, pero aun así me siguieron con curiosidad hasta allá arriba. Cuando me posicioné frente a la barandilla de allí,  apoyé los brazos en las barras de hierro, observando ese jardín trasero con mesas de picnic y una cabaña de herramientas abandonada… Nuestro territorio. Sentí a Nathan a mi lado, y a Roy al otro, y pude sentir como este último asentía, comprendiendo.

- Nuestros territorios están mermando por culpa de los emos… No tienen reparos en ocupar la zona de los árboles…

Abrí la boca para decir algo, pero justo en ese momento se pudo escuchar el timbre irritante que indicaba el fin de mi hora libre. Suspiré con resignación, pero me dirigí con cierto ánimo hacia el laboratorio de biología. Después de todo, hoy tocaba diseccionar un corazón… ¿Y a quién no le gusta hacer eso? Una vez la clase se llenó, la profesora sacó una caja de cartón con multitud de gafas de plástico que nos fue tendiendo, junto con las diferentes herramientas que necesitaríamos y el propio corazón. Mientras todos nos poníamos los guantes y las gafas, la mujer se dispuso a unirnos por parejas.

- Turner, con Smith; Brown, con Henderson; Williams, con Bell; Hills, con Frozen…

Tomé entre mis manos uno de los corazones, y observé al que habían puesto como mi compañero, un chico pequeño, que parecía sacado de primero, con mirada miedosa y recelosa. Ya lo había visto antes, y debo decir que le veía un poco más pálido en esa clase… Sonreí levemente, y me senté frente a la encimera que nos había tocado a los dos. El muchacho se acercó, temeroso, hasta mí, y se sentó a mi lado. No formulé palabra alguna, hasta que la profesora nos dio la señal para comenzar.

- Así que Hills, ¿eh?- tomé entre mis dedos el cuchillo experimental y acerqué el plato del corazón a mi compañero-. ¿Haces tú los honores?

El chico, pálido como la cal, tragó saliva, con sus ojos clavados en el órgano. Le observé con diversión, con siniestra diversión, pero finalmente decidí ser buena y arrastrar el plato hasta mí.

- Está bien, lo haré yo…-le miré de reojo y pasé un mechón de pelo rojo por detrás de la oreja-. ¿Sabías que los aztecas comían corazones para absorber las fuerzas de sus enemigos? Lo escuché en un documental en el que también decían el procedimiento específico.

Hice voltear entre mis dedos el cuchillo, como si fuera un cuchillo ninja, para finalmente agarrarlo hábilmente por el mango.

- Primero abrían el pecho del enemigo cuando aún estaba vivo y caliente-según le iba relatando, hacía las mismas acciones que relataba contra un objetivo invisible-, luego lo arrancaban de cuajo, y acto seguido cortaban la zona blanda para chupar el interior… Todo mientras aún palpitaba. Curioso, ¿verdad?

Miré al muchacho, clavando mis ojos en los suyos. El chico temblaba, y podía ver las perlas de sudor que discurrían por su frente y por su cuello; eso sin contar con la mirada perdida que presentaba, y el color lácteo de su piel.

- Y cuando iban a ofrecérselo a sus dioses, lo ponían intacto sobre un altar… y luego lo atravesaban con un cuchillo ceremonial.

Rápidamente, agarré la mano del chico, le hice coger el bisturí, y manipulé su muñeca para que él mismo, de manera involuntaria, lo clavara en el centro del corazón. Eso fue suficiente para que, finalmente, el pobre chico se inclinara para atrás y se desmayara sobre el suelo, con un golpe seco.

- ¿Qué ha pasado por allí?-inquirió la profesora, alertada, desde la parte posterior del aula.

- No lo sé, señorita McLoud…-me hice la sueca y la inocente mientras empujaba con un codo el plato del corazón hacia el sitio del compañero desmayado… Esa mujer no era de las que tenían muchas luces, así que genial-. Hills cogió el cuchillo y apuñaló de manera automática al corazón. Luego cayó redondo.

La profesora se acercó con pasos precipitados, preocupada, y tomó, con ayuda de otro alumno, al chico por los brazos.

- Hemos de llevarlo a la enfermería… ¡La clase ha terminado, chicos!

Sonreí de manera burlona, dejé las cosas del laboratorio sobre la mesa y salí con la mochila al hombro al pasillo. Ya que no tenía mucho que hacer, me fui a fuera a fumar un poco, mientras miraba desde lo lejos a dos de los emos, que estaba hablando entre ellos. Con el pitillo entre dos dedos, y la espalda apoyada en el tronco de un árbol, comencé a pensar en qué hacer con esa panda de idiotas. Al cabo de un cuarto de hora, tiré la colilla a una basura, y entré de nuevo, en dirección al comedor, en donde me reuní con el resto, en nuestra mesa, con una tortilla en el plato.

- Fíjate… Al parecer los rumores son más literales de lo que creímos-escuché decir a una de las divas que se sentaban en una de las mesas cercanas a la nuestra. Gesticulé una mueca burlona. << Bien, ahora ellas no sospecharan. No me importa que lo piensen, pero no me convenía que esos rumores fluyeran por ahí >>.

Una vez sentada con mi comida, apoyé los codos sobre la mesa, y posé la barbilla sobre las manos entrelazadas entre sí. Miré fijamente al grupito de nuestros enemigos, cuando estos entraron en el comedor y se sentaron en una mesa de unos diez metros más allá. Mis ojos los siguieron, brillantes de odio y de sed de sangre, pero de pronto Cinthia apareció y se sentó junto a mí.

- Entonces, ¿cuál es el plan de ataque, Zayyn?

Me volví rápidamente hacia ella, y posé sobre sus labios un dedo para acallarla.

- Shhh, calla… Todo está en mi mente… Y llámame Z a partir de ahora.

Me levanté entonces. Los demás supusieron que, al tener todavía la comida en la bandeja, pensaba hacer alguna cosa, pero con un gesto de la mano, les ordené que se mantuvieran en sus sitios. Después, lentamente, me acerqué a la mesa de los emos. Me detuve frente a ellos, y con la barbilla alta, sentencié:

- Espero que estéis preparados para una guerra. Mañana durante el primer recreo, se decidirá el control del patio de atrás-mis ojos se clavaron en los de su líder por un segundo. Era una tía bajita, aunque muy tetuda, y de rostro aparentemente inocente e infantil

Sin dar tiempo a ninguna respuesta, me di media vuelta y regresé a mi sitio. Nathan, Roy, Cinthia, Bryan, e incluso John, me recibieron entre sonrisas, excitados por la inminente batalla de bandos. Sin embargo, no respondí a ninguna de sus preguntas; sin haber comido demasiado, comencé a dibujar con kétchup en la bandeja un posible plan, usando algunos macarrones como puntos estratégicos.

- Bien… Mañana van a rodar cabezas... Quiero que vengáis con palos y huevos podridos. Vamos a emboscar a esos corta-muñecas, a patearles sus sangrientos traseros.

Después de terminar de comer, todavía quedaban tres horas de clase, tres horas en las que no hice mucho más que dormir. Al salir de vuelta a casa, fui acompañada por Cinthia, quien durante todo el trayecto intentó, sin éxito, sonsacarme algo del plan. Yo sabía qué era lo que íbamos a hacer, y hasta que no fuese el momento apropiado, no iba a soltar prenda de ello a nadie.


------------------------- The end...? -------------------------



  • Colores:

    Zayyn: Firebrick

    Profesor de historia: #66ff99

    Cinthia: #9966ff

    Roy: #003399

    Jake: #666699

    Nathan: #333399

    Bryan: #990066

    John: #9900ff

    Profesora de Biología (McLoud): #00cc00

    Diva: #ff33ff

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Cinthia:
    Líder emo:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
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F*ck you! Episodio IV: Fiasco

Mensaje por Zayyn Dom Jul 12, 2015 3:00 pm

La alarma sonó puntual, como todos los días, a apenas unos diez centímetros de mis oídos. Solté un grave gruñido, alargué el brazo hacia el cacharro, arrancándolo del enchufe, y lo lancé con fuerza contra la pared. Me estiré perezosamente, y me di media vuelta en la cama, topándome de frente con un olor a vainilla. Abrí los ojos lentamente, y me obligué a levantarme cuando vi una nota amarilla sobre ese lado de la almohada, la cual tomé… Al parecer Cinthia se había ido en mitad de la noche a su casa, para no levantar sospechas.

Sonreí, adormilada, y comencé a levantarme. Tuve que apartar a Kali, mi gata negra, de mi regazo, pues al verme ya despierta había saltado sobre mí para que la mimara un rato.

- That was awesome ~-me estiré cual gato, e hice todo lo habitual antes de ir de nuevo a las clases. A diferencia de todos los demás días, mis padres no estaban en casa, se habían quedado trabajando en el laboratorio, así que afortunadamente la casa había estado a mi entera y completa disposición. Y era obvio que no había desaprovechado la ocasión.

<< Cinthia es bonita… Pero no quiero nada serio con ella. Esas cosas son para los débiles >>pensé, distraída, cuando vi que me había enviado un mensaje al teléfono.

Resumiré el principio del día, porque no pasó nada muy interesante. Lo único, antes de la pelea anunciada entre góticos y emos, me aseguré de que todos los míos habían traído armas para pelear… Incluso Cinthia vino con lo que parecía ser una tubería vieja… Ahora tendría que ver si sabían luchar concorde a mis propias habilidades… Aunque estaba más que claro que no eran tan poderosos como yo; llevaba un exigente entrenamiento desde que tenía uso de razón, y ellos eran una panda de adolescentes traumados.

Cuando la campana dio comienzo al recreo, todos los del grupo nos reunimos  en unos cuartos de baño. Ahora sí, les conté mi plan, y una vez conocedores de él, la mitad del grupo se disipó a mi orden para colocarse en sus posiciones asignadas antes de tiempo. El resto esperamos un rato más, pero cuando salimos caminamos por los pasillos a través de la gente, que se apartaba para no ser arrollada por nosotros.

Después de unos minutos, finalmente llegamos a la zona acordada, a la hora acordada. Los emos estaban allá a lo lejos, pero parecían tan despreocupados como cualquier otro día. Nos veían perfectamente, no entendía por qué estaban tan tranquilos.

- ¡Eh!-traté de llamar su atención, pero ellos nos ignoraron olímpicamente, lo que sin duda hizo que me molestara. Era como si no nos diesen importancia, como si pensaran que no merecíamos la pena… Solté un gruñido de frustración y me llevé dos dedos a la boca para soltar un silbido que se alzó en el cielo… Era la señal de ataque.

Sin embargo, nada ocurrió. Espere por varios segundos y todo seguía igual. El plan era que los que se fueron primero llegaran antes que nadie para esconderse y hacerles una emboscada a mi señal… Pero por más silbidos que daba, por más señales que lanzaba, nadie salía de los escondites que yo misma había elegido para la ejecución del plan.

Unas siniestras risas resonaron a mi espalda, sobresaltándome y obligándome a volverme. Los demás hicieron lo mismo, de modo que fui yo la que quedó tras ellos, pero me adelanté, con los ojos llameando de odio, al ver a la líder de los góticos y al líder de los kawaii vestido de samurai, juntos, y sonriéndonos con maldad… Detrás de ellos había todo un grupo de mercenarios cosplayers.

- No sabía que fueras taaaaaan tonta como para venir a enfrentarnos con un plan tan patético, Punki-Pie-dijo la líder emo, inclinándose para delante y sacando la lengua-. ¡Chicos, sacadlos ya!

Todos nosotros notamos que miraba algo por detrás de nosotros, así que nos dimos la vuelta para comprobar qué había llamado su atención, y aquello no fue otra cosa, que los demás emos, abriendo la puerta de la cabaña… y sacando de ella a los demás de los nuestros, atados con cuerdas.

Mis ojos se abrieron como platos al verlos, e involuntariamente avancé varios pasos, pero Cinthia me detuvo del brazo, y clavó en mí una mirada preocupada. La miré un segundo, y después al resto… Todos estaban igual de nerviosos, se removían, y miraban con impotencia a sus compañeros atrapados… Esto no era bueno para mi liderazgo, me estaban poniendo en evidencia.

- Zayyn… ¿Qué hacemos?

Tragué saliva, pero apreté la mandíbula y saqué de mis bolsillos mis guantes de cuero para pelear.

- Pues lo que vinimos a hacer… Pelear-murmuré, colocándomelos y apretando los puños-. ¡Vamos!

Me lancé con varios de los míos a por los líderes, armada con Nyy en la mano, mientras que los demás iban a por los emos de atrás. Fue una pelea encarnizada y violenta, en la que volaron golpes, puñetazos, patadas y gritos; además, los cabrones de los cosplayers habían llenado todo el terreno con sus trampas, por lo que muchos cayeron, ya fuera a manos de hoyos camuflados, o víctimas de una especie de trampas para osos, solo que no tan mortíferas. Cuando ya llegaba hacia mis objetivos, los que me habían acompañado ya habían caído, pero eso no me detuvo.

- ¡Cobardes!-rugí al ver que los dos líderes escapaban como ratas. Fui a seguirles, pero entonces, los súbditos kawaii se interpusieron en mi camino. Solté un gruñido, pero con gusto comencé a deshacerme de ellos, a base de golpes, fintas, empujones, y aprovechando sus propios movimientos para sacarlos del tablero de ajedrez. No fue difícil dejarlos fuera de juego, eran débiles, y sus ridículos disfraces les quitaban velocidad-. Get out of my way!!!

Una vez libre de obstáculos inútiles, clavé mi mirada hacia delante, buscando a esas dos ratas, y dispuesta a darles una paliza a cada uno. Comencé a observar a mi alrededor, con tan mala suerte, que lo único que no miré, fue el suelo, en donde una trampa esperaba ansiosa a su presa… Y sí, la pisé por accidente.

Caí al suelo gritando de dolor, y llevándome una mano a la pierna dolorida, en donde el mecanismo tenía aferrada mi pierna, y el simple roce me producía un dolor insoportable. Traté de quitármela lo más rápidamente posible, en vano, aunque pronto sentí que unas manos me liberaban de esa cosa… Al alzar la mirada, descubrí que eran ambos líderes contrarios, y que estaban acompañados por el ejército emo.

- Has perdido, Punki-Pie, y de manera patética-la líder de los emos sonreía con maldad-. No te preocupes, trataremos muy bien tus territorios…

Dio media vuelta, y se alejó de allí riendo junto con su compañero. Pero sus vasallos se quedaron, y comenzaron a golpearme a base de patadas. Difícilmente pude defenderme, estaba atrapada, en el suelo, y dolorida, así que fui sometida a una somanta de palos hasta que se aburrieron de mí. Pero antes de irse, esos capullos me arrebataron las botas, el gorro, y me llenaron la cara de algo que olía a demonios. Después, cuando terminaron, se largaron de allí, riendo.

Tosí violentamente, escupiendo sangre, y tratando de recuperar el aliento. Me sentía fatal, mi cuerpo temblaba, y ese olor a mierda me estaba provocando arcadas. Como pude, me levanté, apoyándome en la pared, y me moví hacia una manguera cercana, la cual utilicé para lavarme la cara de lo que me hubieran esparcido ahí.

- Hijos de puta…-musité sin voz, al ver el color marrón de la sustancia que me quitaba de la cara-. Me han llenado de mierda… Los voy a matar…

Tosí de nuevo, exhausta y dolorida, y miré a mi alrededor. No había señal de ninguno de los góticos, así que supuse que los emos se los habían llevado para lanzarlos por una colina, como solían hacer con los que se peleaban. Con un gruñido, me colgué mi mochila, y volví a casa dando tumbos, pues con toda la pelea, las horas habían pasado, y el instituto había terminado ese día.

- Mañana… Lo van a pagar caro…

Al cuarto de hora después, llegué a casa. Erin estaba viendo la tele, y Andrew se encontraba en el garaje arreglando el coche. Cuando mi madre me oyó llegar y salió a recibirme, me miró sorprendida, y frunció el ceño con enfado.

- ¡¿Ya te has vuelto a pelear?! ¡¿Cuántas veces te he dicho que…?!

Giré la cabeza, y la miré fijamente a los ojos, con un brillo letal y siniestro, que nadie pensaría que perteneciera a una adolescente de tan solo quince años. Erin, al verlo, enmudeció, y retrocedió cuando notó que una leve capa de digisoul rojo era despedida por absolutamente todos los rincones de mi cuerpo… Aquella mirada había sido suficiente para hacer que se callara y que, por temor, no abriera más la boca.

Subí las escaleras, y entré en mi habitación, cerrando la puerta tras de mí. Dejé la mochila en el suelo, y sin cambiarme de ropa ni nada, me dejé caer sobre la cama, exhausta.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

Dos meses habían pasado desde ese día en el que fuimos vencidos, y no pudimos derrotar a esos suicidas fallidos ni una sola vez... Su alianza con los frikis travestidos los había hecho... invencibles... Después de un tiempo, desistí en atacar a los emos y dirigí todos mis esfuerzos hacia los kawaii, pero tanto ellos como su base eran inalcanzables, sus trampas eran infalibles... En esos momentos, me sentía incluso tan deprimida y frustrada como un emo, y la gente lo notaba.

La voz de mi derrota corrió como la espuma por todo el instituto. Comenzaron a burlarse de mí y de mi liderazgo. Incluso empecé a ver comportamientos extraños e inapropiados entre los de mi grupo. Aunque por suerte la única que seguía siendo fiel a mí incondicionalmente era Cinthia.

Un día, en clase de historia, me había venido a la mente una conversación que había tenido con ella esa misma mañana. Estábamos ambas en su casa temprano, recién despiertas. La chica les había dicho a sus padres (un matrimonio cristiano y "perfecto" a más no poder; sin duda algo muy, muy irónico), que me quedaba a dormir porque teníamos que hacer un "trabajo muy importante de ciencias"... Pero estaban tan ciegos que no podían ver la verdad que se escondía detrás de esa mentira.

- Buenos días-Cinthia me había despertado con un beso en la mejilla, o eso intentó, porque yo había girado el rostro a tiempo para que el beso fuera en los labios. La chica se había sonrojado profusamente, pero había terminado separándose de mí-. Siento tener que romper el tierno momento, pero... Hay algo importante que debo decirte. John está planeando un golpe contra ti, aprovechando que las cosas no van bien desde que tú nos lideras.

Por eso, de nuevo en la clase de historia antes del recreo, tenía la cabeza en otra parte. Estaba estresada, ahora no sólo me enfrentaba a dos facciones juntas, sino que también iba a ser víctima de un golpe por el poder de mi propio grupo... Maldición, no tenía ganas ni de dormir en clase... Además, el de historia estaba todo el rato mirándome, posiblemente para echarme de su clase cuando tuviese la oportunidad. Decidí mirarle fijamente, sin parpadear, durante un rato. A veces bastaba con tan solo una mirada penetrante para inquietar a los demás, y de esa forma conseguí que el hombre se trabara en su explicación y se pusiera momentáneamente nervioso.

- ...-tenía la tiza en la mano, pero parecía haber olvidado para qué servía-. Por dónde iba... ¡Ah, sí! El sistema de trampas de la guerra de Vietnam. El bando enemigo poseía multitud de trampas por todo su territorio, así como minas y derrumbamientos. Fue difícil, yo mismo estuve allí, y vi morir a mucha gente...

<< ¿Y a mí qué me importa lo que hicieras? >>pensé, malhumorada << Como si te explotaba una en la cara, suficientes problemas tengo yo con mis trampas... >>

Y de repente, como agua en el desierto, como compañía en una isla solitaria, como luz en la oscuridad, una bombilla se encendió en mi mente, cuando miraba por la ventana. Elevé la cabeza, mis ojos estaban rebosantes de emoción y ansia por la victoria... Incluso no pude evitar dar un leve y ahogado grito de satisfacción.

- ¡Eureka!-no fue dicho con un volumen muy alto, fue apenas un susurro, pero fue suficiente para que el profesor tuviera una excusa para expulsarme de la clase.

Afortunadamente, justo en ese momento sonó el timbre. Recogí mis cosas y salí de la clase hecha un torbellino. Salí del instituto, animada, y me dejé caer sobre el césped, junto a un árbol, con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba en el descanso, pero pensaba utilizar ese rato para dormir un poco. Sin embargo, no pasaron ni dos minutos, cuando sentí que un grupo de personas se acercaba a mí. Al principio pensé que se trataría de la líder emo con todos sus lameculos, pero al abrir los ojos, vi a John, acompañado por Bryan y Nathan.

Me incorporé un poco, quedando sentada sobre la hierba, y los miré fijamente.

- Lo siento, Zayyn, pero tu liderazgo llega a su fin. Nunca me gustaste, pero ahora podré recuperar mi poder.

No dije nada, sólo ladeé la cabeza un poco, con curiosidad. Sabía que tarde o temprano eso pasaría, y estaba preparada para ello. Cuando el primero de ellos se abalanzó sobre mí, apoyé las manos en el suelo, levanté el cuerpo, y de una voltereta hacia atrás le propiné una patada en toda la cara, haciéndolo tambalear hacia atrás. El segundo se colocó a un lado, y trató de atacarme desde un flanco con un puñetazo; pero lo esquivé, y con las dos manos, le agarré el brazo, lo retorcí, y lo tumbé en el suelo de una rápida llave. De nuevo, Bryan, tras recuperarse de la patada anterior, volvió a la carga. El chico sacó un cuchillo del bolsillo, y lo blandió contra mí. Por un momento pensé en sacar el mío, pero no valía la pena, podría deshacerme de él solo con mis manos.

Y así fue. El gótico lanzó una estocada hacia mi cara, una estocada que esquivé con facilidad hacia un lado. Cuando se dio cuenta de su error, ya era demasiado tarde para esquivar mi codazo en su cabeza. Así que, como el otro, cayó al suelo.

Observé a ambos chicos en la hierba, y por un momento hasta estuve a punto de sentir lástima por sus miserables vidas. << Ellos se lo han buscado, Zayyn. Se lo han buscado por seguir a quien no debían >> Mis ojos se clavaron entonces en John, ese cobarde se había quedado sin hacer nada en toda la pelea, más que mirar como sus compañeros eran derrotados. Y ahora que se veía en peligro, alzaba los puños. Caminé impávida hacia él, haciendo que sus golpes solo rasgaran el aire al inclinar la cabeza para un lado o para otro. Cuando dio su espalda contra el tronco del árbol, le agarré de los hombros y le hice doblarse en el suelo con un rodillazo en su entrepierna.

- No voy a tolerar golpes de estado contra mí. Vosotros me proclamasteis vuestra líder, y vais a tener que aguantarme por ello- Los miré desde arriba, con desdén-. Ha sido un mal momento para intentar traicionarme... Ya sé cómo vencer a esos suicidas y a sus bufones personales.

Nathan se levantó del suelo, sujetándose al árbol.

- ¿Cómo?-preguntó, aparentemente esperanzado. Los otros dos estaban igual que él.

- ...-Me mantuve callada sin responder, mientras los miraba largamente, como haciéndome la interesante-. Es un secreto-respondí, al rato.

Los rostros de los tres cambiaron, de la brillante esperanza, a la triste decepción. Gruñeron, se levantaron, y comenzaron a alejarse de mí, con los hombros hundidos. Parecía obvio que no me creían. Pero no me importaba, la verdad, pronto iban a ver los resultados, iban a ver que yo tenía razón. Yo, Zayyn, llevaría al grupo hasta la cima del instituto, era cuestión de tiempo.

Pero primero tenía que hacer otras cosas, entre ellas, ocuparme de los emos y los kawaii. Estaba claro que los suicidas eran intocables, de momento, y los kawaiis tenían una base infranqueable llena de trampas, en el salón de actos, en donde se pasaban la mayor tiempo disfrazándose con sus estúpidos trajes. Pero yo ya sabía qué hacer, y cuando estuviera lista, todo se acabaría para esos frikis travestidos. Por ello, dirigí mis pies hacia los baños del segundo piso, en donde se suponía que debían de estar las divas, contándose entre ellas los chismes que habían ido recaudando a lo largo del día.

Cuando me vieron entrar, se volvieron hacia mí. Su líder, una chica de cabellos anaranjados y porte orgulloso, se adelantó unos pasos para sonreír con falsa amabilidad

- Mirad a quién tenemos aquí, hermanas. ¿Qué es lo que busca la líder gótica en nuestro territorio?

Las demás chicas soltaron risitas a su espalda.

- Sin duda quiere algo.

- Quizás unirse a nosotras, ahora que está acabada... Es bastante bonita, pero su estilo no es como el nuestro.

Puse gesto hosco, molesta, y algo herida en mi orgullo, pero me abstuve de decir comentarios despectivos contra ellas... las necesitaba.

- Vengo a comprar información-dije, con tono cortante-. Como bien has dicho, mi estilo es diferente, es obvio que nunca me uniría a vosotras.

- ¿Oh? ¿Información? ¿Qué tipo de información?-quiso saber la líder, curiosa.

- Los frikis tienen una "base" prácticamente inexpugnable. Quiero saber la ubicación de todas y cada una de las trampas.

La líder de las divas sonrió como un felino, astuta, y se volvió hacia sus amigas, con las que intercambió miradas y risitas. Todas se reunieron en un corro, mientras cuchicheaban sobre lo que podrían hacer y sobre lo que podrían ganar con ese pequeño negocio. Lo que ellas no sabían, era que era completa y perfectamente capaz de escuchar todas y cada una de las palabras que decían desde mi ubicación.

- Bien-dijo finalmente la líder diva, mirándome de nuevo-. Lo que pides es algo muy costoso, y nosotras no vamos a darlo gratis... ¿Qué ofreces a cambio?

- ¿Qué es lo que queréis?-pregunté en respuesta.

- Nuestros intereses son secreto, punk-se cruzó de brazos-. Pero... Tengo curiosidad por saber cómo terminará esto. Te concederé lo que deseas, pero me reservo el derecho a pedir lo que yo quiera en un futuro-alargó un brazo-. ¿Trato hecho?

Miré su mano, pensativa. Sabía a qué me atenía si aceptaba el trato, pero no tenía otra opción... Además, cuando tuviera todo el poder que necesitaba podría compensárselo debidamente. Estreché su mano, con fuerza, pero no tanto como para aplastarle los huesos. Ella debió de notar esa presión, porque achicó los ojos, mas no dijo nada. Cuando soltamos las manos, ella salió del baño, acompañada de su séquito, y yo las seguí hasta un aula cercana vacía, que estaba decorada sobre todo con colores rosados. Allí, la diva metió mano en uno de los armarios, y sacó de ahí una carpeta con papeles. La abrió sobre la mesa del profesor, y extrajo un folio blanco, con unas anotaciones.

- Aquí tienes-me tendió el papel, y al tomarlo entre mis manos y examinarlo, descubrí, con una sonrisa, que había incluso un camino fácil para sortear las trampas de los cosplayers-. No preguntaré para qué lo quieres, puedo suponerlo... Pero te advierto, Frozen. Di algo a alguien sobre esto, y te aseguro que esos emos y sus frikis guardaespaldas, serán el menor de tus problemas.

- Como digas-me di media vuelta y salí de ese lugar antes de que pudiera vomitar arcoíris por tanto rosa, y bajé rápidamente todas las escaleras hasta bajar al piso bajo, en donde debía de estar el teatro.

Pero no entré enseguida. La primera trampa estaba justo en esa puerta, por la que solían entrar los alumnos, y se trataba de un saco de harina sobre el mecanismo retrayente de la puerta. No, para poder acceder a la sala, debía entrar por la puerta de mantenimiento, o lo que era lo mismo, un pequeño escobero camuflado de al lado, que secretamente daba paso a dentro.

Sonreí ampliamente. La información de las divas era acertada, estaba dentro del teatro de esos frikis, y como había esperado, estaba vacío. Solté una malévola risa, y me puse manos a la obra. Era consciente de que tenía una hora, pues todos los kawaiis estaban en una misma clase, y ahora tenían literatura. Además, todavía tenía los diez minutos restantes del recreo. De modo que me puse manos a la obra. Esos payasos seguirían pensando que sus queridas trampas continuarían en sus lugares, y que el camino seguro, como normalmente, estaría despejado…

Error. Iban a probar de su propia medicina, y para ello, comencé a cambiar todas las trampas de sitio, convirtiendo el camino seguro en una odisea de la que no saldrían de una pieza. Cuando terminé, me metí por detrás del escenario y subí unas escaleras de metal hasta alcanzar los andamios, en donde se preparaba la iluminación y el sonido, y las cortinas.

Poco tuve que esperar a que esos frikis llegaran, puesto que cuando estaba ya oculta sobre los andamios, escuché la puerta de mantenimiento abrirse.

- Que empiece el espectáculo…-susurré, dejando colgando las piernas sobre las vigas mientras observaba lo que se avecinaba.

Los cosplayers fueron entrando uno por uno, siendo el líder el segundo en pisar la sala.

- Naruto es el mejor anime de la historia… ¡Y Sasuke no es emo para nada, solo es un incomprendido!

- ¿Estás de broma? Se las da de guay y de pro sólo por tener el sharingan… Naruto le da mil vueltas con su zorro de nueve colas-el líder miró a su compañero con cara de pocos amigos. Parecía incluso dispuesto a empujarle por haber dicho eso, pero antes de que pudiera hacerlo, algo del techó cayó, empapando al primero, y sorprendiendo al segundo.

Se trataba de pintura blanca, pintura que cubrió al kawaii por completo. El líder dio un salto hacia atrás, cauteloso, y detuvo al resto de sus súbditos para evitar que se acercaran al pobre desgraciado.

- ¿Quién cambió la pintura blanca de sitio? ¿Misaki-chan? ¿Tatsumi-san?

- No hemos sido nosotros, sempai-dijo otro.

- Damn it! ¡Que alguien me quite esta cosa de encima!

Solté una risa silenciosa, divirtiéndome de lo lindo por las reacciones desconcertadas y preocupadas de ese grupo de fracasados. Pero no terminó ahí. El líder decidió rodear a su compañero para dirigirse hacia el escenario; sin embargo, en el transcurso, su pierna empujó una cuerda que unía dos asientos de diferentes filas, lo que accionó la siguiente trampa.

Una cesta de huevos cayeron de arriba sobre el grupo de cosplayers, llenando sus pelos y sus pelucas de clara y yema de huevo. Muchos de ellos soltaron exclamaciones de asco, y otros corrieron, sobresaltados por ese ataque tan gratuito. Eso hizo que se hiciera el caos, al pisar varios de ellos multitud de trampas en las que cayeron sin remedio, tales como redes, trampas para osos, trampas pegajosas, y bombas de humo. Aprovechando la confusión que causaron estas últimas, me bajé de allí, haciendo uso de una cuerda, y corrí hacia esos idiotas para dejarlos fuera de combate con rápidos golpes y empujones. Cuando el humo se disipó, tan solo quedábamos dos personas de pie en esa sala: El líder kawaii contra la líder gótica.

- Tú…

- ¿Sorprendido?-sonreí ampliamente, caminando lentamente hacia él, mientras al mismo tiempo el kawaii retrocedía-. Deberías haberlo previsto, no me gusta que me humillen… Yo siempre pago mis deudas, de una forma u otra, y he decidido daros lo vuestro ya…-miré los cuerpos de sus compañeros-. Traicionados por sus propias trampas, pobrecitos.

- Q-qué… Estás loca. ¡Déjame!

El muy cobarde dio un chillido de miedo, se dio la vuelta, y corrió hasta el escenario, en donde había algunos disfraces en cajas; después se escondió por detrás, pero le escuché subir las escaleras de metal hacia los andamios. Yo lo seguí con tranquilidad, subiendo esos pequeños escalones, y mirando con diversión como enarbolaba de manera errónea una espada de madera.

- A-aléjate… Aléjate o verás lo que es bueno. ¡Estoy armado!-dijo, una vez estuvimos ambos en el pasillo elevado, sobre el escenario.

Dejé escapar una burlona risotada, y me agaché justo a tiempo para esquivar una estocada suya. Y así fue por unos segundos más. Ese travestido daba espadazos sin ton ni son, sin saber controlar el arma; eran movimientos erráticos y torpes, fáciles de adivinar, de prever y de evitar. Eran unos movimientos que yo misma había efectuado de pequeña, cuando había empezado con mi entrenamiento. Sin embargo, ya nada quedaba de aquello, mis movimientos eran fluidos, eficaces, seguros y rápidos, así que pronto le arrebaté de un tirón la espada al cosplayer y la lancé al vacío.

- Está bien, está bien… Entendí el mensaje. ¡No ayudaremos a los emos!

- Eso no me interesa-respondí, impasible, mientras caminaba hacia él.

- ¿No? P-pues… ¡Te ayudaremos a ti, no te cobraremos! ¡Pero déjame!

- Tampoco me interesa-negué con la cabeza; a cada paso que daba, él retrocedía, hasta que acabó cerca del borde de la plataforma elevada a unos cinco metros del escenario.

- ¡¡Oh, vamos!! ¡No puedes hacerme esto! ¡¿Qué es lo que quieres, mujer?!

Finalmente, una sonrisa se aposentó en mi rostro, una sonrisa victoriosa, y al mismo tiempo perversa. Lo empujé, haciendo que trastabillara, y que se quedase colgado de la plataforma, siendo sus manos, las únicas que lo mantenían pendido de allí. Me agaché junto a él. Y agarré sus manos para tenerlas bajo mi poder. Después clavé una inquietante mirada en él, y sonreí más ampliamente.

- Lo quiero todo-musité con lentitud, y le solté, dejándole a merced del vacío, y observando cómo se caía sobre el escenario que, al estar más elevado que el suelo normal, ahogaba un poco la caída, aunque era evidente que ese chico iba a estar con muletas durante un buen tiempo.

Le observé retorcerse de dolor, mientras sus compañeros ya empezaban a levantarse. Me volví hacia ellos, y desde arriba, señalé al perdedor que todavía seguía gimiendo en el escenario.

- ¡Esa rata ha perdido! ¡Ahora yo seré vuestra líder! ¡Y no aceptaré un no como respuesta, cualquiera que se oponga, sufrirá su misma suerte!


------------------------- The end...? -------------------------


Aclaraciones:


  • Me hacía ilusión poner la típica escena sacada del rey león xD

    F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo Tumblr_lltksl8Zo81qa1id2o1_500

  • Colores:

    Zayyn: Firebrick

    Líder emo: #ff0000

    Cinthia: #9966ff

    Erin: #ff99ff

    Profesor de historia: #66ff99

    John: #9900ff

    Nathan: #333399

    Líder Diva: #ff0099

    Diva 1: #ff33ff

    Diva 2: #ff3366

    Líder Kawaii: #00ffff

    Kawaii 1: #00ffcc

    Kawaii 2: #66ffcc

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:
    Aspecto de Zayyn:

    Gata:
    Erin:
    Líder emo:
    Líder diva:
    Líder kawaii:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
Zayyn
Admin
https://www.flickr.com/photos/126775221@N05/
Platinum Tamer


Death Knights


Stamp


Edad PJ :
22

Edad User :
31

Digienergia :
4899

Programas Terminal de Batalla :
  • Funciones Básicas
  • Armadura de Batalla
  • Almacenamiento

Objetos/Armas :
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F*ck you! Episodio V: Negocios

Mensaje por Zayyn Lun Jul 13, 2015 1:50 am

Un nuevo día amaneció, un nuevo día en el que los estudiantes entraron al instituto para asistir a clases, pues los exámenes estaban a la vuelta de la esquina, y era de sabios comenzar ya a hacerse esquemas y resúmenes, así como no perderse las explicaciones de los profesores.

Los emos caminaban por los pasillos, en grupo, liderados por Alex, la líder al frente. Durante los descansos, el grupo permanecía unido, pero en las clases, todos debían desperdigarse para llegar a tiempo a sus materias correspondientes... Tampoco querían que los profesores los castigaran por tal irresponsabilidad.

Sin embargo, poco a poco el grupo de los emos empezó a mermar su número. De los catorce que eran, después de la primera hora quedaban siete, luego cuatro, luego dos... Y finalmente uno. Alex se sentía extrañada y preocupada. ¿Dónde estarían sus súbditos? Hacía tiempo que no los veía a todos reunidos, y eso empezaba a provocarle una extraña sensación de temor e inseguridad. Finalmente, decidió hacer novillos en una de sus clases, más que nada para descubrir la verdad sobre lo que estaba ocurriendo ese día. Sus instintos la llevaron a la zona en la que habían luchado hacía meses por el control, contra los emos; aunque claro, había sido tan fácil porque había contado con esos expertos de la emboscada... Y ahora estaba ella sola en ese lugar, sin saber muy bien por qué había acudido allí. Una corazonada, pensó sin darle mucha importancia. Seguro que sus compañeros estaban gastándole una broma, o planeando la fiesta de su cumpleaños para el viernes de la semana próxima. Por ello, la chica se dirigió a la cabaña, y con una sonrisa, abrió la puerta, esperando encontrar a sus amigos.

Y los encontró, pero no de la manera que ella esperaba. Sus trece vasallos de encontraban en el suelo de madera, todos atados de pies y manos y amordazados. Cuando la vieron entrar, trataron de advertirla, pero ya era demasiado tarde...

Una risotada resonó a su espalda, la mía, de la misma forma que ella había hecho la última vez que nos enfrentamos en ese lugar. Cuando se dio la vuelta, observé con siniestra satisfacción su expresión de horror al verme a mí, a algunos de mis acompañantes góticos, y a los nuevos integrantes de mi banda, los kawaiis. Aunque a estos ya les había prohibido disfrazarse, pues me daba vergüenza que se vistieran de manera tan ridícula, y que, a pesar de eso, formaran parte de toda nuestra "mafia".

- ¡Hey, hey!-saludé, elevando una mano llena de cuerdas y cintas de cuero en la muñeca-. Parece que te has quedado más sola que la una, Alex.

- Frozen...-la emo crispó su rostro en una mueca de odio-. ¡Y vosotros, gusanos traidores!-exclamó con rabia, al ver a los ex-cosplayers detrás de mí, a mis órdenes.

- Oh, no seas tan dura con ellos. Yo les obligué por la fuerza a hacerlo. Pero no tienen por qué quejarse, a fin de cuentas, están ayudando a crear un nuevo imperio... Mi imperio... Y los trató bastante bien... Como siempre digo, "Sígueme, y moveré montañas por ti... Traicióname, y las dejaré caer sobre tu apestoso cadáver"- la miré de arriba a abajo, y al hacerlo, me percaté de algo-. Por cierto... ¿Esos son mi gorro y mis botas?

Efectivamente, esa niña había decidido ese día regocijarse de mí, llevando al instituto las prendas que me habían robado sus estúpidos peones. Retrocedió un paso, y soltó un gruñido, antes de dar media vuelta y tratar de escapar, pero la "pobre" se topó con los dos góticos que quedaban y que habían salido de sus escondites. La empujaron hacia dentro, cortando cualquier vía de escape para ella.

- Tsk... Frozen... Déjame libre, y te prometo que no volveremos a molestarte.

- Lo lamento, Alex-me acerqué a ella, con mis guantes de pelea enfundando mis puños-. Soy alguien con grandes aspiraciones, no me conformo con eso-dije retrasando el brazo.

Y justo en ese momento, todo se puso oscuro para Alex. Miré su cuerpo desmayado durante unos segundos, y después me cambié las botas por las recuperadas y coloqué el gorro sobre mi corta mata de pelo rojo.

- Los emos se unen al equipo...

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

Después de un largo y placentero fin de semana, las clases retornaron. Al llegar al instituto el lunes, pude notar todas las miradas puestas en mí. Me sentía poderosa y temida, pues controlaba en total a tres grupos que, a pesar de ser de los menores, había hecho que, al caminar por los pasillos, las miradas de los nerds, los bullys y los deportistas se clavaran en mí, claramente con un brillo de respeto. Fue un día genial, hice del teatro de los kawaiis la base de operaciones, y de la cabaña y sus terrenos, una fortaleza fuerte y bien protegida. Además, era noticia por todo el recinto estudiantil, nadie se atrevía a molestarme, nadie se ponía en mi camino... Y la mayoría de ellos se quedaban en silencio ante mi presencia.

¿Esto era lo que sentía una reina? ¿Eso era el poder? Bueno, quedaba claro que aún había un largo viaje por recorrer, hasta conseguir hacerme con el instituto por completo. Todavía me debían de quedar como... ¿Cuatro años allí, antes de la universidad? Era mucho tiempo, pero pensaba pasarlo de la mejor manera posible.

Sin embargo, al día siguiente pasó algo. Era por la mañana, había ido temprano al lugar para pensar en algunas cosas, y me había sentado sobre los escalones de la entrada a fumar un cigarro, cuando de repente, después de un largo rato, un grupo de deportistas mazados, y del tamaño de un mastodonte, me rodeó. Fruncí el ceño, airada, y los miré fijamente de manera asesina.

- ¿Acaso sabéis quien soy yo, mastodontes?-dije con calma glaciar.

- ¿Es posible que haya alguien que no sepa quién eres, líder de la "tri-alianza"?-dijo una voz bien modulada entonces.

Dos de los deportistas se echaron a un lado, dejándole libre camino a una figura alta, impecable, y con el pelo negro y largo. El líder de los emperadores no solía dejarse ver demasiado, y mucho menos iba a prestarle atención a cualquiera que estuviera por debajo de él. Eso me hizo cuestionarme, ¿cuánto temor les había infundido a los reyes del instituto?

- Mi nombre es Edward Shieldfield, aunque supongo que alguien como tú debe de estar al tanto de algo como eso-el emperador sonrió de manera amable, pero pude notar un deje de amenaza en sus ojos orgullosos-. Felicitaciones por tus victorias, Frozen, he de admitir que no las tenía todas conmigo de que salieras vencedora.

- Al grano, ¿qué quieres?-me crucé de brazos, consciente de que ahora venían los "peros"... Mis sospechas fueron confirmadas cuando el ricachón se rio de manera... algo asquerosa.

- Vaya, vaya, veo que además de tener aptitudes ambiciosas, también eres lista... Sabes, no suelo... Inmiscuirme en los asuntos de los bandos menores, pero después de tu demostración de poder, he visto conveniente advertirte: Estás en mi camino, Frozen. Si quieres sobrevivir en esta escuela, mi escuela, deberías dejar lo que estás haciendo. Por tu propia seguridad.

Le miré fijamente, sin hablar, y me llevé el cigarrillo a los labios. Le lancé una mirada de advertencia y arrogancia, pero el pareció ignorarla al darse la vuelta dignamente y marcharse junto con sus gorilas deportistas.

- Pff... Amenazas a mí...-tiré el tabaco sin terminar y me levanté para entrar al interior. Allí, escuché que alguien me llamaba, y me encontré con Cinthia y los demás. Chasqueé la lengua, lo que menos necesitaba en esos momentos era que me atosigaran a preguntas, y Cinthia era experta en eso-. Dejadme sola, necesito pensar… Reunión después de clase.

De modo que, al ser testigo de las miradas de extrañeza de todos los del grupo, me volví y me alejé lentamente, mientras clavaba una mirada pensativa en el suelo. La crème de la crème me había advertido por mis actos. ¿Debía de sentirme orgullosa por ello? No sé... Me habían considerado una amenaza, una amenaza peligrosa que podría frustrar sus planes... No todo el mundo pasaba de la noche a la mañana de la miseria al el éxito, y es posible que ese cambio radical hubiera asustado a los que se encontraban arriba del todo de la pirámide estudiantil...

Pensaba sobre ello, y sobre las posibles consecuencias de mis actos, cuando, de repente, un carrito de limpieza salió de la nada y me cortó el paso. Retrocedí, molesta, y decidí darme la vuelta para tomar otro camino, pero otro de esos me obstaculizó la retirada... Ahora estaba más que claro que alguien había estado detrás de todo, y no tarde en descubrir quién.

Un grupo de chicos con gafas, camisas, y pantalones por la altura de la cintura se asomó al pasillo desde una de las aulas próximas. Los nerds me miraron fijamente desde una prudente distancia. Su jefe, un joven alto con multitud de granos por la cara y tirantes sujetándole los pantalones, dio un par de pasos y se acomodó las gafas sobre la nariz, mientras sacaba un papel de su bolsillo y se ponía a leer solemnemente lo que tenía escrito.

- Felicidades por tus conquistas, Frozen. Yo, August Black, he sido campeón del torneo de Risk durante cuatro años consecutivos, y he de admitir que lo tuyo ha sido una obra maestra. Nunca nadie antes había conseguido unir tres facciones en una, excepto los emperadores... Resulta una hazaña digna de admirar.

Estreché los ojos, y me crucé de brazos.

- Eso ya me lo habían dicho. Ahora aparta estos carros y quítate de mi camino, tengo clases a las que asistir.

- Soy muy consciente de ello, chica punk. Pero tengo entendido que tú no necesitas estudiar para sacar buena nota en tus exámenes, ¿me equivoco? Es una de las muchas ventajas de la memoria fotográfica.

Parpadeé repetidamente, y le advertí con la mirada. Nadie sabía nada de eso, todos pensaban que copiaba en los exámenes... Si ese tipo sabía ese dato de mí, significaba que había visto mi expediente... O que él mismo contaba con la misma habilidad.

- Estás pisando terreno peligroso, nerd. Será mejor que cuides tus palabras y no te metas en mi vida.

El nerd no se molestó por mi mordacidad, sino que sonrió, divertido, y carraspeó antes de continuar.

- Piensa bien en con quien te vas a aliar. Los "nerds", como vosotros nos llamáis, estaremos dispuestos a ayudarte en la guerra por el instituto para traer justicia. Y tampoco te conviene tenernos como enemigos... Piénsalo.

El llamado August dio un paso atrás, hasta meterse en el interior del círculo que sus compañeros nerds formaban. Después, uno de ellos lanzó una bomba de humo, llenando el pasillo de una espesa neblina negra que me hizo toser y cubrirme la nariz con un brazo. Cuando se disipó, los nerds ya no estaban allí, pero a cambio, habían quitado los carros de limpieza y habían dejado una caja con galletas de chocolate.

Me quedé ahí por unos momentos, y tomé la caja de galletas con cuidado y recelo, pero al abrirla, no pasó nada. Me encogí de hombros, no las tenía todas conmigo, no confiaba en nadie que me diera algo sin pedir nada a cambio, y los nerds eran conocidos por ser expertos en química e ingeniería. Así que, como es obvio, había desconfiado. Retomé el camino, y entré en la clase de matemáticas. El profesor pidió los deberes que había mandado, y yo los saqué. Era una suerte que tuviera a treinta y cinco personas bajo mi mando, a alguno se le tendría que dar bien las matemáticas, así que era inevitable que les hubiera ordenado hacérmelos.

Durante el resto de la hora, no pasó nada mucho más interesante. Cuando sonó el timbre, yo ya estaba deseando marcharme, de modo que fui la primera en salir del aula, empujando a un pobre chico que se había puesto en mi camino.

- Aparta-gruñí al salir.

No me demoré en ir al salón de actos; además, al entrar allí ya había alguien. Dos críos de primer curso, se perseguían el uno al otro entre los asientos, pero cuando me vieron entrar se detuvieron al instante. Yo les dediqué una de mis miradas inquietantes, las cuales consistían en: dejarlas fijas, no parpadear, y no mostrar ninguna emoción. Los dos chicos se quedaron muy quietos, sin saber qué hacer, pero no tuve que decirles que se largaran de allí.

- ¡Eh, largo de aquí, enanos!-justo en ese instante llegaron los demás, los emos y los góticos, posteriormente los kawaiis, quienes parecieron evidentemente indignados por que dos niños hubieran entrado sin permiso en su fortaleza.

Los dos críos se asustaron, y decidieron que su integridad física era más valiosa que la diversión que pudieran obtener en ese lugar. Por ello, salieron del lugar, pero para eso tuvieron que pasar a mi lado. Nuestros ojos se encontraron, pude ver temor en sus pupilas, pude sentir que se estremecían por la intensidad de mi mirada, y por eso, no la aparté de ellos hasta que hubieron desaparecido por el pasillo del instituto. Después me di la vuelta, y caminé hacia el escenario, en donde me senté con la mochila al lado, mientras que todos los demás iban tomando asiento para hablar de lo que me tenía “preocupada”.

- Bien, gente… Adivinad quiénes han venido a hablar conmigo esta mañana.

- ¿El director?

- ¿Santa Claus?

- ¿Los bullys?

Me froté la cara con una mano.

- No… Ninguno de esos-¿En serio habían dicho Santa Claus?-. Edward Shieldfield ha querido advertirme de lo que podría pasar si sigo… Bueno, ganando territorios. Y los nerds me han ofrecido una alianza.

Se hizo el silencio incrédulo en la sala, pero evidentemente, no por el grupo de los listillos. Se notaba que todos se habían quedado estupefactos por la noticia de que el mismísimo jefe de los emperadores me había advertido acerca de mis acciones. Pero lejos de incomodarme, me dio igual.

- No confío en nadie, y no voy a hacer ninguna alianza. Voy a atacarlos a todos por igual. Preparaos para una guerra, vamos a necesitar armas y muchas trampas…

- ¡Yo no puedo ir!-dijo entonces uno de ellos, interrumpiéndome.

Todos se dieron la vuelta para mira al kawaii que lo había dicho. Todos, incluida yo, que le lancé una mirada asesina.

- ¿No puedes?-repetí, con la voz peligrosamente calmada, mientras me bajaba del escenario.

- Yo tampoco, líder-dijo Chris, un rubio emo-. Se acercan los exámenes, y no podemos estar siempre con las peleas a cuestas… Hay que estudiar.

Todos comenzaron a asentir y a murmurar aprobaciones, aunque yo sabía que lo hacían por miedo a la guerra que yo quería declarar. Con un gesto de molestia, saqué de mi mochila una bola de papel arrugada, y se la lancé al idiota que había protestado. Este la cogió al vuelo, y la abrió para leer lo que ponía.

- Ahí tienes las respuestas del examen de mañana. Y puedo conseguir las del viernes también.

Volví a sentarme sobre el escenario, esta vez en el borde, y la miré fijamente para ver si tenía alguna otra excusa guardada bajo la manga. Por el contrario, el chico me miró a los ojos, sorprendido, y como si una luz se le hubiese iluminado, sonrió.

- Esa… Es una genial idea, Zayyn.

- Sí, podríamos repartir esto por el instituto, y así aumentar nuestra reputación-convino Roy.

- No-Cinthia intervino, colocándose junto a mí-. La primera tendría que ser gratis, después habrá que pagar.

Quedé gratamente impresionada. De la nada, acababa de sacarme un increíble plan que me serviría no solo para ganar reputación, sino para conseguir dinero. Miré a Cinthia, con una sonrisa, y también a Chris. pues el tema había salido gracias a él.

- Bien, bien, de esa forma podremos conseguir recursos para la guerra. Se suspende la sesión por hoy, pronto conseguiré más mercancía-dije dando una palmada y poniéndome de pie.

Todos comenzaron a marcharse hacia sus respectivas clases, yo incluida, aunque salí la última para asegurar de que nadie ajeno entrara. Después, de camino a la clase de español, volví a ver a Chris, hablando con Alex junto a las taquillas. Con una sonrisa, me acerqué a ellos, y me "incorporé" a la conversación.

- ¿Podrías dejarnos a solas?-inquirí a la antigua líder de los emos, sin mirarla.

Esta torció el gesto, pero asintió y se marchó. Cuando ya dejé de verla por el pasillo, me volví hacia el chico y le tendí un papel.

- En mi casa, esta noche, a las ocho-le susurré-. Cuélate por el jardín, y súbete al árbol de detrás de la casa para acceder a mi ventana.

Le sonreí una última vez, y después me marché a clase de español, en la cual compartía doble pupitre con Cinthia. Ella ya debía de haber llegado allí, de modo que cuando yo entré, la chica alzó una mano para llamar mi atención. Me senté a su lado, pero ni siquiera atendí a lo que me decía. Como habitualmente, apoyé mi cabeza sobre los brazos y me dormí.

- ¿A qué hora voy esta noche, Z?-me preguntó la rubia abrazándose a mí, al salir las dos del aula, una hora más tarde.

La miré largamente. Al principio pensé que me había visto hablar con el emo, pero después descarté esa posibilidad, pues ella estaba demasiado sonriente como para haberse enterado.

- Hoy no, Cinthia. Será mejor que descanses-Cinthia pareció desilusionada, pero asintió, y ambas fuimos al comedor para almorzar con los demás.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

Al caer la noche, Carrol Ave estaba en completo silencio. Había gente por la calle, pero muy poca; a aquellas horas todos estarían en sus casas, preparándose para cenar y ver la tele un rato antes de descansar y volver a la rutina el día siguiente. Sin embargo, pronto un grito furioso desgarró la tranquilidad de la noche.

- ¡Largo de mi casa, inútil!

Seguidamente, un chico rubio atravesaba de manera precipitada el jardín de los Frozen, completamente desnudo, pero agarrando su ropa a la altura de su entrepierna para que no se le viera nada.

- Oh, my fucking god!-exclamó el chico, mientras esquivaba un ladrillo que le habían lanzado desde una de las ventanas de atrás. Acto seguido, una segunda figura apareció por detrás de la casa, vestida con un pijama de verano negro.

- ¡Y no vuelvas!-exclamé, contrariada, y una vez le vi desaparecer de mi vista, solté un resoplido exasperado-. Damn it... Menudo inútil... He malgastado una noche por su culpa... ¡Qué pérdida de tiempo!

Fui a volverme para marcharme de nuevo a mi habitación por la puerta de atrás, pero entonces vi por el rabillo del ojo que alguien me observaba desde la acera de enfrente. No podía verle bien pues estaba oscuro, pero si podía decir que se trataba de alguien de mi misma altura. No le di demasiada importancia, con un gruñido, me di la vuelta, y entré a la casa.

Era una suerte que Andrew estuviera en el garaje, arreglando todavía el coche, y que por ello no me hubiera escuchado gritar. Pero Erin estaba en la cocina, y ella no tuvo ningún reparo en llamarme cuando sintió que entraba.

- ¿Qué pasa?-pregunté, al entrar.

- ¿Has salido a la calle?-No vi necesidad de preguntar, pero de todas formas, mi madre le quitó importancia, moviendo un brazo mientras que con el otro dejaba la cena que había estado friendo en la sartén. Luego se sentó y me indicó a mí que lo hiciera-. Da igual, da igual... Por cierto, hija, ¿cómo está tu "amiga"? Hace mucho tiempo que no la veo-Me la quedé mirando fijamente, helada. Erin había hecho el típico gesto de las comillas con los dedos de la mano para darle énfasis a la palabra... Eso solo significaba que...- Oh, vamos, no pongas esa cara... Sé perfectamente que mi hija es una bisexual promiscua-mi madre sonrió, sin que le importara demasiado ese detalle de mí-. Deberías decírselo a tu padre, y asegurarte de tomar precauciones.

- Bueno, creo que después de todo no deberías preocuparte por eso-contesté, poniendo los ojos en blanco-. Soy vuestra asesina personal, no voy a ser tan idiota como para no tomarlas.

- Eso es lo que esperaba de mi pequeña...-Erin alargó una mano para revolverme el pelo corto y desgreñado, a lo que yo gruñí a modo de molestia-. Anda, ve a llamar a tu padre, la cena ya está lista.

- Cenad vosotros, yo no tengo hambre-me levanté, y salí de allí para ir al garaje. Allí, Andrew manejaba unas herramientas para arreglar algo del capó del coche-. La cena está lista.

Él gruño, dejó caer el destornillador en el suelo y se frotó la nuca. Después se volvió y sin decirme nada, entró a la casa y fue a cenar. Yo, sin embargo, torcí, y en vez de seguirle, subí las escaleras, como había dicho, y me metí en mi habitación para ponerme pensar más estrategias.


------------------------- The end...? -------------------------


Aclaraciones:


  • Colores:

    Zayyn: Firebrick

    Alex: #ff0000

    Líder emperador (Edward Shieldfield): #ffcc00

    Líder nerd (August Black): #0033ff

    Chris: #cc3333

    Roy: #333399

    Cinthia: #9966ff

    Kawaii 1: #66ffcc

    Erin: #ff99ff

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Líder emperador:
    Líder Nerd:
    Erin:
    Chris:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
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  • Armadura de Batalla
  • Almacenamiento

Objetos/Armas :
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F*ck you! Episodio VI: La caída

Mensaje por Zayyn Lun Jul 13, 2015 2:26 am

A partir de entonces, en los días siguientes a aquel, todo comenzó a ir de perlas. Las respuestas de los exámenes volaron por el instituto, comencé a ganar dinero por ellas. Todos sabían de ese negocio, y por eso venían a mí, desesperados, pero también agradecidos por saber que el primer pedido era gratuito.

Pero eso no es todo lo que ocurrió. Por alguna razón, Cinthia estaba obsesivamente... No, empalagosamente cariñosa conmigo. Llegaba a ser incluso agobiante tenerla detrás de mí todo el tiempo, intentando que la abrazara o que la besara. Pero yo tenía demasiadas cosas en las que pensar, y la chica no era una de ellas, por lo que simplemente no la atendía como antes. Sin embargo, hubo un momento en que ella faltó, al parecer por estar enferma, a clases por tres días, tres días en los que yo gané una fortuna por la venta de todas esas respuestas. Prácticamente nadaba en dinero, y la reputación de nuestro creciente grupo fue aumentando como la espuma por todo el instituto.

Pero el cuarto día, cuando entré en el salón de actos para reunirme con todos, me topé con una escena que me dejó clavada en el sitio del horror.

El teatro estaba en un estado lamentable. Muchos emos, y kawaiis por los suelos, heridos y magullados, las cajas con las respuestas de los exámenes completamente calcinadas, y la pared del escenario pintarrajeada con spray, con las palabras "Fail Trade".

- Qu-... ¡¿Qué cojones ha pasado aquí?!-rugí, enfurecida.

- Líder... Han sido los extranjeros... Dijeron que no querían competencia.

- ¿Competencia? ¡¿Competencia?!-pateé uno de los asientos-. ¡Levantaos del suelo, reunión urgente AHORA en la cabaña!

Salí como un torbellino de la sala, y mientras recorría los pasillos hacia la salida, llamé a Cinthia al teléfono.

- Hola, Z. ¿Qué pasa?

- Tienes que venir ahora. Hemos sido atacados y hay que pensar un contraataque.

La chica tardó en responder un par de segundos.

- Está bien... Ahora voy. De todas formas, ya estoy mejor. Gracias por preguntar.

Noté su tono de reproche, pero no me dio tiempo a decir nada, pues ella colgó antes de que tuviera ocasión. Al cabo de una media hora aproximadamente, yo estaba en la cabaña, y la gente iba reuniéndose dentro y sentándose en el suelo para escuchar a su líder hablar. Cinthia llegó poco después, y se mantuvo en un plano aparte sin intervenir.

- Necesitamos un ataque sorpresa que sea sigiloso. ¡Esos idiotas van a lamentar haber pisado mi territorio!-apreté un puño, enervada-. Que los mejores tiradores usen sus tirachinas para dejarles KO uno por uno a todos los que estén a punto de cerrar un trato. Pero sed cuidadosos, que parezca que son accidentes y que al mismo tiempo sus líderes sepan que vamos a por ellos... Esos extranjeros van a lamentar el día en el que pusieron un pie en MI instituto.

Una vez hube terminado mi discurso todos vitorearon. Les mandé marchar para actuar, pero mantuve a Cinthia conmigo, llamándola. Ella accedió, y cuando estuvimos las dos solas saqué de un cajón una botella pequeña de cerveza y apoyé la espalda en la pared.

- ¿Qué te pasa, Cin? No estás muy participativa últimamente.

- He estado enferma.

- ¿Segura? Yo te veo bastante bien-cerré los ojos despreocupadamente y le di un trago a la cerveza.

Entonces la chica frunció los labios, y se acercó, quedándose cara a cara frente a mí.

- ¿Por qué me engañas con otras personas? Yo te quería, pensé que había algo entre nosotras...

Abrí los ojos de nuevo, y los clavé en la chica. Finalmente até cabos, la persona que vi merodeando aquel día debía de haber sido Cinthia espiándome. ¿Así que estaba celosa? ¿Creía que éramos una pareja feliz y enamorada? Sonreí, y me empecé a reír entre dientes.

- Claro que tenemos algo, Cinthia-me separé de la pared, y rocé su mejilla con la mano-. Tenemos de todo entre nosotras... Todo, menos amor.

Di dos pasos atrás, y de manera calculadora observé su reacción. El rostro de la chica era una máscara de disgusto: sus ojos brillaban, dolidos, y su barbilla temblaba, tratando de no gritar, y de no darme a mí la satisfacción de verla llorar. Con un leve gemido, la chica se dio la vuelta y salió de la casa corriendo. Mientras la observaba irse, continué bebiendo de la botella, hasta que quedó vacía.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

Los días fueron pasando inexorablemente. Cinthia no me hablaba, pero me daba igual, puesto que el plan de venganza contra los extranjeros estaba yendo de perlas. Mis mejores tiradores fueron noqueando a cualquiera de los de ese grupo que estuviera comerciando, de modo que pronto su actividad quedó completamente saboteada... Ya nadie les pedía nada, por miedo a que nosotros fuéramos contra ellos.

Pero me daba igual, era genial tener el poder para joder a otros. Muchos de esos comerciantes ya no iban a clase por las heridas, de modo que ellos ya empezaban a verse muy amenazados, y sobre todo, desesperados.

Un día ocurrió algo, una noticia explotó por todo el instituto, como una bomba de relojería: La líder diva, y el líder emperador, estaban saliendo juntos. No entendí por qué todos los de mi bando estaban preocupados, no le veía nada interesante a esa noticia, salvo que esa cotilla era una interesada. Porque no me creía que fuese a liarse con el emperador por su cara bonita…
Independientemente de ese dato, no ocurrieron muchas más cosas. Cuando estaba almorzando en el comedor, yo sola en la mesa al haber insistido en que me dejaran durante un rato, se me acercaron tres personas, y se sentaron frente a mí. Eran los tres líderes de los extranjeros comerciantes: Adolf, un alemán rubio; Benito, un italiano de cabellos castaños; y Hiroito, un japonés con el pelo negro como el azabache. Los tres me miraron fijamente.

- Está bien, Frozen. Hablemos de negocios-dijo el alemán, con un marcado acento.

Parpadeé una vez, sin decir nada y sin mostrar ninguna emoción. Me daba curiosidad saber qué era lo que querían esos de mí esta vez. Pero si resultaba que habían venido a insultar o a incordiar, les iba a dar una patada en el trasero que los mandaría fuera del comedor.

- ¿Qué es lo que quieres? Podemos darte lo que quieras, pero a cambio, tú tendrás que dejarnos en paz.

Sonreí de manera burlona, y me recosté en mi silla, de manera despreocupada.

- No tendríais que haberme cabreado.

- Por eso estamos aquí, pelirroja-dijo entonces el japonés-. Queremos compensar nuestro ataque. Pídenos lo que sea.

- Nope. No me interesa.

- Oh, vamos… Podemos darte coches, armas, teléfonos… ¡De todo! ¡Sé una bambina buena!

- He dicho…-me incliné otra vez hacia delante-. Que no me interesa… Yo lo quiero todo, todo el poder. No es algo que vosotros podáis concederme.

Los tres se miraron entre ellos, y se removieron, incómodos. Finalmente, el alemán suspiró con resignación y se levantó, junto con sus compañeros. Los observé alejarse, hasta que ellos mismos se sentaron en su mesa correspondiente, en el otro extremo de la sala. Cuando terminé de comer, un rato después, limpié la bandeja, la dejé en su sitio, y acudí a la clase de guitarra de dos horas, en donde se suponía que íbamos a practicar un par de canciones. Pasado ese tiempo, fui a la clase de química, en donde había un examen, pero cuando ya estaba a mitad de camino, alguien me tiró al suelo de un empujón. Solté un quejido de molestia, y me levanté, con aura amenazante a mi alrededor. Pude notar que la mayoría de los que estaban a mi alrededor se apartaban por temor, pero el percusor, seguía ahí, mirándome con temor, en toda su insignificancia. Le miré con enfado, le agarré del pescuezo como a un cachorrillo, y lo arrastré hasta los baños más cercanos, en donde le sumergí la cabeza en uno de los retretes.

- ¡No, por favor! ¡Fue sin querer!-dijo él, tratando de excusarse. Pero yo no le hice el menor caso. Con insistencia, le empujé la cabeza hasta el fondo, mientras canturreaba de manera burlona.

- Under the sea ~ Under the sea ~ Darling its better, down where its wetter, take it from me~ Up on the shore they work all day, out in the sun they slave away ~ While we devoting full time to floating, under the sea ~

Antes de soltarle la cabeza, di un último y fuerte empujón. El chico tosió, y boqueó en busca de aire mientras se dejaba caer en el suelo. Lo miré desde arriba, y le lancé una advertencia con la mirada, esta vez con seriedad.

- Largo de mi vista.

No tuve que decirlo dos veces. Aquel chico de primero se levantó y corrió como alma que lleva el diablo hacia la salida. Agarré mi mochila, y  fui a la clase, aunque de manera más tranquila, al tiempo que silbaba el resto de la canción. Hice mi examen rápidamente, y después salí para marcharme ya de ese lugar. En el pasillo, di un leve salto para acomodarme la mochila y la guitarra, y fui sacando el paquete de cigarros y el mechero. A la salida, comencé a encaminarme hacia la acera para regresar a casa, pero entonces, una voz desde mi espalda me detuvo.

- ¡Frozen!

Me di la vuelta, justo cuando me encendía el tabaco, y vi que Vanessa, que era así como se llamaba la líder diva, se acercaba a mí, por una vez sin llevar a su séquito de chihuahuas fosforitos detrás de ella. Esperé a que se acercara, y la miré interrogante, instándola a que me dijera lo que quería. Cuando llegó junto a mí, la chica agitó su pelo naranja con un movimiento de su brazo y sonrió.

- Es hora de cobrar mi favor… Sígueme.

Pasó a mi lado, y comenzó a caminar hacia la esquina de la calle, en donde se detuvo y se aseguró que nadie más que yo se acercara. Cuando pareció estar segura, abrió su bolso de Channel, y sacó de él una hoja de papel, la cual se puso a leer, lentamente.

- Zayyn Deirdre Frozen Scarlet. Pelo rojo y ojos verdes. Quince años. Bisexual. Parece tener una malsana costumbre de mirar a los demás con arrogancia y amenaza, como si se creyera por encima de ellos. Memoria fotográfica. Promedio de notas: B, un nueve con cinco; tan solo no llega al diez por su mal comportamiento en las clases. Padres: Andrew Frozen y Erin Scarlet, dos científicos especializados en la genética. Lugar de residencia, Carrol Ave 42. Veces que se ha acostado con Cinthia Fox…

- ¡Eh, eh, eh! Para el carro. Quiero saber qué es lo que quieres, no qué información tienes de mí… Y más te vale cerrar la boca con eso.

La diva sonrió, despectiva. Guardó el papel y se cruzó de brazos sobre el pecho, de manera despreocupada.

- Tan solo me aseguro de que sepas qué pasará si me traicionas… Ahora vamos a lo que me interesa: Quiero el control de los extranjeros, y sé que tú puedes dármelo.

- ¿Por qué de los extranjeros?

- Es obvio, están faltando a sus compromisos, y además serían buenos aliados. Hazlo, y tu deuda estará más que saldada… Nos vemos.

La observé marcharse hasta unos metros más para allá, en donde un coche de aspecto caro estacionó y esperó a que ella se subiera. Por un momento, fui capaz de ver dentro al líder de los emperadores, pero no le presté atención. Me torcí y crucé el paso de cebra para tomar el camino hacia mi casa. Cuando llegué, me topé con una sorpresa, Cinthia me esperaba en el porche, sentada en las escaleritas, y se levantó al verme llegar.

- ¡Z, tengo información muy valiosa! Durante la clase de literatura escuché a dos chicos decir que los extranjeros se reunirán en el parque que hay cerca del instituto, allí es donde se reúnen con sus proveedores.

Abrí la boca, sorprendida, por toda esa información que se me había dado tan rápidamente. Al principio no supe qué decir, estaba tratando de salir de mi asombro, y de no pensar en otra cosa que no fuera que ahora tenía una gran oportunidad para sacar a esos extranjeros de en medio. Comencé a reír, contenta, y hasta abracé a Cinthia por haberme dado esa genial noticia.

- ¡Sí! ¡Finalmente esos idiotas serán míos, y podré deshacerme de esa estúpida diva!-volví a reír, separándome, y saqué las llaves de casa-. Es mi día de suerte… ¿Quieres pasar, Cinthia?

Hubiera esperado que la chica accediera, me hubiera gustado de verdad. Esa última victoria sólo se podía celebrar de una forma… Pero Cinthia negó con la cabeza, y dio unos pasos hacia atrás. La noté rara, quizás seguía disgustada por lo de la cabaña... No le tomé mucha importancia, de todas formas.

- Necesito descansar…-murmuró, sonriendo débilmente-. Además, debería avisar al resto para que se vayan preparando.

- Buena idea, yo iré a prepararme también… Gracias, Cin.

Le sonreí de lado, antes de introducirme al interior y de subir como una loca las escaleras. Andrew y Erin no estaban en casa, estarían en el laboratorio haciendo uno de sus experimentos, y por eso también, esa tarde era perfecta para cobrarme una nueva victoria… No me molestarían mientras estuviera pensando la estrategia. Al llegar a mi habitación, dejé la mochila en cualquier lado, y la guitarra en el suelo con cuidado. Me tumbé sobre la cama junto a la gata negra, y comencé a escribir en un cuaderno una buena táctica de pelea… Aunque no me esforcé demasiado en ello. Los extranjeros era débiles, y aún más ahora que tenían menos integrantes.

- Eso es… Esos idiotas se unirán a mi mafia. Después destronaré a las divas, y me haré con los Nerds… Luego caerán los Bullys y los deportistas… Y finalmente los emperadores serán míos… Sí, nenas, vais a caer, os voy a pisar bajo mi bota.-acaricié el lomo oscuro del animal, provocando que soltara un ronroneo.

Continué planificando durante un buen rato. Escribiendo y dibujando en el cuaderno, hasta que decidí que ya era buen momento para preparase. Me vestí rápidamente, con camiseta negra, pantalones anchos de camuflaje, zapatillas, y sudadera. No olvidé tampoco a Nyy, tampoco a mis guantes de pelea, ni al skate. Cuando dieron seis de la tarde, salí de la casa y me deslicé por la calle sobre la tabla, hasta que al cabo de unos quince minutos me detuve. Di un pisotón al borde del skate, haciéndolo saltar y agarrándolo al vuelo. A lo lejos pude ver a los tres líderes de los extranjeros, así que, con una sonrisa malévola de oreja a oreja, me acerqué a ellos.

- Finalmente os tengo…-comencé a reírme entre dientes, mirando a esos tres como depredador que encuentra a su presa. Saqué la navaja, y comencé a correr hacia ellos, con un brillo asesino en los ojos, ese brillo que solía salir cuando tenía misiones por las noches.

De a poco, mi velocidad aumentó, mis músculos se tensaron, y se prepararon para la acción. Sin embargo, cuando apenas estaba a un metro ya de esos tres, algo me placó con fuerza y me lanzó a un lado. Di un quejido por el golpe, pero me obligué a levantarme. Pero, sin enterarme de lo que pasaba, unos enormes y gruesos brazos atraparon mis manos por detrás de la espalda, y me hicieron arrodillarme en el césped. Solté un gruñido, y traté de zafarme, pero otro tipo me golpeó en el estómago con un puño, y me doblé, soltando un gemido ahogado.

- ¡Oh, oh! ¡Mirad quién está ahora en apuros!

Jadeé, y alcé la mirada para ver quién había hablado. Como había supuesto al escuchar esa inconfundible voz, me topé con la líder diva, acompañada, esta vez sí, de todas sus amiguitas, quienes sonreían. Entonces, ¿quiénes serían los mastodontes que me retenían? Pues eso, los mastodontes, como los llamaba yo; o como los conocían más generalmente, los deportistas. Tenía alrededor de tres junto a mí, parecía obvio que esa puta de Vanessa no quería correr riesgos.

- ¡Eres una zorra!-rugí, cabreada, tratando de zafarme, pero de nuevo lo único que recibí fueron golpes.

- Nah, eso mejor para tí... Eres la Zorra-Zayyn... ¡Oh, espera! Quédate así… ¡Mantén esa pose! ¡Geeee-nial! Esto va directo a las redes sociales, Punki-Pie. Y todo gracias a ella… Gracias Cinthia.

- -abrí los ojos al máximo-.  ¿Qu…?

Me quedé helada al escuchar el nombre. Si hubiese tenido las manos libres, me habría metido un dedo en la oreja para ver si tenía un tapón o algo parecido… Pero no, escuchaba bien, lo supe en cuanto otro gorila de esos apareció, con una personita atrapada entre sus gruesas manos… Era quien yo había temido.

- Esto jamás hubiese pasado sin tu ayuda, friki gótica…-dijo con burla Vanessa, sacando la lengua, mientras la otra trataba de zafarse del agarre-. Qué idiota…

- No puede ser…-me revolví con fuerza, dispuesta a matar a esa que se había hecho llamar compañera. Estuve a punto de soltarme, pero esos idiotas me volvieron a golpear, así que, de nuevo, di con mis rodillas en el suelo-. ¡¿Me has traicionado?!-rugí, sacando aliento de donde no había.

- ¡Tú me traicionaste primero, Zayyn!

- Oh, pero qué enternecedor… Y yo te traicionaré a ti, rubia tonta.

Vanessa chasqueó los dedos de una de sus manos, y a esa orden, el captor de Cinthia la golpeó, y la dejó tirada en el suelo. Una de las demás divas soltó un gritito de alegría y abrazó al tipo, elogiándolo… Al parecer eravsu novio. Los observé a todos con rabia, pero sobre todo con impotencia. Mi navaja se había caído al suelo, pero por suerte estaba oculta, y si salía de esta, podría recuperarla para no volverla a perder más. Pero dadas las circunstancias, dudaba bastante que pudiera soltarme de esos gorilas que sólo sabían ejercitar sus músculos, y que despedían testosterona por los cuatro costados.

Miré a Cinthia desde mi ubicación, con una mueca de absoluto odio, sin embargo, Vanessa atrajo de nuevo mi atención.

- Vosotras dos me habéis hecho taaaaaaaaaaaaan feliz… Gracias a todos tus ataques, Punki-Pie, esos tres que ves ahí-señaló con sus dedos finos y largos a los extranjeros-, acudieron a mí a por ayuda, ya que ahora soy un nexo directo con el cabeza del instituto… ¡Justamente estaba haciendo un plan, pero de la nada llegó esa dulzura de negro con un plan increíble para derrotarte!-Se rio de manera asquerosa-. Te daré un consejo, Frozen. Para la próxima vez, no desprecies a tu aliada más preciada…

Traté nuevamente de soltarme. Principalmente, yo era tozuda, no me dejaba vencer así como así, y el hecho de haber sido traicionada, no hacía sino aumentar ese rasgo de mí. Pero por más que intentaba, por más que deseaba salir vencedora, no hallaba las fuerzas suficientes para ello. Era lo más frustrante que me había pasado nunca en mi vida… Qué asco…

- Jejejeje… Ahora, gracias a la ayuda de los novios de las chicas… yo controlo a los extranjeros, a los emos, a los kawaii y a los góticos… Fuiste derrotada, Frozen-Vanessa se acercó a mí y se inclinó un poco para tener sus ojos a la altura de los míos-. Y ahora yo soy la reina.

- Se suponía que eso iba a ser un secreto…-escuché murmurar a Cinthia.

- Claro, claro… Yo no hago tratos con frikis… Deshaceos de este par de bolleras-ordenó, incorporándose de nuevo.

Fue en ese momento en el que los deportistas que me tenían atrapada me hicieron levantarme. Me ataron de pies y manos, me empujaron, y me golpearon de nuevo varias veces, hasta obligarme a meterme en una camioneta que había aparcada en la acera.

Era irónico. Al empezar ese día, había pensado que nada podía ir mal… ¿Acaso había algo que pudiera hacerme sentir peor, que ser derribada de la cima hasta la más deprimente miseria?



------------------------- The end...? -------------------------



Aclaraciones:



  • Las partes cantadas son links que llevan a las canciones reales.

  • Colores:

    Zayyn: Firebrick

    Kawaii 2: #00ffff

    Cinthia: #9966ff

    Líder extranjero (Adolf): #ffffff

    Líder extranjero (Hiroito): DimGrey

    Líder extranjero (Benito): LightSteelBlue

    Chico atormentado: #6699cc

    Lider Diva (Vanessa): #ff0099

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Nyy:
    Skate (El segundo):

    Cinthia:
    Líder diva:
    Líder Adolf:
    Líder Benito:
    Líder Hiroito:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
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F*ck you! Episodio VII: Las cenizas del Fénix

Mensaje por Zayyn Lun Jul 13, 2015 3:11 am

Había pasado de tenerlo todo, a no tener nada.

Miré con impotencia mis zapatillas. Había decidido ponérmelas para pelear con más comodidad, pero dado el caso, hubiera dado lo mismo. Con o sin comodidad, me habían atrapado, unos asquerosos humanos, y me habían atad0 de pies de manos para obligarme después a entrar en esa vieja furgoneta. Miré a Cinthia cuando ella se sentó junto a mí, en unas condiciones idénticas a las mías. Traté de hacerle ver todo el odio, el desprecio y el asco, que sentía en esos momentos hacia ella, pero la muy asquerosa se mantenía con la vista baja, mirando la inexistente tapicería.

Nadie pronunció palabra alguna en todo el trayecto, yo me limité a mirar con odio a Cinthia, y esta, a replantearse su miserable existencia mientras se miraba las botas... Quizás hubiese quedado mejor en el grupo de esos suicidas inútiles, así al menos tendría algún motivo por el que disgustarse. Me había traicionado, había jugado con mi confianza. No podía esperar a que ahora yo la recibiese con los brazos abiertos, no... Con una sola acción, Cinthia se había ganado mi odio.

No supe cuánto tiempo estuvimos en la camioneta, pero tampoco era algo que me tuviera preocupada. Cuando el vehículo se detuvo, y fuimos arrojadas al exterior, fui consciente de que ya no estábamos en la ciudad, aquello era verde, era naturaleza... Aquello era la montaña.

Miré a mí alrededor para ubicarme, para saber al menos en qué dirección estaba la ciudad, pero antes de que pudiera tomar un punto de referencia, nos empujaron ladera abajo, a mí y a Cinthia, pude escucharla dar un chillido de miedo... El caso es que nos pusimos a rodar rápidamente, en más de una ocasión noté los golpes de algunas rocas, y por un momento tuve miedo de haberme roto alguna cosa por dentro, pero curiosamente, después lo olvidé. En ese momento nada de eso me importaba, estaba más pendiente en no verlo todo dando vueeeltas y vueeltas...

- ¡Gaahgh!-me quejé cuando dejé de rodar. Pero entonces algo me golpeó, el cuerpo de Cinthia, que había bajado después que mí.

- ¡Kyaa!

Solté un gruñido grave, pero estaba tan agotada, que no era capaz de decir o hacer nada coherente. Me quedé largo tiempo tumbada, mirando el cielo azul de la naturaleza, mientras me maldecía a mí misma por confiar en las personas equivocadas. Por confiar en esa furcia de Vanessa, por confiar en la traidora de Cinthia... Al fin y al cabo no se podía confiar en nadie en esta vida, en nadie. Cada uno ha de cuidarse a sí mismo...

<< Ahora yo soy la reina >>gruñí de nuevo al escuchar sus palabras en mi mente, como si todavía esa zorra estuviera intentando reírse de mí. Torcí el gesto en una expresión de rabia y me incorporé un poco, tratando, insistentemente, de soltarme de las ataduras.

- Me traicionaste... ¿Cómo pudiste?-comencé a murmurar entre dientes-. Te mataré... Te mataré en cuanto me libere...

- Tú me traicionaste primero... Tú me mataste... En mi lugar seguro que habrías hecho lo mismo-gimoteó la rubia, con voz rota.

- ¡Cállate! ¡No quiero oírte más!-para tratar de apaciguar mi rabia y mi frustración, mordí la cuerda de mis manos.

- Ilusa de mí... Pensé que me amabas, pero solo me querías para calentarte la cama...

- ¡Que te calles!-rugí, mientras continuaba mordiendo las cuerdas. Maldita traidora... Ahora me daba clases de moralidad... Ella había visto durante años como era, aunque no estuviéramos en el mismo grupo. Todo el mundo sabía cómo me comportaba con los demás, no era alguien a quien le importara los sentimientos ajenos.

- Lo tenías todo, por eso me dejaste. No me necesitabas, así que hice que lo perdieras todo para que volvieras a necesitarme...

- ¡Estás como una puta cabra!

- ¡No, tú lo estás! ¡Tú fuiste la que pretendió hacerse con todo el instituto, aún traicionando a tu mano derecha!

Tiré de la cuerda con los dientes con fuerza. Me dolieron las encías, pero eso en esos momentos era el menor de mis problemas. Cinthia continuaba soltando tonterías por su boca, y cada vez tenía más ganas de cerrársela de una hostia. Porque ella se sentía muy miserable por haber confiado en mí, pero ella me había hecho perderlo todo. TODO... Finalmente, logré sacarme una mano de la cuerda, así que pasé a intentar liberar la otra.

- Al perderlo todo, me vas a necesitar más que nunca, y será entonces cuando empezarás a apreciarme de verdad... Pero se suponía que esto no debía pasar... Ella me traicionó.

- ¡Y que bien que lo hizo!-conseguí sacar el segundo brazo, y comencé a liberar las piernas-. De no haberlo hecho, yo no me habría enterado de lo despreciable y rastrera que eres... ¡Así podré matarte!

Cinthia no volvió a hablar durante un rato, yo seguía tratando de deshacerme del resto de cuerdas, pero parecía que estas estaban menos apretadas. Cuando al fin esas cuerdas se deslizaron desde mis piernas hasta el suelo, Cinthia decidió hablar de nuevo.

- Pero, ¿sabes? No iba a dejar que te quedaras así sin más... Tengo un plan.

- ¡Cállate!

Me levanté en toda mi altura, y con una oscura aura rodeándome, me acerqué a la chica, la coloqué tumbada sobre el suelo y me senté sobre ella a horcajadas. Después llevé las manos a su cuello y comencé a apretárselo para ahorcarla... Había dicho que iba a matarla, y yo con esas cosas no bromeaba. Llevaba matando desde los ocho años, por una víctima más, no pasaba nada.

- ¡No, Zayyn! ¡Por favor, tengo un plan! ¡Lo recuperarás todo!

Apreté los dientes, clavando mi mirada en la suya. La verde era despiadada y estaba furiosa; la marrón, en cambio, pedía clemencia, y estaba llena de temor, además de que empezaba a derramar un mar de lágrimas. Estuvimos así aproximadamente medio minuto. A cada segundo que pasaba mis manos apretaban más, y Cinthia, a pesar de estar en riesgo de quedarse por completo sin aire, continuaba diciendo... Susurrando, que tenía un plan... Su rostro pasaba del blanco más pálido, al rojo; y del rojo, al morado.

- Por... Favor…

Finalmente le solté el cuello, y pude ver el alivio en todas sus facciones, pero eso no terminó ahí. Comencé a golpearle la cara con fuerza, seguidamente, con ambos puños, pero por más insistencia que ponía en los golpes, esa zorra no se quejaba, lo que sin duda era un colmo de frustración para mí...

- Z... Por favor, tengo un plan... Te ayudaré...

Apreté los puños con fuerza, así como los dientes. Encolerizada, agarré a la chica de la ropa y la levanté de modo que estuvieran nuestros ojos a apenas unos pocos centímetros.

- ¡Cállate!-repetí por undécima vez-. ¡¿Me traicionaste y ahora dices que quieres ayudarme?! ¡¡Y una mierda!!

Volví a golpearla, al tiempo que la soltaba, de modo que por el impacto, la chica acabó tumbada completamente otra vez.

- Confía en mí... Una última vez...-musitó la chica, con sangre en los labios. Debí de haberlselo partido.

La miré con desprecio, con todo el desdén del que pude disponer. Después me levanté, y la dejé abandonada a su suerte allí, mientras subía de nuevo la colina para tratar de ubicarme un poco. Escuché como me llamaba, cómo me pedía que no la dejara sola, pero la ignoré completamente, y pronto sus gritos se desvanecieron en el aire. Al llegar a la cima, en donde esos capullos nos habían dejado abandonadas, miré al frente. Allí a lo lejos, en el horizonte, podía divisarse una fina línea de edificios grandes e iluminados; aquella era la ciudad, pero estaba tan lejos, que seguramente tardaría horas en llegar. Con un suspiro, me senté en el suelo, y observé la lejanía durante un largo rato, buscando alguna forma de regresar y de recuperar lo que era mío por derecho… Pero por más que pensaba, no sacaba nada en claro; a cada minuto que pasaba, mis ánimos se volvían más y más deprimentes: Me sentía impotente, traicionada, frustrada… Y débil.

Al caer la noche, horas más tarde, una brisa me revolvió el pelo, provocándome un escalofrío. Me arrebujé más en la sudadera, y me pasé una mano por el pelo, sacándome el gorro negro, que siempre llevaba, en el proceso. Lo miré, y recordé la euforia que sentí en el momento de recuperarlo de aquella zorra emo. Me había sentido tan bien al sentir el poder corriendo por mis venas… Me había sentido con fuerzas para hacer cualquier cosa, pero ahora ya no me quedaba nada…

Un aullido rompió entonces el hilo de mis pensamientos. Parpadeé repetidamente y me levanté, mientras me ponía el gorro, y posaba la capucha de la sudadera sobre este. Bajé colina abajo, hasta quedarme en la misma zona que horas antes. Descubrí que, quien había soltado aquel aullido, no había sido otro que un chacal que estaba dedicándose a mordisquear una de las botas de Cinthia, con claras intenciones de devorarla a ella. La chica gimoteaba, llorosa, y trataba de espantar al animal con su otro pie. Por el momento ninguno de los dos se percató de mi presencia, puesto que una estaba de espaldas a mí, y el otro seguía pendiente de conseguir su cena. Sin mucho entusiasmo, y sin mostrar miedo hacia el carroñero, agarré una piedra del suelo y se la lancé, acertándole con destreza en el hocico. El animal dejó escapar un quejido, y se alejó lo más rápido posible de allí, con el rabo entre las patas. Sin muchas ganas, me agaché junto a la rubia, quien estaba bastante desconcertada, y me la colgué al hombro como si fuera un saco de patatas. La chica musitó algo, quizás un gracias, pero no le respondí. Caminé un poco más lejos, para alejarme de cualquier depredador que hubiera en las cercanías, y una vez en terreno seguro, dejé caer el cuerpo de Cinthia al suelo, con violencia y sin cuidado alguno. La chica dio un gemido ahogado, pero no me importó; la coloqué como anteriormente y me senté sobre ella.

- Dime ese plan-le exigí con voz peligrosamente calmada, agarrándola de nuevo por la ropa-. Que esas sean tus últimas palabras, veamos si sirves para algo más que no sea “calentarme la cama”.

Cinthia jadeaba. Parecía cansada, muy dolorida, y a juzgar por sus labios secos y agrietados, también deshidratada. Sus ojos marrones se clavaron con pena y resignación en los míos, pero también con cierta esperanza.

- Todo el poder… Recae ahora sobre una persona, la diva… Tiene a los extranjeros, a los emos, a los kawaiis y a los góticos en su poder…

Chasqueé la lengua, y la volví a zarandear, impaciente.

- ¡Eso ya lo sé!-rugí. Odiaba que me recordaran que esa hija de puta me había arrebatado casi todo mi poder.

- Entré en su base cuando fui a hablar con ella… La vi… Sólo debes derrotarla a ella, y todo volverá a ti, incluso con una parte extra… Los extranjeros…

- ¡¿Con qué ejército, idiota?!-Como continuara diciendo tonterías, iba a llevarla de regreso colina abajo para que los chacales la devoraran. O podía matarla yo misma en esos momentos, así quizás incluso me desquitaría con alguien…

Miré a mi lado, y agarré una nueva piedra del suelo, una piedra del tamaño de mi puño. La aferré con fuerza entre los dedos, alcé el brazo, y me preparé para asestarle un señor golpe que, si no era mortal, iba a dejarle “bonita” la cara a esa traidora.

- ¡Espera! ¿La alianza de los nerds sigue en pie? Su base…-Cinthia tosió-. Su base está en el laboratorio de química, tendrás que ir directa a por su líder…

Mis ojos llamearon con furia, como dos brasas incandescentes que quemaban tan solo con mirar a lo que quisiera hacer desaparecer. Apreté con fuerza la roca, con tan mala leche, que no sería raro que me hubiera hecho alguna herida en la palma. Inspiré hondo, mientras pensaba en lo que la chica me había dicho, y dejando a un lado que quizás se lo hubiese inventado todo con tal de persuadirme y salvarse de una muerte segura. Pero Cinthia estaba demasiado asustada como para mentir, y yo estaba cansada de todo. Apreté un poco más la roca, para seguidamente, golpear el suelo con violencia, junto a la cabeza de Cinthia, a escasos centímetros de ella. Di un suspiro, me quité de encima suyo y me senté en el suelo, doblando las piernas, y rodeándolas con los brazos.

- Ya no soy líder de nada. Lo he perdido todo y de la manera más ridícula… ¿Por qué esos sabelotodo se aliarían conmigo? Además, son de las facciones más fuertes; si antes era difícil vencerlos, ¿cómo planeas que los derrote ahora? Estoy sola… Completamente SOLA…

- Escucha…-Cinthia se inclinó hacia mí, con algo de esfuerzo-. Su base no es como la de los kawaiis, ¿recuerdas? Hay que entrar de noche en el instituto. Allí nos esconderemos y esperaremos a que amanezca…

- No hables en plural-gruñí, de mal humor-. Continúa…

- …Y les emboscarás en su propio territorio. Después le tenderás una trampa a la puta de Vanessa, quizás en su casa.

- No sé dónde vive.

- Yo sí…

La miré largamente a los ojos, como mira un padre a su hijo cuando ha hecho algo malo, pensando en si castigarlo con dureza, castigarlo con un azote, o simplemente castigarlo con una regañina. Inspiré hondo, pero al final accedí a la petición de esa parte de mí que aún poseía un mínimo de compasión, para soltarla. Pero no iba a ser una acción deliberada y filántropa, sino más bien un interés, interés en lo que ella podía ofrecerme para salir victoriosa en la guerra que se iba a formar en el instituto.

Me coloqué a su espalda, y le desaté sus cuerdas.

- Es lo mejor que tengo de momento-me recordé a mí misma.

Me levanté y le extendí una mano, sin mirarla directamente a los ojos, para ayudarla a levantarse. Pude sentir que sus ánimos aumentaban al tomarme de la mano, así que por eso decidí darle un pequeño recordatorio. Le apreté con fuerza, y cuando se hubo levantado, le propiné un nuevo golpe en la cara.

- Eso por traicionarme.

La chica se tambaleó, pero yo la tenía bien sujeta con la otra mano para evitar que se cayera. Cuando noté que se le pasó el mareo la solté, y comencé a caminar montaña abajo, con Cinthia detrás, para regresar a la ciudad.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

Al cabo de un buuuuuueeeeeeeeen rato, quizás unas cinco horas, al fin llegamos a la ciudad de nuevo. Sin embargo, no fuimos al instituto, a pesar de que era bien temprano, sino que cada una nos fuimos a nuestras casas para prepararnos. Mi "preparación" consistía básicamente en dormir como un jodido koala, y en mirar después los mensajes del móvil que había dejado en casa.

"Zayyn, esto es un caos.

Ya vimos la foto que te hizo Vanessa en las redes sociales. Es cierto que no hay nadie que no conozca tu derrota, pero tienes que volver. Esa zorra tiene prácticamente a casi toda la escuela en su poder, incluso planea destronar al líder emperador, se lo escuchamos decir Anton (líder kawaii), Alex y yo. Lo peor de todo, es que para eso, la diva necesita hacer que despidan al director. Y por eso nos ha mandado una misión a los tres: Alex se exhibe en su despacho, yo hago fotos, y Anton las distribuye por internet...

Mira, Frozen. Nunca me has caído bien, pero prefiero tenerte a ti de líder antes que a esa bruja."


El mensaje era de John, en antiguo líder gótico, aquel al que había vencido primero. Al parecer, si todo eso que me decía era verdad, esa diva furcia se estaba haciendo con el control del instituto... Al terminar de leer el mansaje, chasqueé la lengua, apagué el teléfono sin responder y abrí el armario. Quedaba una hora escasa para lo que Cinthia y yo habíamos planeado hacer, y debía prepararme...

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

De nuevo, de noche. Esta vez en el jardín del instituto, escondida en una sombra que proyectaba el edificio con respecto a la Luna Llena que iluminaba en la noche. Solté un resoplido al ver a otra figura acercarse, y al tenerla frente a mí, le propiné una colleja.

- Llegas tarde-gruñí, contrariada.

- Lo sé, lo sé... Mi madre quería saber a dónde iba... Le he dicho que a una fiesta, y he tenido que ponerme esta ropa en la calle, detrás de un árbol.

Mis ojos la examinaron de arriba a abajo. Al igual que yo, la chica iba vestida con prendas negras, de esas que usan los ladrones para robar. Nosotros no íbamos a hurtar nada, pero necesitábamos la máxima discreción, y con ropa normal, esta no se podía conseguir. Nos colamos en el instituto por una de las ventanas, la que siempre dejaban abierta para que se ventilaran los pasillos. Le advertí a Cinthia que fuera con sigilo, pues había un vigilante que peinaba todo el edificio, y si nos pillaba, ya podíamos despedirnos del plan. Por suerte el camino fue sin contratiempos, llegamos "sanas y salvas" al laboratorio, y entramos para escondernos dentro. Gracias a una linterna que había traído, pudimos ver la base de los nerds con más detalle, y sobre todo, sin darnos de hostias con las probetas por haber pisado mal en el suelo. Encontramos un armario que estaba vacío, así que nos encerramos allí y nos sentamos.

El lugar no es que fuera de lo más cómodo, pero era lo mejor que había. A la luz de la linterna, ninguna nos atrevimos a decir una palabra, de modo que pronto se aposentó un incómodo silencio, únicamente roto por nuestras respiraciones, y por el zumbido que emitía la linterna al estar encendida.

- Uhm...-Cinthia hizo ademán de decir algo, pero después pareció pensarlo mejor.

- ¿Qué te pasa?

- Nada, es solo que...-suspiró-. ¿De verdad me usaste solo por el sexo, Zayyn?

Puse los ojos en blanco. ¿De verdad preguntaba eso en un momento así? Se suponía que esto ya lo habíamos hablado...

- No preguntes cosas de las que no quieras saber la respuesta, Cinthia-respondí en un susurro-. Yo no amo a nadie, solo a mí misma.

- ¿Por qué?

- Para no sentir debilidad, para no sufrir... Cosas así. La verdad es que no tengo ganas de pasarlo mal por culpa de otra persona. No quiero depender de nadie.

- Estás dependiendo de mí ahora.

Le lancé una mirada furibunda. Aquello fue suficiente para que no dijera nada más, y mejor... Así podría cerrar los ojos y descansar... Descansar de todo lo que había pasado.

A la mañana siguiente el ruido del timbre al otro lado del pasillo me hizo dar un bote en el sitio. Al principio, me sentí desconcertada, pero después recordé todo lo ocurrido, y sacudí a Cinthia. Ella remoloneó, y yo, impaciente, la zarandeé con violencia, pero tuve que taparle la boca porque estuvo a punto de soltar un chillido justo cuando alguien abría la puerta.

- ¡Hmm!-gimió la chica, asustada. Sin embargo, al ver mi expresión de enfado, recordó, y se tranquilizó. Quité la mano, y le exigí silencio con un dedo.

- No, tío. En la Luna no hay agua, es mejor conquistar Marte, dicen que ahí hay designios de vida.

- Pero, ¿qué dices? La Luna es lo mejor. Es plateada, con cráteres... ¡Y además es terreno conocido!

Inconfundiblemente, aquellos eran los nerds. Sólo ellos podían hablar de esas tonterías con tanta pasión, además de que dudaba bastante que otros se atrevieran a entrar en su preciada y friki base. La puerta se cerró entonces, con un sonido característico de encaje, y con un brillo peligroso en la mirada, salí del armario sin avisar, y agarré al primero que pude por su cercanía a nuestro escondite. Cinthia, sin embargo, no salió, y yo, interiormente, la maldije mil veces por cobarde.

- Buenos días-saludé, con una malévola sonrisa, sujetando al nerd con brazo pasado alrededor de su cuello

- ¡Oh, ha salido del armario!

- ¡¿Frozen?! ¿Aún estás viva?-el líder nerd, August, se hizo paso a través de sus compañeros, con una expresión de evidente enfado por haber allanado su fortaleza. A una señal suya, los demás sacaron todo tipo de extrañas armas a distancia y me apuntaron con ellas-. Creí que la líder diva te había matado...

- Al parecer no fue así-respondí con arrogancia y orgullo-. Hace falta algo más que una furcia vestida de rosa para matarme.

- Ya déjalo, pelirroja-August dio un suspiro de cansancio, y comenzó a dar golpecitos en el suelo con la punta de uno de sus raros zapatos-. Has perdido, reconócelo. Ya no eres nada en este instituto.

Entrecerré los ojos peligrosamente, en dos rendijas. Traté de pensar con rapidez algún movimiento, pero no se me ocurría nada... Cinthia solo había dicho de llegar a la base, no había mencionado nada de qué hacer al llegar.

Pero entonces, en ese mismo instante, la chica rubia hizo algo que me sorprendió. Salió de golpe del armario, agarró su camiseta por los bordes, y se la levantó, mostrando todo su torso desnudo... Sin nada más que lo cubriera. Parpadeé repetidamente, e incluso sentí como me sonrojaba un poco por las mejillas. Y al parecer, la táctica de Cinthia no sólo había funcionado en mí; los nerds se quedaron mirándola como bobos, como si nunca antes hubieran visto a una mujer desnuda... Esa fue la distracción que necesitaba.

Solté al nerd al que tenía atrapado, lanzándolo a un lado, y de dos zancadas, me posicioné junto al líder y lo atrapé, retorciéndole un brazo en el proceso. El chico gritó de dolor, parecía no querer ser vencido.

- ¡¿Te rindes?!

- ¡No, Idiota! ¡Fui entrenado para soportar este tipo de tortura, no podrás hacerme nada!-August giró la cabeza para mirar a sus compañeros, quienes seguían embobados con la delantera de Cinthia-. ¡Y vosotros! ¡Sé que todos sois vírgenes a excepción de Bob, pero dejad de mirarlas! ¡Ni siquiera son tan grandes!

- ¡Oye!-se quejó Cinthia, indignada, quien estuvo a punto de decir algo, pero fue interrumpida por mí.

- Suficiente-agarré al líder nerd del pescuezo, tiré de él, e hice que se golpeara en la cabeza multitud de veces con una mesa, hasta dejarlo en el suelo inconsciente. Y por si no fuera poco, una vez desvanecido, le pateé otras cuantas-. ¡Ahora yo soy vuestra líder, ¿me oíste?! ¡¡Solo yo!!

Jadeé, con los ojos furiosos aún clavados en el cuerpo inmóvil del muchacho. Con un destello de ira, me volví hacia el resto, quienes, por temor a ser apalizados también, se arrodillaron, rindiendo pleitesía a su nueva jefa. Alcé la barbilla, satisfecha, y por un momento, pude ver el rostro de la líder diva frente a mí.

- Esto solo acaba de empezar...


------------------------- The end...? -------------------------


Aclaraciones:


  • Colores:

    Zayyn: Firebrick

    Cinthia: #9966ff

    Líder Diva: #ff99ff

    John: #9900ff

    Nerd 1: #0066ff

    Nerd 2: #6699ff

    Líder Nerd: #0033ff

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Cinthia:
    Líder Nerd:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
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https://www.flickr.com/photos/126775221@N05/
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Edad PJ :
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Programas Terminal de Batalla :
  • Funciones Básicas
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F*ck you! Episodio VIII: La Reina Boudica

Mensaje por Zayyn Lun Jul 13, 2015 5:30 am

El mechero chispeó un par de veces antes de formar la llama, una llama ondeante, que pronto encendió las hojas marrones que sobresalían del extremo la columna del tabaco. Un destello anaranjado las iluminó cuando ese tabaco fue aspirado desde la boquilla por mis labios, mientras miraba al grupo de nerds prepararse para acatar mis órdenes. Todos poseían distintas armas de esas raras, así como todo tipo de químicos para hacer que la confusión en los ataques fuese mayor. Sonreí imperceptiblemente, mientras me inclinaba hacia atrás en la silla y apoyaba los pies sobre una de las mesas vacías en donde solían poner las probetas, buretas, pipetas, y más cosas de esas frikis que terminaran en “-etas”.

- Boudica… Le traigo su cerveza…-parpadeé repetidamente, al notar la presencia de un nerd de esos que eran novatos, de primer curso. Clavé la vista en él, y pude sentir como el jovencito se estremecía.

- ¿Qué me has llamado, novato?

- Eh… Y-yo… Le dije Boudica… Es u-una referencia a una antigua reina celta muy san-sanguinaria. Era famosa por su venganza hacia los roma-romanos… Aniquiló a toda la novena le-legión, y redujo ciudades a cenizas… Además, era pelirroja…-El muchacho sudaba y temblaba. O era tartamudo por naturaleza, o bien yo le infundía un temor increíble-. ¿Puedo marcharme y-ya?

Lo miré fijamente durante un rato más, con una sonrisa de curiosidad, pero a la vez de diversión. ¿De modo que ya había algunos que me veían así…? Bueno, no me iba a quejar, si ese apodo me venía bien, no iba a ser yo lo que se negara a llevarlo… Hice un movimiento con la mano izquierda, concediéndole permiso para que se fuera. El nerd dejó la cerveza sobre la mesa, y se marchó como alma que lleva el diablo para reunirse con los demás, y armarse para lo que sería el “primer asalto”.

- ¿Qué pretendes conseguir con un asalto así?

De nuevo otra voz junto a mí, aunque esta tenía timbre femenino. No necesité girar la cabeza para saber que se trataba de Cinthia, y de que la chica no las tenía todas consigo de que aquello fuera a salir bien. Dejé el cigarrillo sobre el cuenco, y me llevé la botella de cristal a los labios. Mientras bebía, cerré los ojos, disfrutando del sabor amargo que tenía la cerveza, y traté de hacerme de rogar para impacientar a la muchacha. Después de un par de tragos, solté un suspiro y retiré el cristal de mis labios; después me levanté, y miré a los nerds con seriedad.

- Salid ahí afuera y ponedlo todo patas arriba... Quiero que el instituto sea un completo caos-Los nerds asintieron, y temerosos, comenzaron a salir del aula, cerrando tras de sí. No tuve que esperar mucho hasta que empezaran a escucharse golpes, pequeñas explosiones, exclamaciones y gritos de terror y dolor-. Ah… Me encanta ese sonido-murmuré, refiriéndome a esos últimos-. Perdón, ¿qué decías?

Cinthia resopló y se fue a sentar a un taburete. Ambas sabíamos que había escuchado perfectamente su pregunta, y por eso, a ella le molestara que tardara en contestarla, solo por seguir medio enfadada con ella.

- ¿Que por qué les mandas eso? Se suponía que ibas a utilizarlos con alguna estrategia.

- Y así es-me llevé el cigarrillo a la boca y continúe fumando-. Quiero que provoquen tal caos, que nadie sepa quién ataca. Así sospecharan los unos de los otros, y comenzarán a pelearse entre ellos... Va a ser divertido ver la reacción de esa zorra.

Me levanté de manera despreocupada, dejé el cigarro en el cuenco, y me aproximé a la salida. La abrí un poco para contemplar la contienda que se desarrollaba afuera, y cuál fue mi regocijo, que justo en ese momento, una diva de cabellos negros pasaba por allí, entre una nube de humo, y retrocediendo en mi dirección. Con una salvaje sonrisa, saqué el brazo y la agarré para meterla con rapidez en la sala. La morena chilló, pero habiendo el jaleo que había, pocos le prestarían atención. Cerré la puerta, y empujé a la furcia al centro de la clase.

- ¡Tú, Frozen!-la muñequita no tardó en reconocerme, tanto por mi típica sonrisa arrogante, como por el intenso rojo de mi pelo-. ¿No estabas en la montaña?

- Qué bien informada estás, pero debo discrepar. Como bien has dicho, "estaba"; he vuelto a casa para hacéroslo pagar-le di un agresivo empujón, provocando que la chica cayera justo sentada sobre una silla. Le hice un gesto a Cinthia para que me pasara unas cuerdas de uno de los armarios, y até a la diva al asiento de pies y manos rápidamente, ignorando sus patéticos intentos por escaparse-. Venga, zorra, dime lo que sabes.

- ¡Estás loca! ¡Esto es un secuestro!

- Desde luego-asentí, metiendo mano a mi bolsillo y sacando de él a Nyy-. Y se convertirá en asesinato si no hablas.

Accioné el botoncito del arma, haciendo que la cuchilla saliese disparada de su compartimento. Posé la parte plana del filo sobre la mejilla de la pija esa asquerosa, y la paseé por su piel de manera suave y tranquila. La diva soltó un gritito.

- Esto si te da miedo, ¿verdad? Quizás ahora debería vengarme por lo de la trampa, y el abandono en la montaña... ¿Sabes que eso sí es secuestro? A mí no podrían hacerme nada, puesto que estamos en horario escolar, y como tal, estamos donde debemos estar... Pero lo de la montaña es diferente...

- ¡No tienes pruebas sobre ello!

- La foto que tu asquerosa líder me hizo es una prueba bastante sólida, ¿no crees? No avisé a mis padres, no llegué a casa... Pero a cambio hay una divertida, y sin duda degradante, foto mía rondando por internet... ¿Qué opinas?

Observé, victoriosa, que la chica titubeaba, y supe que la tenía entre mis garras. Le retiré el cuchillo, agarré la cerveza y me puse a beber frente a ella mientras esperaba por la información. Entretanto, Cinthia se acercó a la puerta, y pegó un oído a la madera para intentar escuchar cualquier cosa que sucediera por los pasillos atiborrados de gente peleando entre sí.

- Está bien...-accedió finalmente la diva, suspirando con resignación-. Ay, Dios mío, Vanessa me matará cuando se entere...

- Eso si no lo hago yo primero-insistí, haciendo girar la navaja entre los dedos de manera distraída, pero a la vez amenazante.

- Affuu... Vale, vale… Vanessa quiere hacer que despidan al director para hacerse con el control de la escuela. Para ello utilizó a los líderes a los que tú venciste, con el objetivo de tenderle una trampa al director.

- Pero el director sigue en su puesto, ¿qué pasó?

- Pasó lo que muchas de nosotras nos temíamos. Esos tres zoquetes no obedecieron, así que Vanessa decidió castigarlos y torturarlos. Ahora deberían de estar en la cabaña, encerrados.

Alcé la mirada, y compartí con Cinthia una mirada de preocupación. Estuve segura de que ambas pensamos lo mismo, porque cuando yo me levanté, ella hizo ademán de ponerse para abrir la puerta.

- Has sido de utilidad-dije mirando a la morena-. Pero es hora de marchar, y tú tienes que dormir y descansar de la resaca.

La diva frunció el ceño, sin comprender al principio, pero para cuando atara cabos, ya sería demasiado tarde. La golpeé fuertemente con el brazo, y el golpe que se dio contra un mueble la hizo desmayar. Antes de marcharme con Cinthia, desaté a la diva, vertí lo que quedaba de la cerveza sobre sus labios, y puse la botella bajo su mano. Así, si intentaba decirle algo a alguien, nadie la creería... Porque además había un cigarro con hierba sobre la mesa, consumiéndose solo en el cuenco.

Al incorporarnos al pasillo, el caos nos acogió de manera incluso "maternal". Por lo menos a mí, porque Cinthia parecía querer marcharse de allí a toda prisa, digamos que ese ambiente hostil no le era muy favorecedor al peligrar su integridad física. Pero para su suerte, estaba conmigo. Al haber sido entrenada, era capaz de ver llegar los golpes antes de que los ejecutaran incluso, así que todos los que en esa guerra trataban de asestarnos algún golpe, acababan, o bien fallando, o bien siendo derribados por alguna llave. No obstante, no nos quedamos allí a luchar, sino que salimos al jardín de estrangis, y nos deslizamos al patio de atrás para liberar a John, Alex y Anton, quienes estaban encerrados desde fuera... Pero eso no supuso un impedimento para mí, al patear la puerta de madera, así que los liberamos, y comenzamos a preparar un plan rápidamente.

- Sabía que no ibas a dejar que esa diva te quitara el puesto-dijo John con una sonrisa.

- Sí, sí, sí. Los sentimentalismos para más tarde-me crucé de brazos-. Os han dado una buena paliza por lo que veo.

Los tres líderes se miraron los unos a los otros. Tanto John, como Alex, como Anton, presentaban o heridas o moratones por el rostro. Supuse que los matones de Vanessa les habían hecho eso.

- Tratamos de hacer que los demás traicionaran a la diva, de que volvieran a seguirte a tí.

- Un motín...-sin duda una estupidez, ahora entendía por qué presentaban esas magulladuras. Seguramente los demás se hubieran negado, y les hubiesen apaleado por romper las reglas del instituto-. Bueno, ya no importa. ¿Prefieren que recupere lo mío de manera legal? Muy bien, ellos lo han querido...

Sonreí, no de manera muy alentadora, y sin dar más detalles, me di la vuelta y entré de nuevo en el instituto. Los pasillos ahora estaban tranquilos, la gente se sentía dolorida y enfadada, pero al menos ya no se pegaban los unos a los otros. No obstante, entre toda esa calma, se vio rota en miles de fragmentos, cuando una voz chillona rompió el silencio del pasillo.

- ¡No es culpa mía!

- Ya basta Vanessa, controla a tus títeres si no quieres que esto acabe mal.

Parpadeé repetidamente al reconocer esa voz, y sin poder creérmelo, crucé el corredor, hasta detenerme en una esquina. Desde allí, apartados de los demás, estaba la líder diva y el mismísimo líder emperador, discutiendo. Si no supiera lo que había pasado y lo que pretendía hacer esa bruja, me hubiera pensado que estarían en su primera discusión de pareja. Esbocé una mueca burlona, me apoyé contra las taquillas, y mientras observaba entretenida, me metí una piruleta en la boca.

- ¡Te digo yo que no es cosa mía, Edward!-Vanessa parecía muy enfadada, a diferencia de él, que parecía tomárselo con más calma, aunque era evidente por su expresión que estaba contrariado.

- Como sea, no quiero más un alboroto como ese-el chico suspiró, molesto, y se dio la vuelta para marcharse. La diva soltó una leve rabieta, apretó los puños, y cambió de dirección hacia mí, obviamente para ir a su próxima clase.

- ¿Discusión de pareja? Así no vais a llegar al matrimonio...-murmuré cuando pasó a mi lado, con una sonrisa.

La diva se volvió, y me dirigió una mirada asesina.

- Que te jodan, Punki-Pie-gruñó antes de seguir su camino.

La observé marcharse desde mi ubicación, con una mirada calculadora y a la vez amenazante. Me despegué de la pared, y entonces sonreí de manera misteriosa, al tiempo que mi lengua jugueteaba con la piruleta de dentro.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

Las horas pasaron, y con ellas, el caer de la noche dio su comienzo. Los estudiantes habían salido hacía horas hacia sus casas, yo incluida, pero eso había sido hacia un rato. Ahora, eran las once de la noche, y la bonita y blanca vivienda estaba completamente rodeada por los nerds. Era algo más grande que una casa normal, pero más pequeña que una mansión. Aun así, podría verse que a la líder diva no le faltaba ninguna comodidad, ni ningún capricho, como buena chica rica y mimada.

Pero eso se iba a acabar, iba a hacerla morder el polvo como la rata que era, nadie se metía conmigo, y se iba de rositas después, y es por eso por lo que Cinthia, todo el regimiento nerd, y yo, estábamos en su jardín, todos ocultos en las sombras, observando los movimientos de la chica por las ventanas.

- Dame tu informe, nerd-ordené, mientras me ponía los guantes, y pintaba parte de mi rostro con sangre de mentira.

El chico, quien miraba a través de una especie de prismáticos mecánicos de esos que salían en las películas de espías, carraspeó, mientras toqueteaba los botones de un lado de su cacharro.

- Vanessa está sola en casa, sus padres están en un importante viaje de negocios, y tiene la casa para sí. Sin embargo, el estar sola, no parece un impedimento para ver una película acerca de fantasmas… Qué ridículo, no entiendo como la gente mira esa clase de películas, son absurdas…

- Suficiente, da la señal ahora mismo-dije, cortándole. Me interesaba bien poco su opinión personal acerca de las películas de ese tipo-. Si esa idiota quiere fantasmas, los tendrá…

El nerd suspiró, y se llevó un dedo a su oreja, en donde apretó el botón del intercomunicador que lo mantenía en contacto con el resto de sus compañeros.

- El sith está en la Estrella. Repito, el sith está en la Estrella.

Nadie respondió de momento, hasta que de repente se escuchó el sonido de las interferencias.

- ¿El sith qué? ¿De qué hablas?-dijo una voz por el cacharro de la oreja.

Solté un resoplido exasperado, y de un tirón le arranqué el intercomunicador al nerd.

- ¡Que empecéis ya, idiota! Como tenga que hacerlo yo, os vais a enterar de lo que es bueno.

- ¡Pe-perdón! ¡Ya vamos!

La llamada se cortó entonces, y desde detrás del árbol en el que estábamos escondidos, pudimos ver a un par de ellos salir de detrás de unos arbustos, y detenerse junto a una cabina en donde debían de estar los controles de luz y agua. En ese momento, las luces de la casa se apagaron de repente, y la voz del nerd anterior sonó por el comunicador.

- La Estrella de la Muerte ha sido perturbada.

No necesité ninguna traducción. Había visto esas películas, y aunque no me consideraba una friki de ese género, sí que me gustaba la saga. Recorrimos rápidamente el jardín, llegando en apenas unos segundos a una de las ventanas. La diva tardaría en bajar las escaleras hasta el piso de abajo, y para entonces, todos estaríamos preparados en nuestros puestos.

Saqué a Nyy de mi bolsillo, y la accioné, pasando la cuchilla por debajo de la ventana, y abriéndola solo con subir el filo lentamente. Me introduje dentro, y sujeté el cierre para que también lo hicieran Cinthia y los dos nerds que habían estado con nosotras. El resto se encargaría de que la diva no pudiera salir de la casa… bajo ningún concepto.

Miré la habitación donde nos encontramos. Estaba muy oscuro, pero yo podía ver fácilmente, y los demás tenían unas gafas de detección infrarroja que harían que nadie se cayera ni se tropezara con nada, así que fue fácil descubrir que era una especie de sala de estar, con una televisión de plasma en la pared, un par de sofás de cuero, y un piano de cola en una esquina.. Hice un par de señas, y todos comenzaron a moverse despacio y con sigilo, hasta colocarse en sus posiciones.

Miré a Cinthia, ella correspondió a mi mirada, y comprendió. Se acercó a un mueble, agarró un jarrón de encima, y lo dejó caer al suelo. El cristal se rompió en mil pedazos con un fuerte sonido, que seguramente alertó a la diva.

- ¿Hola? ¿Quién hay ahí?-la voz de la chica sonaba cerca, casi como si estuviera en la habitación de al lado-. ¡Váyanse si no quieren que llame a la policía!

Sonreí interiormente. Su timbre sonaba temeroso, y casi histérico, así que supuse que debía de estar acojonada, y más después de haber visto una película de terror. El nerd de mi lado, como habíamos planeado con anterioridad, separó sus labios:

- Miaau.

- Manchas… ¿eres tú?-preguntó, con hilo de voz-. Manchas, ven aquí, gato malo-Sin embargo, un nuevo maullido salió de detrás de donde ella se encontraba, y pude ver a una bola de pelo blanca restregarse contra su pierna.- Espera... ¿Manchas?-Vanessa se agachó para cogerlo en brazos-. Si tú estás aquí, ¿quién…?

Y ahí fue cuando, con una sonrisa, paseé un dedo por todo el teclado del piano, creando una breve pero escalofriante melodía que rompió el silencio, y que hizo que la diva diera un brinco. Pero no solo eso, la chica gritó, y dio media vuelta para escapar.

- Catch her!-grité, poniéndole a la voz un timbre más salvaje y amenazador que el que normalmente poseía.

A mi orden, todos salieron en pos de la diva líder, quien recorrió todas las estancias de la planta baja, hasta quedarse en la cocina, y atrancar la puerta con una silla. Yo me di más tranquilidad al llegar, pero cuando lo hice, la chica chillaba como una loca, como si estuviera en una película de terror... Como si la película que había estado viendo se hubiese hecho realidad. Cuando llegué, los nerds tenían en ristre sus extrañas armas de fuego, esperándome. Uno de ellos, al verme, me tendió un arma afilada, con un filo pegado al mango de madera... Agarré el hacha con tenacidad, y de un movimiento, le asesté un golpe a la puerta de madera, luego otro, y luego otro, al compás de los chillidos de nuestra aterrada amiga.

- ¿No crees que te estás pasando?-preguntó en un susurro Cinthia a mi lado.

- Quiero que sufra-respondí en el mismo tono, mientras continuaba con los hachazos.

Finalmente, conseguí abrir un agujero de tamaño considerable en la puerta, dejé el hacha en el suelo y, como en cierta película, asomé la cabeza por ahí. Juro que la expresión de incredulidad y miedo de la diva fue lo más placentero que había visto hasta entonces.

- ¡Aquí está Zayyn!-exclamé con una sonrisa macabra.

- ¡KYAAAAAAA! ¡TÚ! ¡FROZEN! ¡¡SAL DE MI CASA YAAAAA!! ¡¡¡SOCORROOOOO!!!

- Nadie va a escucharte-metí una mano por dentro, aparté la silla, y me abrí paso en el interior. Los nerds entraron después que yo, y rodearon con sus armas a la chica de cabellos anaranjados. Cinthia, en cambio, se colocó a mi lado-. Estás sola, te tengo finalmente… Ahora no tienes a ninguna de tus estúpidas lameculos, ni a ninguno de tus gorilas…

- ¡No los necesito!-rugió Vanessa, mientras se descalzaba y agarraba su pantufla con fuerza-. ¡Sé defenderme sola!

Una divertida risotada salió de mi garganta, al mismo tiempo que dos de los nerds agarraban sus brazos para tenerla aprisionada. Me acerqué a ella, y sin piedad, incrusté mi puño en su estómago. La chica gimió, se dobló, y tosió. Pude ver sus temblores, pude escuchar sus jadeos, y pude oler su miedo. No sabría describir ese momento, pero la venganza que me estaba cobrando era tan dulce como la miel, y aún no terminaba. Metí mano en uno de los bolsillos de su bata, y saqué su teléfono móvil súper caro y de última generación.

- Te ves muy bonita así… ¡Espera, aguanta esa pose!-se escuchó el “click” del teléfono al hacer la foto-. ¡Geeeeee-niaal! Esto irá directo a tooodos tus contactos… -con un par de toquecitos, hice lo que había prometido… En redes sociales, en aplicaciones de mensajería… Por todos los lados-. Bien, creo que ya está… Ahora, tengo que darte tu merecido, por lo de tu jugada en la montaña…

Dejé el teléfono sobre una de las encimeras, y crují los nudillos. Instantáneamente después, otro puño salió despedido hasta golpear su cara, y otro en su estómago, y una patada a las costillas… La chica acabó en el suelo, retorciéndose de dolor. La observé desde arriba, más no me detuve ahí. Le pisé una mano con una de las botas, mientras que con la otra, procedí a patearla repetidamente por el resto del cuerpo. Comencé a reír, al principio con suavidad, y después a carcajada limpia, con una psicópata expresión en mi rostro. Llegó un momento en el que la muchacha dejaba de oponer resistencia, y yo seguí dándole de golpes, sin poder controlarme, sin ser consciente de que, si continuaba, podría incluso matarla.

- ¡Zayyn, detente! ¡Ya es suficiente!-Cinthia tiró de mi brazo para separarme del cuerpo, ayudada por uno de los nerds. Sin embargo, yo era, en teoría, más fuerte, y por eso sus tirones no fueron de mucha utilidad. Hasta que...- ¡Ya basta!

El sonido de la bofetada resonó en la noche, dejándome confusa, con la sorpresa implantada en la cara. Me llevé una mano al rostro, allá en donde la mano de Cinthia aún me ardía, y miré a la chica, confusa, pero sin enfadarme… Había estado a punto de matar a la diva, y aunque eso me importaba un comino, no podía dejar que mis secretos se desvelaban… y si la mataba, de seguro todos iban a salir a la luz.

Retrocedí un par de pasos, inspirando hondo. Le dediqué una última ojeada al cuerpo inconsciente de Vanessa, y después salí de la cocina.

- Llamad a la ambulancia, que vengan a recogerla.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

A la mañana siguiente, me levanté, perezosa, de mi cama. La noche anterior, después de haber recuperado mi orgullo y mi honra, había vuelto a casa, y solo había necesitado tumbarme para dormirme, dado lo cansada que estaba.  Y esa mañana, me di mi tiempo para levantarme, vestirme e ir a desayunar.

Tanto Erin como Andrew notaron algo raro en mí, notaron que mis ojos verdes presentaban un siniestro brillo sobrecogedor, pero no dijeron nada, y yo fui a clase como cualquier día, tranquilamente, con el skate por la acera, hasta llegar a las puertas del mismo instituto. Allí, puestos en formación, unos por delante de otros, estaban los goticos, los emos, los nerds, las divas, y por último, los extranjeros. Y todos ellos, TODOS, hincaron una rodilla en el suelo cuando me detuve delante.

La gente de alrededor se quedó mirando, algunos rezagados del timbre corrieron, antes de que, seguramente, decidiera llevar a todas esas tropas contra él… Pero yo tenía un objetivo diferente. Yo iba mucho más allá.

Di un leve salto, acomodándome la mochila al hombro, y sonreí.

- It was never my intention to brag to steal it all away from you now… But God, does it feel so good, because I've gotten what I wanted now ~



------------------------- The end...? -------------------------



Aclaraciones:



  • Las partes cantadas son links que llevan a las canciones reales.

  • Colores:

    Nerd 1: #006699

    Zayyn: Firebrick

    Cinthia: #9966ff

    Diva 1: #ff33ff

    Alex: #ff0000

    Lider Diva (Vanessa): #ff0099

    Líder Emperador (Edward): #ffcc00

    Kawaii 1: #00ffcc

    Kawaii 2: #66ffccc

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Nyy:
    Skate (El segundo):

    Cinthia:
    Líder diva:
    Líder emperador:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
Zayyn
Admin
https://www.flickr.com/photos/126775221@N05/
Platinum Tamer


Death Knights


Stamp


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22

Edad User :
31

Digienergia :
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F*ck you! Episodio IV: Estúpida y sensual Z

Mensaje por Zayyn Mar Jul 14, 2015 9:13 am

La clase de matemáticas transcurría lenta y inexorablemente. Todos miraban la pizarra con expresión confusa y/o aburrida. Bueno, todos menos yo, que como siempre, dormía durante la clase. No por falta de sueño, la verdad, sino porque me aburría soberanamente, y no tenía interés alguno en las matemáticas, no de momento, cuando quedaban prácticamente días para hacerme con el control completo del instituto. Sonreí débilmente. En mis sueños era dueña y señora de todo el instituto, nadie se atrevía a respirar ni a hablar en mi presencia, tenía bajo mi control incluso a los cinco emperadores, a los cuales parecía haber vencido hacía un par de días. Me sentía dueña del mundo, con poder para hacer lo que quisiera… Pero era tan solo un sueño, en realidad no era real…

- Frozen, deje de ser una incompetente-la voz severa del profesor me hizo elevar la mirada, una mirada malhumorada al haber sido despertada-. Durmiendo en clase nunca llegará a nada.

Bostecé, amplia y sonoramente, demostrando lo mucho que me importaba su opinión, y dejando ver mi postura de pasotismo ante esa actitud de profesor severo y estricto. Agarré mi lápiz, y posé sobre la punta de la mina la yema del dedo índice.

- La vida es demasiado corta como para andar malgastándola en unos garabatos escritos sobre un papel, números que no me servirán de mucho más que para pasar los exámenes y seguir estudiando cosas que no me interesan.

Comencé a jugar con el lápiz, haciéndolo girar entre mis dedos, hábil y distraídamente. Lo cierto es que, a pesar de ser enviada poco después al despacho del director, me lo había previsto. A fin de cuentas, muchas veces lo hacía aposta, tan sólo para mirar al director a los ojos, y leer en el fondo de sus pupilas que evidentemente estaba comprado.

- ¿Frozen? ¿De nuevo te han expulsado de clase?-inquirió, levantando una ceja al verme entrar.

- No, me aburría, y decidí que lo mejor para pasar el tiempo es entrar aquí para hablar con usted-resoplé con sarcasmo-. No tengo otra cosa mejor que hacer-me senté en la silla y suspiré.

El director apoyó sus codos en la mesa y me miró atentamente, con sus ojos azules a través de sus gafas rectangulares y sin montura alrededor de los cristales. Correspondí a su mirada sin pestañear, sin mostrar expresión en mi rostro. El contacto duró largo rato, en el que ninguno de los dos habló, hasta que, sin poder mantenerme más el contacto, el hombre carraspeó y apartó su vista para sacar de un cajón una carpeta con papeles.

- Últimamente parece que estás algo más "revoltosa" de lo normal, Zayyn. Te peleas con tus compañeros, faltas al respeto a tus profesores. ¿Qué te ocurre?

- Que me comporte así no es nada nuevo-respondí, sin darle importancia.

- Pero no pones los métodos para cambiarlo, tampoco.

- Quizás es que no me interesa cambiarlo.

El director volvió a fruncir el ceño, pero abrió la carpetita de cartón y comenzó a ojear los archivos, uno por uno. Esperé pacientemente a que terminara, aunque no sin tamborilear los dedos sobre el borde de su mesa. Cuando finalmente pareció que esos folios dejaban de tener utilidad para él, los volvió a guardar y se levantó de su asiento. Se acercó a la ventana de su despacho y miró a través, con las manos entrelazadas por detrás de la espalda.

- No sé qué se trae el gobierno protegiéndote tanto. Tus padres son dos importantes científicos, pero no comprendo como el alcalde se toma las molestias para que nadie te toque un pelo.

Sonreí con arrogancia. Seguramente si lo supiera, ni siquiera él tendría el valor de molestarme, quizás si lo supiera, el instituto podría ser mío de una vez, pero no podía arriesgarme a que conociera mi secreto. Se suponía que lo mío era un proyecto confidencial.

- Quién sabe, le debo de caer bien al señor Willfred.

- Como sea...-el director se volvió-. No voy a expulsarte a pesar de las veces que has acabado aquí. Pero te convendría tener cuidado.

- ¿Eso quiere decir que ya puedo marcharme?-pregunté, sin mucho interés; y ante el gesto positivo del hombre, me levanté, y salí tan pancha, como si no me acabaran de dar un ultimátum.

Me estiré en el pasillo cual gato, justo cuando el timbre sonaba, y todos comenzaban a salir de las clases. Di un bostezo, y bajé las escaleras rápidamente, para ir al salón de actos. Por el camino, observé cómo uno de los bullys molestaba a un grupo de chiquillos de primer curso, que aún no habían entrado a ningún bando; sin embargo, no me entretuve, no les ayude, tenía cosas más importantes en las que pensar, y pronto iba a conseguir el control de las pocas facciones que me quedaban.

Al llegar al teatro, esperé con paciencia a que todos llegaran, pues habíamos quedado en reunirnos todos para empezar a planificar las últimas conquistas. Primero llegaron los góticos, luego, los extranjeros, después los emos y finalmente las divas y los nerds. Pero de los kawaiis no había señal alguna. Ninguno de ellos acudió a la reunión, así que cuando esta terminó, tenía motivos suficientes para pensar que esos frikis estaban traicionándome.

- Encontradlos. Van a descubrir lo que le sucede a todo aquel que me traiciona.

Con todo, nadie consiguió encontrarlos durante el resto del día, y eso no fue lo peor que pasó. Los extranjeros acabaron desapareciendo también, y algunas de las divas también. Al final del día, ya no sabía si pensar que todos estaban traicionándome, o es que estaba pasando otra cosa. Además, todo había pasado justo después de la charla con el director. ¿Tendría que ver él algo en esto? Parecía evidente que algo estaba pasando, sobre todo cuando me di cuenta de que no había vuelto a ver a ningún bully ni a ningún deportista desde antes de ir al salón de actos.

Pronto fui testigo de que no me equivocaba. Cuando terminaba de comer junto con el resto de góticos, nos faltó tiempo al salir de sorprendernos ante el repentino ataque del grupo de los bullys. Justo en ese momento me di cuenta de que todo estaba relacionado, algo malo estaba ocurriendo.

- ¡¿Os atrevéis a enfrentaros a mí?!-rugí, asestando golpes a diestro y siniestro.

Sin embargo, por más fuerte que fuera yo, al resto de los míos no les iban tan bien las cosas. Ellos no sabían pelear, y por lo tanto, fueron diezmados rápidamente. Yo conseguí derribar a un par de bullys, pero cuando ya iba a por el tercero, esos asquerosos escaparon.

- Ni hablar. No os vais a escapar, os voy a hacer llorar…-me dispuse a correr tras ellos para darles una paliza a todos, pero alguien me retuvo del brazo. Al darme la vuelta, me di cuenta de que era Cinthia, que me miraba con preocupación-. ¿Qué?

- No seas tonta, Zayyn. Irías directa a una trampa si los sigues… Y está claro que caerás en ella.

La miré con fijeza, ya pensándolo todo mejor, y percatándome de que tenía razón. Me obligué a serenarme, y comencé a ayudar a los míos para que se recuperaran de los golpes. Después tomé mi mochila, y sin dar explicaciones a nadie me fui a la siguiente clase. Por suerte, era biología, era una asignatura que no me disgustaba del todo, era divertida, sobre todo cuando había que diseccionar cosas. Aunque la verdad es que ese día, no podría decirse que diseccioné con el término propio. Una rana nos dieron, sí, pero yo estaba tan frustrada y enfadada, que al terminar la clase, poco quedaba ya del anfibio muerto.

No "mucho" después, avanzaba nuevamente por los pasillos, con la mochila al hombro, y con Cinthia y varios góticos y emos a mi alrededor. Bromeaban entre ellos, y de vez en cuando me hacían alguna que otra pregunta, o me contaban acosas acerca de sus clases, pero yo nunca respondía, pues tenía a mi mente pendiente de otras cosas. Todos ellos me notaron rara, estoy segura; incluso Cinthia pareció preocuparse, pero mantuve mi mirada al frente, sin prestar atención a nada en concreto, como ausente.

Sin embargo, al salir del edificio para retornar a casa, sí hubo algo que, si bien no fue algo agradable de ver, sí que atrajo mi interés. Todos y cada uno de los miembros de mi grupo perdidos, tanto los kawaiis, como los extranjeros, como las divas restantes, estaban amarrados a distintos árboles, con las espaldas pegadas a los troncos. Entorné los ojos peligrosamente, y me acerqué al ex-lider de los kawaiis, que se encontraba en el árbol más cercano. Este alzó la mirada, magullado, y con un post-it amarillo pegado a la frente.

- Zayyn... Nos atacaron, lo siento... Los bullys nos pillaron desprevenidos...-Apenas escuché lo que dijo. Mis manos sostenían la nota con el mensaje elegante y pulcramente escrito, con una caligrafía perfecta:

"Vas a caer"

Mi rostro se frunció en una mueca de rabia al apretar el mensaje y arrugarlo en una bola amarilla. Lo aplasté tanto como mi fuerza me permitió, y lo dejé caer al suelo, mientras que todos a mi alrededor notaban mi estado de ánimo y se preparaban para un ataque de furia, o para una sonata de gritos.

- Liberadlos-mascullé entre dientes. Después me di la vuelta y comencé a caminar hacia la acera de la calle-. Cinthia, Britanny, conmigo.

No tardé en sentir como tanto la gótica, como la diva, se ponían cada una a un lado de mí. Mientras avanzábamos por la calle paralela al recinto escolar, esperaron en silencio a que fuera la pionera en hablar, aunque ambas se miraban la una a la otra con curiosidad, como si trataran de adivinar por qué las había llamado y había decidido, además, volver a casa con ellas. Después de un rato mirando las baldosas de piedra del suelo que iban pasando a medida que andaba, finalmente despegué los labios.

- Quiero saberlo todo acerca del líder bully.

La diva parpadeó, y entendió entonces el porqué de que la hubiera llamado a ella, pues era la más hábil en recaudar información de las divas. Cinthia, en cambio, ladeó la cabeza, pero esperó a que la otra respondiera.

- Se llama Mark Reeves, tiene 16 años, y vive con su madre y su padrastro. Al igual que este último, suele darse a la bebida, frecuentando muchas noches un bar motero del centro. Hace dos meses lo dejó con su novia, al parecer por la infidelidad de ella. Su cociente intelectual es bastante deprimente.

Asentí, guardando toda esa información en mi mente. Después, en la esquina, la despedí. La diva llamada Britanny, se marchó por la calle perpendicular, y yo me quedé a solas con Cinthia.

- Tengo un plan para deshacerme de ese idiota.

Cinthia volvió a inclinar la cabeza. Con el ceño fruncido me miró, con un deje de curiosidad en sus ojos marrones. Evidentemente, me exigía con la mirada que le dijera YA, ese plan, no fuera que supusiera una estupidez. Ya se sabe, a pesar de ser rubia, Cinthia era bastante lista, y en ocasiones veía mucho más allá que yo cuando me encontraba enfadada.

- Iré a ese garito, lo seduciré y emborracharé y después le daré una paliza-Esperé con algo de intriga la reacción de la chica gótica. Me hubiera esperado que pusiera los ojos en blanco, señal clara de que no estaría de acuerdo con ese plan; sin embargo, para mi sorpresa, Cinthia asintió, conforme.

- No es mal plan. Pero tendremos que prepararte para la ocasión.

Puse cara de extrañeza, y fruncí el ceño cuando la chica me tomó de la mano y tiró de mí hacia el que era su hogar, una casita pequeña, al lado de un parque para niños pequeños.

- Espera, ¿prepararme?

- Seh… Vas a estar “divina” esta noche-noté un especial énfasis de la palabra, aunque no pude diferencias si hacía alusión a que yo era completamente diferente a cualquier diva, o si lo decía por mi comportamiento algo diabólico que a veces demostraba.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

Siete horas más tarde aproximadamente, el pub Route 66 comenzaba a llenarse de gente. Era un local famoso por solo emitir música rock, sobretodo de los 70, de la época del movimiento punk y de la crítica social a la sociedad, a la autoridad, y al resto de bandas. Por eso, allí no acudía cualquiera. Los pijos, nerds y otros no tenían cabida allí, pero otros como punks, emos y góticos, teníamos la puerta abierta toda la noche.

Pero no hablemos de mí todavía. Antes de que pudiera entrar, tenía que llegar la presa, (el bully estúpido que al parecer se pasaba la mayoría de las noches en ese sitio, quizás por eso tuviese las neuronas tan fritas), y aunque tardó lo suyo en dejarse ver, finalmente hizo su aparición, solo, sin ninguna compañía, y se sentó en uno de los sofás de cuero del fondo del pub.

- Recuerda, no lo golpees todavía, solo déjalo dormido-susurró Cinthia a mi lado, mientras me sacudía parte del "pelo" para retirármelo de la cara.

- Lo sé, lo sé...-respondí airada.

- Pues venga, arrea, que ese “sesos de mosquito” ya está dentro. Seguro que en cuanto te vea se vuelve loquito-sarcasmo en sus palabras... Cómo no.

La miré de mala manera, pero solo un segundo antes de empujar la puerta y pasar al interior del lugar. Mi presencia, para mi desgracia, no pasó inadvertida para nada... Todos giraron la cabeza al casi al mismo tiempo, quizás atraídos por el suave y embriagador perfume que Cinthia había insistido, obceca, a ponerme.

O quizás fueron los grandes tacones rojos, que resonaban de manera seca por el suelo; quizás el leve movimiento de la falda del corto y ajustado vestido rojo que hacía más visible la delgada y curva silueta de mi cuerpo; o quizás los rizos rubios que saltaban como muelles al tirar de la larga cabellera rubia... Sí, cualquiera de esas valdría posiblemente, sobre todo si esos hombres eran tan idiotas como para dejarse seducir.

Caminé erguida, con porte altivo y orgulloso, y pisando firmemente con los tacones con los que era posible que me diesen el título de equilibrista. Normalmente llevaba botas alta con tacón, pero no eran tan largos como aquellos, y eso me hacía más dura la prueba. Pero, debido a mi cabezonería por conseguir lo que me propusiera, no decaí ni una vez, no tropecé ni me quejé en lo que tardé en acercarme al taburete de la barra más cercano al bully en cuestión, y sentarme para pedir algo.

- Un whisky solo-pedí, sacando un cigarrillo del bolsillo y encendiéndolo. Sentía todas las miradas en mi nuca, como perros sarnosos y hambrientos frente a un trozo de carne, dispuestos a saltar para devorarlo, por lo que estaba algo nerviosa. Mi instinto me decía que me diera la vuelta y los pateara a todos, pero mi rol esa noche era uno distinto, y me costaba tener que mantenerlo... Y para tranquilizarme estaba mi preciado tabaco, que aparte de calmar un poco mis nervios, también me daba ese toque misterioso e interesante... Perfecto para usar de cebo.

No tardó en hacer efecto, cuando el primer baboso se acercó para tratar de entablar una conversación conmigo. No obstante, antes de que pudiera siquiera rozarme con su apestoso hedor a borracho, le cogí de la boca, apretando sus mejillas, y lo alejé de mí de un empujón. El tipo trastabilló hacia atrás, y, demasiado ebrio, no fue capaz de levantarse a proseguir con su intento de pesca. Solté una murmullo de molestia, y metí mano, o fingí que lo hacía al menos, en el bolso para rebuscar entre las cosas y sacar el mechero; pero de nueeeevo, para mi desafortunada suerte (casualidades de la vida, oye), el zippo no aparecía por ninguna parte.

Con una sonrisa leve dibujada en mi rostro, me levanté, di una mirada circular, y al localizar al bully, me acerqué a él, mostrándole el cigarro.

- Perdona, ¿tienes fuego? Acabo de darme cuenta de que no tengo mechero.

El tal Mark me miró fijamente, era seguro que mi rostro le sonaba, pero la peluca rubia, y el vestido le tenían confundido al nivel de que no sabía ubicarme. Con un sentimiento de diversión en mi interior, esperé a que sacara el zippo del bolsillo y lo encendiera.

- Aquí tienes, guapa-el chico acercó el fuego a mí, a tiempo que me colocaba el tabaco en la boca y me acercaba a él.

- Gracias…-chupé de la boquilla y tras expulsar el humo, inquirí-: ¿Te importa si me siento?-ante la negativa de él, sonreí y tomé el asiento frente a él. Pude notar, sin mirarle, que sus ojos estaban clavados en mi ahora abundante delantera -Cinthia había hecho un gran trabajo con el relleno-, y supe que iba a ser trabajo fácil.

Cuando el camarero se acercó y me tendió la copa con el whisky, bebí un trago, mirando al frente, haciéndome de rogar. Lo mejor por el momento era no mostrar mucho interés hacia el chico, eso haría que él se pusiera insistente e impaciente.

- Y… ¿Qué hace una chica tan…-trató de buscar la palabra adecuada, pero como era un bully, no es que su cerebro fuera a funcionar mucho-. …bueno, tan tú, en este lugar?

Giré el rostro, dedicándole una media sonrisa al chico.

- Pues…-apoyé los brazos sobre la mesa, tirando, a propósito, el menú de plástico de la mesa-. ¡Ay, qué torpe soy!

Hice ademán de agacharme para recogerlo pero, como había supuesto, él mismo se ofreció a hacerlo por mí. Así que, mientras él se agachaba y palpaba el suelo con una mano, yo saqué el tarrito que Cinthia me había dado antes de entrar, y derrame el contenido en la lata de cerveza del chico. Todo transcurrió de una manera tan rápida y eficaz, que cuando Mark se incorporó de nuevo, no notó nada.

- Ya está-dijo, colocando el cartón sobre la mesa. Después cogió la lata y comenzó a beber de ella… Yo sonreí interiormente por la facilidad con la que estaba consiguiendo los resultados… Ahora solo faltaba un último empujón-. ¿Qué estabas diciendo?

Sonreí de nuevo, me levanté con cuidado y me acomodé entonces en el asiento que había a su lado. Después, bajé una mano hasta colocarla sobre su pierna. Mis ojos y los suyos conectaron durante un segundo, momento el cual vi perfecto para hacer una caída de ojos acompañado por un movimiento de pestañas.

- Resulta que he discutido con mi novio… Es un capullo y no me trata como merezco-ronroneé, mientras fingía cara de disgusto-. Así que decidí ahogar las penas en este lugar...-exhalé un suspiro.

- ¿Por qué no te trata como mereces?-inquirió él.

- Bueno… Dice que no soy bonita, y que no sirvo para nada…

- Menudo estúpido.

Sonreí débilmente, como en una especie de agradecimiento, y posé la otra mano sobre su hombro. El tipo no era de los listos, sino más bien de los que se dejaban llevar por las emociones, así que no fue raro que de pronto él quisiera posar sus labios sobre los míos. Con todo, me dejé… Que disfrutara todo lo que quisiera. Ambos lo pasábamos bien un rato, y a cambio, él caía en mis garras. Fácil, sencillo, y para toda la familia…

Fue entonces cuando el bully, llevado por sus instintos varoniles, me tomó de la cintura, y me colocó sobre su regazo, antes de comenzar a toquetear con sus manazas mi cuerpo. No opuse resistencia alguna, rodeé su cuello con mis brazos y de nuevo lo besé con profundidad. Sus ojos estaban cerrados, así que era una suerte que no me viese, porque en esos instantes poseía una mirada maquiavélica y calculadora, al saber cercana mi victoria, y mi venganza.

Me separé de él un momento, y le sonreí de manera cómplice, guiñándole un ojo.

- Conozco un lugar más íntimo…-tiré de su brazo; él se dejó hacer, como cachorrillo llevado por su dueño, hasta afuera del local, en la calle, en un pequeño callejón cercano e intransitado en donde había unas cuantas motos viejas aparcadas. Allí, se abalanzó sobre mí, con sus manazas en mi cuerpo, tratando de llegar a lugares mayores... Con una sonrisa de curiosidad le dejé hacer un poco, puesto que sabía que eso no iba a durar mucho más, y que el bully caería rendido en el suelo pocos minutos después.

Y así fue. Cuando el chico empezó a notar que se mareaba, se separó de mí, confundido, y cayó al suelo de culo, justo cuando un coche viejo se detenía y de él salían tres personas: Cinthia, John y el ex líder extranjero alemán. El bully Mark los reconoció, e intentó levantarse para protegerse al ver que los tres iban no con buenas intenciones hacia él. Pero lo gracioso del asunto es que estaba drogado, sus musculos apenas le respondían, se debía sentir igual de débil e indefenso que un bebé, así que gracias a eso, John pudo levantarlo con facilidad.

- Suéltame, gótico de mierda...-masculló, tratando de escaparse.

- Oh, no, no te voy a soltar...-John sonrió ampliamente, y alzó un brazo para propinarle un golpe. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, yo intervine:

- Alto.

Todos se detuvieron ante mi orden y me miraron, incluso el bully, quien, en un momento de lucidez, sonrió, esperanzado, pensando que yo iba a intentar detenerlos.

- Ayúdame, por favor...

Me acerqué impasible hacia él, lentamente, hasta llegar frente a él, inclinarme y posar mis ojos a pocos centímetros de los suyos... Y sonreír de lado.

- Has caído en mi trampa-dije, apartándome la peluca y mostrando mis cortos y rojos cabellos-. Era de esperar de un idiota como tú.

El bully abrió sus oscuros ojos al máximo, cayendo en la cuenta por fin, y atando cabos, descubriendo que había sido muy raro que unos "matones" cualquiera hubiesen dejado a una chica inocente acercarse para "tratar de ayudarlo". Mark apretó los dientes, y trató de soltarse para intentar partirme la cara... Pero en vez de eso, se la partí yo a él de un fuerte puñetazo.

- Bien, bien... Otra facción más para mí... Ahora solamente quedan esos zombies deportistas antes de reventarles a los idiotas de los emperadores-enmudecí un momento y volví a golpearle-. No te preocupes, trataré bien a tus vasallos.

Me separé de él, y con un gesto, ordené al resto que lo metieran en el coche. John y Adolf lo maniataron y lo encerraron en el maletero del vehículo, mientras Cinthia y yo nos sentábamos una en el asiento del conductor, y otra en el de copiloto, respectivamente. Cuando sintió que los dos chicos ya estaban metidos dentro en los sitios de detrás, la rubia puso en marcha a la máquina andante, y la manejó por todo el centro, hasta llegar a la zona residencial, en donde se detuvo, justo en frente del instituto.

Salimos del coche, todos. Cinthia y yo nos adelantamos un poco hasta el jardín, y John y Adolf sacaron al bully, que ya se había dormido, comenzaron a desnudarlo y a atarlo a un árbol. Con una sonrisa, repetí el proceso por el cual había humillado a Vanessa hacía unos días, y subí una foto del chico a internet.

- Con esto, el instituto está a un solo paso de ser mío.

John soltó una risita, y se cruzó de brazos sobre el pecho. Cinthia no dijo nada, y Adolf cerró su mochila de donde había sacado las cuerdas. Ahí, junto a ellos tres y frente al ex-líder bully, me proclamé reina del instituto. El emperador estaba perdido, el poseía dos facciones, pero yo tenía a todas las demás bajo mis órdenes... Ese humano tenía los días contados.



------------------------- The end...? -------------------------



Aclaraciones:



  • Colores:

    Profesor de matemáticas: #339933

    Zayyn: Firebrick

    Director: #00ff00

    Cinthia: #9966ff

    Kawaii: #00ffff

    Nota del emperador: #ffff00

    Brittany: #ff3366

    Lider bully (Mark): #663300

    John: #9900ff

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Cinthia:

    Líder Bully:

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
Zayyn
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Platinum Tamer


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31

Digienergia :
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Programas Terminal de Batalla :
  • Funciones Básicas
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  • Almacenamiento

Objetos/Armas :
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F*ck you! Episodio X: The Kingslayer, 1ª parte

Mensaje por Zayyn Miér Jul 15, 2015 2:52 pm

- One, two... One, two... ONE, TWO, THREE, FOUR!

Una composición de sonidos comenzó a llenar el gimnasio, allá en donde se iba a celebrar el baile de la fiesta de aniversario del instituto. El batería golpeaba los tambores y los platillos, el bajista hacía sonar sus sonidos complementarios, y los guitarristas, deslizaban sus dedos por las seis cuerdas del mástil de sus herramientas musicales. Así fue al principio, una sonata de sonidos duros y fuertes, que retumbaban por todo el sitio, y haciendo temblar incluso hasta las sillas que se habían preparado para la noche en cuestión. Fue entonces cuando la voz del grupo se hizo escuchar, una voz dura, salvaje... Y de mujer.

Don’t listen what your girlfriend says
She reads those magazines,
that say you failed the test:
You don’t have what she needs

Seh, era yo quien dejaba fluir la voz, hablándole al micrófono, mientras mis manos jugueteaban con la guitarra negra y con forma de H que dejaba salir sus increíbles sonidos.

I slither like a viper
and get you by the neck ~
I know a thousand ways
to help you forget about her...

Mi mano derecha agarró con fuerza la púa, y con ella golpeó con violencia a todas las cuerdas de una sola vez, de forma cruel.

That bitch can eat her heart out!

Sonreí ampliamente, ante un público invisible, antes de que el batería golpeara sin cesar con sus palillos, de manera bastante patética. ¿En serio eso era música? Lo mío era evidente que sí, pero lo que ese bully idiota hacía tan solo eran golpes sin ritmo ni sentido.

- Looove bites ~ So do it ~ So do it ~-traté de continuar cantando, pero esos golpes me distraían, y al final acabé dándole mal a las cuerdas-. What the fuck, dude! What's wrong with you?!-me saqué la banda de la guitarra del cuello y la deposité sobre el suelo-. ¿Dónde coño te han enseñado a tocar la batería, en un basurero? ¡God, menudo inútil!

Resoplé, irritada. El bully me miró con algo de temor, pues ahora yo era su líder, y seguramente estuviera temiendo que fuera a darle una paliza. No obstante, no fue eso lo que hice; de un bolsillo saqué una pequeña petaca, y bebí un trago de ron de ella, antes de volverme hacia el resto y mirarles fijamente a cada uno... Pasé del bully batería, al extranjero guitarrista, y de este, a la bajista emo... Sí, Alex, la ex-líder emo, a la cual había conquistado de las primeras, sabía tocar el bajo, y debía de añadir que bastante bien. Eso decía mucho de ella.

- No quiero tonterías, ¿entendido? Quiero que la actuación salga perfecta. ¡Perfecta! Ni un desafine, ni una tos, ni un estornudo... ¡Ni ningún golpe en falso!-me froté el entrecejo, y me acerqué a mi mochila para mirar la hora del móvil-. Las diez y cuarto... Todavía hay mucho tiempo, pero hay que practicar hasta que salga sin errores.

- Zayyn-Alex fue la primera en hablar, después de mí-. ¿No crees que estás exagerando?

Me volví hacia ella, con un brillo peligroso en la mirada, pero antes de decir nada, una voz ajena a nosotros respondió primero.

- ¿Zayyn, la "Reina" del instituto, la Dama Roja, la Punkie Pie... Exagerando? Qué novedad...

Todos nos dimos la vuelta, a tiempo para ver al emperador, Edward, caminar de la entrada del gimnasio hacia nosotros. A diferencia de la última vez, iba solo, con ese porte y esa índole de superioridad que caracterizaban a los de su grupo. Mi mirada se endureció, crucé los brazos sobre el pecho. A diferencia de los demás a mi espalda, yo estaba "completamente" calmada.

- Estamos ensayando. Lárgate, nos molestas-espeté.

- Oh, tranquila... No te robaré mucho tiempo... Tan solo vengo a desearte suerte... La guerra está cerca, y cuando caigas, todo el instituto me pertenecerá-el muy cabrón sonrió-. La verdad es que he de agradecértelo, Frozen. Me has ahorrado mucho tiempo y trabajo. Quizás no seas tan inútil después de todo...-estuve a punto de bajarme del escenario y de saltarle al cuello, pero tanto Alex como el extranjero me sujetaron a tiempo-. Adiós, querida. Disfruta mientras puedaas~

Solté un gruñido. Tenía suerte de que tuviera que fingir ser una humana normal y corriente, si de verdad mostraba mi naturaleza, la de la asesina nocturna, genéticamente diseñada para matar, entonces sí iba a dejar de soltar estupideces por su parlanchina boca. Me zafé del agarre de los otros dos, y miré marcharse desde mi ubicación al emperador, con gélido odio. Aún cuando este desapareció por la puerta, continuaba mirando hacia el frente, con expresión de disgusto, pero también sopesando un par de probabilidades. Finalmente, me di la vuelta, y saqué de mi mochila unos cuantos papeles, con cuadrícula de pentagrama, y se las fui dando a todos.

- Cambio de planes. Quiero que esta canción suene esta noche. Aprendérosla rápidamente, yo ya me la sé de memoria… No os preocupéis, es más sencilla que la otra.

Guardé la guitarra en su funda, y me la colgué al hombro. Salí de ese gimnasio para dirigirme al nuevo que habían construido hacía un año. Era algo bastante útil, pues así, si había dos clases de educación física a la misma hora, no se juntaban todas en un reducido espacio, y también era beneficioso cuando había cosas como fiestas, para celebrarlas adentro… Salí a los jardines,  y los atravesé para llegar a mi destino; en el camino me encontré con Roy, y con la única chica bully cuyo nombre era Angie. Era algo tonta, pero simpática, no se parecía en nada a su antiguo líder, y además, había demostrado su lealtad hacia mí en los últimos días.

- ¿Cómo van los ensayos?-inquirió Roy cuando llegamos al gimnasio y abrió la puerta.

- Bueno, el batería es un incompetente, pero servirá, y he decidido cambiar la canción.

- ¿A unas horas de la actuación?-el gótico me miró con sorpresa.

- Es una canción fácil de aprender. A mí me tomó solo un par de horas.

Angie y Roy se miraron, pero no dijeron nada. La bully y yo tuvimos que despedirnos del gótico para entrar en los vestuarios, y una vez allí, con otras chicas, comenzamos a cambiarnos.

- Tía, ¿ya tienes pareja para el baile?

- Pff, pues claro. ¿Quién se pone a buscar a apenas unas horas del gran momento?-comenzaron a reírse-. ¡Hey, Frozen! Tengo entendido que actúas esta noche. ¿Qué vas a tocar?-inquirió con cierta burla, aun sabiendo con quién estaba hablando.

Esperé a cambiarme la camiseta normal por la del uniforme deportivo para hablar. Me di la vuelta para centrar mi atención en la chica que se había dirigido hacia mí. Noté como se removía con inquietud por lo penetrante que fue mi mirarla, aunque al final sonreí con aire misterioso y me senté en un banco para proceder a atarme los cordones de las zapatillas.

- A tu puta madre.

Una vez ya completamente preparada, salí acompañada de Angie hacia las canchas de baloncesto interiores. El campo era bastante grande, y estaba rodeado por un montón de gradas que usualmente se llenaban a rebosar cuando el equipo del instituto tenía partido con algún visitante. Allí, junto a una de las canastas, estaba el profesor Evans. Se trataba de un hombre alto, fuerte, vestido con una camiseta de manga corta y unas bermudas. Sostenía entre sus manos una tabla con unos papeles, y junto a sus pies había una pelota de baloncesto. Nos acercamos a él, y cuando me detectó esbozó una sonrisa a modo de saludo. El profesor Evans era lo que podría decirse un cazatalentos, y no sería la primera vez (ni la última) que intentaría "atraparme" para meterme en alguno de los equipos que él organizaba.

- Buenos días, Frozen-saludó amablemente, sin percatarse de la presencia de Angie.

Gruñí a modo de respuesta, y apoyé mi espalda sobre el palo de la canasta, cruzándome de brazos. Esperamos pacientemente a que los demás llegaran, que fue como en unos cinco minutos. Roy se reunió conmigo, fui consciente de que algo le pasaba al verle el rostro sombrío, y no tardé en averiguar lo que sucedía.

- Jefferson me ha amenazado en los vestuarios. Hay que tener cuidado en esta hora.

Mis ojos volaron hacia el resto del grupo, y se clavaron en un chico rubio, grandote, y con brazos musculosos. Ese era uno de los deportistas, la unica facción que quedaba en poder de los emperadores. El tipo correspondió a mi mirada con una sonrisa burlona, pero yo solo estreché los ojos en dos rendijas, antes de prestar atención al profesor, que comenzó a hablar.

- Bien, chicos, hoy vamos a jugar a balón prisionero, así que hay que formar dos equipos... Frozen, Jefferson, haced vuestros equipos.

Me separé con pasotismo de la canasta, y me coloqué junto al deportista para comenzar con la selección. Le miré con desafío, y estreché fuertemente una mano con él.

- Las damas primero.

Resoplé con cierta indignación, algo airada por la idea de que se pensara que incluso después de darme ventaja vencería en ese encuentro. No obstante, acepté, y con un movimiento de barbilla le indiqué a mi primer jugador que se uniera.

- Roy.

El interpelado se acercó a mí, con las manos sujetando su cabeza com actitud despreocupada. Roy era un tipo grande y bastante ágil, y se le daba muy bien ese tipo de juegos. De hecho, se decia por ahí que, de no haber sido gótico, el chico habría estado en el grupo de los deportistas... Por algo era conocido como la saeta negra.

- Griffin.

Chasqueé la lengua. Ese estúpido justo había elegido a Angie, aún a sabiendas de que pertenecía a mi banda, y de que, por el código entre estas, estaba prohibido elegir a alguien que fuera de bando contrario. Podría haber elegido a cualquier otro que no perteneciera a ningún grupo... Pero no, tuvo que escoger a Angie.

<< Muy bien. Si quiere jugar duro, jugaremos duro >>

Después de que termináramos de elegir, mi equipo tenía una ligera desventaja, todo por no tener a Angie conmigo, pero no me importaba. Cuando mayor es el desafío, mayor es la gloria, o eso dicen por ahí. Nos colocamos en neustras posiciones, cada equipo en una zona de la cancha. Yo al frente, como líder que era, cara a cara con el deportista.

- Espero que sepas llorar, Punki-Pie.

- Lo siento, pero eso de mostrar mi debilidad no es lo mío... No soy tan nenaza como tú-respondí, burlona, justo antes de que el profesor me pasara la pelota, diera rienda suelta a su silbato y comenzara con el juego.

Nos quedamos todos callados, fue un silencio que, aparte de nuestras respiraciones, no fue roto por nada, hasta que hice botar la pelota a mi lado como en baloncesto. Lo hice sin mirarla, lanzándole un claro desafío al líder enemigo con los ojos. Después, con un rápido movimiento, amagué para que se pensaran que iba lanzársela a la cara... A fin de cuentas no era muy listo, y no había vistro a través de mi acción que solo quería confundirle.

- Jejeje...-esbocé una divertida sonrisa al ver su expresión sorprendida y después molesta, y volví a botar la pelota un par de veces-. Eso te sorprendió, ¿eh? Pusiste una cara muy patética...

- Tú sí que eres patética. Además, ¿Qué es eso que tienes en el hombro tatuado, una mariposa?

Entorné los ojos, y evité mirar el dibujo rojo que tenía grabado en mi hombro izquierdo. Ese había sido mi primer tatuaje, y le tenía mucho cariño, y por eso mismo no iba a dejar que se burlara de mí por ello, porque, ni era una mariposa, ni era un pony; se trataba más bien de una especie de hada/ninfa, y era el símbolo de quien me había entrenado hacía tiempo, o más bien de su escuela marcial.

- Jeh...-imperceptiblemente, apreté la pelota con fuerza, y rápidamente, retrasé el brazo para atrás para lanzar la pelota a los pies de uno del equipo contrario. La pelota viajó como un misil, rebotó en el suelo, y golpeó desde abajo al jugador en el mentón, haciéndole trastabillar y caer-. No es una mariposa, idiota... Es una ninfa. A ver si lees más mitología, inculto de mierda.

El jugador golpeado estaba eliminado, pero eso no acababa ahí. Después del impacto, la pelota había volado en nuestra dirección, cogiéndola Roy al instante, y tirándola contra otro jugador contrario que cayó sin remedio ante el lanzamiento del gótico. Sonreí ampliamente, eramos siete contra cinco, ellos podrían tener a Angie y al deportista, pero en mi equipo estábamos Roy y yo también. Si pensaban que podrían vencernos tan fácilmente, es que no conocían mi testarudez.

- ¡Eso ha sido juego sucio!

- No es mi culpa que no estéis atentos-respondió Roy, tranquilamente-. Es lo que pasa cuando un idiota se pone de líder.

- ¡¿Qué me has llamado, oscuro de mierda?!-el deportista dio un par de pasos.

La pelota entonces se deslizó hasta sus pies, y este la recogió del suelo para posteriormente lanzársela a Roy. Sin embargo, el gótico, que lo había visto venir, se agachó, por lo que la pelota impactó contra mi cara. Todos enmudecieron al instante cuando me vieron retroceder y llevarme una mano al rostro. Roy trató de acercarse, y el profesor corrió para ver qué había sucedido.

- Frozen, ¿qué ha pasado?

- Nada...-gruñí-. Todo está bien...

- ¿Segura? Bueno, yo tengo que irme un momento. Me acaban de decir que la grúa se ha llevado mi coche... Malditos policías... -murmuró, tirando al suelo su libreta y marchándose.

Esperé por unos segundos más para darle tiempo al profesor a alejarse, y después me acerqué al gorila sesos de mosquito, con aura amenazante y ladeé la cabeza. Lo observé por unos segundos sin decir nada, pero pasado ese tiempo sonreí, y comencé a reírme yo sola, como si ese fracasado tuviera pintada la cara de payaso. Todos se quedaron atónitos, y algo confusos. Los más inteligentes, dieron unos pasos hacia atrás para alejarse, porque ya habían previsto el puñetazo que le di en toda la cara.

- Stupid dickhead.

El tío cayó pesadamente al suelo, atontado, y por temor a represalias, los de su equipo, ya fueran los descalificados o los que todavía jugaban, vinieron rápidamente a por mí. Obviamente, Angie se mantuvo a un segundo plano, pues ella me debía obediencia y lealtad, pero los demás fueron uno por uno a por mí. Acepté el desafío, y cuando el primero vino en mi busca, lo esquivé, y utilicé su impulso para tumbarlo a él también. Así fue con todos los demás, al final decidieron venir varios a por mí, pero era taaan fácil combatirlos, que ni siquiera me esforcé un poco… Sabía artes marciales, unos prepúberes no suponían un desafío para mí. No obstante, vi intentar levantarse al deportista, y le propiné una patada en un costado para impedírselo; después, busqué con la mirada la pelota de baloncesto y se la lancé a la cara.

- ¡Ay!-se quejó el chico-. Ey, ey, ey… ¡Relájate, tía!-suplicó al verme sacar la navaja.

Solté un resoplido, y alcé el brazo. Sin embargo, la hoja del cuchillo no dañó al humano; esta se clavó en la pelota naranja, desinflándola con un silbidillo agudo. Mis ojos se clavaron entonces en los de Jefferson.

- La próxima vez, te desinflaré tus pelotas… Amigo-amenacé, sin sonreír. Me levante, y sin nada más que añadir, regresé a los vestuarios para recuperar mis cosas y poder irme a casa lo antes posible para prepararme.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

Erin llegó a la casa sobre las siete y media de la tarde, con bolsas de la compra amarradas en ambas manos. La mujer sacó las llaves de su bolso mientras tarareaba una alegre cancioncilla, y metió la hoja dentada en la cerradura de la casa. Una vez en el interior, cerró la puerta y ya iba a dejar lo comprado en la cocina, cuando un sonido proveniente del piso superior la alertó, una especie de “pum”. Extrañada, Erin dejó la compra sobre la mesa y subió las escaleras, hasta pararse delante de la puerta tapizada con posters y carteles de la habitación de su hija.

- No sabía que hubiera llegado ya…-llevó una mano al picaporte y comenzó a girarlo-. ¿Zayyn?

Nada más empujar la puerta recibió su respuesta. Un dardo salió volando de alguna parte hasta clavarse en la pared a escasos centímetros de su rostro. Erin soltó un chillido de terror, observó con más atención aquel proyectil, y al descubrir que se trataba de un dardo, lo agarró y se volvió con expresión furiosa hacia mí, su hija, quien la observaba tranquila e indiferente, como si no le hubiera preocupado haber estado a punto de atravesar a su propia madre con una saeta.

- ¡Me has dado un susto de muerte! ¿Qué te tengo dicho de jugar con dardos?

Puse los ojos en blanco. ¡Como si ella no supiera que estaba acostumbrada a trabajar con cuchillos! Si hubiera querido matarla, lo hubiera hecho de una forma más discreta, no con un pincho común… Y además, yo jamás fallaba, y por eso la banderilla había atravesado limpiamente la fotografía del emperador que quedaba sujeta a la pared por una chincheta.

- ¿Qué quieres?-inquirí, recuperando el dardo, y sentándome en el borde de la cama.

- ¿No ibas a una fiesta hoy, o algo así?

- Estoy esperando a Roy.

Justo en ese momento, una bocina se hizo escuchar desde la calle; no necesité mirar por la ventana para saber que se trataba del gótico. Por ello, agarré la funda de la guitarra y una pequeña bandolera, y salí de la habitación.

- No me esperéis despiertos, llegaré tarde.

Poco después, el viejo coche rojo de Roy dejaba atrás mi casa, acercándose más y más al instituto, allí en donde iba a hacer historia en la fiesta del aniversario del centro escolar. Una vez allí, nos bajamos, y soportando toda la colorida decoración, entramos al gimnasio por la puerta de mantenimiento, para no tener que aguantar a todo el mundo allí amotinado, y para llegar directamente a la parte de atrás del escenario. Di un suspiro, y observé a los que ya estaban allí: Alex, el extranjero, el bully y, sorprendentemente, Cinthia.

- Zayyn, al fin llegas.

- ¿Qué haces aquí?

- ¿Perdona? ¿Vas a tocar y no piensas arreglarte? Ahí es donde entro yo-fui a protestar, pero la rubia no me dio tregua. Me agarró por una muñeca y me llevó a una habitación que haría las veces de camerino, en donde me tuve que sentar en una silla, mientras acercaba hacia nosotras un maletín de maquillaje y un tarro de pintura capilar.

Inspiré hondo, pero dejé que trabajara. A fin de cuentas, quedaba un rato para empezar a tocar, y sabía a ciencia cierta que Cinthia era una experta en cuanto a makeups increíbles y peinados se tratara. Fui sometida a múltiples peines, pinzas, pinturas y pinceladas… Yo suelo maquillarme un poco por las mañanas, pero nada exagerado, puesto que al final siempre acababa aburriéndome y sinceramente, tenía cosas mejores que hacer que crear un Picasso en mi cara... Cinthia sin embargo parecía querer crear la perfección, y por ello había estado varias horas arreglándome el pelo, pintándolo con un tinte de corta duración, y peinándolo hasta dejarlo a su gusto; de la misma forma, se puso manos a la obra con las pinturas, esperando de esa forma a que el pelo se secara y quedara bien.

- ¿Falta mucho?-pregunté después de un tiempo. Debía de quedar poco para que empezáramos a colocarnos con los instrumentos.

Cinthia esbozó una leve sonrisa, pero tardó un poco en responder. Cuando, después de tanto tiempo, habló, se separó de mí y observó su creación.

- Perfecto… Acabo de crear una obra de arte...-alargó un espejo de mano y me lo tendió para que pudiera ver mi reflejo.

Fruncí los labios, y tomé el espejo, para mirar el resultado del esfuerzo de Cinthia. Cuando me vi a mí misma, mis ojos verdes se abrieron como platos, sorprendidos, y poco a poco una sonrisa fue aflorando por mi rostro al ver aquella maravilla. Comencé a reírme, al principio levemente, después con ganas, hasta llevar las carcajadas a un punto incluso malévolo y desquiciado. Agarré con fuerza el mango del espejo, y con él, golpeé la mesita en donde Cinthia tenía todas sus herramientas… El cristal del espejo se fragmentó en mil pedazos.


------------------------- The end...? -------------------------


Aclaraciones:


  • Las partes cantadas son links que llevan a las canciones reales.

  • Colores:

    Bully 1: 663300

    Zayyn: Firebrick

    Alex: #ff0000

    Lider Emperador (Edward): #ffcc00

    Roy: #003399

    Chica 1: #99ff00

    Chica 2: #6699ff

    Profesor de Gimnasia: #669933

    Deportista: #ff9900

    Erin: #ff99ff

    Cinthia: #9966ff

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Guitarra:

    Cinthia:
    Líder Emperador (Edward):

  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
Zayyn
Admin
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Platinum Tamer


Death Knights


Stamp


Edad PJ :
22

Edad User :
31

Digienergia :
4899

Programas Terminal de Batalla :
  • Funciones Básicas
  • Armadura de Batalla
  • Almacenamiento

Objetos/Armas :
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F*ck you! Episodio X: The Kingslayer, 2ª parte

Mensaje por Zayyn Jue Jul 16, 2015 5:41 am

Me levanté, todavía con una sonrisa en el rostro, y saqué de la bandolera la ropa que había decidido llevar para el concierto. Ante la atenta mirada de Cinthia, me enfundé con una camiseta negra, una sudadera morada de manga corta, unos vaqueros ajustados y desgastados con múltiples rotos, y unas botas negras con tacón. No obstante, todavía faltaba un pequeño toque: pulseras de cuero con pinchos en los brazos, cubriendo prácticamente casi toda la zona de los antebrazos; cadenas colgando del cinturón, y cómo no, anillos y colgantes, anillos y colgantes everywhere. Al terminar, con una tenue sonrisa taimada, me coloqué la capucha de la sudadera sobre la cabeza, para ocultar mi rostro de momento. Mi aspecto iba a ser una sorpesa.

- Vamos, tenemos un público al que entretener…-Saqué la guitarra eléctrica de su funda y me la colgué al hombro. Después me reuní con los demás integrantes del grupo en el escenario. La sesión con Cinthia había durado más de lo planeado, así que quedaba muy poco ya para que el telón se abriera-. ¿Habéis aprendido la canción?-inquirí al resto, aunque por su bien, esperaba que la respuesta fuera un Sí.

- De cabo a rabo, Z-respondió Alex.

- Bien… Hagámosles explotar- me coloqué frente al mástil con el micrófono, y rocé suavemente las cuerdas de mi instrumento, preparándome-. Cinthia… ¿Los demás están preparados?

Ella asintió, y se acercó a mí con una lista en un papel.

- Las divas están en sus puestos, los cosplayers están haciendo su trabajo, y los nerds están dispuestos para cuando lo requieras y des la señal.

Cerré los ojos, satisfecha, y con un gesto le indiqué que se apartara, justo cuando el telón se abría, y aparecía ante nosotros toda la masa de gente que se había ido congregando en el gimnasio, a la espera de que nuestro grupo saliese ya a tocar… Dejé escapar un resoplido al pensar en un “nosotros”, como grupo, en realidad la idea de ese concierto había sido mía, no éramos ninguna banda… Si las cosas iban bien, no volveríamos a tocar.

La multitud se enardeció cuando nos vio aparecer, todos esos alumnos gritaron nuestros nombres, pidieron que saludáramos, que comenzáramos ya… Suspiré, pero no les di ese gusto de momento. Esperé a que todo el mundo se callara, hasta que finalmente se hizo el silencio en el gimnasio. Fruncí los labios, y lentamente, llevé una mano al micro, agarrándo entre los dedos con anillos el mango del mismo. Después, acerqué los labios.

- The end is the end. Don't bless me, father, for I have sinned.

La segunda guitarra dio sus primeras notas, rompiendo el silencio que vino después del susurro, poco después se le unieron el bajo y la batería, dando sus golpes rítmicos constantes, y finalmente, con el sonido de mi voz, la primera guitarra, la mía, se unió a la sonata de sonidos.

Father, did you miss me?
Been locked up a while ~
I got caught from what I did
but took it all in style ~
Later ask for my confession
I got way back when…
But now my first and so much worse…
So I am back again….
Heresy ~

For he lives that I take… I am going to Hell!
For the love that I’ll make… I am going to Hell!
Heavy with the devil, you can hear the wedding bells ~

Ahora sí, durante unos largos segundos, mis dedos recorrieron prácticamente todo el mástil de la guitarra, arrancándole al instrumento diversos chillidos que serpentearon por todo el gimnasio, llegando hasta los rincones más alejados, incluso en los pisos superiores. Y así fue por diez segundos más, antes de que de nuevo, mi voz entrara en el micro y saliera por los altavoces.

Father, did you miss me?
Don’t ask me where I’ve been
You know, I know
Yes, I’ve been told I redefine sin
I don’t know what’s driving me
To put this in my head
Maybe I wish I could die, maybe I am dead
Heresy ~

For the laughs that I fake… I am going to Hell
For the vows that I break… I am going to Hell
For the ways that I hurt, when I’m hiking out my skirt
I am sittin’ on a throne while they’re buried in the dirt
For the man that I hate… I am going to Hell

Heavy with the devil, you can hear the wedding bells ~

Repentinamente, tanto la batería como una de las guitarras y el bajo se detuvieron, dando paso a un silencio únicamente roto por los coros de Alex, un suave tarareo en el silencio, una siniestra melodía en medio del escenario… Para ser secundado después por un suave manejo de la guitarra, para nada violento, apenas rocé las cuerdas de mi instrumento mientras callaba, solo lo necesario para producir las notas que quería… Poco después, cerré los ojos, acerqué los labios al micro, y murmuré las pocas palabras que cabía decir en ese momento:

- Please, forgive me, Father… I didn’t mean to bother you… The devil’s in me father… He’s inside of everything I do…

Y de nuevo, el mismo rift que había ido sonando a lo largo de toda la canción, a lo largo de todo el estribillo. En ese momento di fuerte con la guitarra, casi con saña y rabia, como si así me desquitara de algo que me atravesaba permanentemente el alma. Ese era mi momento, ese era el instante por el que había estado esperando, pero no por lo que me disponía a hacer dentro de pocos segundos, sino por imaginarme la cara de Alex cuando lo hiciera. Abrí los ojos, y mientras tocaba, sonreí, me di la vuelta para acercarme a ella, y ante su expresión sorprendida y de horror, pegué mis labios a los suyos, robándole un suave beso… Yo seguía tocando, sin embargo ella, se había quedado tan estática por la sorpresa, que ni siquiera se dignó a continuar con su parte de la música…Pero no me importó, en esos momentos, nada importaba. Cinthia estaría rabiosa más tarde, no iba a reprochárselo… Pero es que cada vez que hacía eso, me sentía… ¿Cómo explicarlo? Con el poder al alcance de mi mano.

Me separé de ella poco después, esbozando una sonrisa burlona. En ningún momento la capucha que guarecía mi rostro en las sombras se retiró, tampoco cuando me volví hacia el público (el cual también parecía sorprendido, qué cosas…), y agarré con fuerza el mástil del micrófono.

FOR THE LIVES THAT I TAKE… I AM GOING TO HELL
FOR THE LAWS THAT I BREAK, I AM GOING TO HELL
FOR THE LOVE THAT I HATE, I AM GOING TO HELL
FOR THE LIES THAT I MAKE, I AM GOING TO HELL

For the way I condescend and never lend a hand
My arrogance is making this head buried in the sand
For the souls I forsake… I am going to Hell!
- Married to the devil, you can hear the wedding bells ~

Finalmente, Alex pareció recuperar la cordura, pues repitió a coro conmigo las últimas palabras de la letra de la canción, antes de que los cuatro instrumentos de la banda comenzaran a resonar con fuerza hasta el final de la canción, cada vez más y más rápido, -dando una sensación de amenaza y peligro (?)- y acabando de forma repentina… Antes de volver a sonar con intensidad una última vez. Mi brazo se alzó en ese silencio hasta arriba del todo, y descendió para rasgar las cuerdas con brutalidad, maltratándolas.

El sonido fue amortiguándose poco a poco. Aparté, con un movimiento de cabeza los cabellos del flequillo que se habían quedado tapando el rostro, y miré con cierta expresión burlesca en la cara a una persona conocida entre el público, una persona del fondo que iba a acompañado por cuatro personas más… El emperador correspondió a mi mirada, aparentemente algo airado por mi comportamiento y por la rebeldía que demostraba hacia él… No me iba a retractar de mi “conquista” por el instituto, y él lo sabía, sabía que pronto nos íbamos a enfrentar los dos…

Dejé escapar un suspiro, antes de dejar escapar una suave risa que se coló por el micrófono al terminar la actuación. Todo el público enardeció en ese instante, gritando, vitoreando, alzando los brazos al aire, e incluso tirando alguna que otra cosa al escenario, no por desprecio, sino por admiración después de haber sido testigos del mini concierto de una sola canción que habíamos dado. Me volví entonces hacia los demás, me reuní con ellos, y les sonreí, demostrándoles que estaba más que satisfecha por el resultado. Mientras el telón del escenario se cerraba, Alex se acercó a mí, ahora visiblemente molesta.

- ¿Qué ha sido eso?-exclamó.

- Sí, ¿qué cojones ha sido eso?-la secundó Cinthia, apareciendo en el escenario y acercándose a nosotras con los brazos en jarras.

Mientras me descolgaba la guitarra del hombro y la guardaba en su funda, me encogí de hombros. Agarré una botella de agua que había dejado por allí y di un largo trago antes de suspirar y responder.

- Un pequeño jueguecito… Quería ver qué cara ponía Alex… Además, Cin-añadí al ver su rostro rojo por el enfado-. Tú y yo habíamos “cortado”, ¿recuerdas?

La rubia entrecerró los ojos, pero finalmente se obligó a serenarse y respiró hondo varias veces. Cuando se hubo tranquilizado, levantó las manos.

- Está bien, está bien… De verdad que eres una idiota con tus retorcidos experimentos… Da igual… Todo está listo ya, por si te lo preguntabas… Las divas consiguieron darle los somníferos a los profesores, y estos ya han caído dormidos al suelo; los hemos dejado en un rincón de la sala… El director no regresará hasta dentro de un buen rato, pues conseguimos que a su coche le fallara… Debe de ser porque robamos uno de esos cachivaches que hay en el capó.

- ¿Y las luces?-inquirí.

Por toda respuesta, el gimnasio se quedó repentinamente a oscuras, provocando gritos de indignación ente la masa de estudiantes que había al otro lado de las cortinas rojas. Sonreí de manera burlona, e hice crujir mis nudillos, antes de alargar un brazo hasta un Roy recién llegado, para agarrar entre los dedos un bate de baseball que me tendía.

- Que empiece el juego-murmuré, aferrándolo, mientras Cinthia salía afuera y, con una pistola de fogueo, disparaba al techo. Lo que sin duda, provocó que todo el mundo se asustara, y que comenzaran a salir por patas por las distintas entradas hasta el resto del instituto.

Con una retorcida sonrisa, finalmente me retiré la capucha de la cabeza, mostrando tal cual mi rostro maquillado a lo “joker”, con pintura blanca por toda la cara, pelo pintado de verde, ojos enmarcados en profundo negro, y labios rojos y alargados hasta las mejillas. Miré a Cinthia, ella me sonrió en cierta manera con complicidad. Si bien yo había elegido ser el joler, ella, sólo por ser mi mano derecha, se había maquillado a la perfección para dar el pego de Harley Quinn: Cara blanca, sombra de ojos negra, dos coletitas rubias, y por supuesto, corsé y pantalones de cuero de color negro y rojo.

Y todos los demás, todos los que no estuvieron tocando en el escenario, tenían pintas muy parecidas…  Rostros blancos, ojos oscuros, sonrisas inquietantes y rojas, pelos alborotados. Cuando en el gimnasio ya no quedaba casi nadie, le tendí a Cinthia el bate, y finalmente di la orden para avanzar… Salimos del gimnasio a los pasillos, todo mi inmenso grupo: góticos, emos, bullys… Y Cinthia y yo al frente, liderándolos. Miré al techo un momento, esperando con cierta ansia a que de la megafonía del colegio se encendiera…

Música de fondo:

- Presupongo que cerrásteis las puertas del colegio para que nadie salga-murmuré, cuando la canción elegida comenzó a sonar.

- Presupones bien, Z. Todo va según lo planeado.

Apenas asentí, y comencé a caminar por el pasillo, seguida por todos. Al principio poco alumno había, todos habían corrido hacia la salida… Pero cuando vieran que era imposible escapar de MI cárcel, pronto aparecerían, pues tampoco podían escapar por las ventanas, las aulas estaban cerradas… Nuestro campo de batalla serían los pasillos. Poco tiempo pasó, antes de que los primeros adversarios salieran a nuestro encuentro. Los deportistas del emperador, todo un pelotón de enormes hombres vestidos con los trajes de rugby. No nos detuvimos ni un momento, caminamos hacia ellos, impávidos, imparables… De repente, de un pasillo cruzado, lanzaron algo parecido a una bomba de humo (los nerds, seguramente. Debían de haberse dirigido allí una vez manipularon la grabación de la megafonía del colegio), obstaculizando así la visión a nuestros oponentes y haciéndoles toser. Extendí entonces un brazo hacia Cinthia, ella me tendió el bate que le exigía. Lo agarré con firmeza, con ambas manos, y cuando ya estábamos a unos pocos centímetros de los mastodontes, lo enarbolé en el aire, y le aticé con él a uno de ellos que se interpuso en mi camino. Los demás actuaron igual, sacaron sus armas, y allí se desató la primera batalla de esa guerra. Los deportistas no sabían de dónde les venían los golpes, y tampoco se paraban a pensar que, si salían de aquella nube, recuperarían la visión, por lo que pronto, en aquella zona del pasillo, no quedó ningún enemigo en pie.

- Emperor 0, Zayyn 1-musité, continuando por los corredores.

Apenas pasaron un par de minutos, cuando nos encontramos al segundo obstáculo en nuestra carrera. Sin embargo, esta vez no eran deportistas, era un grupo de insulsos alumnos que no pertenecían a ningún bando. ¿Se atrevían a hacerme frente? ¿A mí? ¿A la futura reina del colegio? Pobres almas desgraciadas… No duraron ni un minuto ante nuestra fuerza, acabaron en el suelo, doloridos por los golpes. Observé desde arriba a uno al que me había tocado “rematar”, y le sonreí con crueldad, antes de pasar un pie sobre él para seguir caminando.

- ¡Vamos, Shieldfield! ¡Muéstrate de una vez! ¡Enfréntate a mí, cobarde!

Dicho y hecho, si antes lo digo, antes sucede. Cuando grité esas palabas en uno de los pasillos que estaban llenos de taquillas, un pelotón de deportistas nos salió al paso… Pero ya no era un grupo reducido como el de antes, no… Esta vez era TODA la plantilla del instituto, con su líder al frente.

- Siento desilusionarte, Frozen. El emperador tiene asuntos más trascendentales que atender.

Me detuve frente a ellos, junto con Cinthia y los demás. Miré largamente a ese fracasado, pero con el odio brillando en mis ojos. Él hizo lo propio, junto con los suyos nos miró a todos, con esos diminutos y estúpidos ojos.

- Me sorprende que conozcas la palabra “trascendental”. ¿Dónde la has oído? ¿O te ha dicho tu jefe que digas exactamente eso?-le provoqué, agitando el bate sobre mi otra mano.

- Ya sabía lo que significaba, punk de mierda.

- Ya, claro-puse los ojos en blanco, antes de colocarme en posición y gritar-. ¡A por ellos!

Nuevamente, los nerds salieron en nuestra ayuda. En ocasiones puedo ser impulsiva, pero no soy idiota. Si nos enfrentábamos de frente a esos armarios con testosterona, no llegaríamos a contarlo, por lo que lo más inteligente era hacer una estrategia. Si les cegábamos, no verían, y si no veían, no tendrían más que golpear a ciegas… Lo que no solo significaba que no acertaran en sus objetivos, sino que también se zurraran entre ellos sin querer. Por ende, al igual que antes, los deportistas no sabían qué hacer, pero precisamente por ello, finalmente, después de tantos años, decidieron dar uso a sus cerebros. Sorprendentemente, cuando solo quedaban cinco, contando con el líder, se arrejuntaron los unos con los otros, quedándose en posición de círculo, para no tener puntos ciegos. Ese comportamiento me sorprendió, pero incluso así, los eliminaría del mapa. Llamé a Roy conmigo, y le susurré algo al oído. Él era fuerte, y yo también, si solo conseguíamos pasar a través de ellos para ir a buscar al emperador, entonces ya tendríamos todo el trabajo hecho… Pero necesitábamos distraer a los demás.

- Eliminadlos, ¡ya!-grité a los míos, mientras retrocedía con unos pasos por detrás de Roy. A mi orden, nadie, absolutamente nadie, se quedó atrás. Todos, deportistas, Bullys, emos y goticos, se enfrentaron en una encarnizada pelea, por el fracaso, o por la gloria…

Observé desde una prudente distancia como acontecía la batalla, y busqué permanentemente, por el momento perfecto para actual. Tan solo necesitaba que dos de los bullys se colocaran en línea recta y…

- ¡¡Ahora!!

Justo a tiempo, el gótico se agachó en el suelo, quedándose a cuatro patas sobre las baldosas. Frente a él, los dos bullys hicieron lo mismo, pero uno encima del otro, y así, usándolos como una escalera, fui impulsándome hacia arriba, saltando por encima a los deportistas, y cayendo hábilmente al otro lado. Para cuando los jugadores de rugby se dieron cuenta, yo ya corría lejos de ellos, y los míos los rodeaban para que no fueran en mi busca.

Recorrí lo que restaba de pasillo y giré hacia el siguiente. Sabía a ciencia cierta dónde estaba mi objetivo, seguramente regodeándose de mí unos pisos más arriba, así que no me iba a librar de subir varios tramos de escaleras. En el camino, me topé con más alumnos, muchos de ellos parecían pensar que aquella era una oportunidad única de atacarme, ganarme, y de hacerse con el poder de prácticamente todos los grupos del instituto, de modo que tampoco iba a poder evitar repartir hostias a diestro y siniestro. ¿Dejarme golpear por unos cualquiera? ¡Ja! Ni en sueños, monada.

- Apártate de mi camino, escoria-gruñí cuando un idiota quiso golpearme; simplemente esquivé, y en respuesta, incrusté mi puño en su cara, tumbándolo al suelo tras un desagradable crujido de su nariz. Después, continué ascendiendo, golpeando a cuantos idiotas humanos se me ponían por delante. Nada me iba a detener, no hasta que consiguiera lo que era mío.

Poco después, finalmente llegué al piso en cuestión, dejando un camino de gente tirada en el suelo a mi paso, todos los idiotas que habían intentado jugármela… Estaba cansada de repartir golpes, sudaba y jadeaba, pero no me rendí. Si hay algo que me caracterice, eso es mi cabezonería y mi insistencia, nunca me iba a dar por vencida… Eso era de débiles.

- Al parecer has venido a mí, y de una pieza-dijo una voz a mi espalda en el corredor. Me di la vuelta de un salto, y observé que, efectivamente, allí estaba el ricachón, pero como sospechaba, no se encontraba solo… Con él estaban los demás emperadores, rodeándole-. Pero de esta no te vas a librar, Frozen. Has llegado demasiado lejos. Vanessa no consiguió quitarte de en medio en su momento… Pero yo lo haré. Ya se sabe, si quieres que algo salga bien, tienes que hacerlo tú mismo.

- Deja de parlotear, capullo… -espeté, sacando mi navaja del bolsillo, al tiempo que me acercaba a él-. ¿Te crees más fuerte que yo? Mientras tu poder radica en el peloteo y el chantaje, el mío nace de mis puños… El dinero no te salvará ahora…

Mientras hacía girar mi cuchillo entre mis dedos, los demás emperadores vinieron a por mí. Se trataban de dos gemelos pelirrojos y pecosos, una chica morena, y un chico bajito y de aspecto casi infante. No me anduve con rodeos, si los cuatro venían a por mí, los cuatro recibirían de mi medicina…

- ¿Así que esto es a lo que tú llamas “hacerlo por ti mismo”? ¡Ja! No me hagas reír. Lo único que haces por ti mismo es dormir, seguro que ni te vistes tú solito… Y una vez más, con estos perros…-mientras hablando iba repartiendo golpes, esos emperadores estaban hechos de papel y ni siquiera eran capaces de hacerme cosquillas, pegaban como nenas- ¡Demuestras que siempre tienen que hacerte el trabajo!

Jadeé después de propinarle un golpe a la chica, la cual cayó dolida al suelo. La miré con una sonrisa, pasando un dedo por el cortante filo de Nyy, sopesando fríamente como descargarlo sobre ella… Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, la voz del líder emperador me hizo alzar la mirada hacia él.

- Por eso, ya te tengo contra las cuerdas, Frozen-dijo apuntándome con una pistola.

Abrí los ojos al máximo, helada y clavada en el sitio. Me había quedado tan anonadada por ello, que ni vi venir a los dos hermanos gemelos… Cada uno me agarró por un brazo, mientras que el pequeño se tiró al suelo y sostuvo como pudo mis dos tobillos. Me habían atrapado sin darme cuenta a tiempo de que todo había sido una distracción, la verdadera amenaza había estado unos metros más allá, en el bolsillo de Edward Shieldfield.

- Recuerda este día, como el día en el que al fin aniquilé a Zayyn Frozen Scarlet.

El sonido del disparo fue igual de rápido que el punzante dolor atravesante que recibí justo en el costado derecho. Solté un gemido, parpadeé varias veces, y me llevé una mano a la zona dolorida… Cuando me miré la palma, descubrí que, como había esperado, estaba empapada de sangre. Solté un alargado gemido de dolor, inclinándome para delante, pero pronto sentí un golpe en el mentón, y caí de espaldas al suelo, con un quejido.

- Al fin, al fin te ves como la basura que eres… Se siente bien, ¿verdad Zayyn? En el suelo como los restos… y como tal, tengo la obligación de sacarte a la calle.

- Hijo de puta…-murmuré, tendida en el suelo, obstaculizando la herida para evitar sangrar demasiado-.  Te voy a matar…

Recibí como respuesta una patada de Shieldfield en la cara. Ahora, además de un boquete en el costado, tenía la nariz rota.

- Dudo mucho que si quiera puedas levantarte con esa herida…-escuché otro disparo, y al girar un poco la cabeza, vi los restos de mi navaja… destrozada por la nueva bala. Apenas fueron un par de segundos lamentándome por el estado de mi amada arma, puesto que el líder emperador se agachó junto a mí, y con una sonrisa, me agarró de los cabellos-. Acéptalo, Frozen… Has perdido.

Apreté los dientes, furiosa. Mi vista se nublaba por momentos, pero al menos todavía era capaz de enfocar el asqueroso rostro de mi enemigo. Lo miré con rabia contenida, pero también por frustración. No solo no había conseguido mi objetivo, sino que un humano me había vencido…

¿De veras?

No… No podía simplemente rendirme… Resignarme a ese destino no era una opción, no iba a morir allí, no iba a ser derrotada de una manera tan sucia, todavía tenía muchas cosas que hacer en la vida. ¡Tenía quince años, mierda! ¡Ni en sueños!

Resoplé, indignada, y cuando me soltó el cabello, oculte el rostro entre los mechones del flequillo. El emperador se levantó y comenzó a alejarse, pero entonces, un grito de unos de sus compañeros, le hizo darse la vuelta para ver qué era aquello que lo había alarmado.

Aquello”, era nada menos que yo, rodeada de un aura rojiza y virulenta, que despedía una especie de cuadraditos brillantes por los cuatro costados. El digisoul de la sangre se movió según mis emociones, retorciéndose por encima de mi cabeza como una serpiente. Ellos eran humanos, no tenían nada que ver con los digimons, así que, el que de repente mi cuerpo estuviera brillando de esa forma, debía de tenerles alucinados, con el culo cerrado de la sorpresa.

- Jejeje… Así que crees que he perdido…-murmuré, haciendo caso omiso del dolor que me producía la herida de bala. Luego alcé la mirada y la clavé en él, haciéndolo sobrecoger al contacto visual… Mis ojos habían cambiado, seguían verdes, pero la pupila era alargada como la de una bestia, y la esclerótica blanca se había tornado negra…- ¿Qué pasa? ¿Ahora tienes miedo?

- ¡¿Qué cojones eres?!-chilló, alzando la pistola con brazos temblorosos-. ¡¿Qué cojones ereees?!

Mientras sus compañeros retrocedían, asustados, él descargó el cargador en mí, disparando múltiples balas que sin embargo se deshicieron al mero contacto con el digisoul. Les sonreí, y con una mueca de dolor, me metí dos dedos en la herida. Por suerte, el aura de datos disminuía un poco el dolor, pero aun así, tuve que hacer un gran esfuerzo para no gritar cuando conseguí sacar la bala de dentro. La sostuve entre dos dedos, y se la mostré a la altura de mis ojos.

- ¡Es un monstruo! ¡Corred!-exclamó uno de los gemelos al verlo, y apenas salió él pitando, le acompañaron los demás. No me preocupó que fueran a alertar a la gente de lo qe acababan de ver... Nadie les creería.

El emperador hizo ademán de seguirlos, pero entonces, aparecí justo delante de él, con una amplia sonrisa macabra. Lo agarré del cuello, y lo  levanté del suelo, elevándolo sobre mí. Él intentó salvarse, agarrando mi mano y arañándola, pero teniendo el digisoul actiivado nada que el hiciera podría hacerme daño. Incluso la herida del balazo, comenzó a sanarse, cuando un rayo de Sol se filtró entre las nubes, colándose después por una ventana. La runa de mi madre se iluminó con leve brillo azulado, desbloqueando su función al contacto con el rayo solar, y permitió mi lenta curación… Al sentirlo, amplié mi sonrisa.

- Soy tu pesadilla, Edward, y es hora de que desaparezcas de mi camino…

Obviamente, no pensaba matarlo; hacerlo sería contraproducente para mí… Me abrirían un expediente, y me meterían en un correccional… Eso en el mejor de los casos, porque también estaría en juego el prestigio de la empresa de mis padres, por no hablar de que sus proyectos saldrían a la luz en la prensa. Pero en cambio, sí que podía dejarlo moribundo, con un par de huesos rotos, y un recuerdo horrible de nuestro enfrentamiento… Tan terrible, que ese ricachón no querría ni acercase a mí… No lo volveríamos a ver por el instituto.
Tiré de él, y al acercarme a las escaleras, lo lancé al suelo del piso inferior a través de la barandilla

- Recuerda este día, como el día en el que CASI aniquilaste a Zayyn Frozen Scarlet-murmuré, observando el cuerpo inconsciente del ex-emperador. Después, cuando la sorprendida gente de alrededor se acercó a mirar, elevé los brazos-. ¡¡Ahora yo soy la emperatriz!! ¡¡ESTE INSTITUTO ES MÍO!!-comencé a reír, victoriosa. Finalmente lo había conseguido, después de tantos meses atacando, aguantando y planeando, me había alzado en lo más alto. Había tenido altibajos, pero eso no era algo que me frenara… Nadie podía conmigo.

- ¡¡¡FROZEN!!!-chilló una voz desde mi espalda-. ¡¡¡¡ESTAS EXPULSADA!!!!

Me quedé estática, la sonrisa se me congeló en la cara, al igual que el puño, que se mantenía quieto en el aire. Me di la vuelta lentamente. Tenía magulladuras por todos lados, pero eso no se comparó ni por un instante, con ver la figura del director del instituto a unos metros frente a mí... Al parecer había conseguido  llegar al instituto, pero no con el cuerpo entero. El hombre tenía el pelo revuelto, un ojo morado, y el traje roto por diversos lugares... Y la mirada furibunda.

Esta vez, ni siquiera el alcalde podría salvarme de la que había liado.

F*ck you! Episodio I: La chica con navaja y pelo rojo 2qmkuc7

- …Y así fue como me hice esta cicatriz…-le digo al chico frente a mí, concluyendo finalmente con mi historia-. Al día siguiente fui de noche y prendí fuego a todo el instituto como venganza.

Él tiene la boca abierta, como si se le hubiera descoyuntado la mandíbula, lo que me hace sonreír de manera burlona. Apuesto que cuando me dio cobijo en su casa la primera vez que me vio, no había pensado en el tipo de persona que era, o si suponía algún peligro para él. Ahora, nos hemos enamorado, él sabe en parte cómo soy, pero no como fui cuando tenía quince años… Y después de haber escuchado mi relato, es más que obvio que se había imaginado a una Zayyn normal, quizás algo rebelde… Pero ni de lejos se acercaba a la realidad.

Sin embargo, el chico de repente sonríe, y deja escapar una breve carcajada. Ante mi atenta y confundida mirada, se levanta, se acerca a un mueble con cajones, y regresa con una fotografía antigua de él de cuando debía de tener quince años también… Vestido del típico matón japones, de "bancho", como ellos lo llaman, y acompañado de otros chicos de aspecto semejante e intimidante. Abro la boca, sorprendida, y después le miro para pedirle explicaciones.

- Fue solo un año-dice Kenshi, encogiéndose de hombros y sentándose a mi lado, lo que sin duda, después de conocer que él también había tenido un lado oscuro en el pasado, hizo que me entraran ganas de abrazarlo y de llenarle la cara de besos.

- Y tan calladito te lo tenías…-murmulló con una píacra sonrisa, mientras entrelazo mi mano con la suya.


------------------------- Yeah, the end -------------------------


Aclaraciones:


  • Las partes cantadas son links que llevan a las canciones reales.

  • Colores:

    Zayyn: Firebrick

    Alex: #ff0000

    Cinthia: #ffcc00

    Líder deportista: #ff3300

    Líder emperador (Edward): #ffcc00

    Emperador 1: #ffff66

    Director: #00ff00

    Kenshi: #ff0000

  • Personajes e imágenes relevantes de la historia:

    Aspecto de Zayyn:

    Guitarra:
    Z/Joker:
    Cinthia/Harley Quinn:
    Ojos de Z al pelear contra el emperador:

    Cinthia:
    Líder deportista:
    Líder Emperador (Edward):


  • Agradecimientos a Kenshi por las muchas ideas que me ha dado xD
Zayyn
Zayyn
Admin
https://www.flickr.com/photos/126775221@N05/
Platinum Tamer


Death Knights


Stamp


Edad PJ :
22

Edad User :
31

Digienergia :
4899

Programas Terminal de Batalla :
  • Funciones Básicas
  • Armadura de Batalla
  • Almacenamiento

Objetos/Armas :
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